Conectarse
User del Mes
Mapycozo
El gran ilusionista
El gran ilusionista
¡Prepárense para vivir las vacaciones en la playa!
Próximamente...
Últimos temas
Ganador de la 1º Era
Eras del Mundo
Deathless Love +18
Magical Hope
Damned Worlds
Vit Astrale
Digital Pocket
La cancion de Eventyr
Ilvermorny School
Fate/Requiem
Fate/Light of Extinction
Nine Beast, One Symbol
Neoarghia +18
Little Fears
Entrada al Templo
+4
Octavius
Lady
Ada
Raider
8 participantes
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Entrada al Templo
Recuerdo del primer mensaje :
Sarahissa se paró frente al umbral que dabal a entrada al tiempo. Lo observó durante lo que le pareció una eternidad, pensando que era lo que su señor estaba haciendo con esa mujer. Algo en su corazón la tenía bastante nerviosa... tenía un mal presentimiento de todo eso. Su mirada de hielo estaba enfocada en el templo, concentrandose profundamente en las cosmoenergías que sentía.
Estaba segura que Apocalypse cumpliría el labor que le había asignado, ser un inútil. Las motivaciones de todo lo que hacía las conocía sólo ella. A su tiempo se explicarían, por su puesto. Por ahora, permanecería en el templo de Ares, lista, esperando a su señor... alistando todo lo que tuviera que comenzar a alistarse.
Sintió tambien el cosmo de dos bersekers contra el divino cosmo de Poseidón. Pensó por su puesto que eran idiotas. Ni si quiera Steven podía ser lo suficientemente tarado como para enfrentarse a un dios como ese... pero despues de todo, los Bersekers tenían más orgullo que cerebro.
Con sus ojos fijos en la entrada, comenzó a avanzar para traspasar el arco de marmol rojizo. Parecía como si el color de las llamas con el tiempo se hubiese adherido a éste. No le importaba nada más que cumplir con su labor, no interesaba cuantos muriesen... ella sabía lo que tenía que hacer, seguir las ordenes y deseos de su Señor.
Sarahissa se paró frente al umbral que dabal a entrada al tiempo. Lo observó durante lo que le pareció una eternidad, pensando que era lo que su señor estaba haciendo con esa mujer. Algo en su corazón la tenía bastante nerviosa... tenía un mal presentimiento de todo eso. Su mirada de hielo estaba enfocada en el templo, concentrandose profundamente en las cosmoenergías que sentía.
Estaba segura que Apocalypse cumpliría el labor que le había asignado, ser un inútil. Las motivaciones de todo lo que hacía las conocía sólo ella. A su tiempo se explicarían, por su puesto. Por ahora, permanecería en el templo de Ares, lista, esperando a su señor... alistando todo lo que tuviera que comenzar a alistarse.
Sintió tambien el cosmo de dos bersekers contra el divino cosmo de Poseidón. Pensó por su puesto que eran idiotas. Ni si quiera Steven podía ser lo suficientemente tarado como para enfrentarse a un dios como ese... pero despues de todo, los Bersekers tenían más orgullo que cerebro.
Con sus ojos fijos en la entrada, comenzó a avanzar para traspasar el arco de marmol rojizo. Parecía como si el color de las llamas con el tiempo se hubiese adherido a éste. No le importaba nada más que cumplir con su labor, no interesaba cuantos muriesen... ella sabía lo que tenía que hacer, seguir las ordenes y deseos de su Señor.
Raider- Status : Guerrera Sin Dios
Ataques :
AD - Requiem del Pánico (3100)*
AD - Celda del Tiempo (3200)*
AM - Vermilion (3700)*
AM - Pits Of Inferno (4000)*
Defensa :
Sonata de Cristal
Cantidad de envíos : 268
Re: Entrada al Templo
Me mantuve quieta en el mismo lugar, la voz de Latrivan se hacía nuevamente presente en la habitación parece que ella si deseaba morir, por mi parte mejor callada a que muerta, quien entiende a los berserker sedientos de sangre y sin cerebro, Latrivan parecía racional aunque claro sus impulsos podrían lograr que la furia de nuestro señor Ares se hiciese presente, estuve a punto de bostezar por la espera, pero me contuve no vaya a ser que me calcinen por eso.
