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[Alejandria] Calles de la ciudad
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[Alejandria] Calles de la ciudad
Recuerdo del primer mensaje :
El joven capitán caminaba entre la multitud normalmente no trataba de llamar la atención menos en esa ciudad; Cada vez se encontraba mas mareado. Tal vez el efecto de las rosas no había pasado del todo, mientras observaba notaba los diferentes atuendos que portaban los Egipcios a los Romanos, incluso los rasgos físicos cambiaban entre ambas especies. Las culturas parecían de mundos diferentes, Júpiter y Urano. Aunque las diferencias físicas y culturales eran diferente, no dejaban de ser humanos. Mientras cruzaba por las calles de la enorme ciudad escuchaba las charlas de los aldeanos, luego de haber pasado tanto tiempo entre ellos Strife finalmente logro entender su idioma al menos lo básico. Veía como la gente lo observaba con desprecio pues no era un estúpido.
Aunque se sentía como un estúpido dado que un poco de la culpa de que el asedio haya fallado era de el. Ya toda Roma seguramente se había enterado de tal deshonra, como una legión completa fue engañada por la mente de una mujer. Habían pasado 2 años de la ultima vez que vio Roma y 5 desde que juro lealtad al imperio manteniendola por mano de hierro, en esos últimos 2 años mato a los enemigos del Emperador como si fueran basura o incluso animales.
Incluso cada vez que veía a los aldeanos de esta ciudad recordaba los cuerpos muertos sin vida de los Egipcios, recordaba cuantos padres, hermanos, tíos, abuelos, hijos, primos, había matado en el campo de batalla. Pero por mas que fueran las muertes cumplió con su labor de legionario y nadie podía negarlo. Mientras acentuaba la cabeza hacia abajo puso su mano derecha en donde antes solía encontrarse su espada. Dando un suspiro menos notable siguió caminando, un solo propósito era el cual lo traía de vuelta a esta ciudad lograr encontrar al general que le había liderado todos estos años.
- Mierda, Edward. ¿Donde te habras metido esta vez? Ya me estoy cansando de tener que estar buscándote entre toda esta gentuza y no ver ni siquiera señales de tus pasos, finalmente la hora de llegar a Roma ha llegado y tu ni siquiera apareces. Maldita sea, odio cuando tengo que buscar a alguien por todos lados . -
Pronunciaba en un tono bajo para evitar la sobre atención de las personas allí presentes; El joven observaba hacia todos lados para poder visualizar a aquel general quien no aparecía por ninguna parte. El calor comenzaba a sentirse con intensidad lo cual cansaba y deshidrataba al Romano, este observaba en todas direcciones pero aun así su amigo y líder no aparecía, tras estar así casi todo el rato tomo la ruta de los peatones y si la suerte estaba de su lado se encontraría con el general.
El joven capitán caminaba entre la multitud normalmente no trataba de llamar la atención menos en esa ciudad; Cada vez se encontraba mas mareado. Tal vez el efecto de las rosas no había pasado del todo, mientras observaba notaba los diferentes atuendos que portaban los Egipcios a los Romanos, incluso los rasgos físicos cambiaban entre ambas especies. Las culturas parecían de mundos diferentes, Júpiter y Urano. Aunque las diferencias físicas y culturales eran diferente, no dejaban de ser humanos. Mientras cruzaba por las calles de la enorme ciudad escuchaba las charlas de los aldeanos, luego de haber pasado tanto tiempo entre ellos Strife finalmente logro entender su idioma al menos lo básico. Veía como la gente lo observaba con desprecio pues no era un estúpido.
Aunque se sentía como un estúpido dado que un poco de la culpa de que el asedio haya fallado era de el. Ya toda Roma seguramente se había enterado de tal deshonra, como una legión completa fue engañada por la mente de una mujer. Habían pasado 2 años de la ultima vez que vio Roma y 5 desde que juro lealtad al imperio manteniendola por mano de hierro, en esos últimos 2 años mato a los enemigos del Emperador como si fueran basura o incluso animales.
Incluso cada vez que veía a los aldeanos de esta ciudad recordaba los cuerpos muertos sin vida de los Egipcios, recordaba cuantos padres, hermanos, tíos, abuelos, hijos, primos, había matado en el campo de batalla. Pero por mas que fueran las muertes cumplió con su labor de legionario y nadie podía negarlo. Mientras acentuaba la cabeza hacia abajo puso su mano derecha en donde antes solía encontrarse su espada. Dando un suspiro menos notable siguió caminando, un solo propósito era el cual lo traía de vuelta a esta ciudad lograr encontrar al general que le había liderado todos estos años.
- Mierda, Edward. ¿Donde te habras metido esta vez? Ya me estoy cansando de tener que estar buscándote entre toda esta gentuza y no ver ni siquiera señales de tus pasos, finalmente la hora de llegar a Roma ha llegado y tu ni siquiera apareces. Maldita sea, odio cuando tengo que buscar a alguien por todos lados . -
Pronunciaba en un tono bajo para evitar la sobre atención de las personas allí presentes; El joven observaba hacia todos lados para poder visualizar a aquel general quien no aparecía por ninguna parte. El calor comenzaba a sentirse con intensidad lo cual cansaba y deshidrataba al Romano, este observaba en todas direcciones pero aun así su amigo y líder no aparecía, tras estar así casi todo el rato tomo la ruta de los peatones y si la suerte estaba de su lado se encontraría con el general.
Strife- Caballeros Dorados
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Aquella dama se quedó atónita cuando Alessa la tomo por
sorpresa, primero como la empujaba alejándola de aquel joven y después para
recriminarle su verdadera condición, y recordando de nueva cuenta su toque
especial, empezó a cuestionarse ella misma.
-¿acaso esa joven tiene razón y yo soy la reencarnación de
lujuria?
Shlainn miraba con cierto asombro a Alessa, sus ojos estaban
abiertos y su boca entre abierta tratando de pronunciar palabra, por más que quería
decir algo no podía hacerlo la impresión de los acontecimientos recién hechos
la tenían algo consternada
Tratando de tranquilizarse
un poco cerro los ojos y tomo su mano derecha colocándola en su pecho
como si quisiera tocarse el corazón, un ligero viento empezó a correr moviendo
los cabellos de los presentes del lugar, por parte de Shlainn los cabellos
creaban un remolino a la par del viento, mientras Alessa esperaba la respuesta
la joven estaba meditando que hacer con su vida, ya que todas las palabras que
aquella joven parecían ser ciertas, ya había descubierto tiempo atrás ese don
extraño de seducción, que dominaba perfectamente y que ningún ser podía resistir
aparentemente, pareciendo que ese poder fuese sobrenatural
Después de unos breves minutos abrió los ojos y bajo su
mano, mirando con determinación a la dama frente a ella dijo con tono fuerte
-¡quiero despertar todo el poder dentro de mí y así poder
vengar todos los sentimientos que no he podido desahogar!- habla mujer, ¿que
tengo que hacer para despertar por completo?
sorpresa, primero como la empujaba alejándola de aquel joven y después para
recriminarle su verdadera condición, y recordando de nueva cuenta su toque
especial, empezó a cuestionarse ella misma.
-¿acaso esa joven tiene razón y yo soy la reencarnación de
lujuria?
Shlainn miraba con cierto asombro a Alessa, sus ojos estaban
abiertos y su boca entre abierta tratando de pronunciar palabra, por más que quería
decir algo no podía hacerlo la impresión de los acontecimientos recién hechos
la tenían algo consternada
Tratando de tranquilizarse
un poco cerro los ojos y tomo su mano derecha colocándola en su pecho
como si quisiera tocarse el corazón, un ligero viento empezó a correr moviendo
los cabellos de los presentes del lugar, por parte de Shlainn los cabellos
creaban un remolino a la par del viento, mientras Alessa esperaba la respuesta
la joven estaba meditando que hacer con su vida, ya que todas las palabras que
aquella joven parecían ser ciertas, ya había descubierto tiempo atrás ese don
extraño de seducción, que dominaba perfectamente y que ningún ser podía resistir
aparentemente, pareciendo que ese poder fuese sobrenatural
Después de unos breves minutos abrió los ojos y bajo su
mano, mirando con determinación a la dama frente a ella dijo con tono fuerte
-¡quiero despertar todo el poder dentro de mí y así poder
vengar todos los sentimientos que no he podido desahogar!- habla mujer, ¿que
tengo que hacer para despertar por completo?
Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Sonreí al escuchar la respuesta de la joven mientras que la miraba fijamente a los ojos ya que parecía tener la intenciones de provocarme eso me estaba indicando de que podría ser la reencarnación de la lujuria en este mundo, pero al ver el aura iracunda de Alessa me percate de que no le había gustado la acción que tubo la joven conmigo.-Acaso te sentiste celosa Alessa…-Dije mientras que surcaba una sonrisa y tomaba a Alessa por la cadera para acercarla a mi y poderle robar un beso.-Te había dicho que tu eres la primera espectro con la que me sentí como con su compañía no es así…entonces porque dudas…si dejo que se me acerque es por ser educado con una compañera, en cambio contigo lo soy porque siento la necesidad de serlo contigo por mas extraño que parezca.-Al terminar de decir eso la solté para que fuese con su nueva compañera.-Además tengo que ir a buscar a Wyvern y a Pandora, así que por el momento esto será un hasta luego Alessa…Mis ojos mostraban ternura ante Alessa cosa que creía era imposible ahora que era un espectro.
Me quede un rato parado cruzado de brazos mientras que miraba a las dos damas del pecado pero después de unos minutos decidí retirarme para emprender mi viaje a Grecia para ir en busca de pandora y para poder encontrar la ubicación del cuerpo mortal de Wyvern, di la media vuelta mientras que concentraba mi espectral cosmo para crear una ráfaga de viento que traspasara al mundo de la oscuridad en donde yo había enviado mi armadura para que se encontrara resguardada hasta que la llamara, una gran ráfaga de viento de un oscuro color se comenzó a dirigir hacia a mi desde distintos ángulos causando que en las calles de la ciudad se escuchara un horrible sonido muy parecido a los lamentos de las almas en pena, esas ráfagas de viento jugaban con mis cabellos y ropa mientras que me levantaba levemente para que fuera envuelto por aquella ráfaga infernal para poder ser vestido por mi sapuri.
El sol comenzaba a salir por el horizonte, su luz pegaba directamente en mi rostro mientras que de entre las sombras comenzaba a salir mi sapuri la cual se desarmo para cubrir mi cuerpo, al terminar ese proceso las ráfagas se disiparon de golpe como si fuera una pequeña explosión de energía junto con unas cuantas plumas negras que brillaban de forma intensa, la sombra que proyectaba el sol de mi ser era bastante larga tanto que llego a cubrir a Alessa dando la impresión de que era cubierta por las alas de mi sapuri, mire hacia mi costado derecho para tan solo decir.-Ojala despiertes pronto lujuria para poder servirle a nuestro señor Hades…y en cuanto a ti Alessa espero tener la oportunidad de verte nuevamente algún día.-Dije mientras que las alas de la sapuri se comenzaron a extender para poder dar un salto y con ello salir disparado hacia mi nuevo destino, mientras que dejaba una estela de luz purpura a mi paso junto con unas cuantas plumas.
Me quede un rato parado cruzado de brazos mientras que miraba a las dos damas del pecado pero después de unos minutos decidí retirarme para emprender mi viaje a Grecia para ir en busca de pandora y para poder encontrar la ubicación del cuerpo mortal de Wyvern, di la media vuelta mientras que concentraba mi espectral cosmo para crear una ráfaga de viento que traspasara al mundo de la oscuridad en donde yo había enviado mi armadura para que se encontrara resguardada hasta que la llamara, una gran ráfaga de viento de un oscuro color se comenzó a dirigir hacia a mi desde distintos ángulos causando que en las calles de la ciudad se escuchara un horrible sonido muy parecido a los lamentos de las almas en pena, esas ráfagas de viento jugaban con mis cabellos y ropa mientras que me levantaba levemente para que fuera envuelto por aquella ráfaga infernal para poder ser vestido por mi sapuri.
El sol comenzaba a salir por el horizonte, su luz pegaba directamente en mi rostro mientras que de entre las sombras comenzaba a salir mi sapuri la cual se desarmo para cubrir mi cuerpo, al terminar ese proceso las ráfagas se disiparon de golpe como si fuera una pequeña explosión de energía junto con unas cuantas plumas negras que brillaban de forma intensa, la sombra que proyectaba el sol de mi ser era bastante larga tanto que llego a cubrir a Alessa dando la impresión de que era cubierta por las alas de mi sapuri, mire hacia mi costado derecho para tan solo decir.-Ojala despiertes pronto lujuria para poder servirle a nuestro señor Hades…y en cuanto a ti Alessa espero tener la oportunidad de verte nuevamente algún día.-Dije mientras que las alas de la sapuri se comenzaron a extender para poder dar un salto y con ello salir disparado hacia mi nuevo destino, mientras que dejaba una estela de luz purpura a mi paso junto con unas cuantas plumas.
Hang- Juez del Inframundo
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Ignorando la presencia de la dama de nombre Shlainn, Alessa se quedaba perpleja a las acciones de Hang. Se sonrojaba y aunque deseaba demostrar el gozo que tenía al sentir dichos labios en los suyos y al escuchar las palabras tan lindas por parte del Juez… su expresión fuer otra; mostró seriedad e indiferencia mientras que por dentro su corazón comenzaba al palpitar aceleradamente quedando como deseo el volver a sentir los labios de Hang sobre los suelos.
De repente el juez se elevaba y con ello se despedía aladrando que tenia que encentra a otros seres espectrales, Alessa ya no pudo contener sus sentimientos reprimidos y antes de que este se elevara y desapareciere de entre las calles de Alejandría la dama del pecado se abalanzaba hacia el y lo abrazaba con fuerza, diciéndole con tonos tiernos al oído:
-Hang no me sentí celosa tontito… me sentí extraña un poco triste y molesta a la vez ¿Crees que sean celos? Si es así ¿es malo? Es acaso que mis sentimientos vas más haya de lo que imaginaba… Hang no se contigo me siento tan bien y la verdad si te vas y n te veo creo que eso me perjudicara mucho mi animo… amor (tomándolo de las mejillas y besándolo con pación) Cuídate por lo que más quieras y prométeme que serán sólo días los que no nos podamos ver… creo que es correcto que aclaremos hasta que punto necesitamos el uno del otro… es lo justo.
Dicho eso Alessa lo soltó y vio como se alejó. De sus ojos un extraño líquido cálido comenzó a salir ¿era acaso lágrimas por la partida de aquel atractivo juez?… por el momento Alessa lo desconocía… dándose media vuelta y quedándose fija viendo a Shlainn, la dama triste se acerco a ella y tomándola entre su brazos le dijo:
-Tu duda será contestada entre las arenas del desierto no aquí donde mortales puedan escuchar es momento de partir querida hermana mía.
Elevando su cosmos la dama se elevaba con Shlainn entre sus brazos desapareciendo de las calles de aquella sección de Alejandría…
De repente el juez se elevaba y con ello se despedía aladrando que tenia que encentra a otros seres espectrales, Alessa ya no pudo contener sus sentimientos reprimidos y antes de que este se elevara y desapareciere de entre las calles de Alejandría la dama del pecado se abalanzaba hacia el y lo abrazaba con fuerza, diciéndole con tonos tiernos al oído:
-Hang no me sentí celosa tontito… me sentí extraña un poco triste y molesta a la vez ¿Crees que sean celos? Si es así ¿es malo? Es acaso que mis sentimientos vas más haya de lo que imaginaba… Hang no se contigo me siento tan bien y la verdad si te vas y n te veo creo que eso me perjudicara mucho mi animo… amor (tomándolo de las mejillas y besándolo con pación) Cuídate por lo que más quieras y prométeme que serán sólo días los que no nos podamos ver… creo que es correcto que aclaremos hasta que punto necesitamos el uno del otro… es lo justo.
Dicho eso Alessa lo soltó y vio como se alejó. De sus ojos un extraño líquido cálido comenzó a salir ¿era acaso lágrimas por la partida de aquel atractivo juez?… por el momento Alessa lo desconocía… dándose media vuelta y quedándose fija viendo a Shlainn, la dama triste se acerco a ella y tomándola entre su brazos le dijo:
-Tu duda será contestada entre las arenas del desierto no aquí donde mortales puedan escuchar es momento de partir querida hermana mía.
Elevando su cosmos la dama se elevaba con Shlainn entre sus brazos desapareciendo de las calles de aquella sección de Alejandría…
Off Topic: Responde en un nuevo tema que se llamara A las afueras de Alejandría >> Desierto<<
Alessa0- Dama del Pecado
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Mientras comenzaba a estirar cada parte de su cuerpo con un movimiento lento y perezoso, el joven pelirrojo pensaba en cuál sería el mejor lugar para ir. Su pésima memoria no era la mejor de las aliadas pues todo lo que intentaba recordar se volvía algo tan borroso y nada comprensible a la hora de querer sacar información de sus experiencias anteriores. Con sus ojos dorados revisaba todos los lugares que había alrededor, tratando de conseguir una solución a su falta de ideas pero nada parecía estar por darle resultado.
