[Villa Vallis Mellitus] Pasillos

Alexandra despues de haber buscado en compañia de Armand y Paolo al señor Ioros y a la tal chica Astrid, habian llegado lo mas rapido posible a la villa, pero Paolo les dijo que el se adelantaba, ademas la chica de cabellera rubia le dijo a Armand que debia ver las telas, pues habia visto el carruaje al entrar a los territorios de la villa que se dirigia a la entrada de esta, por lo que queria revisar eso antes de que fuera a ver que le sucedia al amo Fye y Gelum.

Se acerco al trabajador y le pregunto acerca de las telas y le dijo que ya las habia llevado a una de las habitaciones disponible, para que mas tarde los amos las vieran, asi que sin mas preambulos se diriguio lo mas rapido que pudo a ver donde estaban Paolo y Armand para alcanzarlos e ir con sus amos.

Corriendo iba la chica en la villa, hasta que llego a la cocina a preguntar si los habian visto, a lo cual las trabajadoras le dijeron que estaban en el comedor el joven Paolo, el señor Ioros y la chica, por lo que rapidamente fue a ver ahi que sucedia, sin embargo al estar cerca de ahi escucho varios gritos y mucho mas ruido, asi que mejor decidio buscar a su amo Fye, que bastante le preocupaba, ademas pensaba que su amigo Paolo podia arreglarselas, asi que decidio pasar corriendo por ahi, pero al voltear, vio una cabellera rubia......LEONARD....penso mientras lo veia lentamente, preguntandose que haria ahi, pero sin darse cuenta, vio que tambien pasaba una chica de cabellera pelirroja o naranja, pero que le parecia familiar sin embargo solo susurro para si misma


Alexandra:¿Que es lo que hace Leonard aqui??...pense que estaba en Britania....o mejor aun en el centro de Roma...que pasara?? .

se interrogaba a si misma, mientras corria rumbo a la habitacion del joven Gelum, lugar que le habian indicado sus amigas, que era donde estaba su amo Fye....

Helena escuchó lo que estaba diciendo la joven Alexandra a su amor platónico. Por más que intentase ser una guerrera fuerte que se olvidara de sentimientos banales y poco útiles para su vida, no podía evitar sentirse bastante celosa de la cercanía que podía percibir entre ellos dos; empezó a pensar que el amor que sentía hacia ese joven que conoció desde sus catorce años, era por sobre todas las cosas destructivo y que no tenía más remedio que terminar con el mismo para poder dar paso a un sentimiento que le diese más tranquilidad.

Las palabras de Alexandra eran un poco vacilantes, se veía que no tenía la misma determinación que ella para algunas cosas, pero también se notaba lo valiente que era esa joven de cabellos amarillos, porque en cuestión de segundos empezó a decirle todas las cosas que ella también sabía, pero que tenía miedo de soltar así de una manera arrebatada ante su querido amo Fye. Esas cosas que dijo la joven Alexandra hicieron que Helena sintiera que nada tenía que hacer ahí, puesto que ella estaba esperando el momento crucial para contárselo a su amo y presentarse como su guerrera habiendo ya tenido un ataque más fuerte que mostrar a su deidad.

-Cielos padre parece que ella me ganó en decírselo. La verdad no entiendo qué es lo que pretendo hacer en este lugar, mejor me voy despacito así por donde vine ahora que nadie sabe que estoy aquí.- Helena pensó esto mientras daba un paso hacia atrás con suavidad, sin embargo una voz grave y fuerte la detuvo. Su amor platónico la había descubierto de una manera rápida e impredecible. NO había nada que hacerle, ella estaba perdida porque no tendría explicación lógica para justificar su presencia en ese lugar.

-¿Qué haré? NO puedo moverme... Me siento mal, creo que me tiemblan las piernas. No me puedo mover. ¡Qué me está pasando!

