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Calles...
Una semana había transcurrido a la mar, eternos días en los que la mente de Lucy era una tormenta de pensamientos y sensaciones. Por fin quedaban ya tan sólo horas para su llegada a la tan esperada nación. La pelinegra se encontraba junto al barandal observando las tranquilas aguas extenderse hasta el horizonte. Resguardada del sol al que mucho cariño no tenía, bajo una capa campesina con capuchón. Su rostro estaba más pálido de lo usual, bajo sus ojos comenzaban a marcarse leves ojeras de noches sin poder coniliar el sueño. La travesía le habia dado tiempo para perderse en sus pensamientos, en los recuerdos de su pasado.
Helena… Vergilius… Dentro de ella crecía la nostalgia y al mismo tiempo…el rencor. Voy a enmendar tanto error. Penso para sí misma dejándose llevar por un instante por el deseo de venganza. Habría podido imaginar la sangre de sus enemigos manchando sus manos de no ser por que el grito de un marinero llamó su atención. El puerto del río Tiber ya estaba a plena vista, y había que prepararse para desembarcar.
Con tan sólo poner un pie en tierra pudo sentir el mareo de haber estado días sobre un barco, se sostuvo unos momentos de unas maderas de amarre para no perder el equilibrio. Estaba en los distritos, casi a las afueras de la ciudad Romana, y debía llegar al palacio del César. Era un largo camino y su cuerpo comenzaba a sentir al cansancio golpear con fuerza. Pero su mente decidida no podía aguardar ni un segundo, no quería perder tiempo, necesitaba encontrar a su sobrino. Asi que inhaló profundamente y comenzó a andar por las calles de aquel lugar. Su paso era lento, y levemente vacilante, contínuamente volteaba su rostro mirando hacia todos lados como si buscáse algo o alguien; tal vez como si tuviese miedo a ser vigilada. La brisa levantaba un poco el polvo, por lo que la capcuha era de gran utilidad, pero cada tanto asomaba un poco su rostro fuera de la proteccion para mirar a su alrededor o para preguntar direcciones.
Las calles de allí tenían un ritmo bastante acelerado. Los humildes trabajadores, las mujeres de los antros seguían con la mirada a tan extraña figura pisando esos lugares. Destacaba por sobre los caminantes aquella gracil figura fantasmal que bajo la protección de un harapo maltratado se extendían prendas dignas de la aristocrácia. Y tan sólo por instantes el viento soplaba alborotando sus largos y oscuros cabellos que dejaban de ensombrecer el misterio de su identidad, revelando un delicado y bello rostro.
Helena… Vergilius… Dentro de ella crecía la nostalgia y al mismo tiempo…el rencor. Voy a enmendar tanto error. Penso para sí misma dejándose llevar por un instante por el deseo de venganza. Habría podido imaginar la sangre de sus enemigos manchando sus manos de no ser por que el grito de un marinero llamó su atención. El puerto del río Tiber ya estaba a plena vista, y había que prepararse para desembarcar.
Con tan sólo poner un pie en tierra pudo sentir el mareo de haber estado días sobre un barco, se sostuvo unos momentos de unas maderas de amarre para no perder el equilibrio. Estaba en los distritos, casi a las afueras de la ciudad Romana, y debía llegar al palacio del César. Era un largo camino y su cuerpo comenzaba a sentir al cansancio golpear con fuerza. Pero su mente decidida no podía aguardar ni un segundo, no quería perder tiempo, necesitaba encontrar a su sobrino. Asi que inhaló profundamente y comenzó a andar por las calles de aquel lugar. Su paso era lento, y levemente vacilante, contínuamente volteaba su rostro mirando hacia todos lados como si buscáse algo o alguien; tal vez como si tuviese miedo a ser vigilada. La brisa levantaba un poco el polvo, por lo que la capcuha era de gran utilidad, pero cada tanto asomaba un poco su rostro fuera de la proteccion para mirar a su alrededor o para preguntar direcciones.
Las calles de allí tenían un ritmo bastante acelerado. Los humildes trabajadores, las mujeres de los antros seguían con la mirada a tan extraña figura pisando esos lugares. Destacaba por sobre los caminantes aquella gracil figura fantasmal que bajo la protección de un harapo maltratado se extendían prendas dignas de la aristocrácia. Y tan sólo por instantes el viento soplaba alborotando sus largos y oscuros cabellos que dejaban de ensombrecer el misterio de su identidad, revelando un delicado y bello rostro.
Lucy- Ataques :
AD - Serpent’s Embrace (500)
Defensa :
Fuego de la Agonía
Cantidad de envíos : 69
Re: Calles...
Una melodía tranquilizadora y suave se comenzó a entonarse de pronto desde lo alto de un árbol. Era algo extraño, diferente y casi imperceptible, pero que si se ponía atención se podía oír claramente. Se trataba de una tonada profunda, con notas bajas y muy intensas.
Su ejecutor era un joven de cabellos lisos, oscuros y piel blanca. Se encontraba sentado en una rama con la espalda cargada en el tronco, mientras que sus pies parecían flotar en el aire. El sol no le llegaba al rostro, pero se le podía divisar con facilidad gracias a la iluminación que pasaba entre las hojas, que se movían paulatinamente por el viento de la mañana.
Sus ojos se mantenían cerrados mientras continuaba ejecutando la armoniosa melodía. No parecía prestarle atención al concurrido tránsito de gente que pasaba tan sólo a escasos metros de su humanidad. Para él, no existían y no merecía la pena siquiera fijarse en ellos. Estaba más enfocado en su mundo de soledad, donde no había otra cosa más que su música inundando el ambiente de tranquilidad. Totalmente alejado de la imperfección y falsedad del mundo terrenal, en el cuál sólo dejaba su cuerpo humano.
La música para Seiji era la forma de poder entrar a una nueva dimensión de conocimiento y espacio, donde no había otro sentido más que la audición. No era que disfrutara de la armonía de sus notas con simple oído crítico o musical, sino que más bien la vivía a plenitud. Cada día era un suplicio el tener que contemplar la naturaleza humana y sus reacciones ante los diversos tipos de acontecimientos que pudiesen ocurrir, por lo cuál, buscaba un lugar donde sólo pudiese oír su ocarina y pasar de la humanidad hasta que su imperfecto cuerpo requiriera una necesidad básica tal como alimentarse, dormir o higiénicas.
Ya le había tocado contemplar todos los posibles aspectos que le podía ofrecer la sociedad romana a un hombre como él. Vivió como campesino y como guerrero, le toco cuidar y también matar. Cada día de su existencia había sido tan sólo un juego donde se tiraba una moneda hacía arriba y aquello determinaría lo que iba a pasar. No había decisiones, ni tampoco libertades. Era tan sólo un esclavo más de su propio cuerpo en una ciudad llena de seres profetizantes de la libertad y que encontraban su expresión dentro de la opresión de la aristocracia romana. Un comportamiento muy particular para él, sobretodo por lo ilógico que le parecía, ya que nadie podía ser libre si tenía que estar sometido constantemente a las leyes de la hipocresía romana. Pero por otro lado, estaba conciente de que tampoco eran capacitados como para poder decidir y razonar por su propia cuenta, dando como resultado que la mayoría de la población de su país no era más que un cúmulo de mercenarios dispuestos a seguir los pensamientos y acciones del más fuerte sin considerar las reales consecuencias de ello. Y es que, de cualquier forma, el ser humano implicaba cometer errores y algún genio incluso intento excusar a la humanidad bajo la premisa “De que errar es humano”.
Abrió sus ojos, los cuáles eran de un peculiar color rojo profundo e intenso como la sangre. En ciertas partes se decía que la tonalidad del iris era el reflejo del alma, por lo cuál si se seguía dicha oración, se podía inferir que el alma de aquel misterioso y enigmático sujeto era completamente apasionada. Siempre buscando mejorar por simple amor propio, como una forma de protestar en contra del conformismo humano al cuál se veía sometido a diario como un mero espectador forzado. Porque desde luego, estaba lejos de ser una satisfacción el tener que contemplar comunmente todas las falencias a las cuáles estaba sometido por el simple hecho de haber nacido como un hombre de carne y hueso, limitado tanto física como mentalmente, y sin opciones reales de avanzar mientras que no pudiera resolver algunos de los tantos secretos que podía aguardarle la vida a él, un sujeto simple que se tomaba la molestia de preguntarse cosas tan complejas para unos como simples para otros, y buscar la relación entre los dos contextos en los cuáles podía basarse dicha respuesta y sus eventuales verdades y equivocaciones.
Respiró un poco y se percató de una figura en particular, mientras observaba con recelo a la plebe de roma caminar de un lado para otro. Era una mujer, y muy especial por lo demás. Lo supo desde el primer momento en que la vio. No era romana, ni tampoco traía buenas intenciones. Su llegada la interpretó fácilmente como un mal augurio, basándose en que la calma de la ciudad romana tenía como punto fundamental el que la rutina no se modificara de tal forma que las personas pudiesen continuar cada uno con el trabajo auto impuesto o forzado que debían llevar. Por lo mismo, cualquier tipo de modificación o inserción considerable dentro de esta sólo podría traer a corto o largo plazo cambios en la esfera esquemática en las que se veía sumergida la estabilidad del imperio.
Si, quizás era una locura pensar que algo malo pudiese ocurrir producto de una simple extraña. Pero Seiji no era idiota, ni tampoco estaba sentado ahí por casualidad. A pesar de que no lo consideraba, él conocía el entorno de donde habitaba y nunca antes había visto aquel rostro tan pálido y sombrío. Le dio la impresión de ver a la muerte caminando por las calles de roma, seguramente buscando y acechando a una eventual presa para sus deseos ocultos. En cierta forma le daba curiosidad y hasta despertaba cierto interés en él el sólo hecho de imaginarse un fallecimiento significativo en el imperio. Pero rápidamente se quitó aquellos deseos, entendiendo que no era algo que debía importarle y que ya había gastado mucho tiempo relacionando los aspectos de los cuáles le había tocado ser testigo indirecto en ese día.
Tan sólo continúo tocando, a la espera de que algo ocurriese. Y si no pasaba nada, pues tampoco iba a cambiar en mucho su percepción de las cosas. Después de todo, cada quien veía la realidad del mundo en el que habitaba como mejor lo prefería y si le daba la gana de ver las cosas de forma gris, rosa o variada, contaba con la capacidad para ello. Era el simple beneficio que le otorgaba la neutralidad de su pensamiento y emociones, los cuáles estaban tan retraídos y centralizado en él que le permitían ser indiferente al entorno al que fuese sometido, sin importar el como afectara en su propia persona.
Su ejecutor era un joven de cabellos lisos, oscuros y piel blanca. Se encontraba sentado en una rama con la espalda cargada en el tronco, mientras que sus pies parecían flotar en el aire. El sol no le llegaba al rostro, pero se le podía divisar con facilidad gracias a la iluminación que pasaba entre las hojas, que se movían paulatinamente por el viento de la mañana.
Sus ojos se mantenían cerrados mientras continuaba ejecutando la armoniosa melodía. No parecía prestarle atención al concurrido tránsito de gente que pasaba tan sólo a escasos metros de su humanidad. Para él, no existían y no merecía la pena siquiera fijarse en ellos. Estaba más enfocado en su mundo de soledad, donde no había otra cosa más que su música inundando el ambiente de tranquilidad. Totalmente alejado de la imperfección y falsedad del mundo terrenal, en el cuál sólo dejaba su cuerpo humano.
La música para Seiji era la forma de poder entrar a una nueva dimensión de conocimiento y espacio, donde no había otro sentido más que la audición. No era que disfrutara de la armonía de sus notas con simple oído crítico o musical, sino que más bien la vivía a plenitud. Cada día era un suplicio el tener que contemplar la naturaleza humana y sus reacciones ante los diversos tipos de acontecimientos que pudiesen ocurrir, por lo cuál, buscaba un lugar donde sólo pudiese oír su ocarina y pasar de la humanidad hasta que su imperfecto cuerpo requiriera una necesidad básica tal como alimentarse, dormir o higiénicas.
Ya le había tocado contemplar todos los posibles aspectos que le podía ofrecer la sociedad romana a un hombre como él. Vivió como campesino y como guerrero, le toco cuidar y también matar. Cada día de su existencia había sido tan sólo un juego donde se tiraba una moneda hacía arriba y aquello determinaría lo que iba a pasar. No había decisiones, ni tampoco libertades. Era tan sólo un esclavo más de su propio cuerpo en una ciudad llena de seres profetizantes de la libertad y que encontraban su expresión dentro de la opresión de la aristocracia romana. Un comportamiento muy particular para él, sobretodo por lo ilógico que le parecía, ya que nadie podía ser libre si tenía que estar sometido constantemente a las leyes de la hipocresía romana. Pero por otro lado, estaba conciente de que tampoco eran capacitados como para poder decidir y razonar por su propia cuenta, dando como resultado que la mayoría de la población de su país no era más que un cúmulo de mercenarios dispuestos a seguir los pensamientos y acciones del más fuerte sin considerar las reales consecuencias de ello. Y es que, de cualquier forma, el ser humano implicaba cometer errores y algún genio incluso intento excusar a la humanidad bajo la premisa “De que errar es humano”.
Abrió sus ojos, los cuáles eran de un peculiar color rojo profundo e intenso como la sangre. En ciertas partes se decía que la tonalidad del iris era el reflejo del alma, por lo cuál si se seguía dicha oración, se podía inferir que el alma de aquel misterioso y enigmático sujeto era completamente apasionada. Siempre buscando mejorar por simple amor propio, como una forma de protestar en contra del conformismo humano al cuál se veía sometido a diario como un mero espectador forzado. Porque desde luego, estaba lejos de ser una satisfacción el tener que contemplar comunmente todas las falencias a las cuáles estaba sometido por el simple hecho de haber nacido como un hombre de carne y hueso, limitado tanto física como mentalmente, y sin opciones reales de avanzar mientras que no pudiera resolver algunos de los tantos secretos que podía aguardarle la vida a él, un sujeto simple que se tomaba la molestia de preguntarse cosas tan complejas para unos como simples para otros, y buscar la relación entre los dos contextos en los cuáles podía basarse dicha respuesta y sus eventuales verdades y equivocaciones.
Respiró un poco y se percató de una figura en particular, mientras observaba con recelo a la plebe de roma caminar de un lado para otro. Era una mujer, y muy especial por lo demás. Lo supo desde el primer momento en que la vio. No era romana, ni tampoco traía buenas intenciones. Su llegada la interpretó fácilmente como un mal augurio, basándose en que la calma de la ciudad romana tenía como punto fundamental el que la rutina no se modificara de tal forma que las personas pudiesen continuar cada uno con el trabajo auto impuesto o forzado que debían llevar. Por lo mismo, cualquier tipo de modificación o inserción considerable dentro de esta sólo podría traer a corto o largo plazo cambios en la esfera esquemática en las que se veía sumergida la estabilidad del imperio.
Si, quizás era una locura pensar que algo malo pudiese ocurrir producto de una simple extraña. Pero Seiji no era idiota, ni tampoco estaba sentado ahí por casualidad. A pesar de que no lo consideraba, él conocía el entorno de donde habitaba y nunca antes había visto aquel rostro tan pálido y sombrío. Le dio la impresión de ver a la muerte caminando por las calles de roma, seguramente buscando y acechando a una eventual presa para sus deseos ocultos. En cierta forma le daba curiosidad y hasta despertaba cierto interés en él el sólo hecho de imaginarse un fallecimiento significativo en el imperio. Pero rápidamente se quitó aquellos deseos, entendiendo que no era algo que debía importarle y que ya había gastado mucho tiempo relacionando los aspectos de los cuáles le había tocado ser testigo indirecto en ese día.
Tan sólo continúo tocando, a la espera de que algo ocurriese. Y si no pasaba nada, pues tampoco iba a cambiar en mucho su percepción de las cosas. Después de todo, cada quien veía la realidad del mundo en el que habitaba como mejor lo prefería y si le daba la gana de ver las cosas de forma gris, rosa o variada, contaba con la capacidad para ello. Era el simple beneficio que le otorgaba la neutralidad de su pensamiento y emociones, los cuáles estaban tan retraídos y centralizado en él que le permitían ser indiferente al entorno al que fuese sometido, sin importar el como afectara en su propia persona.
Seiji- Cantidad de envíos : 5
Re: Calles...
Para esa hora del día, otra mente ajena al bullicio matinal haría aparición, aunque apenas perceptible entre las personas que caminaban de aquí para allá, inmersas en sus propios asuntos. Los pasitos cortos y rápidos apenas se escuchaban resonar contra el suelo terregoso, pero entre la algarabía que resultaba el ir y venir de la gente que colmaba las calles resultaba inaudible, así como casi invisible la figurita baja y menuda, cuya cabellera clara se perdía entre la multitud. De no ser porque la costumbre y los ya años de experiencia la apoyaban, seguramente la pequeña niña se hubiera visto arrastrado entre la masa de cuerpos que pasaban a su lado, chocándola de vez en cuando, empujando y sin ni molestarse por voltear abajo para notar cómo ella hacía su esfuerzo propio por no tirar la cesta de mimbre que cargaba sobre su cabeza para no perderla.
Rutina diaria, nada más, nada menos; o eso parecía..., hasta que lo escuchó.