-No.... ¡P-Pero creo que ya lo tengo!-
Les gritó, rechazando la propuesta de Burzum, mientras se alejaba de ellos corriendo a gran velocidad, creía ya haber recordado un lugar en Alejandría en el que lo recibieron muy bien cuando niño, esperando que aquellas personas tan amables siguieran ahí. De no estar mal no se encontraba demasiado apartado del lugar en el que tenían su residencia pero tampoco se emocionaba, bien pudieran haberse ido hace tiempo, muchas cosas pudieron haber ocurrido mientras estuvo fuera.
Esperaba que sus compañeros le siguieran el paso porque se iban a alejar mucho del punto en el que los dejó para hacer su búsqueda. No era exactamente el remedio a todo pero tener un lugar seguro en el cual quedarse sería de utilidad para pensar bien su próximo movimiento, la plantación nunca estaba de más y así iba a ser todo más fácil de llevar.
-No.... ¡P-Pero creo que ya lo tengo!-
Les gritó, rechazando la propuesta de Burzum, mientras se alejaba de ellos corriendo a gran velocidad, creía ya haber recordado un lugar en Alejandría en el que lo recibieron muy bien cuando niño, esperando que aquellas personas tan amables siguieran ahí. De no estar mal no se encontraba demasiado apartado del lugar en el que tenían su residencia pero tampoco se emocionaba, bien pudieran haberse ido hace tiempo, muchas cosas pudieron haber ocurrido mientras estuvo fuera.
Esperaba que sus compañeros le siguieran el paso porque se iban a alejar mucho del punto en el que los dejó para hacer su búsqueda. No era exactamente el remedio a todo pero tener un lugar seguro en el cual quedarse sería de utilidad para pensar bien su próximo movimiento, la plantación nunca estaba de más y así iba a ser todo más fácil de llevar.
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Los tres visitantes parecían estar en las mismas deprorables condiciones, sus pies se arrastraban por el suelo, jadeando, dejando que las gotas de sudor remojaran el caliente suelo, lo que parecía más molesto a Kainan era las finas partículas de arena que se entremetían en su calzado, había cambiado sus gruesas botas por unas sandalias al saber que se dirigirían a un lugar caluroso, ahora maldecía el momento en que tomó esa decisión.Ibamos en silencio para mantener todas las energias posibles, pues simple echo de abrir la boca resultaba la sequedad total de la poca saliva que se formava, pero finalmente fue Burzum el que tomó la iniciativa y dijo a ver visto una zona de sombra un poco más adelante, era la mejor idea que había escuchado en todo el dia.
Entonces fue cuando Kainan forzando un poco la cansada musculatura de su cuerpo apresuró un poco más el paso, pero el joven guitarrista se le avanzó con renovadas energias o eso parecía pues empezó a correr con vitalidad tomandoles terreno, el germano mirando al soldado romano le comento:
-Creo.. que esta delirando ya... el cerebro se le a derritido.
Pero igualmente no iban a dejar que su alocado compañero se perdiera en ese páramo así que sin muchas ganas tubieron que seguirle el ritmo intentando no perderlo de vista, pero tampoco sin hacer el esfuerzo como para llegar hasta él, tenian que reservarse por si acaso, con un solo imprudente había suficiente en el grupo,a Kainan se le dificultaba la respiración, se notaba mucho más cansado que si hubiese luchado durante horas.
-Khrysis!!!!.... donde vamos!!!!
Entonces fue cuando Kainan forzando un poco la cansada musculatura de su cuerpo apresuró un poco más el paso, pero el joven guitarrista se le avanzó con renovadas energias o eso parecía pues empezó a correr con vitalidad tomandoles terreno, el germano mirando al soldado romano le comento:
-Creo.. que esta delirando ya... el cerebro se le a derritido.
Pero igualmente no iban a dejar que su alocado compañero se perdiera en ese páramo así que sin muchas ganas tubieron que seguirle el ritmo intentando no perderlo de vista, pero tampoco sin hacer el esfuerzo como para llegar hasta él, tenian que reservarse por si acaso, con un solo imprudente había suficiente en el grupo,a Kainan se le dificultaba la respiración, se notaba mucho más cansado que si hubiese luchado durante horas.
-Khrysis!!!!.... donde vamos!!!!
Kainan- Status :
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Barrera Arcana
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Vistiendo calzas de algodon y una camisa vieja del mismo material, Selene parecía un muchacho caminando entre las multitudes del camino. Alejandría solía ser uno de los puertos más ajetreados del mundo, y en especial en esa fecha en que el grano estaba cultivandose por todo Egipto, el puerto se llenaba de extranjeros y visitantes. Judíos, Sirios, Macedonios, Romanos... todos encontraban en ese lugar del mundo un hogar, una mezcla de razas unica en el mundo.
Pero a Selene eso la tenía despreocupada casi por completo. Estaba tan molesta con Astrid que le costaba hasta respirar. ¿Quien rayos se creía que era ella para pensar que era mejor que Selene? La muchacha apretaba los puños mientras caminaba, sin importarle con quien chocaba por el camino cuando de pronto un hombre de extraña cabellera rojiza, media anaranjada chocó contra ella botandola al suelo. Se había molestado tanto por el asunto de Astrid que hasta el equilibrio había perdido como si nada. Se miró las manos llenas de polvo, enojada... muy enojada de que la hubiesen botado.
Subió la mirada pero no así el rostro, aun cubriendose con la capucha para que no la reconocieran. Aun así quería saber quien había sido el imbecil que se había atrevido a hacerla caer. No podía ser una persona comun y corriente si contaba con la fuerza como para hacer que ella perdiera el equilibrio así como así.
- Fijate por donde caminas, idiota... - Dijo molesta mientras se ponía de pie de un salto quitandose el polvo.
Pero a Selene eso la tenía despreocupada casi por completo. Estaba tan molesta con Astrid que le costaba hasta respirar. ¿Quien rayos se creía que era ella para pensar que era mejor que Selene? La muchacha apretaba los puños mientras caminaba, sin importarle con quien chocaba por el camino cuando de pronto un hombre de extraña cabellera rojiza, media anaranjada chocó contra ella botandola al suelo. Se había molestado tanto por el asunto de Astrid que hasta el equilibrio había perdido como si nada. Se miró las manos llenas de polvo, enojada... muy enojada de que la hubiesen botado.
Subió la mirada pero no así el rostro, aun cubriendose con la capucha para que no la reconocieran. Aun así quería saber quien había sido el imbecil que se había atrevido a hacerla caer. No podía ser una persona comun y corriente si contaba con la fuerza como para hacer que ella perdiera el equilibrio así como así.
- Fijate por donde caminas, idiota... - Dijo molesta mientras se ponía de pie de un salto quitandose el polvo.
Selene- Dama del Pecado
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Mientras iba corriendo, empujando a varios con los que se cruzaba en del camino el muchacho, algunos eran amables y se retiraban para dejarlo pasar, otro simplemente lo ignoraban y se los llevaba de paso y había quienes lo advertían y daban un brinco para esquivar el bólido rojizo. Se disculpaba asintiendo con la cabeza cada vez que golpeaba a alguien, pero no se detenía a pedir perdón por estrellarse con algunos, no tenía tiempo que perder. De pronto empujó a alguien y no pudo seguir avanzando. Se trataba de una mujer que se escondía debajo de una capucha. No le pudo ver el rostro pero la voz aguda regañarlo le decía que eso era, no podía confundir a una fémina.
Se levantó y caballerosamente se paró enfrente de la mujer encapuchada a la que había hecho enfadar, si se tratara de un hombre se lo habría llevado de un golpe pero se trataba de una dama y si algo le había enseñado su abuelo era a tratar bien al sexo débil.
-Lo siento señorita, estaba algo apurado y no me estaba fijando por dónde iba.- dijo con un tono amable, completamente diferente al usado por la joven con él, mientras le besaba la mano y se presentaba. -Mi nombre es Khrysis, músico extraordinario del mundo. ¿Y quien es usted mi bella dama?-
Preguntó guiñándole el ojo y curvando una sonrisa picara como hacía con todas las mujeres con las que se topaba. Para él toda mujer era hermosa y no había necesidad de despreciarla, por más gruñona que ésta fuera, podría con el dragón más furioso, y esa dama no sería ninguna excepción a la regla de oro.
Se levantó y caballerosamente se paró enfrente de la mujer encapuchada a la que había hecho enfadar, si se tratara de un hombre se lo habría llevado de un golpe pero se trataba de una dama y si algo le había enseñado su abuelo era a tratar bien al sexo débil.
-Lo siento señorita, estaba algo apurado y no me estaba fijando por dónde iba.- dijo con un tono amable, completamente diferente al usado por la joven con él, mientras le besaba la mano y se presentaba. -Mi nombre es Khrysis, músico extraordinario del mundo. ¿Y quien es usted mi bella dama?-
Preguntó guiñándole el ojo y curvando una sonrisa picara como hacía con todas las mujeres con las que se topaba. Para él toda mujer era hermosa y no había necesidad de despreciarla, por más gruñona que ésta fuera, podría con el dragón más furioso, y esa dama no sería ninguna excepción a la regla de oro.
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
- ¿Y que me importa a mi que no te fijabas por donde ibas? ¡Tarado! - Le gritó molestisima Selene mientras aun parada se retiraba el polvo de su capa, no porque le importase que se ensuciara su ropa, sino porque odiaba ensuciar su piel que mantenía siempre inmaculada con distintos aceites de flores que hacían que oliera deliciosa, casi comestible. - Alejandría se esta llenando cada vez más de esta basura extranjera, debería mandar a cortarles a todos la cabeza... judíos, romanos, griegos... toda la misma basura... - murmuró para si misma mientras revisaba que no quedara polvo en sus piernas... cuando de pronto, sintió que el extraño le tomaba la mano y se la besaba.
Si Selene estaba molesta por haberse caido, su molestia paso a rabia y su rabia a furia cuando el sujeto sin permiso alguno se oso a besarle la piel. Selene no estaba acostumbrada a que otros la tocaran, en ninguna circunstancia, bajo ningun pretexto. Retiró su mano con rapidez y aabrió su palma para bofetear al hombre dos veces, una en cada mejilla, por su atrevimiento.
- ¿Quien te ha dicho que puedes tocarme sucio vagabundo? No he preguntado tu nombre ni me interesa, retirate de mi vista... ugh... - Lo empujó hacia un costado para que retirara de su camino. Sin ningun tipo de delicadeza, vale agregar.
Selene detestaba a las personas y cada vez más se convencía a si misma de ello. Pero eso era el colmo, que un completo extraño le besara la mano era el colmo de los colmos... si hubiese estado en el palacio, que un plebeyo comun y corriente cometiera tal ofensa le habría significado la vida. Su piel estaba reservada para los grandes señores del mundo y para los dioses... al igual que su cuerpo, el cual consideraba sagrado.
Dio algunos pasos, pasando por el costado del hombre pelirojo sin voltearse a ver donde se dirigía, aun molesta e incredula de que aquello hubiese sucedido. Las personas cada vez más la irritaban... no se sorprendía ya de que prefiriese estar siempre sola... se terminaba de convencer que su destino estaba ligado a la eterna soledad.
Caminaba con gracia, cubierta con la capa a paso veloz, dejando por donde pasaba un intenso olor a rosas... como si se tratara realmente de una diosa personificada que nadie pudiese ver, pues, en ese ambiente, se veía comun y corriente.
Si Selene estaba molesta por haberse caido, su molestia paso a rabia y su rabia a furia cuando el sujeto sin permiso alguno se oso a besarle la piel. Selene no estaba acostumbrada a que otros la tocaran, en ninguna circunstancia, bajo ningun pretexto. Retiró su mano con rapidez y aabrió su palma para bofetear al hombre dos veces, una en cada mejilla, por su atrevimiento.
- ¿Quien te ha dicho que puedes tocarme sucio vagabundo? No he preguntado tu nombre ni me interesa, retirate de mi vista... ugh... - Lo empujó hacia un costado para que retirara de su camino. Sin ningun tipo de delicadeza, vale agregar.
Selene detestaba a las personas y cada vez más se convencía a si misma de ello. Pero eso era el colmo, que un completo extraño le besara la mano era el colmo de los colmos... si hubiese estado en el palacio, que un plebeyo comun y corriente cometiera tal ofensa le habría significado la vida. Su piel estaba reservada para los grandes señores del mundo y para los dioses... al igual que su cuerpo, el cual consideraba sagrado.
Dio algunos pasos, pasando por el costado del hombre pelirojo sin voltearse a ver donde se dirigía, aun molesta e incredula de que aquello hubiese sucedido. Las personas cada vez más la irritaban... no se sorprendía ya de que prefiriese estar siempre sola... se terminaba de convencer que su destino estaba ligado a la eterna soledad.
Caminaba con gracia, cubierta con la capa a paso veloz, dejando por donde pasaba un intenso olor a rosas... como si se tratara realmente de una diosa personificada que nadie pudiese ver, pues, en ese ambiente, se veía comun y corriente.
Selene- Dama del Pecado
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Capullo de Rosa
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Primer post de cuatro para defensa, maestría fuego
Más que las bofetadas que le había propinado la furiosa dama, o las ofensas, le dolió más que aquella mujer no hubiera caído como la mayoría de las féminas con las que se cruzaba, es decir, con una mirada normalmente tenía a todo ser del sexo opuesto a su total disposición. Pensó en dejarla ir pero luego recordó que no lo llamaba el músico extraordinario por nada, quizá con alguna de las canciones de su repertorio podría conquistar el corazón de ese gélida mujer y hacerla arder en llamas. Antes de que la mujer se alejara más con su andar cadencioso él la detuvo sujetándola del brazo y acercándola nuevamente.
-En verdad lo siento pero, insisto, me gustaría que me dijeras tu nombre.-
Afirmó antes de que se le volviera a escapar, no le importaba que lo volviera a maltratar o lo insultara otra vez, ese tipo de comportamientos no era precisamente del total desagrado de Khrysis, las mujeres rudas siempre eran un mayor reto, y como todo buen conquistador no iba a permitir que algo se le fuera así de las manos cuando tenía todas las formas de ganar. El aroma a flores que tenía el cuerpo de la doncella era exquisito, saboreándose los labios ya que algo de él se había quedado guardado en éstos. -Sabes bien...- musitó. -Vamos, golpéame otra vez, me agrada el dolor, golpea mi rostro hasta que tus manos sangren.- le dijo curvando una sonrisa en sus labios.
Hubiera seguido en proceso de ganarse el corazón de la dama cuando sintió una presión en su cabeza, como si alguien muy fuerte estuviera aplastándola.- Auch, ¿qué rayos fue eso?- se preguntó mientras frotaba su cabeza con su mano libre, pues la otra estaba sirviendo para retener a la joven mujer y que no se le fuera volando. Un aura de colores rojizos comenzó a cubrir la silueta del chico y en su interior sentía un calor que se incrementaba. ¿Estaba enfermo? Podía ser que Kainan estuviera en lo cierto y su cerebro se hubiera derretido por el sol o, tratarse de algo completamente diferente.
La temperatura de su cuerpo comenzó a aumentar pero no lo supo por el calor que lo azotaba era por que sus ropas se estaban haciendo oscuras y se incendiaban con lentitud, echando algo de humo. Un brillo amarillento hizo que los ojos dorados del chico resplandecieran con más vivacidad. -Tienes que dejar que las llamas consuman todo y que nada quedé en pie.- siseó una voz en su cabeza.
El semblante del muchacho cambió abruptamente, ahora se veía algo más peligroso que hacía unos segundos atrás. Con la fuerza con la que mantenía sujetada a la mujer podría lastimarla, pero es no le interesaba. Vio que Kainan llegaba corriendo al lugar en el que él se había detenido y aprovechó para quitarse el peso extra. -Kaini tenme esto...- le dijo arrojándole la guitarra y la capa que llevaba puesta antes de que las llamas consumaran esos objetos de valor para él. Las vestimentas del joven seguían cubriéndolo pero se desgastaron en corto tiempo, adquiriendo un color más oscuro algunas de sus secciones, como si no les faltara demasiado para volverse cenizas mientras algunos trozos pequeños caían y la temperatura del cuerpo de aquel hombre alcanzaba niveles infernales, un cosmos que podría herir con sólo estar cercano. Las personas que transitaban la calle se alejaban de él, como si le tuvieran... miedo. Pronto el lugar se vio desierto y sólo quedaban él, la iracunda mujer y sus compañeros que le persiguieron en el momento que se echó a correr.
-¿Quieres jugar con fuego, mi detestable damisela?-
Off
Voz de Khryisis - Voz de Apocalypse
Más que las bofetadas que le había propinado la furiosa dama, o las ofensas, le dolió más que aquella mujer no hubiera caído como la mayoría de las féminas con las que se cruzaba, es decir, con una mirada normalmente tenía a todo ser del sexo opuesto a su total disposición. Pensó en dejarla ir pero luego recordó que no lo llamaba el músico extraordinario por nada, quizá con alguna de las canciones de su repertorio podría conquistar el corazón de ese gélida mujer y hacerla arder en llamas. Antes de que la mujer se alejara más con su andar cadencioso él la detuvo sujetándola del brazo y acercándola nuevamente.
