[Villa Vallis Mellitus] Alrededores de la villa

El calmar de sus corazón se establecía nuevamente, cuando su amado le abrazaba fuertemente, pues el frio era tan atroz que Samantha no aguantaba y temblaba, aun así se quedo tranquea al sentir aquellos brazos protectores de Alucard, generando un leve calor y un sonrojeo de por medio, cerrando sus ojos tan solo se recargo a su hombro mientras esperaba el culminar de aquella andancia de dichos caballos, para así dar tan extraña noticia a su primo Gelum.

Un separar de cuerpos para admirad un paraje colapsado por cambios brusco de temperatura, haciendo que Samantha se recargara con sus piernas y brazos cruzados en aquel acolchonado asiento de tan bello carruaje, mirando de reojo todos los movimientos d Alucard, pasaron pocos minutos para que dicha mujer notara que por fin en al villa estaban, el carruaje se detuvo y su amado cuestiono a un sirviente dando razón de sus primos, suspirando y ladeando un poco la boca aquella no dijo nada.

Por fin aquel pedazo de madera con forma se detenía, haciendo defender el cochero primero y así, abriendo una puerta de tan ya mencionado carruja, daba paso a que Alucard saliera primero y admirara el paisaje, después su mano se desnudo ante la vista de Samantha ofreciéndola como apoyo para que aquella mujer bajara, le toma con gran delicadeza y hace lo que era correcto realizar en aquellos momentos de tención. Y sus pies por fin tocaban nuevamente un suelo firme, la mujer yacía parada atrás de Alucard con la mirada baja, con una leve capucha que le cubría el rostro y así no era identificada a simple vista por la servidumbre, pero al momento de que su amado ordenaba un presentar de el y obviamente de Samantha, el empleado sobresaltaba diciendo:

-Mi señorita Samantha ya hace algunos ayeres que no se le veía, tan grato es su presencia en tan solitaria villa…

Aquella fruncía el ceño y ladeaba la boca un poco, para después destapar su rostro y ponerse erguida frente al esclavo, sonriéndole le dice:

-El tiempo mi querido hombre es le que me hace imposible venirles a ver, ¿Cómo esta mi prima Sophia? Hace largo tiempo que no platico con ella…

-¿Por qué no le pregunta usted mi señora? La señorita Sophia junto con el joven Gelum, están en estos momentos en el gran comedor…

(Samantha alzando la diestra callándolo por completo) Con esa información vasta, no es necesario que me indiques el camino querido, conozco a la perfección estas monumentales paredes, así que yo seré quien guie al senador Alucard de ahora en adelante, gracias por decirlo, puedes retirarte para reincorporarte a tus labores, ten buena saludo y un gusto el volverte a ver…

-Si es su deseo el proseguir su camino sin mi escolta yo le cumplo señorita…

Dando media vuelta colocando ambas manos en los hombros de Alucard, Samantha le sonríe para decir:

-Vayamos rápido y culminemos esto de una ves por todas, puesto deseó lo mas pronto posible estar frente a mi hermano Solomon y escuchar su veredicto final, tras el tema de nuestras nupcias, ahora bien el camino a los comedores es pasando aquel pacillo horizontal (señalando hacia la izquierda) Me adelanto para medir como esta el ambiente en estos momentos, no te atrases demasiado amor…

Sonriéndole le suelta y sale caminando rápidamente, para así llegar antes al comedor de tan hermosa villa y ver si era conveniente el interrumpir a su primo, con tan penosa noticia.

El seguimiento de cosmos la llevo a través de un camino lleno de baches, piedras y lodo, pero aquello no importaba por el momento siguió caminando hasta llegar al lugar de donde hace un rato se sintió una fuerte emanación de cosmos frío, la tormenta estaba parando lentamente mientras algunos copos de nieve caían lentamente, para luego el clima comenzara a normalizarse dando paso al sol cálido y brillante que se reflejaba en los charcos de agua y en la gotas que permanecían en las plantas.
-Llegue tarde - dijo la lemuriana mientras veía el lugar en el cual un rato antes se sintió la gran emanación de cosmos, todo indicaba que un caballero había despertado su poder, pero ella no alcanzó a llegar a tiempo para poder ver aquella demostración de poder innata de aquella persona, se tomó el cabello y lo escurrió para que cayesen pequeñas gotas de agua al suelo, retomó el camino ya que a pesar de esa decepción se encontraba feliz su búsqueda no era en vano y por lo sucedido sabía que habría más de alguna persona despertando su cosmos energía para proteger a su diosa Athena, pero eso también indicaba que habrían sirvientes de otros dioses despertando a la par para que una guerra santa diera inicio más pronto de lo esperado.