Como si una corriente eléctrica de baja intensidad hubiese recorrido cada fibra de su ser, quedó estática de golpe, con la mirada ligeramente turbada. Los ojitos inocentes giraron con lentitud, guiados por la penetrante tonada que habían captado sus agudos oídos, reconociendo aquel peculiar sonido en un solo instante. El corazón prácticamente dio un vuelco dentro de su pecho, mientras el aire escapaba completamente de sus pulmones.
Pasando saliva, sus diminutos pies titubearon unos segundos, dejando que la música lejana avasallara con todos sus sentidos, conduciendo inconscientemente sus pasos por el camino invisible que llegaría a posicionarla a escasos metros de un frondoso árbol en el que, apenas alzar la vista, sabría lo que se escondía tras el verde follaje. Y cómo no saberlo, conociendo aquel sonido de memoria, la nostalgia que le despertaba, las imágenes olvidadas que volvían a su cabeza...
“... Bienvenido a casa, Seiji.” Cruzó por su mente, sin darse cuenta en el momento en que la canasta había bajado hasta la altura de su abdomen, sostenida por sus pálidas manitas, no obstante, la débil sonrisita relajada daba a entender que más allá de eso, no llegaría. No había necesidad, ahora que sabía estaba de vuelta en Roma, vivo... y al parecer, bien.
Suspiró sin más, tranquila y relajada, satisfecha ahora de saber que el único familiar que le quedaba continuaba aún en ese mundo, porque... a pesar de saberse un cero a la izquierda para él, recordar que algo tan fuerte como un lazo de sangre los unía, pesaba sobre su consciencia. Después de todo, en un mundo sucio como aquel... los amigos llegaban y se iban, pero la familia era lo único que permanecía siempre ahí.
Era absurdo analizarlo más.
Pasados unos segundos en los que se permitió sólo escuchar la profunda melodía que tanto la atrapaba, terminó por desistir, notando que nada ganaba estando ahí de pie. Algunas cosas jamás cambiarían...
Era tal su ensimismamiento, que ni siquiera notó la aquella oscura y penumbrosa silueta que se trasladaba de manera fantasmal entre la muchedumbre, atrayendo más de una mirada ajena, curiosa o temerosa, según fuera el caso; pero no la suya. Pequeña, distraída, infantil, inmersa en su propio mundo, pasó de largo el momento en que algunas personas se movían de su sitio, dándole espacio a la llamativa mujer para seguir por su camino, aquello mismo que había intentando hacer la más jovencita cuando sin notarlo, giró dispuesta a volver en sus pasos y, como si hubiera estado premeditado por el destino, chocar justamente de frente contra la delicada dama de cabellera oscura.
-Ay..., ay-ay... –se quejó quedito cuando el puro revote la había llevado directamente a caer de sentón contra el suelo, incluso habiendo tirado su cesto para las compras del mercado; su carita adolorida permaneció ahí, apenas instantes mientras se sobaba un costado con dificultad, porque apenas alzó la mirada, su semblante se congelo–. Ah... –ahogó muy inteligentemente, al notar la -evidentemente- noble figura contra la que había colisionado, quedándose con cualquier posible queja o disculpa consecuente atorada en su garganta.
No necesitaba ser alguien con un coeficiente muy sobresaliente para saber que en una circunstancia tal, alguien tan inferior... tan insignificante como ella, podía meterse en problemas por una tontería tal como aquella, cometida contra alguien cuyo rango era indudablemente superior... inalcanzable para su persona.
“... Aristocracia. Los que nunca mirarán hacia abajo antes de pisotearte...” resonó en su cabecita, cuando su miradita sumisa y precavida decayó directamente hasta el suelo, sin importarle siquiera el verse incapaz de pedir siquiera una disculpa ante la mujer. Su mayor suerte en un momento como ese, habría podido ser que la mujer ni le otorgara la importancia suficiente, y siguiera de largo...
Rutina diaria, nada más, nada menos; o eso parecía..., hasta que lo escuchó.
Como si una corriente eléctrica de baja intensidad hubiese recorrido cada fibra de su ser, quedó estática de golpe, con la mirada ligeramente turbada. Los ojitos inocentes giraron con lentitud, guiados por la penetrante tonada que habían captado sus agudos oídos, reconociendo aquel peculiar sonido en un solo instante. El corazón prácticamente dio un vuelco dentro de su pecho, mientras el aire escapaba completamente de sus pulmones.
Pasando saliva, sus diminutos pies titubearon unos segundos, dejando que la música lejana avasallara con todos sus sentidos, conduciendo inconscientemente sus pasos por el camino invisible que llegaría a posicionarla a escasos metros de un frondoso árbol en el que, apenas alzar la vista, sabría lo que se escondía tras el verde follaje. Y cómo no saberlo, conociendo aquel sonido de memoria, la nostalgia que le despertaba, las imágenes olvidadas que volvían a su cabeza...
“... Bienvenido a casa, Seiji.” Cruzó por su mente, sin darse cuenta en el momento en que la canasta había bajado hasta la altura de su abdomen, sostenida por sus pálidas manitas, no obstante, la débil sonrisita relajada daba a entender que más allá de eso, no llegaría. No había necesidad, ahora que sabía estaba de vuelta en Roma, vivo... y al parecer, bien.
Suspiró sin más, tranquila y relajada, satisfecha ahora de saber que el único familiar que le quedaba continuaba aún en ese mundo, porque... a pesar de saberse un cero a la izquierda para él, recordar que algo tan fuerte como un lazo de sangre los unía, pesaba sobre su consciencia. Después de todo, en un mundo sucio como aquel... los amigos llegaban y se iban, pero la familia era lo único que permanecía siempre ahí.
Era absurdo analizarlo más.
Pasados unos segundos en los que se permitió sólo escuchar la profunda melodía que tanto la atrapaba, terminó por desistir, notando que nada ganaba estando ahí de pie. Algunas cosas jamás cambiarían...
Era tal su ensimismamiento, que ni siquiera notó la aquella oscura y penumbrosa silueta que se trasladaba de manera fantasmal entre la muchedumbre, atrayendo más de una mirada ajena, curiosa o temerosa, según fuera el caso; pero no la suya. Pequeña, distraída, infantil, inmersa en su propio mundo, pasó de largo el momento en que algunas personas se movían de su sitio, dándole espacio a la llamativa mujer para seguir por su camino, aquello mismo que había intentando hacer la más jovencita cuando sin notarlo, giró dispuesta a volver en sus pasos y, como si hubiera estado premeditado por el destino, chocar justamente de frente contra la delicada dama de cabellera oscura.
-Ay..., ay-ay... –se quejó quedito cuando el puro revote la había llevado directamente a caer de sentón contra el suelo, incluso habiendo tirado su cesto para las compras del mercado; su carita adolorida permaneció ahí, apenas instantes mientras se sobaba un costado con dificultad, porque apenas alzó la mirada, su semblante se congelo–. Ah... –ahogó muy inteligentemente, al notar la -evidentemente- noble figura contra la que había colisionado, quedándose con cualquier posible queja o disculpa consecuente atorada en su garganta.
No necesitaba ser alguien con un coeficiente muy sobresaliente para saber que en una circunstancia tal, alguien tan inferior... tan insignificante como ella, podía meterse en problemas por una tontería tal como aquella, cometida contra alguien cuyo rango era indudablemente superior... inalcanzable para su persona.
“... Aristocracia. Los que nunca mirarán hacia abajo antes de pisotearte...” resonó en su cabecita, cuando su miradita sumisa y precavida decayó directamente hasta el suelo, sin importarle siquiera el verse incapaz de pedir siquiera una disculpa ante la mujer. Su mayor suerte en un momento como ese, habría podido ser que la mujer ni le otorgara la importancia suficiente, y siguiera de largo...
Ameri- Cantidad de envíos : 6
Re: Calles...
La mujer recorría incómodamente las calles buscando orientarse hacia el palacio, cosa que no le resultaba muy simple ya que jamás había estado fuera de su reino. Sentía sobre si misma las miradas prejuiciosas y de desprecio de los pobladores de aquellos lugares. Pero de pronto una tenue y profunda melodía llamó su atención, sacándola de esa burbuja de pensamientos y desconfianza para producir en ella un nuevo sentimiento…inquietud.
Alzó su rostro curiosa, volteándolo de lado a lado buscando de donde provenía aquella bella y melancólica tonada. Pero el sol cegaba sus ojos y tan solo podía sentir como si los árboles hicieran correr las notas. De cierta manera comenzó a sentir como si la nostalgia la invadiera, al igual que el estremecimiento de una sensación de estar siendo observada y hasta hostigada, mas allá de los inquisidores aldeanos.
Sus pasos seguían avanzando por las calles, pero su mente estaba ida entre tanta tormenta interna. Un golpe en su abdomen la alteró haciéndola retroceder un paso con brusquedad. A sus pies una pequeña se quejaba por el choque que se había producido entre ambas. De seguro habría reaccionado diferente, pero había sido en parte su culpa y dudaba que en ese momento fuese necesario actuar como superior. No le agradaba en lo absoluto, por más que supiese que a veces así debía ser una noble. Además podía ver en el rostro de la niña que estaba apenada y hasta podría decirse un tanto atemorizada tal vez. Eso le recordaba un tanto a la pobre Danae, tan buena joven que la acompañaba a pesar de todo. Se encendía dentro de si ese repudio por aquellos que maltrataban a quien no lo merecía, pasándolos por encima. Lucy se agachó y poso con lentitud y un tanto de frialdad su pálida y helada mano sobre el hombro de la pequeña para luego con el otro brazo ayudarla a levantarse y recoger lo que había caído al suelo.
-¿Te encuentras bien?... Lo siento, estaba distraída.- musitó la pelinegra. Su voz era delicada, tenue por sobre todo por el cansancio, pero al mismo tiempo sombría. A pesar de la amabilidad en sus palabras se podía percibir un tono algo cortante y desinteresado. Volvió a ponerse de pie sacudiendo un poco los pliegues del vestido que tenían polvo encima. Acomodó el capuchón ocultando su rostro entre la sombra de sus cabellos y escondió tras los harapos un collar con el emblema real de Hispania que en su movimiento había quedado al descubierto.
El cuerpo de la dama comenzaba a sentir el agotamiento y le parecía no estar llegando a ninguna parte, tal vez se había perdido. Dudó por un instante y luego si digno a preguntarle a la chiquilla que permanecía aún frente a ella, estática. – Disculpa, ¿Podrías indicarme hacia dónde esta el palacio? – inquirió con serenidad a la niña, hablaba en un tono poco audible pero lo suficiente para que llegase a los oídos de la jovencita.
Alzó su rostro curiosa, volteándolo de lado a lado buscando de donde provenía aquella bella y melancólica tonada. Pero el sol cegaba sus ojos y tan solo podía sentir como si los árboles hicieran correr las notas. De cierta manera comenzó a sentir como si la nostalgia la invadiera, al igual que el estremecimiento de una sensación de estar siendo observada y hasta hostigada, mas allá de los inquisidores aldeanos.
Sus pasos seguían avanzando por las calles, pero su mente estaba ida entre tanta tormenta interna. Un golpe en su abdomen la alteró haciéndola retroceder un paso con brusquedad. A sus pies una pequeña se quejaba por el choque que se había producido entre ambas. De seguro habría reaccionado diferente, pero había sido en parte su culpa y dudaba que en ese momento fuese necesario actuar como superior. No le agradaba en lo absoluto, por más que supiese que a veces así debía ser una noble. Además podía ver en el rostro de la niña que estaba apenada y hasta podría decirse un tanto atemorizada tal vez. Eso le recordaba un tanto a la pobre Danae, tan buena joven que la acompañaba a pesar de todo. Se encendía dentro de si ese repudio por aquellos que maltrataban a quien no lo merecía, pasándolos por encima. Lucy se agachó y poso con lentitud y un tanto de frialdad su pálida y helada mano sobre el hombro de la pequeña para luego con el otro brazo ayudarla a levantarse y recoger lo que había caído al suelo.
-¿Te encuentras bien?... Lo siento, estaba distraída.- musitó la pelinegra. Su voz era delicada, tenue por sobre todo por el cansancio, pero al mismo tiempo sombría. A pesar de la amabilidad en sus palabras se podía percibir un tono algo cortante y desinteresado. Volvió a ponerse de pie sacudiendo un poco los pliegues del vestido que tenían polvo encima. Acomodó el capuchón ocultando su rostro entre la sombra de sus cabellos y escondió tras los harapos un collar con el emblema real de Hispania que en su movimiento había quedado al descubierto.
El cuerpo de la dama comenzaba a sentir el agotamiento y le parecía no estar llegando a ninguna parte, tal vez se había perdido. Dudó por un instante y luego si digno a preguntarle a la chiquilla que permanecía aún frente a ella, estática. – Disculpa, ¿Podrías indicarme hacia dónde esta el palacio? – inquirió con serenidad a la niña, hablaba en un tono poco audible pero lo suficiente para que llegase a los oídos de la jovencita.
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Re: Calles...
Por mero instinto, apenas al notar cómo aquella mujer se inclinaba en su dirección, cerró los ojos con fuerza, bajando la cabeza y tensando su cuerpo en un acto reflejo que dejaba entre ver la propensión que tenía aquella pequeña ante la posibilidad de recibir un azote, o algo parecido. Pero nada de eso llegó. El frío tacto de la mano ajena contra su hombro fue tan palpable incluso a través de la delgada tela de su ropa, que le hizo estremecer, alzar la mirada inundada en incomprensión sólo para toparla contra la de aquella extraña, y sin más, ahogar al jadeo sobrecogido.
Era sólo casi, como si hubiera visto un fantasma. O quizás, algo peor.
Su oído quedó lejano, a pesar de creer captar y entender a medias la disculpa de aquella dama, que había recogido su cesto para devolvérselo y ayudarle a levantarse del suelo; había resultado abrumador. No, aquella presencia casi espectral, era lo que le resultaba abrumador, tanto, que sus ojitos habían quedado incapacitados para mirar otra cosa que no fuera aquella silueta femenina recubierta por el manto oscuro que la hacía lucir tétrica, pero igual de elegante y... ¿por qué no? Atrayente.
“¿Quién es... esta mujer...?” se preguntó sin poder evitarlo, sintiéndose en medio de un ligero shock, perdida ante la desestabilidad que le había provocado la pelinegra con su sola presencia..., su aura enigmática y los escalofríos que producía su voz nebulosa. Curiosamente, aquello lejos de asustar a la pequeña le... atrapaba, la hacía quedar fascinada de una manera tan extraña, que hasta le sorprendía.
Entonces reaccionó, cuando aquella fémina de vestimentas sospechosas volvió a hacer distancia para tomar la compostura, buscando acomodar su capucha y esconder el collar cuyo emblema no había pasado desapercibido a la mirada de la menor, atenta a cada uno de sus movimientos. Ahora sabía que era una extranjera, la duda era, ¿qué hacía una mujer de su categoría en un lugar así, rondando con tales ropajes...? La respuesta llegó a medias por sí sola, con el siguiente cuestionamiento por parte de la dama.
-... Eh –balbuceó parpadeando con lentitud en lo que volvía a aterrizar en tierra firme, y tras negar un poco para obligarse a reaccionar, pasó saliva tensando ligeramente el agarre de sus manos para con la canastilla que llevaba consigo–... Si va al palacio está algo retirado –respondió al fin, con aquella dulce vocecilla infantil, y volteó hacia uno de sus costados, señalándole con la manita derecha–. Iba de camino al mercado..., si va hacia allá le será más fácil ubicarse. El coliseo queda mucho más visible en ese punto, y si sigue por esa dirección, pasando las villas podrá encontrar el palacio del César...
Después de todo... se encontraban en el distrito de más carencia y miseria, por no decirlo de peor manera. La aristocracia romana se encontraba muy alejada de aquel antro de perdición, como le decían por ahí, alejados de la plebe como si la sola idea de cercanía para con los más pobres fuese sinónimo de contagio viral. Y tal vez, así fuera para ellos, se recordó no sin cierta nostalgia, intentando no deprimirse al recordarlo..., al traer de vuelta a sus pensamientos la memoria de quien hubiera sido quizás, su único amigo de verdad.
Negó una vez más con la cabeza. No tenía caso torturarse con lo que ya no tenía solución.
Era sólo casi, como si hubiera visto un fantasma. O quizás, algo peor.
Su oído quedó lejano, a pesar de creer captar y entender a medias la disculpa de aquella dama, que había recogido su cesto para devolvérselo y ayudarle a levantarse del suelo; había resultado abrumador. No, aquella presencia casi espectral, era lo que le resultaba abrumador, tanto, que sus ojitos habían quedado incapacitados para mirar otra cosa que no fuera aquella silueta femenina recubierta por el manto oscuro que la hacía lucir tétrica, pero igual de elegante y... ¿por qué no? Atrayente.
“¿Quién es... esta mujer...?” se preguntó sin poder evitarlo, sintiéndose en medio de un ligero shock, perdida ante la desestabilidad que le había provocado la pelinegra con su sola presencia..., su aura enigmática y los escalofríos que producía su voz nebulosa. Curiosamente, aquello lejos de asustar a la pequeña le... atrapaba, la hacía quedar fascinada de una manera tan extraña, que hasta le sorprendía.
Entonces reaccionó, cuando aquella fémina de vestimentas sospechosas volvió a hacer distancia para tomar la compostura, buscando acomodar su capucha y esconder el collar cuyo emblema no había pasado desapercibido a la mirada de la menor, atenta a cada uno de sus movimientos. Ahora sabía que era una extranjera, la duda era, ¿qué hacía una mujer de su categoría en un lugar así, rondando con tales ropajes...? La respuesta llegó a medias por sí sola, con el siguiente cuestionamiento por parte de la dama.