-En verdad lo siento pero, insisto, me gustaría que me dijeras tu nombre.-
Afirmó antes de que se le volviera a escapar, no le importaba que lo volviera a maltratar o lo insultara otra vez, ese tipo de comportamientos no era precisamente del total desagrado de Khrysis, las mujeres rudas siempre eran un mayor reto, y como todo buen conquistador no iba a permitir que algo se le fuera así de las manos cuando tenía todas las formas de ganar. El aroma a flores que tenía el cuerpo de la doncella era exquisito, saboreándose los labios ya que algo de él se había quedado guardado en éstos. -Sabes bien...- musitó. -Vamos, golpéame otra vez, me agrada el dolor, golpea mi rostro hasta que tus manos sangren.- le dijo curvando una sonrisa en sus labios.
Hubiera seguido en proceso de ganarse el corazón de la dama cuando sintió una presión en su cabeza, como si alguien muy fuerte estuviera aplastándola.- Auch, ¿qué rayos fue eso?- se preguntó mientras frotaba su cabeza con su mano libre, pues la otra estaba sirviendo para retener a la joven mujer y que no se le fuera volando. Un aura de colores rojizos comenzó a cubrir la silueta del chico y en su interior sentía un calor que se incrementaba. ¿Estaba enfermo? Podía ser que Kainan estuviera en lo cierto y su cerebro se hubiera derretido por el sol o, tratarse de algo completamente diferente.
La temperatura de su cuerpo comenzó a aumentar pero no lo supo por el calor que lo azotaba era por que sus ropas se estaban haciendo oscuras y se incendiaban con lentitud, echando algo de humo. Un brillo amarillento hizo que los ojos dorados del chico resplandecieran con más vivacidad. -Tienes que dejar que las llamas consuman todo y que nada quedé en pie.- siseó una voz en su cabeza.
El semblante del muchacho cambió abruptamente, ahora se veía algo más peligroso que hacía unos segundos atrás. Con la fuerza con la que mantenía sujetada a la mujer podría lastimarla, pero es no le interesaba. Vio que Kainan llegaba corriendo al lugar en el que él se había detenido y aprovechó para quitarse el peso extra. -Kaini tenme esto...- le dijo arrojándole la guitarra y la capa que llevaba puesta antes de que las llamas consumaran esos objetos de valor para él. Las vestimentas del joven seguían cubriéndolo pero se desgastaron en corto tiempo, adquiriendo un color más oscuro algunas de sus secciones, como si no les faltara demasiado para volverse cenizas mientras algunos trozos pequeños caían y la temperatura del cuerpo de aquel hombre alcanzaba niveles infernales, un cosmos que podría herir con sólo estar cercano. Las personas que transitaban la calle se alejaban de él, como si le tuvieran... miedo. Pronto el lugar se vio desierto y sólo quedaban él, la iracunda mujer y sus compañeros que le persiguieron en el momento que se echó a correr.
-¿Quieres jugar con fuego, mi detestable damisela?-
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Las calles estaban plagadas de personas indeseables. Selene las miraba pasar con reputudio total. Vagabundos, enfermos, pobreza... muerte. La ciudad que una vez había brillado como la joya del mediterraneo estaba en decadencia producto de las estúpida guerra que su hermana mayor había forzado contra ella. Selene miraba a las personas que alguna vez habían sido su única preocupación con desden y repudio...
La joven, a pesar de ser huraña, malhumorada y esquiva, se había educado toda su vida para ser una reina, tal vez no de Egipto pero si la esposa de algun gran rey o soberano extranjero con el cual su padre la comprometiera en matrimonio.
Pero desde el despertar en su corazón de ese manto oscuro que la envolvía cada vez más de desgracia y odio por la vida, la luz y todo lo que pareciera bueno y honesto... sólo pensaba que toda esa basura merecía morir rapidamente. Estaban sólo gastando su tiempo en la tierra, ensuciandola, pervirtiendola, haciendo de ella un antro de males. Su tierra, que alguna vez había sido hermosa y prospera, por la cual habría dado gustosa su vida, se le estaba convirtiendo en un peso que ya no deseaba seguir cargando y lo descubría con cada paso que daba por las calles barrosas y asquerosas de su amada Alejandria.
Fue entonces que sintió el agarre fuerte de una mano en su brazo. Se sorprendió de que hubiese alguien que se atreviera a tocarla, pero dicho pensamiento pasó de largo cuando recobro conciencia de que en esa calle era una escoria mas entre la podredumbre de los enfermos, no la reina Selene. Se volteó con rapidez, sorrprendida de la acción, y volvió a ver aquellos ojos anaranjados que la miraban con, ¿podria decirse? ¿seducción?
Movió su brazo rapidamente para intentar desprenderse de ese sujeto que se volvía a cada segundo aun más molesto. Pero no podía. Sus manos eran fuertes, demasiado fuertes para su gusto. Abrió los ojos con amplitud, perpleja. ¿Quien era en realidad ese hombre del cual no podía desprenderse con facilidad a pesar de su fuerza?
- ¿Que rayos haría una cucaracha como tu con mi nombre? - Le preguntó sarcastica pero sin sonreir, molesta de que la hubiese tocado de nuevo sin su permiso. El muchacho se habia pasado la lengua por los labios, mirandola con burla o al menos eso pensó Selene, diciendo que ella tenóia buen sabor y que lo golpeara. ¿Acaso ese sujeto estaba loco? Las palabras la dejaron un tanto confundida y sorprendida, sin saber bien que hacer con una respuesta como esa y al mismo tiempo, un tanto interesada, al menos al grado de que su molestia no la hicieran querer despedazarlo inmediatamente. - La única sangre que habría en mis manos si te golpeara, sería la tuya. Sueltame. Ahora.
Selene no hacía advertencias. Le estaba dando una orden bastante sencilla y directa al sujeto. Que la soltara y ya. Pero algo en su interior le decía que por la forma en que la estaba sujetando con fuerza y ademas por sus ojos... que ese sujeto no era un humano comun y corriente.
De hecho, empezaba a sentir una cosmoenergía diminuta despertando en él. ¿Acaso ella habría hecho que algun espiritu antiguo volviera a despertar al mundo sólo al sentirla? Estaba harta de que tantas personas a su alrededor de pronto elevaran su cosmoenergía como si fuera un iman de guerreros inutiles... y realmente pensaba que eran inutiles, pues hasta entonces, sólo Astrid y Alessa habían mostrado una cosmoenergía al menos interesante de estudiar y combatir.
Selene no se movió, sintió como la piel de ese sujeto comenzaba a calentarse. Pero no era una temperatura que a ella le causara miedo, intimidación o si quiera respeto.
- ¿Fuego? No me hagas reir. ¿Crees que me daría miedo un cosmo tan insignificante como el tuyo? Por favor... ni si quiera sería interesante, sería como ver a una hormiga intentando mover una roca.
Así que Selene recurrió a lo más útil que una guerrera podía recurrir cuando un hombre insignificante pretendía pasarse de listo. De un movimiento rapido y completamente imprevisto, con su mano libre, alcanzó el entrepierna del muchacho y apretó su mano completamente sobre zonas bastante delicadas. Era la forma de decirle a alguien ... "conmigo no se juega."
- ¿Sabes lo que le pasa a los niños cuando juegan con fuego sin saber manipularlo?... - Selene lo miraba fijamente, acercandose a su rostro para decir lentamente. - Se que-man. - Sus grandes ojos violetas brillaban, pues sabía que tenía la carta mas alta y la receta perfecta para humillar a un engreido. Sonrió, divertida, mirándolo a los ojos desafiantemente. - Por favor... retame a seguir apretando hasta que mis manos sangren, una vez más.
El joven se había equivocado si pensaba que Selene era una mujer con la que se podía jugar sin salir gravemente herido fisica o emocionalmente.
La joven, a pesar de ser huraña, malhumorada y esquiva, se había educado toda su vida para ser una reina, tal vez no de Egipto pero si la esposa de algun gran rey o soberano extranjero con el cual su padre la comprometiera en matrimonio.
Pero desde el despertar en su corazón de ese manto oscuro que la envolvía cada vez más de desgracia y odio por la vida, la luz y todo lo que pareciera bueno y honesto... sólo pensaba que toda esa basura merecía morir rapidamente. Estaban sólo gastando su tiempo en la tierra, ensuciandola, pervirtiendola, haciendo de ella un antro de males. Su tierra, que alguna vez había sido hermosa y prospera, por la cual habría dado gustosa su vida, se le estaba convirtiendo en un peso que ya no deseaba seguir cargando y lo descubría con cada paso que daba por las calles barrosas y asquerosas de su amada Alejandria.
Fue entonces que sintió el agarre fuerte de una mano en su brazo. Se sorprendió de que hubiese alguien que se atreviera a tocarla, pero dicho pensamiento pasó de largo cuando recobro conciencia de que en esa calle era una escoria mas entre la podredumbre de los enfermos, no la reina Selene. Se volteó con rapidez, sorrprendida de la acción, y volvió a ver aquellos ojos anaranjados que la miraban con, ¿podria decirse? ¿seducción?
Movió su brazo rapidamente para intentar desprenderse de ese sujeto que se volvía a cada segundo aun más molesto. Pero no podía. Sus manos eran fuertes, demasiado fuertes para su gusto. Abrió los ojos con amplitud, perpleja. ¿Quien era en realidad ese hombre del cual no podía desprenderse con facilidad a pesar de su fuerza?
- ¿Que rayos haría una cucaracha como tu con mi nombre? - Le preguntó sarcastica pero sin sonreir, molesta de que la hubiese tocado de nuevo sin su permiso. El muchacho se habia pasado la lengua por los labios, mirandola con burla o al menos eso pensó Selene, diciendo que ella tenóia buen sabor y que lo golpeara. ¿Acaso ese sujeto estaba loco? Las palabras la dejaron un tanto confundida y sorprendida, sin saber bien que hacer con una respuesta como esa y al mismo tiempo, un tanto interesada, al menos al grado de que su molestia no la hicieran querer despedazarlo inmediatamente. - La única sangre que habría en mis manos si te golpeara, sería la tuya. Sueltame. Ahora.
Selene no hacía advertencias. Le estaba dando una orden bastante sencilla y directa al sujeto. Que la soltara y ya. Pero algo en su interior le decía que por la forma en que la estaba sujetando con fuerza y ademas por sus ojos... que ese sujeto no era un humano comun y corriente.
De hecho, empezaba a sentir una cosmoenergía diminuta despertando en él. ¿Acaso ella habría hecho que algun espiritu antiguo volviera a despertar al mundo sólo al sentirla? Estaba harta de que tantas personas a su alrededor de pronto elevaran su cosmoenergía como si fuera un iman de guerreros inutiles... y realmente pensaba que eran inutiles, pues hasta entonces, sólo Astrid y Alessa habían mostrado una cosmoenergía al menos interesante de estudiar y combatir.
Selene no se movió, sintió como la piel de ese sujeto comenzaba a calentarse. Pero no era una temperatura que a ella le causara miedo, intimidación o si quiera respeto.
- ¿Fuego? No me hagas reir. ¿Crees que me daría miedo un cosmo tan insignificante como el tuyo? Por favor... ni si quiera sería interesante, sería como ver a una hormiga intentando mover una roca.
Así que Selene recurrió a lo más útil que una guerrera podía recurrir cuando un hombre insignificante pretendía pasarse de listo. De un movimiento rapido y completamente imprevisto, con su mano libre, alcanzó el entrepierna del muchacho y apretó su mano completamente sobre zonas bastante delicadas. Era la forma de decirle a alguien ... "conmigo no se juega."
- ¿Sabes lo que le pasa a los niños cuando juegan con fuego sin saber manipularlo?... - Selene lo miraba fijamente, acercandose a su rostro para decir lentamente. - Se que-man. - Sus grandes ojos violetas brillaban, pues sabía que tenía la carta mas alta y la receta perfecta para humillar a un engreido. Sonrió, divertida, mirándolo a los ojos desafiantemente. - Por favor... retame a seguir apretando hasta que mis manos sangren, una vez más.
El joven se había equivocado si pensaba que Selene era una mujer con la que se podía jugar sin salir gravemente herido fisica o emocionalmente.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
2do post de defensa en maestría fuego
La verdad era que hasta ese momento pensaba que aquella mujer no era más que palabras y poca acción ya que no le hacía nada, todo lo que decía sonaba vacío, como amenazas vanas. Pero dijo todo lo contrario cuando observó a la fémina acercarse un poco para luego bajar la mano y, de un apretón, sujetar sus partes... Una expresión de dolor no se hizo esperar en el rostro de Khrysis pero, luego de unos momentos así ya ni siquiera sintió agonía a causa de la opresión en esa zona tan delicada, al contrario, ahora hasta lo estaba disfrutando, por lo que le sonrió a la pelinegra mientras rodeaba su cintura con un brazo y la empujaba un poco más para dejarla apoyada a ella sobre su pecho, sin retirar la mano con la que estaba torturando su virilidad.
-Adelante, si crees que me molesta estás bastante equivocada. Para mí el dolor es tan placentero, y si no te quieres ensuciar quita tu mano de ahí, o tus dedos se mancharan pero no va a ser de sangre, si entiendes a que me refiero. Pero ya que estás en eso puedes seguir estimulándome si gustas...-
Apartó el cuerpo de la mujer de un rodillazo y unas llamas comenzaron a salir del cuerpo del Berseker, a sus espaldas, expandiéndose rápidamente sobre su cuerpo como si intentaran volverlo cenizas. El fuego no lo tocaba a él, simplemente lo repelía por su cosmos ardiente pero la persona que lo estaba provocando se podría quemar si se volvía a tomar la libertad de acercarse tanto sin temor a las consecuencias que aquello podría tener. El fuego se separó del cuerpo del Berseker, revelando un cuerpo desprovisto de vestimenta. Por la temperatura tan elevada que había alcanzado sus ropas no sobrevivieron a ese infierno personal. No le daba ninguna vergüenza mostrarse así, ya que era un berseker, un guerrero que sólo debía ir cubierto por la sangre derramada por el enemigo.
La musculatura del muchacho parecía aumentar muy ligeramente pero aún así se notaba un cuerpo más marcado, bien esculpido, como la mejor de las armas. Eso era él, un arma engendrada por el Dios de la Guerra, un salvaje guerrero capaz de batir ejércitos por sí solo.
Las poderosas llamas rodearon a ambos, al pelirrojo y a la mujer de ojos violeta. Danzaban a su alrededor, formando un circulo que luego de unos momentos se elevó para crear una barrera de fuego redonda, una jaula en la que los dos ya se encontraban atrapados entre el fuego y el calor que ahora los abrazaba. Un par de mechones del chico se levantaron y doblaron hacia arriba, asemejándose a un par de cuerno. ¿Aquel chico era el demonio? De un ser bueno no podía tratarse. Una capa de sudoración sobre su cuerpo hacía que sus pronunciados músculos resplandecieran por el fuego alocado a su alrededor. Nadie podía verlos. Estaban encerrados en esa cárcel improvisada por el Berseker. Volvió a sonreír, esta vez enseñando sus dientes que parecían haberse afilado un poco, como los de un animal. Con sus grandes ojos color oro líquido contemplaba a la presa.
-¿Conmigo todavía deseas jugar? Yo soy Apocalypse, la representación de la destrucción total. Soy como este fuego, me expando y lo erradicó todo. Ahora di tu nombre antes de que te reduzca a cenizas.-
La verdad era que hasta ese momento pensaba que aquella mujer no era más que palabras y poca acción ya que no le hacía nada, todo lo que decía sonaba vacío, como amenazas vanas. Pero dijo todo lo contrario cuando observó a la fémina acercarse un poco para luego bajar la mano y, de un apretón, sujetar sus partes... Una expresión de dolor no se hizo esperar en el rostro de Khrysis pero, luego de unos momentos así ya ni siquiera sintió agonía a causa de la opresión en esa zona tan delicada, al contrario, ahora hasta lo estaba disfrutando, por lo que le sonrió a la pelinegra mientras rodeaba su cintura con un brazo y la empujaba un poco más para dejarla apoyada a ella sobre su pecho, sin retirar la mano con la que estaba torturando su virilidad.
-Adelante, si crees que me molesta estás bastante equivocada. Para mí el dolor es tan placentero, y si no te quieres ensuciar quita tu mano de ahí, o tus dedos se mancharan pero no va a ser de sangre, si entiendes a que me refiero. Pero ya que estás en eso puedes seguir estimulándome si gustas...-
Apartó el cuerpo de la mujer de un rodillazo y unas llamas comenzaron a salir del cuerpo del Berseker, a sus espaldas, expandiéndose rápidamente sobre su cuerpo como si intentaran volverlo cenizas. El fuego no lo tocaba a él, simplemente lo repelía por su cosmos ardiente pero la persona que lo estaba provocando se podría quemar si se volvía a tomar la libertad de acercarse tanto sin temor a las consecuencias que aquello podría tener. El fuego se separó del cuerpo del Berseker, revelando un cuerpo desprovisto de vestimenta. Por la temperatura tan elevada que había alcanzado sus ropas no sobrevivieron a ese infierno personal. No le daba ninguna vergüenza mostrarse así, ya que era un berseker, un guerrero que sólo debía ir cubierto por la sangre derramada por el enemigo.
La musculatura del muchacho parecía aumentar muy ligeramente pero aún así se notaba un cuerpo más marcado, bien esculpido, como la mejor de las armas. Eso era él, un arma engendrada por el Dios de la Guerra, un salvaje guerrero capaz de batir ejércitos por sí solo.