Helena tenía los ojos abiertos de par en par, estaba tan sorprendida por aquel fenómeno nuevo que estaba experimentando, que no podía evitar sentir que se derretía, tenía tanto miedo de que el joven Fye fuera a buscarla hecho una fiera que el sólo hecho de saber que el la había descubierto estaba haciendo que ella sintiera ganas de desmayarse, sin embargo no dijo nada porque aún no podía articular una sola palabra, debido a que su miedo no le permitía actuar con coherencia.

Del interior de la Villa Vallis Mellitus algo sucedia, se podian sentir claramente tres cosmos, uno divino pero muy debil, y dos cosmos de similr prosedencia, aunque cabia apreciar que uno estaba algo descontrolado, Paolo no pufdo evitar sentir aquella spresencia y sabia que una le pertenecia a aquella dama con la cual habia tenido un no tan agradable encuentro en las caballerizas. Tomo un respiro se concentro y encuanto pudo saber exactamente donde estaban aquellos seres emprendio su partida hacia dicho lugar, pasados unos minutos Paolo se encontraba entre las sombras de los pasillos de la villa, en silencio se acerco y pudo escuchar y ver lo que acontecia, alli estaban los tres, Alexandra que en una ocasion habia conocido, Helena y su amo y dios, Fye.

Paolo esa presencia que se siente hemanando de Fye es la de Abel, no la puedo confundir, en mis años en el olimpo antes de edscender a la tierra muchos conocimientos pude adquirir y no cabe duda ese es la encarnacion de Abel a quien parece debes servir o tu mismo lo haz escogido asi, esas palabras solo las escuchaba Paolo en su mente, pero yo... ¿un guerrero de Abel?, no creo que pueda ser posible, claro que lo es, solo entrena, domina el cosmos y la armadura de mercurio se te sera rebelada, asi como se le rebelo a tus padres en un sueño, el tambien dominaba el cosmos sin embargo, murio antes de que los dioses reaparecieran, asi que ve, muestrate como lo que eres... un guerrero, sirve a tu dios y hazte mas fuerte para que obtengas tu armadura como debe ser. todas esas palabras solo estaban en la mente de Paolo donde ambos seres solían discutir.

Luego de unos diez minutos de platica mental Paolo se decidió a hacerse sentir, elevando un poco su cosmos y saliendo de entre las sombras, se dirigió ante Fye, mi señor Fye, lo que estas jóvenes dicen es cierto, y yo puedo estar seguro de ello, usted es la encarnación en esta Era del dios del sol, Abel, y al igual que ella yo soy uno de sus guerreros mi señor, siguió caminando y se puso al lado de Helena y solo para ellos susurro, las caballerizas están bien, no creo que halla rastro de lo que sucedió a por cierto se que quieres lograr con ese tornado y te ayudare, en su mano derecha se formo una corriente eléctrica que apuntando con su dedo indice hacia aquel pequeño tornado lanzo, llenando de cargas eléctricas aquella manifestación de viento que se dirigía hacia Alexandra, con eso la joven podría emplear mas su cosmos y dominar su poder.

Helena estaba esperando que la joven se defendiera, para así de esa forma lograr hacer que despertara, puesto que deseaba poder ayudarla en su entrenamiento para que estuviese preparada y defendiera a su deidad como tenía que ser, sin embargo algo con lo que no contaba pasó. El joven de cabellos negros, al que ella casi mataba apareció en ese lugar y se dedicó a perder su tiempo lanzando otro ataque copiando lo que estaba haciendo ella, mostrando así su falta de originalidad.

-Si lo sabes entonces puedo saber porqué rayos te has metido?- Helena miró con desdén a Paolo y luego trató de avanzar unos pasos para redirecciónar su ataque, ya que le parecía injusto que Alexandra fuese atacada por los dos; sin embargo algo pasó. Una intervención que ella no se esperaba se dio en ese lugar, haciendo que la joven se detuviese en seco, provocando en ella sentimientos cercanos a la frustración y al enojo; no entendía si su reacción era porque su hermano la había abandonado, o porque había entendido lo tonto de su querer, sólo sabía que su genio cada segundo que pasaba, se ponía peor.