-... Eh –balbuceó parpadeando con lentitud en lo que volvía a aterrizar en tierra firme, y tras negar un poco para obligarse a reaccionar, pasó saliva tensando ligeramente el agarre de sus manos para con la canastilla que llevaba consigo–... Si va al palacio está algo retirado –respondió al fin, con aquella dulce vocecilla infantil, y volteó hacia uno de sus costados, señalándole con la manita derecha–. Iba de camino al mercado..., si va hacia allá le será más fácil ubicarse. El coliseo queda mucho más visible en ese punto, y si sigue por esa dirección, pasando las villas podrá encontrar el palacio del César...
Después de todo... se encontraban en el distrito de más carencia y miseria, por no decirlo de peor manera. La aristocracia romana se encontraba muy alejada de aquel antro de perdición, como le decían por ahí, alejados de la plebe como si la sola idea de cercanía para con los más pobres fuese sinónimo de contagio viral. Y tal vez, así fuera para ellos, se recordó no sin cierta nostalgia, intentando no deprimirse al recordarlo..., al traer de vuelta a sus pensamientos la memoria de quien hubiera sido quizás, su único amigo de verdad.
Negó una vez más con la cabeza. No tenía caso torturarse con lo que ya no tenía solución.
Ameri- Cantidad de envíos : 6
Re: Calles...
La pequeña niña se mostraba sorprendida y era algo de esperarse ya que la dama sabia que aquello no era un comportamiento cotidiano para los de su clase. Pero la pelinegra no podía evitar repudiar los actos injustos, ella más bien imaginaba las mismas atrocidades llevadas a cabo en los individuos merecedores de tal inhumanidad. Ella iba por peces más grandes...
Pero en los ojos de la niña pudo notar una extraña mezcla entre intriga y temor, y un leve titubeo en su voz le hizo pensar a la mujer que tal vez la estaba incomodando. Y Por más tierna que le resultara aquella pequeña, una miradita como esa tan penetrante y puesta sobre ella le comenzaba a poner nerviosa. Las miradas solían posarse sobre ella, mas nunca permanecer. Siempre huyendo de manera intimidada o perturbada los ojos ajenos se desviaban con rapidez, pero no los de la jovencita.
Lucy observó hacia donde le indicaba la pequeña, escuchando con claridad el camino que debía tomar. Por un instante creyó ver borroso el entorno, entrecerró sus parpados un momento y suspiro levemente.
Aún estoy muy lejos… pensó con algo de molestia, sintiendo como el cuerpo le dolía un poco y la cabeza le daba vueltas por la falta de sueño. De repente imágenes volvían a su mente como flashes y en sus oídos podía escucharse a si misma gritando el nombre de su hermana y su sobrino, junto con todas las maldiciones e insultos para su cuñado. Llevó una mano a su frente, tratando de bloquear esas revelaciones espontáneas.
Mantén la calma…Paciencia...Pronto. Resonó en su cabeza, a pesar de ser su voz era diferente, mas fría y cruel. Como si su mente no fuese sólo de ella misma. Volviendo a la realidad se percató de que la jovencita aun estaba frente a ella.
-Gracias…- musitó aún con el tono sombrío e indiferente de su subconsciente frustrando sus pensamientos, pero escondido en un intento de amabilidad, en síntesis algo escalofriante. Y sin perder un momento mas emprendió nuevamente ese paso lento y vacilante hacia la dirección que se le había indicado, camino al mercado.
Pero en los ojos de la niña pudo notar una extraña mezcla entre intriga y temor, y un leve titubeo en su voz le hizo pensar a la mujer que tal vez la estaba incomodando. Y Por más tierna que le resultara aquella pequeña, una miradita como esa tan penetrante y puesta sobre ella le comenzaba a poner nerviosa. Las miradas solían posarse sobre ella, mas nunca permanecer. Siempre huyendo de manera intimidada o perturbada los ojos ajenos se desviaban con rapidez, pero no los de la jovencita.
Lucy observó hacia donde le indicaba la pequeña, escuchando con claridad el camino que debía tomar. Por un instante creyó ver borroso el entorno, entrecerró sus parpados un momento y suspiro levemente.
Aún estoy muy lejos… pensó con algo de molestia, sintiendo como el cuerpo le dolía un poco y la cabeza le daba vueltas por la falta de sueño. De repente imágenes volvían a su mente como flashes y en sus oídos podía escucharse a si misma gritando el nombre de su hermana y su sobrino, junto con todas las maldiciones e insultos para su cuñado. Llevó una mano a su frente, tratando de bloquear esas revelaciones espontáneas.
Mantén la calma…Paciencia...Pronto. Resonó en su cabeza, a pesar de ser su voz era diferente, mas fría y cruel. Como si su mente no fuese sólo de ella misma. Volviendo a la realidad se percató de que la jovencita aun estaba frente a ella.
-Gracias…- musitó aún con el tono sombrío e indiferente de su subconsciente frustrando sus pensamientos, pero escondido en un intento de amabilidad, en síntesis algo escalofriante. Y sin perder un momento mas emprendió nuevamente ese paso lento y vacilante hacia la dirección que se le había indicado, camino al mercado.
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Re: Calles...
Los ojos de Seiji se mantenían fijos en la figura de aquel ser de escasa estatura y apariencia infantil, que hace tan sólo unos segundos se había posado justo casi al frente de su horizonte. Ya había parado de tocar, no tenía caso escucharse a sí mismo si lo que ahora tenía en mente era presenciar que era lo que tenía pensado hacer aquella muchacha que, según su madre, debía considerar como “hermana menor”.
…
Recordaba su nombre, más evitaba pronunciarlo o figurarlo dentro de sus pensamientos. No tenía caso ni importancia alguna, por lo cuál, daba exactamente lo mismo si le veía como una simple extraña o bien, como alguien que alguna vez formó parte de su familia. Algo que por supuesto, ya había dejado en el pasado así como los recuerdos de su madre y de todo lo ajeno a sus nuevas intenciones. Si la observaba, era porque había cometido el inocente “error” de chocar con aquella mujer que por unos segundos, llamó la atención de sus deducciones.
Cerró sus ojos, dando por finalizada su estancia en aquel sitio. Era una perdida de tiempo el continuar observando gente a la cuál no le prestaría mayor atención o le aportaría alguna respuesta a sus interrogantes. Por lo mismo, eventualmente mantenerse sentado sobre esa rama sería sólo dejar pasar los minutos que bien podría aprovechar de otra forma. Y finalmente, se bajó del árbol mientras guardaba su instrumento entre sus ropajes.
Una vez en el piso, sólo se aproximó a caminar hacía al frente sin mayor razón aparente, esquivando a todas las personas apuradas que aparecían mientras daba sus pasos; lentos, calmados y firmes.
Ciertamente, se podía clasificar a Seiji como un sujeto especialmente distante de su entorno en general. Alguien que caminaba como si no existiese nadie más que él mismo a su alrededor, sintiéndose seguro de todo y a su vez, inexpresivo. Su rostro no reflejaba alguna emoción o sensación acorde a lo que podría estar viviendo; sus ojos se mantenían cerrados y sus manos ocultas bajos sus ropajes, dando todo lo anterior como resultado el que fuera prácticamente imposible el descifrar o deducir algo sobre él. Era un enigma; un acertijo en carne y hueso.
Excepto, quizás, para ella. Ameri era la única que algo más podría conocerle, y a su vez, la que más dudas podría tener con él al respecto. Supuestamente eran hermanos, más el de cabellos negros nunca se había molestado en tratarla como tal ni mucho menos. Con suerte le dirigía la palabra, en muy raras y extrañas ocasiones que por supuesto, tenían algún trasfondo especial detrás y que por ende eran la real causa de los comentarios de Seiji hacía Ameri. Siendo la excepción de ello, aquella vez en que le regaló el collar que portaba sobre su cuello sin darle alguna explicación o motivo aparente, incluso pareciendo que lo hacía obligado o con mala intención. Pero la verdad, era que simplemente se lo había dado y guardaba para sí mismo los motivos de aquello. Ella podía pensar lo que quisiese, no era algo que le fuera a preocupar o cambiar la vida a Seiji en absoluto. La opinión de ella no era la diferencia entre las demás opiniones de otros mortales; y si había algo que no le importaba al de los ojos rojos, era precisamente los pensamientos de los demás sobre él.
Por lo mismo, fue que paso por el lado de Ameri sin siquiera molestarse en saludarla o dar atisbos de una posible acción o gesto hacía su presencia. Como a todos, sólo la trataba con indiferencia y muy difícilmente eso iba a cambiar. Motivos no habían, por lo que si la veía de pie, era porque estaba bien y no tenía que darle mayor vuelta al asunto.
Y si estaba mal, era única y exclusivamente, problema de ella. Seiji no podía preocuparse de su humanidad, puesto que aquello sólo desembocaría una irremediable dependencia que en resumen no le traería nada positivo para su hermana, ni para él, cabía mencionar. Simplemente, eran dos personas diferentes y como tal, al de cabellos oscuros no le interesaba gastar energías en alguien que no se tratara de él mismo.
Salvo contadas ocasiones, por supuesto. Pero esa situación, no era una de ellas.
…
Recordaba su nombre, más evitaba pronunciarlo o figurarlo dentro de sus pensamientos. No tenía caso ni importancia alguna, por lo cuál, daba exactamente lo mismo si le veía como una simple extraña o bien, como alguien que alguna vez formó parte de su familia. Algo que por supuesto, ya había dejado en el pasado así como los recuerdos de su madre y de todo lo ajeno a sus nuevas intenciones. Si la observaba, era porque había cometido el inocente “error” de chocar con aquella mujer que por unos segundos, llamó la atención de sus deducciones.
Cerró sus ojos, dando por finalizada su estancia en aquel sitio. Era una perdida de tiempo el continuar observando gente a la cuál no le prestaría mayor atención o le aportaría alguna respuesta a sus interrogantes. Por lo mismo, eventualmente mantenerse sentado sobre esa rama sería sólo dejar pasar los minutos que bien podría aprovechar de otra forma. Y finalmente, se bajó del árbol mientras guardaba su instrumento entre sus ropajes.
Una vez en el piso, sólo se aproximó a caminar hacía al frente sin mayor razón aparente, esquivando a todas las personas apuradas que aparecían mientras daba sus pasos; lentos, calmados y firmes.
Ciertamente, se podía clasificar a Seiji como un sujeto especialmente distante de su entorno en general. Alguien que caminaba como si no existiese nadie más que él mismo a su alrededor, sintiéndose seguro de todo y a su vez, inexpresivo. Su rostro no reflejaba alguna emoción o sensación acorde a lo que podría estar viviendo; sus ojos se mantenían cerrados y sus manos ocultas bajos sus ropajes, dando todo lo anterior como resultado el que fuera prácticamente imposible el descifrar o deducir algo sobre él. Era un enigma; un acertijo en carne y hueso.
Excepto, quizás, para ella. Ameri era la única que algo más podría conocerle, y a su vez, la que más dudas podría tener con él al respecto. Supuestamente eran hermanos, más el de cabellos negros nunca se había molestado en tratarla como tal ni mucho menos. Con suerte le dirigía la palabra, en muy raras y extrañas ocasiones que por supuesto, tenían algún trasfondo especial detrás y que por ende eran la real causa de los comentarios de Seiji hacía Ameri. Siendo la excepción de ello, aquella vez en que le regaló el collar que portaba sobre su cuello sin darle alguna explicación o motivo aparente, incluso pareciendo que lo hacía obligado o con mala intención. Pero la verdad, era que simplemente se lo había dado y guardaba para sí mismo los motivos de aquello. Ella podía pensar lo que quisiese, no era algo que le fuera a preocupar o cambiar la vida a Seiji en absoluto. La opinión de ella no era la diferencia entre las demás opiniones de otros mortales; y si había algo que no le importaba al de los ojos rojos, era precisamente los pensamientos de los demás sobre él.
Por lo mismo, fue que paso por el lado de Ameri sin siquiera molestarse en saludarla o dar atisbos de una posible acción o gesto hacía su presencia. Como a todos, sólo la trataba con indiferencia y muy difícilmente eso iba a cambiar. Motivos no habían, por lo que si la veía de pie, era porque estaba bien y no tenía que darle mayor vuelta al asunto.
Y si estaba mal, era única y exclusivamente, problema de ella. Seiji no podía preocuparse de su humanidad, puesto que aquello sólo desembocaría una irremediable dependencia que en resumen no le traería nada positivo para su hermana, ni para él, cabía mencionar. Simplemente, eran dos personas diferentes y como tal, al de cabellos oscuros no le interesaba gastar energías en alguien que no se tratara de él mismo.
Salvo contadas ocasiones, por supuesto. Pero esa situación, no era una de ellas.
Seiji- Cantidad de envíos : 5
Re: Calles...
Los ojitos inocentes de la niña se abrieron con ligera sorpresa, sin tiempo a reaccionar o armar un pensamiento coherente entre la marcha de aquella dama oscura y la figura del que se suponía era su hermano, haciéndose completamente visible ante ella. Por instantes, no fue capaz de más que sentir cómo su menudo cuerpecito se tensaba ligeramente, con el pulso acelerado por la inquietud, la aprensión que por segundos le hizo sentir aquel joven al acercarse hasta ella, y que se desvaneció una vez pasó de largo suyo, dejándola suspirar internamente del alivio.
A veces, Seiji era tan impredecible...
Se quedó ahí, de pie y sin reaccionar por varios segundos aún cuando la silueta del muchacho salió de su rango de visión, con la mente ligeramente en blanco; al menos, hasta que sonrió quedito, derrotada. Ya había comprobado que estaba vivo y que había vuelto, no había mucho más que hacer.
“... Dichosos aquellos capaces de elegir qué hacer con su vida” se dijo sin más, volviendo a alzar la cesta que llevaba, con cuidado, hasta colocarla sobre su cabeza sin soltarla, y emprender de vuelta su camino, en dirección al mercado, dando pasitos quedos al inicio, trotando suavemente después, y al final apurando cuanto más pudo su andar sin estar realmente segura de por qué, de pronto sentía aquella extraña intriga ante la presencia de aquella mujer a quien momentos antes le hubiese indicado el camino.
Se estaba dejando llevar en parte por la curiosidad, pero no le veía nada de malo si no estaba estorbando o molestando a nadie, y de todas maneras... su existencia, al igual que para su propio hermano, era totalmente irrelevante para casi todos. Así que... sin nada qué perder, tampoco lo pensó demasiado, antes de que su clara cabecita se perdiera también de vista, apurada en dirección a su próximo destino.
A veces, Seiji era tan impredecible...
Se quedó ahí, de pie y sin reaccionar por varios segundos aún cuando la silueta del muchacho salió de su rango de visión, con la mente ligeramente en blanco; al menos, hasta que sonrió quedito, derrotada. Ya había comprobado que estaba vivo y que había vuelto, no había mucho más que hacer.
“... Dichosos aquellos capaces de elegir qué hacer con su vida” se dijo sin más, volviendo a alzar la cesta que llevaba, con cuidado, hasta colocarla sobre su cabeza sin soltarla, y emprender de vuelta su camino, en dirección al mercado, dando pasitos quedos al inicio, trotando suavemente después, y al final apurando cuanto más pudo su andar sin estar realmente segura de por qué, de pronto sentía aquella extraña intriga ante la presencia de aquella mujer a quien momentos antes le hubiese indicado el camino.
Se estaba dejando llevar en parte por la curiosidad, pero no le veía nada de malo si no estaba estorbando o molestando a nadie, y de todas maneras... su existencia, al igual que para su propio hermano, era totalmente irrelevante para casi todos. Así que... sin nada qué perder, tampoco lo pensó demasiado, antes de que su clara cabecita se perdiera también de vista, apurada en dirección a su próximo destino.
Ameri- Cantidad de envíos : 6
Re: Calles...
Alessa cavilaba profundamente, si avíese sido correcto que tratara así a su hermana menor, anhelando levemente que ella aceptara seguirle y compartir su tormento por establecerse en una vida mejor, pero para la orgullosa damisela eso se veía tan lejano como las estrellas, sabiendo bien que ella se rehusaría y bruscamente se alejaría de su acobije… pero no le importaba, puesto tranquila estaba, se sentía en cierto modo satisfecha al exponer ante Bárbara su incomodes por tales situaciones vividas en la taberna, entre cada paso que daba en la solida callejuelas del Tiber un leve desconfiar mutaba en su ser delgado y destapado.
Cada paso brusco que daba Alessa, su falda se levantaba, dejando expuesto entre la nada, sus dulces muslos blanquecinos, mientras sentía que aquel aire que corría se calcinaba entre su boca, ella suspiraba con gran franqueza, sintiendo la soledad desgastadas entre sus manos o ¿era tan solo la brisa sollozante?, para aquella errante en verdad que no le importaba.
Sus incólumes y firmes censos se mecían en cada rezo que daba el paraje funesto, puesto el aire ahí gélido en vedad era y aquella mujer andaba sin desfachatez. A lo lejos percato con sus límpidos ojos jade que dos sombras se esbozaba entre las pelambras de la calle, ciñendo los ojos para distinguir mas… tan solo sonríe efímeramente, puesto no era imprescindible imaginar que la silueta fémina perteneciese a la pequeña Ameri.