Las poderosas llamas rodearon a ambos, al pelirrojo y a la mujer de ojos violeta. Danzaban a su alrededor, formando un circulo que luego de unos momentos se elevó para crear una barrera de fuego redonda, una jaula en la que los dos ya se encontraban atrapados entre el fuego y el calor que ahora los abrazaba. Un par de mechones del chico se levantaron y doblaron hacia arriba, asemejándose a un par de cuerno. ¿Aquel chico era el demonio? De un ser bueno no podía tratarse. Una capa de sudoración sobre su cuerpo hacía que sus pronunciados músculos resplandecieran por el fuego alocado a su alrededor. Nadie podía verlos. Estaban encerrados en esa cárcel improvisada por el Berseker. Volvió a sonreír, esta vez enseñando sus dientes que parecían haberse afilado un poco, como los de un animal. Con sus grandes ojos color oro líquido contemplaba a la presa.
-¿Conmigo todavía deseas jugar? Yo soy Apocalypse, la representación de la destrucción total. Soy como este fuego, me expando y lo erradicó todo. Ahora di tu nombre antes de que te reduzca a cenizas.-
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Selene sonrió complacida cuando vio el rostro lleno de dolor de aquel hombre insolente. No había nada que le gustara más que ver a un hombre humillado, no le importaba la forma de lograrlo, después de todo Selene no tenía mucho honor cuando se trataba de peleas y ese tipo de cosas. Ella era quien era, porque así lo decidía. Podría haberle dado un rodillazo en el estómago, pero poder apretar con fuerza sus testículos, viendo el dolor indescriptible reflejarse en sus ojos… era impagable.
Pero su rostro complacido cambio a sorprendido cuando el hombre le confesó que el dolor le gustaba. Era sin duda, SIN DUDA, el sujeto más extraño que hubiese conocido en su vida. Su cosmoenergía era ardiente, como el fuego, pero para Selene no era más que una suave brisa. Para alguien que se había criado en el mismo infierno que era Egipto en verano, el calor no era nada.
- Nunca había conocido a nadie tan extraño como tú, y no lo digo como algo bueno. – Dijo finalmente retirando con rapidez su mano, no porque pensara que podría eyacular, sino porque pensó que podría orinarse tan sólo por irritarla aun más. ¿Qué rayos sucedía con ese sujeto? ¿Tan alto era su umbral de dolor? Era realmente algo anormal, cualquier hombre habría caído a sus pies luego de un movimiento como ese.
Y fue entonces cuando recibió un rodillazo en su estómago que le quitó el aire. Se sorprendió pero se puso de pie de inmediato, era un golpe leve, casi nada serio, pero el hecho de que pudiera golpearla fue lo que la sorprendida. Recupero el aire apretando su estomago con sus manos… el golpe le había dolido, eso era claro, pero no lo suficiente como para no seguir erguida y mirándolo con la misma altanería de siempre, sólo que, ahora también había real desprecio en sus ojos hacia él.
¿Qué estaba haciendo en medio de las calles de Alejandría, peleando con fuego? ¿Acaso estaba loco? ¿Acaso quería que las personas de la ciudad vieran lo que estaba ocurriendo? Selene apretó su puó, no porque le importaran las personas sino porque su amada Alejandría ya había visto suficiente fuego por culpa de los puercos romanos.
Pero esas llamas no podrían hacerle nada. Era un espectro, ellos nacían de las llamas del mismo infierno, el fuego para ellos no era mas que un tibio aire que jamás podría lastimar su piel. Apenas elevó un poco su cosmoenergía, para prevenir por si a caso de que esas llamas le chamuscaran el cabello, pues eso si que no lo habría perdonado nunca. Selene era bastante vanidosa y cuidarse la piel y su aspecto era algo fundamental para ella, un principio para la guerrera.
- Jamáste diré mi nombre.– Le dijo mientras aburrida se cruzaba de brazos. – No te reconozco como mí igual como para que sepas quien soy.
Lo miraba seria, quería ver que era lo que tanto alardeaba ese sujeto. ¿Era fuerte o era sólo boca como estaba mostrando hasta entonces?
- Qué irritante… - Suspiro, bajo el rostro y alzó su mano hacia delante y frente a ella apareció distorsionando el espacio, un báculo con una hoz en su punta. – Eres tan insignificante a mis ojos que ni si quiera tengo que vencerte utilizando mi cosmoenergía. Mi hoz sería más que suficiente para cortarte en dos. No hay nadie, en todo el mundo, que sepa utilizar esta arma mejor que yo.
No lo amenazó con ella. La sujetó con su mano derecha firme y apuntando hacia el cielo.
- Lamentablemente, niño, no peleo en serio con insectos cuya boca es más grande que su cosmoenergía. Tampoco combato en serio contra idiotas que no saben controlar su cosmo, novatos que apenas saben que tienen un “poder especial” y van por el mundo demostrando “que tan fuertes son”. – De inmediato pensó en Gelum. Selene lo miraba sin burla ahora, tan sólo un poco de aburrimiento, pues le parecía estúpido tener que darle lecciones sobre como pelear a un Berseker. Su dios los había sellado la era pasada por lo cual Selene los consideraba más débiles que un juez, y tal vez, sólo tal vez, un Berseker MUY experimentado podría haberse comparado en fuerza a ella.- Además, genio, acabas de alertar a más de 3 espectros de Hades a que te vengan a hacer pedazos por elevar tu cosmoenergía de forma tan estúpida y sin control. Y no me refiero a esqueletos o estrellas terrestres, sino a un juez del inframundo y a dos estrellas infernales.
Aunque, sinceramente, Selene dudaba que alguno de sus propios compañeros tuviera el cerebro como para acercarse a ella ahora, pues no sólo estaba enojada con ese sujeto, sino con todos. Habría atacado a quien se pusiera frente a ella sin pensarlo dos veces, tan sólo por descargar su ira.
- Si es que estuviesen aburridos vendrían a ver quien esta armando semejante escándalo desbordando cosmoenergía sin saber controlarla, pero… dudo que vengan a comprobar que esta haciendo un cosmo tan débil a mi alrededor. Saben, sin duda, que soy más que capaz de hacerte besar la arena en un sólo golpe. No perderían el tiempo viniendo hacia acá.
Selene subió levemente el hoz hasta que este tocó el fuego. El brillo del metal se comenzó a acrecentar mediante el cosmo de la mujer, cuyo cabello se elevaba por el aire producto de elevar su cosmoenergía. Apenas el metal con su cosmo sombrío tocaron las llamas, éstas se apagaron como si se las tragara la oscuridad.
Bajó la hoz, sonriéndole con burla, mostrando que tan insignificante era para ella.
- ¿Te crees tan fuerte, pequeño Berseker...? atrápame ... si puedes.
Selene prefería jugar con él. Era más divertido de esa forma. Haberlo matado de un golpe habría sido aburrido. Pero… aquella idea no estaba lejos de su mente en ese momento. Por otro lado, Alejandría ya había visto demasiado fuego y no quería arriesgarla. Prefería pelear con todo su poder en un lugar lejano, pues lo que tenía en mente podría haber destruido por completo su amada ciudad.
Saltó hacia atras, y luego desaparecio y volvió a aparecer sobre los tejados moviendo su mano, saludando a Apocalypse. Era hora de jugar con él... salto de tejado en tejado, mientras abandonaba la ciudad esperando que él la siguiera, si tenía las agallas para ello.
1º POST 2º Ataque medio, Tumba del Silencio.
Pero su rostro complacido cambio a sorprendido cuando el hombre le confesó que el dolor le gustaba. Era sin duda, SIN DUDA, el sujeto más extraño que hubiese conocido en su vida. Su cosmoenergía era ardiente, como el fuego, pero para Selene no era más que una suave brisa. Para alguien que se había criado en el mismo infierno que era Egipto en verano, el calor no era nada.
- Nunca había conocido a nadie tan extraño como tú, y no lo digo como algo bueno. – Dijo finalmente retirando con rapidez su mano, no porque pensara que podría eyacular, sino porque pensó que podría orinarse tan sólo por irritarla aun más. ¿Qué rayos sucedía con ese sujeto? ¿Tan alto era su umbral de dolor? Era realmente algo anormal, cualquier hombre habría caído a sus pies luego de un movimiento como ese.
Y fue entonces cuando recibió un rodillazo en su estómago que le quitó el aire. Se sorprendió pero se puso de pie de inmediato, era un golpe leve, casi nada serio, pero el hecho de que pudiera golpearla fue lo que la sorprendida. Recupero el aire apretando su estomago con sus manos… el golpe le había dolido, eso era claro, pero no lo suficiente como para no seguir erguida y mirándolo con la misma altanería de siempre, sólo que, ahora también había real desprecio en sus ojos hacia él.
¿Qué estaba haciendo en medio de las calles de Alejandría, peleando con fuego? ¿Acaso estaba loco? ¿Acaso quería que las personas de la ciudad vieran lo que estaba ocurriendo? Selene apretó su puó, no porque le importaran las personas sino porque su amada Alejandría ya había visto suficiente fuego por culpa de los puercos romanos.
Pero esas llamas no podrían hacerle nada. Era un espectro, ellos nacían de las llamas del mismo infierno, el fuego para ellos no era mas que un tibio aire que jamás podría lastimar su piel. Apenas elevó un poco su cosmoenergía, para prevenir por si a caso de que esas llamas le chamuscaran el cabello, pues eso si que no lo habría perdonado nunca. Selene era bastante vanidosa y cuidarse la piel y su aspecto era algo fundamental para ella, un principio para la guerrera.
- Jamáste diré mi nombre.– Le dijo mientras aburrida se cruzaba de brazos. – No te reconozco como mí igual como para que sepas quien soy.
Lo miraba seria, quería ver que era lo que tanto alardeaba ese sujeto. ¿Era fuerte o era sólo boca como estaba mostrando hasta entonces?
- Qué irritante… - Suspiro, bajo el rostro y alzó su mano hacia delante y frente a ella apareció distorsionando el espacio, un báculo con una hoz en su punta. – Eres tan insignificante a mis ojos que ni si quiera tengo que vencerte utilizando mi cosmoenergía. Mi hoz sería más que suficiente para cortarte en dos. No hay nadie, en todo el mundo, que sepa utilizar esta arma mejor que yo.
No lo amenazó con ella. La sujetó con su mano derecha firme y apuntando hacia el cielo.
- Lamentablemente, niño, no peleo en serio con insectos cuya boca es más grande que su cosmoenergía. Tampoco combato en serio contra idiotas que no saben controlar su cosmo, novatos que apenas saben que tienen un “poder especial” y van por el mundo demostrando “que tan fuertes son”. – De inmediato pensó en Gelum. Selene lo miraba sin burla ahora, tan sólo un poco de aburrimiento, pues le parecía estúpido tener que darle lecciones sobre como pelear a un Berseker. Su dios los había sellado la era pasada por lo cual Selene los consideraba más débiles que un juez, y tal vez, sólo tal vez, un Berseker MUY experimentado podría haberse comparado en fuerza a ella.- Además, genio, acabas de alertar a más de 3 espectros de Hades a que te vengan a hacer pedazos por elevar tu cosmoenergía de forma tan estúpida y sin control. Y no me refiero a esqueletos o estrellas terrestres, sino a un juez del inframundo y a dos estrellas infernales.
Aunque, sinceramente, Selene dudaba que alguno de sus propios compañeros tuviera el cerebro como para acercarse a ella ahora, pues no sólo estaba enojada con ese sujeto, sino con todos. Habría atacado a quien se pusiera frente a ella sin pensarlo dos veces, tan sólo por descargar su ira.
- Si es que estuviesen aburridos vendrían a ver quien esta armando semejante escándalo desbordando cosmoenergía sin saber controlarla, pero… dudo que vengan a comprobar que esta haciendo un cosmo tan débil a mi alrededor. Saben, sin duda, que soy más que capaz de hacerte besar la arena en un sólo golpe. No perderían el tiempo viniendo hacia acá.
Selene subió levemente el hoz hasta que este tocó el fuego. El brillo del metal se comenzó a acrecentar mediante el cosmo de la mujer, cuyo cabello se elevaba por el aire producto de elevar su cosmoenergía. Apenas el metal con su cosmo sombrío tocaron las llamas, éstas se apagaron como si se las tragara la oscuridad.
Bajó la hoz, sonriéndole con burla, mostrando que tan insignificante era para ella.
- ¿Te crees tan fuerte, pequeño Berseker...? atrápame ... si puedes.
Selene prefería jugar con él. Era más divertido de esa forma. Haberlo matado de un golpe habría sido aburrido. Pero… aquella idea no estaba lejos de su mente en ese momento. Por otro lado, Alejandría ya había visto demasiado fuego y no quería arriesgarla. Prefería pelear con todo su poder en un lugar lejano, pues lo que tenía en mente podría haber destruido por completo su amada ciudad.
Saltó hacia atras, y luego desaparecio y volvió a aparecer sobre los tejados moviendo su mano, saludando a Apocalypse. Era hora de jugar con él... salto de tejado en tejado, mientras abandonaba la ciudad esperando que él la siguiera, si tenía las agallas para ello.
1º POST 2º Ataque medio, Tumba del Silencio.
Selene- Dama del Pecado
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Había perdido completamente de vista a su compañero, mientras tanto el germano aceleraba el paso sin tomar el más mínimo cuidado que Burzum le siguiera de la misma manera, la gente se interponía cada vez a pesar de que les empujaba para librarse de su camino. Su cuerpo ya estaba resintiendo el cansancio tras esa vana persecución, incluso llegó el momento en que ya no podía observar a Khrysis en ningún lado hasta que a lo lejos escuchó como una de las tantas personas que merodeaba por las calles fue arrojada al suelo por descuido del egipcio.
Al principio no pudo alcanzar a reconocer al sujeto que yacía en el suelo, si no fuera por su compañero cuando se refirió a esa persona como una “mujer”. Kainan solo abrió los ojos extrañado, pensando que como cabía la posibilidad de que eso se tratase de una dama, tal como Khrysis hizo referencia pero apenas conociendo los dotes amorosos de su compañero no tardo en cortejarla. – Hmmm… -sin mencionar nada solo miró a otro lado resultándole ridícula la situación pero todo el escenario cambio cuando la mujer le propinó dos golpes en su rostro y le arrojo fuera de su vista, el germano no pudo evitar mofarse de su compañero hasta que en ese momento, cuando le fue arrojado la guitarra y la capa se dio cuenta que algo diferente le ocurría a Khrysis, algo inusual.
Lo mismo podía decir de la mujer que era retenida sin su consentimiento, aceptando claramente el reto de su acompañante, ¿de qué se estaba tratando todo eso?, su cara artículo exactamente un gesto de dolor cuando le tocó presenciar como tomaban de la parte más vulnerable a ese chico, no sabía si reír o compadecerse del sujeto.
Hasta ahora prefería mantenerse alejado de todo ese asunto y no por tener miedo sino porque le resultaba demasiado tonto pero solo hubo una cosa ahí que comenzó a llamarle su atención y eso era que dejando el juego a parte entre ambos contrincantes era la extraña energía que emanaban cada uno de ellos. Lo que pasaba ante sus ojos era totalmente indescriptible que solo pudo permanecer ahí mientras las cosas se desarrollaban pero la respuesta de esa mujer le impuso un nuevo juego… desapareciendo del sitio al igual que Khrysis.
– Aaagghh lo que me faltaba… correr de nuevo… -murmuraba molesto tratando de alcanzarles…
Al principio no pudo alcanzar a reconocer al sujeto que yacía en el suelo, si no fuera por su compañero cuando se refirió a esa persona como una “mujer”. Kainan solo abrió los ojos extrañado, pensando que como cabía la posibilidad de que eso se tratase de una dama, tal como Khrysis hizo referencia pero apenas conociendo los dotes amorosos de su compañero no tardo en cortejarla. – Hmmm… -sin mencionar nada solo miró a otro lado resultándole ridícula la situación pero todo el escenario cambio cuando la mujer le propinó dos golpes en su rostro y le arrojo fuera de su vista, el germano no pudo evitar mofarse de su compañero hasta que en ese momento, cuando le fue arrojado la guitarra y la capa se dio cuenta que algo diferente le ocurría a Khrysis, algo inusual.
Lo mismo podía decir de la mujer que era retenida sin su consentimiento, aceptando claramente el reto de su acompañante, ¿de qué se estaba tratando todo eso?, su cara artículo exactamente un gesto de dolor cuando le tocó presenciar como tomaban de la parte más vulnerable a ese chico, no sabía si reír o compadecerse del sujeto.
Hasta ahora prefería mantenerse alejado de todo ese asunto y no por tener miedo sino porque le resultaba demasiado tonto pero solo hubo una cosa ahí que comenzó a llamarle su atención y eso era que dejando el juego a parte entre ambos contrincantes era la extraña energía que emanaban cada uno de ellos. Lo que pasaba ante sus ojos era totalmente indescriptible que solo pudo permanecer ahí mientras las cosas se desarrollaban pero la respuesta de esa mujer le impuso un nuevo juego… desapareciendo del sitio al igual que Khrysis.
