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Viaje por el Nilo
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Viaje por el Nilo
Recuerdo del primer mensaje :
La barca solar, hermosa y decorada finamente se presentaba en el puerto de Alejandría. Muy pocas veces en ese último tiempo se le había visto, pues era el transporte de la Reina Selene y por el último año, la reina se había protegido en dicha ciudad evitando los conflictos bélicos en que había caido Egipto y Roma. Decenas de remeros se encargaban de acercarla al puerto en donde se encontraba con un sequito real la reina Selene, más palida de costumbre por la falta de sueño del día anterior. Algunas mujeres abanicaban con plumas de pavo real y el resto se preocupaba que el sol no le diera en el cuerpo.
Al llegar la barca al puerto, ella y las damas se subieron. Atras, de cerca, venía un barco pesadamente armado, costumbre de guerra. Uno por delante, otro por detras. No podían dejar que la reina de Egipto se moviera por el Nilo sin protección alguna.
El barco solar era hermoso, lleno de lujosos detalles en oro, de telas que protegían del sol y una gran vela blanca. Aun asi, a pesar de que el día era hermoso... Selene tan sólo se reclino sobre aquel alargado asiento lleno de almohadas de seda esperando que llegaran sus invitados y escuchando la alegre melodía egipcia mientras se le servía vino y se le ofrecía uvas y otras frutas.
- Esperen que llegue el General Romano junto con Arianne... Rain debería estar en camino ya trayendo al segundo al mando, aquel que bebió de mi copa. - Desgranaba las uvas rosadas sin prisa, como si más que haber una guerra lo que en ese momento hubiese fuera un respiro... pues despues de todo... la bandera blanca entre ambos pueblos esaba ahi. Por ahora no eran realmente enemigos sino invitados de Egipto. - Cuando lleguen, dirijan el rumbo hacia Bahr Yussef... iremos a El Fayum.
- Ese es un viaje de dos o tres días benerada Reina. - Respondio uno de los oficiales de marina que guiarían el viaje protegiendola de cualquier daño, con un tono notorio de preocupación. - ¿Es prudente que deje Alejandría en esta condicion?
- Seth se encargará de la protección de Alejandría tal como se lo he encomendado. Si hay un lugar en donde es propio llegar a un acuerdo... es El Fayum. No quiero que esos perros vean a mi tierra en ruinas, sino que sus bocas se caigan se asombro al ver la riqueza de El Fayum.
- Muy bien mi señora. Nos disponemos a marchar en cuanto llegue el resto.
Selene siguió masticando lentamente las uvas mientras pensaba en lo que debería suceder ahora... un viaje con un hombre extraño que tendría el honor de estar tan cerca de ella por tres días. Confiaba en su seguridad pues Arianne estaría ahi y ella era realmente una experta en armas. Pero por otro lado... le preocupaba que sus invitados realmente sintieran Egipto recorrer por su piel. Que se enamoraran de su tierra tanto como la amaba ella.
La barca solar, hermosa y decorada finamente se presentaba en el puerto de Alejandría. Muy pocas veces en ese último tiempo se le había visto, pues era el transporte de la Reina Selene y por el último año, la reina se había protegido en dicha ciudad evitando los conflictos bélicos en que había caido Egipto y Roma. Decenas de remeros se encargaban de acercarla al puerto en donde se encontraba con un sequito real la reina Selene, más palida de costumbre por la falta de sueño del día anterior. Algunas mujeres abanicaban con plumas de pavo real y el resto se preocupaba que el sol no le diera en el cuerpo.
Al llegar la barca al puerto, ella y las damas se subieron. Atras, de cerca, venía un barco pesadamente armado, costumbre de guerra. Uno por delante, otro por detras. No podían dejar que la reina de Egipto se moviera por el Nilo sin protección alguna.
El barco solar era hermoso, lleno de lujosos detalles en oro, de telas que protegían del sol y una gran vela blanca. Aun asi, a pesar de que el día era hermoso... Selene tan sólo se reclino sobre aquel alargado asiento lleno de almohadas de seda esperando que llegaran sus invitados y escuchando la alegre melodía egipcia mientras se le servía vino y se le ofrecía uvas y otras frutas.
- Esperen que llegue el General Romano junto con Arianne... Rain debería estar en camino ya trayendo al segundo al mando, aquel que bebió de mi copa. - Desgranaba las uvas rosadas sin prisa, como si más que haber una guerra lo que en ese momento hubiese fuera un respiro... pues despues de todo... la bandera blanca entre ambos pueblos esaba ahi. Por ahora no eran realmente enemigos sino invitados de Egipto. - Cuando lleguen, dirijan el rumbo hacia Bahr Yussef... iremos a El Fayum.
- Ese es un viaje de dos o tres días benerada Reina. - Respondio uno de los oficiales de marina que guiarían el viaje protegiendola de cualquier daño, con un tono notorio de preocupación. - ¿Es prudente que deje Alejandría en esta condicion?
- Seth se encargará de la protección de Alejandría tal como se lo he encomendado. Si hay un lugar en donde es propio llegar a un acuerdo... es El Fayum. No quiero que esos perros vean a mi tierra en ruinas, sino que sus bocas se caigan se asombro al ver la riqueza de El Fayum.
- Muy bien mi señora. Nos disponemos a marchar en cuanto llegue el resto.
Selene siguió masticando lentamente las uvas mientras pensaba en lo que debería suceder ahora... un viaje con un hombre extraño que tendría el honor de estar tan cerca de ella por tres días. Confiaba en su seguridad pues Arianne estaría ahi y ella era realmente una experta en armas. Pero por otro lado... le preocupaba que sus invitados realmente sintieran Egipto recorrer por su piel. Que se enamoraran de su tierra tanto como la amaba ella.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
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Capullo de Rosa
Cantidad de envíos : 342
Re: Viaje por el Nilo
Esperaba una respuesta mas rapida por parte de aquella chica, pero en cambio se quedo mirandome y se refiero a mi de una manera un tanto extraña. Podia ver sus grandes ojos con el iris de color marron claro abiertos mirandome, de nuevo esa extraña sensacion, que pasaba.. si no la conocia de nada...
Yo...?
Pero antes de que respondiera tomo mi parte superior de la ropa que me habia quitado y se dio la vuelta, no queria entrometerme en lo que no me llamaba asi que no insisti mas con el tema. Luego de eso muy amablemente se dio la vuelta para que me dejara cambiarme libremente, asi pues me fui quitando la parte superior y todo lo que cubria mi cuerpo, por mis gemelos perfectamente marcados tambien caian gotas de sudor... necesitaba ya la ducha...
Me di cuenta que aun faltaba algo, era mi cinta la cual estaba atada a mi muñeca, no podia llevarla en la frente asi que cuando nadie me vio la coloque en mi muñeca, no queria que se mojara asi que mire hacia los lados pensando donde ponerla, estime que el unico sitio posible era justo al lado de donde iba a bañarme
Ire entrando en el agua para que pueda volver a darse la vuelta...
Comence a andar y mi cuerpo fue entrando poco a poco en ese agua tan tibia y relajante, suspire al sentir el tacto del liquido en mi piel... se sentia tremendamente bien, deje caer mi cuerpo que me cubria hasta los pectorales, apoye uno de mis brazos en el borde de aquella terma... y con la otra mano heche algo de agua sobre mis cabellos que cain en mi rostro y un poco en los hombros pegandose por la humedad...
En comparacion a los demas dijo? A que se refiere con ese señorita?
Me hice el desentendido, pero es que me habia sorprendido, como sabia ella esos detalles mios, sabia que yo era diferente al tipico soldado romano, es mas , intentaba ir contra los malos metodos de los demas, y ella habia dado justo en el clavo, quien era esta interesante mujer que parecia mirar dentro de mi...
Yo...?
Pero antes de que respondiera tomo mi parte superior de la ropa que me habia quitado y se dio la vuelta, no queria entrometerme en lo que no me llamaba asi que no insisti mas con el tema. Luego de eso muy amablemente se dio la vuelta para que me dejara cambiarme libremente, asi pues me fui quitando la parte superior y todo lo que cubria mi cuerpo, por mis gemelos perfectamente marcados tambien caian gotas de sudor... necesitaba ya la ducha...
Me di cuenta que aun faltaba algo, era mi cinta la cual estaba atada a mi muñeca, no podia llevarla en la frente asi que cuando nadie me vio la coloque en mi muñeca, no queria que se mojara asi que mire hacia los lados pensando donde ponerla, estime que el unico sitio posible era justo al lado de donde iba a bañarme
Ire entrando en el agua para que pueda volver a darse la vuelta...
Comence a andar y mi cuerpo fue entrando poco a poco en ese agua tan tibia y relajante, suspire al sentir el tacto del liquido en mi piel... se sentia tremendamente bien, deje caer mi cuerpo que me cubria hasta los pectorales, apoye uno de mis brazos en el borde de aquella terma... y con la otra mano heche algo de agua sobre mis cabellos que cain en mi rostro y un poco en los hombros pegandose por la humedad...
En comparacion a los demas dijo? A que se refiere con ese señorita?
Me hice el desentendido, pero es que me habia sorprendido, como sabia ella esos detalles mios, sabia que yo era diferente al tipico soldado romano, es mas , intentaba ir contra los malos metodos de los demas, y ella habia dado justo en el clavo, quien era esta interesante mujer que parecia mirar dentro de mi...
Edward- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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Defensa :
Absorción Dorada
Cantidad de envíos : 381
Re: Viaje por el Nilo
Mientras me encontraba de espaldas podía escuchar con claridad los sonidos que hacía al quitarse la ropa, incluso en el momento cuando su cuerpo se sumergía sobre el agua. Mis manos sujetaban con fuerza sus prendas conteniéndola contra mi pecho por la gran similaridad que tenía su voz… me mantuve firme para no descubrirme del todo…
Pensé con cuidado la respuesta aunque dejando posibles pistas de quien era realmente, si es la persona que me brindo su compañía desde mi encierro, podría reconocerme. Levantaba la mirada sonriéndole sin tener ninguna opción más.
Pues para que nuestra reina se haya tomado la molestia de que alguien la acompañara durante el transcurso de este viaje debe denotar que hay un gran interés no cree?
Terminaba de levantar las últimas prendas las cuales doblaba colocándolas sobre una de las mesas y tomando otras ropas limpias que le sentarían más cómodas. Tomaba algunas esencias arrodillándome justo a su lado, lograba ver una cinta la cual estaba al borde del agua, opte por tomarla atándola al nivel de mi hombro para que no se mojara, hecho esto untaba mis manos con una de las botellas que contenía un aceite, apenas despedía una ligera fragancia, pase a colocarme tras su espalda y con mucho cuidado comenzaba a masajear sus hombros.
Espero no sea muy atrevido de mi parte si hago esto.. –respondí un tanto seria continuando con ese movimiento, mis dedos resbalaban continuamente sobre su piel haciendo ahora movimientos ondulantes- debe ser difícil para usted estar separado de su hogar… me imagino que estará feliz por volver nuevamente… - pequeños comentarios dejaban salir a luz lo que había aprendido de aquellas historias que me había contado con tanta nostalgia, mi rostro se mantenía lo más sereno posible a pesar del odio que había generado contra los romanos. Me detuve apoyando mis manos sobre sus hombros después de lo que dije intencionalmente…
El vapor se levantaba a medida que conseguía una nueva botella, dejando caer unas sales para que se sintiera aun más cómodo, sobre mis manos juntaba más agua dejándola caer sobre él para cubrirlo por completo, reclinaba mi cuerpo tratando de alcanzar su torso y bañarlo, sin pensarlo no tome en cuenta que mojaría mi vestido por su espalda dejando que se transparentara algo de mi piel. Mis ojos se cruzaron con los suyos, debía admitir que extrañaba su compañía…
Puedo saber cuál es su nombre?
Esta vez dejaría a un lado mi desinterés…
Pensé con cuidado la respuesta aunque dejando posibles pistas de quien era realmente, si es la persona que me brindo su compañía desde mi encierro, podría reconocerme. Levantaba la mirada sonriéndole sin tener ninguna opción más.
Pues para que nuestra reina se haya tomado la molestia de que alguien la acompañara durante el transcurso de este viaje debe denotar que hay un gran interés no cree?
Terminaba de levantar las últimas prendas las cuales doblaba colocándolas sobre una de las mesas y tomando otras ropas limpias que le sentarían más cómodas. Tomaba algunas esencias arrodillándome justo a su lado, lograba ver una cinta la cual estaba al borde del agua, opte por tomarla atándola al nivel de mi hombro para que no se mojara, hecho esto untaba mis manos con una de las botellas que contenía un aceite, apenas despedía una ligera fragancia, pase a colocarme tras su espalda y con mucho cuidado comenzaba a masajear sus hombros.
Espero no sea muy atrevido de mi parte si hago esto.. –respondí un tanto seria continuando con ese movimiento, mis dedos resbalaban continuamente sobre su piel haciendo ahora movimientos ondulantes- debe ser difícil para usted estar separado de su hogar… me imagino que estará feliz por volver nuevamente… - pequeños comentarios dejaban salir a luz lo que había aprendido de aquellas historias que me había contado con tanta nostalgia, mi rostro se mantenía lo más sereno posible a pesar del odio que había generado contra los romanos. Me detuve apoyando mis manos sobre sus hombros después de lo que dije intencionalmente…
El vapor se levantaba a medida que conseguía una nueva botella, dejando caer unas sales para que se sintiera aun más cómodo, sobre mis manos juntaba más agua dejándola caer sobre él para cubrirlo por completo, reclinaba mi cuerpo tratando de alcanzar su torso y bañarlo, sin pensarlo no tome en cuenta que mojaría mi vestido por su espalda dejando que se transparentara algo de mi piel. Mis ojos se cruzaron con los suyos, debía admitir que extrañaba su compañía…
Puedo saber cuál es su nombre?
Esta vez dejaría a un lado mi desinterés…
Seiren- Amazona Dorada
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Anillos de voltaje
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Re: Viaje por el Nilo
Disfrutaba del agua, de el vapor que se estaba comenzando a concentrar en aquel sitio por el agua tibia donde me encontraba metido de pecho hacia debajo. Una vez entre al agua la chica comenzo a moverse ya que ahora si podia mirar, sentia como se movia de un lado a otro, tomando la ropa y otros utensilios mientras yo seguia con los ojos bien cerrados en un estado de relajacion maxima.
El intereses de su emperatriz debe ser por que desea la paz de su reino. Es lo que yo creo, aunque a veces parecia otra situacion mas alla que un simple trato de paz..
Pense en las provocaciones nose si indirectas de Selene, eso era algo que me confundia y sobre todo por que aun andaba medio ebrio por todo el alchol que me habia ofrecido por el dia, eso no hacia descontrolarme aun pero si estar algo mas confiado, en mis mejillas se podia notar ese color rosado que me habia provodado el vino y la cerveza...
Senti un frio en mis hombros que me dio un enorme escalofrio, al principio fue una sensacion de rechazo por el contraste de calor a frio, pero a medida que los masajes de aquellas manos suaves se hacian mas constantes notaba como la opresion de mis musculos se iba relajando cada vez mas...
Tranquila esta bien asi, aun tengo los musculos algo tensos despues de tantos meses sin poder relajarme.
Comenzaba a hechar unas sales que hacian que me sintiera aun mejor, y luego despues del gran masaje en la espalda hecho algo de agua sobre mi cabeza que hacia que mi cabello se mojara aun mas cayendo aun mas, heche mi cabeza hacia adelante y las gotas caian al agua haciendo ondulaciones en ella.
Hecho de menos la tranquilidad de mi hogar, el prado.. el rio... mirar el cielo infinito... hecho de menos todo eso si. Aunque quizas ahora me sea imposible volver a esa tranquilidad... depende de lo que ocurra aqui en Egipto estare feliz de volver o en cambio sera una pesadilla para mi.
Me sentia tan bien con esas manos tocando mi cuerpo para relajarlo que ni me percataba que era raro que ella supiera que llevaba mucho tiempo lejos de Roma. Ademas de la bebida que hacia que estuviera menos perspicaz...
Se comenzaba a levantar un vapor que hacia algunas zonas de la carpa menos visible, y la chica se apoyo en mi colocando su cabeza al lado de la mia, ahora estaba pasando sus manos por mi pecho que tambien se comenzaba a sentir bien y limpio, mire hacia su lado y nuestras miradas se cruzaron.
Me llamo Edward, soy uno de los generales de Roma. Y como debo llamarte a ti?
Esa chica estaba siendo la mas amable que habia visto alli, en excepcion de Selene, las otras no deseaban hablar conmigo, solo estaban paara vigilarme conteniendo sus ganas de matarme, al menos esta chica estaba siendo amable y su manera de lavar era relajante. Volvi a cerrar los ojos cansado, y apoye mi cabeza hacia atras en su cuerpo, dandole la facilidad que llegara bien a mi pecho.
El intereses de su emperatriz debe ser por que desea la paz de su reino. Es lo que yo creo, aunque a veces parecia otra situacion mas alla que un simple trato de paz..
Pense en las provocaciones nose si indirectas de Selene, eso era algo que me confundia y sobre todo por que aun andaba medio ebrio por todo el alchol que me habia ofrecido por el dia, eso no hacia descontrolarme aun pero si estar algo mas confiado, en mis mejillas se podia notar ese color rosado que me habia provodado el vino y la cerveza...
Senti un frio en mis hombros que me dio un enorme escalofrio, al principio fue una sensacion de rechazo por el contraste de calor a frio, pero a medida que los masajes de aquellas manos suaves se hacian mas constantes notaba como la opresion de mis musculos se iba relajando cada vez mas...
Tranquila esta bien asi, aun tengo los musculos algo tensos despues de tantos meses sin poder relajarme.
Comenzaba a hechar unas sales que hacian que me sintiera aun mejor, y luego despues del gran masaje en la espalda hecho algo de agua sobre mi cabeza que hacia que mi cabello se mojara aun mas cayendo aun mas, heche mi cabeza hacia adelante y las gotas caian al agua haciendo ondulaciones en ella.
Hecho de menos la tranquilidad de mi hogar, el prado.. el rio... mirar el cielo infinito... hecho de menos todo eso si. Aunque quizas ahora me sea imposible volver a esa tranquilidad... depende de lo que ocurra aqui en Egipto estare feliz de volver o en cambio sera una pesadilla para mi.
Me sentia tan bien con esas manos tocando mi cuerpo para relajarlo que ni me percataba que era raro que ella supiera que llevaba mucho tiempo lejos de Roma. Ademas de la bebida que hacia que estuviera menos perspicaz...
Se comenzaba a levantar un vapor que hacia algunas zonas de la carpa menos visible, y la chica se apoyo en mi colocando su cabeza al lado de la mia, ahora estaba pasando sus manos por mi pecho que tambien se comenzaba a sentir bien y limpio, mire hacia su lado y nuestras miradas se cruzaron.
Me llamo Edward, soy uno de los generales de Roma. Y como debo llamarte a ti?
Esa chica estaba siendo la mas amable que habia visto alli, en excepcion de Selene, las otras no deseaban hablar conmigo, solo estaban paara vigilarme conteniendo sus ganas de matarme, al menos esta chica estaba siendo amable y su manera de lavar era relajante. Volvi a cerrar los ojos cansado, y apoye mi cabeza hacia atras en su cuerpo, dandole la facilidad que llegara bien a mi pecho.
Edward- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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AD - Flecha Sonica (750)
Defensa :
Absorción Dorada
Cantidad de envíos : 381
Re: Viaje por el Nilo
Observaba detenidamente las acciones de Selene, cada movimiento era pefecto y sincronizado, ella se encontraba coordinando y planificando los próximos eventos para la mañana siguiente, permanecí de pie, solo me dedicaba a contemplarla y aprender de ella, aún sabiendo que Selene me consideraba la mujer más culta e inteligente de todo Egipto, no había comparación en lo que ella era y representaba para mi y para todo un pueblo. Los hombres y mujeres salieron de la tienda luego de un ademán de su parte quedando solo ella y yo. Le exponía mis inquietudes y molestias mientras ella estudiaba mapas y comentaba sobre la manera de ir finalmente a El Fayum.
Sonreí cuando me retaba de cierto modo sobre mis pensamientos, con tono cálido acercándome a ella mientras ella trazaba rutas sobre el mapa y comenzaba a escribir una carta dije: - Sabes bien que eres la única que puede saber, interpretar y descubrir el verdadero significado de mis pensamientos… Tomé aire, guardando silencio, no quería abusar de mi posición y de su manera de tratarme tan personal, me alejé un poco de ella y repliqué: - No cuestiono tu manera de actuar, nunca ha sido mi propósito, pero si es mi función aconsejarte y sabes que como Egipcia, amiga y hermana no tolero que ningun hombre se te acerque si no está a la altura de tu poder y divinidad y antes de ponerte tú como ofrenda o bien sacrificarte por Egipto, lo haré primero yo. En ese momento Selene se acercó dejando el papel escrito sobre la mesa debidamente doblado, sonreía picaramente sabía bien que significaba ello, frente a mí llevé mis manos a su rostro sacando todas aquellas pesadas joyas, mis ojos se perdían en los suyos, mis manos de manera automática continuaban su labor de despojarle todas aquellas prendas lujosas, mientras ella compartía conmigo sus pensamientos, simplemente suspiré la gran parte de los problemas que teníamos en este último año tenían nombre propio, la única víbora que sería capaz de destruir nuestro pueblo, el que alguna vez fue su propio pueblo, sería nada más y nada menos que Diva.
Continué suspirando, Selene conocía bien mi posición con respecto a su hermana, la muerte era lo único que podría liberar y librar a este mundo de la mayor de las brujas y hechiceras. Mis pensamientos fueron perturbados en el momento en que la suave y delicada piel de sus dedos tocaba y acariciaba mi mejilla, llevé mi mano a posarla sobre la suya, la apreté con ternura, sus labios se acercaban a los mios para susurrarme que hoy por esta noche no era más una de sus sirvientes, quería de mi compañía, quería que disfrutará del viaje pero bien me conocía ella que mi preocupación era ella misma.
Sonreí luego de su beso y sus palabras, nadie y mucho menos un hombre me separaría de ella, primero entregaría mi vida a Anubis antes que me alejaran de mi mayor responsabilidad y tesoro. Me dio la espalda indicándome que le retirara lo que faltaba tanto joyas como las mismas telas para tomar el baño, mis manos se deslizaban delicadamente sobre sus hombros y espalda, retirando cualquier obstáculo, su piel se sentía tibia y tersa, completamente desnuda ingresó a la bañera dispuesta para su baño, deposité aceites y sales relajantes en el agua caliente mientras con una pequeña vasija descargaba agua mojando sus negros cabellos que se adherían a su hermosa piel, mis manos tomaron una esponja que lavaría su espalda, la impregné de aquel mismo aceite de lavanda que había usado para el agua y deslizándola con delicadeza, esparcía aquel líquido para perfumar su tez, mis manos masajeaban sus hombros y brazos y del mismo modo lavaban sus cabellos sedosos, una nueva descarga de agua, limpiando alguna suciedad, una nueva mezcla para acondicionar y proteger cada ebra de su cabello y piel preparaba para dejarla impecable. Ingresé en la gran bañera mojando las telas del vestido que llevabapuesto, adheriendose éstas como una segunda piel, transparentándose todo al fin y al cabo era Selene la única que conocía bien mi cuerpo, tomé sus piernas y la misma labor que hice con sus hombros y brazos realicé, masajeando uno a uno sus dedos, deshaciéndome del posible cansancio que pudiera sentir. El tiempo pasaba lentamente, el agua caía desde su cabeza humedeciando más aquellos cabellos negros, despejé mechones de su rostro mientras ambas terminabamos de tomar y disfrutar de aquel baño caliente.
El baño terminó tomé una tela para cubrir y secar el cuerpo de Selene, sequé su espalda, la dejé un momento a solas mientras salía unos pasos de la tienda y dejaba indicaciones claras de deshacerse del agua de la tina, ingresé y Selene se encontraba ajustando la nueva vestimenta, algo fresco y adecuado para pasar la noche en Gizah, por mi parte retirándome al otro extremo de la gran tienda, me saqué la ropa humeda y tomé uno de mis vestidos, era de color rojo intenso, del mismo color que el vestido que ahora mismo llevaba puesto Selene, lo arreglé con prisa pero con gran habilidad y maestría dejándome prolija, me apresuré para adornar su cuerpo, seleccioné una preciosa peluca que era digna de nuestra Diosa, un añadido en mostacillas de lapiz lazuli que resaltaba sus hermosos ojos y el maquillaje imponente; tomé un tocado delicado y liviano y lo posé sobre su frente, adorné su cuello con una gran y gruesa gargantilla de oro blanco y oro negro, sus brazaletes y anillos, finalmente puse su calzado. Nuestra Diosa y Reina estaba lista, yo terminé de organizarme, tomando joyas parecidas a las de la reina, peiné mis cabellos, dispuse mi propia peluca oscura en mostacillas de Onix, me había sacado mi trenzado característico y conservaba los cabellos sueltos. Arianne y Selene como dos gotas de agua, un ojo entrenado podía solo dar con las diferencias.