Rascando su rostro con lentitud, para después repasas la diestra entre sus resecos y grueso labios, sonríe malvadamente y grita fuertemente:
-Ameri niña, tan solo te digo que te esta esperando Bárbara, además ya es tarde para que una señorita ande a estas arduas horas nocturna, ya lárgate a al taberna a dormir.
Siguiendo su paso la mujer melancólica se dirige lentamente hacía el rio que circundaba aquellos suburbios crudos.
Cada paso brusco que daba Alessa, su falda se levantaba, dejando expuesto entre la nada, sus dulces muslos blanquecinos, mientras sentía que aquel aire que corría se calcinaba entre su boca, ella suspiraba con gran franqueza, sintiendo la soledad desgastadas entre sus manos o ¿era tan solo la brisa sollozante?, para aquella errante en verdad que no le importaba.
Sus incólumes y firmes censos se mecían en cada rezo que daba el paraje funesto, puesto el aire ahí gélido en vedad era y aquella mujer andaba sin desfachatez. A lo lejos percato con sus límpidos ojos jade que dos sombras se esbozaba entre las pelambras de la calle, ciñendo los ojos para distinguir mas… tan solo sonríe efímeramente, puesto no era imprescindible imaginar que la silueta fémina perteneciese a la pequeña Ameri.
Rascando su rostro con lentitud, para después repasas la diestra entre sus resecos y grueso labios, sonríe malvadamente y grita fuertemente:
-Ameri niña, tan solo te digo que te esta esperando Bárbara, además ya es tarde para que una señorita ande a estas arduas horas nocturna, ya lárgate a al taberna a dormir.
Siguiendo su paso la mujer melancólica se dirige lentamente hacía el rio que circundaba aquellos suburbios crudos.
Alessa0- Dama del Pecado
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Re: Calles...
La noche había caído y la luna, hermosa, brillante e imponente brillaba en el firmamento dándole una pequeña luz tenue a las calles de tierra. Ahí iba el hombre caminando con lentitud, sus ojos claros eran reflejados en la luna, provocando un pequeño brillo, cual si fuera una estrella más en el firmamento. Sus pasos podían sentirse entre ecos, puesto que no había una sola alma en esas tierras de mala vida.
Como añoraba ser un bastardo soldado, simple de hacer lo que quiera sin que los demás le señalen, soñando aun con ser rico, pues ahora lo era y no le satisfacía mucho ese poder alcanzado. Más bien le gustaba divertirse, a su forma pero divertirse. El leve parpadeo en sus orbes cada cinco pasos, todo era muy calmo, observaba para todos lados, buscando aunque sea alguien con quien hablar, pero notaba que estaba solo.
Pensó por momentos en su hermano Defteros, si bien era un maldito hijo de puta, el único con quien se había llevado era él. Pero hacia un gran tiempo que no aparecía su medio hermano. Al contrario de Aspros, Defteros era alguien más humilde que no buscaba la riqueza y por lo tanto se conformó con tan solo valorar a su hermano que recién había encontrado, entablando una amistad y una relación mas formal que la que podría llegar a tener con Aspros, quizás una de las cosas por las que se quería vengar.
Pero cuando todo era oscuridad, Defteros estaba ahí para darle una mano a su hermano mayor. A veces se pasaban altas horas hablando de que había hecho cada uno en el día, pero Mauritius tan solo le escuchaba, debido a que sus días no eran muy divertidos en el senado. Siempre tenía una historia nueva que contar aquel Defteros, siempre… pensó para si mismo lo ultimo mientras sonreía observando la luna y su andar se hacía mas rápido. Dejando las huellas de sus enormes botas de cueros en la tierra.
Como añoraba ser un bastardo soldado, simple de hacer lo que quiera sin que los demás le señalen, soñando aun con ser rico, pues ahora lo era y no le satisfacía mucho ese poder alcanzado. Más bien le gustaba divertirse, a su forma pero divertirse. El leve parpadeo en sus orbes cada cinco pasos, todo era muy calmo, observaba para todos lados, buscando aunque sea alguien con quien hablar, pero notaba que estaba solo.
Pensó por momentos en su hermano Defteros, si bien era un maldito hijo de puta, el único con quien se había llevado era él. Pero hacia un gran tiempo que no aparecía su medio hermano. Al contrario de Aspros, Defteros era alguien más humilde que no buscaba la riqueza y por lo tanto se conformó con tan solo valorar a su hermano que recién había encontrado, entablando una amistad y una relación mas formal que la que podría llegar a tener con Aspros, quizás una de las cosas por las que se quería vengar.
Pero cuando todo era oscuridad, Defteros estaba ahí para darle una mano a su hermano mayor. A veces se pasaban altas horas hablando de que había hecho cada uno en el día, pero Mauritius tan solo le escuchaba, debido a que sus días no eran muy divertidos en el senado. Siempre tenía una historia nueva que contar aquel Defteros, siempre… pensó para si mismo lo ultimo mientras sonreía observando la luna y su andar se hacía mas rápido. Dejando las huellas de sus enormes botas de cueros en la tierra.
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Re: Calles...
Pienso
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Aspros había dejado aquella rivera hacia muy poco tiempo, estar sentado en aquel árbol le había traído pesadumbre y dejadez de si mismo. Sus ropas ya no estaban limpias como cuando bajo en aquel puerto del barco de corsarios, ahora esas telas oscuras andaban polvorientas, arrastrándose parte de ellas por el suelo, ya no se percibía ese porte recto y orgulloso propio de alguien criado en la nobleza, era uno más entre la gentuza que una vez desconoció, que una vez desprecio.
Pero ya no estaba gustoso de haber logrado su cometido, debería estarlo pero no; tampoco quería regresar a su antigua vida, se sentía aprisionado entre los dos mundos, parecía un alma en pena, sus ojos oscuros solo se fijaban en el suelo que pisaban.
Pero que me pasa...
Pensaba mientras seguía caminando sin rumbo conocido, solo se dejaba guiar a la buena de dios, si algo estaba predestinado para él, algo pasaría tarde o temprano, eso era lo único q se quedaba...la esperanza de un futuro mejor... por ahora todo se hallaba entre tinieblas.
Es mejor partir de aquí...
Su percance existencial era silenciado por a orda de gente que pasaba sin siquiera importarle el viejo arabe que pareciera Aspros de lejos y de cerca, ellos tenian sus propios problemas como para fijarse en los de alguien más, y aunque lo intetasen ayudar él jamas lo aceptaria porque era un alma solitaria.
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Aspros había dejado aquella rivera hacia muy poco tiempo, estar sentado en aquel árbol le había traído pesadumbre y dejadez de si mismo. Sus ropas ya no estaban limpias como cuando bajo en aquel puerto del barco de corsarios, ahora esas telas oscuras andaban polvorientas, arrastrándose parte de ellas por el suelo, ya no se percibía ese porte recto y orgulloso propio de alguien criado en la nobleza, era uno más entre la gentuza que una vez desconoció, que una vez desprecio.
Pero ya no estaba gustoso de haber logrado su cometido, debería estarlo pero no; tampoco quería regresar a su antigua vida, se sentía aprisionado entre los dos mundos, parecía un alma en pena, sus ojos oscuros solo se fijaban en el suelo que pisaban.
Pero que me pasa...
Pensaba mientras seguía caminando sin rumbo conocido, solo se dejaba guiar a la buena de dios, si algo estaba predestinado para él, algo pasaría tarde o temprano, eso era lo único q se quedaba...la esperanza de un futuro mejor... por ahora todo se hallaba entre tinieblas.
Es mejor partir de aquí...
Su percance existencial era silenciado por a orda de gente que pasaba sin siquiera importarle el viejo arabe que pareciera Aspros de lejos y de cerca, ellos tenian sus propios problemas como para fijarse en los de alguien más, y aunque lo intetasen ayudar él jamas lo aceptaria porque era un alma solitaria.
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Re: Calles...
Después de haberse cerciorado que las tropas de infantería habían sido alojadas en los barracones para dejar el armamento en las armerías del cuartel, Noah había salido de los cuarteles para internarse en los bajos mundos de Roma. Había tomado un refrescante baño en las termas militares y ahora vestido únicamente con el uniforme convencional que consistía de una túnica corta hasta las rodillas la cual era sujeta por un faldellín de cuero terminado en tiras rematadas por una especie de botones metálicos. Una capa de color rojiza que se sujetaba por los hombros abotonada por el frente de un utensilio o emblema de la decimotercera legión. Sobre el faldellín Noah podía colgar sus espadas a ambos costados, normalmente era reglamentario un gladius en la parte derecha y una daga pequeña en la izquierda, pero él se permitía prescindir de la última y portar una segunda espada.
Mismas que mantenían un extraño misticismo y origen, nadie entendía que lo hacía no separarse de ellas. Incluso había rumores de que estaban malditas pero eso último no era del todo confirmado para desmentirlo. Las calles parecían en extremo sucias y sin duda era un sitio para cualquier sabandija de los mas bajos escrúpulos. Adentrarse en aquellas calles era un riesgo que todo mundo tomaba a menos que el mismo transeúnte fuera igual o peor de desalmado. Noah no tenía por lo tanto de que preocuparse si es que intentaban asaltarlo, desde que era pequeño había aprendido a manejar la espada con una gran maestría y en el campo de batalla lo había perfeccionado casi haciéndolo para él un arte.
A su paso miraba nadamas que miseria, se podía notar que la gloria de Roma no era del todo plena. Conocía los problemas que atravesaba la nación y el motivo de que se hubiese mandado a la legión del experimentado Edward a concretar un tratado que beneficiara o apaciguara las exigencias del pueblo romano. Y era esto último lo que rondaba en su mente, intentaba concebir los diferentes escenarios que explicaran la larga ausencia de las noticias sobre la condición de la legión entera. ¿Habría Edward encontrado un rival formidable? ¿O simplemente una deserción habría obrado?
Porque para que una legión no hubiese reportado los incidentes como siempre estaba estipulado obedecía a esas dos interrogantes. Meneando su cabeza para olvidarse de momento de la vida militar Noah encaminaba sus pasos hacia el destino de muchos soldados y habitantes romanos. Estaría ansioso por beber algo hasta embriagarse y pasar la noche sintiendo la calidez de por lo menos dos cuerpos desnudos de las chicas de la sobajera que sabían hacer un trabajo completo por todos sus clientes. Comprobaría que tan bien marchaban las cosas para las dueñas de ese tugurio.
Mismas que mantenían un extraño misticismo y origen, nadie entendía que lo hacía no separarse de ellas. Incluso había rumores de que estaban malditas pero eso último no era del todo confirmado para desmentirlo. Las calles parecían en extremo sucias y sin duda era un sitio para cualquier sabandija de los mas bajos escrúpulos. Adentrarse en aquellas calles era un riesgo que todo mundo tomaba a menos que el mismo transeúnte fuera igual o peor de desalmado. Noah no tenía por lo tanto de que preocuparse si es que intentaban asaltarlo, desde que era pequeño había aprendido a manejar la espada con una gran maestría y en el campo de batalla lo había perfeccionado casi haciéndolo para él un arte.
A su paso miraba nadamas que miseria, se podía notar que la gloria de Roma no era del todo plena. Conocía los problemas que atravesaba la nación y el motivo de que se hubiese mandado a la legión del experimentado Edward a concretar un tratado que beneficiara o apaciguara las exigencias del pueblo romano. Y era esto último lo que rondaba en su mente, intentaba concebir los diferentes escenarios que explicaran la larga ausencia de las noticias sobre la condición de la legión entera. ¿Habría Edward encontrado un rival formidable? ¿O simplemente una deserción habría obrado?
Porque para que una legión no hubiese reportado los incidentes como siempre estaba estipulado obedecía a esas dos interrogantes. Meneando su cabeza para olvidarse de momento de la vida militar Noah encaminaba sus pasos hacia el destino de muchos soldados y habitantes romanos. Estaría ansioso por beber algo hasta embriagarse y pasar la noche sintiendo la calidez de por lo menos dos cuerpos desnudos de las chicas de la sobajera que sabían hacer un trabajo completo por todos sus clientes. Comprobaría que tan bien marchaban las cosas para las dueñas de ese tugurio.
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Re: Calles...
Y una vez más tomados de la mano Jabranth y Alessa caminaba entre la nada de aquel pueblecillo lleno de penas y injuriaría moral, esta baja la cabeza pues levemente recordaba su desdicha en aquel asqueroso lugar, donde la mierda era el aroma principal, apretando por unos cuantos segundos la palma de su hermano, suspira y se dispone ha hablar:
-Bueno Jabranth estamos a menso que minutos por llegar a la sobajera… es la mejor taberna que conozco, y te he de aclarar algo aquí antes de adentrase a tan vulgar lugar (le mira con seriedad) conozco perfectamente estas calles, la gente que circunda y vive en este distrito, y mas extraño para ti, conozco bien la sobajera, pues en ella yo vivía antes y trabajaba, no como una vil Puta pues tengo compostura, pero antes nosotras… y si digo nosotras por que yo tenia una hermana menor (parando por segundos su dialogo para tomar aire) que la perdí no por que allá muerto, en ocasiones he deseado eso a aceptar que ella trabaja tan bajamente, te lo digo para que si ves actitudes de parte de terceras o de mi no te extrañe.
Soltando su mano camino tres pasos frente a Jabranth, mientras fijaba la mirada en la salida de la descarada luna, escondiendo sus brazos lo cuales lo entrecruzaban por detrás de su delgada espalda, sonríe reflejando una dolencia del alma para tan solo decir:
-Es tan escasa esta información de mi pasado, pero mi vida siempre ha sido escasa por lo que diferencia no existe para mi, solo te digo tales reclutamientos de vivencias apenas, pues no quiero que pienses que te estoy ocultando las cosas, solo que no tiendo ha hablar de mi, no me agrada (suspirando y encobando su postura levemente para esconder su rostro entre las penumbras) Y tengo un leve conocimiento que aun existe otra que se hace llamar hermana de sangre mayo a nosotras perdida entre las calles del Tiber…
Guardo sirenio y nuevamente fijo su mirada llena de vergüenza a la de Jabranth, ladeando el rostro hacia a la izquierda, esperando sus palabras con impaciencia…
-Bueno Jabranth estamos a menso que minutos por llegar a la sobajera… es la mejor taberna que conozco, y te he de aclarar algo aquí antes de adentrase a tan vulgar lugar (le mira con seriedad) conozco perfectamente estas calles, la gente que circunda y vive en este distrito, y mas extraño para ti, conozco bien la sobajera, pues en ella yo vivía antes y trabajaba, no como una vil Puta pues tengo compostura, pero antes nosotras… y si digo nosotras por que yo tenia una hermana menor (parando por segundos su dialogo para tomar aire) que la perdí no por que allá muerto, en ocasiones he deseado eso a aceptar que ella trabaja tan bajamente, te lo digo para que si ves actitudes de parte de terceras o de mi no te extrañe.
Soltando su mano camino tres pasos frente a Jabranth, mientras fijaba la mirada en la salida de la descarada luna, escondiendo sus brazos lo cuales lo entrecruzaban por detrás de su delgada espalda, sonríe reflejando una dolencia del alma para tan solo decir:
-Es tan escasa esta información de mi pasado, pero mi vida siempre ha sido escasa por lo que diferencia no existe para mi, solo te digo tales reclutamientos de vivencias apenas, pues no quiero que pienses que te estoy ocultando las cosas, solo que no tiendo ha hablar de mi, no me agrada (suspirando y encobando su postura levemente para esconder su rostro entre las penumbras) Y tengo un leve conocimiento que aun existe otra que se hace llamar hermana de sangre mayo a nosotras perdida entre las calles del Tiber…
Guardo sirenio y nuevamente fijo su mirada llena de vergüenza a la de Jabranth, ladeando el rostro hacia a la izquierda, esperando sus palabras con impaciencia…
Alessa0- Dama del Pecado
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Re: Calles...
Habiamos comenzado a salir del rio y entrado de nuevo a una nueva y totalmente modificada comunidad, no se podia ver bien donde comenzaba todo, segun alessa esto era lo mas inferior que pudiese haber existido en roma, casi era la escoria de todo un imperio, aqui los humildes, eran los reyes, y las prostitutas eran las mujeres de hogar, todo para poder sobrevivir en este mar de torpezas.
Lentamente se alejaba de mi lado, mi mano solo resguardaba su calor, mientras que el aire del lugar me lo arrebataba, podia decirse que ella tenia algun parentesco con este lugar de poco a poco, comenzaba a decirme una breve historia de ella, no sabia que decir tan solo, la miraba fijamente, a sus espaldas mientras ella estaba a escasos centimetros de mi, solo comenze a unir el pequeño espario que nos separaba, me acerque lentamente a su espalda, para que sintiera que no estaba sola, rodee mis manos hacia las suyas y a la abraze, mis mejillas se acercaron a las suyas...
Alessa, tu no estas sola, esta vez me tienes a mi, dije mientras la estruje suavecito para que sintiese tambien mi amor hacia ella. Lo que halla pasado en tu vida, se debe de quedar en el pasado, tu ahora eres distinta, los dias te van cambiando de poco en poco, y solo tu decides si quieres regresar el tiempo para volver a ser una persona asi, solitaria, pero me alegra saber que tienes una hermana, pero lamento lo de la menor, no me importase si las pudiera conocer, al fin y al cabo tambien soy tu hermano.
Mientras la seguia abrazando ladee un poco mi cabeza, para darle un beso en la mejilla, ahora era todo para mi, y sin duda tenia todo lo que quisiera de ella, su compañia, y de poco en poco, trataba de ganarme su amor.