La voz del Señor de la Guerra se escuchó algo molesta, sino fuera que controlo algunos de mis impulsos cobardes ya habría escapado en cuanto tuviera oportunidad, pero temía más por mi muerte, la temperatura del ambiente comenzó a elevarse en la habitación, signo de que Ares estaba obviamente irritado, es obvio que puede saber lo pienso es un dios por un demonio.
Si escapar ya no era una opción, mejor quietecita, vivita y obediente, escuchando la ira o molestia de un dios y ahora flamas que bello espectáculo, debo controlarme o cometeré alguna imprudencia como gritar o escapar, debo pensar en torturas psicológicas es lo mejor, lo último dicho por nuestro señor no lo pude cumplir, por un momento me encontraba congelada por el miedo.
No pasó mucho tiempo hasta que pude comenzar a moverme, estúpida cobardía que me caracterizaba me había congelado, debía irme de allí cuanto antes.
La voz del Señor de la Guerra se escuchó algo molesta, sino fuera que controlo algunos de mis impulsos cobardes ya habría escapado en cuanto tuviera oportunidad, pero temía más por mi muerte, la temperatura del ambiente comenzó a elevarse en la habitación, signo de que Ares estaba obviamente irritado, es obvio que puede saber lo pienso es un dios por un demonio.
Si escapar ya no era una opción, mejor quietecita, vivita y obediente, escuchando la ira o molestia de un dios y ahora flamas que bello espectáculo, debo controlarme o cometeré alguna imprudencia como gritar o escapar, debo pensar en torturas psicológicas es lo mejor, lo último dicho por nuestro señor no lo pude cumplir, por un momento me encontraba congelada por el miedo.
No pasó mucho tiempo hasta que pude comenzar a moverme, estúpida cobardía que me caracterizaba me había congelado, debía irme de allí cuanto antes.
Alice- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Strudel des Sandes (900)
Defensa :
Cosmic Wings
Cantidad de envíos : 66
Re: Entrada al Templo
La entrada al palacio seguía custodiada por dos guerreras, cuestión extraña puesto que la orden de Ares había sido que todas ingresaran al templo. Pero ya no importaba, no cuando de pronto el propio regente del reino se acercó, a paso lento, desde los parajes más oscuros y siniestros en donde estaba ubicado el salón principal de sus dominios, allí donde había dejado atrás a tres formidables guerreras. En sus ojos no se podía distinguir absolutamente nada, no más de lo habitual en un sujeto como él. Su mirada era fría y distante, sin expresar ningún tipo de emoción. Se le veía calmado, avanzando con su tradicional paso lento de general romano. La túnica negra que lo cubría de pies hasta el cuello se movía de un lado a otro, a la vez que sus manos se mecían discontinuadamente al costado de su torso.
El aire aquí es distinto… - Señaló a la nada, con cierta melancolía, pasando justo por el lado de las dos mujeres. – Sin embargo... no es motivo para que estén quietas cubriendo la entrada. Entren... es una orden.
En ese minuto, muchos pensamientos asomaban dentro de su cabeza, aunque no parecían aquejarlo al respecto. Las tradicionales llamas que se formaban entorno a su cuerpo, producto del cosmos que poseía, parecían más tranquilas y relajadas de lo habitual. Ya no mostraban esa ferocidad ni mucho menos hostilidad de hacía un rato, cuando les había indicado entrar a sus soldados. Por otra parte, su cabello levitaba caprichosamente por sobre sus hombros, moviéndose muy pausadamente de un lado a otro.
Levantó la cabeza, y observó las estrellas en aquel cielo tan particular. Pequeños recuerdos humanos aparecían de pronto, y no fue capaz de ignorarlos. Reflejo de viejas batallas y glorias, cuando tan sólo era un muchacho con hambre de triunfo. Era, por decir lo menos, llamativo presenciar cómo podían cambiar las cosas sólo con un par de retoques. Nadie estaba a salvo de ello… y eso, era algo que él sabía muy bien.