Las mujeres entraron a la tienda, retirando el agua de la bañera, salí primero para dejar luego salir a Selene, cuatro hombres sosteniendo un posadera de transporte, dejaban que nuestra Soberana tomara asiento en ella y la llevaban a su respectivo lugar para disfrutar de las festividades, de la comida, bebida y el baile. La noche sería larga y sería fructifera.
Me retiré de aquel lugar, ahora mismo debía ir en busca del invitado de honor de nuestra reina, sabía que Seiren se estaba encargando de las necesidades del Romano, pregunté a dos escoltas que estaban asignados para custodiar al General su emplazamiento, tomé marcha y sin tardar mucho encontré a los dos que estaba buscando.
Seiren se encontraba masajeando al romano, en medio de una conversación un tanto intima, me puse al lado izquierdo de Seiren, una posición erecta y amenazante, mi molestia no se hizo tardar en manifestarse, mi mirada fría y despiadada, mis ojos inquisidores sobre Seiren, expresé: - Seiren... espero que tus labores no tarden… más!!!
Caminé dando un par de pasos, poniendome frente al General Romano, dedicándole una mirada tan fría y despreciable a la que le dí a Seiren, le dije: - La Emperatriz Selene lo espera, será mejor que no la haga esperar.
Permanecí allí, frente a los dos, esperando que ambos terminaran aquel baño, ahora mismo sería yo quien custodiaría y me aseguraría de la vida y estadía del romano.
Sonreí cuando me retaba de cierto modo sobre mis pensamientos, con tono cálido acercándome a ella mientras ella trazaba rutas sobre el mapa y comenzaba a escribir una carta dije: - Sabes bien que eres la única que puede saber, interpretar y descubrir el verdadero significado de mis pensamientos… Tomé aire, guardando silencio, no quería abusar de mi posición y de su manera de tratarme tan personal, me alejé un poco de ella y repliqué: - No cuestiono tu manera de actuar, nunca ha sido mi propósito, pero si es mi función aconsejarte y sabes que como Egipcia, amiga y hermana no tolero que ningun hombre se te acerque si no está a la altura de tu poder y divinidad y antes de ponerte tú como ofrenda o bien sacrificarte por Egipto, lo haré primero yo. En ese momento Selene se acercó dejando el papel escrito sobre la mesa debidamente doblado, sonreía picaramente sabía bien que significaba ello, frente a mí llevé mis manos a su rostro sacando todas aquellas pesadas joyas, mis ojos se perdían en los suyos, mis manos de manera automática continuaban su labor de despojarle todas aquellas prendas lujosas, mientras ella compartía conmigo sus pensamientos, simplemente suspiré la gran parte de los problemas que teníamos en este último año tenían nombre propio, la única víbora que sería capaz de destruir nuestro pueblo, el que alguna vez fue su propio pueblo, sería nada más y nada menos que Diva.
Continué suspirando, Selene conocía bien mi posición con respecto a su hermana, la muerte era lo único que podría liberar y librar a este mundo de la mayor de las brujas y hechiceras. Mis pensamientos fueron perturbados en el momento en que la suave y delicada piel de sus dedos tocaba y acariciaba mi mejilla, llevé mi mano a posarla sobre la suya, la apreté con ternura, sus labios se acercaban a los mios para susurrarme que hoy por esta noche no era más una de sus sirvientes, quería de mi compañía, quería que disfrutará del viaje pero bien me conocía ella que mi preocupación era ella misma.
Sonreí luego de su beso y sus palabras, nadie y mucho menos un hombre me separaría de ella, primero entregaría mi vida a Anubis antes que me alejaran de mi mayor responsabilidad y tesoro. Me dio la espalda indicándome que le retirara lo que faltaba tanto joyas como las mismas telas para tomar el baño, mis manos se deslizaban delicadamente sobre sus hombros y espalda, retirando cualquier obstáculo, su piel se sentía tibia y tersa, completamente desnuda ingresó a la bañera dispuesta para su baño, deposité aceites y sales relajantes en el agua caliente mientras con una pequeña vasija descargaba agua mojando sus negros cabellos que se adherían a su hermosa piel, mis manos tomaron una esponja que lavaría su espalda, la impregné de aquel mismo aceite de lavanda que había usado para el agua y deslizándola con delicadeza, esparcía aquel líquido para perfumar su tez, mis manos masajeaban sus hombros y brazos y del mismo modo lavaban sus cabellos sedosos, una nueva descarga de agua, limpiando alguna suciedad, una nueva mezcla para acondicionar y proteger cada ebra de su cabello y piel preparaba para dejarla impecable. Ingresé en la gran bañera mojando las telas del vestido que llevabapuesto, adheriendose éstas como una segunda piel, transparentándose todo al fin y al cabo era Selene la única que conocía bien mi cuerpo, tomé sus piernas y la misma labor que hice con sus hombros y brazos realicé, masajeando uno a uno sus dedos, deshaciéndome del posible cansancio que pudiera sentir. El tiempo pasaba lentamente, el agua caía desde su cabeza humedeciando más aquellos cabellos negros, despejé mechones de su rostro mientras ambas terminabamos de tomar y disfrutar de aquel baño caliente.
El baño terminó tomé una tela para cubrir y secar el cuerpo de Selene, sequé su espalda, la dejé un momento a solas mientras salía unos pasos de la tienda y dejaba indicaciones claras de deshacerse del agua de la tina, ingresé y Selene se encontraba ajustando la nueva vestimenta, algo fresco y adecuado para pasar la noche en Gizah, por mi parte retirándome al otro extremo de la gran tienda, me saqué la ropa humeda y tomé uno de mis vestidos, era de color rojo intenso, del mismo color que el vestido que ahora mismo llevaba puesto Selene, lo arreglé con prisa pero con gran habilidad y maestría dejándome prolija, me apresuré para adornar su cuerpo, seleccioné una preciosa peluca que era digna de nuestra Diosa, un añadido en mostacillas de lapiz lazuli que resaltaba sus hermosos ojos y el maquillaje imponente; tomé un tocado delicado y liviano y lo posé sobre su frente, adorné su cuello con una gran y gruesa gargantilla de oro blanco y oro negro, sus brazaletes y anillos, finalmente puse su calzado. Nuestra Diosa y Reina estaba lista, yo terminé de organizarme, tomando joyas parecidas a las de la reina, peiné mis cabellos, dispuse mi propia peluca oscura en mostacillas de Onix, me había sacado mi trenzado característico y conservaba los cabellos sueltos. Arianne y Selene como dos gotas de agua, un ojo entrenado podía solo dar con las diferencias.
Las mujeres entraron a la tienda, retirando el agua de la bañera, salí primero para dejar luego salir a Selene, cuatro hombres sosteniendo un posadera de transporte, dejaban que nuestra Soberana tomara asiento en ella y la llevaban a su respectivo lugar para disfrutar de las festividades, de la comida, bebida y el baile. La noche sería larga y sería fructifera.
Me retiré de aquel lugar, ahora mismo debía ir en busca del invitado de honor de nuestra reina, sabía que Seiren se estaba encargando de las necesidades del Romano, pregunté a dos escoltas que estaban asignados para custodiar al General su emplazamiento, tomé marcha y sin tardar mucho encontré a los dos que estaba buscando.
Seiren se encontraba masajeando al romano, en medio de una conversación un tanto intima, me puse al lado izquierdo de Seiren, una posición erecta y amenazante, mi molestia no se hizo tardar en manifestarse, mi mirada fría y despiadada, mis ojos inquisidores sobre Seiren, expresé: - Seiren... espero que tus labores no tarden… más!!!
Caminé dando un par de pasos, poniendome frente al General Romano, dedicándole una mirada tan fría y despreciable a la que le dí a Seiren, le dije: - La Emperatriz Selene lo espera, será mejor que no la haga esperar.
Permanecí allí, frente a los dos, esperando que ambos terminaran aquel baño, ahora mismo sería yo quien custodiaría y me aseguraría de la vida y estadía del romano.
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Re: Viaje por el Nilo
Casi abrazaba completamente a ese hombre con la finalidad de querer saber su nombre, me quede algo perpleja ya que era bastante difícil de creer que alguien de tan alto rango haya sido precisamente la persona que se ocupaba de mí desde mi encierro. Su cabeza caía sobre mi busto humedeciéndolo con su cabello, realmente se veía agotado, suspire levemente continuando con su baño, mis brazos lo rodeaban dejando que se relajara ya que incluso para mí otorgarles demasiada atención a hombres que habían iniciando la guerra me resultaba sospechoso pero si así eran los deseos de nuestra reina no se debía de cuestionar las razones por las que lo hacía.
Una de mis manos se alejaba de su torso para peinar sus cabellos lentamente, una ligera sonrisa se marcaba sobre mis labios por la situación en la que me encontraba varada. Siempre odié el trato exagerado a personas que no se merecían nada de nuestro respeto, al menos yo si estaba segura de algo, que era la misma persona que cuido de mí aunque también no podía olvidar que fue la primera que hizo que la desgracia de Egipto cayera sobre nosotros. Me detuve por unos instantes más confundida por lo todo lo que pensaba, cuando quise responderle cuál era mi nombre justo llegaba Arianne para llamar totalmente mi atención, volvía mi mirada notando su molestia, asentía con la cabeza separándome del General, no sin antes susurrarle un mensaje corto al oído del hombre…
Hemos quedado a mano…
Miraba de frente a Arianne para dejarle en claro que no temía de su presencia, como si no fuera suficiente lo que he vivido para que alguien más llegase y tratara de intimidarme. Cruzaba para conseguir las cosas que necesitaba para terminar con todo, regresaba con una tela en mis manos interponiéndome justo entre ellos, extendía la tela frente al General para que ninguno lograba ver más de la cuenta, lo abrazaba para cubrir su cuerpo y ayudarlo a salir de ahí dirigiéndonos al otro extremo de la carpa dejando a la mujer detrás mientras esperaba a que terminara. Detuve la tela justo por la cintura de Edward y tomando en seguida una mas con la que secaba el resto de su cuerpo descubierto, con sumo cuidado limpiaba su rostro, pasaba por encima de su cabeza eliminando el exceso de agua. Todo lo hacía de manera tan rápida que no quería volver a escuchar ninguna inconformidad en la voz de Arianne, de inmediato tomaba la prenda superior para cubrirlo, ahora solo faltaba la parte baja y estaría listo.
Lo miraba directamente a los ojos, pasaba justo por detrás de su espalda dejando resbalar mis manos sobre su abdomen, cerraba los ojos recargando mi frente sobre su cuerpo y sosteniendo la tela me separe para secar sus piernas, todo aquello lo lograba guiada por el tacto así no tendría que ver donde me dirigía para terminar con mi tarea. Podía sentir el peso de la tela por la humedad, me levantaba dándole la espalda para cubrirlo de inmediato con el resto de las prendas. Con gentileza lo empuje para que se sentara sobre el mueble y colocarle las sandalias…
Por ningún motivo quise volver a hablarle, no quería que ella se enterara de la relación que mantuve con el general. Si estaba en lo cierto terminaría por reconocerme pero no era el momento indicado para tal hazaña, siempre miraba alerta de que no se acercara, como último intento termine por llevar un adorno y sujetarlo sobre su torso.
Debe de ser cuidadoso si quiere recuperar totalmente su libertad ya que en vista de la situación tanto para Roma y para Egipto se han vuelto su propio enemigo… General manténgase alerta… -termine de susurrar esa frase para retomar mi posición.- Esta listo mi señora…- ahora dependería de él para mantenerse a salvo.
Una de mis manos se alejaba de su torso para peinar sus cabellos lentamente, una ligera sonrisa se marcaba sobre mis labios por la situación en la que me encontraba varada. Siempre odié el trato exagerado a personas que no se merecían nada de nuestro respeto, al menos yo si estaba segura de algo, que era la misma persona que cuido de mí aunque también no podía olvidar que fue la primera que hizo que la desgracia de Egipto cayera sobre nosotros. Me detuve por unos instantes más confundida por lo todo lo que pensaba, cuando quise responderle cuál era mi nombre justo llegaba Arianne para llamar totalmente mi atención, volvía mi mirada notando su molestia, asentía con la cabeza separándome del General, no sin antes susurrarle un mensaje corto al oído del hombre…
Hemos quedado a mano…
Miraba de frente a Arianne para dejarle en claro que no temía de su presencia, como si no fuera suficiente lo que he vivido para que alguien más llegase y tratara de intimidarme. Cruzaba para conseguir las cosas que necesitaba para terminar con todo, regresaba con una tela en mis manos interponiéndome justo entre ellos, extendía la tela frente al General para que ninguno lograba ver más de la cuenta, lo abrazaba para cubrir su cuerpo y ayudarlo a salir de ahí dirigiéndonos al otro extremo de la carpa dejando a la mujer detrás mientras esperaba a que terminara. Detuve la tela justo por la cintura de Edward y tomando en seguida una mas con la que secaba el resto de su cuerpo descubierto, con sumo cuidado limpiaba su rostro, pasaba por encima de su cabeza eliminando el exceso de agua. Todo lo hacía de manera tan rápida que no quería volver a escuchar ninguna inconformidad en la voz de Arianne, de inmediato tomaba la prenda superior para cubrirlo, ahora solo faltaba la parte baja y estaría listo.
Lo miraba directamente a los ojos, pasaba justo por detrás de su espalda dejando resbalar mis manos sobre su abdomen, cerraba los ojos recargando mi frente sobre su cuerpo y sosteniendo la tela me separe para secar sus piernas, todo aquello lo lograba guiada por el tacto así no tendría que ver donde me dirigía para terminar con mi tarea. Podía sentir el peso de la tela por la humedad, me levantaba dándole la espalda para cubrirlo de inmediato con el resto de las prendas. Con gentileza lo empuje para que se sentara sobre el mueble y colocarle las sandalias…
Por ningún motivo quise volver a hablarle, no quería que ella se enterara de la relación que mantuve con el general. Si estaba en lo cierto terminaría por reconocerme pero no era el momento indicado para tal hazaña, siempre miraba alerta de que no se acercara, como último intento termine por llevar un adorno y sujetarlo sobre su torso.
Debe de ser cuidadoso si quiere recuperar totalmente su libertad ya que en vista de la situación tanto para Roma y para Egipto se han vuelto su propio enemigo… General manténgase alerta… -termine de susurrar esa frase para retomar mi posición.- Esta listo mi señora…- ahora dependería de él para mantenerse a salvo.
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Re: Viaje por el Nilo
Luego de haber estado ayudando a las demas mujeres y hombres a hacer algo de orden entre todo lo que habia en la barcaza llegamos finalmente al puerto de Gizah en donde comenzamos a bajar todas y cada una de las cosas que habiamos traido y preparabamos las carpas para cada tipo de persona entre las cuales habian grandes y pequeñas. Las grandes pertenecian a la señora Selene, Arianne, el general Edward, su segundo al mando Strife y a mi, mientras que en las pequeñas iban las otras mujeres y hombres que habian venido con nosotros entre los cuales se encontraban uno que otro soldado egipcio. En ese instante la señora Selene dio la orden de que le dieramos un baño y les ayudaramos a relajarse a los soldados romanos a lo cual solo atine a mirarla media aturdida mas al ver que solo le delegaba esa orden a las sirvientas le sonrei agradecida debido a que ella sabia que no podia estar tranquila entre hombres ya que desde pequeña siempre me senti cohibida estando en compañia masculina por lo cual me volvia algo fria y seria, mas aun cuando e ido superando aquello sigo sintiendo cierta incomodidad al estar cerca de ellos. Con esos pensamientos en mente me dirigi a una de las carpas en las cuales habian preparado un baño para mi persona a lo cual me desvesti quitando los nudos de ese vestido color crema con detalles dorados dejando ver mi figura sin nada de aquello y quitandome las joyas en el proceso antes de meterme al agua y bañarme como dios manda. No se cuanto tiempo estuve exactamente bañandome mas cuando me di cuenta vi que las sirvientas me daban mis ropas las cuales tome mientras me secaban todo el cuerpo y me ponian primero las joyas, despues el vestido. Al terminar me dirigi hacia el lugar en donde presentia estaria Arianne encontrandola con una pequeña escena entre el general Edward y la nueva sirvienta Seiren.
- Parece que la nueva ya quiere hacer cosas malas con el general... -murmura viendo seriamente la escena ante sus ojos antes de dirigirle la mirada a Arianne bajando la cabeza con respeto-
- Parece que la nueva ya quiere hacer cosas malas con el general... -murmura viendo seriamente la escena ante sus ojos antes de dirigirle la mirada a Arianne bajando la cabeza con respeto-
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Re: Viaje por el Nilo
Arianne había asistido en el ritual de baño de Selene, perfumando su cuerpo con aceites de rosa. Selene había permanecido pasiva mientras dejaba que lo hiciera, puesto que pensaba que aquello la hacía feliz. De cualquier modo, estaba hundida en sus propios pensamientos en ese instante, tan sólo pensando palabra por palabra, acto por acto lo que tendría que pedir a cambio de la paz entre Egipto y Roma.
Había sido vestido con algodón rojo que se asemejaba a la seda por su suavidad, más era ligero para una noche más de calor en el desierto… al menos aun hacía calor, puesto que no había anochecido completamente. Sabía que la noche sería fría. Su cuerpo había sido adornado con joyas y Arianne había puesto su peluca bordada con lapiz lazuri sobre su corta melena. Sus ojos estaban perfectamente delineados por negro mientras sus manos y algunas partes de su cuerpo eran pintadas por otras sirvientas luego de que Arianne se fuera de la carta. Generalmente trazaban líneas y círculos sobre su piel que representaban divinidad, fertilidad, felicidad y otras cosas.
Salió de la gran carpa en que estaba y observó el resto: Una carpa pequeña en donde estaba el General romano seguramente aun con Arianne dentro, una carpa donde podía dormir Rain y Arianne, que era un poco más amplia. Eso era todo. El resto como Angie y Seiren deberían dormir a la intemperie al lado del fuego. No eran nobleza, solo simples empleadas y por lo mismo, que pasaran frío o se mojaran con el rocío tenía sin cuidado a Selene. Strife podía acompañarlas mientras descansaban.
Frente a la fogata había una alfombra de mediano tamaño y algunos cojines, donde ella se sentó un tanto reclinada. De inmediato se notó la presencia de las sirvientas que iban y venían preparando lo que comerían y beberían, puesto que sólo ella y sus invitados tendrían derecho a hacerlo. Arianne, Rain y los romanos… el resto no tenía importancia alguna si comía o no y por sus vidas no se atreverían a comer en su presencia.
Una mujer le acercó un vaso con jugo de melocotones, algo refrescante para comenzar a beber, puesto que no tenía ánimo de beber vino aun. Estaba recién atardeciendo. Sus mejillas seguían tan pálidas como siempre después de un baño y tan sólo le quedaba esperar a que volviera Arianne y se le permitiera sentarse en un cojín junto a ella, Edward, Strife y Rain. El resto de los romanos podría comer en otro sector en el cual había una gran fogata y jabalís se estaban asando, un poco mas apartado del campamento… se escuchaba como reían y bebían cerveza, cantando alegres cánticos de su Legión. Selene sólo miraba el fuego… pensando en el General Romano.
Había sido vestido con algodón rojo que se asemejaba a la seda por su suavidad, más era ligero para una noche más de calor en el desierto… al menos aun hacía calor, puesto que no había anochecido completamente. Sabía que la noche sería fría. Su cuerpo había sido adornado con joyas y Arianne había puesto su peluca bordada con lapiz lazuri sobre su corta melena. Sus ojos estaban perfectamente delineados por negro mientras sus manos y algunas partes de su cuerpo eran pintadas por otras sirvientas luego de que Arianne se fuera de la carta. Generalmente trazaban líneas y círculos sobre su piel que representaban divinidad, fertilidad, felicidad y otras cosas.
Salió de la gran carpa en que estaba y observó el resto: Una carpa pequeña en donde estaba el General romano seguramente aun con Arianne dentro, una carpa donde podía dormir Rain y Arianne, que era un poco más amplia. Eso era todo. El resto como Angie y Seiren deberían dormir a la intemperie al lado del fuego. No eran nobleza, solo simples empleadas y por lo mismo, que pasaran frío o se mojaran con el rocío tenía sin cuidado a Selene. Strife podía acompañarlas mientras descansaban.
Frente a la fogata había una alfombra de mediano tamaño y algunos cojines, donde ella se sentó un tanto reclinada. De inmediato se notó la presencia de las sirvientas que iban y venían preparando lo que comerían y beberían, puesto que sólo ella y sus invitados tendrían derecho a hacerlo. Arianne, Rain y los romanos… el resto no tenía importancia alguna si comía o no y por sus vidas no se atreverían a comer en su presencia.
Una mujer le acercó un vaso con jugo de melocotones, algo refrescante para comenzar a beber, puesto que no tenía ánimo de beber vino aun. Estaba recién atardeciendo. Sus mejillas seguían tan pálidas como siempre después de un baño y tan sólo le quedaba esperar a que volviera Arianne y se le permitiera sentarse en un cojín junto a ella, Edward, Strife y Rain. El resto de los romanos podría comer en otro sector en el cual había una gran fogata y jabalís se estaban asando, un poco mas apartado del campamento… se escuchaba como reían y bebían cerveza, cantando alegres cánticos de su Legión. Selene sólo miraba el fuego… pensando en el General Romano.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Viaje por el Nilo
Estaba a punto de escuchar la respuesta de la mujer que se estaba encargando de mi aseo y relajacion cuando las telas de la entrada se escucharon abrirse y varios pasos eran cada vez mas cercanos. Pude reconcer las voces de las mas fieles sirvientes de Selene... una de ellas era Arianne y la otra era Rain, mucho habia escuchado ya de ellas por parte de las historias de la emperatriz.
Al menos gracias a una de ellas habia podido descubrir el nombre de Seiren, pero la tranquilidad y relajacion de la ducha debia terminar ya, y asi me lo hizo saber la chica de las hoces mientras me miraba de nuevo desde esa perspectiva superior... No habia nada que hacer mas que obedecer y seguir donde me enviaran, de nuevo frente a Selene..
No dije nada mas por el momento, ya estaba bien lavado y espere a que Seiren colocara la toalla para secarme, justo cuando la tenia delante levante mi cuerpo mojado del agua y ella me cubrio con mucha amabilidad haciendo que mi intimidad quedara respetada. Agradeci ese detalle por su parte y tome la toalla colocandola en mi cintura, mi pecho si estaba libre y me dirigi mas al fondo fuera de la vista de las dos guardianas de Selene para terminar de vestirme y secarme.
A mano decias..? Creo que ya me has dado mas amabilidad de la yo merecia por tu parte.
Le dije solo a ella cuando quedamos apartados ya que aun seguia sin entender esas extrañas palabras de Seiren como si hubiera oculto algo mas. Deje que secara mi cuerpo a su antojo, me sentia extraño a si, no era algo que me gustara del todo, por que no era ningun invalido, pero si deseaban ayudarme no se lo negaria. Despues de secar mi cuerpo e ir colocando mi ropa de forma muy respetuosa, me sento en una silla para terminar colocandome unas sandalias y algunos adornos, fue entonces cuando me di cuenta que ella llevaba mi cinta, la habia estado guardando para que no se mojara, muy amable de nuevo, ella estaba mirando mucho por mi, incluso en su ultima frase antes de irse notaba preocupacion por mi. Pero antes de que volvieramos con las demas tome su mano para quitarle con delicadeza la cinta de su brazo...
Muchas gracias por todo Seiren. Me cuidare aun tenga el mundo en mi contra, todavia no ha llegado mi final. Y debo decirte a ti lo mismo, creia que entre vosotras habia buena relacion, pero no parece ser ese el caso, cuidese señorita Seiren, espero algun dia volvamos a hablar.
Solte su mano para ir colocando mi cinta de nuevo en mi muñeca para taparla con los ropajes egipcios, le sonrei ya que poco mas podia hacer por ella a parte de aconsejarla, habia notado las miradas de ambas y no habia muy buen ambiente. Pero como invitado.. no podia meterme en asuntos que no me llamaran. Sali de nuevo delante de ellas vestido, con buen aspecto, con el cabello aun humeno y me coloque entre ambas
Lamento el retraso, pueden llevarme con su emperatriz.
Despues de los masajes y el agua me sentia como nuevo, pero supongo que por poco tiempo, los dolores volverian a aparecer, prueba de ello eran todas las heridas que esas mujeres tan bien entrenadas habrian visto en mi. Veriamos ahora la reaccion de aquellas dos mujeres que seguian sin confiar en mi aun, por mucho que me llamaran invitado, no podia dar dos pasos sin tener un arma cerca de mi.
Al menos gracias a una de ellas habia podido descubrir el nombre de Seiren, pero la tranquilidad y relajacion de la ducha debia terminar ya, y asi me lo hizo saber la chica de las hoces mientras me miraba de nuevo desde esa perspectiva superior... No habia nada que hacer mas que obedecer y seguir donde me enviaran, de nuevo frente a Selene..
No dije nada mas por el momento, ya estaba bien lavado y espere a que Seiren colocara la toalla para secarme, justo cuando la tenia delante levante mi cuerpo mojado del agua y ella me cubrio con mucha amabilidad haciendo que mi intimidad quedara respetada. Agradeci ese detalle por su parte y tome la toalla colocandola en mi cintura, mi pecho si estaba libre y me dirigi mas al fondo fuera de la vista de las dos guardianas de Selene para terminar de vestirme y secarme.