-No puede ser... Casi lo he herido por querer hacer las cosas de esta forma... Padre... ¿Acaso no sé hacer bien las cosas si no es con tu guía?.

Helena nada dijo acerca de lo que estaba pasando en ese lugar. Es más! Ni siquiera pensó o intentó disculparse por aquel accionar suyo poco educado y por demás completamente precipitado. A esas alturas ella se suponía, podía ser capaz de comportarse de una forma apropiada frente a su superior y frente a sus compañeros, pero lejos de eso, su forma de ser era todo lo contrario a lo que mostraba su imagen. Poco comprendía acerca de su otra forma de ser. Lo único que tenía claro era que esos últimos días ella estaba predominando sobre la Helena dulce y amable que siempre trataba de ayudar a sus compañeros.

Olvidando que su amor platónico había despertado y que tenía que rendierle respeto como debía, la joven mujer de cabellos rubios sólo se limitó a hacer un gesto de impaciencia y sin decir nada retrocedió otros pasos más para empezar a decirle a Fye en un tono, no tan alegre, pero eso sí, lo suficientemente controlado para que no dijera que le estaba faltando al respeto, el siguiente argumento:

-¿No se supone que ya debía creerlo con todo lo que le ha dicho ella y con todo lo que le he demostrado? ¿Tenía que arruinar mi manera de ayudar a Alexandra a despertar su poder? Ya tenía suficiente con Paolo ¿Sabía? Todos los hombres son iguales, todo lo arruinan, ya hizo lo mismo que Paolo ¡Es que no tienen remedio!

Helena cruzó los brazos y miró a Fye. NO tenía dudas, se lo veía más bello ahora que había despertado, pero igual se sentía tan molesta con el, que le importaba un comino que el fuera una deidad y pudiese matarla por su comportamiento si quisiera. Estaba molesta y hasta que no averiguase bien el motivo de su enojo, este no haría más que avanzar como la ponzoña de la mordida de una serpiente.

Narro/ Pensamientos de Helena/ Helena

Un cálido viento se podía sentir en aquellos pasillos emanada por aquel pequeño tornado que iba hacia Alexandra envuelto en los rayos del joven Paolo, sin embargo, algo diferente ocurrió, Fye, Abel se interpuso en el camino de aquel pequeño ataque y lo recibió por completo, ya que era la encarnación de un dios no sufrió daño alguno, pero sus acciones eran algo infantiles ante la vista de Paolo. El amo fye no debería hacer eso, parece un niño chiquito con esas acciones, pero bueno el sabrá porque hace las cosas, de pronto, a su lado escucho unas palabras, Era Helena, se notaba en su rostro y en sus palabras que estaba molesta por lo que había echo el dios anteriormente.

Cálmate Helena, me imagino que el amo quería comprobar si en verdad es un dios, giro su rostro hacia Fye, ¿ya esta convencido que usted es la encarnación del gran dios del sol, Abel?, espero no le quepan dudas mi señor. Volvió a mirar a Helena e hizo aparecer rayos,adelante... nuevamente envía ese remolino contra Alexandra, mis rayos están esperando, a ver si la ayudamos a controlar su energía, esto ultimo lo dijo en un tono un poco mas bajo, para quedar solo callado, esperando la reacción de su amon, dios y Helena, mientras el cosmos de Alexandra se podía sentir un poco mas fuerte en aquellos pasillo y se divisaba claramente aquel cosmos inundando su ser por completo, debía controlarlo y Paolo estaba dispuesto a colaborar.