El barro comenzaba a secarse lentamente producto del calor que ahora hacía, el vapor del agua se podía ver elevándose hacía el cielo, las ropas de la lemuriana se secaban sobre la piel de esta al igual que su cabello, la joven oye en la distancia el ruido de una fuente de agua, se acerca con rapidez para encontrarse en la vista de un hermoso manantial de aguas cristalinas, sin importarle mucho se lanza en este refrescando su cuerpo, se dirige a la orilla para dejar sus ropas encima de unas ramas secándose para luego volver al agua, pero no desnuda sino que con unas vendas que cubrían sus pechos y zona íntima, necesitaba un baño urgente y en la pensión no podría hacerlo tranquilamente, se puso a nadar de un lado a otro mirando el cielo y a algunas avecillas que pasaban por allí.
- Ya estaba comenzando a apestar - dijo la joven de cabellos rosas mientras flotaba en el agua despreocupadamente, para luego sumergirse y mirar la profundidad del arrollo, allí encontró por extraño que parezca un anillo con un sello, la forma del sello era un águila con un rayo, aquello era símbolo de un sacerdote de Zeus o como le llamaban los romanos Júpiter el señor de los dioses, lo tomó con cuidado y salió a la superficie para poder admirarlo con tranquilidad y curiosidad, el trabajo en aquella pieza era realmente hermoso se podría decir que casi tan hermoso como el trabajo que hicieron con las armaduras en la antiguedad, se puso en anillo en un dedo para no perderlo y prosiguió con quitarse los vendajes para dejarlos secar al sol, ahora ya desnuda volvio al agua.

La lemuriana aún seguía nadando despreocupadamente, el agua estaba refrescante y un poco tibia por el calor del sol, se acercó a la orilla para ver si sus vendas y ropa ya estaban secos, pero aún les faltaba un poco ya que solamente estaban húmedos, volvió al agua nuevamente prefería estar en el agua en aquellas circunstancias así nadie vería su desnudez y no pasaría frío, miró hacía el cielo nuevamente, en la lejanía algo se veía mal, los guardianes de otros dioses ya habían despertado y eso podría hacer su tarea más difícil. Se mantuvo en el agua unos minutos más para luego salir, sacar una tela de su morral y comenzar a secar su cuerpo con delicadeza, tomó su largo cabello y lo envolvió en la tela para que absorbiese el agua, prosiguió a colocar la vendas en su lugar protegiendo sus zonas íntimas, al terminar aquella tarea se puso la ropa y se sentó en el pasto ya seco.
- Concentración Enya - dice para si misma mientras de da unos golpes en el rostro, las cosas sucedían porque no era asertiva en sus decisiones le gustaba aprovechar el momento pero no la situación, se levantó con cuidado tomando su morral y comenzó a caminar con tranquilidad ahora el día estaba precioso, pero se distrajo y tropezó con las piernas de alguien, por suerte no se cayo al suelo trató de mantener el equilibrio pero cayo inevitablemente, se levantó con cuidado.
-Disculpe por tropezarme con su pierna señor - dijo respetuosa mientras hacía una inclinación en forma de respeto para luego seguir caminando a la deriva.

El camino se alargaba aun mas con el mutismo que expedían aquellas dos damas, el sendero se bañaba de pétalos de lirios, mientras que con aquella aura que expedía el orgullo reencarnado marchitaba todo a su paso… Y de la nada pilastras monumentales se alzaban frente aquellas errabundas de reinos lejanos, simplemente entradas mortales las lujosas villas avaras… Alessa sacaba con tranquilidad su aliento mientras percataban los ademanes de Astrid,…si Astrid ahora se llamaba así el cuerpo que embargaba el extracto perfecto de tan corroído pecado.