El aire aquí es distinto… - Señaló a la nada, con cierta melancolía, pasando justo por el lado de las dos mujeres. – Sin embargo... no es motivo para que estén quietas cubriendo la entrada. Entren... es una orden.
En ese minuto, muchos pensamientos asomaban dentro de su cabeza, aunque no parecían aquejarlo al respecto. Las tradicionales llamas que se formaban entorno a su cuerpo, producto del cosmos que poseía, parecían más tranquilas y relajadas de lo habitual. Ya no mostraban esa ferocidad ni mucho menos hostilidad de hacía un rato, cuando les había indicado entrar a sus soldados. Por otra parte, su cabello levitaba caprichosamente por sobre sus hombros, moviéndose muy pausadamente de un lado a otro.
Levantó la cabeza, y observó las estrellas en aquel cielo tan particular. Pequeños recuerdos humanos aparecían de pronto, y no fue capaz de ignorarlos. Reflejo de viejas batallas y glorias, cuando tan sólo era un muchacho con hambre de triunfo. Era, por decir lo menos, llamativo presenciar cómo podían cambiar las cosas sólo con un par de retoques. Nadie estaba a salvo de ello… y eso, era algo que él sabía muy bien.
Última edición por Octavius el Miér Oct 12, 2011 11:11 pm, editado 3 veces
Octavius- Dios/a
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Dead Vermillion (3700)
AD - War Cry (3800)
AM - Demon Eyes (4700*)
AF - Dénouement (4900)
AFa - Colony Drop (5900)
Defensa :
Boiling Blood
DE - Blazing Skin
Cantidad de envíos : 256
Re: Entrada al Templo
Mac se apresuro rápidamente a ir hacia aquel templo que pertenecía al que desde ahora en adelante seria su rey y general, necesitaba llegar lo mas pronto posible y presentarse como su único guerrero varón. De vez en cuando Mac tenía recuerdos, recuerdos que no pertenecían ni a su infancia ni a su juventud, que aun no terminaba de vivir, quizás aquello recuerdos eran de sus vidas pasadas, en las cuales ya había sido el berserker que cada tanto de tiempo regresaba a la tierra a esperar las ordenes de su general, aquellos recuerdos invadían su cabeza y se fusionaban con los que tenia de su infancia, recordaba haber sido la mano derecha de su señor, y por alguna extraña razón sentía que el incendio que ardía fuertemente en aquel bosque él lo había provocado, no sabía cuando ni con que propósito, pero esa extraña sensación que sentía le decía que el había sido el causante de eso.
Prefirió dejar de pensar en eso y resolvió que tendría que darse prisa si quería presentarse frente a su amo, aun no era digno de la armadura del berserker de la destrucción total, pero estaba 100% seguro que pronto lo seria, tenía la seguridad que simpatizaría con el gran Ares, ya que Mac En esta vida había sido también un general de una legión de guerreros que habían sido seleccionados entre los mejores.
Dejo de pensar en eso cuando llego a donde se encontraba El poderosísimo Ares, se agacho e hizo reverencia y dijo. -Señor Disculpe la interrupción pero me Presento ante usted, jurándole eterna lealtad y eficacia, soy Mac Berserker de Apocalipce de la destrucción total y pronto estare totalmente listo para lo que mande-
Prefirió dejar de pensar en eso y resolvió que tendría que darse prisa si quería presentarse frente a su amo, aun no era digno de la armadura del berserker de la destrucción total, pero estaba 100% seguro que pronto lo seria, tenía la seguridad que simpatizaría con el gran Ares, ya que Mac En esta vida había sido también un general de una legión de guerreros que habían sido seleccionados entre los mejores.
