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Leonard
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Bosques - [Centro del Bosque]
Recuerdo del primer mensaje :
Corrí por el bosque con unas pequeñas lágrimas en mis ojos, lagrimas de furia e impotencia. Porque no podía hacer nada para dejar de ser así, era mi forma de ser, era como había nacido y nada del mundo podía cambiarme…o al menos eso pensaba yo.
Seguí corriendo hasta que me tropecé con una raíz de un árbol, que no había visto anteriormente, y caí al suelo golpeándome fuertemente la cabeza, quedando un poco mareado y desmayándome en el acto. Luego de un tiempo largo, no sabría exactamente cuanto tiempo pasó, me levante y me di cuenta que aquella raíz ya no estaba. Quede un tanto extrañado con este suceso y comencé a caminar hacia atrás asustado. Una voz gruesa resonó en mi cabeza, la misma que escuche en mi sueño. Pero esta vez no había muralla…Esta vez no había nada.
-Leonard… ¿Por qué huyes de tus problemas en vez de enfrentarlos?...
Me quede helado. Era algo muy extraño que escuchara una voz en mi interior y sobre todo que esta dijera estupideces que yo no había pensado. Buscaba a mí alrededor cualquier cosa que soltara esa voz, pero no encontraba nada, ni nadie. De repente y ante mi sorpresa, una figura de hojas comenzaba a formarse delante de mí. Las hojas de los árboles caían de los mismos mientras que se reunían con el viento para asimilar la figura de un hombre robusto, un hombre calvo que me miraba directamente. Me asuste y quise huir otra vez mientras que las hojas se movieron rápidamente y apareció aquella figura delante mío…
-Ahh… ¿Qué diablos eres?
-Contéstame Leonard… ¿Por qué huyes?
Las cosas que ese sujeto decían no tenían el mínimo sentido para mi. Huía porque si, porque estaba en mi personalidad. Era cobarde… Sin embargo, no me gustaba admitirlo. Debía de reconocerlo de una vez, muchas personas decían que para superar algo primero hay que aceptarlo.
-Supongo que huyo porque…Porque soy cobarde –Dije mientras que bajaba mi rostro, detestaba admitir cosas como esa siendo un guerrero de Britania- No tengo la suficiente fuerza como para enfrentar estos problemas...
-Eso es lo que piensas tú, Leonard…Ya te dije que existe una fuerza mucho mayor en ti de lo que imaginas, pero debes despertarla primero…
"1er Post para Defensa con Maestría de la Mente"
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Y me estaba cansando de mi idiotez. Era una carga para cualquier persona que me quisiera ayudar, parecía un minusválido que necesitaba ayuda de los demás. Ese día había huido de la princesa Lin porque no quería comprometerla o avergonzarla más. Aquel enorme hombre con el que me encontré en el bosque me había dado una manta para cubrirme de la lluvia, aquella manta que ahora llevaba bajo mi brazo porque la lluvia había cesado. En mi mente solo pasaba una cosa, aquel extraño sueño que tan real se había sentido. Un sueño con una voz que me hablaba y me decia algo sobre un universo, algo sobre una paz…Algo que no entendía.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Corrí por el bosque con unas pequeñas lágrimas en mis ojos, lagrimas de furia e impotencia. Porque no podía hacer nada para dejar de ser así, era mi forma de ser, era como había nacido y nada del mundo podía cambiarme…o al menos eso pensaba yo.
Seguí corriendo hasta que me tropecé con una raíz de un árbol, que no había visto anteriormente, y caí al suelo golpeándome fuertemente la cabeza, quedando un poco mareado y desmayándome en el acto. Luego de un tiempo largo, no sabría exactamente cuanto tiempo pasó, me levante y me di cuenta que aquella raíz ya no estaba. Quede un tanto extrañado con este suceso y comencé a caminar hacia atrás asustado. Una voz gruesa resonó en mi cabeza, la misma que escuche en mi sueño. Pero esta vez no había muralla…Esta vez no había nada.
-Leonard… ¿Por qué huyes de tus problemas en vez de enfrentarlos?...
Me quede helado. Era algo muy extraño que escuchara una voz en mi interior y sobre todo que esta dijera estupideces que yo no había pensado. Buscaba a mí alrededor cualquier cosa que soltara esa voz, pero no encontraba nada, ni nadie. De repente y ante mi sorpresa, una figura de hojas comenzaba a formarse delante de mí. Las hojas de los árboles caían de los mismos mientras que se reunían con el viento para asimilar la figura de un hombre robusto, un hombre calvo que me miraba directamente. Me asuste y quise huir otra vez mientras que las hojas se movieron rápidamente y apareció aquella figura delante mío…
-Ahh… ¿Qué diablos eres?
-Contéstame Leonard… ¿Por qué huyes?
Las cosas que ese sujeto decían no tenían el mínimo sentido para mi. Huía porque si, porque estaba en mi personalidad. Era cobarde… Sin embargo, no me gustaba admitirlo. Debía de reconocerlo de una vez, muchas personas decían que para superar algo primero hay que aceptarlo.
-Supongo que huyo porque…Porque soy cobarde –Dije mientras que bajaba mi rostro, detestaba admitir cosas como esa siendo un guerrero de Britania- No tengo la suficiente fuerza como para enfrentar estos problemas...
-Eso es lo que piensas tú, Leonard…Ya te dije que existe una fuerza mucho mayor en ti de lo que imaginas, pero debes despertarla primero…
Leonard- Caballeros Dorados
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Control Mental Del Cosmos
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
Por unos momentos mire el lugar, los árboles, todo me parecía familiar. Ese era el mismo lugar donde había aprendido lo básico del cosmos y mi defensa, allí era donde conocí a Lady, Aquella muchacha que entre suspiros y bromas termino siendo la única que realmente entro en mi corazón para ser sacada de golpe por el destino. Esbocé una pequeña sonrisa, aquellos recuerdos ahora solo me causaban eso, una sonrisa.
El gigante dijo unas palabras acerca de su capa, al parecer el grandote se mantenía apegado a su pasado, al recuerdo vivo de su maestro. La misma situación en la que me encontraría si pensara en la princesa Lin o en Lady. Pero yo fui más fuerte que sus recuerdos, borrando todo sentimiento hacia ellos y volviéndolos solo imágenes. Mi mirada ahora se desviaba hacia la pequeña que emanaba esa aura, era cierto y lo terminaba de comprobar, ella también dominaba el cosmos. Enya parecía hacer lo mismo… pero hasta ahí yo solo sabia que los caballeros eran hombres que luchaban por su diosa, no sabia nada de mujeres.
- ¿Mujeres?
“Amazonas, Leonard. Mujeres de gran valor y fuerza cósmica que acompañan a los guerreros en su batalla. Estas mujeres son de gran poder y aunque su inocencia femenina lo oculte, son de temer… Justo como la pequeña que tienes frente a tus ojos.”
Entonces esa pequeña tenía un gran poder en su interior, podía percibirlo, pero jamás pensé que fuera también una luchadora que defendería con su vida a Athena. Se veía muy… Pequeña. Estaba por empezar a hablar cuando sentí ese cosmos crecer enormemente, un cosmos repleto de Ira y odio. Me di vuelta y comprobé que no había nadie. Me quede mirando hacia esa dirección pero al sentir completamente un aura de odio rodeada de una cosmoenergia justiciera, me relaje otra vez. Ese despertar solo podía significar una cosa… El caballero de Fénix, estaba de vuelta.