Mortales con armas, palabras antiguas, sombras sádicas, para que simplemente desaparecieras aquellas molestias, Alessa se detenía detrás de Astrid, cruzando sus brazos solo cerraba su ojo derecho, pues no era necesario matar aquellas ratas pero bueno…el orgullo tenia ganas de anunciarse de esa manera, y esta de la nada le dirigía por fin la palabra a Alessa por lo que simplemente contesto al culminar su parloteo:

¿Exagerar?… para nada… ¿una pequeña tarea para mi?…Buaaa… ¿y cual es esta Astrid? (Y esta decía su propósito a lo remarcaba la necesidad de la presencia de la pereza, surcando una sonrisas esta simplemente le contestaba)…me parece perfecto mujer le recomenzar no importa para mi, si se tiene que matar para despertarle, para mi esa es mi ganancia del día…

Y Astrid giraba por fin su rostro para tan solo reposar su mirada en Alessa, la cual, solamente le resabia con una indiferencia plena; las sombras seguían su curso moratorio… pero todo eso cambió cuando el orgullo se percato del desquebrajar desmesurado de dicho espejo mágico, las almas se volatizaba combinándose entre el ambiente, mientras que Astrid reflejaba una gran dolencia con tan amargas expresiones.

EL agitar de su cuerpo le dejaba de lado para tan solo alzar de nuevo su rostro, unas palabras pronunciaba, mientras que Alessa escuchabas; sugerencias por encontrar a aquella mujer a la cual Alessa en un futuro no tan lejano le tenía que servir como protectora… y la delicada mano de la jovenzuela se alzo, rosando apenas con las puntas la mejillas de la pereza, esta ladeaba el rostro y con seriedad fijaba su mirada recortada en al de ella, para que en silencio escuchara una vez mas su palabras, al culmino de tales oraciones Alessa simplemente contesto:

-¿Control y lealtad?… mujer (sonriendo)… esta bien… era momento de que despiertes completamente tu poder y yo que haga nacer uno nuevo…

Dando unos pasos hacia atrás, Alessa dejaba que Astrid siguiera con su convocación… donde el tiempo era su mejor amigo de perversión… Desenfundando sus tizonas esta con fuerza y decisión comenzaba a rótalas de lado a lado, generando así el nacer de bocanadas de aire, rápidamente aquél cumulo de elemento invisible tomaba una forma sobrehumana, generando el azotar colérico de los alrededores de aquel mortal villa, y con una sonrisa. Alessa lanzaba aquel mostró de aire hacia el frente, para que este comenzara su holocausto tacto en aquel paraje que lentamente se tornaba un infierno.

Alessa simplemente estaba cayada, vacua de expresión que generara abiertamente la incertidumbre emocional, tras escuchar aquellas palabras altaneras que su supuesta hermana de reino escupía, toda una aurea fortuita le rodeaba, generando una cuestión en particular ¿Cuál sería su reacción a tal situación? Pues aquella le incitaba con su lengua a que el matara, pero simplemente resistió su deseos, cerrando su ojo derecho sentía como aquella mano por fin dejaba de tocar su lampiña mejilla, surcando una sonrisa irónica.

Lo hermoso de todo aquel sotavento que generaba la iracunda dama de pereza, ocasionaba el ultrajar de aquel ridículo objeto que convocaba Astrid para generar el nacer de su poder, los cristales danzaron, ocasionando que uno de aquellos finos hilos rosasen la fina mano de la orgullosa jovenzuela, generando que el ambiente se infestara del exquisito olor dulzón de aquel elixir vitalicio que derraba tan profunda cortada, la nariz sensible de la pereza simplemente se dejaba embriagar mutando una excitación en su ser, pues aquel bálsamo era la perdición de dicha mujer, surcando una sonrisa de satisfacción, bajaba sus tizonas, suavizando aquella manipulación pura de viento… dejándose guiar por el olor entreverado en la brisa… imaginándose un sinfín de cosos, para tan solo suspirar…

Todo aquel divagar de mente, una vez mas era cortado de tajo por las estúpidas palabra de su compañera, haciendo que Alessa abriera abruptamente su ojo derecho, colerizando una vez más aquel sotavento… Cuestiones y más cuestiones…mierda para la infrahumana… ordenando una vez más Astrid estaba, generando que Alessa se irritara y cuando por fin se disponía a refutar aquel dragón ostentoso se anteponía e frente de ella cortando la brisa que hacia nacer con el aumentar de su cosmos…

Su respiración se tornaba jadeante por la ira que derrochaba con el simple hecho de mirar aquel rostro el cual eran envuelto en la máscara perfecta del orgullo… y el ambiente se tornaba mas abrumador, Astrid colocaba frontalmente aquel espejo, generando que este proyectaba en la vista de Alessa demasiadas imágenes de aquel tormentoso pasado del cual ya había olvidado.