A mano decias..? Creo que ya me has dado mas amabilidad de la yo merecia por tu parte.
Le dije solo a ella cuando quedamos apartados ya que aun seguia sin entender esas extrañas palabras de Seiren como si hubiera oculto algo mas. Deje que secara mi cuerpo a su antojo, me sentia extraño a si, no era algo que me gustara del todo, por que no era ningun invalido, pero si deseaban ayudarme no se lo negaria. Despues de secar mi cuerpo e ir colocando mi ropa de forma muy respetuosa, me sento en una silla para terminar colocandome unas sandalias y algunos adornos, fue entonces cuando me di cuenta que ella llevaba mi cinta, la habia estado guardando para que no se mojara, muy amable de nuevo, ella estaba mirando mucho por mi, incluso en su ultima frase antes de irse notaba preocupacion por mi. Pero antes de que volvieramos con las demas tome su mano para quitarle con delicadeza la cinta de su brazo...
Muchas gracias por todo Seiren. Me cuidare aun tenga el mundo en mi contra, todavia no ha llegado mi final. Y debo decirte a ti lo mismo, creia que entre vosotras habia buena relacion, pero no parece ser ese el caso, cuidese señorita Seiren, espero algun dia volvamos a hablar.
Solte su mano para ir colocando mi cinta de nuevo en mi muñeca para taparla con los ropajes egipcios, le sonrei ya que poco mas podia hacer por ella a parte de aconsejarla, habia notado las miradas de ambas y no habia muy buen ambiente. Pero como invitado.. no podia meterme en asuntos que no me llamaran. Sali de nuevo delante de ellas vestido, con buen aspecto, con el cabello aun humeno y me coloque entre ambas
Lamento el retraso, pueden llevarme con su emperatriz.
Despues de los masajes y el agua me sentia como nuevo, pero supongo que por poco tiempo, los dolores volverian a aparecer, prueba de ello eran todas las heridas que esas mujeres tan bien entrenadas habrian visto en mi. Veriamos ahora la reaccion de aquellas dos mujeres que seguian sin confiar en mi aun, por mucho que me llamaran invitado, no podia dar dos pasos sin tener un arma cerca de mi.
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Viaje por el Nilo
No me gustaba lo que estaba pasando en ese baño, Seiren, el General Romano, demasiadas confianzas, por más que se le haya asignado el cuidado y atención de éste, se notaba una atmosfera de mucha y completa intimidad entre ellos.
Seiren seguía vistiendo y atendiendo las necesidades del romano, seguía con mi mirada clavada en esos dos, algo en mi interior me decía que me fuera con cuidado y así lo haría. El tiempo pasó rápidamente al igual que las labores de Seiren en acondicionarlo y tenerlo impecable para presentarse ante nuestra señora Selene, al menos no se hizo esperar, mientras Rain apareció, luego hablaría con ella, por ahora solo me interesaba llegar a aquel sujeto a donde se encontraba la Soberana de Egipto. El general romano se acercó, ubicándose entre Rain y yo, lo miré nuevamente su mera presencia me molesta, caminé en dirección a Seiren justo a su lado la tomé del brazo con gran fuerza dejándole mis dedos y uñas marcadas en su piel, atrayendo su cuerpo hacia mí, levantándola un poco, acercando su rostro a mi boca, murmuré:
- Será mejor que te vayas con cuidado maldita mocosa, yo no soy como tu ama Rain… no te expongas!
Soltándola bruscamente casi al punto de hacerla caer, la miré con el mayor y profundo desprecio, no toleraría ninguna traición y menos a mi señora Selene que ha llegado al punto de tratarla casi como a nosotras, pensando en Rain y en mí. Retomé mi marcha poniéndome detrás del General, con un tono de voz frío casi espeluznante dije:
- Camina!
Debíamos reunirnos lo más pronto con nuestra reina, tomé la mano de Rain, atrayéndola hacia mí, susurrándole: - Rain, luego tengo que hablar contigo. Continuamos con la marcha, los dos guardias que estaban entre los arbustos custodiando el baño del romano se ubicaron adelante del General, detrás de él Rain y yo y finalmente dos guardias más, los que venían con Rain.
No esperé respuesta por su parte, me giré para mirar a éstos últimos y expresé con voz tajante e intimidante mirando a Seiren: - Llévensela y que reciba 20 azotes!!!
Sabía que me estaba tomando atribuciones que no eran mías, pero sabía bien que Selene del mismo modo que Rain confiaban plenamente en mí. Los soldados dieron media vuelta escoltando a la jovencita.
No tardamos en llegar, todo estaba debidamente dispuesto, nuestra Diosa Selene estaba en un hermoso tapizado con cojines, ella bebía de una copa asumí que era vino, la noche comenzaba a caer y la brisa se tornaba fría, frente a la Emperatriz acompaña por Rain y el romano, dije:
- Hemos llegado mi Emperatriz, aquí tiene al General Romano
Haciendo una reverencia y poniéndome junto con Rain a un lado, dejando al General frente a frente a nuestra Soberana para que se dirigiera a ella.
Seiren seguía vistiendo y atendiendo las necesidades del romano, seguía con mi mirada clavada en esos dos, algo en mi interior me decía que me fuera con cuidado y así lo haría. El tiempo pasó rápidamente al igual que las labores de Seiren en acondicionarlo y tenerlo impecable para presentarse ante nuestra señora Selene, al menos no se hizo esperar, mientras Rain apareció, luego hablaría con ella, por ahora solo me interesaba llegar a aquel sujeto a donde se encontraba la Soberana de Egipto. El general romano se acercó, ubicándose entre Rain y yo, lo miré nuevamente su mera presencia me molesta, caminé en dirección a Seiren justo a su lado la tomé del brazo con gran fuerza dejándole mis dedos y uñas marcadas en su piel, atrayendo su cuerpo hacia mí, levantándola un poco, acercando su rostro a mi boca, murmuré:
- Será mejor que te vayas con cuidado maldita mocosa, yo no soy como tu ama Rain… no te expongas!
Soltándola bruscamente casi al punto de hacerla caer, la miré con el mayor y profundo desprecio, no toleraría ninguna traición y menos a mi señora Selene que ha llegado al punto de tratarla casi como a nosotras, pensando en Rain y en mí. Retomé mi marcha poniéndome detrás del General, con un tono de voz frío casi espeluznante dije:
- Camina!
Debíamos reunirnos lo más pronto con nuestra reina, tomé la mano de Rain, atrayéndola hacia mí, susurrándole: - Rain, luego tengo que hablar contigo. Continuamos con la marcha, los dos guardias que estaban entre los arbustos custodiando el baño del romano se ubicaron adelante del General, detrás de él Rain y yo y finalmente dos guardias más, los que venían con Rain.
No esperé respuesta por su parte, me giré para mirar a éstos últimos y expresé con voz tajante e intimidante mirando a Seiren: - Llévensela y que reciba 20 azotes!!!
Sabía que me estaba tomando atribuciones que no eran mías, pero sabía bien que Selene del mismo modo que Rain confiaban plenamente en mí. Los soldados dieron media vuelta escoltando a la jovencita.
No tardamos en llegar, todo estaba debidamente dispuesto, nuestra Diosa Selene estaba en un hermoso tapizado con cojines, ella bebía de una copa asumí que era vino, la noche comenzaba a caer y la brisa se tornaba fría, frente a la Emperatriz acompaña por Rain y el romano, dije:
- Hemos llegado mi Emperatriz, aquí tiene al General Romano
Haciendo una reverencia y poniéndome junto con Rain a un lado, dejando al General frente a frente a nuestra Soberana para que se dirigiera a ella.
Arianne- Cantidad de envíos : 21
Re: Viaje por el Nilo
Creia que al fin podiamos irnos tranquilamente para ir al encuentro de la emperatriz de Egipto, pero entonces algo paso por la mente de la que se decia la chica mas inteligente de Egipto. Se separo de mi lado y fue a tratar con malos modos a Seiren, la chica que me habia atendido tan amablemente, no entendi esa reaccion suya, casi tirandola al suelo, pensaba que lo que habia hecho era cumplir sus ordenes y nada mas, puede que entre ellas hubiera algun tipo de conflicto y Arianne solo estaba aprovechando la situacion y su posicion para tratarla de ese modo...
De todos modos todo parecia que acababa y cuando volvio nos ibamos a poner en marcha, asi no me vi obligado a intervenir en esa escena.. pero entonces una orden salio de los labios de Arianne, darle unos veinte azotes solo por hacer lo que le habian mandando, eso lo vi ya algo absurdo por parte de la egipcia, asi que mientras seguiamos caminando le hable sin mirarla a ello, solo con mi vista en el frente...
20 azotes...? Pensaba que Egipto no era tan barbaro como ellos se quejan de Roma..
Me pare en seco y mi mirada se poso lentamente en Arianne, espero que no se equivocaran conmigo, por muy amable y prisionero que sea, no iba a dejar pasar una injustica delante de mis ojos. Asi era yo, un general de Roma, pero con unos ideales muy diferentes, proteger al debil a costa de mi propia seguridad
Habia escuchado de su gran emperatriz que eras la persona mas inteligente de Egipto. Pero creo que eso fue algo erroneo, sino te hubieras dado cuenta que lo que esa chica hizo no fue mas que cumplir con su trabajo, y de todos modos.... si alguien mereciera azotes seria yo no crees.. por que no me mandas esos azotes a mi...
Me quede posando mis ojos tranquilos en los de ella, las lanzas de los guardias estaban tocando mi cuello pero solo estaba hablando, ademas aprovechaba que me golpeara o hiciera algo por el estilo para confirmar lo que yo mismo le habia dicho, que era una chica barbara, que seguro no seria esa culpa de ser asi, algo debio pasarle en su vida para tener tanto odio dentro de ella, una lastima..
Pero no se preocupe, al fin y al cabo usted manda... y mi vida depende de vosotras en este momento.. asi que puede seguir con su orden... solo di mi punto de vista sobre el asunto, no quiero hacer esperar mas a su emperatriz... esperemos que ella apruebe esos actos en las personas que solo cumplen con su deber con Egipto...
Ella me obligaba a caminar, asi que no podia hacer nada mas por la chica que me ayudo, solo esperaba haber tocando profundo en Arianne para que se diera cuanta de su error, que estaba castigando a una compañera... pero mucho seria pedirle, asi que ya cerre mis labios solo esperando que ese castigo pasara pronto para ella...
Al fin llegamos frente a la emperatriz, se veia muy hermosa despues de la ducha... sus ojos brillaban mientras la veia con la vista fija en el fuego, ahora que la veia tan tranquila podia notar la paz y belleza de su rostro. Espere la orden de ella de donde colocarme ya que no queria seguir actuando por mi cuenta..
Esperaba el momento de volver a verla, espero que disculpe el retraso , queria estar bien presentable ante su presencia, su sirvienta que me asigno hizo muy buen trabajo, debe estar contenta de tener personas que le sirvan tan fielmente emperatriz Selene..
Las formalidades con ella comenzaba a ser algo tipico, y es que no queria que pensara que no la respetaba, y es que si lo era, sobre todo por como se habia comportado con mi legion, por eso mismo.. por lo bien que se porto con los mios, quise hacerle ver que esa chica llamada Seiren lo habia hecho bien y que no merecia ser castigada.... Despues de aclarar eso ya me olvidaria de ello por que queria concentrarme en Selene para conocer mas de ella y su pais...
De todos modos todo parecia que acababa y cuando volvio nos ibamos a poner en marcha, asi no me vi obligado a intervenir en esa escena.. pero entonces una orden salio de los labios de Arianne, darle unos veinte azotes solo por hacer lo que le habian mandando, eso lo vi ya algo absurdo por parte de la egipcia, asi que mientras seguiamos caminando le hable sin mirarla a ello, solo con mi vista en el frente...
20 azotes...? Pensaba que Egipto no era tan barbaro como ellos se quejan de Roma..
Me pare en seco y mi mirada se poso lentamente en Arianne, espero que no se equivocaran conmigo, por muy amable y prisionero que sea, no iba a dejar pasar una injustica delante de mis ojos. Asi era yo, un general de Roma, pero con unos ideales muy diferentes, proteger al debil a costa de mi propia seguridad
Habia escuchado de su gran emperatriz que eras la persona mas inteligente de Egipto. Pero creo que eso fue algo erroneo, sino te hubieras dado cuenta que lo que esa chica hizo no fue mas que cumplir con su trabajo, y de todos modos.... si alguien mereciera azotes seria yo no crees.. por que no me mandas esos azotes a mi...
Me quede posando mis ojos tranquilos en los de ella, las lanzas de los guardias estaban tocando mi cuello pero solo estaba hablando, ademas aprovechaba que me golpeara o hiciera algo por el estilo para confirmar lo que yo mismo le habia dicho, que era una chica barbara, que seguro no seria esa culpa de ser asi, algo debio pasarle en su vida para tener tanto odio dentro de ella, una lastima..
Pero no se preocupe, al fin y al cabo usted manda... y mi vida depende de vosotras en este momento.. asi que puede seguir con su orden... solo di mi punto de vista sobre el asunto, no quiero hacer esperar mas a su emperatriz... esperemos que ella apruebe esos actos en las personas que solo cumplen con su deber con Egipto...
Ella me obligaba a caminar, asi que no podia hacer nada mas por la chica que me ayudo, solo esperaba haber tocando profundo en Arianne para que se diera cuanta de su error, que estaba castigando a una compañera... pero mucho seria pedirle, asi que ya cerre mis labios solo esperando que ese castigo pasara pronto para ella...
Al fin llegamos frente a la emperatriz, se veia muy hermosa despues de la ducha... sus ojos brillaban mientras la veia con la vista fija en el fuego, ahora que la veia tan tranquila podia notar la paz y belleza de su rostro. Espere la orden de ella de donde colocarme ya que no queria seguir actuando por mi cuenta..
Esperaba el momento de volver a verla, espero que disculpe el retraso , queria estar bien presentable ante su presencia, su sirvienta que me asigno hizo muy buen trabajo, debe estar contenta de tener personas que le sirvan tan fielmente emperatriz Selene..
Las formalidades con ella comenzaba a ser algo tipico, y es que no queria que pensara que no la respetaba, y es que si lo era, sobre todo por como se habia comportado con mi legion, por eso mismo.. por lo bien que se porto con los mios, quise hacerle ver que esa chica llamada Seiren lo habia hecho bien y que no merecia ser castigada.... Despues de aclarar eso ya me olvidaria de ello por que queria concentrarme en Selene para conocer mas de ella y su pais...
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Viaje por el Nilo
El romano había hablado y de manera muy formal, hacía su presencia ante nuestra Soberana Selene, sus palabras eran educadas y precisas, parecía que su único objetivo era deleitar con palabras bonitas a nuestra reina.
El episodio donde él recriminaba mis propias órdenes, tratando de intimidarme o peor aún hacerme ver como una de “ellos” me tenía pensando, de pie en aquella posición en la que me encontraba, agaché un poco mi rostro, cerré mis ojos y pensaba: - Estúpido romano, pensar que la “inteligencia” la comparaba con acciones bélicas cuando fueron ellos quienes quemaron a nuestro pueblo, un “bárbaro” hablándole a otro “bárbaro” Bah!! supongo que debe ser más inteligente que nosotros los Egipcios. Mis palabras eran irónicas y sarcásticas, continué replicándome internamente: - Su justificación de justicia es tan patética como su propia existencia, querer que le azotasen ocupando el lugar de la criada de Rain, acaso no sabía cómo funcionaban las cosas en los grandes imperios? que risible resultaba todo eso, él mismo resultaba ser un completo chiste.
Me quedé en silencio, mi mente en negro, de pronto sólo podía pensar en una sola cosa: - Acaso todos los grandes dirigentes, los Generales de Roma, los temibles líderes de las legiones romanas eran, son como esta basura? casi me reía de ello mientras levantaba mi cabeza, abría mis ojos y lo miraba de arriba abajo despectivamente. Continué pensando esperando la participación de nuestra Soberana, - El imperio romano debe estar en completa decadencia, depender de sujetos como él. ¿Paz?, ¿justicia? ¿amor?.... Un pueblo llamado Roma que ha sometido a tierras que ni en el horizonte se alcanzan a divisar a sus caprichos y viene con esas idioteces de luchar por los débiles, los débiles son lo que son por débiles y lo único que merecen en esta vida es morir o servirle a otros y Seiren no era al excepción a la regla.
Me reincorporé, sumergiéndome de nuevo en la realidad, lo miré una vez más, el desprecio era más profundo y mi odio más marcado, di unos pasos en dirección a ponerme al lado derecho de Selene, en el trayecto como en cámara lenta me detuve en el lugar donde se encontraba el Romano, parecía que una fuerte energía oscura me envolvía, susurrando en tono amenazante dije: - No te equivoques romano, aún puedo hacer que te azoten!... y desaparecer tu asquerosa existencia de Egipto y de Roma… sólo dame un motivo, uno solo y conocerás la arena que será tu propia tumba.
Retomé mi marcha, alejándome de esa rata llamada Edward, giré para continuar mis pasos y ponerme al lado derecho de la Emperatriz Selene, como su escorpión Mesetef, las dos jarras de vino a mi izquierda y una sonrisa sádica en mis labios dedicándosela al General Romano.
El episodio donde él recriminaba mis propias órdenes, tratando de intimidarme o peor aún hacerme ver como una de “ellos” me tenía pensando, de pie en aquella posición en la que me encontraba, agaché un poco mi rostro, cerré mis ojos y pensaba: - Estúpido romano, pensar que la “inteligencia” la comparaba con acciones bélicas cuando fueron ellos quienes quemaron a nuestro pueblo, un “bárbaro” hablándole a otro “bárbaro” Bah!! supongo que debe ser más inteligente que nosotros los Egipcios. Mis palabras eran irónicas y sarcásticas, continué replicándome internamente: - Su justificación de justicia es tan patética como su propia existencia, querer que le azotasen ocupando el lugar de la criada de Rain, acaso no sabía cómo funcionaban las cosas en los grandes imperios? que risible resultaba todo eso, él mismo resultaba ser un completo chiste.
Me quedé en silencio, mi mente en negro, de pronto sólo podía pensar en una sola cosa: - Acaso todos los grandes dirigentes, los Generales de Roma, los temibles líderes de las legiones romanas eran, son como esta basura? casi me reía de ello mientras levantaba mi cabeza, abría mis ojos y lo miraba de arriba abajo despectivamente. Continué pensando esperando la participación de nuestra Soberana, - El imperio romano debe estar en completa decadencia, depender de sujetos como él. ¿Paz?, ¿justicia? ¿amor?.... Un pueblo llamado Roma que ha sometido a tierras que ni en el horizonte se alcanzan a divisar a sus caprichos y viene con esas idioteces de luchar por los débiles, los débiles son lo que son por débiles y lo único que merecen en esta vida es morir o servirle a otros y Seiren no era al excepción a la regla.
Me reincorporé, sumergiéndome de nuevo en la realidad, lo miré una vez más, el desprecio era más profundo y mi odio más marcado, di unos pasos en dirección a ponerme al lado derecho de Selene, en el trayecto como en cámara lenta me detuve en el lugar donde se encontraba el Romano, parecía que una fuerte energía oscura me envolvía, susurrando en tono amenazante dije: - No te equivoques romano, aún puedo hacer que te azoten!... y desaparecer tu asquerosa existencia de Egipto y de Roma… sólo dame un motivo, uno solo y conocerás la arena que será tu propia tumba.
Retomé mi marcha, alejándome de esa rata llamada Edward, giré para continuar mis pasos y ponerme al lado derecho de la Emperatriz Selene, como su escorpión Mesetef, las dos jarras de vino a mi izquierda y una sonrisa sádica en mis labios dedicándosela al General Romano.
Arianne- Cantidad de envíos : 21
Re: Viaje por el Nilo
Selene permanecía sentada en los cojines, esperando que llegaran su invitado junto a Rain y Arianne. De pronto los divisó llegar junto a ella… Arianne se veía molesta a lo cual Selene suspiró. ¿Qué habría ocurrido para que la persona en quien mas confiaba tuviera ese rostro? No necesitó decir nada, uno de los hombres armados caminó a su lado desde su espalda, se agachó y susurró a su oído lo ocurrido, antes de acompañar a Arianne había sido instruido de comunicarle cualquier percance ocurrido.
La expresión de Serene se ensombreció. Bajando lentamente su copa de sus labios hacia el tapete. Observó a Arianne y a Edward, molesta.
- No se como funcionan sus asuntos en Roma General, pero de seguro si fueramos invitadas en Roma no le diriamos al emperador como manejar su Imperio. De la misma forma, cuando la segunda persona más poderosa en Egipto da una orden como azotar a alguien, es un grave delito cuestionar su autoridad en frente de los sirvientes. Si Arianne quien tiene toda mi confianza ha mandado a azotar a una sirvienta por una actitud imprudente, sus motivos tendría y no es de su incumbencia entrometerse en ello. Su actitud altanera me ha abierto los ojos y veo que me he equivocado rotundamente con usted.
Selene se puso de pie. Ya había escuchado demasiado. Su rostro mostraba su irritación por el asunto. De por si no le hacía nada de gracia estar en ese lugar en medio del desierto, un lugar sagrado del pueblo egipcio en el cual se había enterrado a los grandes faraones de antiguas dinastías… y traer a sus lugares de descanso un hombre que había causado la muerte y el sufrimiento de gran parte de su reinado. Si lo hacía era porque pensaba que podía lograr que entre el y ella hubiera paz y que tanto Roma como Egipto se entendieran. Pero tal vez… un acuerdo de paz no era la solución a ello.
Por primera vez desde que estaba ahí, se dio la vuelta y susurró algo a un guardia… este trajo dos objetos. El primero era una espada, la cual la lanzó clavándose ésta en los pies del general Romano, el segundo objeto era un hoz incluso más alto que ella que lo sostuvo con la mano derecho, indiferente si aquella actitud le parecía o no agresiva al General.
- Si cree que mi pueblo aun sigue conceptos barbáricos e inadecuados… dígalo ahora. No gastaría mi tiempo hablando de aquí en adelante con usted y arreglaríamos esto de otra forma. Con guerra. Puesto que tenga claro... yo no le temo a Roma, ni a usted, ni a persona alguna que camine sobre esta tierra. – Observó el fuego reflejado en la hoja de su hoz, sin expresión en su rostro. - Si es barbárico e inadecuado que se castigue a una persona, puede recibir usted mismo los veinte azotes, luego tomar un caballo, a Seiren… y volver a Roma comunicandoles que ha perdido su Legión y que la guerra continuará. No desearía la paz ni la prosperidad de un pueblo que se entrometa en los asuntos del mío. Pero antes, tendría que vencerme luchando, pues no le devolvería la libertad a un hombre que no tiene la fortaleza para derrotarme.
Miró a Arianne dándole la clara orden con su mera mirada de que no interfiriera, la decisión de hacerse el héroe o no ahora correspondía al hombre. Si quería pelear por lo que el consideraba justo, al menos tendría que demostrar la fortaleza y entereza para ello. Por el contrario, si no quería luchar y manchar la arena del desierto con sangre… más le valía pedir disculpas y pronto por su gravísima falta de respeto con sus anfitrionas.
La expresión de Serene se ensombreció. Bajando lentamente su copa de sus labios hacia el tapete. Observó a Arianne y a Edward, molesta.
- No se como funcionan sus asuntos en Roma General, pero de seguro si fueramos invitadas en Roma no le diriamos al emperador como manejar su Imperio. De la misma forma, cuando la segunda persona más poderosa en Egipto da una orden como azotar a alguien, es un grave delito cuestionar su autoridad en frente de los sirvientes. Si Arianne quien tiene toda mi confianza ha mandado a azotar a una sirvienta por una actitud imprudente, sus motivos tendría y no es de su incumbencia entrometerse en ello. Su actitud altanera me ha abierto los ojos y veo que me he equivocado rotundamente con usted.
Selene se puso de pie. Ya había escuchado demasiado. Su rostro mostraba su irritación por el asunto. De por si no le hacía nada de gracia estar en ese lugar en medio del desierto, un lugar sagrado del pueblo egipcio en el cual se había enterrado a los grandes faraones de antiguas dinastías… y traer a sus lugares de descanso un hombre que había causado la muerte y el sufrimiento de gran parte de su reinado. Si lo hacía era porque pensaba que podía lograr que entre el y ella hubiera paz y que tanto Roma como Egipto se entendieran. Pero tal vez… un acuerdo de paz no era la solución a ello.
Por primera vez desde que estaba ahí, se dio la vuelta y susurró algo a un guardia… este trajo dos objetos. El primero era una espada, la cual la lanzó clavándose ésta en los pies del general Romano, el segundo objeto era un hoz incluso más alto que ella que lo sostuvo con la mano derecho, indiferente si aquella actitud le parecía o no agresiva al General.
- Si cree que mi pueblo aun sigue conceptos barbáricos e inadecuados… dígalo ahora. No gastaría mi tiempo hablando de aquí en adelante con usted y arreglaríamos esto de otra forma. Con guerra. Puesto que tenga claro... yo no le temo a Roma, ni a usted, ni a persona alguna que camine sobre esta tierra. – Observó el fuego reflejado en la hoja de su hoz, sin expresión en su rostro. - Si es barbárico e inadecuado que se castigue a una persona, puede recibir usted mismo los veinte azotes, luego tomar un caballo, a Seiren… y volver a Roma comunicandoles que ha perdido su Legión y que la guerra continuará. No desearía la paz ni la prosperidad de un pueblo que se entrometa en los asuntos del mío. Pero antes, tendría que vencerme luchando, pues no le devolvería la libertad a un hombre que no tiene la fortaleza para derrotarme.