– Aaagghh lo que me faltaba… correr de nuevo… -murmuraba molesto tratando de alcanzarles…
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Mi tiempo en Egipto había concluido, el rumbo que ahora debía seguir resultaba incierto puesto que Germania ya no necesitaba a sus predecesoras, Roma se encargó de la tarea de agregar en su lista la conquista de esas tierras nórdicas. Sin tener nada que hacer en ese mundo lo más sensato era volver al Inframundo, justo en el castillo donde alguna vez residí con mis otras seis “hermanas”, las estrellas infernales.
Estaba indecisa, volvía a mirar atrás recordando los detalles de esos berserkers.. eso era lo único que me podía mantener pero seguramente ella podría lidiar a la perfección con cualquier problema que pudiera avecinarse, dando la espalda me alejaba de esas calles sólidas para adentrarme más en el corazón de Alejandría. Al fin encontraba uno de los callejones que daba salida hacia la ciudad, al parecer el acontecimiento en el otro sector de Egipto había pasado por desapercibido pero a pesar de encontrar ese acceso.. antes de poder seguir avanzando recordé que Alizé poseía algo que me pertenecía, quizá esa era la excusa perfecta para ir a su encuentro aunque bien pudiera llamar a ese animal para que se mantuviera a mi lado. Odiaba estar indecisa, la aparición de espectros también significaba un golpe para el Inframundo, cosa para la que no estábamos preparados totalmente y que no dejaría de subestimar después de haber conocido a esa persona considerada como el Invencible.
Estaba indecisa, volvía a mirar atrás recordando los detalles de esos berserkers.. eso era lo único que me podía mantener pero seguramente ella podría lidiar a la perfección con cualquier problema que pudiera avecinarse, dando la espalda me alejaba de esas calles sólidas para adentrarme más en el corazón de Alejandría. Al fin encontraba uno de los callejones que daba salida hacia la ciudad, al parecer el acontecimiento en el otro sector de Egipto había pasado por desapercibido pero a pesar de encontrar ese acceso.. antes de poder seguir avanzando recordé que Alizé poseía algo que me pertenecía, quizá esa era la excusa perfecta para ir a su encuentro aunque bien pudiera llamar a ese animal para que se mantuviera a mi lado. Odiaba estar indecisa, la aparición de espectros también significaba un golpe para el Inframundo, cosa para la que no estábamos preparados totalmente y que no dejaría de subestimar después de haber conocido a esa persona considerada como el Invencible.
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Una rosa apareció flotando frente a Astrid de la nada. Estaba hecha de cosmoenergía purpura, un simple truco de "magia" egipcia para alegrar o dar mas bien un mensaje a alguien.
¿Te vas tan pronto?
Una voz hablaba directamente a la mente de la joven Astrid. No era cualquier voz pues su tono entre dulce y amargo de seguro la habría hecho estremecerse recordando sus lujuriosos encuentros en el pasado.
- Y justo cuando empiezo a recordarlo todo...
Selene estaba sentada en el marco de un techo sobre ella. El lugar estaba desierto, como si hubiese planeado para ello que todos desaparecieran y se hicieran añicos. ¿Qué mas daba? El encuentro con Astrid lo ameritaba. El sol estaba en lo alto. Selene estaba cubierta por una capucha de hilo que la cubría un tanto del sol. Su cabellera había crecido por arte de magia, sus ojos que antes se veían fríos estaban llenos de una nueva vida. Al parecer, el veneno le había dado algo de la esencia verdadera de lo que significaba ser la dama de la Ira, señora de las rosas, y todo había vuelto a ella.
No se movió de su posición, pero jugaba con una rosa de color rojo quitandole uno a uno sus petalos de terciopelo.
- Me quiere mucho, poquito, nada.... me quiere mucho, poquito, nada... - Decía mientras sacaba uno a uno los pétalos jugando con ellos, pasandoselos sobre el pecho y los labios. - Aun que creo, que le estoy preguntando a la flor equivocada. Dime Astrid, vivirías y morirías a mi lado nuevamente, o ¿El tiempo ha vuelto de verdad de piedra tu corazón?
La joven se puso de pie y sonrió. Era muy raro verla sonreir pero lo estaba haciendo, como si encontrara cierto placer de ver a la hermosa dama del orgullo bajo ella, caminando sin encontrar su camino... cuando ambas sabían estaba justo frente a ella.
- ¿Sabes lo que hizo conmigo que nunca me permitió antes? Crecer. Es la primera vez en siglos que alcanzo a ser una mujer - Era cierto, las guerras Santas siempre habían estallado antes de que ella o Astrid alcanzaran una edad suficiente como para considerarse mujeres. Siempre eran practicamente niñas cuando el señor Hades las ponía en el campo de batalla. Pero no en esta era... habían alcanzado la madurez y estaban en una etapa que nunca antes habían podido realmente experimentar. - ¿No es curioso? No sabía lo que me estaba perdiendo... ahora hasta tengo senos, ¿Quien lo diría?
Dio un salto hacia abajo y camino en dirección a Astrid. Su pelo se movía con el viento. Era la primera vez en siglos que su cabellera le pasaba de los hombros, dandole un toque mucho más femenino de lo que antes tuvo. Miraba a Astrid con ojos lleno de... ¿Amor? No, no podía ser amor, pero parecía una estúpida que mira a un objeto amado. Como, si estuviese profundamente enamorada de ella... y hasta cierto punto, aquello era cierto.
Estiro su mano derecha y pasó sus dedos por el cabello largo y suave de Astrid cerrando con los y sonriendo.
- Pues...¿Te vas o te quedas? - Bajo la mano y se cubrió bien del sol, la soledad era absoluta en ese lugar. - No me gustaría verte partir ahora que me siento completamente despierta, pero si sigues tu camino, creo que en vez de hacer un berrinche como siempre, lo entendería, ¿A que no estoy madura, querida orgullo? - Sonrió, y Cheshire saltó a su hombro acariciando su mejilla con la punta de su cola mientras miraba con algo de desconfianza a Astrid. - Anda... quedate...¿ O me harás suplicar para darte un pequeño capricho... ?
¿Te vas tan pronto?
Una voz hablaba directamente a la mente de la joven Astrid. No era cualquier voz pues su tono entre dulce y amargo de seguro la habría hecho estremecerse recordando sus lujuriosos encuentros en el pasado.
- Y justo cuando empiezo a recordarlo todo...
Selene estaba sentada en el marco de un techo sobre ella. El lugar estaba desierto, como si hubiese planeado para ello que todos desaparecieran y se hicieran añicos. ¿Qué mas daba? El encuentro con Astrid lo ameritaba. El sol estaba en lo alto. Selene estaba cubierta por una capucha de hilo que la cubría un tanto del sol. Su cabellera había crecido por arte de magia, sus ojos que antes se veían fríos estaban llenos de una nueva vida. Al parecer, el veneno le había dado algo de la esencia verdadera de lo que significaba ser la dama de la Ira, señora de las rosas, y todo había vuelto a ella.
No se movió de su posición, pero jugaba con una rosa de color rojo quitandole uno a uno sus petalos de terciopelo.
- Me quiere mucho, poquito, nada.... me quiere mucho, poquito, nada... - Decía mientras sacaba uno a uno los pétalos jugando con ellos, pasandoselos sobre el pecho y los labios. - Aun que creo, que le estoy preguntando a la flor equivocada. Dime Astrid, vivirías y morirías a mi lado nuevamente, o ¿El tiempo ha vuelto de verdad de piedra tu corazón?
La joven se puso de pie y sonrió. Era muy raro verla sonreir pero lo estaba haciendo, como si encontrara cierto placer de ver a la hermosa dama del orgullo bajo ella, caminando sin encontrar su camino... cuando ambas sabían estaba justo frente a ella.
- ¿Sabes lo que hizo conmigo que nunca me permitió antes? Crecer. Es la primera vez en siglos que alcanzo a ser una mujer - Era cierto, las guerras Santas siempre habían estallado antes de que ella o Astrid alcanzaran una edad suficiente como para considerarse mujeres. Siempre eran practicamente niñas cuando el señor Hades las ponía en el campo de batalla. Pero no en esta era... habían alcanzado la madurez y estaban en una etapa que nunca antes habían podido realmente experimentar. - ¿No es curioso? No sabía lo que me estaba perdiendo... ahora hasta tengo senos, ¿Quien lo diría?
Dio un salto hacia abajo y camino en dirección a Astrid. Su pelo se movía con el viento. Era la primera vez en siglos que su cabellera le pasaba de los hombros, dandole un toque mucho más femenino de lo que antes tuvo. Miraba a Astrid con ojos lleno de... ¿Amor? No, no podía ser amor, pero parecía una estúpida que mira a un objeto amado. Como, si estuviese profundamente enamorada de ella... y hasta cierto punto, aquello era cierto.
Estiro su mano derecha y pasó sus dedos por el cabello largo y suave de Astrid cerrando con los y sonriendo.
- Pues...¿Te vas o te quedas? - Bajo la mano y se cubrió bien del sol, la soledad era absoluta en ese lugar. - No me gustaría verte partir ahora que me siento completamente despierta, pero si sigues tu camino, creo que en vez de hacer un berrinche como siempre, lo entendería, ¿A que no estoy madura, querida orgullo? - Sonrió, y Cheshire saltó a su hombro acariciando su mejilla con la punta de su cola mientras miraba con algo de desconfianza a Astrid. - Anda... quedate...¿ O me harás suplicar para darte un pequeño capricho... ?
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Estaba decidido…
Aún no avanzaba ningún paso cuando el lugar había quedado desierto en un abrir y cerrar de ojos, mi expresión no cambiaba a pesar de presenciar tal acontecimiento. Ese aroma… aquella fragancia que inundaba el ambiente, ahora me daba cuenta de quien…
La rosa que caía casi flotante frente a mí parecía susurrarme, era extraño que después de lo que pasamos precisamente fuera una flor carmín lo último que viera. El desinterés que expresaba por esa pregunta fue suficiente como para seguir aguardando en silencio… no detuve su paso por lo que dejaba que esa rosa cayera finalmente a mis pies, bajaba la mirada en torno a ese objeto. Tras mi espalda podía escuchar la voz de Selene, era perfectamente reconocible, su voz parecía querer tratar de jugar con mis sentimientos como estaba acostumbrada.
Cerrando los ojos aguardaba que era lo que tenía que decirme esta vez, solo me mantenía por el respeto de considerarla ser la líder entre nosotros, otros motivos no existían pues nada me ataba a ella.
Tenía que ser en realidad una broma todo eso, mi existencia para Ira o para cualquier otro era simplemente nula, incluso la pregunta que escapaba de sus labios era meramente ridícula.
Solo estoy para obedecer.
Hasta entonces que levantando mi rostro por encima de mi hombro fui capaz de mirarla, el cambio que había físico que había sufrido era totalmente obvio, los rayos del sol a su espalda la hacían alguien diferente pero un cambio de imagen no bastaba para que cambiara mi opinión sobre ella. Soplando con intenso calor el viento chocó contra mí arrugando de distintas formas mi vestido, caer en esas condiciones resultaba ser algo casi inaceptable en mi imagen aunque ese sentimiento se lo atribuía meramente al orgullo que residía en mi interior.
Su cuerpo descendía saltando grácilmente hasta el suelo, su cuerpo se movía mientras sus ojos querían prendarme por esa belleza. Por mi parte yo era una espectadora más, solo notaba como mi corazón aprendió a apagarse con el paso del tiempo, ahora podría decirse que ya era inmune a los encantos de Selene que tanto me provocaban a tener que humillarme. Ya no soportaba mantener esa cercanía con la que se suponía tenía que ver como una hermana más, era capaz de descontrolarme a tal punto que me exasperaba… cuando escuchaba su voz de cómo presumía el haber cambiado fue un detonante para mí.
Corazón… ¿para qué me serviría tener uno?.. –avanzando un poco más la obligaba que ella misma también retrocediera- además no soy digna para estar frente a ti…
¿Madurar?... ¿exactamente qué cambio en ti para que pueda pensar tal cosa?.. ¿debo de fijarme en la forma que por fin adquirió tu cuerpo?
Cheshire seguía mirando de esa forma inquisitiva, poco me importaba si su mascota le hacía compañía…
Avanzando un poco más lograba acorralarla, clavando de una forma mi mano contra el muro.. manteniéndonos tan cerca pero aun así manteniendo la distancia, era consciente de que mi actitud podría despertar la furia de Ira, con la que tanto tenía que luchar, la única y pequeña reacción que sacó de mí fue el moverme pues el tono de mi voz no aumentaba ni mucho menos se apagaba… no se sabía si estaba molesta o me daba igual toda esa situación.
¿Qué podrías darme?... –mi mano también imitó la forma entonces de cómo jugaba con sus cabellos largos- yo ya no estoy conforme con esto… sabes lo que he querido todo este tiempo y aun así lo has menospreciado… fui capaz de traicionar a los dioses con tal de seguirte… para que a su vez no recibiera nada a cambio. Ahora mi bien preciada rosa… reformulare la pregunta para ti.. ¿en qué punto has madurado exactamente?.
¿Hasta dónde has recordado?... la que ha mantenido las agallas soy yo, la que ha luchado con todo por lo único que le importa hasta la muerte soy yo.
Despegándome del muro me colocaba de frente, mi mano hasta ese entonces se había deslizado para terminar de separarnos.
¿A quién debo de seguir.. a Selene o a Ira?... ¿quién eres realmente?... o me dirás como siempre tu perfecta excusa de que tu fidelidad solo se mantiene a Hades… o a Wyvern… o a tu nueva adquisición.. aquel berseker.
Mis labios se apretaron pensando en Hellgorak, aun sentía el vivo golpe sobre mi mejilla queriendo arder y todo por el mero capricho de Selene, no había realmente límites para su actitud.
Yo soy la que ha madurado… tu no.
Aún no avanzaba ningún paso cuando el lugar había quedado desierto en un abrir y cerrar de ojos, mi expresión no cambiaba a pesar de presenciar tal acontecimiento. Ese aroma… aquella fragancia que inundaba el ambiente, ahora me daba cuenta de quien…
La rosa que caía casi flotante frente a mí parecía susurrarme, era extraño que después de lo que pasamos precisamente fuera una flor carmín lo último que viera. El desinterés que expresaba por esa pregunta fue suficiente como para seguir aguardando en silencio… no detuve su paso por lo que dejaba que esa rosa cayera finalmente a mis pies, bajaba la mirada en torno a ese objeto. Tras mi espalda podía escuchar la voz de Selene, era perfectamente reconocible, su voz parecía querer tratar de jugar con mis sentimientos como estaba acostumbrada.
Cerrando los ojos aguardaba que era lo que tenía que decirme esta vez, solo me mantenía por el respeto de considerarla ser la líder entre nosotros, otros motivos no existían pues nada me ataba a ella.
Tenía que ser en realidad una broma todo eso, mi existencia para Ira o para cualquier otro era simplemente nula, incluso la pregunta que escapaba de sus labios era meramente ridícula.
Solo estoy para obedecer.
Hasta entonces que levantando mi rostro por encima de mi hombro fui capaz de mirarla, el cambio que había físico que había sufrido era totalmente obvio, los rayos del sol a su espalda la hacían alguien diferente pero un cambio de imagen no bastaba para que cambiara mi opinión sobre ella. Soplando con intenso calor el viento chocó contra mí arrugando de distintas formas mi vestido, caer en esas condiciones resultaba ser algo casi inaceptable en mi imagen aunque ese sentimiento se lo atribuía meramente al orgullo que residía en mi interior.
Su cuerpo descendía saltando grácilmente hasta el suelo, su cuerpo se movía mientras sus ojos querían prendarme por esa belleza. Por mi parte yo era una espectadora más, solo notaba como mi corazón aprendió a apagarse con el paso del tiempo, ahora podría decirse que ya era inmune a los encantos de Selene que tanto me provocaban a tener que humillarme. Ya no soportaba mantener esa cercanía con la que se suponía tenía que ver como una hermana más, era capaz de descontrolarme a tal punto que me exasperaba… cuando escuchaba su voz de cómo presumía el haber cambiado fue un detonante para mí.
Corazón… ¿para qué me serviría tener uno?.. –avanzando un poco más la obligaba que ella misma también retrocediera- además no soy digna para estar frente a ti…
¿Madurar?... ¿exactamente qué cambio en ti para que pueda pensar tal cosa?.. ¿debo de fijarme en la forma que por fin adquirió tu cuerpo?
Cheshire seguía mirando de esa forma inquisitiva, poco me importaba si su mascota le hacía compañía…
Avanzando un poco más lograba acorralarla, clavando de una forma mi mano contra el muro.. manteniéndonos tan cerca pero aun así manteniendo la distancia, era consciente de que mi actitud podría despertar la furia de Ira, con la que tanto tenía que luchar, la única y pequeña reacción que sacó de mí fue el moverme pues el tono de mi voz no aumentaba ni mucho menos se apagaba… no se sabía si estaba molesta o me daba igual toda esa situación.
¿Qué podrías darme?... –mi mano también imitó la forma entonces de cómo jugaba con sus cabellos largos- yo ya no estoy conforme con esto… sabes lo que he querido todo este tiempo y aun así lo has menospreciado… fui capaz de traicionar a los dioses con tal de seguirte… para que a su vez no recibiera nada a cambio. Ahora mi bien preciada rosa… reformulare la pregunta para ti.. ¿en qué punto has madurado exactamente?.