-Y no es la única que necesita explicaciones, Aldebarán.
Dije mientras que me concentre para mandar un mensaje telepático. Esta habilidad me serviría mucho a partir de ahora porque la telepatía era una nueva manera de comunicarme con aquellos que conocía a distancia, pero además para los que no conocía también. Bastaba con sentir su presencia y concentrarme para poder comunicarme con ellos. Eso fue lo que hice con aquel guerrero.
-“No comprendes… ¿Verdad? No comprendes porque ese poder que te rodea, no comprendes el aura que tienes a tu alrededor, que como un fuego siniestro rompe con las barreras de lo creíble y te hace pensar en cosas que hasta ahora, pensabas imposibles. No sabes que es aquella armadura que te viste. No sabes nada, joven guerrero. Ven unos pasos mas aquí, ahora que tienes esa armadura en tu cuerpo puedes sentir mi presencia a la perfección, así como todas las que existen. Ven hacia aquí, si lo que estas buscando son respuestas…”
Un mensaje insonoro para los que estaban allí, pero que seria llevado al caballero de Fénix que acababa de despertar por medio de mi concentración. Voltee otra vez mientras que ahora un resplandor dorado me cubría completamente. Mire a Aldebarán y a la muchacha mientras que las llamas del cosmos se hacían más grandes, haciendo que mi pelo comenzara a flotar mientras que la armadura de virgo brillaba más y mas. Decidí hablar a la pequeña, debido a que Aldebarán entendería al mismo tiempo que ella lo escuchaba.
-Mi nombre es Leonard…-Dije mientras que la mire a los ojos, no estaba seguro de tener que explicarle a una muchachita, pero si Aldebarán confiaba en ella… Debía de ser seguro hacerlo- Lo que acabas de ver en la mano de Aldebarán o alrededor mío hace unos momentos, es lo que se llama Cosmos. El cosmos es una energía que las personas tienen dentro suyo, brindada por la estrella guardiana de cada persona. Esto no les sirve de mucho a las personas comunes, solo para usar su sexto sentido, el de la intuición.
Mis palabras serian confusas, estaba seguro, pero trataba de explicarlo lo más claro posible. De por si la idea del cosmos era negada a simple vista o pensamiento, pero la chica ya había tenido pruebas para creer en esto.
-Pero yo no soy una persona normal –Dije mientras que tocaba mi pecho, luego señalaría a Aldebarán y a la chica, al mismo tiempo que los nombraba- Al igual que Aldebarán y tú tampoco eres normal. Los tres hemos sido enviados a este mundo con un objetivo claro, un objetivo que va mas allá de su imaginación o incluso de su propia vida. Los tres somos guerreros de la paz y la justicia, defensores de una diosa y nuestro principal objetivo es velar por ella. Somos caballeros de Athena, o amazonas, en su respectivo caso.
Mi armadura seguía brillando acompañando mis palabras, tenia entendido que luego debería explicar todo otra vez para que el caballero de Fénix lo entendiera al llegar. Seguía explicándole a la joven mientras que trataba de que lo entendiera, no estaba entre mis dones ser el caballero más comprensible de todos.
-Los caballeros nos diferenciamos del resto de las personas porque podemos hacer un mayor uso de nuestro cosmos. Con él podemos crear defensas o ataques, podemos sentir la presencia de cada humano o cosa que tenga un cosmos propio. Podemos elevarlo hasta el séptimo sentido, un sentido que solo los defensores de Athena alcanzan, donde su cosmos puede compararse con las estrellas del cielo y brillar mas que nunca –Mi voz se volvió seria, era la hora de la prueba final, comprobaría si aquella muchacha era digna de levantar su cosmos hasta tal punto para poder adornar la armadura de amazona con honor y defender a Athena. Su edad era muy corta, pero la guerra santa no le daría mucho tiempo, así que era ahora o nunca- Ahora, jovencita, quiero ver que el destino no se equivoco al escoger alguien de tu edad. Quiero que te concentres en la constelación o estrella que te cuida desde el cielo. Quiero que pienses solo en esa estrella que brilla por ti y que te esfuerces por comunicarte con ella. Aunque se oiga estupido y sin razón, concéntrate y podrás lograrlo. Debes de recibir la energía que ella te esta dando y con tu propio poder, elevarla mas allá de lo que te imaginas.
El cosmos era difícil de comprender, porque si su cuerpo no estaba listo para ser la amazona, al levantar su cosmos ella podría morir. Su cuerpo podría no soportar la fuerza de un cosmos en su totalidad, pero si lo hacia, demostraría que era digna de ser tratada como una amazona. Ella debía de lograr este cometido. Ya no me preocupaba Aldebarán o el Fénix, solo tenia la mirada atentamente puesta en la pequeña muchacha, para ver el resultado de su esfuerzo.
-Concéntrate... Despierta tu séptimo sentido y demuéstranos que eres digna, de ser tratada como lo que eres en realidad.
El gigante dijo unas palabras acerca de su capa, al parecer el grandote se mantenía apegado a su pasado, al recuerdo vivo de su maestro. La misma situación en la que me encontraría si pensara en la princesa Lin o en Lady. Pero yo fui más fuerte que sus recuerdos, borrando todo sentimiento hacia ellos y volviéndolos solo imágenes. Mi mirada ahora se desviaba hacia la pequeña que emanaba esa aura, era cierto y lo terminaba de comprobar, ella también dominaba el cosmos. Enya parecía hacer lo mismo… pero hasta ahí yo solo sabia que los caballeros eran hombres que luchaban por su diosa, no sabia nada de mujeres.
- ¿Mujeres?
“Amazonas, Leonard. Mujeres de gran valor y fuerza cósmica que acompañan a los guerreros en su batalla. Estas mujeres son de gran poder y aunque su inocencia femenina lo oculte, son de temer… Justo como la pequeña que tienes frente a tus ojos.”
Entonces esa pequeña tenía un gran poder en su interior, podía percibirlo, pero jamás pensé que fuera también una luchadora que defendería con su vida a Athena. Se veía muy… Pequeña. Estaba por empezar a hablar cuando sentí ese cosmos crecer enormemente, un cosmos repleto de Ira y odio. Me di vuelta y comprobé que no había nadie. Me quede mirando hacia esa dirección pero al sentir completamente un aura de odio rodeada de una cosmoenergia justiciera, me relaje otra vez. Ese despertar solo podía significar una cosa… El caballero de Fénix, estaba de vuelta.
-Y no es la única que necesita explicaciones, Aldebarán.
Dije mientras que me concentre para mandar un mensaje telepático. Esta habilidad me serviría mucho a partir de ahora porque la telepatía era una nueva manera de comunicarme con aquellos que conocía a distancia, pero además para los que no conocía también. Bastaba con sentir su presencia y concentrarme para poder comunicarme con ellos. Eso fue lo que hice con aquel guerrero.