Caminaba lentamente por los pasillos que daban a la habitacion de mi hermana, donde segundos antes habia notado su ausencia, donde se habia metido estaba vez, solo de recordar lo que pudo haber pasado cuando se habia encontrado con vergiluis, ahora convertido en dios, hacia que las heridas de mi cuerpo comenzaran a arder. Estaba a punto de entrar a escena, pero a lo lejos se escuchaban las voces de algunas personas entre otras la de mi hermano Fye, pero las otras, estaban perdidas en mi mente, se me hacian conocidas.

Estaba a punto de ir a hablar con Fye, pero entonces algo me detuvo, fue la presencia de dos cosmos, los cuales parecian explotar a su maximo esplendor, pero era algo raro, de que dijeran que mi hermano era un dios, que locuras eran esas, solo mi mente divagaba con esos pensamientos, que podria haber pasado, porque justo en este momento todo empezaba a salir a la luz, no estaba solo en este mundo, habia mas guerreros como yo a lo lejos, pero entonces, shopia tambien era una diosa, reencarnacion de atena, a la que yo prometi servir, pero ahora.... que deberia hacer.....

Entre lentamente para que todos me vieran, era mas que obvio que habian sentido mi presencia, pero entonces ante mi, las voces tomaron sus respectivos cuerpos, eran ellos dos, los sirvientes de mi hermano, nos habiamos encontrado en las caballerisas incluso alguno de ellos, me insulto, que le haria Fye s lo supiera, pense, para luego ir directamente hacia mi hermano.

Fye que a pasado, porque todo este relajo, que se traen esos dos, y antes que nada, donde esta nuestra hermana...

Aquellos pasillos se volvian tensionantes, y lso comsos de los alli presentes se incrementaban a un mas, sin embargo, el Fye se hacia a un lado para que Paolo y su compañera continuhacen lo que habian iniciado, "atacar a Alexandra quien permanecia en el suelo, depronto, la spalabras de Helena fueron escuchadas, al parecer atacaria a Fye, pero en ese instante aprecio Gelum, como siempre era inoportuno, Paolo elevo su cosmos al observar como dos aros de fuego aparecian delante y detras de Alexandra quien de un solo lanzamiento, los manejo y desintegro la tecnica de Helena.

Rayos salieron disparados a gran velocidad hacia Alexandra por parte de Paolo, no te metas en lo que ara de ahora en adelante Helena... Alexandra escuchame bien, tu rival en estos momentos osy yo, ¿me entendiste?, las palabras del joven guerrero eran firmes, los rayos los dirigia con su cosmos a voluntad propia eran aproxiamdamente cien o ciento cincuenta rayos que amenazaban la integridad fisica de Alexandra pero era todo para que pudiese controlar su energia. Paolo contnuaba su ataque, solo enfoco su mente, cuerpo y espiritu en Alexandra, olvidandoce de los demas presente en aquel salon, el vento frio era cortado por los comosmos poderosos que alli se presentaban, no solo eran gelum, Helena y Paolo con sus comsos mas dominados, si no que una amazona estaba despertando aun mas su poder y Fye, abel despertaba y se convertia por fin en el dios del sol.

Solo el destrozo provocado por aquellas personas que asimilaban ser guerreros, pero con un poder parecido al mio, ¿que hacian peleando entre ellos?, quizas solo eran suposiciones mias, pero quizas tambien eran caballeros, pero luchando al mando de mi hermano, ¿el tambien era un dios?, que pasaba por mi cabeza, porque todo se volvia a entremezclar sin poder conectar todos mis pensamientos en si.

¿Alexandra?, ¿Helena?, dime Fye quienes son estas personas, y es mas, porque en lugar de pelear en otro lado estan pelando frente a ti, dime, eres su protector o su dios, porque ahora te siento diferente, como si dentro de ti tuviera un poder insolito, casi sin explorar, es minimo, pero aun asi lo siento yo....