¿Hasta dónde has recordado?... la que ha mantenido las agallas soy yo, la que ha luchado con todo por lo único que le importa hasta la muerte soy yo.
Despegándome del muro me colocaba de frente, mi mano hasta ese entonces se había deslizado para terminar de separarnos.
¿A quién debo de seguir.. a Selene o a Ira?... ¿quién eres realmente?... o me dirás como siempre tu perfecta excusa de que tu fidelidad solo se mantiene a Hades… o a Wyvern… o a tu nueva adquisición.. aquel berseker.
Mis labios se apretaron pensando en Hellgorak, aun sentía el vivo golpe sobre mi mejilla queriendo arder y todo por el mero capricho de Selene, no había realmente límites para su actitud.
Yo soy la que ha madurado… tu no.
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
- ¿Tu crees que no he madurado? – Preguntó Selene sonriendo con picardía mientras que tomaba la mano con la que Astrid intentaba separar a ambas. – Yo creo que sí. – Y con un movimiento suave la corrió hacia un costado entrelazando sus dedos con los de ella.
La miró en silencio un tiempo, pensando en todo lo que había dicho la dama del orgullo.
- Claro que mi fidelidad está con Hades. Soy un espectro al igual que tú. Nuestras almas tienen dicho privilegio ahora… pero alguna vez tu y yo nos dedicamos sólo a acariciar nuestros cabellos mirándonos a los ojos en praderas de flores. Lo recuerdo, Astrid. Recuerdo la forma en que te llamaba Fiorentine susurrándote mientras dormíamos.
Se paró erguida, sin importarle que Astrid la tuviera casi presionada contra aquella pared. Le estaba dando el privilegio de creerse más fuerte que ella. No le molestaba que sintiera que tenía mas poder en esa lucha, con tal de poder observarla a los ojos y recordar lo mucho que en algún momento del tiempo ellas habían significado la una para la otra.
- ¿Qué es lo que quieres entonces Astrid? ¿Qué tengo que hacer para que paremos de huir? ¿Me harás perseguirte ahora torturándome por un tiempo para hacerme pagar por mis actos…? – Selene sonrió acercándose a ella, posando su cabeza sobre el hombro de Astrid, apegando su cuerpo al de ella. – No digo que me molestaría seguirte y suplicarte que no me dejes… - Puso su mano libre justo en el contorno de su cintura, acariciándola lentamente mientras cerraba los ojos. - …pero creo que sería una pérdida de tiempo cuando sabes que no puedo pasar otra era lejos de ti. No se cuanto tiempo nos quede para vivir ahora, pero quiero vivirlo contigo…
Estaba susurrando, como si le diera un tanto de vergüenza decir esas cosas en voz alta. Retiró su cabeza del hombro de Astrid y le soltó la mano para llevarla a su mejilla rojiza por el golpe que había recibido por culpa de ese berseker.
- Haré que quien te hizo eso se coma su propias manos… te lo prometo. – Y comenzó a elevar con fuerza su cosmoenergía de vida, aquella que podía crear naturaleza para sanar la piel que había sido lastimada en esa zona, sin dejar de mirarla un instante a los ojos mientras se acercaba cada vez más a ella.
- No quiero compartirte con recuerdos de hombres muertos, ni compartirme con recuerdos de hombres vivos… pero si quieres seguir con este eterno juego de las escondidas, tendré que arreglar alguna forma de volver a encontrarte.
Bajó su mano, la piel de Astrid se veía normal nuevamente. Era imperdonable que alguien se hubiese atrevido a lastimar su fina y hermosa piel de porcelana. Bajó el rostro sabiendo que había sido completamente su culpa que Astrid resultara herida y algo se le revolvió en el estómago. Era verdad que por su culpa siempre la joven estaba metida en problemas y enfrentaba constantemente la muerte. Miró hacia abajo pensando que tal vez, ella estaría mejor lejos de su presencia… al fin y al cabo, Selene era alguien completamente impulsiva e improbable de analizar, su conducta solía cambiar de un momento a otro y tenía momentos de bondad y momento de crueldad por igual.
- Astrid… estoy dispuesta a dejar Egipto y todo mi reino, el lugar donde crecí y fui feliz, para seguirte a una muerte probable. Aún si no me dejas estar a tu lado, me conformaría con seguirte desde la distancia – Subió sus ojos y encontró los de su eterna amiga, la única persona que apaciguaba aquella ira en su corazón y la dejaba sentir otras emociones. - ¿De verdad crees que no he madurado?
La miró en silencio un tiempo, pensando en todo lo que había dicho la dama del orgullo.
- Claro que mi fidelidad está con Hades. Soy un espectro al igual que tú. Nuestras almas tienen dicho privilegio ahora… pero alguna vez tu y yo nos dedicamos sólo a acariciar nuestros cabellos mirándonos a los ojos en praderas de flores. Lo recuerdo, Astrid. Recuerdo la forma en que te llamaba Fiorentine susurrándote mientras dormíamos.
Se paró erguida, sin importarle que Astrid la tuviera casi presionada contra aquella pared. Le estaba dando el privilegio de creerse más fuerte que ella. No le molestaba que sintiera que tenía mas poder en esa lucha, con tal de poder observarla a los ojos y recordar lo mucho que en algún momento del tiempo ellas habían significado la una para la otra.
- ¿Qué es lo que quieres entonces Astrid? ¿Qué tengo que hacer para que paremos de huir? ¿Me harás perseguirte ahora torturándome por un tiempo para hacerme pagar por mis actos…? – Selene sonrió acercándose a ella, posando su cabeza sobre el hombro de Astrid, apegando su cuerpo al de ella. – No digo que me molestaría seguirte y suplicarte que no me dejes… - Puso su mano libre justo en el contorno de su cintura, acariciándola lentamente mientras cerraba los ojos. - …pero creo que sería una pérdida de tiempo cuando sabes que no puedo pasar otra era lejos de ti. No se cuanto tiempo nos quede para vivir ahora, pero quiero vivirlo contigo…
Estaba susurrando, como si le diera un tanto de vergüenza decir esas cosas en voz alta. Retiró su cabeza del hombro de Astrid y le soltó la mano para llevarla a su mejilla rojiza por el golpe que había recibido por culpa de ese berseker.
- Haré que quien te hizo eso se coma su propias manos… te lo prometo. – Y comenzó a elevar con fuerza su cosmoenergía de vida, aquella que podía crear naturaleza para sanar la piel que había sido lastimada en esa zona, sin dejar de mirarla un instante a los ojos mientras se acercaba cada vez más a ella.
- No quiero compartirte con recuerdos de hombres muertos, ni compartirme con recuerdos de hombres vivos… pero si quieres seguir con este eterno juego de las escondidas, tendré que arreglar alguna forma de volver a encontrarte.
Bajó su mano, la piel de Astrid se veía normal nuevamente. Era imperdonable que alguien se hubiese atrevido a lastimar su fina y hermosa piel de porcelana. Bajó el rostro sabiendo que había sido completamente su culpa que Astrid resultara herida y algo se le revolvió en el estómago. Era verdad que por su culpa siempre la joven estaba metida en problemas y enfrentaba constantemente la muerte. Miró hacia abajo pensando que tal vez, ella estaría mejor lejos de su presencia… al fin y al cabo, Selene era alguien completamente impulsiva e improbable de analizar, su conducta solía cambiar de un momento a otro y tenía momentos de bondad y momento de crueldad por igual.
- Astrid… estoy dispuesta a dejar Egipto y todo mi reino, el lugar donde crecí y fui feliz, para seguirte a una muerte probable. Aún si no me dejas estar a tu lado, me conformaría con seguirte desde la distancia – Subió sus ojos y encontró los de su eterna amiga, la única persona que apaciguaba aquella ira en su corazón y la dejaba sentir otras emociones. - ¿De verdad crees que no he madurado?
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Normalmente me hubiera callado todo eso, siempre aguardando en silencio lo que había soportado no solo por conformismo.. sino porque al menos pude ser capaz de experimentar el verdadero cariño. Los errores que cometía en vidas anteriores no se comparaban con la recompensa final aunque nada perdura para siempre. Estaba acostumbrada a tener que hacerme la fuerte, la indiferente, la de fría mirada…
Pasando las eras llegaba a creer que mi alma estaba atrapada en un espejo, el único lugar donde podía resguardarme y protegerme del resto del mundo. El cristal a pesar de resistir tantas veces llegaba el momento que este se cuarteaba o mucho peor.. llegaba a romperse… La mano de Selene me sujetaba lo suficiente para volver a acercarnos, era la primera vez que la veía reaccionar de esa forma, instintivamente la tocaba ¿correspondiéndole?, mi cuerpo casi reaccionaba involuntariamente o quizá eso era lo que realmente deseaba y me negaba a caer en ese eterno juego.
¿Vale la pena pasar por esto cada era?.
Mi voz se extinguía, manteniendo la mirada fija en la pared desgastada por la inclemencia del clima, un escenario perfecto para nosotras que estábamos unidas bajo un mismo y cruel destino. Seguramente que era una prueba, no podía doblegarme con esa facilidad, las caricias de esa mujer lograban mantener un cierto toque de calidez a mi cuerpo, ese que me hacía tanta falta…
Selene… –estaba segura ahora de quien era la que me hablaba en ese momento, la felicidad de ese momento pasaría a esfumarse prontamente, sus palabras y sentimientos cambiarían..- no estas siendo tu misma y yo… ya no debo de seguir cayendo en este pecado… este que me deja completamente ciega de mis verdaderos deberes como espectro.
Seguro que debía resultarle difícil luchar con el sentimiento de la Ira pues apenas resultaba perceptible la sorpresa que expresaba mi mirada. Su energía volvía a sanarme, reconstruyendo los pedazos de mi cuerpo…
La verdadera herida que debes de sanar es la que tu mismas provocaste... –sujetaba su mano guiándola hasta mi corazón, mis ojos se clavaban sobre los suyos sin esquivar su mirada, aprovechando eso tomaba ventaja sobre la cercanía y tomar su rostro. Ladeando mi rostro me acercaba sin temor.. aspirando el aroma a rosas, el calor que despedía sus labios era meramente intenso, mis labios habían chocado ejerciendo presión sobre su boca. Los deseos se desataron, quería morir entre sus brazos, desfallecer en ese único sentimiento, renunciar a todo para volver a esos días sin preocuparme de guerras o batallas divinas.
Mi único e imposible amor.
El beso parecía perdurar, el recuerdo vivo de su cuerpo encendía mis sentimientos, despegando con gran esfuerzo mis labios de los suyos termine por apartar su cabello de esos ojos purpúreos.- No deberías de seguir provocándome así.. eres bastante cruel hermana.
Pasando las eras llegaba a creer que mi alma estaba atrapada en un espejo, el único lugar donde podía resguardarme y protegerme del resto del mundo. El cristal a pesar de resistir tantas veces llegaba el momento que este se cuarteaba o mucho peor.. llegaba a romperse… La mano de Selene me sujetaba lo suficiente para volver a acercarnos, era la primera vez que la veía reaccionar de esa forma, instintivamente la tocaba ¿correspondiéndole?, mi cuerpo casi reaccionaba involuntariamente o quizá eso era lo que realmente deseaba y me negaba a caer en ese eterno juego.
¿Vale la pena pasar por esto cada era?.
Mi voz se extinguía, manteniendo la mirada fija en la pared desgastada por la inclemencia del clima, un escenario perfecto para nosotras que estábamos unidas bajo un mismo y cruel destino. Seguramente que era una prueba, no podía doblegarme con esa facilidad, las caricias de esa mujer lograban mantener un cierto toque de calidez a mi cuerpo, ese que me hacía tanta falta…
Selene… –estaba segura ahora de quien era la que me hablaba en ese momento, la felicidad de ese momento pasaría a esfumarse prontamente, sus palabras y sentimientos cambiarían..- no estas siendo tu misma y yo… ya no debo de seguir cayendo en este pecado… este que me deja completamente ciega de mis verdaderos deberes como espectro.
Seguro que debía resultarle difícil luchar con el sentimiento de la Ira pues apenas resultaba perceptible la sorpresa que expresaba mi mirada. Su energía volvía a sanarme, reconstruyendo los pedazos de mi cuerpo…
La verdadera herida que debes de sanar es la que tu mismas provocaste... –sujetaba su mano guiándola hasta mi corazón, mis ojos se clavaban sobre los suyos sin esquivar su mirada, aprovechando eso tomaba ventaja sobre la cercanía y tomar su rostro. Ladeando mi rostro me acercaba sin temor.. aspirando el aroma a rosas, el calor que despedía sus labios era meramente intenso, mis labios habían chocado ejerciendo presión sobre su boca. Los deseos se desataron, quería morir entre sus brazos, desfallecer en ese único sentimiento, renunciar a todo para volver a esos días sin preocuparme de guerras o batallas divinas.
Mi único e imposible amor.
El beso parecía perdurar, el recuerdo vivo de su cuerpo encendía mis sentimientos, despegando con gran esfuerzo mis labios de los suyos termine por apartar su cabello de esos ojos purpúreos.- No deberías de seguir provocándome así.. eres bastante cruel hermana.
Astrid- Dama del Pecado
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Selene despegó sus labios de los de Astrid y abrió los ojos. Mantenía una calma única en esa situación. A pesar de que había sido criada creyendo que su cuerpo era un templo de adoracion y que nunca debía ser tocado por un mortal, sabía que Astrid estaba a la altura de ella. No era una simple humana, era eterna, casi una diosa como los que veneraban en Egipto… por ello, Selene no consideraba que se estuviese humillando o algo por el estilo al dejarla que besara sus labios. Aun no sabía si estaban ambas a la misma altura a nivel de combate en esa era. Siempre había considerado a Orgullo como débil y patética, siempre dejándose llevar con exageración por su corazón. Pero ahora que el tiempo le había dejado madurar un poco mas el temperamento y su corazón, podía entender la necesidad de tener aunque fuera una persona a su lado… pero si bien podía entenderlo, no lo compartía del todo. Aun pensaba que sola no se iba a morir y que amar a otro volvía a las personas débiles y estúpidas. No obstante, admitía ahora al menos, que era algo que no se podía ordenar, pero si evitar pensar en ello o incluso no darle importancia.
- ¿Yo soy cruel eh? – Le susurró sobre los labios. - ¿Qué me dices de ti? ¿Tienes idea de lo que tu perfume a lirios me provoca en la piel? Me das escalofríos… y muchas veces te he detestado por ello.
Con su pulgar masajeaba el labio inferior de Astrid mirándolos. Eran rojos, suaves y dulces. Había sido justamente como besar a una flor y se preguntó si las abejan sentían ese dulzor cuando bebían el néctar.
- Dime algo Astrid… ¿Me besaste como una hermana? – Con la mano libre Selene tocaba con dos dedos justo en medio de los pechos de orgullo, sintiendo el latir de su corazón. - ¿O por qué quieres que repare el daño que hay ahí?
Tenía presente que tal vez no era el momento para haberse perdido con Astrid de esa forma, que seguramente debía haber estado en camino a buscar el cosmo de Hades, pero pensó… que si Hades no daba una señal clara de necesitarlas, significaba que aun no había necesidad de unir al ejercito. Cheshire maulló a lo lejos observando la escena con suspicacia, casi intuyendo que Astrid clavaría un puñal en el pecho de Selene. Y aunque por un lado la dama tenía el mismo presentimiento, no le interesaba arriesgarse por ella, pues tenía la certeza, que después de todo lo que habían pasado y habían vivido, Astrid perfectamente podría haber pensado lo mismo de ella. No había amor ni confianza entre los espectros de Hades, y sentirse tan cómoda con ella podría haber sido considerado más repugnante que fracasar en una misión o traicionar al rey del inframundo.
- ¿Yo soy cruel eh? – Le susurró sobre los labios. - ¿Qué me dices de ti? ¿Tienes idea de lo que tu perfume a lirios me provoca en la piel? Me das escalofríos… y muchas veces te he detestado por ello.
Con su pulgar masajeaba el labio inferior de Astrid mirándolos. Eran rojos, suaves y dulces. Había sido justamente como besar a una flor y se preguntó si las abejan sentían ese dulzor cuando bebían el néctar.
- Dime algo Astrid… ¿Me besaste como una hermana? – Con la mano libre Selene tocaba con dos dedos justo en medio de los pechos de orgullo, sintiendo el latir de su corazón. - ¿O por qué quieres que repare el daño que hay ahí?
Tenía presente que tal vez no era el momento para haberse perdido con Astrid de esa forma, que seguramente debía haber estado en camino a buscar el cosmo de Hades, pero pensó… que si Hades no daba una señal clara de necesitarlas, significaba que aun no había necesidad de unir al ejercito. Cheshire maulló a lo lejos observando la escena con suspicacia, casi intuyendo que Astrid clavaría un puñal en el pecho de Selene. Y aunque por un lado la dama tenía el mismo presentimiento, no le interesaba arriesgarse por ella, pues tenía la certeza, que después de todo lo que habían pasado y habían vivido, Astrid perfectamente podría haber pensado lo mismo de ella. No había amor ni confianza entre los espectros de Hades, y sentirse tan cómoda con ella podría haber sido considerado más repugnante que fracasar en una misión o traicionar al rey del inframundo.