Dejo de pensar en eso cuando llego a donde se encontraba El poderosísimo Ares, se agacho e hizo reverencia y dijo. -Señor Disculpe la interrupción pero me Presento ante usted, jurándole eterna lealtad y eficacia, soy Mac Berserker de Apocalipce de la destrucción total y pronto estare totalmente listo para lo que mande-
Invitado- Invitado
Re: Entrada al Templo
El viento era extrañamente suave en ese minuto, en el que el dios de la guerra se mantenía a la espera de que sus dos guerreras ingresasen a su templo. Las necesitaba para su reunión, especialmente a Latrivan, por lo que no dudó en ir en su búsqueda cuando ésta última no se presentaba junto a sus hermanas.
Una vez que ya estaba junto a ella, sin mirarlas, se quedó de pie observando a las estrellas y sintiendo pasar el aire fresco de la entrada, que a comparación con lo fétido del interior del templo, era mucho más limpio y agradable. Característica que en todo caso, no era importante ni mucho menos determinante para Ares.
Dicen que la brisa siempre lleva mensajes. – Declaró en tono tranquilo, sin aclarar si se dirigía particularmente a Sarahissa o a las dos. - ¿Pueden imaginar qué clase de mensaje es la que trae ahora?. – Planteó a la nada, para después girar su cuerpo y posteriormente su cabeza, primero a la pelirroja de mirada inexpresiva, y después a la mujer que quizás, era la que menos amaba pelear de todas las que estaban allí.
El mundo está cambiando… - Declaró un poco más serio, apretando sus nudillos y volviendo a mirar a Sarahissa. - ¿Están preparadas para lo que viene?. – Preguntó, luego para cambiar su vista hacia Alice. – Sólo el tiempo lo dirá…
Entonces fue que una nueva cosmoenergía apareció frente a ellos, un guerrero que ya el hombre alguna vez conocido como Octavius ya había anticipado tenía sus pies dentro de la tierra. Al ser desterrado Apocalypse, inmediatamente surgiría un nuevo emisario del feroz berserker, ya que no podían desaparecer mientras su sangre no se hubiese derramado en nombre de la guerra violenta y el señor de Esparta. O al menos, eso contaban, las viejas leyendas… y precisamente, se suponía que ello era una de las características más notables de los furiosos seguidores del hijo de Zeus. Su lealtad, estaba a prueba de su persona como tal. La esencia de su espíritu era lo que importaba, y ello, no podía ser otra cosa sino el hambre por la lucha sangrienta, despiadada y sin miedo a la muerte.
Bienvenido seas… Apocalypse. – Contestó girándose para observarle detenidamente. Era muy diferente a la apariencia que tenía el antiguo berserker, pero seguro no por ello menos temible. – Espero que estés preparado para morir… en la guerra, tarde o temprano todos mueren, somos el mejor reflejo del ciclo de la vida…
Se cruzó de brazos y respiró profundamente. Hasta él era capaz de percatarse que su espíritu estaba más pasivo que de costumbre, y por lo tanto, toda la tierra sufría las consecuencias al encontrarse en una continúa…
Paz… aunque no lo crean, no detesto la paz. – Inquirió con claridad, volteándose una vez más dándole la espalda a Mac, Latrivan y Zugurosh. – Lo que detesto, son aquellos que creen que la guerra no es necesaria… la guerra siempre será necesaria, está en el interior de todos los seres vivos.
Comenzó a caminar devuelta a su templo, puesto que ya había dado una orden bastante clara a sus tres berserker. Además, podía percibir la cosmoenergía de Eris queriendo despertar de nuevo. De seguro querría recuperar a su fantasma una vez que sus energías fuesen lo suficientemente notables como para revivirla y, por consiguiente, dejarla aterrizar en el planeta una vez más como diosa.
Muchos dioses… - Agregó, en una especie de queja. – Los tres, entren al templo, es una orden directa e inapelable…
Y sin decir más, lentamente se perdió dentro de los pasillos de su gran templo.
Una vez que ya estaba junto a ella, sin mirarlas, se quedó de pie observando a las estrellas y sintiendo pasar el aire fresco de la entrada, que a comparación con lo fétido del interior del templo, era mucho más limpio y agradable. Característica que en todo caso, no era importante ni mucho menos determinante para Ares.