Miró a Arianne dándole la clara orden con su mera mirada de que no interfiriera, la decisión de hacerse el héroe o no ahora correspondía al hombre. Si quería pelear por lo que el consideraba justo, al menos tendría que demostrar la fortaleza y entereza para ello. Por el contrario, si no quería luchar y manchar la arena del desierto con sangre… más le valía pedir disculpas y pronto por su gravísima falta de respeto con sus anfitrionas.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Viaje por el Nilo
Al llegar frente a Selene lo primero que hizo una de los guardias fue acercarse a ella, el rostro de la emperatriz cambio drasticamente pues ya sabia lo que le habia contado. Sabia a lo que me exponia haciendo lo que habia hecho antes... pero una injusticia delante de mis ojos.. era algo que no toleraba, muchas veces habia estado al borde de la muerte solo por proteger a un desconocido, no me importaba dar la vida por los demas... tan solo una vida por pequeña fuera no merecia ser maltratada por alguien que solo habia tenido la suerte de nacer en una familia mas acomodada...
La voz de la emperatriz era molesta, en cada una de sus palabras se podia notar el enfado por mi accion, por replicarle a su mas fiel guerrera, pero ya que ella intenteba abrirme los ojos.. sobre Egipto, quizas no venia mal un poco de humildad...
Egipto... Roma... cuando entenderan que las personas son iguales en todos sitios, esa chica sera azotada solo por ser de una clase menor... esa es la realidad.. Cuando yo lucho.. en el campo de batalla, se puede ver la igualdad de las personas, tu vida depende de tu rival y la vida de tu rival depende de uno mismo.
Cree que se ha equivocado conmigo? Dejeme decirle con todos mis respetos.. que usted me ha enseñando como es Egipto, he podido ver en usted la bondad de perdonar la vida a sus rivales cuando la tenian a mano. Por eso no puedo dejar pasar delante de mi como castigan a una de las suyas de manera equivocada en injusta
Una espada caia frente a mi, Selene parecia ir en serio, y no queria entrar en razon, se levantaba cogiendo una hoz lista para enfrentarse a mi, como toda una guerrera. Yo me adelante y tome la espada que tenia frente a mi, era perfecta, su hoja estaba limpia, como si nunca hubiera cortado nada... el fuego se reflejaba en ella haciendola brillar intensamente..
Y que pasara despues.. usted me matara o yo lo hare a usted. Y el resultado sera el mismo... dolor innecesario. Si comenzamos esto ahora... se acabara la oportunidad de salvar su pais...
Deje de nuevo caer la espada que se volvio a clavar en la arena, coloque mi pie sobre ella impulsandolo hacia el suelo, haciendo que la espada quedara enterrada, imposible de coger por mi, no pretendia luchar... esa lucha era absurda y no traeria nada bueno...
Si le dije eso a su fiel sirvienta... es por que la culpa no fue de ella, fue mia, por eso yo merezo los azotes... ademas de por replicar a su mano derecha.. soy el unico que se ha comportado de la manera que no era correcto, y no creo que la emperatriz de Egipto, cometa el error de dañar a una de sus hijas que solo cumplio con su deber... o me equivoco... usted misma me dijo que miraba por el bien de los suyos...
Di un paso hacia atras y agache levemente mi cabeza, con inespresion en mis ojos. Que mas podia hacer, si tenia que humillarme un poco mas para salvar a Strife y los demas era lo que debia hacer... Si me revelaba aun mas solo haria que los mios fueran castigados... Agachar la cabeza por que ni vencer a Selene serviria.
Le pido disculpas por el malentendido.. solo quise abrirle los ojos a su guerrera. Para que no cometiera un acto tan duro de manera equivocada. Yo aceptaria ese castigo... soy el unico que lo merece.
A mi no me importaba la grandeza de Roma, no me importaba las clases sociales... solo queria que se hiciera lo que era justo, que no se castigara al debil, alguien en este mundo tan duro tenia que luchar por ellos, defenderlos de la opresion del fuerte...
Esperaba el castigo por parte de Selene, recibiria el dolor por mis hombres, por cualquier egipcio, o por cualquier persona en el mundo que no mereciera sufrir injustamente.
La voz de la emperatriz era molesta, en cada una de sus palabras se podia notar el enfado por mi accion, por replicarle a su mas fiel guerrera, pero ya que ella intenteba abrirme los ojos.. sobre Egipto, quizas no venia mal un poco de humildad...
Egipto... Roma... cuando entenderan que las personas son iguales en todos sitios, esa chica sera azotada solo por ser de una clase menor... esa es la realidad.. Cuando yo lucho.. en el campo de batalla, se puede ver la igualdad de las personas, tu vida depende de tu rival y la vida de tu rival depende de uno mismo.
Cree que se ha equivocado conmigo? Dejeme decirle con todos mis respetos.. que usted me ha enseñando como es Egipto, he podido ver en usted la bondad de perdonar la vida a sus rivales cuando la tenian a mano. Por eso no puedo dejar pasar delante de mi como castigan a una de las suyas de manera equivocada en injusta
Una espada caia frente a mi, Selene parecia ir en serio, y no queria entrar en razon, se levantaba cogiendo una hoz lista para enfrentarse a mi, como toda una guerrera. Yo me adelante y tome la espada que tenia frente a mi, era perfecta, su hoja estaba limpia, como si nunca hubiera cortado nada... el fuego se reflejaba en ella haciendola brillar intensamente..
Y que pasara despues.. usted me matara o yo lo hare a usted. Y el resultado sera el mismo... dolor innecesario. Si comenzamos esto ahora... se acabara la oportunidad de salvar su pais...
Deje de nuevo caer la espada que se volvio a clavar en la arena, coloque mi pie sobre ella impulsandolo hacia el suelo, haciendo que la espada quedara enterrada, imposible de coger por mi, no pretendia luchar... esa lucha era absurda y no traeria nada bueno...
Si le dije eso a su fiel sirvienta... es por que la culpa no fue de ella, fue mia, por eso yo merezo los azotes... ademas de por replicar a su mano derecha.. soy el unico que se ha comportado de la manera que no era correcto, y no creo que la emperatriz de Egipto, cometa el error de dañar a una de sus hijas que solo cumplio con su deber... o me equivoco... usted misma me dijo que miraba por el bien de los suyos...
Di un paso hacia atras y agache levemente mi cabeza, con inespresion en mis ojos. Que mas podia hacer, si tenia que humillarme un poco mas para salvar a Strife y los demas era lo que debia hacer... Si me revelaba aun mas solo haria que los mios fueran castigados... Agachar la cabeza por que ni vencer a Selene serviria.
Le pido disculpas por el malentendido.. solo quise abrirle los ojos a su guerrera. Para que no cometiera un acto tan duro de manera equivocada. Yo aceptaria ese castigo... soy el unico que lo merece.
A mi no me importaba la grandeza de Roma, no me importaba las clases sociales... solo queria que se hiciera lo que era justo, que no se castigara al debil, alguien en este mundo tan duro tenia que luchar por ellos, defenderlos de la opresion del fuerte...
Esperaba el castigo por parte de Selene, recibiria el dolor por mis hombres, por cualquier egipcio, o por cualquier persona en el mundo que no mereciera sufrir injustamente.
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Viaje por el Nilo
Selene sonrió con las primeras palabras de Edward. Hacía mucho tiempo que no podía luchar por el cargo que portaba, pero la lucha cuerpo a cuerpo estaba en su sangre, se había criado luchando y fortaleciendo su cuerpo y alma nunca pensando que sería ella la heredera finalmente al trono Egipcio entre sus hermanos. Ahora había una invitación a pelear directamente y no pensaba desaprovecharla contra un hombre que había sido seleccionado entre miles para ser el líder de una Legión de Roma.
- Si en el campo de batalla se define la igualdad entre las personas, lucha conmigo y te cerraré la boca de una vez por todas respecto a ello cuando veas que tan superior a ti soy luchando. – Selene alzó rostro altaneramente. No por nada se creía a si misma una diosa. No era porque se vistiera en joyas o porque tuviera esclavos y se erigieran templos y estatuas con su rostro y figura… para nada.
Tomó con ambas manos el hoz lista para combatir. El campamento se sumió en silencio y todos los ojos presentes fueron para ambos. Muchos de los egipcios presentes se veían más que alterados por la forma en que aquella escoria le hablaba a la reina de Egipto. Para ellos… Selene era sagrada y ni si quiera hablar estaba permitido en su presencia a menos que ella autorizara a ello. Ya había sido suficientemente generosa como para permitir que viajara en su presencia, para darle los tratos que se le darían a su propio cónyuge, de permitir que la tocara e incluso comiera en su presencia… pero un simple y pobre soldado nunca, jamás podría hablarle de esa forma a la reencarnación de Isis y aquello, era imperdonable y merecedor de un castigo ejemplar o en subsidio, de una muerte lenta y dolorosa en donde a sus restos se le destruyera la mandíbula para que ni si quiera le pudiera decir su nombre a los dioses en el momento de ser juzgado y viviera en el más allá su alma perdida para siempre.
- Las personas no son iguales, en ninguna parte. Hay pequeñas diferencias que nos hacen bastante… diversos uno de los otros. En Roma hay esclavos, patricios y plebeyos...extranjeros que son tratados peor que animales... ¿Te molestaba las diferencias entre los que obedecen y mandan cuando te bañaban, vestían y alimentaban? Estuviste todo el día siendo tratado por esclavos que ni si quiera derecho a libertad tienen y sólo ahora te preocupas de lo que es justo e injusto en la vida… las personas no nacen iguales en esta tierra, algunos nacen para mandar y otros para obedecer y te lo demostraré ahora peleando contigo y veras como mi fuerza y la tuya hacen que yo mande y tu obedezcas.
Tomó su peluca, aquella porquería que tanto la incomodó el día completo y se la retiró, lanzándosela a Arianne. No iba a pelear con aquello sobre su cabeza. Así se sentía mucho más fresca con su melena sobre sus hombros y libre para pelear. Sobre el vestido que portaba, estaba lista para rasgarlo sobre sus rodillas cuando vio algo que la dejó helada. El hombre abandonaba la espada enterrándola sobre la arena.
- Escúchame bien lo que te diré. - Dijo friamente mientras no dejaba de observar la espada sobre la arena, horrorizada de haber encontrado un hombre de las legiones Romanas que se acobardara de pelear contra ella. - Egipto no depende de Roma para sobrevivir. Hemos vivido por miles de años reinando el mundo… dinastía tras dinastía. Nos hemos valido de nuestra fuerza y riqueza como pueblo, en los dioses y en la bendición del Nilo. Tú eres un simple mortal, eres insignificante en este mundo, tan insignificante como un grano de Arena en este desierto. Y aun así, tienes el descaro de decirme que es justo e injusto… - Dejó salir aire por su nariz en forma de burla, produciendo un sonido de desprecio hacia él. - Aquella labor sólo le corresponde a los dioses… ¿Acaso te crees un dios, Romano?... JA… Dime señor de la justicia, Juez del firmamento…si eres tan justo, ¿Por qué esa sirvienta era parte de tu vulgar campamento de prisioneros para ser vendidos como esclavos en Roma? … ¡¿ESA ES TU IDEA DE JUSTICIA?!... ridículo, un hombre con el ego de un dios pero con la hipocresía de decir que cree en que los hombres son iguales pero transporta esclavos.
Selene lo miró con desprecio. Una hombre asi no valía la pena ni si quiera conservar cerca como esclavo o prisionero. No gastaría grano egipcio en alimentar esa boca insolente.
- Ahora te abriré yo los ojos a ti. La tregua se ha acabado. Vuelve a Roma y muérete de hambre junto a tu pueblo por defender a una Egipcia que alguna vez privaste de libertad. Ya no eres un invitado en Egipto, sino su enemigo. No negociaré nada contigo puesto no tienes autoridad de hablar de igual a igual conmigo. – Le dio la espalda, ya no tenía nada más que hablarle a aquel hombre deshonrando ante sus ojos, un guerrero que dejaba caer su espada ni si quiera el título de hombre tendría a sus ojos, tan sólo de cobarde. Decepcionada, respirando profundo para calmar su propia ira, le dio su hoz a Arianne y se dirigió a ella. – Azótenlo. A él y a la sirvienta aquella. Nadie hablará más fuerte que yo en mi presencia. Cuando hayas terminado, dale agua para una semana, un caballo y que se largue de mis tierras junto a la mujer que protegió. No quiero volver a verlo. No merece su sangre manchar el suelo sagrado en donde descansan los grandes faraones de Egipto. Cuando termines reportarte de inmediato conmigo.De esa forma Selene se retiró de la presencia de aquel hombre pesadamente resguardada por sus escorpiones, no tenía nada, absolutamente nada más que tratar con el Romano. Necesitaba estar sola para calmarse puesto que aquel mal rato le costaría pasarlo.
Perdóname padre… hoy no pensé como una reina sino como una guerrera que conservará siempre su orgullo. No puedo manchar mis manos con su vulgar sangre ni puedo ni quiero paz con un pueblo que se humilla de esa forma. Si los he condenado a todos, cumpliré mi condena en la siguiente vida.
- Si en el campo de batalla se define la igualdad entre las personas, lucha conmigo y te cerraré la boca de una vez por todas respecto a ello cuando veas que tan superior a ti soy luchando. – Selene alzó rostro altaneramente. No por nada se creía a si misma una diosa. No era porque se vistiera en joyas o porque tuviera esclavos y se erigieran templos y estatuas con su rostro y figura… para nada.
Tomó con ambas manos el hoz lista para combatir. El campamento se sumió en silencio y todos los ojos presentes fueron para ambos. Muchos de los egipcios presentes se veían más que alterados por la forma en que aquella escoria le hablaba a la reina de Egipto. Para ellos… Selene era sagrada y ni si quiera hablar estaba permitido en su presencia a menos que ella autorizara a ello. Ya había sido suficientemente generosa como para permitir que viajara en su presencia, para darle los tratos que se le darían a su propio cónyuge, de permitir que la tocara e incluso comiera en su presencia… pero un simple y pobre soldado nunca, jamás podría hablarle de esa forma a la reencarnación de Isis y aquello, era imperdonable y merecedor de un castigo ejemplar o en subsidio, de una muerte lenta y dolorosa en donde a sus restos se le destruyera la mandíbula para que ni si quiera le pudiera decir su nombre a los dioses en el momento de ser juzgado y viviera en el más allá su alma perdida para siempre.
- Las personas no son iguales, en ninguna parte. Hay pequeñas diferencias que nos hacen bastante… diversos uno de los otros. En Roma hay esclavos, patricios y plebeyos...extranjeros que son tratados peor que animales... ¿Te molestaba las diferencias entre los que obedecen y mandan cuando te bañaban, vestían y alimentaban? Estuviste todo el día siendo tratado por esclavos que ni si quiera derecho a libertad tienen y sólo ahora te preocupas de lo que es justo e injusto en la vida… las personas no nacen iguales en esta tierra, algunos nacen para mandar y otros para obedecer y te lo demostraré ahora peleando contigo y veras como mi fuerza y la tuya hacen que yo mande y tu obedezcas.
Tomó su peluca, aquella porquería que tanto la incomodó el día completo y se la retiró, lanzándosela a Arianne. No iba a pelear con aquello sobre su cabeza. Así se sentía mucho más fresca con su melena sobre sus hombros y libre para pelear. Sobre el vestido que portaba, estaba lista para rasgarlo sobre sus rodillas cuando vio algo que la dejó helada. El hombre abandonaba la espada enterrándola sobre la arena.
- Escúchame bien lo que te diré. - Dijo friamente mientras no dejaba de observar la espada sobre la arena, horrorizada de haber encontrado un hombre de las legiones Romanas que se acobardara de pelear contra ella. - Egipto no depende de Roma para sobrevivir. Hemos vivido por miles de años reinando el mundo… dinastía tras dinastía. Nos hemos valido de nuestra fuerza y riqueza como pueblo, en los dioses y en la bendición del Nilo. Tú eres un simple mortal, eres insignificante en este mundo, tan insignificante como un grano de Arena en este desierto. Y aun así, tienes el descaro de decirme que es justo e injusto… - Dejó salir aire por su nariz en forma de burla, produciendo un sonido de desprecio hacia él. - Aquella labor sólo le corresponde a los dioses… ¿Acaso te crees un dios, Romano?... JA… Dime señor de la justicia, Juez del firmamento…si eres tan justo, ¿Por qué esa sirvienta era parte de tu vulgar campamento de prisioneros para ser vendidos como esclavos en Roma? … ¡¿ESA ES TU IDEA DE JUSTICIA?!... ridículo, un hombre con el ego de un dios pero con la hipocresía de decir que cree en que los hombres son iguales pero transporta esclavos.
Selene lo miró con desprecio. Una hombre asi no valía la pena ni si quiera conservar cerca como esclavo o prisionero. No gastaría grano egipcio en alimentar esa boca insolente.
- Ahora te abriré yo los ojos a ti. La tregua se ha acabado. Vuelve a Roma y muérete de hambre junto a tu pueblo por defender a una Egipcia que alguna vez privaste de libertad. Ya no eres un invitado en Egipto, sino su enemigo. No negociaré nada contigo puesto no tienes autoridad de hablar de igual a igual conmigo. – Le dio la espalda, ya no tenía nada más que hablarle a aquel hombre deshonrando ante sus ojos, un guerrero que dejaba caer su espada ni si quiera el título de hombre tendría a sus ojos, tan sólo de cobarde. Decepcionada, respirando profundo para calmar su propia ira, le dio su hoz a Arianne y se dirigió a ella. – Azótenlo. A él y a la sirvienta aquella. Nadie hablará más fuerte que yo en mi presencia. Cuando hayas terminado, dale agua para una semana, un caballo y que se largue de mis tierras junto a la mujer que protegió. No quiero volver a verlo. No merece su sangre manchar el suelo sagrado en donde descansan los grandes faraones de Egipto. Cuando termines reportarte de inmediato conmigo.De esa forma Selene se retiró de la presencia de aquel hombre pesadamente resguardada por sus escorpiones, no tenía nada, absolutamente nada más que tratar con el Romano. Necesitaba estar sola para calmarse puesto que aquel mal rato le costaría pasarlo.
Perdóname padre… hoy no pensé como una reina sino como una guerrera que conservará siempre su orgullo. No puedo manchar mis manos con su vulgar sangre ni puedo ni quiero paz con un pueblo que se humilla de esa forma. Si los he condenado a todos, cumpliré mi condena en la siguiente vida.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Viaje por el Nilo
Despues de haber ido a donde estaba Arianne quien estaba enojada con el general y lo podia notar facilmente puesto que el muy estupido se habia atrevido a cuestionarla cosa que era imperdonable para cualquiera, ambas nos dirigimos hacia el lugar en donde estaba nuestra señora Selene esperando al general romano el cual era una de las tres carpas que habiamos levantado en aquellos lugares. Apenas llegar al lugar nuestra señora es casi de inmediato informada por uno de los soldados que nos habian estado acompañando acerca de que Arianne habia mandado a azotar a la sirvienta a mi cargo cosa que no quedo impune puesto que nuestra señora comenzo a hablar acerca de ello casi de inmediato antes de que todos los presentes vieramos como la señora Selene tomaba su guadaña y le lanzaba una espada al soldado para que se enfrentaran en combate. Lo que se pensaba seria un posible combate entre nuestra señora y el general Edward se redujo a un intento del general por evitar la violencia cosa que me hizo fruncir el ceño y hervir la sangre al ver que se rehusaba a pelear manchando asi el honor de nuestra señora y mas aun el de el. Pasaron unos minutos antes de que mi señora Selene hablara acerca de esto pero yo no la escuchaba, solo podia pensar en las una y mil formas de matar a ese romano por hablarle de ese modo a nuestra señora y mas aun manchar su propio honor frente a ella, vi como nuestra señora daba unas ordenes bastante claras mientras mi mirada se endurecia totalmente mostrando una frialdad mucho mayor cosa que no paso desapercibida por Arianne quien sabia perfectamente lo que mi mirada pedia y clamaba lo cual era venganza pura y dura contra aquel generalucho de pacotilla.
- Sera como nuestra diosa Selene a dicho...guardia arrestenlo y llevenlo al mismo lugar en donde esta mi estupida sirvienta! esto amerita un castigo ejemplar contra todos los romanos mas como nuestra señora es generosa tu recibiras el castigo que les corresponderia a ellos! -dice con total enojo mientras se acercaba al lugar en donde estaba la espada y la tomaba con una sola mano sacandola de la arena y poniendola en el cinto que traia en su cintura haciendo que los guardias comenzaran a llevarse al romano-
- Sera como nuestra diosa Selene a dicho...guardia arrestenlo y llevenlo al mismo lugar en donde esta mi estupida sirvienta! esto amerita un castigo ejemplar contra todos los romanos mas como nuestra señora es generosa tu recibiras el castigo que les corresponderia a ellos! -dice con total enojo mientras se acercaba al lugar en donde estaba la espada y la tomaba con una sola mano sacandola de la arena y poniendola en el cinto que traia en su cintura haciendo que los guardias comenzaran a llevarse al romano-
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Re: Viaje por el Nilo
Ira era lo que se podia notar en el rostro de Selene, ademas que todos parecian emocionados por que ella pudiera vencerme, una oportunidad perfecta para que todos los que alli me odiaba pudieran verme morder el polvo, pero las mentes de los alli presentes no eran conscientes de la realidad de que esa lucha no llevaba a nada, solo con esa lucha se conseguiria que las pocas oportunidad de negociar se acabaran... y eso podia suponer el fin de egipto pues este general que ellas tenia delante habia tratado de solucionar las cosas de la manera mas pacifica posible, por que si cualquier otra legion de Roma hubiera llegado alli, si hubieran conocido lo que es el infierno...
Fue entonces cuando me negue a luchar que ella me revelo que la chica a la que protegia era una de mis esclavas, pero esa palabra era erronea... ya que no era mi esclava, era esclava de Roma. Entonces pude entender por que sentia que la conocia, era aquella que dio tantos problemas, la que preferia morir de hambre antes que vivir entre rejas.... Supongo que la emperatriz dijo eso para buscar de que forma herirme con mayor dureza...
Creo que dentro de unos años podrias haberlo entendido mejor. Esas chicas.. que teniamos encerradas, si no hubieramos hecho eso, lo otro que les hubiera esperado era la muerte... al encerrarlas al menos pude salvarles la vida... y luego fui yo quien me encargaba de su seguridad, de que nadie abusara de ellas, de que siguieran con vida...
Me acerque a la emperatriz, si asi me iban a tratar por salvar a una de las suyas.. no tenia ninguna intencion de tomarme tantas molestias como antes, mucho habia aguantado ya, sabia que si yo no hubiera parado los barcos con mi flecha, Alejandria seria cenizas..
Escucheme ahora usted... no intente saber como pienso y como actuo, usted no me conoce, no sabe nada de mi. Yo no tengo a nadie que me sirva, que me haga las cosas por mi, todo eso lo hago por mi propios medios, yo he llegado a donde estoy por mis propios medios...
Que intentaba hablandome de esa manera, mi casa de Roma era una casa donde todo lo hacia yo, preferia trabajar en el campo, cultivar mi propia comida antes que la guerra, pero eso son cosas que no podian entender personas que si que tenian los lujos. Mas yo que Selene podia hablar de ese modo, ella no conocia lo que era trabajar para uno mismo, y creia que me estaba comenzando a conocer, pero me equivoque...
Yo no soy un dios... pero los dioses deberian ser benevolentes... deberian proteger a la humanidad, sino no podrian ser considerados dioses. Los dioses no estan para ser servidos.. sino para ayudar a las personas...
Ella seguia mirandome con desprecio, con esa superioridad. Es una lastima por que las negociaciones podian haber ido mejor, pero si alguien no quiso tenerlas fueron ellas que no pudieron soportar su egocentrismo... Los humanos seguian siendo igual de crueles, de nada servia que yo me tragara mi orgullo... si ahora por pequeñeces como esta... eran capaces de perder el control de esa manera...
Selene.. espero que medite bien sus actos... su pueblo depende de sus impulsos...
Deje que se retirara si necesitaba calmarse despues del espectaculo seria bueno que lo hiciera, una mente llena de ira no piensa bien. Pensar que todo fue... por intentar proteger a alguien.. por evitar una pelea... pero despues de los azotes y si me dejaban ir, mi destino no seria Roma ni ningun otro, preferia morir azotado sabiendo que hice lo correcto antes que seguir humillandome y luchar a sangre sin ninguna razon
Ahora tendras lo que tanto deseabas, podras desquitarte....
Le dije a la otra chica llamada Arianne la cual ya pronto esperaria sus golpes llenos de furia, ella estaria deseando de ese momento asi que le daria el gusto de que golpeara, mientras la otra la que nos engaño de forma tan poco desleal con aquel veneno se acercaba para tomar la espada y comenzar a llevarme hacia mi castigo supuestamente merecido...