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Tenía que controlarme un poco más, no era sensato para mí actuar de otra forma con Selene. Mis ojos parecieron nublarse en un instante, al parecer le gustaba jugar con las preguntas cuando sabía el verdadero significado de mis sentimientos hacia ella. Con normalidad dejaba que su dedo se posara por un momento sobre mi labio hasta caer justo sobre mi corazón, mi mano seguía posándose sobre su mejilla deseando casi impulsivamente acercar mis labios en un nuevo beso, sentimiento al que me abstuve totalmente.
¿Tendré que tomar tus labios de nuevo para aclarar tu duda?
No la veía como una hermana, ni mucho menos como una amiga, era lo más importante para mí en ese mundo de oscuridad. El temor de inmediato me invadió al pensar en lo fugaz que se estaba volviendo ese encuentro.. ¿cuánto tiempo me volvería a tomar para regresar a mi verdadera felicidad?, como espectro era imperdonable pero esa era la verdadera razón de mi existencia. Mi mano sujetaba su mejilla resistiéndome, el contraste de mi piel no era tan perfecta como la que resultaba ser en Selene, ella si era digna de la verdadera hija de la luna.. éramos tan opuestas la una de la otra. Suspirando algo conforme cerraba los ojos emitiendo la única sonrisa que me permitía soltar, solo para ella…
Es gracioso, recordar esas palabras que volvieron frío mi corazón, no.. nunca fui capaz de amar a alguien ¿sabes por qué?... porque ya te tenía a ti. No me hacía falta nada más si te tenía a mi lado. Qué egoísta he sido al pensar solo en mí y fue que maldije ese día cuando te robaron de mi ser, mi bella rosa. Lo sé… no está permitido que alguien como yo sienta este tipo de afecto pero no pude evitar caer… –la sinceridad se desbordaba de mis labios, aun recordaba los buenos y los malos momentos pero seguramente el que más apreciaba fue el momento en el que luchamos ambas, no me importaba si perdía… estaba a lado de ella y nadie me arrebataría ese sentimiento.- Moriría y viviría las veces que fueran necesarias para volver a encontrarnos.
Abriendo la mirada colocaba mi frente sobre la suya, dejando caer mi mano por todo el contorno de su cuerpo. Perdida tras esa mirada, tras ese perfume, tras ese afecto…
¿Cómo piensas recuperar los pedazos de este corazón roto?...
¿Tendré que tomar tus labios de nuevo para aclarar tu duda?
No la veía como una hermana, ni mucho menos como una amiga, era lo más importante para mí en ese mundo de oscuridad. El temor de inmediato me invadió al pensar en lo fugaz que se estaba volviendo ese encuentro.. ¿cuánto tiempo me volvería a tomar para regresar a mi verdadera felicidad?, como espectro era imperdonable pero esa era la verdadera razón de mi existencia. Mi mano sujetaba su mejilla resistiéndome, el contraste de mi piel no era tan perfecta como la que resultaba ser en Selene, ella si era digna de la verdadera hija de la luna.. éramos tan opuestas la una de la otra. Suspirando algo conforme cerraba los ojos emitiendo la única sonrisa que me permitía soltar, solo para ella…
Es gracioso, recordar esas palabras que volvieron frío mi corazón, no.. nunca fui capaz de amar a alguien ¿sabes por qué?... porque ya te tenía a ti. No me hacía falta nada más si te tenía a mi lado. Qué egoísta he sido al pensar solo en mí y fue que maldije ese día cuando te robaron de mi ser, mi bella rosa. Lo sé… no está permitido que alguien como yo sienta este tipo de afecto pero no pude evitar caer… –la sinceridad se desbordaba de mis labios, aun recordaba los buenos y los malos momentos pero seguramente el que más apreciaba fue el momento en el que luchamos ambas, no me importaba si perdía… estaba a lado de ella y nadie me arrebataría ese sentimiento.- Moriría y viviría las veces que fueran necesarias para volver a encontrarnos.
Abriendo la mirada colocaba mi frente sobre la suya, dejando caer mi mano por todo el contorno de su cuerpo. Perdida tras esa mirada, tras ese perfume, tras ese afecto…
¿Cómo piensas recuperar los pedazos de este corazón roto?...
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Selene sonreía con la misma burla que caracterizaba a la ira, aquella mueca pícara que indicaba que todo aquello la seducía pero al mismo tiempo le hacía gracia. Con la frente de Astrid pegada a la suya y sintiendo como sus manos iban deslizándose por su cintura, sólo cerró los ojos y suspiro.
- Habré madurado… pero tampoco exageres. – Le susurró. Ella sabía bien que Selene no era el tipo de persona que le brotada el afecto o el cariño por los poros, había que forzárselo y usualmente reaccionaba bastante mal ante tales acciones. – Las flores dentro de nuestros cuerpos, Fiorentine… son capaces de sanar hasta las heridas más profundas. Pero realmente, no sé, como sanar lo que tú llamas un corazón roto.
Se quedó quieta dejando que las manos de Astrid exploraran su cuerpo. Seguramente era algo nuevo para ella ver a su eterna compañera en ese estado de adultez cuando siempre habían peleado una al lado de la otra (y contra la otra) siendo apenas niñas que entran en la adolecencia.
Era extraño sentir a Astrid de esa forma, y pensar que antes en alguna etapa de su vida sólo había permitido que Él la tocara así, y a muy mala gana. Pero lo que Él lograba exaltarla y enfurecerla, Astrid lograba calmarla, con su voz armoniosa y su esencia de flroes en el cabello era capaz de hacer que su corazón en llamas se apagara por completo al estar con ella y cayera en un profundo estado de… paz. No le agradaba el sentimiento para nada, pero no podía combatirlo tampoco.
- ¿Qué es lo que posees que logras dominar mi espíritu de esta forma Astrid? – Le preguntó finalmente ladeando su rostro y poniendo su mejilla contra la suya, mirando en la dirección contraria a ella. – Siento como si… todas las voces que gritan constantemente en mi cabeza se apagaran al estar contigo y sólo reinara el silencio. Eres un peligro para mi…¿Lo sabes, no? Me vences sin si quiera tener que atacarme en este momento…
Movió sus labios lentamente y los comenzó a rozar contra el cuello de la mujer con aroma a lirios, saboreando de a poco su piel dulce. Era como besar a una flor, sentir sus petalos rozando por su cuerpo y caer embriagada por su fragancia. Eso era lo que le provocaba su piel, el deseo de probarla, sentirla, acariciarla, cuidarla…
Separó sus labios y movió su boca hacia su oído y comenzó a susurrarle.
- Se que te he odiado, cada vez que pensé que me abandonabas te odie con toda mi alma. – Besó con suavidad su lóbulo mientras una de sus manos tomaba su cintura apegando su cuerpo contra ella. – Te he odiado tanto, y creo que te sigo odiando… - con su otra mano acariciaba el cabello de la joven, entrelazando sus dedos por sus hilos de oro que brillaban con el sol del mediodía egipcio. – Pero la mera idea de estar sin ti en este tiempo que nos queda por vivir antes de la guerra inminente… hace que quiera destrozar a cualquiera que se atreviese a separarte de mi.
Movió su boca hacía los labios de Astrid y jalando su cuello la beso con fuerza, sin la delicadeza de siempre. Selene era así, una persona cuya intensidad la embargaba en cualquier momento y no podía controlar lo que su corazón le ordenaba hacer.
Probó su boca, la besó, la mordió, succionó sin cuidado alguno sus labios. No le interesaba si la estaba lastimando o no, no le importaba si sentía que su respiración se descontrolaba y la ira de siempre la dominaba de nuevo. La besaba haciéndole saber que no importaba que pasara, antes de cualquiera, le pertenecía y siempre le pertenecería a Selene.
- ¿Ves lo peligrosa que eres? – Le dijo intentando controlar su respiración, hablándole sobre los labios. – Haces que baje completamente mi guardia… y me olvide de todo y todos… excepto de ti. Por eso te odio… te odio Astrid, realmente te odio… - Y continuó besándola mientras su corazón se aceleraba y todo en su cuerpo le exigía seguir besándola. – Haces que me olvide que soy una guerrera, y eso es imperdonable… debería matarte… sí… eso debería hacer… - Y continuó apretando sus labios contra ella, tomando su rostro con ambas manos, gimiendo de placer sobre su boca mientras una de sus manos buscaba su cuello, empezando a rodearlo con sus dedos y apretandolo sin fuerza, como un simbolo más que nada de que si lo hubiese querido le habría partido la columna en dos en ese instante. Pero no lo podía hacer.
- Habré madurado… pero tampoco exageres. – Le susurró. Ella sabía bien que Selene no era el tipo de persona que le brotada el afecto o el cariño por los poros, había que forzárselo y usualmente reaccionaba bastante mal ante tales acciones. – Las flores dentro de nuestros cuerpos, Fiorentine… son capaces de sanar hasta las heridas más profundas. Pero realmente, no sé, como sanar lo que tú llamas un corazón roto.
Se quedó quieta dejando que las manos de Astrid exploraran su cuerpo. Seguramente era algo nuevo para ella ver a su eterna compañera en ese estado de adultez cuando siempre habían peleado una al lado de la otra (y contra la otra) siendo apenas niñas que entran en la adolecencia.
Era extraño sentir a Astrid de esa forma, y pensar que antes en alguna etapa de su vida sólo había permitido que Él la tocara así, y a muy mala gana. Pero lo que Él lograba exaltarla y enfurecerla, Astrid lograba calmarla, con su voz armoniosa y su esencia de flroes en el cabello era capaz de hacer que su corazón en llamas se apagara por completo al estar con ella y cayera en un profundo estado de… paz. No le agradaba el sentimiento para nada, pero no podía combatirlo tampoco.
- ¿Qué es lo que posees que logras dominar mi espíritu de esta forma Astrid? – Le preguntó finalmente ladeando su rostro y poniendo su mejilla contra la suya, mirando en la dirección contraria a ella. – Siento como si… todas las voces que gritan constantemente en mi cabeza se apagaran al estar contigo y sólo reinara el silencio. Eres un peligro para mi…¿Lo sabes, no? Me vences sin si quiera tener que atacarme en este momento…
Movió sus labios lentamente y los comenzó a rozar contra el cuello de la mujer con aroma a lirios, saboreando de a poco su piel dulce. Era como besar a una flor, sentir sus petalos rozando por su cuerpo y caer embriagada por su fragancia. Eso era lo que le provocaba su piel, el deseo de probarla, sentirla, acariciarla, cuidarla…
Separó sus labios y movió su boca hacia su oído y comenzó a susurrarle.
- Se que te he odiado, cada vez que pensé que me abandonabas te odie con toda mi alma. – Besó con suavidad su lóbulo mientras una de sus manos tomaba su cintura apegando su cuerpo contra ella. – Te he odiado tanto, y creo que te sigo odiando… - con su otra mano acariciaba el cabello de la joven, entrelazando sus dedos por sus hilos de oro que brillaban con el sol del mediodía egipcio. – Pero la mera idea de estar sin ti en este tiempo que nos queda por vivir antes de la guerra inminente… hace que quiera destrozar a cualquiera que se atreviese a separarte de mi.
Movió su boca hacía los labios de Astrid y jalando su cuello la beso con fuerza, sin la delicadeza de siempre. Selene era así, una persona cuya intensidad la embargaba en cualquier momento y no podía controlar lo que su corazón le ordenaba hacer.
Probó su boca, la besó, la mordió, succionó sin cuidado alguno sus labios. No le interesaba si la estaba lastimando o no, no le importaba si sentía que su respiración se descontrolaba y la ira de siempre la dominaba de nuevo. La besaba haciéndole saber que no importaba que pasara, antes de cualquiera, le pertenecía y siempre le pertenecería a Selene.
- ¿Ves lo peligrosa que eres? – Le dijo intentando controlar su respiración, hablándole sobre los labios. – Haces que baje completamente mi guardia… y me olvide de todo y todos… excepto de ti. Por eso te odio… te odio Astrid, realmente te odio… - Y continuó besándola mientras su corazón se aceleraba y todo en su cuerpo le exigía seguir besándola. – Haces que me olvide que soy una guerrera, y eso es imperdonable… debería matarte… sí… eso debería hacer… - Y continuó apretando sus labios contra ella, tomando su rostro con ambas manos, gimiendo de placer sobre su boca mientras una de sus manos buscaba su cuello, empezando a rodearlo con sus dedos y apretandolo sin fuerza, como un simbolo más que nada de que si lo hubiese querido le habría partido la columna en dos en ese instante. Pero no lo podía hacer.
Selene- Dama del Pecado
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Puedo poseer el aroma.. el recuerdo de lo que solía ser pero tanto tu como yo sabemos que la flor que residía en mi interior se marchitó cuando acepté la muerte… yo ya no tengo vida. -No le exigiría más de lo que podía poseer, dejándome dominar por el color fulminante de sus labios, dejando que mis manos siguieran suavemente el recorrido de su cuerpo, delineando su cintura, subiendo cuidadosamente por su costado y toparse justo sobre el borde de su seno. Mis ojos resplandecieron en esa tonalidad de miel cuando me dejaba hipnotizar por la compañía de Selene, resbalando mi mano detrás de su espalda para sentir como me presionaba más… estrechándonos de una forma inimaginable.
Con cierto afecto la abrazaba, parecía que me quebraría por dichas palabras, era como una tonta enamoradiza…- ¿te costaba tanto admitirlo?... no te imaginas lo que hubiera dado por que me dijeras estas palabras antes.. –a pesar de estar compartiendo y enfrentando esos sentimientos la sorpresa caía inminentemente estremeciéndome, dejando entrever la fina abertura sobre mis labios cuando tocaba mi cuello.. besándolo. Si yo tenía ese poder sobre su ser entonces ella también lograba dominarme completamente, pensaba por un momento, si es que lo podía hacer. Era ya una adicción, era mi propio veneno… el que me consumía solo por estar apenas tocándole, pero cuando esa rosa me envolvía entre sus pétalos para atraparme entonces no había escapatoria, ladeaba mi rostro dejando que ella misma saciara su sed sobre mí, escapándose de a poco mi respiración.
Mi ceño se fruncía como si experimentara un intenso dolor, estaba segura que nada bueno saldría de eso pero la forma en la que su voz acariciaba mi oído, en la que su respiración movía delicadamente mi cabello haciéndolo casi imperceptible me frustraba. Su mano sujeto mi cintura atrayéndome magnéticamente..- te equivocas… tu odio no se compara con el mío… me odio a mí misma si quiera por estar aquí, me odio por no ser quién pueda enorgullecerse por poseerte, me odio por no ser la persona que merezca tus caricias, tus besos… me odio tanto de no ser la persona que pueda retener el calor de tu cuerpo el resto de la eternidad.
Me despreciaba, el apartarme de todos era el significado de mí solo inconformismo hacia a mí, nunca me jactaba de ser orgullosa, el creerme si quiera algo superior, tanto como el haber permitido que la Ira llegara a poseer el título de ser el líder de los pecados, menospreciándome al dar la espalda al mundo. Antes de que pudiera seguir Selene me empujaba a besarle.. no… estaba robándome esos besos, daba constantes quejidos de dolor entremezclados con el placer, mis manos se sujetaban a su espalda presionando con gran fuerza mis dedos que seguramente dejarían marca en ella, intentaba movilizarme pero al sentir el roce de mi cuerpo contra el suyo me provocaba cierta excitación.
Ya no podía volver atrás, no podía apartarme sin dejar que esa dulce adicción mantuviera con vida mi ser, era doloroso tener que iniciarlo. Su nombre se escapaba de mis labios pero mi alerta disminuía cuando su mano rozaba mi cuello, sabía lo que tenía en mente pero no lo evitaba.
El orgullo es algo que juega con el carácter de las personas, a comparación de los otros pecados capitales este puede presentarse en una manera noble o en una manera que acababa destruyendo el alma de cualquier persona. Un sentimiento tan inconstante como lo era el mío era resguardado por la indiferencia y la frialdad, manteniendo de esa forma el poder, esa era la verdadera clave. Apartaba con desdén la mano de Selene empujándola de un solo golpe contra la pared, estaba jadeando atrapándola.
Dile a esa cosa que desaparezca.. somos tu y yo… -los maullidos de Cheshire lograban exasperarme, mi cuerpo se empujaba contra la de esa chica sintiendo el roce vivo de su calor, gimiendo un poco sobre su oído de la satisfacción que provocaba ese acercamiento- hmmm… Selene jamás te he mostrado al verdadero orgullo ¿cierto?, ¿al menos sabes cómo es cuando este despierta su verdadera naturaleza?. Existen dos caras, como las del reflejo de un espejo, uno bueno y uno malo.. pero en realidad que solo hay tres, eso me coloca en la tercera posición, la que intermedia ese sentimiento. Por eso sientes esa calma.. esa paz ficticia que experimentas. Te deseo tanto que ya no puedo controlar lo positivo y negativo de mi corazón, la parte noble quiere protegerte, cuidarte, hacerte feliz pero… -mi mano se topaba sobre su vientre subiendo casi posesivamente- pero la otra solo me incita a encapricharme más, tomarte.. poseerte… tener esa insoportable necesidad de querer que mi cuerpo se fusione con el tuyo.