De pronto el me respondia con una pregunta al cuestionamiento acerca de mi hermana, que demonios pasaba en esa casa, el dolor de mis heridas anteriores, por parte de virgilius, estaban aun palpables, apenas habia despertado y no podia creer que la situacion de Sophia, se la habia salido de sus manos de nueva cuenta... Iba a responder, pero justo la mujer de cabellos dorados, interrumpio...a lo que no tuve mas respuesta que gritarle casi en la cara..

No te metas en nuestros asuntos... Se oyo en la sala, y acto seguido, comence a elevar mi cosmos, de manera que el ambiente se torno un poco gelido, y algunas paredes comenzaban a cubrirse de una ligera capa de hielo... No interrumpas justo cuando empiezo a hablar con mi hermano, no creas que me he olvidado de la pelea en las caballerizas, Helena...

Dije mientras apuntaba desafiante mi dedo indice hacia ella... Asi como la vez, esa mujer atento contra mi vida, junto con el otro... Pero eso ya no importa, guarde silencio, puesto que esto iba ir para largo... Fye, como es posible que se te haya perdido de nueva cuenta mi hermana, primero casi muero desangrentado cuando trate de protegerla de las manos de Fye, incluso aun tengo las cicatrices, y ahora, esto... Dime, ¿es que acaso no puedes protegerla?, ¿Donde esta mi hermano que nos protegia hace unos ayeres?, has perdido credibilidad Fye, y eso es lo que mas me duele, en estos momentos ella podria estar en peligro, y tu mirando a estos, peleando y destruyendo todo.... No podia mucho mas, hablaba fuerte, por respeto a mi hermano mayor, pero aun asi trataba de no gritar, para asi no voltear las cosas, y esto se tornara una pelea interfamiliar.

Gellum interrumpia en aquel lugar y Alexandra no parecía darle importancia alguna las palabras que Paolo pronunciaba, esto al joven no le gustaba para nada, así que lo que hizo fue desviar los rayos para que cayeran a los alrededores de Alexandra para luego manipularlos y crear una jaula que mantuviese a la joven alejada de Fye, de Abel y la hiciese concentrar en despertar su energía que controlara mejor su cosmos. Parecía que Helena se encontraba furiosa el amo no le prestaba mucha atención y con la palabras de Gelum mucho menos.

Gelum, Paolo giró la cabeza hacia e joven, santo inútil de Athena, mucho cuidado con lo que le dices o la forma en la cual te diriges al señor Fye y si casi te mueres hace unas horas fue por u imprudencia niño incompetente. A Paolo no le importaba en aquellos momentos que Gelum fuese el hermano de Fye, el era un santo de Athena según lo dicho por Helena y Paolo un guerrero de Abel, protector de Fye y debía hacer respetar a su amo, sin embargo, no se olivaba de Alexandra. El cosmos de Paolo se elevo nuevamente y un fuerte campo eléctrico comenzó a formarse en toda la habitación, lentamente fueron apareciendo rayos, relámpagos, y toda clase de armas hechas con aquella corriente eléctricas y lanzo algunas contra Alexandra, esperaba que reaccionara fuertemente aquella niña con su ataque.

Capítulo I. La despedida.

Que estoy haciendo mal… musite mientras Fye tomaba de mi camisa y me levantaba… Era verdad había abusado quizás de la bondad de mi hermano por protegerme todos estos años, pero la verdad no había podido superar el trauma que con ello me dejo, depender de todos, mientras él se hacia el fuerte frente o a mi hermana. Sin duda el había sido el padre que nunca habíamos tenido ambos, pero, quizás había echado todo por la borda, sus propias aspiraciones, incluso la perdida de aquel, y que ahora ocultaba tras ese parche… Tienes razón Fye, y perdona por todos los conflictos ocasionados… Terminaba mi frase, con la cabeza baja mirando quizás el suelo como buscando alguna respuesta, no había ninguna, solo, el tiempo estaba marcándome, mi ser ya no importaba mas, incluso si tenía a un hermano, también lo estaba perdiendo.