Dicen que la brisa siempre lleva mensajes. – Declaró en tono tranquilo, sin aclarar si se dirigía particularmente a Sarahissa o a las dos. - ¿Pueden imaginar qué clase de mensaje es la que trae ahora?. – Planteó a la nada, para después girar su cuerpo y posteriormente su cabeza, primero a la pelirroja de mirada inexpresiva, y después a la mujer que quizás, era la que menos amaba pelear de todas las que estaban allí.
El mundo está cambiando… - Declaró un poco más serio, apretando sus nudillos y volviendo a mirar a Sarahissa. - ¿Están preparadas para lo que viene?. – Preguntó, luego para cambiar su vista hacia Alice. – Sólo el tiempo lo dirá…
Entonces fue que una nueva cosmoenergía apareció frente a ellos, un guerrero que ya el hombre alguna vez conocido como Octavius ya había anticipado tenía sus pies dentro de la tierra. Al ser desterrado Apocalypse, inmediatamente surgiría un nuevo emisario del feroz berserker, ya que no podían desaparecer mientras su sangre no se hubiese derramado en nombre de la guerra violenta y el señor de Esparta. O al menos, eso contaban, las viejas leyendas… y precisamente, se suponía que ello era una de las características más notables de los furiosos seguidores del hijo de Zeus. Su lealtad, estaba a prueba de su persona como tal. La esencia de su espíritu era lo que importaba, y ello, no podía ser otra cosa sino el hambre por la lucha sangrienta, despiadada y sin miedo a la muerte.
Bienvenido seas… Apocalypse. – Contestó girándose para observarle detenidamente. Era muy diferente a la apariencia que tenía el antiguo berserker, pero seguro no por ello menos temible. – Espero que estés preparado para morir… en la guerra, tarde o temprano todos mueren, somos el mejor reflejo del ciclo de la vida…
Se cruzó de brazos y respiró profundamente. Hasta él era capaz de percatarse que su espíritu estaba más pasivo que de costumbre, y por lo tanto, toda la tierra sufría las consecuencias al encontrarse en una continúa…
Paz… aunque no lo crean, no detesto la paz. – Inquirió con claridad, volteándose una vez más dándole la espalda a Mac, Latrivan y Zugurosh. – Lo que detesto, son aquellos que creen que la guerra no es necesaria… la guerra siempre será necesaria, está en el interior de todos los seres vivos.
Comenzó a caminar devuelta a su templo, puesto que ya había dado una orden bastante clara a sus tres berserker. Además, podía percibir la cosmoenergía de Eris queriendo despertar de nuevo. De seguro querría recuperar a su fantasma una vez que sus energías fuesen lo suficientemente notables como para revivirla y, por consiguiente, dejarla aterrizar en el planeta una vez más como diosa.
Muchos dioses… - Agregó, en una especie de queja. – Los tres, entren al templo, es una orden directa e inapelable…
Y sin decir más, lentamente se perdió dentro de los pasillos de su gran templo.
Octavius- Dios/a
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Dead Vermillion (3700)
AD - War Cry (3800)
AM - Demon Eyes (4700*)
AF - Dénouement (4900)
AFa - Colony Drop (5900)
Defensa :
Boiling Blood
DE - Blazing Skin
Cantidad de envíos : 256
Re: Entrada al Templo
Sarahissa se había quedado quieta la mayoría de ese tiempo, muy atras de todos los demás, en silencio como siempre con la mirada perdida en la nada. Parecía como si las palabras de Ares no la tocaran, como si estuviese pensando en algo completamente distinto a lo que estaba ocurriendo, como si sus pensamientos estuviesen completamente en las nubes.
Cerró los ojos, y con la gracia y calma que la caracterizaba siguió la orden que con tanto enfasis había dado Ares... debían entrar al templo de la guerra.