Con cierto afecto la abrazaba, parecía que me quebraría por dichas palabras, era como una tonta enamoradiza…- ¿te costaba tanto admitirlo?... no te imaginas lo que hubiera dado por que me dijeras estas palabras antes.. –a pesar de estar compartiendo y enfrentando esos sentimientos la sorpresa caía inminentemente estremeciéndome, dejando entrever la fina abertura sobre mis labios cuando tocaba mi cuello.. besándolo. Si yo tenía ese poder sobre su ser entonces ella también lograba dominarme completamente, pensaba por un momento, si es que lo podía hacer. Era ya una adicción, era mi propio veneno… el que me consumía solo por estar apenas tocándole, pero cuando esa rosa me envolvía entre sus pétalos para atraparme entonces no había escapatoria, ladeaba mi rostro dejando que ella misma saciara su sed sobre mí, escapándose de a poco mi respiración.
Mi ceño se fruncía como si experimentara un intenso dolor, estaba segura que nada bueno saldría de eso pero la forma en la que su voz acariciaba mi oído, en la que su respiración movía delicadamente mi cabello haciéndolo casi imperceptible me frustraba. Su mano sujeto mi cintura atrayéndome magnéticamente..- te equivocas… tu odio no se compara con el mío… me odio a mí misma si quiera por estar aquí, me odio por no ser quién pueda enorgullecerse por poseerte, me odio por no ser la persona que merezca tus caricias, tus besos… me odio tanto de no ser la persona que pueda retener el calor de tu cuerpo el resto de la eternidad.
Me despreciaba, el apartarme de todos era el significado de mí solo inconformismo hacia a mí, nunca me jactaba de ser orgullosa, el creerme si quiera algo superior, tanto como el haber permitido que la Ira llegara a poseer el título de ser el líder de los pecados, menospreciándome al dar la espalda al mundo. Antes de que pudiera seguir Selene me empujaba a besarle.. no… estaba robándome esos besos, daba constantes quejidos de dolor entremezclados con el placer, mis manos se sujetaban a su espalda presionando con gran fuerza mis dedos que seguramente dejarían marca en ella, intentaba movilizarme pero al sentir el roce de mi cuerpo contra el suyo me provocaba cierta excitación.
Ya no podía volver atrás, no podía apartarme sin dejar que esa dulce adicción mantuviera con vida mi ser, era doloroso tener que iniciarlo. Su nombre se escapaba de mis labios pero mi alerta disminuía cuando su mano rozaba mi cuello, sabía lo que tenía en mente pero no lo evitaba.
El orgullo es algo que juega con el carácter de las personas, a comparación de los otros pecados capitales este puede presentarse en una manera noble o en una manera que acababa destruyendo el alma de cualquier persona. Un sentimiento tan inconstante como lo era el mío era resguardado por la indiferencia y la frialdad, manteniendo de esa forma el poder, esa era la verdadera clave. Apartaba con desdén la mano de Selene empujándola de un solo golpe contra la pared, estaba jadeando atrapándola.
Dile a esa cosa que desaparezca.. somos tu y yo… -los maullidos de Cheshire lograban exasperarme, mi cuerpo se empujaba contra la de esa chica sintiendo el roce vivo de su calor, gimiendo un poco sobre su oído de la satisfacción que provocaba ese acercamiento- hmmm… Selene jamás te he mostrado al verdadero orgullo ¿cierto?, ¿al menos sabes cómo es cuando este despierta su verdadera naturaleza?. Existen dos caras, como las del reflejo de un espejo, uno bueno y uno malo.. pero en realidad que solo hay tres, eso me coloca en la tercera posición, la que intermedia ese sentimiento. Por eso sientes esa calma.. esa paz ficticia que experimentas. Te deseo tanto que ya no puedo controlar lo positivo y negativo de mi corazón, la parte noble quiere protegerte, cuidarte, hacerte feliz pero… -mi mano se topaba sobre su vientre subiendo casi posesivamente- pero la otra solo me incita a encapricharme más, tomarte.. poseerte… tener esa insoportable necesidad de querer que mi cuerpo se fusione con el tuyo.
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Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Selene jamás pensó que de un momento a otro Astrid dejaría de ser la delicada flor que siempre había sido y por fin la fiereza del pecado del orgullo se iba a mostrar en ella misma y lo evidenciaba intentando tomar el control de la situación. Sus labios se sentían mucho más bruscos, la agresividad con que la estaba besando provocó en Selene un cierto respeto por ella que hasta entonces desconocía. La verdad, no tenía la menor idea de lo que le había hecho sentir todo ese tiempo a Astrid, desde antes que nacieran su alma había sido torturada por el recuerdo de un amor no correspondido, o tal vez, correspondido en silencio.
Susurraba el nombre de Selene, como si la hubiese estado esperando toda su vida. Esa sensación de ser indispensable para ella provocó que la joven egipcia entrecerrara los párpados y se dejara llevar por completo por ese cosquilleo que empezaba a crecer desde sus entrañas. Estaba presionada por completo contra la pared, sentía el cuerpo de Astrid a la perfección. Sus senos estaban aplastando los suyos, su vientre empezaba a apegarse a su piel… sus piernas se rozaban haciendo que sintiera escalofríos. Nunca había visto a Astrid comportándose de esa forma, una vez había podido ver de reojo un cierto magnetismo entre ellas cuando pelearon pero siempre había pensado que dicha química más que deberse a la atracción entre ellas, se debía a la excitación de la sangre y la muerte, la incertidumbre si aquella era la última batalla de sus vidas.
Cheshire comenzó a maullar con fuerza, mostrando sus dientes desconfiazo, erizando su columna y levantando su cola. Selene abrió los ojos y lo observó. Nunca había visto a su gato actuando de esa forma, ni si quiera con el gran Dragón. ¿Qué era lo que Cheshire podía sentir o ver que ella no? Retiró su boca de la de Astrid y la miró furiosa.
- Esa cosa se llama Cheshire. – Le dijo con desdén empujándola con rabia. – Cheshire. Grábatelo en la cabeza.
Estaba respirando con rapidez. Se estaba dando cuenta de lo que la cercanía con Astrid le provocaba. Estaba olvidando completamente todo a su alrededor y lo único que deseaba era que sus cuerpos estuviesen juntos, rozandose, acariciándole, lamiéndose y perdiendo el significado de la palabra tiempo.
Pero la advertencia de Cheshire era demasiado grande como para ignorarla.
- ¿Qué estamos haciendo? – Le preguntó intentando controlarse. – Tú no me deseas ni yo a ti… ¿Por qué estamos haciendo esto? – Selene la miró a los ojos recordándolo. – Tú siempre amaste a ese hombre de las alas doradas… y yo sólo permitía la cercanía del dragón de alas oscuras. – Selene miró el suelo, sintiéndose confundida. - ¿Entonces qué estás haciendo? ¿Por qué no vas a buscarlo si es que es a él a quien amas? A quien realmente amas... lo amaste tanto que llegaste a abandonarme aquella vez...
Susurraba el nombre de Selene, como si la hubiese estado esperando toda su vida. Esa sensación de ser indispensable para ella provocó que la joven egipcia entrecerrara los párpados y se dejara llevar por completo por ese cosquilleo que empezaba a crecer desde sus entrañas. Estaba presionada por completo contra la pared, sentía el cuerpo de Astrid a la perfección. Sus senos estaban aplastando los suyos, su vientre empezaba a apegarse a su piel… sus piernas se rozaban haciendo que sintiera escalofríos. Nunca había visto a Astrid comportándose de esa forma, una vez había podido ver de reojo un cierto magnetismo entre ellas cuando pelearon pero siempre había pensado que dicha química más que deberse a la atracción entre ellas, se debía a la excitación de la sangre y la muerte, la incertidumbre si aquella era la última batalla de sus vidas.
Cheshire comenzó a maullar con fuerza, mostrando sus dientes desconfiazo, erizando su columna y levantando su cola. Selene abrió los ojos y lo observó. Nunca había visto a su gato actuando de esa forma, ni si quiera con el gran Dragón. ¿Qué era lo que Cheshire podía sentir o ver que ella no? Retiró su boca de la de Astrid y la miró furiosa.
- Esa cosa se llama Cheshire. – Le dijo con desdén empujándola con rabia. – Cheshire. Grábatelo en la cabeza.
Estaba respirando con rapidez. Se estaba dando cuenta de lo que la cercanía con Astrid le provocaba. Estaba olvidando completamente todo a su alrededor y lo único que deseaba era que sus cuerpos estuviesen juntos, rozandose, acariciándole, lamiéndose y perdiendo el significado de la palabra tiempo.
Pero la advertencia de Cheshire era demasiado grande como para ignorarla.
- ¿Qué estamos haciendo? – Le preguntó intentando controlarse. – Tú no me deseas ni yo a ti… ¿Por qué estamos haciendo esto? – Selene la miró a los ojos recordándolo. – Tú siempre amaste a ese hombre de las alas doradas… y yo sólo permitía la cercanía del dragón de alas oscuras. – Selene miró el suelo, sintiéndose confundida. - ¿Entonces qué estás haciendo? ¿Por qué no vas a buscarlo si es que es a él a quien amas? A quien realmente amas... lo amaste tanto que llegaste a abandonarme aquella vez...
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
Cantidad de envíos : 342
Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
Mi mano recorría su cuerpo arrugando las prendas de Selene, casi intentando de esa forma percibir su piel. Unos cuantos besos más siguieron sobre sus labios tomándolos hasta que ella misma me lanzó lejos de su lado, respiraba agitada pues si no lo hubiera hecho no estaba segura de lo que ocurriría si seguía a ese ritmo. Ladeaba mi rostro para no tenerla que mirar más, me decepcionaba la idea de que hiciera caso de su gato al advertirle de mí, disimulando mis sentimientos dejaba escapar el poco aliento de mi boca…
Hay cosas que no son dignas de mencionarse y mucho menos traer a la vida por un recuerdo.
Cerrando ambos puños me controlaba, no estaba orgullosa de las acciones que cometió mi reencarnación y el mero hecho de que dudara Selene y lo mencionara por sobre todas las cosas tratándose como una prioridad para mí me indignaba. Por unos segundos dirigí mi vista hacia Cheshire que se encontraba más tranquilo, la idea de que me hubiera separado de su dueña le tranquilizaba solo un poco más eso no basto para que siguiera mirándome con odio.
¿Te estas escuchando?, me reprochas de las acciones que cometió una chica distinta a mí, no niego que fui Fiore pero ahora soy Astrid.. no puedo volver con ese ser de alas doradas porque en esta era no le amo… la mujer que le amo solo era por el recuerdo de un amor perdido. Una pequeña escapatoria para ver si sanaba su corazón, no tienes idea lo que es vivir con ese sentimiento de culpa, la culpa que la hizo vivir por fijarse en alguien al no ser capaz de olvidar su primer amor… que susceptible.. pero si hablamos de abandono tú fuiste la primera en hacerlo.
No eres la única que posee memorias… ¿crees que no recuerdo como te lanzaste a los brazos de Wyvern dejándome atrás?... Aunque no te culpo del todo.. Kore se dejó engatusar para salvarte… todas nos sacrificamos debido a tu causa. –nuevamente me acercaba a paso lento confrontándola.
Eres demasiado testaruda para admitirlo.. -deliberadamente aumentaba mi cosmos, casi como si la retara a una pelea pero las intenciones que poseía eran meramente otras, concentrando una gran cantidad de cosmos en mi mano derecha.
Si eso deseas esta bien... –justamente tomaba un pétalo de rosa entre sus cabellos que se había quedado atorada..- mucho, poquito o nada… bien.. –soltando dicho pétalo frente a ella este caía haciéndome desaparecer.. dirigiéndome al único lugar donde podía estar. El Inframundo.
Creo que ahora puedes deducir cual es la respuesta.
Hay cosas que no son dignas de mencionarse y mucho menos traer a la vida por un recuerdo.
Cerrando ambos puños me controlaba, no estaba orgullosa de las acciones que cometió mi reencarnación y el mero hecho de que dudara Selene y lo mencionara por sobre todas las cosas tratándose como una prioridad para mí me indignaba. Por unos segundos dirigí mi vista hacia Cheshire que se encontraba más tranquilo, la idea de que me hubiera separado de su dueña le tranquilizaba solo un poco más eso no basto para que siguiera mirándome con odio.
¿Te estas escuchando?, me reprochas de las acciones que cometió una chica distinta a mí, no niego que fui Fiore pero ahora soy Astrid.. no puedo volver con ese ser de alas doradas porque en esta era no le amo… la mujer que le amo solo era por el recuerdo de un amor perdido. Una pequeña escapatoria para ver si sanaba su corazón, no tienes idea lo que es vivir con ese sentimiento de culpa, la culpa que la hizo vivir por fijarse en alguien al no ser capaz de olvidar su primer amor… que susceptible.. pero si hablamos de abandono tú fuiste la primera en hacerlo.
No eres la única que posee memorias… ¿crees que no recuerdo como te lanzaste a los brazos de Wyvern dejándome atrás?... Aunque no te culpo del todo.. Kore se dejó engatusar para salvarte… todas nos sacrificamos debido a tu causa. –nuevamente me acercaba a paso lento confrontándola.
Eres demasiado testaruda para admitirlo.. -deliberadamente aumentaba mi cosmos, casi como si la retara a una pelea pero las intenciones que poseía eran meramente otras, concentrando una gran cantidad de cosmos en mi mano derecha.
Si eso deseas esta bien... –justamente tomaba un pétalo de rosa entre sus cabellos que se había quedado atorada..- mucho, poquito o nada… bien.. –soltando dicho pétalo frente a ella este caía haciéndome desaparecer.. dirigiéndome al único lugar donde podía estar. El Inframundo.
Creo que ahora puedes deducir cual es la respuesta.
Astrid- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Ghost of a Thousand Shades (2550)
AD - Empty Soul (2650)
AM - Reflection (2850)
AM - Dew Bleeding (1950)
AM - Projection & Presence (2950)
AF - The Curse of Narcissus (3150)
Defensa :
Sombra del corazón herido
Cantidad de envíos : 457
Re: [Alejandria] Calles de la ciudad
La sangre de Selene pareció hervir con furia cuando escuchó la forma en que Astrid recriminaba que por su causa había sacrificado a los lirios para salvarla, y culpadola de la muerte de Kore. Pensó que aquello estaría olvidado en su corazón lleno de furia, pero se equivocó, las rosas a su alrededor aun susurraban el nombre de aquella mujer que alguna vez había sido y que ya no podrñia nunca volver a ser.
- ¡Maldita seas Astrid! ¿Como te atreves a recordarme... a recordarme...!? - Apretó su puño. Estaba tan enojada que no le hubiese importado matar a Astrid por su insolencia. - ¡Mocosa estúpida! ¿Quien te crees que eres para decirme algo así? - Movió su mano y una cosmoenergía purpura llena de odio y tristeza se empezó a materializar en una alargación que llegaba desde el piso hasta pasada la cabeza de Selene. Era el hoz de la Ira.
Astrid había despertado algo de aquel rencor que matenía sellado su corazón para no culparse por siempre de lo que había pasado, pues despues de todo, era por su causa, por sus juegos de niña, que Kore y el resto de las damas de las flores habían terminado como meras sirvientas de Ares y el templo de la primavera había sido destruido.
- ¡Sabes algo! ¡Lo haría una y mil veces Fiore! ¡FIORE! ¡FIORE! - Le gritaba pues sentía que esa mujer odiaba su antiguo nombre. - Gracias a mi conociste lo que era ser una verdadera guerrera, gracias a la Ira que despertó Hades en mi ahora conoces lo que es la vida eterna y el poder ilimitado...¿Pensabas pasar el resto de la vida con la nariz metida en el polen, bastarda? ¡Respondeme!
Pero antes de que pudiera blandir su hoz sobre la cabeza de Fiore, la chica desaparecía. Y Selene, la seguía, pues no iba a detener aquella pelea en ese momento. Astrid había despertado algo que no podía apagarse así como así.
- ¡Maldita seas Astrid! ¿Como te atreves a recordarme... a recordarme...!? - Apretó su puño. Estaba tan enojada que no le hubiese importado matar a Astrid por su insolencia. - ¡Mocosa estúpida! ¿Quien te crees que eres para decirme algo así? - Movió su mano y una cosmoenergía purpura llena de odio y tristeza se empezó a materializar en una alargación que llegaba desde el piso hasta pasada la cabeza de Selene. Era el hoz de la Ira.
Astrid había despertado algo de aquel rencor que matenía sellado su corazón para no culparse por siempre de lo que había pasado, pues despues de todo, era por su causa, por sus juegos de niña, que Kore y el resto de las damas de las flores habían terminado como meras sirvientas de Ares y el templo de la primavera había sido destruido.
- ¡Sabes algo! ¡Lo haría una y mil veces Fiore! ¡FIORE! ¡FIORE! - Le gritaba pues sentía que esa mujer odiaba su antiguo nombre. - Gracias a mi conociste lo que era ser una verdadera guerrera, gracias a la Ira que despertó Hades en mi ahora conoces lo que es la vida eterna y el poder ilimitado...¿Pensabas pasar el resto de la vida con la nariz metida en el polen, bastarda? ¡Respondeme!
Pero antes de que pudiera blandir su hoz sobre la cabeza de Fiore, la chica desaparecía. Y Selene, la seguía, pues no iba a detener aquella pelea en ese momento. Astrid había despertado algo que no podía apagarse así como así.
Selene- Dama del Pecado
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Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
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