Fue entonces cuando me negue a luchar que ella me revelo que la chica a la que protegia era una de mis esclavas, pero esa palabra era erronea... ya que no era mi esclava, era esclava de Roma. Entonces pude entender por que sentia que la conocia, era aquella que dio tantos problemas, la que preferia morir de hambre antes que vivir entre rejas.... Supongo que la emperatriz dijo eso para buscar de que forma herirme con mayor dureza...
Creo que dentro de unos años podrias haberlo entendido mejor. Esas chicas.. que teniamos encerradas, si no hubieramos hecho eso, lo otro que les hubiera esperado era la muerte... al encerrarlas al menos pude salvarles la vida... y luego fui yo quien me encargaba de su seguridad, de que nadie abusara de ellas, de que siguieran con vida...
Me acerque a la emperatriz, si asi me iban a tratar por salvar a una de las suyas.. no tenia ninguna intencion de tomarme tantas molestias como antes, mucho habia aguantado ya, sabia que si yo no hubiera parado los barcos con mi flecha, Alejandria seria cenizas..
Escucheme ahora usted... no intente saber como pienso y como actuo, usted no me conoce, no sabe nada de mi. Yo no tengo a nadie que me sirva, que me haga las cosas por mi, todo eso lo hago por mi propios medios, yo he llegado a donde estoy por mis propios medios...
Que intentaba hablandome de esa manera, mi casa de Roma era una casa donde todo lo hacia yo, preferia trabajar en el campo, cultivar mi propia comida antes que la guerra, pero eso son cosas que no podian entender personas que si que tenian los lujos. Mas yo que Selene podia hablar de ese modo, ella no conocia lo que era trabajar para uno mismo, y creia que me estaba comenzando a conocer, pero me equivoque...
Yo no soy un dios... pero los dioses deberian ser benevolentes... deberian proteger a la humanidad, sino no podrian ser considerados dioses. Los dioses no estan para ser servidos.. sino para ayudar a las personas...
Ella seguia mirandome con desprecio, con esa superioridad. Es una lastima por que las negociaciones podian haber ido mejor, pero si alguien no quiso tenerlas fueron ellas que no pudieron soportar su egocentrismo... Los humanos seguian siendo igual de crueles, de nada servia que yo me tragara mi orgullo... si ahora por pequeñeces como esta... eran capaces de perder el control de esa manera...
Selene.. espero que medite bien sus actos... su pueblo depende de sus impulsos...
Deje que se retirara si necesitaba calmarse despues del espectaculo seria bueno que lo hiciera, una mente llena de ira no piensa bien. Pensar que todo fue... por intentar proteger a alguien.. por evitar una pelea... pero despues de los azotes y si me dejaban ir, mi destino no seria Roma ni ningun otro, preferia morir azotado sabiendo que hice lo correcto antes que seguir humillandome y luchar a sangre sin ninguna razon
Ahora tendras lo que tanto deseabas, podras desquitarte....
Le dije a la otra chica llamada Arianne la cual ya pronto esperaria sus golpes llenos de furia, ella estaria deseando de ese momento asi que le daria el gusto de que golpeara, mientras la otra la que nos engaño de forma tan poco desleal con aquel veneno se acercaba para tomar la espada y comenzar a llevarme hacia mi castigo supuestamente merecido...
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Viaje por el Nilo
Permanecí erguida, con mi semblante serio, mis ojos no se despegaban de la figura insignificante del General Romano, nuestra Emperatriz Selene hablaba, dejándole ciertas cosas clara de cómo era el mundo, la sociedad, su imperio y el nuestro, introduje mis manos dentro las vasijas y saqué ambas hoces, no era casualidad que la Reina y su mano derecha manejaran el mismo tipo de arma, una hoz larga ella, yo dos hoces cortas, los mismos Dioses tenían planeado hasta estás singulares coincidencias. Bañadas en alcohol, las sacudí en el aire y los restos de aquel líquido salieron despedido de ellas, cayendo en los rostros de algunos soldados romanos que anonadados veían aquella escena. Mi sonrisa se intensificó, no dejaba de mirarlo, no dejaba de burlarme de su propia existencia, que estúpido el haber subestimado el poder de Egipto, llegar a compararnos con sus compatriotas romanos, osando incluso de decir cómo era la verdadera manera de gobernar, este General a lo sumo debe ser el más débil de todos, asumiendo que el resto de sus camaradas no sean igual de patéticos que él.
Yo estaba lista no toleraría esa manera de dirigirse a Selene eso era una ofensa directa contra ella y contra nuestro propio pueblo, miré a mi señora y sus ojos decían claramente que no me entrometiera que este asunto ya era de su entera responsabilidad, me detuve sin ni siquiera haber hecho un movimiento para encarar al romano, permanecí ahí, de pie, erecta y expectante sujetando con fuerza aquellas armas, canalizando aquella impotencia y aquella frustración; bien sabía Selene que si aquel hombre tocaba o la rasguñaba siquiera un poco, sería su cabeza quién pagaría el precio de su atrevimiento.
Sólo me dedicaba a observar, la Emperatriz Selene sosteniendo con elegancia su hoz, la espada anteriormente lanzada al general en la arena, todos esperábamos el inicio del combate, que finalmente el romano mostrara su verdadera “casta”. Seguía sosteniendo mis armas con fuerza, atenta cuando de pronto el romano en un acto de completa debilidad dejaba clavada la espada en la arena y mostraba un actitud de suma cobardía al no querer pelear contra la diosa de Egipto, me quedé sorprendida y claro que ofendida, acaso estaba asumiendo que nuestra soberana era débil, que nosotros como pueblo éramos débil, ya me tenía harta con sus palabras de justicia y paz, acaso se le olvidaba el mundo y la actualidad en la que estábamos, él era un General o acaso se ganó ese título por concurso, era increíble lo que este sujeto ofrecía, bajé mi cabeza, ocultando el desagrado y el enojo, mi rostro se mostraba sombrío mis brazos caídos pero aún sosteniendo con fuerza las hoces, me aislé del espectáculo, me contraje en mi misma, sus palabras ya no tenían sentido para mi, susurraba no sabía si alguien me escuchaba: - ¿Dioses benevolentes?, ¿los mortales no estamos para servir a los dioses?, ¿Proteger a la humanidad?, ¿qué clase de dioses tenía este ser? una y más preguntas me murmuraba perdida y absorta en mis propios pensamientos, mientras que daba un paso y luego dos y así sucesivamente para caminar en su dirección, sentí el perfume de Rain en el viento, indicaba que ya había hecho sus movimientos, sentía la voz de la Emperatriz lejana, perdida en la suave y fría brisa nocturna, escuchaba el chispear de las fogatas, podía incluso escuchar la respiración y el latido del corazón de muchos de los ahí presentes.
Ya estaba en la arena a escasos centímetros del que se hacía pasar por General de una legión Romana, levanté mi rostro, estaba serio, ya hacía mucho rato había dejado de sonreír, lo miré a los ojos, refuté: - De ahora en adelante no te conocerán como el General Edward, se te conocerá como Edward El Salvador! mis palabras mostraban ironía y burla, levanté mi hoz derecha y con la punta de ella levanté su barbilla, en tono serio y retador, expresé: - Le salvaste la vida a esas personas?, dime en este momento dónde se encuentran? O bien qué estás haciendo tú por ellas? No te confundas con tus discursos baratos de heroísmo, tu eres tan mortal como yo y ambos servimos a un Dios, sea cual fuese y gustes llamarlo como bien gustes, pero no te equivoques en asumir que esta actitud justiciera de guerrero por la paz convencería a alguno de los míos o alguno de los tuyos, tu ineficiencia y tu ineptitud es donde te tienen y es a donde te han llevado. La única pregunta que tengo y no he parado de hacérmela es: En realidad eres Romano?
En ese momento dos guardias tomaban de los brazos del General arrestándolo, indicaciones precisas dadas por Rain, era el momento de dar cumplimiento a las órdenes de nuestra Emperatriz. Me giré y vi como Selene se retiraba a sus aposentos di la vuelta y seguí a aquellos soldados pronto nos reuniríamos con aquella esclava.
El trayecto fue silencioso, solo se escuchaba una que otra vez el ruido que producía pequeñas ráfagas de viento, los pocos arbustos que había se agitaban con fuerza, no pensaba en nada, solo me taladraba la imagen de los ojos de Rain, pocas veces la había visto de aquella manera, con aquel semblante, en un movimiento de inercia llevé mis manos a la espalda, y anclé mis hoces, caminamos un poco más y no tardamos en llegar. El verdugo estaba haciendo su labor, estaba en el conteo y claramente se escuchaba: - Diez!!!!!
Él levantó el gran látigo y sostuve su mano deteniéndolo, simplemente lo miré y con la mirada le indicaba que se retirara, los dos guardias amarraban al romano de pies y manos, fuertemente sin posibilidad de desatarse a dos columnas que se encontraban en aquel sitio, eran precisos e idóneos para aquellas funciones. Con mi rostro completamente inexpresivo, tomando aquel látigo entre mis manos, me acerqué a la chiquilla que se encontraba de rodillas junto al General romano, poniéndome justo detrás de ella, viendo su espalda expuesta y ensangrentada, con aquellas heridas recién abiertas y a flor de piel, tomando su delicado y humedecido rostro producto de sus propias lágrimas, le dije en tono burlesco: - Mira!!! El romano ha venido a salvarte!!! Tirando su rostro de manera brusca, levantándome y caminando nuevamente a la posición donde se ubicó el hombre que realizaba los azotes, levantando bien mi brazo y realizando un primer azote de prueba sobre la arena, dije: - Y bien romano, para que no se me tache que no soy “justa”… casi me reía de mis propias palabras, - Tú recibirás los 10 azotes que hacen faltan por cumplir por parte de aquella mujer, ahora como amas “salvar” el mundo, tú recibirás 40 azotes por tu osadía y falta de respeto. Es lo menos que te mereces, no?
Tomé aire, volviendo a golpear la arena con el látigo, mi tono ahora era serio: - Llévensela, atenla y amordácenla bien, no quiero sorpresitas de ningún tipo. Me acerqué a uno de los guardias que había asignado para aquella tarea y le susurré solo a él: - Asegúrate de que la estúpida pueda ver todo el espectáculo. Los soldados se retiraron llevándose a Seiren con ellos. Me saqué mis hoces dejando el látigo en el suelo, me puse de rodillas en la arena, Rain me miraba atentamente, ella sabía que significaba eso, comencé a recitar una antigua oración de invocación y clavando mis hoces en la arena despertaba el ejército de Anubis, las sombras emergían de la blanca arena, escuchándose aullidos y rebuznos, poco a poco una marea de hombres perro se hacían presente, respondiendo a mi llamado, todo el lugar se vio envuelto en una sombra, una atmosfera negra que no dejaba ver la luz de la luna ni de las estrellas, a mitad de aquel ejército le di instrucciones de acuartelar el lugar donde tuviesen a Seiren, ellos sabían que solo estarían allí para decirme detalle a detalle lo que pasará con ella y de sus acciones, además era una manera preventiva, la otra mitad se quedaría conmigo, esperando el cumplimiento de la sentencia al romano.
Me giré dándole la espalda al romano, saqué las hoces de la arena y las restituí en mi espalda, levanté y tomé el látigo, y golpeando el pecho del chacal que se encontraba a mi lado dejé aquella herramienta de castigo, ya sabía que tenía que hacer, el hombre perro levantó su cabeza dejando ver su hocico y aulló, sin girarme dije: - Olvidé decirte, cada latigazo es más duro que el anterior y con ellos sentirás el verdadero poder de Egipto.
- Zuaz!!! Fue lo que se escuchó en el aire, mientras se levantaba una vez más la arena. Caminé en dirección a Rain las dos custodiaríamos y seríamos testigos de lo que pasaría en esa larga noche. Las antorchas que tenian los soldados que nos acompañaban chispeaban ansiosas por escuchar el golpeteo del cuero sobre la piel.
Yo estaba lista no toleraría esa manera de dirigirse a Selene eso era una ofensa directa contra ella y contra nuestro propio pueblo, miré a mi señora y sus ojos decían claramente que no me entrometiera que este asunto ya era de su entera responsabilidad, me detuve sin ni siquiera haber hecho un movimiento para encarar al romano, permanecí ahí, de pie, erecta y expectante sujetando con fuerza aquellas armas, canalizando aquella impotencia y aquella frustración; bien sabía Selene que si aquel hombre tocaba o la rasguñaba siquiera un poco, sería su cabeza quién pagaría el precio de su atrevimiento.
Sólo me dedicaba a observar, la Emperatriz Selene sosteniendo con elegancia su hoz, la espada anteriormente lanzada al general en la arena, todos esperábamos el inicio del combate, que finalmente el romano mostrara su verdadera “casta”. Seguía sosteniendo mis armas con fuerza, atenta cuando de pronto el romano en un acto de completa debilidad dejaba clavada la espada en la arena y mostraba un actitud de suma cobardía al no querer pelear contra la diosa de Egipto, me quedé sorprendida y claro que ofendida, acaso estaba asumiendo que nuestra soberana era débil, que nosotros como pueblo éramos débil, ya me tenía harta con sus palabras de justicia y paz, acaso se le olvidaba el mundo y la actualidad en la que estábamos, él era un General o acaso se ganó ese título por concurso, era increíble lo que este sujeto ofrecía, bajé mi cabeza, ocultando el desagrado y el enojo, mi rostro se mostraba sombrío mis brazos caídos pero aún sosteniendo con fuerza las hoces, me aislé del espectáculo, me contraje en mi misma, sus palabras ya no tenían sentido para mi, susurraba no sabía si alguien me escuchaba: - ¿Dioses benevolentes?, ¿los mortales no estamos para servir a los dioses?, ¿Proteger a la humanidad?, ¿qué clase de dioses tenía este ser? una y más preguntas me murmuraba perdida y absorta en mis propios pensamientos, mientras que daba un paso y luego dos y así sucesivamente para caminar en su dirección, sentí el perfume de Rain en el viento, indicaba que ya había hecho sus movimientos, sentía la voz de la Emperatriz lejana, perdida en la suave y fría brisa nocturna, escuchaba el chispear de las fogatas, podía incluso escuchar la respiración y el latido del corazón de muchos de los ahí presentes.
Ya estaba en la arena a escasos centímetros del que se hacía pasar por General de una legión Romana, levanté mi rostro, estaba serio, ya hacía mucho rato había dejado de sonreír, lo miré a los ojos, refuté: - De ahora en adelante no te conocerán como el General Edward, se te conocerá como Edward El Salvador! mis palabras mostraban ironía y burla, levanté mi hoz derecha y con la punta de ella levanté su barbilla, en tono serio y retador, expresé: - Le salvaste la vida a esas personas?, dime en este momento dónde se encuentran? O bien qué estás haciendo tú por ellas? No te confundas con tus discursos baratos de heroísmo, tu eres tan mortal como yo y ambos servimos a un Dios, sea cual fuese y gustes llamarlo como bien gustes, pero no te equivoques en asumir que esta actitud justiciera de guerrero por la paz convencería a alguno de los míos o alguno de los tuyos, tu ineficiencia y tu ineptitud es donde te tienen y es a donde te han llevado. La única pregunta que tengo y no he parado de hacérmela es: En realidad eres Romano?
En ese momento dos guardias tomaban de los brazos del General arrestándolo, indicaciones precisas dadas por Rain, era el momento de dar cumplimiento a las órdenes de nuestra Emperatriz. Me giré y vi como Selene se retiraba a sus aposentos di la vuelta y seguí a aquellos soldados pronto nos reuniríamos con aquella esclava.
El trayecto fue silencioso, solo se escuchaba una que otra vez el ruido que producía pequeñas ráfagas de viento, los pocos arbustos que había se agitaban con fuerza, no pensaba en nada, solo me taladraba la imagen de los ojos de Rain, pocas veces la había visto de aquella manera, con aquel semblante, en un movimiento de inercia llevé mis manos a la espalda, y anclé mis hoces, caminamos un poco más y no tardamos en llegar. El verdugo estaba haciendo su labor, estaba en el conteo y claramente se escuchaba: - Diez!!!!!
Él levantó el gran látigo y sostuve su mano deteniéndolo, simplemente lo miré y con la mirada le indicaba que se retirara, los dos guardias amarraban al romano de pies y manos, fuertemente sin posibilidad de desatarse a dos columnas que se encontraban en aquel sitio, eran precisos e idóneos para aquellas funciones. Con mi rostro completamente inexpresivo, tomando aquel látigo entre mis manos, me acerqué a la chiquilla que se encontraba de rodillas junto al General romano, poniéndome justo detrás de ella, viendo su espalda expuesta y ensangrentada, con aquellas heridas recién abiertas y a flor de piel, tomando su delicado y humedecido rostro producto de sus propias lágrimas, le dije en tono burlesco: - Mira!!! El romano ha venido a salvarte!!! Tirando su rostro de manera brusca, levantándome y caminando nuevamente a la posición donde se ubicó el hombre que realizaba los azotes, levantando bien mi brazo y realizando un primer azote de prueba sobre la arena, dije: - Y bien romano, para que no se me tache que no soy “justa”… casi me reía de mis propias palabras, - Tú recibirás los 10 azotes que hacen faltan por cumplir por parte de aquella mujer, ahora como amas “salvar” el mundo, tú recibirás 40 azotes por tu osadía y falta de respeto. Es lo menos que te mereces, no?
Tomé aire, volviendo a golpear la arena con el látigo, mi tono ahora era serio: - Llévensela, atenla y amordácenla bien, no quiero sorpresitas de ningún tipo. Me acerqué a uno de los guardias que había asignado para aquella tarea y le susurré solo a él: - Asegúrate de que la estúpida pueda ver todo el espectáculo. Los soldados se retiraron llevándose a Seiren con ellos. Me saqué mis hoces dejando el látigo en el suelo, me puse de rodillas en la arena, Rain me miraba atentamente, ella sabía que significaba eso, comencé a recitar una antigua oración de invocación y clavando mis hoces en la arena despertaba el ejército de Anubis, las sombras emergían de la blanca arena, escuchándose aullidos y rebuznos, poco a poco una marea de hombres perro se hacían presente, respondiendo a mi llamado, todo el lugar se vio envuelto en una sombra, una atmosfera negra que no dejaba ver la luz de la luna ni de las estrellas, a mitad de aquel ejército le di instrucciones de acuartelar el lugar donde tuviesen a Seiren, ellos sabían que solo estarían allí para decirme detalle a detalle lo que pasará con ella y de sus acciones, además era una manera preventiva, la otra mitad se quedaría conmigo, esperando el cumplimiento de la sentencia al romano.
Me giré dándole la espalda al romano, saqué las hoces de la arena y las restituí en mi espalda, levanté y tomé el látigo, y golpeando el pecho del chacal que se encontraba a mi lado dejé aquella herramienta de castigo, ya sabía que tenía que hacer, el hombre perro levantó su cabeza dejando ver su hocico y aulló, sin girarme dije: - Olvidé decirte, cada latigazo es más duro que el anterior y con ellos sentirás el verdadero poder de Egipto.
- Zuaz!!! Fue lo que se escuchó en el aire, mientras se levantaba una vez más la arena. Caminé en dirección a Rain las dos custodiaríamos y seríamos testigos de lo que pasaría en esa larga noche. Las antorchas que tenian los soldados que nos acompañaban chispeaban ansiosas por escuchar el golpeteo del cuero sobre la piel.
Arianne- Cantidad de envíos : 21
Re: Viaje por el Nilo
Selene caminó pensativa hasta la gran carpa en donde iba a pasar la noche. El animo de fiesta se había terminado y los pocos soldados Romanos que habían acompañado en su viaje y festejos fueron de inmediato llevados a las partes bajas de los barcos de guerra para que pasaran ahí la noche custodiados de los escorpiones, la elite de Egipto. Otros permanecían alrededor del campamento custodiando la seguridad de Selene mientras ella se encontrara ahí.
En lo personal, la Reina de Egipto quería olvidarse rápidamente del desagradable momento que había pasado por culpa del General de esa legión que habían vencido. Le habían arruinado el apetito y la noche. ¿Sería aun adecuado buscar paz con Roma después de ver el tipo de fortaleza que tenía el hombre a cargo de una Legión?... lo más probable era que no. Si un imperio ponía como cabecilla a un hombre que se negaba a pelear, ¿Qué se podía esperar de éste? ¿Qué tipo de reino estaba liderando Diva? ¿Acaso la pensaba tan incompetente o estúpida para mandar a apresarla por un hombre así que negaba al Imperio Romano en cada una de sus acciones y palabras?
Entró sola a su carpa y se sentó de inmediato en una de las sillas, tomó una pluma y la sumergió en tinta… Cerró los ojos e vio la imagen de su hermana… tan alta, tan bella… su piel perfecta, su cuerpo divino cubierto en las mismas joyas que ella ahora portaba. ¿Qué había sucedido que las había alejado tanto?
- Seth… - Arrugó una de las hojas que escribía desechándola de inmediato.
Seth… ese hombre había sucedido. Pero no era realmente su culpa tampoco. Diva había cavado una tumba y no sólo se enterraba a si misma en ella, sino que a todo Egipto. Con la muerte de su hermano Ankrasel III… Diva ya no podía gobernar a menos que se casara con Ankrasel IV. Que Selene se hubiese desposado con éste había salvado a Egipto de seguir sufriendo por el mal gobierno de Diva… el mismo que ahora hacía que Roma se estuviese muriendo de hambre.
Aun así... aun sabiendo que Diva era una mujer que traía desgracias a fuera lo que fuera que tocara, Selene no podía evitar temer convertirse en una serpiente igual que su hermana menor. El pensamiento de aquello le causó escalofríos.
No era momento para seguir escribiendo con aquello torturándola. Sopló la llama que iluminaba la carpa y se dirigió a acostarse en la especie de cama que se había preparado para ella. Cerró los ojos, escuchando lo sucedía en el campamento… todo estaba silencioso. Ya no había más de que preocuparse hasta que volviera a salir el sol y tuviera que volver con prisa a Alejandría y preparar todo para ver como ganar tiempo en esa guerra… al menos hasta que su flota estuviese completa y que el grano realmente le comprara la paz entre Egipto y Roma. Después de todo, aun había una sombra que le preocupaba aun más que Roma y esa sombra… era Persia.
En lo personal, la Reina de Egipto quería olvidarse rápidamente del desagradable momento que había pasado por culpa del General de esa legión que habían vencido. Le habían arruinado el apetito y la noche. ¿Sería aun adecuado buscar paz con Roma después de ver el tipo de fortaleza que tenía el hombre a cargo de una Legión?... lo más probable era que no. Si un imperio ponía como cabecilla a un hombre que se negaba a pelear, ¿Qué se podía esperar de éste? ¿Qué tipo de reino estaba liderando Diva? ¿Acaso la pensaba tan incompetente o estúpida para mandar a apresarla por un hombre así que negaba al Imperio Romano en cada una de sus acciones y palabras?
Entró sola a su carpa y se sentó de inmediato en una de las sillas, tomó una pluma y la sumergió en tinta… Cerró los ojos e vio la imagen de su hermana… tan alta, tan bella… su piel perfecta, su cuerpo divino cubierto en las mismas joyas que ella ahora portaba. ¿Qué había sucedido que las había alejado tanto?
- Seth… - Arrugó una de las hojas que escribía desechándola de inmediato.
Seth… ese hombre había sucedido. Pero no era realmente su culpa tampoco. Diva había cavado una tumba y no sólo se enterraba a si misma en ella, sino que a todo Egipto. Con la muerte de su hermano Ankrasel III… Diva ya no podía gobernar a menos que se casara con Ankrasel IV. Que Selene se hubiese desposado con éste había salvado a Egipto de seguir sufriendo por el mal gobierno de Diva… el mismo que ahora hacía que Roma se estuviese muriendo de hambre.
Aun así... aun sabiendo que Diva era una mujer que traía desgracias a fuera lo que fuera que tocara, Selene no podía evitar temer convertirse en una serpiente igual que su hermana menor. El pensamiento de aquello le causó escalofríos.
No era momento para seguir escribiendo con aquello torturándola. Sopló la llama que iluminaba la carpa y se dirigió a acostarse en la especie de cama que se había preparado para ella. Cerró los ojos, escuchando lo sucedía en el campamento… todo estaba silencioso. Ya no había más de que preocuparse hasta que volviera a salir el sol y tuviera que volver con prisa a Alejandría y preparar todo para ver como ganar tiempo en esa guerra… al menos hasta que su flota estuviese completa y que el grano realmente le comprara la paz entre Egipto y Roma. Después de todo, aun había una sombra que le preocupaba aun más que Roma y esa sombra… era Persia.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Viaje por el Nilo
Mis labores concluían al haber preparado apropiadamente al General, mirando hacia el nexo que ofrecía la carpa me di cuenta que no solo Arianne nos esperaba sino que también la otra joven que me designaron para servirle. El momento de alejarme llegaba, levantándome me dirigía al encuentro de Rain hasta que mi mano era sujetada por parte de ese hombre evitando que me fuera, había olvidado que la cinta roja seguía sobre mi antebrazo…
Disculpe?