Vamos no esperemos mas, tienes que enfrentar tus miedos y debilidades, vamos, encaminame hacia la taberna de la que me has hablado.
Lentamente se alejaba de mi lado, mi mano solo resguardaba su calor, mientras que el aire del lugar me lo arrebataba, podia decirse que ella tenia algun parentesco con este lugar de poco a poco, comenzaba a decirme una breve historia de ella, no sabia que decir tan solo, la miraba fijamente, a sus espaldas mientras ella estaba a escasos centimetros de mi, solo comenze a unir el pequeño espario que nos separaba, me acerque lentamente a su espalda, para que sintiera que no estaba sola, rodee mis manos hacia las suyas y a la abraze, mis mejillas se acercaron a las suyas...
Alessa, tu no estas sola, esta vez me tienes a mi, dije mientras la estruje suavecito para que sintiese tambien mi amor hacia ella. Lo que halla pasado en tu vida, se debe de quedar en el pasado, tu ahora eres distinta, los dias te van cambiando de poco en poco, y solo tu decides si quieres regresar el tiempo para volver a ser una persona asi, solitaria, pero me alegra saber que tienes una hermana, pero lamento lo de la menor, no me importase si las pudiera conocer, al fin y al cabo tambien soy tu hermano.
Mientras la seguia abrazando ladee un poco mi cabeza, para darle un beso en la mejilla, ahora era todo para mi, y sin duda tenia todo lo que quisiera de ella, su compañia, y de poco en poco, trataba de ganarme su amor.
Vamos no esperemos mas, tienes que enfrentar tus miedos y debilidades, vamos, encaminame hacia la taberna de la que me has hablado.
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Re: Calles...
Un apoyo incondicional de parte de Jabranth con destino a la descarriada damisela solitaria, sin pedir un incentivo a cambio, con tan solo considerarlo en su proposición de cortejo y quererle por lo menos, eso era toda su recompensa, ¡pero por todos los dioses! que crudeza de parte de Alessa, tener a un hombre así colgado a ella sin darle esperanza alguna… o era tan solo… que en ella en verdad aquel sentimiento ya había radicado por tan turbulento pasado.
Abrazada y animada por el, solo Alessa agachaba la cabeza y dejaba que aquel se expresara, mientras a lo lejos la brisa sollozaba las penas de aquella dama, al compas de los gemidos de los animales callejeros del distrito, mientras la luna salía con un color melancólico de por medio, pues el cromo no era muy agraciado ante su vista borrosa de lagrimas dolorosas, tal astro nocturno lo único que hiso fue cubrir a aquellos cuerpos fusionados en un cálido abrazo, para tan solo dar el perfecto color en un derredor lleno de soledad, y como resultado para el ojo del espía, una estampa de dolor perfecta, Alessa se contenía para gritar y hacer ademanes de gran exagere, pues recluía tales sensaciones gracias al apoyo de su fabricado hermano y su orgullo aferrado.
Suspiros y subyugación de su cuerpo como espíritu, resignación de un genio atroz, aceptación de una sugerencia repentina y demostración de fortaleza, para Alessa, tales cosas se le habían juntado en a aquella noche tormentosa… y aunque fuesen imposibles no las dejaría en la deriva de su mediocre vida, levantando su rostro y mirando la luna, dejando que sus rayos platinados remarcaran el caminó cristalino de unas cuantas lagrimas que anteriormente se dieron paso a través de sus mejillas, sonríe y dice con gran confianza de por medio:
-Gracias Jabranth por tan hermosos pensamientos, tal parece que tengo que enfrentar de una vez por todas con todo esto, pues aunque sea pasado esto mas esta consumiendo, y de una vez ha decir adiós a tales dolencias mundanas que nublan mi razón, así que tomad mi mano amor, pues una vez mas mis pies tocaran la Sobajera… y tu serás el pilar que aguantara si este corazón desea derrumbarse y caer a un abismo infernal, de donde no pueda escapar.
Sin esperar que aquel le diera lo que había solicitado Alessa, esta lo jala su diestra que reposaba en un costado y comienza a caminar hacia el este donde la Sobajere les esperaba con una ansia camuflada.
Abrazada y animada por el, solo Alessa agachaba la cabeza y dejaba que aquel se expresara, mientras a lo lejos la brisa sollozaba las penas de aquella dama, al compas de los gemidos de los animales callejeros del distrito, mientras la luna salía con un color melancólico de por medio, pues el cromo no era muy agraciado ante su vista borrosa de lagrimas dolorosas, tal astro nocturno lo único que hiso fue cubrir a aquellos cuerpos fusionados en un cálido abrazo, para tan solo dar el perfecto color en un derredor lleno de soledad, y como resultado para el ojo del espía, una estampa de dolor perfecta, Alessa se contenía para gritar y hacer ademanes de gran exagere, pues recluía tales sensaciones gracias al apoyo de su fabricado hermano y su orgullo aferrado.
Suspiros y subyugación de su cuerpo como espíritu, resignación de un genio atroz, aceptación de una sugerencia repentina y demostración de fortaleza, para Alessa, tales cosas se le habían juntado en a aquella noche tormentosa… y aunque fuesen imposibles no las dejaría en la deriva de su mediocre vida, levantando su rostro y mirando la luna, dejando que sus rayos platinados remarcaran el caminó cristalino de unas cuantas lagrimas que anteriormente se dieron paso a través de sus mejillas, sonríe y dice con gran confianza de por medio:
-Gracias Jabranth por tan hermosos pensamientos, tal parece que tengo que enfrentar de una vez por todas con todo esto, pues aunque sea pasado esto mas esta consumiendo, y de una vez ha decir adiós a tales dolencias mundanas que nublan mi razón, así que tomad mi mano amor, pues una vez mas mis pies tocaran la Sobajera… y tu serás el pilar que aguantara si este corazón desea derrumbarse y caer a un abismo infernal, de donde no pueda escapar.
Sin esperar que aquel le diera lo que había solicitado Alessa, esta lo jala su diestra que reposaba en un costado y comienza a caminar hacia el este donde la Sobajere les esperaba con una ansia camuflada.
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Re: Calles...
Despues de todo el alboroto que habian creado los borrachos en la sobajera, y despues del mal rato que me hicieron pasar, estabamos al fin un poco lejos de todo ruido del local, a lado caminaba cerca de mi, y tomando mi mano, la joven mas hermosa de aquella noche, que con la elegancia de la luna de su parte, tenia la cara de angel, la luna comenzaba a denotarse, me acompañaban a mi y a mi querida compañera durante todo el lapso de ida hacia el rio, no podia aguantar mas, queria tocar esa piel, queria besar esos labios carnosos, que estaban en frente mio, pero no podia ser tan patan, no podia echar abajo lo que comenzaba a gustarme, lady, era todo una mujer ya, con un buen cuerpo que sabia lucir con brillantes, con su traje.
Lady, ante la luna como testigo, tengo que decirte que eres una mujer hermosa, no habia visto cuanto, hasta que salimos de ese ambiente, ahora creo que tengo ante mi, una buena mujer, ja, y porque no decirlo con un cuerpo espectacular que cualquier hombre desearia tener, pero dime alguna vez te has enamorado, o has amado sin medida alguna, o tan solo has esperado a la persona ideal...
Seguro de mis palabas, segui caminando despacio mientras escuchaba atentamente lo que me tenia que decir, de poco en poco, su linda voz se hizo denotar ante el gran silencio de la noche, que tan solo era interrunpido por los aullidos de los lobos en las montañas y por grillos que cantaban sin cesar en los alrededores.
No quiero que pienses tampoco que soy un ser tan perfecto, tambien tengo mis errores y virtudes como todo ser humano, e echo cosas de las cuales no me enorgullezco, pero ahora en este preciso momento, tengo tantas ganas de olvidarlas, contigo como compañera los minutos estan pasando demasiado rapido, maldito el tiempo que se acaba, el mismo cronos a estado haciendo de las suyas....quisiera que esta velada no se acabe hasta aqui lady.
Dije mientras que con mi mano derecha tome la botella y le di un sorbo directo, estaba diciendo cosas que estaban guardadas en los mas profundo de mi corazon, y ahora, con tan solo una presencia de una mujer, florecian de mi, cambiaba rotundamente, trataba aun de hacerme fuerte, pero no podia, todo hiba a caer.... o solo era producto de mi imaginacion.
Lady, ante la luna como testigo, tengo que decirte que eres una mujer hermosa, no habia visto cuanto, hasta que salimos de ese ambiente, ahora creo que tengo ante mi, una buena mujer, ja, y porque no decirlo con un cuerpo espectacular que cualquier hombre desearia tener, pero dime alguna vez te has enamorado, o has amado sin medida alguna, o tan solo has esperado a la persona ideal...
Seguro de mis palabas, segui caminando despacio mientras escuchaba atentamente lo que me tenia que decir, de poco en poco, su linda voz se hizo denotar ante el gran silencio de la noche, que tan solo era interrunpido por los aullidos de los lobos en las montañas y por grillos que cantaban sin cesar en los alrededores.
No quiero que pienses tampoco que soy un ser tan perfecto, tambien tengo mis errores y virtudes como todo ser humano, e echo cosas de las cuales no me enorgullezco, pero ahora en este preciso momento, tengo tantas ganas de olvidarlas, contigo como compañera los minutos estan pasando demasiado rapido, maldito el tiempo que se acaba, el mismo cronos a estado haciendo de las suyas....quisiera que esta velada no se acabe hasta aqui lady.
Dije mientras que con mi mano derecha tome la botella y le di un sorbo directo, estaba diciendo cosas que estaban guardadas en los mas profundo de mi corazon, y ahora, con tan solo una presencia de una mujer, florecian de mi, cambiaba rotundamente, trataba aun de hacerme fuerte, pero no podia, todo hiba a caer.... o solo era producto de mi imaginacion.
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Re: Calles...
Ambos cuerpos caminaban juntos, uno al lado del otro, tomados de la mano, bajo la luz de la plateada luna. Paso a paso, tranquilamente, disfrutando cada segundo que pasaban juntos. Eran dos almas que comenzaban a sentir un sentimiento especial el uno con el otro, caminando por las calles de un desierto distrito, un valdio sin casi nadie de gente rondando en el lugar. En aquel lugar que era identificado por el rio que corria a sus alrededores, era el mismo hogar en donde siempre me habia criado y vivido.
De pronto, al mirar a los ojos de Mauritius, me hipnotize escuchando sus hermosas palabras, que me hacian sentir halagada. Palabras que pronto culminaron dandome paso para añadir una respuesta concisa a aquella pregunta del muchacho. Apoye suavemente el lado de mi rostro en el costado del hombro del joven, mientras mi mirada permanecia mirando las millones de estrellas que en el firmamento se lucian, para asi contestar con gran inpiracion, pensándo solo en el.
-A decir verdad, nunca habia sentido verdadero amor. No se como es ese sentimiento, que es lo que una persona siente cuando ama. Nunca conoci a un hombre de verdad, nunca conoci a una persona que me conmoviera, que me hiciera sentir de esta manera... como lo haces tu. Me haces sentir una verdadera mujer, me haces sentir bien, disfrutar cada momento de esta vida mia....-
Al acabar de hablar, caye un momento, dejando espacio para que Mauritius continue con sus palabras. Era increible pero cada una de esas frases que el pronunciaba me hacia senti como si volara, me cautivaban y me hacian sentir algo que nunca habia sentido en la vida. Entonce, al acabar de hablar el joven, corte el paso, para pararme frente a el, mientras lo miraba a los ojos, deslizando mi mano desde su hombro hasta su pecho.
-Tampoco quisiera que esto se acabe... No quisiera separarme de tu lado, ni hoy ni nunca... quiero que disfrutemos cada intante por estas calles, que paseemos por cada lugar, mientras los minutos pasen, y que el mismo paso del tiempo no nos afecte, quiero que disfrutemos cada instante juntos aunque sea lo ultimo que hagamos. Porque tu eres la primera persona que creo que... me hace sentir lo que es el amor...-
Dije algo insegura por miedo a lo que pueda contestarme Mauritius, pero mirandolo con total ternura, con una mirada que reflejaba realmente todos mis sentimiento. Mantube mi mano en su pecho, parada en el mismo lugar, esperando la respuesta a mi confesion.
De pronto, al mirar a los ojos de Mauritius, me hipnotize escuchando sus hermosas palabras, que me hacian sentir halagada. Palabras que pronto culminaron dandome paso para añadir una respuesta concisa a aquella pregunta del muchacho. Apoye suavemente el lado de mi rostro en el costado del hombro del joven, mientras mi mirada permanecia mirando las millones de estrellas que en el firmamento se lucian, para asi contestar con gran inpiracion, pensándo solo en el.
-A decir verdad, nunca habia sentido verdadero amor. No se como es ese sentimiento, que es lo que una persona siente cuando ama. Nunca conoci a un hombre de verdad, nunca conoci a una persona que me conmoviera, que me hiciera sentir de esta manera... como lo haces tu. Me haces sentir una verdadera mujer, me haces sentir bien, disfrutar cada momento de esta vida mia....-
Al acabar de hablar, caye un momento, dejando espacio para que Mauritius continue con sus palabras. Era increible pero cada una de esas frases que el pronunciaba me hacia senti como si volara, me cautivaban y me hacian sentir algo que nunca habia sentido en la vida. Entonce, al acabar de hablar el joven, corte el paso, para pararme frente a el, mientras lo miraba a los ojos, deslizando mi mano desde su hombro hasta su pecho.
-Tampoco quisiera que esto se acabe... No quisiera separarme de tu lado, ni hoy ni nunca... quiero que disfrutemos cada intante por estas calles, que paseemos por cada lugar, mientras los minutos pasen, y que el mismo paso del tiempo no nos afecte, quiero que disfrutemos cada instante juntos aunque sea lo ultimo que hagamos. Porque tu eres la primera persona que creo que... me hace sentir lo que es el amor...-
Dije algo insegura por miedo a lo que pueda contestarme Mauritius, pero mirandolo con total ternura, con una mirada que reflejaba realmente todos mis sentimiento. Mantube mi mano en su pecho, parada en el mismo lugar, esperando la respuesta a mi confesion.
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Re: Calles...
Comenzaba a correr rapidamente fuera de la sobajera, ya estaba en las calles, y en la noche poco a poco mis pasos fueron el ruido que comenzo a levantar de poco en poco algunas personas, estaba acercandome lentamente hacia a una pequeña botica, sangre rodeaba mi mano, y mi cara tambien, de alguna manera, esta no era mia, mi cuerpo se sentia demasiado bien, solo que yo no era el unico que estaba la sobajera...era... Alessa.
Antes de que pudieramos salir de la pelea, poco a poco senti como el cuerpo de mi hermana se comenzaba a desplomar, tan solo ya no sentia su peso en mi espalda, y ahora solo la veia tomando mi mano, y ella con la otra mano, trataba de poner presion en una herida, me acerque lentamente, hacia donde estaba ella, sangre emanaba por parte de su ojo izquierdo, y no dejaba de sangrar, de alguna manera le habian echo dado, esos malditos. Acerque mi rostro y comprobe un poco la gravedad del asunto, como pude, me quite mi camisa de manta, y la rompi, tratando de hacer pequeños trozos, como vendas para tratar de hacer que no siguiera corriendo, rodee un poco su cabeza con mis ropajes, y poco a poco fui cubriendo su lado izquierdo, hasta formar un torniquete, poco a poco la herida sangraba menor, me arrodille, y la tome del cuello y hombro y la levante, la lleve cargando, no tenia mas remedio, tenia que salvarla, comenze a correr, lo mas que podia por el espo de alessa.
Calles y mas calles, sin ninguna presencia humana, solo gatos y perros existian, mi cara se acerca a la mejilla de alessa, quiero sentir su calor, para saber si aun sigue con vida, me sercioro, y enseguida denoto que lo esta, comienzo a perderme entre las calles, y de poco en poco, hiba llegando a una pequeña plaza, y no podia mas tenia que gritar para que me oyeran...
¡¡¡ Necesito un medico!!!!¡¡¡¡PORFAVOR!!!!!
Una persona solo se hizo presente, no era lo que buscaba, pero tan solo me señalo una calle, parecia ser, que por ahi vivia el que me podria ayudar, segui corriendo, mientras que el cuerpo de alessa, se movia al vaiven de mis pasos, sin control propio, temia lo peor. La calle se veia desierta, solo una pequeña luz hasta el final estaba alumbrando, me dirigi rapidamente hacia ella, solo entre sin decir nada.
Salvela porfavor doctor... dije mientras mis ojos lloraban, y unas cuantass lagrimas caian sobre el rostro de alessa, acaso ahi seria su fin?, ya no la tendria mas conmigo?, no podria sobrevivir sin ella mucho tiempo...
El doctor, me señalo un catre, y dijo que la depositara ahi, lo hice rapidamente, y el la comenzo a checar, los trozos de tela, fueron retirados, y ahora estaba ante mi la verdadera situacion...
Antes de que pudieramos salir de la pelea, poco a poco senti como el cuerpo de mi hermana se comenzaba a desplomar, tan solo ya no sentia su peso en mi espalda, y ahora solo la veia tomando mi mano, y ella con la otra mano, trataba de poner presion en una herida, me acerque lentamente, hacia donde estaba ella, sangre emanaba por parte de su ojo izquierdo, y no dejaba de sangrar, de alguna manera le habian echo dado, esos malditos. Acerque mi rostro y comprobe un poco la gravedad del asunto, como pude, me quite mi camisa de manta, y la rompi, tratando de hacer pequeños trozos, como vendas para tratar de hacer que no siguiera corriendo, rodee un poco su cabeza con mis ropajes, y poco a poco fui cubriendo su lado izquierdo, hasta formar un torniquete, poco a poco la herida sangraba menor, me arrodille, y la tome del cuello y hombro y la levante, la lleve cargando, no tenia mas remedio, tenia que salvarla, comenze a correr, lo mas que podia por el espo de alessa.