-“No comprendes… ¿Verdad? No comprendes porque ese poder que te rodea, no comprendes el aura que tienes a tu alrededor, que como un fuego siniestro rompe con las barreras de lo creíble y te hace pensar en cosas que hasta ahora, pensabas imposibles. No sabes que es aquella armadura que te viste. No sabes nada, joven guerrero. Ven unos pasos mas aquí, ahora que tienes esa armadura en tu cuerpo puedes sentir mi presencia a la perfección, así como todas las que existen. Ven hacia aquí, si lo que estas buscando son respuestas…”
Un mensaje insonoro para los que estaban allí, pero que seria llevado al caballero de Fénix que acababa de despertar por medio de mi concentración. Voltee otra vez mientras que ahora un resplandor dorado me cubría completamente. Mire a Aldebarán y a la muchacha mientras que las llamas del cosmos se hacían más grandes, haciendo que mi pelo comenzara a flotar mientras que la armadura de virgo brillaba más y mas. Decidí hablar a la pequeña, debido a que Aldebarán entendería al mismo tiempo que ella lo escuchaba.
-Mi nombre es Leonard…-Dije mientras que la mire a los ojos, no estaba seguro de tener que explicarle a una muchachita, pero si Aldebarán confiaba en ella… Debía de ser seguro hacerlo- Lo que acabas de ver en la mano de Aldebarán o alrededor mío hace unos momentos, es lo que se llama Cosmos. El cosmos es una energía que las personas tienen dentro suyo, brindada por la estrella guardiana de cada persona. Esto no les sirve de mucho a las personas comunes, solo para usar su sexto sentido, el de la intuición.
Mis palabras serian confusas, estaba seguro, pero trataba de explicarlo lo más claro posible. De por si la idea del cosmos era negada a simple vista o pensamiento, pero la chica ya había tenido pruebas para creer en esto.
-Pero yo no soy una persona normal –Dije mientras que tocaba mi pecho, luego señalaría a Aldebarán y a la chica, al mismo tiempo que los nombraba- Al igual que Aldebarán y tú tampoco eres normal. Los tres hemos sido enviados a este mundo con un objetivo claro, un objetivo que va mas allá de su imaginación o incluso de su propia vida. Los tres somos guerreros de la paz y la justicia, defensores de una diosa y nuestro principal objetivo es velar por ella. Somos caballeros de Athena, o amazonas, en su respectivo caso.
Mi armadura seguía brillando acompañando mis palabras, tenia entendido que luego debería explicar todo otra vez para que el caballero de Fénix lo entendiera al llegar. Seguía explicándole a la joven mientras que trataba de que lo entendiera, no estaba entre mis dones ser el caballero más comprensible de todos.
-Los caballeros nos diferenciamos del resto de las personas porque podemos hacer un mayor uso de nuestro cosmos. Con él podemos crear defensas o ataques, podemos sentir la presencia de cada humano o cosa que tenga un cosmos propio. Podemos elevarlo hasta el séptimo sentido, un sentido que solo los defensores de Athena alcanzan, donde su cosmos puede compararse con las estrellas del cielo y brillar mas que nunca –Mi voz se volvió seria, era la hora de la prueba final, comprobaría si aquella muchacha era digna de levantar su cosmos hasta tal punto para poder adornar la armadura de amazona con honor y defender a Athena. Su edad era muy corta, pero la guerra santa no le daría mucho tiempo, así que era ahora o nunca- Ahora, jovencita, quiero ver que el destino no se equivoco al escoger alguien de tu edad. Quiero que te concentres en la constelación o estrella que te cuida desde el cielo. Quiero que pienses solo en esa estrella que brilla por ti y que te esfuerces por comunicarte con ella. Aunque se oiga estupido y sin razón, concéntrate y podrás lograrlo. Debes de recibir la energía que ella te esta dando y con tu propio poder, elevarla mas allá de lo que te imaginas.
El cosmos era difícil de comprender, porque si su cuerpo no estaba listo para ser la amazona, al levantar su cosmos ella podría morir. Su cuerpo podría no soportar la fuerza de un cosmos en su totalidad, pero si lo hacia, demostraría que era digna de ser tratada como una amazona. Ella debía de lograr este cometido. Ya no me preocupaba Aldebarán o el Fénix, solo tenia la mirada atentamente puesta en la pequeña muchacha, para ver el resultado de su esfuerzo.
-Concéntrate... Despierta tu séptimo sentido y demuéstranos que eres digna, de ser tratada como lo que eres en realidad.
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
La niña observó al nuevo individuo mientras este hablaba con Aldebarán, pero de un momento a otro su atención se centró en ella, con cierto aire de duda. Parecía que aquel joven de rubios cabellos traía consigo las respuestas que ambos buscaban. Sylvanas simplemente se mantuvo en silencio escuchando con atención cada palabra que salía de la boca del tal Leonard. Sus mirada blanquecina se mantenía clavada en el delicado rostro del chico mientras este le contaba sobre sus destinos.
La niña ladeó su cabeza con una expresión de confusión en su rostro, mas no dijo nada, simplemente siguió escuchando. Aunque debía admitir que dentro de lo genial que se le estaba diciendo había algo que la desanimaba.
“¿Yo especial?” reflexionó un instante. Aquello era lo único que no tenía mucho sentido para ella. Ser especial, eso no debía de ser algo tan simple como tan solo decirlo. Ella jamás se había sentido especial, y su experiencia de vida no le daba mucho aliento a ello. Además ¿Por qué irían los dioses a elegir a alguien como ella?. Por un momento sintió orgullo, tal vez esperanza, en su interior sentía que tal vez sí tenia un propósito en esa vida. Si se esforzaba, tal vez podía lograr ser alguien especial.
Poco a poco su rostro se fue iluminando de emoción y curiosidad, como si un cuento de fantasías resultase ser una realidad, semejante discurso iluminó su rostro, sus ojos mostraban un arrojo desmedido. Quería alcanzar esa meta, que su madre desde el cielo pudiese verla convertida en alguien digna de haber criado y querido, quería ser buena dentro de un mundo donde era considerada mala y anhelaba ser fuerte, obtener esa luz que guíe su camino.
Era de esperarse que se dudara de una pequeña, pero por muy infantil y juguetona, por más locura que a veces descarriara su cabecita ella podía ser muy seria y madura. No había sobrevivido sola en las calles así como así.
-Que mi apariencia no engañe tu juicio.- Su temple por primera vez fue serio y maduro, como nunca antes nadie la había visto, en sus ojos brillaba una chispa de determinación y hasta desafío ante la actitud del hombre de armadura.
-¿Mi estrella, eh? Nunca he considerado una sola y jamás como algo propio….- se pausó un momento, interrumpiendose a si misma. - Mamá una vez dijo “ellas hablan si sabes escucharlas”- murmuró entre recuerdos, mas solo dentro de su mente continuó aquellas palabras…“viven como tu, y si encuentras su luz jamás te abandonan.”
Con lentitud cerró sus ojos y unió sus manos, tomó aire con tranquilidad buscando equilibrarse con todas las sensaciones a su alrededor concentrándose en el inmenso cielo, en el resplandor de los astros en las noches mas oscuras. Recordando cada constelación que en algunas veladas había aprendido a trazar con su dedo. Sintió como si una chispa recorriera su cuerpo, incluso con sus ojos cerrados percibía una luz brillante. Sus oídos percibieron el murmullo de una voz femenina como el del sueño que hace no mucho había tenido en la cabaña de su enorme amigo. Así como pudo escucharlo se desvaneció opacado por otro extraño sonido.
-¿Mugidos?- se cuestionó a si misma dejando salir una ínfima risilla, mas sus recuerdos golpearon su realidad cual oleada, permitiéndole entender. Alzó su rostro al cielo, ahora podía ver una constelación resplandecer con mas furor. Elevó su dedo índice trazando el dibujo en el cielo.