No me sorprendía escuchar que tratara de agradecerme por el trato que recibió de mi parte sino que incluso hubiera dado a entender una situación errónea de cómo sucedieron las cosas, el decir que no llevaba una buena relación denotaba una posible inconformidad a las personas que debía servir, un tanto preocupada volteaba ahora hacia las mujeres que esperaban impacientes al General.
Dudo mucho a que se refiere con esas palabras General… -mi voz parecía un tanto fría, desenlazaba mi mano marcando la distancia entre nosotros, inclinaba la cabeza hacia el suelo cerrando los ojos, al fin se retiraba alcanzando a esas dos mujeres. Sin ningún aviso Arianne entraba furiosa tomándome del brazo, desinteresada posaba mi vista sobre sus ojos haciéndome como la que no entendía absolutamente nada. - acaso sucede algo mi señora?... -cortésmente aceptaba la manera errónea en la que apreció la situación que mantuve con ese hombre, lanzándome lejos chocaba contra el mueble evitando que cayera, conteniendo el impulso de responder inapropiadamente me repuse acomodando las cosas que llegue incluso a tirar tras ese empujón. Pensando que todo había pasado me quedaba esperando hasta que salieran para dedicarme en los asuntos de atender a nuestros invitados, una sonrisa casi sarcástica marcaban perfectamente la comisura de mis labios al disponer un castigo por mi conducta.
Los guardias acataban la orden, entrando con brusquedad e intentando tocarme para guiarme; rehusándome di unos pasos hacia atrás levantando el rostro y manteniendo la postura frente a esos dos.
No se atrevan a siquiera intentar tocarme… sé dónde está el camino…
Ambos hombres se miraron confundidos al ver como respondía, se abrieron paso esperando que saliera de la carpa para retomar el camino. Al salir apartaba las cortinas notando como la oscuridad había cubierto gran parte del cielo, los destellos de algunas estrellas se marcaban haciendo el escenario perfecto para la fiesta que se había preparado para la legión romana. La algarabía de las personas disfrutando del festín se escuchaba por todas partes, la música invadía la felicidad de la cual todos parecían gozar en esos momentos, de repente un gran silenció embargo la escena. Me detuve deliberadamente por querer saber que ocurría, al parecer cerca de donde reposaba plácidamente nuestra diosa se comenzaba a formar una situación lo bastante severa para que me rehusara a avanzar.
Camina esclava.
El filo de su lanza apenas tocaba mi espalda incitándome a que avanzara, sin moverme y solo alcanzándolo desde el borde me mantenía bajo una actitud sumisa. – Acaso no les interesa saber si nuestra diosa no está corriendo peligro? - El otro sujeto recargaba su mano sobre el hombro de su compañero notando indecisión, dándome algo de razón y que deberían de retirarse.
Acaso estás loco?... sabes lo que nos hará nuestra señora Arianne sino cumplimos con la orden que se nos encomendó. Además… así ha dictaminado nuestra voluntad la diosa Selene.
Creía que podía sembrar la duda entre esos dos, no funciono y tenía que idear la manera de averiguar qué sucedía a lo lejos, resignados a no intervenir retomaban el camino no sin antes amenazarme con tratar de dañarme si no obedecía. Sin tener otra salida me dispuse a continuar, un gran hombre estaba reposando y disfrutando de la bebida que se le llevo para pasar el rato mientras esperaba… sus mejillas estaban más que sonrojadas cuando tuvo la oportunidad de verme lanzando el vaso tras su espalda, su gran sonrisa se abría dejando ver lo ansioso que se encontraba al tener compañía.
Vaya.. Vaya… que tenemos aquí? –levantándose perezosamente se acercaba frotando ambas manos y rodeándome como si se tratara de un pedazo de carne.
Tranquilo no es lo que crees… así que déjate de juegos y comienza a preparar las cosas… - el verdugo sabía que significaban esas palabras, su boca se abría tras la decepción de aquella noticia, sobre todo cuando disfrutaba de su descanso plácidamente tenía que ser interrumpido para dedicarse a retomar su trabajo. Miraba apacible como el desierto se abría ante nosotros ignorando la presencia de ahora ese grupo que me acompañaba.
Esta vez cuantos son?.. – respondió indiferente sacando de su cinturón el látigo que pendía sobre su abdomen, el otro le hizo la señal y comprendiendo esto saco de un estuche una especie de ganchos las cuales fue colocando sobre la punta de su látigo, paciente colocaba las tres piezas encajándolas una a una, hecho esto llamo a los guardias que estaban a mi lado…- sujétenla!! – los otros me tomaron de las muñecas no sin antes acercarme a una especie de postes y sujetar mis muñecas con unas cuerdas gastadas, amarrándome bien me dejaron de pie alejándose y darle el espacio suficiente para realizar su trabajo. Escuchaba algunos cuchicheos entre ellos, solo pude entender que les extrañaba que no hubiera opuesto ninguna clase de resistencia o que al menos intentara suplicar por disminuir la severidad de mi castigo. Daba una última mirada al cielo para finalmente agachar mi cabeza, cerraba mis ojos haciendo que mi cabello cayera sobre mi rostro ocultando cualquier tipo de expresión.
Riendo sarcásticamente golpeaba justo cerca de mí sin hacerme daño, el polvo de la arena saltaba, el lazo que sostenía mi cabello se caía provocado por el corte del viento, “amablemente” se acerco apartando éste dejando solo mi espalda descubierta, su mano pasaba a resbalarse sobre el talle de mi figura tratando de humillarme y derrotar ese semblante de resignación que mantenía. –Es una lástima de verdad HAHAHA!!!... prepárate- esa última palabra la murmuraba lanzando el primer golpe.
Los otros guardias se congelaron por la brutalidad que este demostraba siendo solo el primer movimiento de su brazo, la tela del vestido se rasgaba manchando con algunas gotas de sangre el suelo en donde me encontraba, esperando a escuchar un horrible llanto se acercaron para ver si ese primer intento no fue lo suficiente como para hacerme caer. Me conservaba igual sin expresar absolutamente nada, solo se veía como mi pecho se alzaba retomando el aire para prepararme al segundo, sin hacerse esperar el siguiente golpe rasgaba mi piel abriendo una profunda herida, asustados los otros pensaron que a ese paso moriría, apretaba los ojos a tal grado que mis manos se contrajeron contra las cuerdas que me sostenían y sostenerme para seguir de pie.
Anda grita!!!
Tranquilízate la quieren viva aun!!
El verdugo bufo como si hiciera caso omiso a lo que el otro le había replicado, masajeaba su hombro con la mano que tenía libre, sin contenerse siguió así una y otra vez… excitado seguía golpeando llegando así al sexto golpe. No pude resistir a lo que mis lágrimas escapaban humedeciendo mis mejillas, sin quejarme apretaba los labios esperando que todo terminase de una sola vez. Interrumpiendo alguien más llegaba súbitamente para traer noticias.
Se ha acabado la tregua… apresen a los romanos!
Gritos de hombres por querer defenderse se ocultaban al verse atrapados, quise reaccionas ante lo que pude comprender cuando un azote más me obligo a caer de rodillas, el calor en mi espalda me quemaba literalmente y los latidos punzantes sobre mi piel no cesaban, apretaba los dientes por evitar derramar más lágrimas pero no podía contenerme, así siguió con los siguientes dos golpes deteniéndose.
No he estado en mejor forma!! Y bien chica adivina que número sigue… Diez!!!!!
Trataba de zafarme de las ataduras, tras ello solo conseguía lastimarme las muñecas, éstas sangraban por la fricción de querer liberarme hasta que un silencio casi sepulcral invadió el ambiente, imaginaba que estaba esperando cuando de repente uno de ellos sacando espada cortaba de un solo tajo, caía irremediablemente por las heridas, ayudándome a levantarme me alejaron y fue cuando tomándome del rostro apenas pude reconocer a la que había impuesto tal castigo. Asustada resbalaba mi vista viendo a Edward frente a mí, no comprendía dichas palabras de esa mujer hasta que:
- Y bien romano, para que no se me tache que no soy “justa”… Tú recibirás los 10 azotes que hacen faltan por cumplir por parte de aquella mujer, ahora como amas “salvar” el mundo, tú recibirás 40 azotes por tu osadía y falta de respeto. Es lo menos que te mereces, no?
No sabía con exactitud porque llegaban a tal disposición de permitir que parte de mi castigo fueran para el General y mucho menos el de sus hombres, formulaba la misma pregunta del por qué hacían eso, no aguantaba seguir con esa actitud sumisa.. Soporte lo suficiente pero asustada me retiraban, quise luchar pero mis fuerzas inexistentes no me lo permitían…
Espera… no necesito misericordia de nadie…
Sin lograr que me escucharan me ataron y amordazaron con tal fuerza que me colocaron justo frente a él, ahora comprendía que me dejarían ahí para presenciar lo que apenas yo si pude soportar. Un mar de oscuridad apagaba las luces que permanecían latentes en el cielo, el frío invadía dejando salir a unos extraños seres, prácticamente eran unos monstruos.. mi corazón se aterro dejando ver la expresión de miedo en mis ojos, pero aquel terror fue que el poder que poseía aquella mujer lo usara de forma tan siniestra que después de tanto pude sentir el miedo de tal forma que deseaba que mi propia existencia la tomara Osiris apiadándose de mi alma.
Disculpe?
No me sorprendía escuchar que tratara de agradecerme por el trato que recibió de mi parte sino que incluso hubiera dado a entender una situación errónea de cómo sucedieron las cosas, el decir que no llevaba una buena relación denotaba una posible inconformidad a las personas que debía servir, un tanto preocupada volteaba ahora hacia las mujeres que esperaban impacientes al General.
Dudo mucho a que se refiere con esas palabras General… -mi voz parecía un tanto fría, desenlazaba mi mano marcando la distancia entre nosotros, inclinaba la cabeza hacia el suelo cerrando los ojos, al fin se retiraba alcanzando a esas dos mujeres. Sin ningún aviso Arianne entraba furiosa tomándome del brazo, desinteresada posaba mi vista sobre sus ojos haciéndome como la que no entendía absolutamente nada. - acaso sucede algo mi señora?... -cortésmente aceptaba la manera errónea en la que apreció la situación que mantuve con ese hombre, lanzándome lejos chocaba contra el mueble evitando que cayera, conteniendo el impulso de responder inapropiadamente me repuse acomodando las cosas que llegue incluso a tirar tras ese empujón. Pensando que todo había pasado me quedaba esperando hasta que salieran para dedicarme en los asuntos de atender a nuestros invitados, una sonrisa casi sarcástica marcaban perfectamente la comisura de mis labios al disponer un castigo por mi conducta.
Los guardias acataban la orden, entrando con brusquedad e intentando tocarme para guiarme; rehusándome di unos pasos hacia atrás levantando el rostro y manteniendo la postura frente a esos dos.
No se atrevan a siquiera intentar tocarme… sé dónde está el camino…
Ambos hombres se miraron confundidos al ver como respondía, se abrieron paso esperando que saliera de la carpa para retomar el camino. Al salir apartaba las cortinas notando como la oscuridad había cubierto gran parte del cielo, los destellos de algunas estrellas se marcaban haciendo el escenario perfecto para la fiesta que se había preparado para la legión romana. La algarabía de las personas disfrutando del festín se escuchaba por todas partes, la música invadía la felicidad de la cual todos parecían gozar en esos momentos, de repente un gran silenció embargo la escena. Me detuve deliberadamente por querer saber que ocurría, al parecer cerca de donde reposaba plácidamente nuestra diosa se comenzaba a formar una situación lo bastante severa para que me rehusara a avanzar.
Camina esclava.
El filo de su lanza apenas tocaba mi espalda incitándome a que avanzara, sin moverme y solo alcanzándolo desde el borde me mantenía bajo una actitud sumisa. – Acaso no les interesa saber si nuestra diosa no está corriendo peligro? - El otro sujeto recargaba su mano sobre el hombro de su compañero notando indecisión, dándome algo de razón y que deberían de retirarse.
Acaso estás loco?... sabes lo que nos hará nuestra señora Arianne sino cumplimos con la orden que se nos encomendó. Además… así ha dictaminado nuestra voluntad la diosa Selene.
Creía que podía sembrar la duda entre esos dos, no funciono y tenía que idear la manera de averiguar qué sucedía a lo lejos, resignados a no intervenir retomaban el camino no sin antes amenazarme con tratar de dañarme si no obedecía. Sin tener otra salida me dispuse a continuar, un gran hombre estaba reposando y disfrutando de la bebida que se le llevo para pasar el rato mientras esperaba… sus mejillas estaban más que sonrojadas cuando tuvo la oportunidad de verme lanzando el vaso tras su espalda, su gran sonrisa se abría dejando ver lo ansioso que se encontraba al tener compañía.
Vaya.. Vaya… que tenemos aquí? –levantándose perezosamente se acercaba frotando ambas manos y rodeándome como si se tratara de un pedazo de carne.
Tranquilo no es lo que crees… así que déjate de juegos y comienza a preparar las cosas… - el verdugo sabía que significaban esas palabras, su boca se abría tras la decepción de aquella noticia, sobre todo cuando disfrutaba de su descanso plácidamente tenía que ser interrumpido para dedicarse a retomar su trabajo. Miraba apacible como el desierto se abría ante nosotros ignorando la presencia de ahora ese grupo que me acompañaba.
Esta vez cuantos son?.. – respondió indiferente sacando de su cinturón el látigo que pendía sobre su abdomen, el otro le hizo la señal y comprendiendo esto saco de un estuche una especie de ganchos las cuales fue colocando sobre la punta de su látigo, paciente colocaba las tres piezas encajándolas una a una, hecho esto llamo a los guardias que estaban a mi lado…- sujétenla!! – los otros me tomaron de las muñecas no sin antes acercarme a una especie de postes y sujetar mis muñecas con unas cuerdas gastadas, amarrándome bien me dejaron de pie alejándose y darle el espacio suficiente para realizar su trabajo. Escuchaba algunos cuchicheos entre ellos, solo pude entender que les extrañaba que no hubiera opuesto ninguna clase de resistencia o que al menos intentara suplicar por disminuir la severidad de mi castigo. Daba una última mirada al cielo para finalmente agachar mi cabeza, cerraba mis ojos haciendo que mi cabello cayera sobre mi rostro ocultando cualquier tipo de expresión.
Riendo sarcásticamente golpeaba justo cerca de mí sin hacerme daño, el polvo de la arena saltaba, el lazo que sostenía mi cabello se caía provocado por el corte del viento, “amablemente” se acerco apartando éste dejando solo mi espalda descubierta, su mano pasaba a resbalarse sobre el talle de mi figura tratando de humillarme y derrotar ese semblante de resignación que mantenía. –Es una lástima de verdad HAHAHA!!!... prepárate- esa última palabra la murmuraba lanzando el primer golpe.
Los otros guardias se congelaron por la brutalidad que este demostraba siendo solo el primer movimiento de su brazo, la tela del vestido se rasgaba manchando con algunas gotas de sangre el suelo en donde me encontraba, esperando a escuchar un horrible llanto se acercaron para ver si ese primer intento no fue lo suficiente como para hacerme caer. Me conservaba igual sin expresar absolutamente nada, solo se veía como mi pecho se alzaba retomando el aire para prepararme al segundo, sin hacerse esperar el siguiente golpe rasgaba mi piel abriendo una profunda herida, asustados los otros pensaron que a ese paso moriría, apretaba los ojos a tal grado que mis manos se contrajeron contra las cuerdas que me sostenían y sostenerme para seguir de pie.
Anda grita!!!
Tranquilízate la quieren viva aun!!
El verdugo bufo como si hiciera caso omiso a lo que el otro le había replicado, masajeaba su hombro con la mano que tenía libre, sin contenerse siguió así una y otra vez… excitado seguía golpeando llegando así al sexto golpe. No pude resistir a lo que mis lágrimas escapaban humedeciendo mis mejillas, sin quejarme apretaba los labios esperando que todo terminase de una sola vez. Interrumpiendo alguien más llegaba súbitamente para traer noticias.
Se ha acabado la tregua… apresen a los romanos!
Gritos de hombres por querer defenderse se ocultaban al verse atrapados, quise reaccionas ante lo que pude comprender cuando un azote más me obligo a caer de rodillas, el calor en mi espalda me quemaba literalmente y los latidos punzantes sobre mi piel no cesaban, apretaba los dientes por evitar derramar más lágrimas pero no podía contenerme, así siguió con los siguientes dos golpes deteniéndose.
No he estado en mejor forma!! Y bien chica adivina que número sigue… Diez!!!!!
Trataba de zafarme de las ataduras, tras ello solo conseguía lastimarme las muñecas, éstas sangraban por la fricción de querer liberarme hasta que un silencio casi sepulcral invadió el ambiente, imaginaba que estaba esperando cuando de repente uno de ellos sacando espada cortaba de un solo tajo, caía irremediablemente por las heridas, ayudándome a levantarme me alejaron y fue cuando tomándome del rostro apenas pude reconocer a la que había impuesto tal castigo. Asustada resbalaba mi vista viendo a Edward frente a mí, no comprendía dichas palabras de esa mujer hasta que:
- Y bien romano, para que no se me tache que no soy “justa”… Tú recibirás los 10 azotes que hacen faltan por cumplir por parte de aquella mujer, ahora como amas “salvar” el mundo, tú recibirás 40 azotes por tu osadía y falta de respeto. Es lo menos que te mereces, no?
No sabía con exactitud porque llegaban a tal disposición de permitir que parte de mi castigo fueran para el General y mucho menos el de sus hombres, formulaba la misma pregunta del por qué hacían eso, no aguantaba seguir con esa actitud sumisa.. Soporte lo suficiente pero asustada me retiraban, quise luchar pero mis fuerzas inexistentes no me lo permitían…
Espera… no necesito misericordia de nadie…
Sin lograr que me escucharan me ataron y amordazaron con tal fuerza que me colocaron justo frente a él, ahora comprendía que me dejarían ahí para presenciar lo que apenas yo si pude soportar. Un mar de oscuridad apagaba las luces que permanecían latentes en el cielo, el frío invadía dejando salir a unos extraños seres, prácticamente eran unos monstruos.. mi corazón se aterro dejando ver la expresión de miedo en mis ojos, pero aquel terror fue que el poder que poseía aquella mujer lo usara de forma tan siniestra que después de tanto pude sentir el miedo de tal forma que deseaba que mi propia existencia la tomara Osiris apiadándose de mi alma.
Seiren- Amazona Dorada
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Ataques :
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Re: Viaje por el Nilo
OFF:
-o-
El castigo de Seiren había terminado. Era el turno aparente de Edward y se veía en el rostro de Arianne la impaciencia por comenzar el castigo del hombre que había cuestionado su inteligencia. Dejó que el sonido del cuero golpeando el aire se escuchara para intimidar al hombre… el ejercito de Anubis, una creación de la magia de Arianne estaba presente custodiando al detenido y también a la sirvienta de Rain. Se habían posicionado frente a la joven, de forma que ella pudiera ver lo que le sucedería a Edward a través de su cuerpos semi transparentes, mas Edward… no podría verla a ella. Estaban a una distancia considerable.
Y fue justo en el instante en que el primer azote iba a comenzar cuando un soldado hizo presencia bajo el cielo estrellado de Egipto, entregando a Arianne un mensaje en su oído sólo para ella.
“La Reina ordena que no prosiga con el castigo. Por el contrario… pide que desaten a ese hombre y que se le lleve a su carpa a dormir pues partirá con él y usted mañana a El Fayum. Pide su presencia de inmediato para darle esta noticia personalmente.”
~
En la carpa donde dormía Selene esa noche estaba todo en calma y en tranquilidad. De pronto despertó agitada y asustada con la revelación de su sueño… pues la persona que había visto era nada menos que Edward. ¿Por qué los dioses le habrían mandado aquella señal?
¿Qué significa esto…?
Lo había visto tan claro como veía cualquier cosa… lo había visto en lo alto de una montaña en donde los templos de mármol se perdían y su cuerpo era de oro, con gigantescas alas doradas. El mero pensamiento de que pudiera estar levantando su mano contra un dios la hizo transpirar en frío y perdió la concentración un instante. Más se intentó calmar, cerrando los ojos, concentrándose en aquella figura que su sueño le había revelado.
Esto sólo puede significar… que ese hombre es el hijo de Ma’at…
Ma’at era una diosa alada egipcia, símbolo de la verdad, justicia y armonía. Era la esposa de Thoth, el dios de la sabiduría, pues para encontrar la justicia se necesitaba de sabiduría. La única explicación a las alas de oro en ese hombre que la mente de Selene encontró dentro de su angustia fue aquello. No se tomaba los sueños a la ligera y menos uno en Gizah, bajo las pirámides de los antiguos Faraones, un lugar tan sagrado como ese y un sueño tan revelador era sin duda el augurio de algo… algo grandioso estaba por suceder. Se levantó rápidamente de la cama apenas cubriéndose con las mismas sabanas y sacó su cabeza de la tienda gritándole al primer guardia que vio que detuviera a Arianne de golpear al General Romano y la trajera de inmediato a la carpa, sin peros.
Mandó encender todas las luces posibles y desesperadamente se puso a buscar entre los papeles y libros que tenía algún indicio que pudiera explicar mejor lo que acababa de soñar.
De pronto vio que entraba Arianne un tanto confundida al ver el horror y miedo en el rostro de Selene al pensar que había ofendido a los dioses.
- Arianne… estaba durmiendo, soñando…soñando en mi vida después de esta… cuando los dioses me aceptaran en el siguiente mundo en el cielo… cuando vi a Ma’at… la mujer con alas doradas que sostenía un báculo dorado en las alturas… sus alas doradas Arianne… eran tan reales… - Selene parecía en un transe mientras miraba al vacío. Estaba tiritando de miedo… nunca había estado así. - Ma’at me miraba directamente a los ojos como… como una madre miraría a su hija…¿Sabes?... Su cabello era de un color violeta indescriptible… y… y… lo vi tan claro como te veo a ti ahora… me recibía y daba mi lugar entre los dioses mientras me preguntaba mi nombre… y entonces…vi a ese hombre Romano junto a ella, cubierto en oro, su cuerpo era de oro… y tenía alas doradas protegiendo a Ma’at junto a otros dioses cubiertos en oro también…
Arianne… hemos ofendido a los dioses…
Arianne nunca había visto a una persona tan fría como Selene mostrar miedo, y tal vez si en ese instante hubiese entendido que soñaba con su vida pasada, en Athena y el Santuario junto al caballero de Sagitario como tantas veces la había visto… hubiera entendido el significado del sueño. Y de seguro cuando en el futuro entendiera el significado del sueño estaría bastante enojada de haber creído que Edward era un dios… Pero la situación era otra en ese momento. Selene siendo una mujer supersticiosa como todo egipcio, vio en aquel sueño la clara señal de que debía actuar con justicia, equilibrio y armonía… o terminaría crucificada para la diversión del pueblo Romano. Y peor aun, terminaría desterrada en la proxima vida... su alma nunca encontraría descanso eterno, una idea que la aterrorizaba aun más que la misma muerte.
No necesitaba decírselo a Arianne, en un pasado la función de Faraón iba de la mano con el concepto de justicia que embargaba Ma’at, algo que con el pasar del tiempo se había separado de su función por haber perdido sus costumbres religiosas lentamente… pero estando en territorio sagrado era muy difícil pasar de largo una señal como esa.
- Este…este... - Dijo recuperándose un poco del susto bebiendo vino rápidamente. – Este es el pergamino que escribí antes de dormir para que sea mandado a Roma, debemos actuar rápido y buscar apaciguar a los dioses… de su ira… manda a Rain a Roma y que entregue eso al senado. Que busque por cualquier medio entablar la paz entre Roma y Egipto…
Selene, aun con frío, extendió el pergamino hacia Arianne mandándola a que se lo entregara a Rain. Los ojos de Selene denotaban la preocupación e inquietud que ahora gobernaban su mente y sólo podía pensar en la grave ofensa que había cometido levantando su arma contra el hijo de Ma’at. Nada era casualidad… y si un hombre extranjero había terminado en Egipto derrotando a sus hombres en batalla en el desierto… todo tenía sentido en su mente ahora. Sólo el hijo de una diosa podría haber logrado tal hazaña.
- Dile a Rain… que tome a los escorpiones y vuelva a Alejandría, que elija a los mejores hombres y llévenles de vuelta sus barcos con trigo, en símbolo de buena fe. – Selene le dio otro sorbo a su copa mientras se vestía. – No queremos enojar aun más a los dioses… debemos enmendar nuestra ofensa y sacrilegio… traten a ese hombre como se lo merece, con todos los honores posibles… y liberen a la sirvienta de Rain, que vuelva con ella a Alejandría.
- Spoiler:
- Debido al problemilla que pensé estaba resuelto y la indisposición a responder de parte de los involucrados, me veo forzada a enmendar la situación de la forma que estimo es más pertinente y favorable para todos. Por lo mismo, se hará la manipulación que se estime pertinente para resolver este problema onrol.
Con esto espero que quede la situación superada.
-o-
El castigo de Seiren había terminado. Era el turno aparente de Edward y se veía en el rostro de Arianne la impaciencia por comenzar el castigo del hombre que había cuestionado su inteligencia. Dejó que el sonido del cuero golpeando el aire se escuchara para intimidar al hombre… el ejercito de Anubis, una creación de la magia de Arianne estaba presente custodiando al detenido y también a la sirvienta de Rain. Se habían posicionado frente a la joven, de forma que ella pudiera ver lo que le sucedería a Edward a través de su cuerpos semi transparentes, mas Edward… no podría verla a ella. Estaban a una distancia considerable.