Calles y mas calles, sin ninguna presencia humana, solo gatos y perros existian, mi cara se acerca a la mejilla de alessa, quiero sentir su calor, para saber si aun sigue con vida, me sercioro, y enseguida denoto que lo esta, comienzo a perderme entre las calles, y de poco en poco, hiba llegando a una pequeña plaza, y no podia mas tenia que gritar para que me oyeran...
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Una persona solo se hizo presente, no era lo que buscaba, pero tan solo me señalo una calle, parecia ser, que por ahi vivia el que me podria ayudar, segui corriendo, mientras que el cuerpo de alessa, se movia al vaiven de mis pasos, sin control propio, temia lo peor. La calle se veia desierta, solo una pequeña luz hasta el final estaba alumbrando, me dirigi rapidamente hacia ella, solo entre sin decir nada.
Salvela porfavor doctor... dije mientras mis ojos lloraban, y unas cuantass lagrimas caian sobre el rostro de alessa, acaso ahi seria su fin?, ya no la tendria mas conmigo?, no podria sobrevivir sin ella mucho tiempo...
El doctor, me señalo un catre, y dijo que la depositara ahi, lo hice rapidamente, y el la comenzo a checar, los trozos de tela, fueron retirados, y ahora estaba ante mi la verdadera situacion...
Jabranth- Status : MUERTO
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Re: Calles...
Dolor, perdida de los sentido, dolor, sangre, dolor, inconsciencia efímera por brevedad de tiempo, malos recuerdos pero aunque se pintaban como tales, las carcajadas irónicas deambulaba en aquellas imágenes borrosas color carmín, dolor, y de aquello un deseo de morir indescriptible, y de la nada una voz sollozante ensordecía los oídos de Alessa, su cuerpo no podía responder para decir que todo se pondría bien y demás ridículas palabras rebuscadas, aun así, aquella dama se perdía entre cada diagonal esbozada por el trotar descontrolado de Jabranth…
Aun así en su mente divagaba:
-Por los malditos dioses, ciento que mi cerebro explota, ¿Qué mierda paso? (mira por doquier en su fabricado mundo, donde el blanco abunda y la coherencia se extinguía)… Bueno (eco)… Qué diablos está pasando en mi mente(comienza ha salivar levemente)… zumbidos, carcajadas y agonía disforzada, dolor, sangre incolora, ¿pero por qué?, un deseo incontrolado de llorar(suspira)…y del ruido nada… solo nada, una maldita soledad que me está volviendo loca, que consume mi razón, que supura mi corazón (quedando estancada en sus pasos y mirando con algo de asco) No…No…Nooooooooooooooooooo…
Despertando bruscamente de aquel inconcluso sueño, mirando que en frente de ella, Jabranth le esperaba con una angustia reflejaba, y un segundo mas, que Alessa ni conocía en lo más absoluto, mirando por doquier con una desesperación, aquella d la nada toma fuerzas y empuja al que su hermano le decía doctor cayendo inconsciente en el extremo del catre, aun sangrando por tan fatal herida y aun demasiado adolorida, Alessa de entre sus prendas sacaba su daga plateada, golpeándole un codazo a Jabranth, el cual le trataba de detener, este cae y aquella le dice:
-No me detengas Jabranth… es claro que perdí el maldito ojo (rompiendo en llanto iracundo)…si los dioses quieren ver mi sucumbir humillante, tan solo les digo que nos les daré tan exquisito placer, pues soy más perfectas que ellos mismos, porque yo si se reconocer mis malditos errores que arrastro desde niña, así que si quieren verme caer y rogar por miserias, no lo será de esta manera, aun no, aun tengo una voluntad propia, y un deber con mi hermana…
Tragando saliva sale corriendo hacia el extremo izquierdo de la estancia, donde una chimenea se levantaba, hincándose bruscamente pone la daga en aquel fuera, respirando profundamente, mirando con indiferencia hacia el frente tan solo se expresa:
-Aun no… Aun no… Barbará te debió demasiado para que caiga ahora…
Alzando la Daga cubierta por aquel fuego esta sin titubeo la reposa en la herida de aquel parpado inundado de su sangre impura, conteniéndose por el dolor que sentía aun así Alessa cauterizaba levemente la ya tan mencionada marca, soltando la daga se sienta hacia atrás y dice:
-Espero que esto nos quiten el maldito vicio de beber Jabranrh…tu también tienes algo de culpa en este mal suceso… deja aventado unas cuantas monedas, y salgamos de este cuarto…
Aun así en su mente divagaba:
-Por los malditos dioses, ciento que mi cerebro explota, ¿Qué mierda paso? (mira por doquier en su fabricado mundo, donde el blanco abunda y la coherencia se extinguía)… Bueno (eco)… Qué diablos está pasando en mi mente(comienza ha salivar levemente)… zumbidos, carcajadas y agonía disforzada, dolor, sangre incolora, ¿pero por qué?, un deseo incontrolado de llorar(suspira)…y del ruido nada… solo nada, una maldita soledad que me está volviendo loca, que consume mi razón, que supura mi corazón (quedando estancada en sus pasos y mirando con algo de asco) No…No…Nooooooooooooooooooo…
Despertando bruscamente de aquel inconcluso sueño, mirando que en frente de ella, Jabranth le esperaba con una angustia reflejaba, y un segundo mas, que Alessa ni conocía en lo más absoluto, mirando por doquier con una desesperación, aquella d la nada toma fuerzas y empuja al que su hermano le decía doctor cayendo inconsciente en el extremo del catre, aun sangrando por tan fatal herida y aun demasiado adolorida, Alessa de entre sus prendas sacaba su daga plateada, golpeándole un codazo a Jabranth, el cual le trataba de detener, este cae y aquella le dice:
-No me detengas Jabranth… es claro que perdí el maldito ojo (rompiendo en llanto iracundo)…si los dioses quieren ver mi sucumbir humillante, tan solo les digo que nos les daré tan exquisito placer, pues soy más perfectas que ellos mismos, porque yo si se reconocer mis malditos errores que arrastro desde niña, así que si quieren verme caer y rogar por miserias, no lo será de esta manera, aun no, aun tengo una voluntad propia, y un deber con mi hermana…
Tragando saliva sale corriendo hacia el extremo izquierdo de la estancia, donde una chimenea se levantaba, hincándose bruscamente pone la daga en aquel fuera, respirando profundamente, mirando con indiferencia hacia el frente tan solo se expresa:
-Aun no… Aun no… Barbará te debió demasiado para que caiga ahora…
Alzando la Daga cubierta por aquel fuego esta sin titubeo la reposa en la herida de aquel parpado inundado de su sangre impura, conteniéndose por el dolor que sentía aun así Alessa cauterizaba levemente la ya tan mencionada marca, soltando la daga se sienta hacia atrás y dice:
-Espero que esto nos quiten el maldito vicio de beber Jabranrh…tu también tienes algo de culpa en este mal suceso… deja aventado unas cuantas monedas, y salgamos de este cuarto…
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Re: Calles...
Habia despertado, despues de que casi por unos segundos perdia la vida, y ahora tan solo le importaba su hermana, por diosa, su hermana no estaba ahorita ahi, su hermana no fue la que la trajo hasta un medico para que la analizara por lo menos, y por lo que tambien veia, su hermana no le importaba tanto como lo hacia yo, tan solo era un juego en su vida? o ni siquiera habia llegado a nada, sus besos tan solo eran mentiras y nada mas estaba arto de todo eso, que me menospreciara, y que le importara mas otros asuntos que su propia vida.
Tome las monedas al medico, tratando de o arrjarselas a la cara, por el coraje que estaba pasando, a lo lejos estaba alessa, segun ella curandose la herida, cerca de una hoguera, mientras me acercaba, ella comenzaba a cubrir su herida con algun trapo viejo, o con su propia ropa, pero aun asi me importaba un comino, solo ahora tenia que escucharme, ya no seria mas, el maldito comprensivo y su hermano manipulado, eso ya hiba a cambiar a partir de ahora.
Me acerque mas, y antes de que se encaminara de nuevo, la tome de la muñeca y le hice dar la vuelta con algo de fuerza, cuando estuvo frente mio, mi corazon estaba a mil por hora, todo esto que diria podia acabar con todo pero no me importaba.
Pero que carajos crees que haces, echarme a mi la culpa, en primera fue tuya por haberme llevado ahi, y si no hubiera sido por mi a estas horas deberias de estar muerta, pero no, la señorita se preocupa mas por una maldita hermana, que ni siquera se preocupa por el, pero eso si, yo como imbecil cuidando de ti, cargandote hasta aqui, y haciendo un torniquete, pero tu, tu no sabes apreciar lo que e echo por ti.... respire profundo, al final todo lo que diria ahora era lo primordial... y no porque te amo, me vas a seguir haciendo tu pendejo, esto se acabo,....
Dije mientras me daba la media vuelta, unas lagrimas trataban de salir de mis ojos pero no se lo hiba a permitir, no hiba a derramar una lagrima por esa mujer tan orgullosa.
Tome las monedas al medico, tratando de o arrjarselas a la cara, por el coraje que estaba pasando, a lo lejos estaba alessa, segun ella curandose la herida, cerca de una hoguera, mientras me acercaba, ella comenzaba a cubrir su herida con algun trapo viejo, o con su propia ropa, pero aun asi me importaba un comino, solo ahora tenia que escucharme, ya no seria mas, el maldito comprensivo y su hermano manipulado, eso ya hiba a cambiar a partir de ahora.
Me acerque mas, y antes de que se encaminara de nuevo, la tome de la muñeca y le hice dar la vuelta con algo de fuerza, cuando estuvo frente mio, mi corazon estaba a mil por hora, todo esto que diria podia acabar con todo pero no me importaba.
Pero que carajos crees que haces, echarme a mi la culpa, en primera fue tuya por haberme llevado ahi, y si no hubiera sido por mi a estas horas deberias de estar muerta, pero no, la señorita se preocupa mas por una maldita hermana, que ni siquera se preocupa por el, pero eso si, yo como imbecil cuidando de ti, cargandote hasta aqui, y haciendo un torniquete, pero tu, tu no sabes apreciar lo que e echo por ti.... respire profundo, al final todo lo que diria ahora era lo primordial... y no porque te amo, me vas a seguir haciendo tu pendejo, esto se acabo,....
Dije mientras me daba la media vuelta, unas lagrimas trataban de salir de mis ojos pero no se lo hiba a permitir, no hiba a derramar una lagrima por esa mujer tan orgullosa.
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Re: Calles...
Narración // Dialogo de Alessa // Pensamientos de Alessa
..................................................................
Un rasgueo de aquellas prendas viejas por parte de Alessa, para tan solo cubrir la herida que se esbozaba de lado, partiendo por mitad el ojo izquierdo de su tersa faz, que en aquel momento un color carmín se presentaba no por que estuviera abochornada… no… era simple y sencillamente sangre entreverada.
Alessa levemente reposaba la diestra en su herida cubierta, tal presión generada por parte de su palma entreabierta, hacía que la sangre estancada circulara entres su mejilla, tan cual fueran lagrimeas sanguinolentas aquella faceta extraña.
Levantándose, cogiendo la daga y escondiéndola horizontalmente entre su ropaje y su vientre, Alessa se disponía ha partir cuando fue abruptamente sujetada de la muñeca por parte de Jabranth, el cual radiaba ira hasta por los ojos, y de un movimiento esta fue girada para quedar en frente de el, la dama de orgullo enloquecedor le miraba con un odio incontenible, respirando profundamente para refutarle tales acciones estúpidas, fue callada sin antes hablar por el reclamo de Jabranth… lo ultimo que aquel dijo destrozó todo sueño y deseo en el ser de Alessa, fue soltada mientras aquel se daba media vuelta y le mostraba la espalda.
Bajando el rostro, Alessa apretaba sus manos en un par de puños, mientras lentamente se veía que su respiración se alterada por la estúpida rabia que le emanaba:
-¿Se acabo? (ironía de por medio) Has cometido un estúpido error hombre y me has envuelto en tu flaquear, pues hablare una vez mas de mi (empujándolo con gran fuerza causando que este se diera media vuelta y le mirara con deseos de matarla) Maldita seas Jabranth ¿como te atreves ha decir tales difamaciones de mi hermana menor? ¿Acaso tú me conoces? ¿Acaso tu consistes la relación que tuve con ella? Que en estos últimos mese se halla hecho algo tedioso nuestra relación, no significa que todo se allá ido a la mierda, soy la mayor maldita sea, tengo que cuidarla aunque ella me destroce el corazón, aunque me embarre en la puta cara que soy insignificante ante su vista, no importa… pues eso hace un maldito desgraciado hermano mayor, por que tan solo puede seguir viviendo con tales dolencias de su alma…(tragando saliva y cerrando su ojo sano) …con una simple sonrisa de aquel de sangre que ha ofendido incontables veces(poniendo reta su postura) yo tuve que emplear el papel aparte de una madre… de un padre… por un tiempo, y escucha bien estúpido, y aunque aquella señorita igual de orgullosa que yo, pensaba que era una total valemadristra yo veía por la dos, en silencio yo hacia mis porquerías por el bienestar de aquella chama desconsiderada… reiterando lo de mis padres, tan solo te digo que no los conocimos en toda nuestra asquerosa vida de mierda, crecimos en las calles, vivimos entre la basura, ¿crees que es agradable ver a una niña peleano con un perro, por las sobras de la comida de un soldado, el cual, solo se jacta de tan crudo espectáculo?… así… ¿que tuve que hacer mejor para el bienestar de Barbará? Simplemente a los malditos 12 años me tuve que vender, para que mi hermanita menor comiera por primera vez pan en meses, ¡Maldito Jabranth tu no me conoces! (ese grito causo que se le quebrara la voz)… ¿Por qué crees que soy demasiado callada? ¿Por qué crees que solamente pienso en otras cosas y no en propia vida? Yo no tengo vida, ya no… (Sonriendo burlonamente) y si la tuve (guardando silencio por un segundo)… fue efímera, ¿Por qué crees que se me hace muy difícil demostrar cariño ante otros? ¿Aun no sabes, aun no lo captas? (reclamos y reclamos y un aguantar de llanto de parte de la destrozada jovenzuela) y ahora esto Jabranth, ahora esto… ahora en este día… ¡en este maldito día! (gritando desgarradoramente)… en el que algo se pintaba en frente mío, como una oportunidad de renacer… para que se destrozara como si fuese un castillito de arena, gracias al aliento de la brisa mañanera.
Repasando un y otra vez la mano diestra en su mejilla, limpiando el camino carmín que cada vez aumentaba, por el alterar de sus nervios, pues simplemente una hemorragia proveniente de su ojo se había desatado…
-En ningún momento te dije que tenias tu toda la maldita culpa de esto, no te la eche toda a ti, pero sin embargo estas bueno para reclama, ofender y lastimar si antes escuchar y analizar, yo te lo dije desde un principio y mas que un comentario… fue un advierte(tranquilizada su voz por brevedad), con claridad te dije que yo era demasiado gélida de sensaciones asquerosas mundanas… por mi pasado ruin, que prácticamente no era humana, te lo dije, te lo dije Jabranth, pero veo que no me ¡escuchaste! (el escuchar envuelto con un grito de dolor) pero… tan tarde… recapacito que en aquel día en donde el animalito de barro se rompió con gran facilidad, nuestra relación se iba a desquebrajar de la misma o peor forma…
Ladeando su rostro en otra dirección, pues en aquel momento no se sentía con la suficiente fortaleza para ver el rostro de Jabranth, pues le había desilusionado por completo… el leve amor que le tenia se había convertido en indiferencia, causando no odiarlo a el, sino a ella misma por dejarse envolver en tan mortífero sentimiento, sabiendo de antemano que aquello tan hermosos se iba al voltear contra ella, dándole una estocada mortal para su corazón… “tarde o temprano eso pasaría y bien claro lo tenia Alessa, pero dejo que aquello siguiera pues masoquista tal parecía que era”, queriéndose excusar con un “mas no se imaginaba que eso seria tan rápido, pero al fin había pasado”…
-Ya no… Ya no… esto se acaba como lo has dicho tu perfectamente hace algunos minutos Jabranth(dando media vuelta) la esperanza de tener un humano en frente de m i, a lado mío, cerca de mi, del cual lentamente me estaba enamorando se ha extinguido como la vista en mi ojo izquierdo, pensando que tu me ibas a comprender, fue una pendejada de mi parte el ceder, por que tu no eres muy distintos a las bestias que nos topamos en la Sabajera, al menos debo de reconocer que tu me llegasteis a hechizar y que yo sin luchar me deje envolver en tan cruel juego, que incredulidad, que debilidad, que estupidez, que herró tan atroz, que horror, que dolor(en aquella ultima palabra rompiendo en un llanto)… Ya no…Ya no… esto se acaba aquí, lárgate y ten la amabilidad si es que según tu me amaste de irte sin decir ya nada, yo ya no puedo ni mirarte a los ojos, ya no Jabranth, ya no puedo, no tengo la fuerza… mejor me pondré a busca a mi hermana… que estar perdiendo el puto tiempo con alguien desconocido que tan solo jugo perfectamente al embustero, (ladeando el rostro hacia la izquierda dejando ver el parche mal fabricado de Alessa) Yo te dije que estaba demasiado dañada, nunca jugué contigo, solo no sabia como expresarlo y tu bien lo sabias así que no me salgas con mierdas de jugueteo de mi parte, aun así valió ya mierda todo jajaja (risas a la fuerza) por que hoy ya todo esto el viento se lo llevo, y espero que los recuerdos de ti se borren como las nubes al momento de ser arrastradas por el sotavento de la tarde(mirando el cielo y clavando su recortada mirada a la Luna) vete que aun es de noche y las pisadas se pierde entre la oscuridad de estas callejuelas querido (pensando: y así no flaqueare y salir a buscarte, pus demasiado orgullosa soy para pedir un simple perdón)vete y no regreses, has tu vida en otros lares y busca un trabajo… una mujer que te quiera(cerrando los puños)… has tu vida y muere contentó…adiós joven de las tierra nórdicas aquí ya no tengo voz para seguí dialogando con usted pues no le conozco… Ya no… ya no…
^
Guardo silencio esperando que aquel se fuera o hiciera también su pataleta pues el derecho de reclamar también el lo tenia, los segundos se hacia un eternidad que carcomían cada parte de sus órganos, en especia aquel de nombré ridículo: el corazón; pues Alessa y no tenia retractación ante todo lo que escupió, su orgullo no se lo permitía, en ella una imagen de un hermano y un hombre se habían extinguido entre la nada de sus pensamientos iracundos, por culpa también por el ambiente que les envolvían en aquella noche, donde una copa llevo al odios mas atroz en un humano: el extinguir el amor en un ser… el dio mas perfecto en aquella era de antaño.