-El toro...- murmuró volviendo a cerrar sus ojos esta vez queriendo sentir toda esa vida que hacía a la estrella arder de semejante manera. Fue entonces que su cuerpo fue invadido por una sensación conocida y muy agradable. Esa tan anhelada calidez y paz que hasta hace momentos percibía de los dos hombres, aquella que ella buscaba alcanzar podía sentirla recorrer cada fibra de su cuerpo. Una sosegada sonrisa se curvó en su labios y un brillo dorado empezó a envolver su cuerpo, expandiéndose mas y mas, sus cabellos se mecían como si una brisa les hiciera bailar, un leve tintinear de los cascabeles de su pulsera resonó en aquella sección del bosque. Por unos segundos, la luz que la rodeaba llegó a iluminarlo todo a su alrededor, haciendo una pequeña cúpula donde podría perfectamente parecer de día. Pero sus ojos seguían cerrados, estaba demasiado abstraída regocijándose en toda esa vivacidad que la invadía. Con un efímero suspiro el brillo se fue apagando hasta desaparecer al instante que sus ojos se abrieron, sus orbes parecían idos, perdidos en un horizonte. Sacudió su cabeza redirigiendo su mirada a Leonard, extrañamente parecía decepcionada.
-Puedo sentirlo, lo juro, puedo verlo y sentirlo. Pero no puedo brillar como usted, quisiera saber como, poder alcanzarlo, pero no se como. Lamento si lo decepcioné…- murmuró en un tono tenue y algo triste girándose un instante observando a Aldebarán. – Te dije que no puedo ser especial. –añadió esta vez dirigido hacia el gigante, con la misma seriedad tan inusual en el rostro de la jovencita. Pues al parecer no se había percatado de lo que recién había sido capaz.
La niña ladeó su cabeza con una expresión de confusión en su rostro, mas no dijo nada, simplemente siguió escuchando. Aunque debía admitir que dentro de lo genial que se le estaba diciendo había algo que la desanimaba.
“¿Yo especial?” reflexionó un instante. Aquello era lo único que no tenía mucho sentido para ella. Ser especial, eso no debía de ser algo tan simple como tan solo decirlo. Ella jamás se había sentido especial, y su experiencia de vida no le daba mucho aliento a ello. Además ¿Por qué irían los dioses a elegir a alguien como ella?. Por un momento sintió orgullo, tal vez esperanza, en su interior sentía que tal vez sí tenia un propósito en esa vida. Si se esforzaba, tal vez podía lograr ser alguien especial.
Poco a poco su rostro se fue iluminando de emoción y curiosidad, como si un cuento de fantasías resultase ser una realidad, semejante discurso iluminó su rostro, sus ojos mostraban un arrojo desmedido. Quería alcanzar esa meta, que su madre desde el cielo pudiese verla convertida en alguien digna de haber criado y querido, quería ser buena dentro de un mundo donde era considerada mala y anhelaba ser fuerte, obtener esa luz que guíe su camino.
Era de esperarse que se dudara de una pequeña, pero por muy infantil y juguetona, por más locura que a veces descarriara su cabecita ella podía ser muy seria y madura. No había sobrevivido sola en las calles así como así.
-Que mi apariencia no engañe tu juicio.- Su temple por primera vez fue serio y maduro, como nunca antes nadie la había visto, en sus ojos brillaba una chispa de determinación y hasta desafío ante la actitud del hombre de armadura.
-¿Mi estrella, eh? Nunca he considerado una sola y jamás como algo propio….- se pausó un momento, interrumpiendose a si misma. - Mamá una vez dijo “ellas hablan si sabes escucharlas”- murmuró entre recuerdos, mas solo dentro de su mente continuó aquellas palabras…“viven como tu, y si encuentras su luz jamás te abandonan.”
Con lentitud cerró sus ojos y unió sus manos, tomó aire con tranquilidad buscando equilibrarse con todas las sensaciones a su alrededor concentrándose en el inmenso cielo, en el resplandor de los astros en las noches mas oscuras. Recordando cada constelación que en algunas veladas había aprendido a trazar con su dedo. Sintió como si una chispa recorriera su cuerpo, incluso con sus ojos cerrados percibía una luz brillante. Sus oídos percibieron el murmullo de una voz femenina como el del sueño que hace no mucho había tenido en la cabaña de su enorme amigo. Así como pudo escucharlo se desvaneció opacado por otro extraño sonido.
-¿Mugidos?- se cuestionó a si misma dejando salir una ínfima risilla, mas sus recuerdos golpearon su realidad cual oleada, permitiéndole entender. Alzó su rostro al cielo, ahora podía ver una constelación resplandecer con mas furor. Elevó su dedo índice trazando el dibujo en el cielo.
-El toro...- murmuró volviendo a cerrar sus ojos esta vez queriendo sentir toda esa vida que hacía a la estrella arder de semejante manera. Fue entonces que su cuerpo fue invadido por una sensación conocida y muy agradable. Esa tan anhelada calidez y paz que hasta hace momentos percibía de los dos hombres, aquella que ella buscaba alcanzar podía sentirla recorrer cada fibra de su cuerpo. Una sosegada sonrisa se curvó en su labios y un brillo dorado empezó a envolver su cuerpo, expandiéndose mas y mas, sus cabellos se mecían como si una brisa les hiciera bailar, un leve tintinear de los cascabeles de su pulsera resonó en aquella sección del bosque. Por unos segundos, la luz que la rodeaba llegó a iluminarlo todo a su alrededor, haciendo una pequeña cúpula donde podría perfectamente parecer de día. Pero sus ojos seguían cerrados, estaba demasiado abstraída regocijándose en toda esa vivacidad que la invadía. Con un efímero suspiro el brillo se fue apagando hasta desaparecer al instante que sus ojos se abrieron, sus orbes parecían idos, perdidos en un horizonte. Sacudió su cabeza redirigiendo su mirada a Leonard, extrañamente parecía decepcionada.
-Puedo sentirlo, lo juro, puedo verlo y sentirlo. Pero no puedo brillar como usted, quisiera saber como, poder alcanzarlo, pero no se como. Lamento si lo decepcioné…- murmuró en un tono tenue y algo triste girándose un instante observando a Aldebarán. – Te dije que no puedo ser especial. –añadió esta vez dirigido hacia el gigante, con la misma seriedad tan inusual en el rostro de la jovencita. Pues al parecer no se había percatado de lo que recién había sido capaz.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
La pequeña estaba muy concentrada y enfocada en lo que tenia que hacer, sabia claramente que debía de elevar su cosmoenergia para llegar hasta el séptimo sentido. Cuando comenzó a hacerlo me sorprendió la facilidad con la que se conecto con su estrella. “¿El toro?” Sin duda se refería a Tauro, al mirar el cielo lo comprobé. La niña comenzó a elevar muy rápidamente su cosmos mientras que una luz dorada como la de mi cosmos comenzaba a brillar alrededor de ella, expandiéndose lentamente hasta que por unos segundos, logro alcanzar el séptimo sentido. Por más que fue por un corto lapso de tiempo, poco mas de tres segundos, la muchacha había alcanzado el poder máximo que requiere un caballero de Athena y logro elevar su cosmoenergia hasta fundirse en una con su constelación… Su cuerpo no había recibido ningún daño en el proceso, pero dejo de iluminar porque perdió la concentración y luego se desanimo.