Pero para la pereza reencarnada eso no era nada, surcando una risa burlona entre sus gruesos labios, cero su ojo derecho, mientras alzaba su diestra y arrancaba bruscamente su parche del lado izquierdo… lentamente una aurea color índigo le surcaba, de la nada todo aquella brisa mansa desaparecía, cortando todo oxigeno de su alrededor, las plantas lentamente se marchitaban, y los seres vivos caían sofocados con el mero deseo de dormir… y Alessa por fin se expresaba:

-Jajaja… ¿lados?… que incrédula es esta orgullosa mujer… (Abriendo sus ojos y posándolos en Astrid, mientras su aurea aumentaba dejando proyectado tras el fogonazo de cosmos, una silueta que danzaba languisamente entre el suelo fértil de aquella villa)… Te has mostrado muy pedante mujer… has tentado demasiado tu suerte, al encontrarme y mas al hablarme de esa manera… yo no me rijo por las ordenes de un dios…que eso te quede claro, Hades no me importa y no me rijo tras su ley de autocompadecerse… pero Perséfone me interesa(surcando una macabra sonrisa)… quiero ver cuáles son sus ideales para el fin de este podrido mundo humano… así que cállate de una vez por todas y camina… que el tiempo es lo que mas tenemos carente… y una recomendación te doy… no me vuelva a hablar como si te sintieras superior a mi…por qué no lo ere… ante mis ojos simplemente eres un espectro mas, que se guía patéticamente por sus impulsos más primitivos… te desperté, agrédase eso… pues ya estas a un paso de lograr tu cometido al avivar a dicha diosa menor… pero aun, te atreviste a cuestionarme y lo más estúpido me retaste a matarte… lo siento pero no digas estupideces frente a mí, porque si te llego a matar no será por el reto o por mi lealtad ultrajada por tus proposiciones de traición, será por el simple hecho de que me aburrió tu actitud orgullosa mal empleada hacia mi persona… ahora estúpida, quita esta basura de espejo de frente de mi… que estas empleando mal tus cosmos… aquí el enemigo no so yo…

Y calmando su rabia, esta hacia mover de lado a lado aquella silueta opaca que circundaba por debajo de sus pies, y relamiendo sus labios, Alessa apretaba sus puños para que de nada, enormes bocanadas de aire azotaba con ira y locura aquel objeto de la orgullosa estrella, generando el desvanecer de tal, suspirando y fijando una vez más, su vista en Astrid, Alessa sonrió y cuestionó burlonamente:


-¿Y ahora que aras Astrid?… me veras como aliado o como enemigo… ¿Qué te conviene más a ti mujer?

Y Aquel sotavento culmino, dejando que el polvo del derredor se amansara, quedando entreverado en las plantas marchitas, como mero escarche invernal… y surcando una sonrisa reseca, Alessa una vez más escuchaba el parloteo de la estrella infernal del orgullo, esta culmino dejando entre ecos el resaltar de su supuesta superioridad y el remarcar de ya no necesitarle… Aquellas últimas palabras ocasionaron el irritar de su alma, bajando su rostro el cual era cubierto por las sombras de su postura curva, simplemente claro su mirada en aquellos pasos que se alejaban, apretando sus delgados puños al grado de cortar sus palmas y hacer sangra dichas manos, sus dientes rechinaba por la presión que generaba al contraer su cara… Y adentrándose en mente aquella se refutaba asa misma…

-¡Peo que maldita descarada!… esto no lo dejare que pase de alto… su espalda me incita atacarle… pero no soy tan ruin para hacerlo así que…

Y Alzando su cosmos, los suelos comenzaron a sucumbir, un aura color escarlata le ciño por completo, mientras su cuerpo se tensaba, y abriendo sus orbes abruptamente, dejaba liberado una enorme bocanada de aire, la cual golpeaba de espaldas a Astrid no para lastimarle, simplemente para provocarle… generando que su largos cabellos se alborotaran y perdieran toda estética… mientras que la risa residual cortaba toda hierva a su paso, para tan solo culminar destrozando las paredes que yacían alzadas a lo lejos en aquella villa.
Y Alessa se expreso:

-¿Dónde crees que vas estúpida mujer?… simplemente te jactas de provocar y de ahí hacerte la digna y retirarte… que extraña forma de cobardía ocupas tu… si te desperté es por maldito propósito… ¡Mierda!… nadie se dirige a mí de esa forma, nade absolutamente nadie… me ocupa como un simple juguete… he dicho que no sirvo a ningún dios… mas sin embargo no dije que resistiría estar ante l presencia de Perséfone… así que … tienes dos bocines: O te dejas a un lado tus actitudes de mujer engreída orgullosa y aguantas mi presencia a lado vuestro… o lo mejor para mi… aquí nos debatimos para ver quien quedara viva… ¡Mierda! Nadie se burla de mi… y mucho menos una mujer…

Y Alessa comenzaba a caminar mientras que con su cosmos comenzaba a manipular a su antojo la brisa del lugar, haciendo que esta girara por encima de su cabeza, y con temple llego a estar a unos cuantos metros de Astrid, desenfundando su tizonas, aquellas las lazaba a un lado de la engreída orgullosa, las cuales quedaba clavas, y riéndose aquella estúpidamente cuestiono…

-¿Qué vas a hacer ahora? Date la media vuelta y demuéstrame tu rostro… maldita mujer… como te atreves a tratarme de esa manera… rápido contesta… que no hay tiempo…

Tal parecía que todo lo que decía Alessa, Astrid o no lo entendía o descaradamente lo ignoraba, pues se desviaba demasiado del tema que planteaba; la estrella infernal de la pereza resistió a su propósito de atacarle, pues no era un buen momento para enfrentarse a dicha jovenzuela, la rabia y la ira eran un enemigo letal ante la lógica del mortal… pero sin embargo se querido ahí sin hacer ni decir nada, simplemente escucho sus palabras y se percato en cautela de todo movimiento que la reencarnación del orgullo proclamaba con su cuerpo.

Un dragón, sotaventó encerrado y gran descaro por parte de Astrid, se manifestaba en aquellos momentos de mutismo entre los prados de tan extensa villa… y de la nada un portal se esbozaba detrás de la espalda del orgullo reencarnado… un espejo, una cúpula enorme y ostentosa tras la curvatura de unas alas, provenientes de un mítico animal…

Alessa no hacia nada, pues tal parecía que en un trace se había adentrado sin ni siquiera luchar por no hacerlo. Sombras que tomaban irónicamente un porte magistral, para que simplemente tras el pestañar de la pereza, aquello se desquebrajara y su verdadero tormento de corazón se pintara claro frente a ella: Dos niñitas que derrochaban efímeramente una felicidad sin igual, aquella estampa que desde algunos ayeres Alessa ya no soñaba… lagrimas torrenciales humectaron sus pálidas mejillas, ladeando su rostro ella caminaba entre el suelo imaginario de aquel truco producto de Astrid.

Y Alessa llegó a estar frente a ambas mujercitas, quedando en cuclillas y rosando la diestra entre las mejillas jóvenes de la más chica, mientras explotaba en un amargo llanto, sus ojos reflejaban una culpa atroz, la cual, le destrozaba lentamente el corazón…

-¿Por qué no me dejaste estar a tu lado y defenderte?… ¿Por qué caites en los peores pecados del mundo?… ¿Por qué me hiciste olvidarte?… ¿No vistes que hubiera dado todo por tu felicidad? … aunque esta hubiera sido en los lugares mas simples de este mundo… ¿Dónde estas ahora, cual es tu rostro y tu nombre?… ¿Por qué me dejaste que te matara en pensamiento, cuerpo y alma?… (Cerrando sus ojos y bajando su mirada, mientras su mentón temblaba, por toda frustración mutada) … Y tu… (Dándose vuelta y tomando los hombros de la niña mas grande de aquel juego de mente)… ¿Por qué fuiste tan orgullosa y no pediste un perdón?¬… ahora mismo estarías a su lado viviendo feliz por una ves en ti vida…pero mira ahora… que por esta ira que embargo, me he dejado atrapar por los propósitos de un Dios… ¿Por qué?… ¿PO QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE?… (Gritando con desesperación)… No hay vuelta atrás a esto… mas sin embargo no puedo recordad, pero lo ridículo es que me culpo todos los malditos días de mi maldita vida (Levantándose y haciendo cortar aquellas imágenes)… Se que esto es una ilusión por parte tuya Astrid, pero el dolor es real…