Mis pensamientos se volcaban ahora, en el asunto de que Fye no era el mismo, que paso, que pasaba ahora por sus memorias, solamente podía sentir la fuerza de su brazo sujetándome, era algo sobrenatural por así decirlo, el solo sentir una presencia ajena a él dentro de este mismo. Y si todo lo que habían dicho aquellos guerreros que se encontraban en aquel lugar era cierto, si Fye ya no era más mi hermano, y se hubiera convertido en un dios. Baje lentamente mi cosmos, no tenía razón para pelear, contra él, mis respetos eran más grandes hacia el que para cualquier otra persona, incluso para mi propia hermana.

Hable con la cabeza aun agachada… Fye, así que todo lo que ellos han dicho es verdad, eres reencarnación de Abel, bueno, es de sorprenderse, pero ahora no me importa eso… ahora no me importa lo que digas tengo que ir a buscar a mi hermana… No sé porque en mis pensamientos solo existía ella, quizás porque cuando estaba agonizante ella estaba a mi lado, o solo porque sentía el amor fraternal en ella. Sophia es lo que importa ahora, tú si quieres puedes quedarte aquí, que yo veré como me las arreglo yo solo… Y lentamente trate de zafarme de ahí, primero tomando a la fuerza su brazo, pero entendía que aun era un poco débil para él, así que eleve los brazos para que me liberara de la camisa, y quedara de pie con el torso desnudo.

No dude ni lo hare, de que puedas protegerme Fye, tu fuerza aumenta día con día, pero hoy, creo que es tiempo de valerme por mi mismo, ahora sé donde pertenezco, ya lo a dicho tu soldadito de plomo, soy un santo de athena… Y con ello venia a mi mente, el recuerdo, cuando sentí la primera variación de temperatura en mi cuerpo, cuando de pronto, en solo segundos todo a mi alrededor se congelo, y entre mis sueños y delirios, la había visto, a aquella mujer, que con un cosmos tan maternal llenaba el lugar con su más puro amor, era sin duda ella… Y tengo mis propios motivos para pensar que, esa diosa tenga alguna relación conmigo, mi corazón no puede mentirme, y es lo que siento ahora.

Comencé a caminar hacia la puerta principal, o lo que quedaba de ella, por algún momento pensé que todo acababa ahí, necesitaba superarme a mí mismo, ya que en el pasado solo fui usado, de una manera u otra, renegado por las demás personas, por la familia, o mejor dicho partes de esta. Como la traición de Solomon, el desprecio a los míos.

Adiós Fye..... Musite mientras me perdía entre aquel ambiente… espero volver a verte… mi hermano… mayor…

Paolo escucho las palabras de Helena, esta amazona tenia razón, Paolo no quería ya seguir con aquello que hacia, pues parecía absurdo y solo usaba su cosmos con una joven que ni siquiera se inmutaba para defenderse o hacer algo. Un fuerte respiro dio el joven guerrero de Abel y los rayos desaparecieron, giro su rostro y le dio la espalda a su compañera, acto seguido comenzó a caminar y escucho las palabras que el impetuoso gelum le decía a su amo.

Que niño tan fastidioso, no me costaría nada levantar mi mano y acabar con el... pero... seria un desperdicio de tiempo, Paolo parecía no soportar las tonterías del hermano menor de su amo así que decidió mejor irse, no tenia nada que hacer en aquel lugar, sin embargo, algo lo freno, las palabras de Abel, de Fye lo hicieron parar su huida.

Disculpe si lo molesto alguna de mis acciones, Paolo vio como se marchaba Gelum y quedo allí, dando le la espalda a su amo, mi señor, sabe que estoy para servirle, lo acompañare en su viaje, Paolo sabia que aquel destino al que Fye se refería como el lugar donde Abel recobrara su gloria", no era otro mas que Grecia. Paolo giro su cuerpo y quede al frente de su señor, esperando su orden, había decidido ir tras Helena, sin embargo, su señor era quien daba las ordenes y el solo obedecía.