Me acerque un poco hacia ella mientras que le sacudía el cabello, lo había hecho bien y había dejado en claro que sin duda alguna ella seria la próxima amazona de Tauro. Quizás no se podía concentrar ahora, pero era joven y era normal, en la batalla aprendería como concentrarse y focalizarse más para no perder este poder una vez que lo alcancé. Le dije unas palabras con tono cariñoso mientras que me agachaba para verla a los ojos.
-Has brillado como yo, pequeña, solo que perdiste la concentración. Con un poco de práctica lograras brillar, aunque ya estoy orgulloso de llamarte amazona.
Sonreí a la niña y una presencia entre los árboles me sorprendió. Sentí como un aura comenzaba a llamarme a tentarme para mirar hacia el costado derecho. Al mirar vi entre los árboles un brillo dorado que hacia que mi armadura brillara también un poco. ¿Podría ser?... Mire un poco mas detallado y me concentre en sentir ese cosmos. Sin duda alguna, estaba bajo la presencia de una armadura dorada.
-“Entonces… ¿la niña ya esta preparada?”
Pensaba mientras que miraba atónito la situación, pero me estaba equivocando, la voz de Buda me saco de mi error.
“No es así Leonard, la niña no es la única que esta bajo la protección de una armadura dorada y lo sabes. Porque a quien tu viniste a buscar, esta listo para marcharse”
Mire rápidamente al grandulon mientras que pude ver a su alrededor un aura dorada, quizás estaba comenzando a experimentar lo que yo había sentido cuando encontré mi armadura entre los árboles. Lentamente los caballeros dorados estaban siendo despertados por su armadura y eso era algo que me llenaba de orgullo, porque podríamos proteger a la chica que Enya menciono y afirmo que era la reencarnación del a diosa Athena.
-Aldebarán… Creo que algo te espera.
Dije mientras que señale hacia el lugar de donde provenía el brillo dorado. Él estaba preparado, el gran hombre ya estaba listo para convertirse en el santo de Tauro, el más fuerte de toda la dinastía.
Me acerque un poco hacia ella mientras que le sacudía el cabello, lo había hecho bien y había dejado en claro que sin duda alguna ella seria la próxima amazona de Tauro. Quizás no se podía concentrar ahora, pero era joven y era normal, en la batalla aprendería como concentrarse y focalizarse más para no perder este poder una vez que lo alcancé. Le dije unas palabras con tono cariñoso mientras que me agachaba para verla a los ojos.
-Has brillado como yo, pequeña, solo que perdiste la concentración. Con un poco de práctica lograras brillar, aunque ya estoy orgulloso de llamarte amazona.
Sonreí a la niña y una presencia entre los árboles me sorprendió. Sentí como un aura comenzaba a llamarme a tentarme para mirar hacia el costado derecho. Al mirar vi entre los árboles un brillo dorado que hacia que mi armadura brillara también un poco. ¿Podría ser?... Mire un poco mas detallado y me concentre en sentir ese cosmos. Sin duda alguna, estaba bajo la presencia de una armadura dorada.
-“Entonces… ¿la niña ya esta preparada?”
Pensaba mientras que miraba atónito la situación, pero me estaba equivocando, la voz de Buda me saco de mi error.
“No es así Leonard, la niña no es la única que esta bajo la protección de una armadura dorada y lo sabes. Porque a quien tu viniste a buscar, esta listo para marcharse”
Mire rápidamente al grandulon mientras que pude ver a su alrededor un aura dorada, quizás estaba comenzando a experimentar lo que yo había sentido cuando encontré mi armadura entre los árboles. Lentamente los caballeros dorados estaban siendo despertados por su armadura y eso era algo que me llenaba de orgullo, porque podríamos proteger a la chica que Enya menciono y afirmo que era la reencarnación del a diosa Athena.
-Aldebarán… Creo que algo te espera.
Dije mientras que señale hacia el lugar de donde provenía el brillo dorado. Él estaba preparado, el gran hombre ya estaba listo para convertirse en el santo de Tauro, el más fuerte de toda la dinastía.
Leonard- Caballeros Dorados
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
El poder que había despertado Sylvanas era realmente sorprendente, por momentos había casi superado en la fuerza cósmica que anteriormente había desatado en sus sueños Aldebarán, algo por demás importante y comprobando que la niña era un prodigio, dado que dominaba el cosmos a una corta edad algo que Aldebarán de seguro no hacía, o al menos no se daba cuenta de ello y le parecía una locura cuando Ydrah lo mencionaba en los entrenamientos de cuerpo a cuerpo que solían tener. Aldebarán estaba intentando comprender. Caballeros de Atenea, cosmos, séptimo sentido, cosas que no comprendía en su totalidad. El gigante cerró sus ojos, siendo acunado por la tranquilidad, intentando comprender lo mismo que había mencionado anteriormente Leonard, mientras el rubio hablaba con la pequeña. El grandullón quería probar si el podía sentir lo mismo que había sentido la pequeña, fue en ese momento que su temple calmo, ahora se ponía mas serio y demostraba un tanto su fortaleza mental.
Se colocó en la posición del caballo, con sus puños cerrados concentrándose hasta no poder mas, podía ver a lo lejos aun con los ojos cerrados un brillo en el cielo por encima de su cabeza, un destello que iba por encima de lo inimaginable una luz que le llevaba hacia la verdad y a la vez hacia la paz interna. Una enorme aura dorada cubría por completo su cuerpo, mientras que su energía provocaba una ventisca que hacía volar casi todo lo que tenía alrededor, Leonard le estaba hablando pero estaba tan tranquilo y con sus ojos cerrados que el no escuchaba nada mas que su mente. Sus pies hacían un cráter en la tierra, hundiéndose un poco de tanta fuerza cósmica que liberaba, podía superar el poder del rubio de Virgo por momentos, el suelo comenzó a temblar y las estrellas mostraron la forma del Toro, aquel toro dorado que ahora estaba destinado a tener la compañía del nombre Aldebarán anteriormente a la constelación de Tauro; formando así de una vez a Aldebarán de Tauro. Sus ojos se abrieron, se tranquilizó por momentos y un brillo dorado surcó el cielo, proveniente del bosque. Una haz de luz, cual pilar que llegaba hasta el cielo, como si se fundiera con él para siempre.
Todo el cuerpo del gigante ardía, sentía la fuerza cósmica llevar su ser a algo más que normal, a algo mas que espectacular o asombroso incluso. Se sentía el hombre más fuerte del mundo, aunque su humildad jamás se lo hubiese dejado salir de sus labios. Sus cabellos morados se alborotaban al viento, hizo dos pasos hacia delante y unas chispas doradas dejaba en el aire, como pequeñas luciérnagas que prontamente se deshacían, convirtiéndolo en un ser casi omnipotente. - ¡Ella está aquí!
Dijo observando a aquel pilar dorado que llegaba hasta el cielo, abriendo un agujero oscuro en las nubes. Ante tanta oscuridad, la luz dejaba ver que se podía lograr la luminosidad, lo cual dejaba un mensaje de que estaban destinados a ser quienes llevasen la paz y la luz a este mundo. El pilar prontamente se fue haciendo más suave, deshaciendo su luminosidad y liberando un par de partes doradas que prontamente fueron descendiendo hacia el cuerpo de Aldebarán, tiñéndolo de un dorado intenso que se solidificó en algunos instantes, mostrando partes de una armadura que protegía al Gigante bendito por la constelación de Tauro. Pronto una armadura dorada se cernía por completo sobre el cuerpo del gigante, cubriéndolo por completo.