No tenía mayor conocimiento del motivo de dicha orden, pero la tenía que seguir. Si hubiese dependido de ella habría estado en ese momento en el templo de Latrivan entrenando su cuerpo y su mente para las batallas que venían a continuación, o tal vez, contemplando el santuario de Athena desde la altura del monte de las estrellas... ¿Quien sabía? De cualquier forma no valía la pena pensar en ello, tenía ordenes que cumplir y Ares no daba ordenes a meno que fueran completamente necesarias.
Se adelantó en silencio, con la cabeza un tanto agachada y los ojos cerrados, traspasando los pilares de la entrada del templo.
Cerró los ojos, y con la gracia y calma que la caracterizaba siguió la orden que con tanto enfasis había dado Ares... debían entrar al templo de la guerra.
No tenía mayor conocimiento del motivo de dicha orden, pero la tenía que seguir. Si hubiese dependido de ella habría estado en ese momento en el templo de Latrivan entrenando su cuerpo y su mente para las batallas que venían a continuación, o tal vez, contemplando el santuario de Athena desde la altura del monte de las estrellas... ¿Quien sabía? De cualquier forma no valía la pena pensar en ello, tenía ordenes que cumplir y Ares no daba ordenes a meno que fueran completamente necesarias.
Se adelantó en silencio, con la cabeza un tanto agachada y los ojos cerrados, traspasando los pilares de la entrada del templo.
Raider- Status : Guerrera Sin Dios
Ataques :
AD - Requiem del Pánico (3100)*
AD - Celda del Tiempo (3200)*
AM - Vermilion (3700)*
AM - Pits Of Inferno (4000)*
Defensa :
Sonata de Cristal
Cantidad de envíos : 268
Re: Entrada al Templo
Al parecer la inesperada interrupción o tal vez prevista solo por Ares, no habia sido una molestia para el gran señor Ares, quizás Mac había causado una buena impresión, que era lo que buscaba pero sin querer parecer un simple pelele.
Bienvenido seas… Apocalypse. – Contesto Ares mirando fijamente a Mac – Espero que estés preparado para morir… en la guerra, tarde o temprano todos mueren, somos el mejor reflejo del ciclo de la vida…- siguió diciendo mientras Mac alzaba ligeramente la cabeza en señal de comprensión-.
“Preparado para morir” Pensó Mac, Esas palabras Eran el alimento de cada día para Mac incluso las había tomado como una frase propia, aquellas palabras siempre las dirigía a sus hombres antes de entrar en el campo de batalla y eran un buen tranquilizante para ellos. “La muerte” pensó nuevamente Mac antes le temía, cada vez que veía a su padre salir a la batalla, a pesar de su corta edad en ese entonces sabia el significado de la muerte, pero después de la muerte de su padre comprendió que la vida era un simple siclo, nacías luego llegabas a un clímax y después finalmente morías, fuera como hubieras vivido el fin inevitable era la muerte. –Yo no temo a la muerte, finalmente nacimos para morir- dijo Mac silenciosamente. Mientras Ares decía sus últimas palabras antes de retirarse de aquel lugar, -Paz… aunque no lo crean, no detesto la paz., Lo que detesto, son aquellos que creen que la guerra no es necesaria… la guerra siempre será necesaria, está en el interior de todos los seres vivos. –, no sin antes dar una orden a Mac y las dos mujeres que se encontraban en ese lugar.
-Preparado para morir………donde sea y cuando sea- dijo Mac mientras se levantaba y giraba su cabeza en dirección de las dos mujeres, -Vale la pena morir en una guerra………..Claro que vale la pena, morir e irse al infierno, si que vale la pena- dijo Mac sin importarle parecer un loco y se puso en marcha hacia adentro del templo siguiendo las orden es de Ares, tal vez daría sus indicaciones de sus primeros movimientos..
Bienvenido seas… Apocalypse. – Contesto Ares mirando fijamente a Mac – Espero que estés preparado para morir… en la guerra, tarde o temprano todos mueren, somos el mejor reflejo del ciclo de la vida…- siguió diciendo mientras Mac alzaba ligeramente la cabeza en señal de comprensión-.