Y fue justo en el instante en que el primer azote iba a comenzar cuando un soldado hizo presencia bajo el cielo estrellado de Egipto, entregando a Arianne un mensaje en su oído sólo para ella.
“La Reina ordena que no prosiga con el castigo. Por el contrario… pide que desaten a ese hombre y que se le lleve a su carpa a dormir pues partirá con él y usted mañana a El Fayum. Pide su presencia de inmediato para darle esta noticia personalmente.”
~
En la carpa donde dormía Selene esa noche estaba todo en calma y en tranquilidad. De pronto despertó agitada y asustada con la revelación de su sueño… pues la persona que había visto era nada menos que Edward. ¿Por qué los dioses le habrían mandado aquella señal?
¿Qué significa esto…?
Lo había visto tan claro como veía cualquier cosa… lo había visto en lo alto de una montaña en donde los templos de mármol se perdían y su cuerpo era de oro, con gigantescas alas doradas. El mero pensamiento de que pudiera estar levantando su mano contra un dios la hizo transpirar en frío y perdió la concentración un instante. Más se intentó calmar, cerrando los ojos, concentrándose en aquella figura que su sueño le había revelado.
Esto sólo puede significar… que ese hombre es el hijo de Ma’at…
Ma’at era una diosa alada egipcia, símbolo de la verdad, justicia y armonía. Era la esposa de Thoth, el dios de la sabiduría, pues para encontrar la justicia se necesitaba de sabiduría. La única explicación a las alas de oro en ese hombre que la mente de Selene encontró dentro de su angustia fue aquello. No se tomaba los sueños a la ligera y menos uno en Gizah, bajo las pirámides de los antiguos Faraones, un lugar tan sagrado como ese y un sueño tan revelador era sin duda el augurio de algo… algo grandioso estaba por suceder. Se levantó rápidamente de la cama apenas cubriéndose con las mismas sabanas y sacó su cabeza de la tienda gritándole al primer guardia que vio que detuviera a Arianne de golpear al General Romano y la trajera de inmediato a la carpa, sin peros.
Mandó encender todas las luces posibles y desesperadamente se puso a buscar entre los papeles y libros que tenía algún indicio que pudiera explicar mejor lo que acababa de soñar.
De pronto vio que entraba Arianne un tanto confundida al ver el horror y miedo en el rostro de Selene al pensar que había ofendido a los dioses.
- Arianne… estaba durmiendo, soñando…soñando en mi vida después de esta… cuando los dioses me aceptaran en el siguiente mundo en el cielo… cuando vi a Ma’at… la mujer con alas doradas que sostenía un báculo dorado en las alturas… sus alas doradas Arianne… eran tan reales… - Selene parecía en un transe mientras miraba al vacío. Estaba tiritando de miedo… nunca había estado así. - Ma’at me miraba directamente a los ojos como… como una madre miraría a su hija…¿Sabes?... Su cabello era de un color violeta indescriptible… y… y… lo vi tan claro como te veo a ti ahora… me recibía y daba mi lugar entre los dioses mientras me preguntaba mi nombre… y entonces…vi a ese hombre Romano junto a ella, cubierto en oro, su cuerpo era de oro… y tenía alas doradas protegiendo a Ma’at junto a otros dioses cubiertos en oro también…
Arianne… hemos ofendido a los dioses…
Arianne nunca había visto a una persona tan fría como Selene mostrar miedo, y tal vez si en ese instante hubiese entendido que soñaba con su vida pasada, en Athena y el Santuario junto al caballero de Sagitario como tantas veces la había visto… hubiera entendido el significado del sueño. Y de seguro cuando en el futuro entendiera el significado del sueño estaría bastante enojada de haber creído que Edward era un dios… Pero la situación era otra en ese momento. Selene siendo una mujer supersticiosa como todo egipcio, vio en aquel sueño la clara señal de que debía actuar con justicia, equilibrio y armonía… o terminaría crucificada para la diversión del pueblo Romano. Y peor aun, terminaría desterrada en la proxima vida... su alma nunca encontraría descanso eterno, una idea que la aterrorizaba aun más que la misma muerte.
No necesitaba decírselo a Arianne, en un pasado la función de Faraón iba de la mano con el concepto de justicia que embargaba Ma’at, algo que con el pasar del tiempo se había separado de su función por haber perdido sus costumbres religiosas lentamente… pero estando en territorio sagrado era muy difícil pasar de largo una señal como esa.
- Este…este... - Dijo recuperándose un poco del susto bebiendo vino rápidamente. – Este es el pergamino que escribí antes de dormir para que sea mandado a Roma, debemos actuar rápido y buscar apaciguar a los dioses… de su ira… manda a Rain a Roma y que entregue eso al senado. Que busque por cualquier medio entablar la paz entre Roma y Egipto…
Selene, aun con frío, extendió el pergamino hacia Arianne mandándola a que se lo entregara a Rain. Los ojos de Selene denotaban la preocupación e inquietud que ahora gobernaban su mente y sólo podía pensar en la grave ofensa que había cometido levantando su arma contra el hijo de Ma’at. Nada era casualidad… y si un hombre extranjero había terminado en Egipto derrotando a sus hombres en batalla en el desierto… todo tenía sentido en su mente ahora. Sólo el hijo de una diosa podría haber logrado tal hazaña.
- Dile a Rain… que tome a los escorpiones y vuelva a Alejandría, que elija a los mejores hombres y llévenles de vuelta sus barcos con trigo, en símbolo de buena fe. – Selene le dio otro sorbo a su copa mientras se vestía. – No queremos enojar aun más a los dioses… debemos enmendar nuestra ofensa y sacrilegio… traten a ese hombre como se lo merece, con todos los honores posibles… y liberen a la sirvienta de Rain, que vuelva con ella a Alejandría.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Viaje por el Nilo
- Zuaz Fue el sonido que se escuchó en el aire en medio de aquella oscuridad artificial producida por mis chacales, el hombre perro levantó en lo más alto aquel látigo disponiéndose a empezar de una vez con aquel castigo, de pronto un guardia de los asignados a escoltar y cuidar a nuestra señora se acerca con bastante apuro, entregándome un mensaje directo de nuestra Emperatriz Selene:
“La Reina ordena que no prosiga con el castigo. Por el contrario… pide que desaten a ese hombre y que se le lleve a su carpa a dormir pues partirá con él y usted mañana a El Fayum. Pide su presencia de inmediato para darle esta noticia personalmente.”
Me giré en el momento en que el chacal dirigía con toda su fuerza y poderío aquel cuero a impactar y desgarrar su piel, sin pensarlo dos veces llevé mi mano a mi espalda sacando una de mi hoz y en una maniobra bastante habilidosa y maestra corté aquel látigo dejando que la parte que haría contacto con el romano cayese a la arena sin problema, miré a mi chacal y éste levantaba su hocico y nuevamente aullaba, donde los demás hombres perros lo seguían haciendo de aquel acto un ritual y de aquel sonido una melodía.
- Desaparezcan! Mi voz fue aterradora e intimidante, era evidente la molestia que sentía, el aullido de aquellos perros se hizo más intenso en ese momento y fue menguando a medida que aquella marea de sombras del más allá desaparecían dejando nuevamente la luz de la luna y las demás luces levantarse y darse paso en la oscuridad propia de la noche, nos encontrábamos un tanto retirados del campamento principal, y pude ver que todas sin excepción alguna, todas las luces estaban encendidas, en ese instante una gran punzada se produjo en mi pecho, caminé en dirección al romano y cortando cada una de sus amarras, mirándolo con el mayor de los desprecios y odios dije: - Parece ser que los dioses te han salvado, aquellos dioses que deben amar y proteger a los mortales han decidido protegerte esta vez a ti… basura.
Caminé en dirección a Rain sin voltearme a mirarlo y dirigiéndome a ella le dije: - Rain, te encargo que lo lleves a su carpa, las órdenes de nuestra señora son que no se le toque de ninguna manera, que duerma y descanse. Dirigí la mirada a los dos guardias que estaban a ambos lados de Rain y les dije de manera tajante: - Escóltenla junto con el romano, cuiden a esta mujer, si aquel hombre intenta algo, no duden en matarlo, o lo pagaran con sus vidas y bien saben que significa eso. Volviendo la mirada a Rain, cerré mis ojos, ella sabía lo asqueada que me encontraba y lo sumamente molesta, faltaban un par de pasos para estar frente a ella, puse mi mano libre sobre su hombro, suspiré para luego expresar en tono decepcionante: - Te veo nuevamente en tu tienda, iré a reunirme con nuestra señora Selene para enterarme que fue lo que sucedió. Apreté su hombro ella sabía que canalizaba mi frustración. Permanecí en esa posición un par de segundos y llevando mi hoz nuevamente a su lugar me dirigí a toda prisa a la tienda de la reina de Egipto, pasé por el lugar donde dos de los guardias habían llevado a Seiren a disfrutar del “espectáculo” sin siquiera detenerme di una orden clara y precisa: - Uds. dos los que están con esa esclava, llévenla a la tienda de Rain y vigílenla.
………
No tardé en llegar, la sombra producida por la luz del interior de la tienda mostraban una persona ansiosa, caminando de aquí para allá, levanté una ceja mientras hacía mi marcha más lenta, algo no estaba bien, pero Selene parecía estarlo aunque algo debió pasar para que se detuviera tan abruptamente el castigo de aquel cobarde que se hacía pasar por General.
Abrí las telas que daban el ingreso al interior de los aposentos de Selene, ella se encontraba completamente alterada, mi rostro mostró horror y miedo, algo le pasaba a Selene y no era nada bueno, nunca en lo que llevamos de vida juntas la había visto así. Me apresuré a su encuentro, tomé sus manos y éstas estaban frías, las apreté para que sintiera que de cierta manera todo estaba bien. Selene me hablaba, me hablaba de un sueño, una visión onírica que acaba de tener donde el protagonista principal era aquel hombre que momentos atrás estaba justo por ser azotado, llevé mis manos a sus hombros y con voz suave pero firme dije: - Cálmate… Selene, cálmate!
No paraba de hablar, por un momento pensé que no me veía a mi sino a una proyección a quien contarle lo que le sucedía, estaba temblando como si estuviéramos en el más intenso de los fríos, deslicé mis manos por sus brazos una y otra vez para reconfortarla y así darle calor, me asustaba verla así, solo murmuraba: - Selene cálmate, ese sueño… ese sueño… No podía terminar de decir las palabras, para nosotros los Egipcios los sueños son mensajes que nos envían del más allá los dioses para determinar el curso de ciertas situaciones, cuando esas situaciones no vislumbran una salida satisfactoria, pero este sueño tenía algo, algo que me producía una sensación extraña en mi interior: Una diosa de cabellos violáceos vestida en oro, con alas de oro y acompañada de un dios guardián dorado de grandes alas cuyo rostro era el del romano, Ma’at y su hijo. Selene seguía perdida en sus pensamientos de temor, de pronto dijo algo que me asustó aún más: - Arianne… hemos ofendido a los dioses…
Apresurada buscó entre papeles y libros un pergamino, era el tratado de paz que ofrecía Egipto a Roma, su nerviosismo me estaba contagiando, cerré los ojos, suspiré un par de veces tratando con esto calmarme un poco, Selene encontró lo que tanto buscaba y me lo entregó dándome las indicaciones precisas las cuales debía cumplir al pie de la letra. Ella bebía casi al punto de la desesperación de una copa de vino, tratando con eso de encontrar un poco de consuelo, tomé el pergamino, lo abrí y miré que todo estuviera en su lugar, con los sellos y firmas reales, lo envolví nuevamente, y me acerqué a Selene tratando con mis palabras de tranquilizarla un poco, el tono de mi voz era frío más no amenazador, era la mejor manera de calmar las cosas: - No hemos ofendido a nuestros dioses, tu eres nuestra diosa y recibiste a tiempo el mensaje, el romano no tiene un rasguño, solo alguna que otra magulladura producto de las ataduras, todo está bien, Ma’at ha sido quien con su sabiduría y bondad te ha enviado en un mensaje onírico su voluntad, eres su igual por lo mismo ella acudió expresamente a ti… Selene.
Permanecí mirándola, estaba muy perturbada por aquel sueño, algo no estaba bien, pero no era momento de hacer especulaciones o indagaciones al respecto, eran las órdenes y deseos de nuestra reina y sin más deben ser acatados y cumplidos. Me alejé de ella, tomando sus manos y guiándola a sus aposentos para que tomará un nuevo descanso, dejándola sobre ellos, esta vez en tono dulce expresé: - Mejor toma un descanso, nuestra Diosa debe descansar, mañana es un nuevo día, un día bendecido por nuestros dioses, un día bendecido por ti. Además parece que realizaremos un viaje a El Fayum, tu y yo acompañadas por el romano, no?
No esperaba una respuesta de su parte y menos en su condición actual, simplemente me alejé dirigiéndome a la salida sin antes expresarle: - Pasaré el resto de la noche contigo, voy a darle tus órdenes a Rain. Salí sin decir más, ya estaba lo bastante indispuesta con respecto a ese sueño, sueño que alguna vez tuve yo y no le había dado la importancia que se merecía solo hasta ahora.
………
Llevaba el pergamino en mis manos, mis pensamientos se encontraban nublados dado a los últimos acontecimientos, el sueño de Selene pudo haber mostrado al romano como un dios, pero el odio que sentía por él era más grande era sobrehumano, me dirigí rápidamente a la tienda de Rain, era de vital importancia que ella supiera lo que estaba pasando.
Finalmente estaba frente a su tienda, las luces interiores y exteriores estaban encendidas y el movimiento dentro de su tienda era evidente, era una clara señal de que ella ya se encontraba dentro de sus aposentos, dos guardianes custodiaban la entrada, frente a ellos con semblante frio y un tono de voz seco dije: - Retírense!, ya saben que tienen que hacer. Los guardias solo debían alejarse de la tienda pero siempre mantenerse a los alrededores por si se les llegaba a necesitar, me adentré y Rain se encontraba sentada en sus cojines, parecía que esperaba mi llegada, me senté junto a ella y en tono bajo esbocé: - Nuestra señora ha tenido un sueño, un sueño perturbador, los detalles del mensaje onírico los discutimos luego, por el momento es de suma importancia que te dirijas a Alejandría en compañía de tu esclava, en la ciudad elige a los mejores hombres y llena los barcos de los Romanos con trigo, que rebosen de grano, y lleva esto… entregándole el pergamino que con anterioridad me había dado Selene, - … a Roma, dirígete directamente al Senado y consigue como sea, escúchame bien, como sea la paz entre Egipto y Roma. Como bien dije, como bien lo dispuso nuestra Emperatriz, llévate a Seiren, te será de mucha ayuda en el viaje. Hice un pausa para mirar a la chiquilla que se encontraba tendida en el suelo, me levanté y sacándome una hoz, corté los lazos y la mordaza que la tenía presa, levanté su rostro y dije: - Mañana junto con tu ama, te vas a Alejandría y luego a Roma. Así que por ahora, duerme bien y come bien, es un largo viaje. La dejé ahí, salí un momento y llamé a los guardias, éstos llegaron al instante y les daba nuevas órdenes: - Tú!... señalando al hombre a mi izquierda, - … Trae tres guardias más a esta tienda y tú!... señalando al de mi derecha, - … Ve y trae a algunas mujeres, que traigan todo lo necesario para curar unas heridas.
Los miré diciéndoles que lo hicieran inmediatamente, ingresé nuevamente a la tienda, volviendo donde Rain, me senté nuevamente junto a ella, la miré y dije: - Vuelve sana y salva, prométemelo que lo harás! Esperé a que los hombres regresaran con mis pedidos, uno de ellos me llamó, me levanté y dirigí una nueva mirada a Rain, diciendo: - Esta noche pasaré custodiando el sueño de nuestra señora, que nuestra Diosa Isis te acompañe y Neftis guarde tu viaje… hermana.
Me retiré dejándole en claro a los guardias y doncellas lo que tenían que hacer: - Uds.… mirando a las tres damiselas que había traído el soldado, - … curen lo que mejor se pueda las heridas de la esclava de su ama Rain y Uds. cinco, tú, tú y tú … señalando al azar a tres de aquel pequeño grupo de soldados, - … rodeen bien la tienda, estén atentos a cualquier requerimiento por parte de la señora Rain, tú y tú… señalando a los dos restantes, - … Estarán dentro de la tienda, vigilando las acciones de la esclava que responde por el nombre de Seiren, si ésta intenta algo contra su señora Rain, mátenla!.
Alejándome de allí y regresando a la tienda de nuestra reina Selene.
“La Reina ordena que no prosiga con el castigo. Por el contrario… pide que desaten a ese hombre y que se le lleve a su carpa a dormir pues partirá con él y usted mañana a El Fayum. Pide su presencia de inmediato para darle esta noticia personalmente.”
Me giré en el momento en que el chacal dirigía con toda su fuerza y poderío aquel cuero a impactar y desgarrar su piel, sin pensarlo dos veces llevé mi mano a mi espalda sacando una de mi hoz y en una maniobra bastante habilidosa y maestra corté aquel látigo dejando que la parte que haría contacto con el romano cayese a la arena sin problema, miré a mi chacal y éste levantaba su hocico y nuevamente aullaba, donde los demás hombres perros lo seguían haciendo de aquel acto un ritual y de aquel sonido una melodía.
- Desaparezcan! Mi voz fue aterradora e intimidante, era evidente la molestia que sentía, el aullido de aquellos perros se hizo más intenso en ese momento y fue menguando a medida que aquella marea de sombras del más allá desaparecían dejando nuevamente la luz de la luna y las demás luces levantarse y darse paso en la oscuridad propia de la noche, nos encontrábamos un tanto retirados del campamento principal, y pude ver que todas sin excepción alguna, todas las luces estaban encendidas, en ese instante una gran punzada se produjo en mi pecho, caminé en dirección al romano y cortando cada una de sus amarras, mirándolo con el mayor de los desprecios y odios dije: - Parece ser que los dioses te han salvado, aquellos dioses que deben amar y proteger a los mortales han decidido protegerte esta vez a ti… basura.
Caminé en dirección a Rain sin voltearme a mirarlo y dirigiéndome a ella le dije: - Rain, te encargo que lo lleves a su carpa, las órdenes de nuestra señora son que no se le toque de ninguna manera, que duerma y descanse. Dirigí la mirada a los dos guardias que estaban a ambos lados de Rain y les dije de manera tajante: - Escóltenla junto con el romano, cuiden a esta mujer, si aquel hombre intenta algo, no duden en matarlo, o lo pagaran con sus vidas y bien saben que significa eso. Volviendo la mirada a Rain, cerré mis ojos, ella sabía lo asqueada que me encontraba y lo sumamente molesta, faltaban un par de pasos para estar frente a ella, puse mi mano libre sobre su hombro, suspiré para luego expresar en tono decepcionante: - Te veo nuevamente en tu tienda, iré a reunirme con nuestra señora Selene para enterarme que fue lo que sucedió. Apreté su hombro ella sabía que canalizaba mi frustración. Permanecí en esa posición un par de segundos y llevando mi hoz nuevamente a su lugar me dirigí a toda prisa a la tienda de la reina de Egipto, pasé por el lugar donde dos de los guardias habían llevado a Seiren a disfrutar del “espectáculo” sin siquiera detenerme di una orden clara y precisa: - Uds. dos los que están con esa esclava, llévenla a la tienda de Rain y vigílenla.
………
No tardé en llegar, la sombra producida por la luz del interior de la tienda mostraban una persona ansiosa, caminando de aquí para allá, levanté una ceja mientras hacía mi marcha más lenta, algo no estaba bien, pero Selene parecía estarlo aunque algo debió pasar para que se detuviera tan abruptamente el castigo de aquel cobarde que se hacía pasar por General.
Abrí las telas que daban el ingreso al interior de los aposentos de Selene, ella se encontraba completamente alterada, mi rostro mostró horror y miedo, algo le pasaba a Selene y no era nada bueno, nunca en lo que llevamos de vida juntas la había visto así. Me apresuré a su encuentro, tomé sus manos y éstas estaban frías, las apreté para que sintiera que de cierta manera todo estaba bien. Selene me hablaba, me hablaba de un sueño, una visión onírica que acaba de tener donde el protagonista principal era aquel hombre que momentos atrás estaba justo por ser azotado, llevé mis manos a sus hombros y con voz suave pero firme dije: - Cálmate… Selene, cálmate!
No paraba de hablar, por un momento pensé que no me veía a mi sino a una proyección a quien contarle lo que le sucedía, estaba temblando como si estuviéramos en el más intenso de los fríos, deslicé mis manos por sus brazos una y otra vez para reconfortarla y así darle calor, me asustaba verla así, solo murmuraba: - Selene cálmate, ese sueño… ese sueño… No podía terminar de decir las palabras, para nosotros los Egipcios los sueños son mensajes que nos envían del más allá los dioses para determinar el curso de ciertas situaciones, cuando esas situaciones no vislumbran una salida satisfactoria, pero este sueño tenía algo, algo que me producía una sensación extraña en mi interior: Una diosa de cabellos violáceos vestida en oro, con alas de oro y acompañada de un dios guardián dorado de grandes alas cuyo rostro era el del romano, Ma’at y su hijo. Selene seguía perdida en sus pensamientos de temor, de pronto dijo algo que me asustó aún más: - Arianne… hemos ofendido a los dioses…
Apresurada buscó entre papeles y libros un pergamino, era el tratado de paz que ofrecía Egipto a Roma, su nerviosismo me estaba contagiando, cerré los ojos, suspiré un par de veces tratando con esto calmarme un poco, Selene encontró lo que tanto buscaba y me lo entregó dándome las indicaciones precisas las cuales debía cumplir al pie de la letra. Ella bebía casi al punto de la desesperación de una copa de vino, tratando con eso de encontrar un poco de consuelo, tomé el pergamino, lo abrí y miré que todo estuviera en su lugar, con los sellos y firmas reales, lo envolví nuevamente, y me acerqué a Selene tratando con mis palabras de tranquilizarla un poco, el tono de mi voz era frío más no amenazador, era la mejor manera de calmar las cosas: - No hemos ofendido a nuestros dioses, tu eres nuestra diosa y recibiste a tiempo el mensaje, el romano no tiene un rasguño, solo alguna que otra magulladura producto de las ataduras, todo está bien, Ma’at ha sido quien con su sabiduría y bondad te ha enviado en un mensaje onírico su voluntad, eres su igual por lo mismo ella acudió expresamente a ti… Selene.
Permanecí mirándola, estaba muy perturbada por aquel sueño, algo no estaba bien, pero no era momento de hacer especulaciones o indagaciones al respecto, eran las órdenes y deseos de nuestra reina y sin más deben ser acatados y cumplidos. Me alejé de ella, tomando sus manos y guiándola a sus aposentos para que tomará un nuevo descanso, dejándola sobre ellos, esta vez en tono dulce expresé: - Mejor toma un descanso, nuestra Diosa debe descansar, mañana es un nuevo día, un día bendecido por nuestros dioses, un día bendecido por ti. Además parece que realizaremos un viaje a El Fayum, tu y yo acompañadas por el romano, no?
No esperaba una respuesta de su parte y menos en su condición actual, simplemente me alejé dirigiéndome a la salida sin antes expresarle: - Pasaré el resto de la noche contigo, voy a darle tus órdenes a Rain. Salí sin decir más, ya estaba lo bastante indispuesta con respecto a ese sueño, sueño que alguna vez tuve yo y no le había dado la importancia que se merecía solo hasta ahora.
………
Llevaba el pergamino en mis manos, mis pensamientos se encontraban nublados dado a los últimos acontecimientos, el sueño de Selene pudo haber mostrado al romano como un dios, pero el odio que sentía por él era más grande era sobrehumano, me dirigí rápidamente a la tienda de Rain, era de vital importancia que ella supiera lo que estaba pasando.
Finalmente estaba frente a su tienda, las luces interiores y exteriores estaban encendidas y el movimiento dentro de su tienda era evidente, era una clara señal de que ella ya se encontraba dentro de sus aposentos, dos guardianes custodiaban la entrada, frente a ellos con semblante frio y un tono de voz seco dije: - Retírense!, ya saben que tienen que hacer. Los guardias solo debían alejarse de la tienda pero siempre mantenerse a los alrededores por si se les llegaba a necesitar, me adentré y Rain se encontraba sentada en sus cojines, parecía que esperaba mi llegada, me senté junto a ella y en tono bajo esbocé: - Nuestra señora ha tenido un sueño, un sueño perturbador, los detalles del mensaje onírico los discutimos luego, por el momento es de suma importancia que te dirijas a Alejandría en compañía de tu esclava, en la ciudad elige a los mejores hombres y llena los barcos de los Romanos con trigo, que rebosen de grano, y lleva esto… entregándole el pergamino que con anterioridad me había dado Selene, - … a Roma, dirígete directamente al Senado y consigue como sea, escúchame bien, como sea la paz entre Egipto y Roma. Como bien dije, como bien lo dispuso nuestra Emperatriz, llévate a Seiren, te será de mucha ayuda en el viaje. Hice un pausa para mirar a la chiquilla que se encontraba tendida en el suelo, me levanté y sacándome una hoz, corté los lazos y la mordaza que la tenía presa, levanté su rostro y dije: - Mañana junto con tu ama, te vas a Alejandría y luego a Roma. Así que por ahora, duerme bien y come bien, es un largo viaje. La dejé ahí, salí un momento y llamé a los guardias, éstos llegaron al instante y les daba nuevas órdenes: - Tú!... señalando al hombre a mi izquierda, - … Trae tres guardias más a esta tienda y tú!... señalando al de mi derecha, - … Ve y trae a algunas mujeres, que traigan todo lo necesario para curar unas heridas.