Adoptó la postura clásica que el tenía, cruzándose de brazos y cerrando sus ojos para inhalar un poco de aire puro, mientras los abría lentamente para encontrar a Sylvanas y Leonard delante de él. Un poco de humo liberaba su cuerpo, al ser que esta armadura prácticamente se fundía con un calor intenso que había provocado aquella luz, miró seriamente a Leonard ahora estaba vestido como él. – Supongo que deben llamarme de ahora en adelante, ¿Aldebarán de Tauro?
Dijo con gracia pues había comprendido a que había venido a este mundo por primera vez en su vida. Un aura dorada iluminaba el cuerpo de Aldebarán, potenciando el brillo de su armadura que ya de por sí era cegador en aquella noche hermosa y tranquila. Suponía el gigante que desde ahora en adelante, nada iba a ser igual. - ¿Y ahora que, Leonard?
Off Rol: Post de Obtención de Armadura.
Se colocó en la posición del caballo, con sus puños cerrados concentrándose hasta no poder mas, podía ver a lo lejos aun con los ojos cerrados un brillo en el cielo por encima de su cabeza, un destello que iba por encima de lo inimaginable una luz que le llevaba hacia la verdad y a la vez hacia la paz interna. Una enorme aura dorada cubría por completo su cuerpo, mientras que su energía provocaba una ventisca que hacía volar casi todo lo que tenía alrededor, Leonard le estaba hablando pero estaba tan tranquilo y con sus ojos cerrados que el no escuchaba nada mas que su mente. Sus pies hacían un cráter en la tierra, hundiéndose un poco de tanta fuerza cósmica que liberaba, podía superar el poder del rubio de Virgo por momentos, el suelo comenzó a temblar y las estrellas mostraron la forma del Toro, aquel toro dorado que ahora estaba destinado a tener la compañía del nombre Aldebarán anteriormente a la constelación de Tauro; formando así de una vez a Aldebarán de Tauro. Sus ojos se abrieron, se tranquilizó por momentos y un brillo dorado surcó el cielo, proveniente del bosque. Una haz de luz, cual pilar que llegaba hasta el cielo, como si se fundiera con él para siempre.
Todo el cuerpo del gigante ardía, sentía la fuerza cósmica llevar su ser a algo más que normal, a algo mas que espectacular o asombroso incluso. Se sentía el hombre más fuerte del mundo, aunque su humildad jamás se lo hubiese dejado salir de sus labios. Sus cabellos morados se alborotaban al viento, hizo dos pasos hacia delante y unas chispas doradas dejaba en el aire, como pequeñas luciérnagas que prontamente se deshacían, convirtiéndolo en un ser casi omnipotente. - ¡Ella está aquí!
Dijo observando a aquel pilar dorado que llegaba hasta el cielo, abriendo un agujero oscuro en las nubes. Ante tanta oscuridad, la luz dejaba ver que se podía lograr la luminosidad, lo cual dejaba un mensaje de que estaban destinados a ser quienes llevasen la paz y la luz a este mundo. El pilar prontamente se fue haciendo más suave, deshaciendo su luminosidad y liberando un par de partes doradas que prontamente fueron descendiendo hacia el cuerpo de Aldebarán, tiñéndolo de un dorado intenso que se solidificó en algunos instantes, mostrando partes de una armadura que protegía al Gigante bendito por la constelación de Tauro. Pronto una armadura dorada se cernía por completo sobre el cuerpo del gigante, cubriéndolo por completo.
Adoptó la postura clásica que el tenía, cruzándose de brazos y cerrando sus ojos para inhalar un poco de aire puro, mientras los abría lentamente para encontrar a Sylvanas y Leonard delante de él. Un poco de humo liberaba su cuerpo, al ser que esta armadura prácticamente se fundía con un calor intenso que había provocado aquella luz, miró seriamente a Leonard ahora estaba vestido como él. – Supongo que deben llamarme de ahora en adelante, ¿Aldebarán de Tauro?
Dijo con gracia pues había comprendido a que había venido a este mundo por primera vez en su vida. Un aura dorada iluminaba el cuerpo de Aldebarán, potenciando el brillo de su armadura que ya de por sí era cegador en aquella noche hermosa y tranquila. Suponía el gigante que desde ahora en adelante, nada iba a ser igual. - ¿Y ahora que, Leonard?
Off Rol: Post de Obtención de Armadura.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
Sylvanas no comprendía por completo las palabras de Leonard. ¿Era posible que hubiese logrado lo que se esperaba? ¿Era capaz de crear tan bella y calida luz? Le costaba creerlo, pero el alivio de saber que había conseguido sentir y conectarse con su estrella le trajo gran esperanza y alegría, y eso era suficiente para alentarla y devolverle su tan usual sonrisa. Cerró sus ojos permitiéndose emitir una leve risilla mientras el caballero desmarañaba aun mas su cabello.
“Amazona” se repitió para sus adentros, complacida de tal elogio. Tal vez, tan solo tal vez, sus sueños… sus anhelos podían cumplirse, podría convertirse en alguien que puede hacer el bien. Saber que podía hacer sentir orgullosa a su madre que de seguro la observaba desde las estrellas. Hacerse fuerte para el día en que encontrara a su hermana, protegerla para que no volviese a sufrir nunca más.
La chiquilla sintió como un cosquilleo recorriendo su cuerpo, de cierta forma se percató que algo estaba muy cerca de ellos, algo extraño…poderoso. Y al parecer no era la única, ambos hombres ponían su atención en aquella asombrosa llegada. La pequeña se volteó al igual que ellos, sus ojitos blanquecinos se ensancharon en desmedida, vidriosos de la emoción ante la imagen que se presentaba frente a ella. Por un instante el resplandor la encegueció, permitiéndole sentir una calida y grata brisa. Se cubrió apenas la cara y refregando un poco sus ojos pudieron ver la impresionante escena. Aldebarán era bañado en luz, como si se tratase de un santo bendecido por los dioses. Boquiabierta del asombro presenció como de la nada una armadura como la del otro joven se ensamblaba a su inmenso cuerpo, acoplándose a este a la perfección. Haciéndolo brillar como las mismísimas constelaciones en aquella oscura y tranquila noche. Para la pequeña, todo era como una fantasía volviéndose realidad, su expresión demostraba el entusiasmo y la euforia que aquello le generaba. Era bellísimo…inigualable.
-Sabia que eras único.- musitó la niña mientras se acercaba a Aldebarán abrazando su cintura, después de todo su intuición no le había engañado, aquel tan bondadoso hombre tenía algo especial dentro de él, ese algo que lo hacía destacar por sobre cualquier humano. -Eras demasiado extraño para ser una persona común y corriente, creo que desde el primer momento que nos conocimos te vi de cierta forma como un héroe, un caballero. ¡Felicidades Aldebarán!- añadió Syl sonriéndole tiernamente. Pudo ver su rostro reflejado en la brillante armadura, se separó un poco aunque no lo quisiera pues el contacto le permitía sentir esa armoniosa sensación de paz –Algún día espero ser como tú.- dijo esperanzada volviendo a observar sonriente como nunca al enorme hombre.
-Espera…- murmuró algo extrañada. – Estoy segura de haber sentido al toro también…No entiendo, ¿Dos Tauro?- inquirió esta vez volteándose hacia Leonard, esperando por no resultar enterándose de que sus sueños volvían a estrellarse contra el suelo.