Bajando su rostro mientras hacia nacer un enorme sotaventó, el cual, desquebrajaba aquel mundo paranoico… suspirando y dejando escapa una ultima lagrima, Alessa se expresaba vacua de sentimiento…

-¿Nuevo poder?… ¿acaso me estas dando un maldito trato?… ¿desconocerme?… toda mi maldita vida e sido negada… un pecado frustrado que es regocijante pero a la hora de la inquisición es irreconocible… no me importa que me niegues, pues no eres nada para mi (Alzando el rostro y fijando su mirada triste en Astrid)… Una simple desconocida que ha visto, un casi nada de mi vida pasada… aquella vida que yo he olvidado… ¿por cobardía?… (Suspirando y sonriendo secamente) te ordeno que no vuelvas a hacer esto, pues yo me nutro del dolor y si vuelves a jugar con mi mente, te juro que te matare…estas a casi nada de olvidar tu humanidad… aquella que odiaste, amaste, negaste alguna vez… desvanecerá entre la brisa de este mundo terrena… mas sin embargo cuando estés al filo de la muerte rogaras por no haberlo hecho… Por no haberte entregado totalmente por el mero deseó de poder… aquel poder que es minúsculo ante un dios… que es ridículo ante los verdaderos humanos que si han amado… simplemente maniquís, mascaras que se deforma entre el correr de las aguas… cuerpo huecos que dan pena en verdad… eso es lo que somos, por el simple hecho de olvidar…

Y cerrando sus puños, Alessa levanto la diestra mientras formaba en ella una esfera de color pálido, casi transparente… el cual lanzaba hacia la nada de aquel cielo crepuscular… mero viento que regresaba a su caudal, para seguir su paso entre aquel mundo terrenal.

-¿Dónde esta Perséfone?… (Si ni siquiera verla a los ojos, esta espero su respuesta mientras sus lágrimas se evaporaba por el paso de aquella brisa cálida que Alessa misma fabricaba)

Y de la nada mientras Astrid, la estrella infernal del orgullo, cuestionaba el no ser nada ante la mirada de Alessa, esta se le lanzaba hacia su delgado cuerpo, siendo acariciada de su cabellos largos azulados, pero aun así ante aquel acto impulsivo, dicha orgullosa mantenía su seriedad entre su tersa faz.

Y aquellas palabras que causaron la reminiscencia de un pasado efímero, aquellas imágenes que se tornaron borrosas por las lagrimas crudas de Alessa; palabra que anhelaba ser escuchadas pro otra garganta en aquella ocasión era pronunciadas por otra mujer… frases de apoyo que en vez de ser tales fingían a la perfección ser una estocada al corazón.

Alessa bajaba su rostro y en silencio sollozo escucho todo lo que Astrid decía, sin decir nada una vez más el calor de aquellos dos cuerpos se dispersaba, dejando meras sensaciones gélidas en su alrededor… y de repente una cálida mano esbozaba con ternura el rostro de Alessa, generado que cuando esta se alejara del acobije de su piel, pasara su diestra y la recargara entre la comodidad de su mejilla, mientras bajaba aun mas su mirada y levemente sonreía…

Un suspiro tendido se disipo entre el medio febril que les envolvía, y el aire que generaba el espíritu colérico de la pereza reencarnada se condeso al grado de formar hermosos cristales que caían como si fuese nieve fiera de temporada, algunos se entreveraba en sus largos cabellos y otros se desasía entre el suelo, mientras que algunos se mantenían hermosos y resplandecientes entre la tersa mano de Astrid, la cual un ultima vez se expresaba, remarcando aquella palabra tan anhelosa y significativa para la vagabunda.

Subiendo su rostro lloroso al mero firmamento, esta sonrió y simplemente dejo caer como cascara el aire cristalino que danzaba por encima de aquellas damas, dejando expuesto un estridente crujir, para que tan solo alzando la diestra como mero tributo funesto esta encendiera una vez más sus cosmos el cual se materializaba con una pesada aurea turquesa que ceñía su delgado cuerpo, y abriendo con brusquedad su ojos, una vez más dicha mujer solitaria, hacia mover el viento a su merced y complacencia, generando el colapsar de la fauna del derredor, limpiando el sendero de la porquería humana que atrofiaba la vista de aquellas infrahumanas reencarnadas.