Los miré diciéndoles que lo hicieran inmediatamente, ingresé nuevamente a la tienda, volviendo donde Rain, me senté nuevamente junto a ella, la miré y dije: - Vuelve sana y salva, prométemelo que lo harás! Esperé a que los hombres regresaran con mis pedidos, uno de ellos me llamó, me levanté y dirigí una nueva mirada a Rain, diciendo: - Esta noche pasaré custodiando el sueño de nuestra señora, que nuestra Diosa Isis te acompañe y Neftis guarde tu viaje… hermana.
Me retiré dejándole en claro a los guardias y doncellas lo que tenían que hacer: - Uds.… mirando a las tres damiselas que había traído el soldado, - … curen lo que mejor se pueda las heridas de la esclava de su ama Rain y Uds. cinco, tú, tú y tú … señalando al azar a tres de aquel pequeño grupo de soldados, - … rodeen bien la tienda, estén atentos a cualquier requerimiento por parte de la señora Rain, tú y tú… señalando a los dos restantes, - … Estarán dentro de la tienda, vigilando las acciones de la esclava que responde por el nombre de Seiren, si ésta intenta algo contra su señora Rain, mátenla!.
Alejándome de allí y regresando a la tienda de nuestra reina Selene.
Arianne- Cantidad de envíos : 21
Re: Viaje por el Nilo
Justamente despues de haber hecho que los guardias se llevaran al generalucho de pacotilla que se atrevio a humillar a nuestra reina hacia la zona en la que se encontraba Seiren, vi como era atado de pies y manos mientras el verdugo contaba el decimo latigazo contra la espalda de seiren. En ese mismo instante Arianne quien se encontraba igual o mas enojada que yo por la ofensa que nos habia dado el romano dijo unas cuantas palabras dejando ver parte de su crueldad al decidir darle los diez latigazos que le quedaban por recibir a seiren a el para que pudiera hacer su papel de ''salvador'' a gusto tal y como el deseaba. Vi como Arianne sacaba sus dos hoces e invocaba alli tanto frente a mi como frente al general y los demas presentes al poderoso ejercito de Anubis dejando asi la tarea de la tortura a ella puesto que de por si seria algo mucho mas cruel el hacerlo de ese modo, vi como el chacal con forma humana golpeaba el suelo con el latigo que Arianne le habia dado mas justamente cuando iba a comenzar el castigo contra el romano fue cuando llego uno de nuestros soldados diciendole algo a lo cual vi como ella alzaba sus hoces y hacia desaparecer al ejercito del lugar. Dijo unas cuantas palabras dejandome la tarea de llevarlo a su carpa a salvo a lo cual solo asenti haciendo que se levantara con la ayuda de los soldados comenzando asi a llevarmelo hacia la carpa que le correspondia en aquellos instantes dejandolo alli tirado mas vigilido totalmente tanto por mi mirada como la de los soldados. Estuve esperando un rato hasta que Arianne aparecio nuevamente en el lugar dandome las ordenes de nuestra señora las cuales eran el volver a Alejandria llevandome a la esclava Seiren conmigo y llevar un pergamino que ahora Arianne me entregaba al senado romano para negociar la paz a como de lugar a lo cual asenti manteniendo una mirada totalmente seria escuchando sus ultimas palabras a lo cual di un suspiro tocandole el hombro.
- Regresare sin duda con vida y con la paz que nuestra señora a pedido... -dice de manera simple viendo como daba ordenes a algunos soldados para que vigilaran la carpa y en especial a Seiren cosa a lo cual hizo que le trajeran una copa con agua y una navaja con la cual se corta la palma de su mano echando solo unas dos gotas de su sangre en esta- denselo a beber a la esclava son dos gotas lo suficiente como para que no se queje ni se mueva por el resto de la noche -dice mientras acataban la orden y ella permanecia irasible ante la idea de ir a Roma-
- Regresare sin duda con vida y con la paz que nuestra señora a pedido... -dice de manera simple viendo como daba ordenes a algunos soldados para que vigilaran la carpa y en especial a Seiren cosa a lo cual hizo que le trajeran una copa con agua y una navaja con la cual se corta la palma de su mano echando solo unas dos gotas de su sangre en esta- denselo a beber a la esclava son dos gotas lo suficiente como para que no se queje ni se mueva por el resto de la noche -dice mientras acataban la orden y ella permanecia irasible ante la idea de ir a Roma-
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Re: Viaje por el Nilo
Me había alejado lo suficiente de la tienda de Rain, sabía que no corría peligro alguno ya todas las órdenes e instrucciones estaban dadas, me apresuré a llegar a la tienda de mi señora, sabía que no podía hacer mucho, pero me preocupaba verla tan alterada, ese sueño tenía algo que no me terminaba de convencer, pero no era nadie para cuestionar los mensajes divinos que se hacían presente en forma de sueños para nuestra reina, además de cierta manera yo había soñado tiempo atrás con alguien bastante parecida a la diosa que Selene describía en sueños.
Finalmente había llegado, estaba frente a la entrada a la tienda, por un momento dudé en entrar dado que no quería indisponer ni importunar el descanso de la Emperatriz, aún las luces estaban encendidas pero no podía escuchar nada, asumí que Selene se encontraba finalmente durmiendo y que había podido conciliar el sueño, luego de unos minutos ingresé silenciosamente dado que no quería despertarla en el caso de que lo estuviera haciendo, fui al otro extremo de la tienda, donde habían unos cojines y unas alfombras un buen lugar para descansar y porque no, para dormir, me saqué mis hoces, el roce entre ellas produjo un sonido del metal contra el metal, era costumbre que sucediera pero la paz en la que se encontraba aquel lugar hacía que esta vez se notara más.
Dejé las armas en el suelo y me acosté boca arriba en aquella alfombra con cojines, mi mirada dedicada al techo, solo pensando en las palabras de Selene y aquella mujer cubierta en oro con sus grandes alas de oro y acompañada de un hombre con la misma armadura y con las mismas alas, lo que me molestaba era que ese hombre tuviese el rostro del maldito romano. Me asqueé por un momento, de pronto pensé en Raín: - Rain… que las almas de los faraones te acompañen, que su infinita fortuna bendigan tu misión y te llenen de completa sabiduría cuando estés en Roma… solo no te cruces con Diva. Fueron mis pensamientos, me preocupaba el hecho de que esa arpía pudiera llevar a la muerte a la enviada de Egipto, debí ser yo quien acompañara a Rain, pero no podía, no puedo dejar nunca sola a Selene. Mis pensamientos seguían enfocados en el viaje a Roma y el tratado de paz, mil y una ideas venían a mi cabeza: Si Roma rechaza el tratado y nos declara la guerra, Si Rain no llega a Roma porque fue interceptada antes de poner un pie en suelo romano, Si Diva… Ese era el nombre y la persona que más me perturbaba, si ella decidiese ponerle un fin y un fin no favorable para ambas partes sería catastrófico para ambos imperios, que ciegos eran los romanos al tener a semejante bruja como su reina.
Parecía que el tiempo pasaba lentamente y mi oído se había vuelto más perceptivo, escuchaba con bastante nitidez el mar y su golpeteo en la arena, un sonido bastante tranquilizador para una noche, para un día que había sido tan particularmente agitado, suspire y posteriormente susurré: - Egipto y Roma, qué destino les tendrá deparado a estos dos grandes pueblos los dioses. Quedándome en silencio.
Finalmente había llegado, estaba frente a la entrada a la tienda, por un momento dudé en entrar dado que no quería indisponer ni importunar el descanso de la Emperatriz, aún las luces estaban encendidas pero no podía escuchar nada, asumí que Selene se encontraba finalmente durmiendo y que había podido conciliar el sueño, luego de unos minutos ingresé silenciosamente dado que no quería despertarla en el caso de que lo estuviera haciendo, fui al otro extremo de la tienda, donde habían unos cojines y unas alfombras un buen lugar para descansar y porque no, para dormir, me saqué mis hoces, el roce entre ellas produjo un sonido del metal contra el metal, era costumbre que sucediera pero la paz en la que se encontraba aquel lugar hacía que esta vez se notara más.
Dejé las armas en el suelo y me acosté boca arriba en aquella alfombra con cojines, mi mirada dedicada al techo, solo pensando en las palabras de Selene y aquella mujer cubierta en oro con sus grandes alas de oro y acompañada de un hombre con la misma armadura y con las mismas alas, lo que me molestaba era que ese hombre tuviese el rostro del maldito romano. Me asqueé por un momento, de pronto pensé en Raín: - Rain… que las almas de los faraones te acompañen, que su infinita fortuna bendigan tu misión y te llenen de completa sabiduría cuando estés en Roma… solo no te cruces con Diva. Fueron mis pensamientos, me preocupaba el hecho de que esa arpía pudiera llevar a la muerte a la enviada de Egipto, debí ser yo quien acompañara a Rain, pero no podía, no puedo dejar nunca sola a Selene. Mis pensamientos seguían enfocados en el viaje a Roma y el tratado de paz, mil y una ideas venían a mi cabeza: Si Roma rechaza el tratado y nos declara la guerra, Si Rain no llega a Roma porque fue interceptada antes de poner un pie en suelo romano, Si Diva… Ese era el nombre y la persona que más me perturbaba, si ella decidiese ponerle un fin y un fin no favorable para ambas partes sería catastrófico para ambos imperios, que ciegos eran los romanos al tener a semejante bruja como su reina.
Parecía que el tiempo pasaba lentamente y mi oído se había vuelto más perceptivo, escuchaba con bastante nitidez el mar y su golpeteo en la arena, un sonido bastante tranquilizador para una noche, para un día que había sido tan particularmente agitado, suspire y posteriormente susurré: - Egipto y Roma, qué destino les tendrá deparado a estos dos grandes pueblos los dioses. Quedándome en silencio.
Arianne- Cantidad de envíos : 21
Re: Viaje por el Nilo
Aun no amanecía... aun era de noche y todo estaba oscuro. Selene despertó inquieta, dandose cuenta que en su horror se había quedado dormida. Había sido esta vez un sueño sin visiones... todo estaba en silencio. Se sentó rapidamente en el ambiente azulado que proporcionaba la noche... miró a su alrededor y sobre algunos cojines más allá se encontraba durmiendo Arianne. Se puso de pie vistiendose rapidamente, pero esta vez, no vestia joyas, pelucas, sedas finas y caras... tan solo algodón, una cinta de cuero en su cintura para portar sus armas y un chal para taparse del frío desertico.
Caminó hacia Arianne y se agachó a su lado, moviendola para que despertara.
- Arianne.... Arianne...!! - Susurraba con la suficiente intensidad para que la escuchara y no lo suficiente para que alguien más que ella lo hiciera. - Despierta Arianne... nos vamos. Aprovechemos la noche. Los guardias prepararon caballos y provisiones para las dos, esta todo empacado. Vístete...
Se volvió a poner de pie, acercándose a sus papeles y buscando entre las cosas un simple broche de un escarabajo azul que lo dejó en su cinto. De esa forma, le dejó algo de privacidad a Arianne para que se vistiera. Selene abandonaba la carpa no como la Reina de Egipto, sino la muchacha que amaba la pelea desde su infancia, lista para sobrevivir el viaje hasta El Fayum.
Más su sueño la había perturbado tanto... tanto... que simplemente, la idea de permanecer más tiempo cerca de ese hombre la sobrecogía y al mismo tiempo, no podía atreverse a lastimar a alguien que en sus sueños había sido señalado como un dios.
Vio que se arreglaba un tercer caballo para el general... miró al guardia con severidad.
- Sólo Arianne y yo emprenderemos este viaje. Sigan a Rain a Alejandría. Dejenle la carpa al hombre Romano... tambien comida y agua. Vayanse antes del amanecer.
Así, Selene se subió a su caballo, cubierta para el viaje, le dio un golpe y comenzó a cabalgar alejandose, esperando que Arianne la alcanzara. Todos en ese campamento sabían que se dirigían a El Fayum, y no era precisamente porque el lugar fuera hermoso, sino... porque había sido el primer lugar en el cual Selene se había dado cuenta que era diferente al resto de las personas.
Caminó hacia Arianne y se agachó a su lado, moviendola para que despertara.
- Arianne.... Arianne...!! - Susurraba con la suficiente intensidad para que la escuchara y no lo suficiente para que alguien más que ella lo hiciera. - Despierta Arianne... nos vamos. Aprovechemos la noche. Los guardias prepararon caballos y provisiones para las dos, esta todo empacado. Vístete...
Se volvió a poner de pie, acercándose a sus papeles y buscando entre las cosas un simple broche de un escarabajo azul que lo dejó en su cinto. De esa forma, le dejó algo de privacidad a Arianne para que se vistiera. Selene abandonaba la carpa no como la Reina de Egipto, sino la muchacha que amaba la pelea desde su infancia, lista para sobrevivir el viaje hasta El Fayum.
Más su sueño la había perturbado tanto... tanto... que simplemente, la idea de permanecer más tiempo cerca de ese hombre la sobrecogía y al mismo tiempo, no podía atreverse a lastimar a alguien que en sus sueños había sido señalado como un dios.
Vio que se arreglaba un tercer caballo para el general... miró al guardia con severidad.
- Sólo Arianne y yo emprenderemos este viaje. Sigan a Rain a Alejandría. Dejenle la carpa al hombre Romano... tambien comida y agua. Vayanse antes del amanecer.
Así, Selene se subió a su caballo, cubierta para el viaje, le dio un golpe y comenzó a cabalgar alejandose, esperando que Arianne la alcanzara. Todos en ese campamento sabían que se dirigían a El Fayum, y no era precisamente porque el lugar fuera hermoso, sino... porque había sido el primer lugar en el cual Selene se había dado cuenta que era diferente al resto de las personas.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
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Re: Viaje por el Nilo
Iba caminando hacia donde le darian su merecido castigo, ni se molestaba en seguir escuchando a sus guardias. Personas que te miran y te menosprecian por no actuar como un barbaro solo hacia que sacar mas barbaridades por sus labios... No le conocian en el campo de batalla y aun asi tenian la valentia de juzgar al general, se ven que no aprendieron la leccion de sus compañeros vencidos en otros territorios, la humanidad aun tenia que cambiar mucho para ir por buen camino
Al entrar a la zona de castigo pude ver como azotaban a Seiren, realmente eran tan crueles como castigar a una de los suyos, el mundo estaba corructo, tanto aqui como en Roma, como en muchos mas lugares visitados en los viajes por el. Era el decimo azote que sufria de forma injusta, podia ver la sangre caer por su palida espalda que ahora se veia dolorida y con varias heridas que no dejaba de sangrar, odiaba que hicieran esos con las personas como si no valieran nada, como si no fuera eso una humillacion...
Con una falsedad de alegria en sus palabras Arianne le decia a Seiren que se alegrara.. que venian a salvarla, como podian ser tan cruel... acaso no habia nada en su vida que le hiciera ver que lo que hacia era aterrador... Por suerte quitaron a la chica y me colocaron a mi atado de pies y manos con cuerdas a dos columnas...
Pero entonces algo inimaginable ocurrio... todo comenzo volverse oscuridad... la luz de las estrellas y la luna desaparecia por una extraña bruma oscura, solo las antorchas que habia en la carpa nos permitian vernos los unos a los otros, pero como si eso no fuera sufciente.. gracias a extraños e imposibles poderes aparecian de la arena unas sombras que tomaban forma y cuerpo, pero no eran humanos pues tenian cabeza de perro... aquello era una locura, era practicamente imposible, abria de par en par mis ojos viendo aquel espectaculo imposible. Los nuevos guerreros venian armados con muchos tipos diferente de armas, espadas, lanzas, arcos, hoces.. era todo un ejercito...
Algunos comenzaron a llevarse a Seiren algo lejos pero aun .Otros cuantos se quedaron junto a las dos guerreras de Selene y uno ultimo algo mas grande seria el encargado de azotarme con el latigo que le entregaba Arianne
El gran espectaculo comenzaba en breve para el deleite de los amantes de la tortura... pero un guardia que parecia algo preocupado entro rapidamente deteniendo todo aquello, eso mismo me sorprendio, la emperatriz habia ordenado detener aquel castigo, todo fue tan rapido que Arianne lanzo una de sus hoces para cortar el latigo antes que tocara mi piel...
Arianne se acerco a mi burlandose de como los dioses protectores me habian salvado esta vez a mi, pero no hubiera hecho falta eso, yo ya habia aceptado mi castigo, estaba preparado para ello, y ademas lo habia hecho para ayudar a otra persona.. pero ya nada se podia hacer, era la decision de la emperatriz, sin decir nada deje que me llevaran a mi carpa, alli se quedaron vigilandome hasta que se fueron y pude descansar a gusto
En la carpa solo miraba mis muñecas, estaban algo doloridas pero nada grave, aun me preguntaba que pasaba por la cabeza de Selene, lo que si sabia que ya debia actuar por mi mismo , confiar en mi mismo para resolver este dilema, ya nada contaba el castigo que hubiera servido para cumplir la ofensa que habia hecho contra los egipcios con mi actitud, aunque lo volveria a hacer si tengo que proteger a alguien...
El sueño hizo que quedara dormido en la carpa, entonces entre en un sueño profundo uno que parecia la misma realidad, podia sentir cada tacto.. como olor.. parecia la vida misma. En ese sueño caian unas alas doradas... y podia ver a lo lejos una niña de cabellos violetas... al darse la vuelta su imagen desaparecia... el sueño continuaba y mas alas dorada caian, entonces se alzaba una gran torre, de ella se desprendia una gran maldad, pero en lo alto de ella, algo brillaba, una mujer.. de nuevo de cabello de color violeta... finalmente la torre se destuia.... y al caer la ultima pluma dorada.. una tumba se alzaba con el nombre de S......
Ahg...!
Desperte rapidamente, respiraba agitado, nunca habia sentido un sueño como ese, las gotas de sudor caian y tenia la cama empapada, desde algun tiempo atras, lo sueños que tenia eran mas reales, me levante rapidamente y mi cabeza comenzo a dolerme, era como si... como si estuviera recibiendo informacion del exterior, podia notar la presencia de Selene tan cerca.. como si estuviera a mi lado, podia notar como una llama en todas las personas que habia alli, podia notar sus presencias, yo no lo sabia.. pero lo que notaba eran sus cosmos...
Se esta alejando...
Decia al notar la presencia de Selene cada vez mas lejos, no sabia como lo hacia pero podia saverlo, y estaba tan seguro que era real esa sensacion que sali fuera de la carpa. Aun era temprano... y podia ver un caballo atado cerca, era blanco... precioso.. aun autentico corcel... Era hora de hacer las cosas a mi modo, de decidir por mi mismo, y debia de ir tras Selene, ella tenia la llave para cerrar este conflicto
Comence a andar cuidadosamente con mi ropa egipcia... pude ver como cerca habia algunas armas.. asi que tome un arco y unas cuantas flechas de los guardias dormidos... me acerque al cabello al cual acaricie...
Shhh... Silencio amigo....
El corcel parecia entederme, tome agua y comida que me habia dejado y subi al caballo, ahora seguiria la presencia de Selene que era como una luz al final de un gran camino, golpee con cuidado al caballo y comenzo a galopar.... ahora era hora de aclarar mi motivo en Egipto, y de nuevo con arco a mi espalda podia sentirma mas yo. El caballo corria y el campamento cada vez se veia mas lejos.... aora mi camino solo me llevaba a Selene.
Al entrar a la zona de castigo pude ver como azotaban a Seiren, realmente eran tan crueles como castigar a una de los suyos, el mundo estaba corructo, tanto aqui como en Roma, como en muchos mas lugares visitados en los viajes por el. Era el decimo azote que sufria de forma injusta, podia ver la sangre caer por su palida espalda que ahora se veia dolorida y con varias heridas que no dejaba de sangrar, odiaba que hicieran esos con las personas como si no valieran nada, como si no fuera eso una humillacion...
Con una falsedad de alegria en sus palabras Arianne le decia a Seiren que se alegrara.. que venian a salvarla, como podian ser tan cruel... acaso no habia nada en su vida que le hiciera ver que lo que hacia era aterrador... Por suerte quitaron a la chica y me colocaron a mi atado de pies y manos con cuerdas a dos columnas...
Pero entonces algo inimaginable ocurrio... todo comenzo volverse oscuridad... la luz de las estrellas y la luna desaparecia por una extraña bruma oscura, solo las antorchas que habia en la carpa nos permitian vernos los unos a los otros, pero como si eso no fuera sufciente.. gracias a extraños e imposibles poderes aparecian de la arena unas sombras que tomaban forma y cuerpo, pero no eran humanos pues tenian cabeza de perro... aquello era una locura, era practicamente imposible, abria de par en par mis ojos viendo aquel espectaculo imposible. Los nuevos guerreros venian armados con muchos tipos diferente de armas, espadas, lanzas, arcos, hoces.. era todo un ejercito...
Algunos comenzaron a llevarse a Seiren algo lejos pero aun .Otros cuantos se quedaron junto a las dos guerreras de Selene y uno ultimo algo mas grande seria el encargado de azotarme con el latigo que le entregaba Arianne
El gran espectaculo comenzaba en breve para el deleite de los amantes de la tortura... pero un guardia que parecia algo preocupado entro rapidamente deteniendo todo aquello, eso mismo me sorprendio, la emperatriz habia ordenado detener aquel castigo, todo fue tan rapido que Arianne lanzo una de sus hoces para cortar el latigo antes que tocara mi piel...
Arianne se acerco a mi burlandose de como los dioses protectores me habian salvado esta vez a mi, pero no hubiera hecho falta eso, yo ya habia aceptado mi castigo, estaba preparado para ello, y ademas lo habia hecho para ayudar a otra persona.. pero ya nada se podia hacer, era la decision de la emperatriz, sin decir nada deje que me llevaran a mi carpa, alli se quedaron vigilandome hasta que se fueron y pude descansar a gusto
En la carpa solo miraba mis muñecas, estaban algo doloridas pero nada grave, aun me preguntaba que pasaba por la cabeza de Selene, lo que si sabia que ya debia actuar por mi mismo , confiar en mi mismo para resolver este dilema, ya nada contaba el castigo que hubiera servido para cumplir la ofensa que habia hecho contra los egipcios con mi actitud, aunque lo volveria a hacer si tengo que proteger a alguien...
El sueño hizo que quedara dormido en la carpa, entonces entre en un sueño profundo uno que parecia la misma realidad, podia sentir cada tacto.. como olor.. parecia la vida misma. En ese sueño caian unas alas doradas... y podia ver a lo lejos una niña de cabellos violetas... al darse la vuelta su imagen desaparecia... el sueño continuaba y mas alas dorada caian, entonces se alzaba una gran torre, de ella se desprendia una gran maldad, pero en lo alto de ella, algo brillaba, una mujer.. de nuevo de cabello de color violeta... finalmente la torre se destuia.... y al caer la ultima pluma dorada.. una tumba se alzaba con el nombre de S......
Ahg...!
Desperte rapidamente, respiraba agitado, nunca habia sentido un sueño como ese, las gotas de sudor caian y tenia la cama empapada, desde algun tiempo atras, lo sueños que tenia eran mas reales, me levante rapidamente y mi cabeza comenzo a dolerme, era como si... como si estuviera recibiendo informacion del exterior, podia notar la presencia de Selene tan cerca.. como si estuviera a mi lado, podia notar como una llama en todas las personas que habia alli, podia notar sus presencias, yo no lo sabia.. pero lo que notaba eran sus cosmos...
Se esta alejando...
Decia al notar la presencia de Selene cada vez mas lejos, no sabia como lo hacia pero podia saverlo, y estaba tan seguro que era real esa sensacion que sali fuera de la carpa. Aun era temprano... y podia ver un caballo atado cerca, era blanco... precioso.. aun autentico corcel... Era hora de hacer las cosas a mi modo, de decidir por mi mismo, y debia de ir tras Selene, ella tenia la llave para cerrar este conflicto
Comence a andar cuidadosamente con mi ropa egipcia... pude ver como cerca habia algunas armas.. asi que tome un arco y unas cuantas flechas de los guardias dormidos... me acerque al cabello al cual acaricie...
Shhh... Silencio amigo....
El corcel parecia entederme, tome agua y comida que me habia dejado y subi al caballo, ahora seguiria la presencia de Selene que era como una luz al final de un gran camino, golpee con cuidado al caballo y comenzo a galopar.... ahora era hora de aclarar mi motivo en Egipto, y de nuevo con arco a mi espalda podia sentirma mas yo. El caballo corria y el campamento cada vez se veia mas lejos.... aora mi camino solo me llevaba a Selene.
Edward- Caballeros Dorados
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