“Amazona” se repitió para sus adentros, complacida de tal elogio. Tal vez, tan solo tal vez, sus sueños… sus anhelos podían cumplirse, podría convertirse en alguien que puede hacer el bien. Saber que podía hacer sentir orgullosa a su madre que de seguro la observaba desde las estrellas. Hacerse fuerte para el día en que encontrara a su hermana, protegerla para que no volviese a sufrir nunca más.
La chiquilla sintió como un cosquilleo recorriendo su cuerpo, de cierta forma se percató que algo estaba muy cerca de ellos, algo extraño…poderoso. Y al parecer no era la única, ambos hombres ponían su atención en aquella asombrosa llegada. La pequeña se volteó al igual que ellos, sus ojitos blanquecinos se ensancharon en desmedida, vidriosos de la emoción ante la imagen que se presentaba frente a ella. Por un instante el resplandor la encegueció, permitiéndole sentir una calida y grata brisa. Se cubrió apenas la cara y refregando un poco sus ojos pudieron ver la impresionante escena. Aldebarán era bañado en luz, como si se tratase de un santo bendecido por los dioses. Boquiabierta del asombro presenció como de la nada una armadura como la del otro joven se ensamblaba a su inmenso cuerpo, acoplándose a este a la perfección. Haciéndolo brillar como las mismísimas constelaciones en aquella oscura y tranquila noche. Para la pequeña, todo era como una fantasía volviéndose realidad, su expresión demostraba el entusiasmo y la euforia que aquello le generaba. Era bellísimo…inigualable.
-Sabia que eras único.- musitó la niña mientras se acercaba a Aldebarán abrazando su cintura, después de todo su intuición no le había engañado, aquel tan bondadoso hombre tenía algo especial dentro de él, ese algo que lo hacía destacar por sobre cualquier humano. -Eras demasiado extraño para ser una persona común y corriente, creo que desde el primer momento que nos conocimos te vi de cierta forma como un héroe, un caballero. ¡Felicidades Aldebarán!- añadió Syl sonriéndole tiernamente. Pudo ver su rostro reflejado en la brillante armadura, se separó un poco aunque no lo quisiera pues el contacto le permitía sentir esa armoniosa sensación de paz –Algún día espero ser como tú.- dijo esperanzada volviendo a observar sonriente como nunca al enorme hombre.
-Espera…- murmuró algo extrañada. – Estoy segura de haber sentido al toro también…No entiendo, ¿Dos Tauro?- inquirió esta vez volteándose hacia Leonard, esperando por no resultar enterándose de que sus sueños volvían a estrellarse contra el suelo.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
El gran Aldebarán, lo había conseguido. Ahora en su cuerpo estaba posada la armadura de Tauro, convirtiéndose así en mi compañero y en mi aliado. Convirtiéndose en uno de los santos de Athena que debíamos de velar por la seguridad de ella y por la justicia del mundo. Recordé a Enya por un segundo, me preguntaba si ella había logrado lo mismo que había logrado yo, reunir al menos un soldado para que se nos uniera. Las tropas de la diosa Athena se estaban reuniendo, pero al mismo tiempo pude sentir una presencia oscura inmensa, creciendo a lo lejos. Mis ojos se abrieron extrañados mientras que Buda exclamo unas palabras que me hicieron pensar.
“El inframundo ha movido la primer ficha, Thanathos esta de vuelta”
¿El dios de la muerte? Entonces la guerra era algo más serio de lo que pensaba, me cuestione por un momento de mi poder, pero luego entendí que a la hora de la batalla, si mi poder no era necesario me daría cuenta, porque caería. La muchacha parecía estar confundida porque no había explicado lo de las armaduras, al parecer le confundía el hecho de que hubiera dos Tauro. Sonreí mientras que me limite a bajar mi cosmos y mi aura dorada, para quedar como un simple humano con armadura dorada, a la vista de todos.
-Las constelaciones del zodiaco protegen a un hombre y una mujer con su luz y le dan su energía. Al guerrero cuyo cuerpo sea bendecido por la constelación de Tauro, se le llama caballero de Tauro y a la mujer, Amazona de Tauro.
Trataba de explicar todo, debido a que la corta edad de la joven podía ser un problema para los soldados de Athena, Pero en mi interior sabia que ella tenía el suficiente poder y la madurez necesaria como para afrontar esta guerra e incluso sobrevivirla. El tiempo estaba pasando y el Fenix no llegaba, no me gustaba esperar, así que decidí que era hora de mover mi primer ficha personal, era hora de viajar hasta nuestro lugar. Mire a la muchacha y luego al caballero para decir unas ultimas palabras, mientras que mi aura se encendía nuevamente.
-Ya conocen la verdad, ahora ustedes deben de decidir. Yo iré hasta el santuario, allí me reuniré con otra amazona y con quien quiera venir. Debemos de comenzar a crear las defensas de Athena y lo que es aun más importante, localizarla… Ustedes deciden si se quedan o me siguen, pero después de todo, su destino esta pegado al santuario así que tarde o temprano, llegaran.
Comencé a caminar afuera del bosque mientras que golpee la parte de mi armadura que se encontraba en mi rodilla, ante el ruido que esto produjo Snow salio de su escondite y me siguió, caminando detrás mío como un fiel can. El lobito miraba hacia atrás a aquel grandote y la chica, pero luego seguía mis pasos. No sabía si los otros me seguirían, pero esperaba que lo hicieran.
En cuanto al Fenix, si había recibido mi mensaje y buscaba respuestas, me seguiría también sin importar que tan lejos estuviéramos, porque había encendido mi cosmos para que lo sintiera a la distancia.
“El inframundo ha movido la primer ficha, Thanathos esta de vuelta”
¿El dios de la muerte? Entonces la guerra era algo más serio de lo que pensaba, me cuestione por un momento de mi poder, pero luego entendí que a la hora de la batalla, si mi poder no era necesario me daría cuenta, porque caería. La muchacha parecía estar confundida porque no había explicado lo de las armaduras, al parecer le confundía el hecho de que hubiera dos Tauro. Sonreí mientras que me limite a bajar mi cosmos y mi aura dorada, para quedar como un simple humano con armadura dorada, a la vista de todos.
-Las constelaciones del zodiaco protegen a un hombre y una mujer con su luz y le dan su energía. Al guerrero cuyo cuerpo sea bendecido por la constelación de Tauro, se le llama caballero de Tauro y a la mujer, Amazona de Tauro.
Trataba de explicar todo, debido a que la corta edad de la joven podía ser un problema para los soldados de Athena, Pero en mi interior sabia que ella tenía el suficiente poder y la madurez necesaria como para afrontar esta guerra e incluso sobrevivirla. El tiempo estaba pasando y el Fenix no llegaba, no me gustaba esperar, así que decidí que era hora de mover mi primer ficha personal, era hora de viajar hasta nuestro lugar. Mire a la muchacha y luego al caballero para decir unas ultimas palabras, mientras que mi aura se encendía nuevamente.
-Ya conocen la verdad, ahora ustedes deben de decidir. Yo iré hasta el santuario, allí me reuniré con otra amazona y con quien quiera venir. Debemos de comenzar a crear las defensas de Athena y lo que es aun más importante, localizarla… Ustedes deciden si se quedan o me siguen, pero después de todo, su destino esta pegado al santuario así que tarde o temprano, llegaran.