Alessa levemente reposaba la diestra en su herida cubierta, tal presión generada por parte de su palma entreabierta, hacía que la sangre estancada circulara entres su mejilla, tan cual fueran lagrimeas sanguinolentas aquella faceta extraña.
Levantándose, cogiendo la daga y escondiéndola horizontalmente entre su ropaje y su vientre, Alessa se disponía ha partir cuando fue abruptamente sujetada de la muñeca por parte de Jabranth, el cual radiaba ira hasta por los ojos, y de un movimiento esta fue girada para quedar en frente de el, la dama de orgullo enloquecedor le miraba con un odio incontenible, respirando profundamente para refutarle tales acciones estúpidas, fue callada sin antes hablar por el reclamo de Jabranth… lo ultimo que aquel dijo destrozó todo sueño y deseo en el ser de Alessa, fue soltada mientras aquel se daba media vuelta y le mostraba la espalda.
Bajando el rostro, Alessa apretaba sus manos en un par de puños, mientras lentamente se veía que su respiración se alterada por la estúpida rabia que le emanaba:
-¿Se acabo? (ironía de por medio) Has cometido un estúpido error hombre y me has envuelto en tu flaquear, pues hablare una vez mas de mi (empujándolo con gran fuerza causando que este se diera media vuelta y le mirara con deseos de matarla) Maldita seas Jabranth ¿como te atreves ha decir tales difamaciones de mi hermana menor? ¿Acaso tú me conoces? ¿Acaso tu consistes la relación que tuve con ella? Que en estos últimos mese se halla hecho algo tedioso nuestra relación, no significa que todo se allá ido a la mierda, soy la mayor maldita sea, tengo que cuidarla aunque ella me destroce el corazón, aunque me embarre en la puta cara que soy insignificante ante su vista, no importa… pues eso hace un maldito desgraciado hermano mayor, por que tan solo puede seguir viviendo con tales dolencias de su alma…(tragando saliva y cerrando su ojo sano) …con una simple sonrisa de aquel de sangre que ha ofendido incontables veces(poniendo reta su postura) yo tuve que emplear el papel aparte de una madre… de un padre… por un tiempo, y escucha bien estúpido, y aunque aquella señorita igual de orgullosa que yo, pensaba que era una total valemadristra yo veía por la dos, en silencio yo hacia mis porquerías por el bienestar de aquella chama desconsiderada… reiterando lo de mis padres, tan solo te digo que no los conocimos en toda nuestra asquerosa vida de mierda, crecimos en las calles, vivimos entre la basura, ¿crees que es agradable ver a una niña peleano con un perro, por las sobras de la comida de un soldado, el cual, solo se jacta de tan crudo espectáculo?… así… ¿que tuve que hacer mejor para el bienestar de Barbará? Simplemente a los malditos 12 años me tuve que vender, para que mi hermanita menor comiera por primera vez pan en meses, ¡Maldito Jabranth tu no me conoces! (ese grito causo que se le quebrara la voz)… ¿Por qué crees que soy demasiado callada? ¿Por qué crees que solamente pienso en otras cosas y no en propia vida? Yo no tengo vida, ya no… (Sonriendo burlonamente) y si la tuve (guardando silencio por un segundo)… fue efímera, ¿Por qué crees que se me hace muy difícil demostrar cariño ante otros? ¿Aun no sabes, aun no lo captas? (reclamos y reclamos y un aguantar de llanto de parte de la destrozada jovenzuela) y ahora esto Jabranth, ahora esto… ahora en este día… ¡en este maldito día! (gritando desgarradoramente)… en el que algo se pintaba en frente mío, como una oportunidad de renacer… para que se destrozara como si fuese un castillito de arena, gracias al aliento de la brisa mañanera.
Repasando un y otra vez la mano diestra en su mejilla, limpiando el camino carmín que cada vez aumentaba, por el alterar de sus nervios, pues simplemente una hemorragia proveniente de su ojo se había desatado…
-En ningún momento te dije que tenias tu toda la maldita culpa de esto, no te la eche toda a ti, pero sin embargo estas bueno para reclama, ofender y lastimar si antes escuchar y analizar, yo te lo dije desde un principio y mas que un comentario… fue un advierte(tranquilizada su voz por brevedad), con claridad te dije que yo era demasiado gélida de sensaciones asquerosas mundanas… por mi pasado ruin, que prácticamente no era humana, te lo dije, te lo dije Jabranth, pero veo que no me ¡escuchaste! (el escuchar envuelto con un grito de dolor) pero… tan tarde… recapacito que en aquel día en donde el animalito de barro se rompió con gran facilidad, nuestra relación se iba a desquebrajar de la misma o peor forma…
Ladeando su rostro en otra dirección, pues en aquel momento no se sentía con la suficiente fortaleza para ver el rostro de Jabranth, pues le había desilusionado por completo… el leve amor que le tenia se había convertido en indiferencia, causando no odiarlo a el, sino a ella misma por dejarse envolver en tan mortífero sentimiento, sabiendo de antemano que aquello tan hermosos se iba al voltear contra ella, dándole una estocada mortal para su corazón… “tarde o temprano eso pasaría y bien claro lo tenia Alessa, pero dejo que aquello siguiera pues masoquista tal parecía que era”, queriéndose excusar con un “mas no se imaginaba que eso seria tan rápido, pero al fin había pasado”…
-Ya no… Ya no… esto se acaba como lo has dicho tu perfectamente hace algunos minutos Jabranth(dando media vuelta) la esperanza de tener un humano en frente de m i, a lado mío, cerca de mi, del cual lentamente me estaba enamorando se ha extinguido como la vista en mi ojo izquierdo, pensando que tu me ibas a comprender, fue una pendejada de mi parte el ceder, por que tu no eres muy distintos a las bestias que nos topamos en la Sabajera, al menos debo de reconocer que tu me llegasteis a hechizar y que yo sin luchar me deje envolver en tan cruel juego, que incredulidad, que debilidad, que estupidez, que herró tan atroz, que horror, que dolor(en aquella ultima palabra rompiendo en un llanto)… Ya no…Ya no… esto se acaba aquí, lárgate y ten la amabilidad si es que según tu me amaste de irte sin decir ya nada, yo ya no puedo ni mirarte a los ojos, ya no Jabranth, ya no puedo, no tengo la fuerza… mejor me pondré a busca a mi hermana… que estar perdiendo el puto tiempo con alguien desconocido que tan solo jugo perfectamente al embustero, (ladeando el rostro hacia la izquierda dejando ver el parche mal fabricado de Alessa) Yo te dije que estaba demasiado dañada, nunca jugué contigo, solo no sabia como expresarlo y tu bien lo sabias así que no me salgas con mierdas de jugueteo de mi parte, aun así valió ya mierda todo jajaja (risas a la fuerza) por que hoy ya todo esto el viento se lo llevo, y espero que los recuerdos de ti se borren como las nubes al momento de ser arrastradas por el sotavento de la tarde(mirando el cielo y clavando su recortada mirada a la Luna) vete que aun es de noche y las pisadas se pierde entre la oscuridad de estas callejuelas querido (pensando: y así no flaqueare y salir a buscarte, pus demasiado orgullosa soy para pedir un simple perdón)vete y no regreses, has tu vida en otros lares y busca un trabajo… una mujer que te quiera(cerrando los puños)… has tu vida y muere contentó…adiós joven de las tierra nórdicas aquí ya no tengo voz para seguí dialogando con usted pues no le conozco… Ya no… ya no…
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Re: Calles...
Habia escuchado la verdadera historia de su vida, aunque no queria haberlo escuchado de esa manera, la habia echo casi explotar de su furia, algo extraño comenzaba a sentirse en el ambiente, tension, furia, locura incluso, habia sido yo el detonante, pero aun asi me senti un poco mal, no podia dejar sola asi a alessa, sabia que me pedia que me fuera, pero aun asi, me iria pero sin antes decirle lo mucho que le queria.
Alessa, veo que a ido drastica tu vida y lo lamento, pero tu no eres la unica que a sufrido por nacer asi, mi vida a sido casi parecida a la tuya, mis pades murieron en un naufrago en las heladas aguas de asgard, tan solo sobrevivi yo, en esa desolada tierra, golpeada brutalmente a toda esa zona, comenze a tratar de sobrevivir ahi, no te creas fue duro, y realmente arriesgue mi vida... pero tu tampoco eso lo sabias, bien, creo que ambos nos hemos echo daño en estos segundos, solo queria decirte que aun te amo...
Dije mientras me hiba acercando lentamente hacia ella, no queria dejarla sola, tan solo queria despedirme bien, que sintiera que nunca estaria sola, que sin algun dia queria buscarme ahi hiba a estar siempre para ella.
Estaba ya a centimetros de ella, cuando tomo su daga, diciendome cosas para que se alejara, tomo su daga casi por su costado, a la altura de su cintura, no me importaba, yo solo queria darle un abrazo, cuando llegue, senti un leve pinchazo en mi parte izquierda del abdomen, ella se habia quedado helada, y yo solo llegue a cortarme, no era su culpa, la abraze con todas mis fuerzas, tratando de no asfixiarla, la abraze por unos segundos, y por ultimo bese sus labios, por ultima vez quizas, pero no era un beso romantico, tan solo un beso de despedida, suave, y casi rosandose la comisura de mis labios.
Alessa, quiero odiarte y solo puedo amarte, quisiera olvidarte pero vives en mi mente, quisiera no oírte pero gritas en mi corazón.. quisiera alejarme pero estás en mi, muy dentro de mi, en mi corazon por siempre viviras.
Un pequeño fluido caia por mi costado, tan solo habia sido un leve corte, me retire de poco en poco la cuchilla, y me separe completamente de ella, camine unos pasos hacia atras, y me di media vuelta, y me comenze a alejar.
Como quisiera que esto nunca hubiera pasado, la amo demasiado, pero creo que ella tiene que despejar sus dudas, o tratar de buscar a su hermana, yo tan solo he sido uno mas en el camino de la vida, solo eso, un tropezon, espero que cuando regrese, la pueda tener una vez mas conmigo.
rol - pienso - narro
Alessa, veo que a ido drastica tu vida y lo lamento, pero tu no eres la unica que a sufrido por nacer asi, mi vida a sido casi parecida a la tuya, mis pades murieron en un naufrago en las heladas aguas de asgard, tan solo sobrevivi yo, en esa desolada tierra, golpeada brutalmente a toda esa zona, comenze a tratar de sobrevivir ahi, no te creas fue duro, y realmente arriesgue mi vida... pero tu tampoco eso lo sabias, bien, creo que ambos nos hemos echo daño en estos segundos, solo queria decirte que aun te amo...
Dije mientras me hiba acercando lentamente hacia ella, no queria dejarla sola, tan solo queria despedirme bien, que sintiera que nunca estaria sola, que sin algun dia queria buscarme ahi hiba a estar siempre para ella.
Estaba ya a centimetros de ella, cuando tomo su daga, diciendome cosas para que se alejara, tomo su daga casi por su costado, a la altura de su cintura, no me importaba, yo solo queria darle un abrazo, cuando llegue, senti un leve pinchazo en mi parte izquierda del abdomen, ella se habia quedado helada, y yo solo llegue a cortarme, no era su culpa, la abraze con todas mis fuerzas, tratando de no asfixiarla, la abraze por unos segundos, y por ultimo bese sus labios, por ultima vez quizas, pero no era un beso romantico, tan solo un beso de despedida, suave, y casi rosandose la comisura de mis labios.
Alessa, quiero odiarte y solo puedo amarte, quisiera olvidarte pero vives en mi mente, quisiera no oírte pero gritas en mi corazón.. quisiera alejarme pero estás en mi, muy dentro de mi, en mi corazon por siempre viviras.
Un pequeño fluido caia por mi costado, tan solo habia sido un leve corte, me retire de poco en poco la cuchilla, y me separe completamente de ella, camine unos pasos hacia atras, y me di media vuelta, y me comenze a alejar.
Como quisiera que esto nunca hubiera pasado, la amo demasiado, pero creo que ella tiene que despejar sus dudas, o tratar de buscar a su hermana, yo tan solo he sido uno mas en el camino de la vida, solo eso, un tropezon, espero que cuando regrese, la pueda tener una vez mas conmigo.
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Re: Calles...
Palabras y mas palabras ya sin sentidos para Alessa, porque lo poco que dijo Jabranth demostraba la simpleza de su alma, tanto que alego aquella iracunda dama para escuchar esa mierducha de dialogo por parte de aquel, que no demostraba nada…
Acercamientos de cuerpo y un lastimar repentino proyectado hacia aquel hombre extraño, y aunque no había sido igual de fatal como la herida de Alessa aun así la sangre se hacía presente es su abdomen, esta no demostró ninguna preocupación en su ser, dejándose envolver en la última despedida por aquel con un beso efímero a la fuerza que rosaba sus labios apenas, ladeando el rostro y bajándolo al momento de separarse de aquel que se retiraba, sonriendo con ironía no dijo ya nada, ya no lo valía… solo emprendió la misma faceta que hacia Jabranth, dando la media vuelta y caminando entre las callejuelas oscuras, mientras dejaba un leve rastro por culpa de su sangre que empapaba gran parte de su ropaje.
Los minutos pasaba y el calor de un segundo cuerpo desvanecía de ente la presencia de Alessa, un aroma se disipaba y una sonrisa se ennegrecía, por fin el recuerdo de aquel que cuyo nombre ya no mencionaría se despojaba de entre cada parte de su piel… Deteniéndose por breves minutos reflejando sorpresa en su alterado ser, aquella se expresa mientras:
-¿Así que tan rápido fue esto? irónico pero es lo mejor… tiendo a lastimar y ser lastimada… es un destino desde mi nacimiento…aun así siento más tranquilidad en mi ser ahora que se fue… y aunque me allá lastimado demasiado en claro que seguiré por mi lado… hermana espera que yo te salvare de tu estúpida mentira mediocre…
Esbozando apenas una sonrisa entre sus labios, pues su cara comenzaba a ser invadida por el dolor muscular causado por tan terrible golpe, al igual el entorpecer de su sentidos por un mareo constante, generado por el perder exagerado de su sangre, causando que Alessa levemente flaquera en sus pasos… aun así continuaba no quería dar más espectáculos a aquellos terceros.
Nuevamente el mutismo en su alrededor, la vieja Alessa una vez más se dibujaba en aquella escena de calles y puertezuelas, ladeando la mirada y clavándola en un rincón que hace tiempo no visitaba, su antigua “casa” ahora siendo ocupada por tan solo basura… Caminado hacia aquel punto insignificante y sentándose entre los escombros y la porquería humana aquella con ira se arranca el parche que le molestaba… mirando su deformidad en un charco que un lado estacado se presentaba, Alessa tan solo palpaba la herida aun levemente abierta, contrayendo su rostro por las sensaciones dolorosas que conllevaba aquel acto de inquietud:
-Creo que esta vez sí quedare marcada por mis elocuentes actos de niña inquieta… jajaja… maldita sea (aguantando el gemir por tal sensaciones que su rostros propiciaba) ¿Cómo se burlaría mi hermana si me viera en tal fructuosa postura? (recargándose en la pared del edificio viejo, contrayendo sus piernas y alejándose de aquel charco para segur divagando) aun así… aquel sueño…tan extraño…(y de un burlar de su propia forma de actuar se saltaba a un… ¿sueño? Pero que incoherencia de parte de Alessa) ¿Qué era aquello tan perturbador?… ¿Qué era?