El mero viento azotaba con desdén, entre las pilastras de aquella villa, generando el colapsar irrevocable de estas, una sonrisa sarcástica se mantenía entre los labio resecos de Alessa, para que con un suspiro, aquel control de viento y oxigeno se desbastara de tajo, quedando un mero mutismo, absorbiendo tal nutriente y proteína para el ser vivo, Alessa le acumulo en su diestra en una pequeña esfera incandescente… y danzando por detrás de Astrid aquella se expresó:

-Astrid… no sé qué decir a tales palabras del pasado, quiero creer que son con sinceridad y no un sutil juego de estancamiento mental, os la desperté pues usted lo ha dicho… simplemente soy una errabunda solitaria y en usted observe el parecido… la verdad no sé cómo expresarme… es tan imprescindible lo dicho por usted… pues es orgullo y como tal pecado no pensaba ver ese rostro de humildad en vos… peor es claro que os seguiré… no obedezco, pues soy una persona que no le gusta seguir reglas mortales, peros estaré a vuestro lado para apoyarle… un apoyo que no he podido emplear correctamente… sois en si mi hermana de reino y firmamento, yo estaré como debe de ser… como su hermana… así que vallamos a ver a Perséfone que la tarde acaricia las montañas… y el tiempo se desvanece entre nuestra manos…
Y Acallando sus palabras aquella hacia explayar aquel cumulo de viento, para que tan solo formase una perfecta cúpula y así protegerse del derredor mundano…

Y aquella mujer donde el extracto perfecto del orgullo había reencarnado, reconocía sin refutar que Alessa aun no creía en aquel cambio drástico de personalidad, le iba ser demasiado difícil acceder pero no inevitable; suspirando simplemente dejo que Astrid se alejara de entre los campos holocaustos de aquella villa mortal, para así, la estrella infernal de la pereza culminara con el nacer de su nuevo poder.

El viento que estaba en estado de mutismo, tras el chasquear de su delgado dedos de su diestra, nuevamente comenzó a azotar con desdén el derredor, era claro que Alessa se quería anuncia de esa manera; las ráfagas iracundas de viento, arrancaban sádicamente aun la vida fauna que perduraba, queriendo luchar con desgarre ante aquella amenaza cósmica, mas sin embarco carecían de fortaleza.

Y surcando una sonrisa nefasta, Alessa se sentó en medio del sendero corroído, que les condujo a dicho lugar que fácilmente se colapsaba, hace algunos unos momentos atrás; entrecruzando sus piernas y cerrando su ojos, esta elevaba su cosmos, haciendo nace de nuevo aquel parche sobre el orbe izquierdo, pues la maldición que cargaba encima no podía se expuesta ante la simple vista mundana. Relamiendo sus labios a diestra y siniestra, con una simple mueca facial silenciaba el campanear de sus tizonas, aun clavadas entre la arena de aquel lugar…

Tal parecía que Alessa se divertía crudamente, pues con el simple echo de cerrar uno de sus puños o abrirle, controlaba el aire a su merced, a veces dejándolo que danzara tranquilamente en el alrededor, otras que azotará coléricamente ante el suelo, para generar el colapse de este, u otras le desaparecía, al grado de matar todo ser vivo que estúpidamente divagaran en aquella circunferencia bélica, pues tanto el viento como el oxigeno manipulaba a su deseo.

Pero todo eso para Alessa ya le había cansado, bajando su mirada aquella suspiraba, ya era momento de adentrarse a los pasillos de aquella villa junto con su “hermana” Astrid, así que levantándose y sacudiendo sus prendas harapientas pues ya mas antes se había despojado de su armadura, esta dejo descansar la brisa de aquel lugar, si no antes notar como había quedado destrozado dicho paraje mortal.

Caminando lentamente hacia sus espadas las enfundo una vez más y sonriendo como si fuese una niña pequeña orgullosa de sus acciones, rápidamente camino al encuentro de Astrid y así presentarse ante Perséfone y medirle como diosa.