Comencé a caminar afuera del bosque mientras que golpee la parte de mi armadura que se encontraba en mi rodilla, ante el ruido que esto produjo Snow salio de su escondite y me siguió, caminando detrás mío como un fiel can. El lobito miraba hacia atrás a aquel grandote y la chica, pero luego seguía mis pasos. No sabía si los otros me seguirían, pero esperaba que lo hicieran.
En cuanto al Fenix, si había recibido mi mensaje y buscaba respuestas, me seguiría también sin importar que tan lejos estuviéramos, porque había encendido mi cosmos para que lo sintiera a la distancia.
Leonard- Caballeros Dorados
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
Por lo pronto no iré contigo Leonard. – musitó el gigante cruzado de brazos haciendo caso omiso a las demás cosas, puesto que no se podía perder tiempo en debates cuando estaban en peligro cientos de personas inocentes.
Creo que sería conveniente llevarme a la pequeña a mi cabaña para comenzar nuestro viaje directo hacia el Santuario… por lo pronto la adoptaré como para que sea mi discípula dado que tendría que tener las mismas cualidades que yo, ¿Te parece Syl? – musitó el caballero dorado, mientras Leonard desaparecía de escena vaya a saber a donde quiera que fuese. Pues aun su gran fuerza cósmica se podía sentir aun.
¿Te parece que vayamos a mi cabaña a buscar un poco de ropa antes de partir hacia el Santuario, pequeña? – dijo colocándose de cuclillas con una sonrisa muy amable. Su capa estaba siendo revolcada en el suelo, pero no le importaba que se ensuciara.
Observó hacia las estrellas una vez más, antes de que ella le respondiera. Pues encontró paz en la constelación de Tauro, y ahora sabía el porque. Su armadura reluciente bajo el manto platinado de la luz de luna, era realmente hermoso espectáculo, sobretodo para la pequeña, de seguro, que le gustaban los objetos de oro. El caballero agachó su mirada, encontrándose con los ojos blanquecinos de la futura amazona, esperando su respuesta.
Creo que sería conveniente llevarme a la pequeña a mi cabaña para comenzar nuestro viaje directo hacia el Santuario… por lo pronto la adoptaré como para que sea mi discípula dado que tendría que tener las mismas cualidades que yo, ¿Te parece Syl? – musitó el caballero dorado, mientras Leonard desaparecía de escena vaya a saber a donde quiera que fuese. Pues aun su gran fuerza cósmica se podía sentir aun.
¿Te parece que vayamos a mi cabaña a buscar un poco de ropa antes de partir hacia el Santuario, pequeña? – dijo colocándose de cuclillas con una sonrisa muy amable. Su capa estaba siendo revolcada en el suelo, pero no le importaba que se ensuciara.
Observó hacia las estrellas una vez más, antes de que ella le respondiera. Pues encontró paz en la constelación de Tauro, y ahora sabía el porque. Su armadura reluciente bajo el manto platinado de la luz de luna, era realmente hermoso espectáculo, sobretodo para la pequeña, de seguro, que le gustaban los objetos de oro. El caballero agachó su mirada, encontrándose con los ojos blanquecinos de la futura amazona, esperando su respuesta.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
La emoción continuó iluminando su rostro a medida que escuchaba a Leonard explicar su duda, pues aquello significaba, tal vez, que podía ser la compañera de Aldebarán y eso en verdad le agradaba. Al parecer el destino no los había hecho encontrar por casualidad. Pero tan pronto como sintió la euforia invadiéndola, una repentina despedida la dejó un tanto confundida, y podría decirse también algo afligida. Después de todo ella no tenía una armadura, no podía llamarse oficialmente una amazona, y eso seguramente significaría que volvería a quedarse sola, algo que por mas acostumbrada que estuviese lo aborrecía. Pero fue entonces que la amabilidad del gigante asombró a la pequeña que ya no sabía como reaccionar de tantos altibajos, pero al cabo de unos segundos cayó en la cuenta de lo que Aldebarán le proponía y salto sobre él, entrelazando sus bracitos al cuello de su nuevo maestro.
-¡Si!¡Gracias, gracias, gracias!- repetía Sylvanas mas alegre que nunca, sentía como si su corazón fuese a salírsele del pecho. – No te defraudare…ma-es-tro. –añadió con una amplia sonrisa, aun abrazando al grandote, colgándose prácticamente de él.
De un salto llegó a la espalda de hombre, apoyando su mentón en el hombro de este y aferrándose bien. –Andando.- musitó con entusiasmo juguetón e infantil, brillando levemente de felicidad.
-¡Si!¡Gracias, gracias, gracias!- repetía Sylvanas mas alegre que nunca, sentía como si su corazón fuese a salírsele del pecho. – No te defraudare…ma-es-tro. –añadió con una amplia sonrisa, aun abrazando al grandote, colgándose prácticamente de él.
De un salto llegó a la espalda de hombre, apoyando su mentón en el hombro de este y aferrándose bien. –Andando.- musitó con entusiasmo juguetón e infantil, brillando levemente de felicidad.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Bosques - [Centro del Bosque]
Un pequeño destello había iluminado hacia un punto específico del bosque, dos energías habían chocado con gran estruendo que al colisionar entre ellas provocaron una onda expansiva que acabo con toda el área del bosque. La tierra marcaba un profundo surco donde yacía precisamente una mujer, parecía estar sumido en un perfecto sueño…
Batallas y escenas interminables donde la guerra predominaba sobre su mundo, el fuego se expandía sin piedad eliminando no solo los cuerpos sino el alma de seres humanos. Un ser como ella no poseía un pasado, solo la historia de un demonio que nacía de entre las cenizas, aquel que estudiaba a sus enemigos y vencerlos por su debilidad, algo completamente diferente al estilo marcado entre los bersekers pero que gracias a esa habilidad logró conseguir un importante puesto a lado de su dios. Siempre se trataba de una competencia constante de demostrar quién era el mejor, la fama adquirida solo era algo fugaz ya que no se podía confiar en absolutamente nadie y NADIE era merecedor de respeto alguno.
La armadura que envolvía el cuerpo de la mujer pareció resplandecer, emanando un calor que la hiciera reaccionar, además algo parecía estar mal… en la inconciencia de Ushuriel pudo percibir algo sumamente familiar. No reaccionaba, no dejaba de soñar con la imagen fantasmagórica de ese sujeto que logró traspasar su ¿alma?.. ¿espiritu?...
Batallas y escenas interminables donde la guerra predominaba sobre su mundo, el fuego se expandía sin piedad eliminando no solo los cuerpos sino el alma de seres humanos. Un ser como ella no poseía un pasado, solo la historia de un demonio que nacía de entre las cenizas, aquel que estudiaba a sus enemigos y vencerlos por su debilidad, algo completamente diferente al estilo marcado entre los bersekers pero que gracias a esa habilidad logró conseguir un importante puesto a lado de su dios. Siempre se trataba de una competencia constante de demostrar quién era el mejor, la fama adquirida solo era algo fugaz ya que no se podía confiar en absolutamente nadie y NADIE era merecedor de respeto alguno.
La armadura que envolvía el cuerpo de la mujer pareció resplandecer, emanando un calor que la hiciera reaccionar, además algo parecía estar mal… en la inconciencia de Ushuriel pudo percibir algo sumamente familiar. No reaccionaba, no dejaba de soñar con la imagen fantasmagórica de ese sujeto que logró traspasar su ¿alma?.. ¿espiritu?...
Diva- Berseker de Ares
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