Y de la nada Alessa sentía que su vientre era lentamente calcinado en llamas fantasmas pues nada era lo que veía, gritando levemente esta se arrancaba parte de sus vestimentas lanzándoles a un lado con el objeto adherid a los harapos, levantándose y golpeando su vientre para apaciguar tal dolencia esta se expresa:
-¿Pero qué diablos fue eso? Por los dioses esto duele más que la herida de mi ojo ( y de la nada cae rendida postrada en medio de aquella calle abandonada) que me pasa, no puedo moverme, haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…
Sacudones por tratar estúpidamente levantarse, y de la nada una vez más la herida se abría ¿pero qué pasaba)? Dudas y duda que agobien la mente de la jovenzuela:
-¡Ayudaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!(estruendoso grito que no era escuchado por nada ni nadie en su alrededor)
Llamas que iluminaba la media vista de Alessa, las prendas que hace algunos segundos se había arrancado estaban siendo consumidas en la voracidad de aquel fuego iracundo, mientras la daga se tornaba de un color índigo al principio, lentamente cuando el fuego era consumido por la voluntad de terceros este quedaba con tonalidades opacas…
-¿Cómo?…(siendo silenciada puesto una vez más las llamas se alzaban, pero ahora al derredor de aquella descontrolada mujer) esto es algo tan bizarro, un fuego que no quema, pero que inmuta dolor en un ser, solo puede provenir del mismo infierno y mandado por el propio Hades, ¿acaso quieren verme morir? Que los mismos dioses están haciendo aquel ruin trabajo…(contrayendo su cuerpo) dios que dolor…
Las llamas lentamente iba ciñendo la circunferencia de donde Alessa yacía tirada algo mareada y con demasiado miedo de por medio, rápidamente frente a ella un entro de fuego se alzaba con una sonrisa tan retorcida, alzando la daga que pertenecía a Alessa, esta con esfuerzos se levantaba pues aunque estuviera muriendo de miedo no lo demostraría aun… siguiendo en la parte del frente el ente de fuego se retorcía con gran exagere, tragando saliva Alessa cuestiona:
-¿Que maldita porquera eres tú?
Encorvándose la colosal figura roja y naranja, le susurra sin quemar nada:
-Tu…jajaja…
Cayendo en sima de Alessa como si fuese una ola, asonando en el suelo, mientras la daga quedaba clavada en el corazón de dicha dama (haciendo el recuerdo de Alessa cuando fue vencida por Illisen)… lo último que pudo alcanzar ha decir antes de perder todo conocimiento fue:
-¡Jabranth!…
Acercamientos de cuerpo y un lastimar repentino proyectado hacia aquel hombre extraño, y aunque no había sido igual de fatal como la herida de Alessa aun así la sangre se hacía presente es su abdomen, esta no demostró ninguna preocupación en su ser, dejándose envolver en la última despedida por aquel con un beso efímero a la fuerza que rosaba sus labios apenas, ladeando el rostro y bajándolo al momento de separarse de aquel que se retiraba, sonriendo con ironía no dijo ya nada, ya no lo valía… solo emprendió la misma faceta que hacia Jabranth, dando la media vuelta y caminando entre las callejuelas oscuras, mientras dejaba un leve rastro por culpa de su sangre que empapaba gran parte de su ropaje.
Los minutos pasaba y el calor de un segundo cuerpo desvanecía de ente la presencia de Alessa, un aroma se disipaba y una sonrisa se ennegrecía, por fin el recuerdo de aquel que cuyo nombre ya no mencionaría se despojaba de entre cada parte de su piel… Deteniéndose por breves minutos reflejando sorpresa en su alterado ser, aquella se expresa mientras:
-¿Así que tan rápido fue esto? irónico pero es lo mejor… tiendo a lastimar y ser lastimada… es un destino desde mi nacimiento…aun así siento más tranquilidad en mi ser ahora que se fue… y aunque me allá lastimado demasiado en claro que seguiré por mi lado… hermana espera que yo te salvare de tu estúpida mentira mediocre…
Esbozando apenas una sonrisa entre sus labios, pues su cara comenzaba a ser invadida por el dolor muscular causado por tan terrible golpe, al igual el entorpecer de su sentidos por un mareo constante, generado por el perder exagerado de su sangre, causando que Alessa levemente flaquera en sus pasos… aun así continuaba no quería dar más espectáculos a aquellos terceros.
Nuevamente el mutismo en su alrededor, la vieja Alessa una vez más se dibujaba en aquella escena de calles y puertezuelas, ladeando la mirada y clavándola en un rincón que hace tiempo no visitaba, su antigua “casa” ahora siendo ocupada por tan solo basura… Caminado hacia aquel punto insignificante y sentándose entre los escombros y la porquería humana aquella con ira se arranca el parche que le molestaba… mirando su deformidad en un charco que un lado estacado se presentaba, Alessa tan solo palpaba la herida aun levemente abierta, contrayendo su rostro por las sensaciones dolorosas que conllevaba aquel acto de inquietud:
-Creo que esta vez sí quedare marcada por mis elocuentes actos de niña inquieta… jajaja… maldita sea (aguantando el gemir por tal sensaciones que su rostros propiciaba) ¿Cómo se burlaría mi hermana si me viera en tal fructuosa postura? (recargándose en la pared del edificio viejo, contrayendo sus piernas y alejándose de aquel charco para segur divagando) aun así… aquel sueño…tan extraño…(y de un burlar de su propia forma de actuar se saltaba a un… ¿sueño? Pero que incoherencia de parte de Alessa) ¿Qué era aquello tan perturbador?… ¿Qué era?
Y de la nada Alessa sentía que su vientre era lentamente calcinado en llamas fantasmas pues nada era lo que veía, gritando levemente esta se arrancaba parte de sus vestimentas lanzándoles a un lado con el objeto adherid a los harapos, levantándose y golpeando su vientre para apaciguar tal dolencia esta se expresa:
-¿Pero qué diablos fue eso? Por los dioses esto duele más que la herida de mi ojo ( y de la nada cae rendida postrada en medio de aquella calle abandonada) que me pasa, no puedo moverme, haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…
Sacudones por tratar estúpidamente levantarse, y de la nada una vez más la herida se abría ¿pero qué pasaba)? Dudas y duda que agobien la mente de la jovenzuela:
-¡Ayudaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!(estruendoso grito que no era escuchado por nada ni nadie en su alrededor)
Llamas que iluminaba la media vista de Alessa, las prendas que hace algunos segundos se había arrancado estaban siendo consumidas en la voracidad de aquel fuego iracundo, mientras la daga se tornaba de un color índigo al principio, lentamente cuando el fuego era consumido por la voluntad de terceros este quedaba con tonalidades opacas…
-¿Cómo?…(siendo silenciada puesto una vez más las llamas se alzaban, pero ahora al derredor de aquella descontrolada mujer) esto es algo tan bizarro, un fuego que no quema, pero que inmuta dolor en un ser, solo puede provenir del mismo infierno y mandado por el propio Hades, ¿acaso quieren verme morir? Que los mismos dioses están haciendo aquel ruin trabajo…(contrayendo su cuerpo) dios que dolor…
Las llamas lentamente iba ciñendo la circunferencia de donde Alessa yacía tirada algo mareada y con demasiado miedo de por medio, rápidamente frente a ella un entro de fuego se alzaba con una sonrisa tan retorcida, alzando la daga que pertenecía a Alessa, esta con esfuerzos se levantaba pues aunque estuviera muriendo de miedo no lo demostraría aun… siguiendo en la parte del frente el ente de fuego se retorcía con gran exagere, tragando saliva Alessa cuestiona:
-¿Que maldita porquera eres tú?
Encorvándose la colosal figura roja y naranja, le susurra sin quemar nada:
-Tu…jajaja…
Cayendo en sima de Alessa como si fuese una ola, asonando en el suelo, mientras la daga quedaba clavada en el corazón de dicha dama (haciendo el recuerdo de Alessa cuando fue vencida por Illisen)… lo último que pudo alcanzar ha decir antes de perder todo conocimiento fue:
-¡Jabranth!…
Primer post de seis por cuestión de defensa
Última edición por Alessa el Lun Sep 13, 2010 10:53 pm, editado 1 vez
Alessa0- Dama del Pecado
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Re: Calles...
Habian pasado leves minutos, mientras me alejaba de donde habia acabado todo, tenia tantas ganas de llorar, mis lagrimas casi estaban al borde de mis ojos, y de un solo parpadeo, rodaron hacia mis mejillas, suavente la siguieron las demas, la luna solo era el testigo del suceso, nadie me habia visto llorar, y no queria que nadie mas me viese, me fui a una esquina, me pegue a la pared,y me deje caer, casi sentado, cubriendome los ojos con mis brazos, me tendi a lo loco a llorar, no tenia algun remedio, parecia solo ser un maldito mariquita que estaba lagrimeando por ahi, algunos me vieron por ahi, valia lo que dijeran ellos aun no sabia que me pasaba, y ni queria que lo supieran, no tenian ningun derecho a saberlo.
Suavemente, el aire del norte comenzaba a acercase a mi cabello, el cual comenzo a ladearse lentamente, y con ello, parecia que escuchaba un pequeño nombre, era el mio, y con la voz de alessa, no podia creerlo, mis intintos me dejaban creer en ello, podia ser que detras de tanto orgullo, por fun estuviera buscandome?, seque completamente mis lagrimas para irme corriendo al lugar donde habia roto todo con ella, corri lo mas rapido, llegando casi sin aire al lugar, o encontre a nadie, comenze a caminar unos cuantos metros mas, dentro de unas calles, y ahi estaba una sombra tirada, no parecia ser mi hermana, pero poco a poco me fui acercando y pude denotar de quien se trataba.
Acostada, era ella, alessa, no sabia porque estaba en ese estado, tan solo veia como su cicatriz comenzaba a verse un poco rojiza, y cuando quise abrazarla mis manos comenzaban a sentir ese fuego que al parecer la estaba rodeando, no me importo, la tome del cuello, y la lleve hacia mi hombro, la abraze con todas mis fuerza, la amaba, y no queria dejarla ir tan facil.
Perdona alessa, perdoname....
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Re: Calles...
Narración // Dialogo de Alessa// Dialogo del Ente
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Oscuridad placentera entre la conciencia de aquella vagabunda mujer, soledad, dolor y descontrol, levemente sentían dentro de su subconsciente el como la daga se daba paso entre la carne de su pecho, pero aunque aquello fuese algo mortuorio no lo era para ella, Alessa a lo lejos de sus pensamientos divagaba entre un mar de confusión, pues aquel mundo paralelo no decía en donde estaba, tan blanco, que si se daba vuelta cambiaba, tan descontrolado y perturbador, para que de l nada un ser extraño a sus ojos se presentara ante aquella desfallecida mujer, la cual caía postrada ante tal esperando sus palabras con asías mientras observa el suelo lastimeramente:
-Qué esperas para decir lo que tengas que refutar mierda proveniente de hades…
-¿Proveniente de Hades? Jajajajaj ere une estúpida mujer, aun así, en este cuerpo se ha moldeado para que yo nazca una vez más… tan perfecta esta mujer pues el odio la consume una y otra vez, melodramática y estúpidamente seguidora de las leyes, pero aun así con la fortaleza suficiente para ser la perfecta asesina sádica…jajaja…(agachándose y sosteniendo el mentón de Alessa) ni creas que yo serviré a un estúpido dios y mucho menos permitiré que lo hagas tu, pero aun así Hades nos ayudara a nuestro cometido… pero si no aceptas tu ruin destino matare a tu hermana sin ni ates que la violen cientos de demonios mal formados, una y otra vez…jajaja
Aquello ultimo causo que Alessa comenzara a enfurecerse, pues el menciona a su hermana en medio de velaciones no le era de su agrado, sin importarle lo demás que había escupido aquella sombre hedionda , se levanto bruscamente para así, lanzarse hacia donde aquella estaba, tirándola en el suelo quedado Alessa encima de ella mientras decía:
-Me vale mierda lo que diga pero si te metes con mi hermana te hare sufrir indescriptiblemente maldita escoria del trasero de Hades…
-A la escoria que te refieres es ti misma… ve mi rostro no lo identificas estúpida…jajaj
Alessa le mira detenidamente, pues su vista estaba borrosa por la rabia que le circundaba al mirad con más paciencia el frente, se percataba que a quien tenia sujetada y casi escupiéndole era a su misma, soltándole se lanza a esconde como perro temeroso en una esquina de aquel cuarto turbulento, mientras movía negativamente el rostro por tan impresión…
-Tarde o temprano te deberás unir a mi mujer…
..No… alejate de mi ahhhhhhhhhhh…
Todo se volvía negro, todo aquello se descerrajaba ante su mirada, para tan solo regresar en si donde alguien le hablaba y le abrasaba, empujándole sin saber quién era, pues su ser y alma estaba poseídas por aquel ente infernal, haciendo nacer sin saber ella misma como, aquel fuego incandescente proyectándolo hacia aquel que caía a unos cuantos metro por el alzar del cosmos de Alessa, el fuego consumía todo a su alrededor, mientas lentamente se acercaba hacia donde estaba Jabranth, al denotar quien era, Alessa mueve la muñeca y desvía el fuego el cual cae sobre ella, sin hacerle nada, lentamente se consumía para cuando aquello culmino, la mujer se agachaba con trauma de por medio, mientras decía :
-Lo siento soy una maldito mostro… haaaaa (gritando hacia que naciera el fuego una y otra vez en derredor) ¿Por qué? mierda de destino…
Lentamente se consumía el fuego mientras aquella veía como Jabranth le observaba con miedo, para tan solo cubrir su rostro de vergüenza y comenzar a llorara amargamente…
-¿Por qué por que? Haaaaaaaaaa
Levantándose con odio reflejado en su ojo sano, mientras que el lastimado lentamente brillaba haciendo desaparecer la herida proclamando en la Sobajera, aquel orbe que antes azul se pintaba ahora color miel se tornaba, y mientras recuperaba la vista en tal, aquella se expresaba:
-Que va ha pasar con migo Jabranth, tal parece que una guerra nacerá y yo seré uno de las que mate. ¿Pero ha quien y por que? Estoy confundida y con demasiado dolor, pues aunque no que aquel fuego duele y mucho… nooooooooooooooo que diablos esta pasándome…
-Qué esperas para decir lo que tengas que refutar mierda proveniente de hades…
-¿Proveniente de Hades? Jajajajaj ere une estúpida mujer, aun así, en este cuerpo se ha moldeado para que yo nazca una vez más… tan perfecta esta mujer pues el odio la consume una y otra vez, melodramática y estúpidamente seguidora de las leyes, pero aun así con la fortaleza suficiente para ser la perfecta asesina sádica…jajaja…(agachándose y sosteniendo el mentón de Alessa) ni creas que yo serviré a un estúpido dios y mucho menos permitiré que lo hagas tu, pero aun así Hades nos ayudara a nuestro cometido… pero si no aceptas tu ruin destino matare a tu hermana sin ni ates que la violen cientos de demonios mal formados, una y otra vez…jajaja
Aquello ultimo causo que Alessa comenzara a enfurecerse, pues el menciona a su hermana en medio de velaciones no le era de su agrado, sin importarle lo demás que había escupido aquella sombre hedionda , se levanto bruscamente para así, lanzarse hacia donde aquella estaba, tirándola en el suelo quedado Alessa encima de ella mientras decía:
-Me vale mierda lo que diga pero si te metes con mi hermana te hare sufrir indescriptiblemente maldita escoria del trasero de Hades…
-A la escoria que te refieres es ti misma… ve mi rostro no lo identificas estúpida…jajaj
Alessa le mira detenidamente, pues su vista estaba borrosa por la rabia que le circundaba al mirad con más paciencia el frente, se percataba que a quien tenia sujetada y casi escupiéndole era a su misma, soltándole se lanza a esconde como perro temeroso en una esquina de aquel cuarto turbulento, mientras movía negativamente el rostro por tan impresión…
-Tarde o temprano te deberás unir a mi mujer…
..No… alejate de mi ahhhhhhhhhhh…
Todo se volvía negro, todo aquello se descerrajaba ante su mirada, para tan solo regresar en si donde alguien le hablaba y le abrasaba, empujándole sin saber quién era, pues su ser y alma estaba poseídas por aquel ente infernal, haciendo nacer sin saber ella misma como, aquel fuego incandescente proyectándolo hacia aquel que caía a unos cuantos metro por el alzar del cosmos de Alessa, el fuego consumía todo a su alrededor, mientas lentamente se acercaba hacia donde estaba Jabranth, al denotar quien era, Alessa mueve la muñeca y desvía el fuego el cual cae sobre ella, sin hacerle nada, lentamente se consumía para cuando aquello culmino, la mujer se agachaba con trauma de por medio, mientras decía :
-Lo siento soy una maldito mostro… haaaaa (gritando hacia que naciera el fuego una y otra vez en derredor) ¿Por qué? mierda de destino…
Lentamente se consumía el fuego mientras aquella veía como Jabranth le observaba con miedo, para tan solo cubrir su rostro de vergüenza y comenzar a llorara amargamente…
-¿Por qué por que? Haaaaaaaaaa
Levantándose con odio reflejado en su ojo sano, mientras que el lastimado lentamente brillaba haciendo desaparecer la herida proclamando en la Sobajera, aquel orbe que antes azul se pintaba ahora color miel se tornaba, y mientras recuperaba la vista en tal, aquella se expresaba:
-Que va ha pasar con migo Jabranth, tal parece que una guerra nacerá y yo seré uno de las que mate. ¿Pero ha quien y por que? Estoy confundida y con demasiado dolor, pues aunque no que aquel fuego duele y mucho… nooooooooooooooo que diablos esta pasándome…
Segundo post de seis respeto a defensa
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