“Preparado para morir” Pensó Mac, Esas palabras Eran el alimento de cada día para Mac incluso las había tomado como una frase propia, aquellas palabras siempre las dirigía a sus hombres antes de entrar en el campo de batalla y eran un buen tranquilizante para ellos. “La muerte” pensó nuevamente Mac antes le temía, cada vez que veía a su padre salir a la batalla, a pesar de su corta edad en ese entonces sabia el significado de la muerte, pero después de la muerte de su padre comprendió que la vida era un simple siclo, nacías luego llegabas a un clímax y después finalmente morías, fuera como hubieras vivido el fin inevitable era la muerte. –Yo no temo a la muerte, finalmente nacimos para morir- dijo Mac silenciosamente. Mientras Ares decía sus últimas palabras antes de retirarse de aquel lugar, -Paz… aunque no lo crean, no detesto la paz., Lo que detesto, son aquellos que creen que la guerra no es necesaria… la guerra siempre será necesaria, está en el interior de todos los seres vivos. –, no sin antes dar una orden a Mac y las dos mujeres que se encontraban en ese lugar.
-Preparado para morir………donde sea y cuando sea- dijo Mac mientras se levantaba y giraba su cabeza en dirección de las dos mujeres, -Vale la pena morir en una guerra………..Claro que vale la pena, morir e irse al infierno, si que vale la pena- dijo Mac sin importarle parecer un loco y se puso en marcha hacia adentro del templo siguiendo las orden es de Ares, tal vez daría sus indicaciones de sus primeros movimientos..
Invitado- Invitado
Re: Entrada al Templo
De repente el joven romano pudo notar que el clima cambiaba… antes que frio estaba, ahora se podía sentir un tanto cálido. De repente sus labios se resecaron, sin duda aquellos dos forasteros estaba cerca del templo de Ares. Lestat pudo percatarse como en un instante los animales se cansaron al grado de alentar demasiado el paso, aquel entendió que en aquel punto tan sólo ellos podían darse paso, por lo que deteniendo su caballo le dejo libre de que retornara.
-Aquí debemos de caminar niña…
Dijo con tranquilidad mientras detenía el caballo de Larissa y la ayudaba a bajar de este. Tomando su brazo y jalándola a su cuerpo, aquel joven se quitó la capa con la que cubría su cuerpo, por que aunque estuviera resecándose el clima, comenzaba a enfriar y su esposa estaba demasiado desprotegida. Cubriéndola, le sonrió y dijo:
-Llegamos a nuestro hogar corazón… es momento de hacer acto de presencia, como siempre portaos natural, ahora bien no te separes de mí, el camino es engañoso y más pues noche ya es y no tenemos antorchas… ¡Ah! Lo siento se me olvidó por un instante…
Soltándola busco una rama y elevando su cosmos tomo la punta de esta con la mano izquierda y así la encendió. Regresando a donde estaba su esposa la tomó de la mano y comenzando a caminar dijo:
-Por un momento se me olvidó, discúlpame… estoy un poco nervioso, por fin tendremos nuestras armaduras…
-Aquí debemos de caminar niña…
Dijo con tranquilidad mientras detenía el caballo de Larissa y la ayudaba a bajar de este. Tomando su brazo y jalándola a su cuerpo, aquel joven se quitó la capa con la que cubría su cuerpo, por que aunque estuviera resecándose el clima, comenzaba a enfriar y su esposa estaba demasiado desprotegida. Cubriéndola, le sonrió y dijo:
-Llegamos a nuestro hogar corazón… es momento de hacer acto de presencia, como siempre portaos natural, ahora bien no te separes de mí, el camino es engañoso y más pues noche ya es y no tenemos antorchas… ¡Ah! Lo siento se me olvidó por un instante…
Soltándola busco una rama y elevando su cosmos tomo la punta de esta con la mano izquierda y así la encendió. Regresando a donde estaba su esposa la tomó de la mano y comenzando a caminar dijo:
-Por un momento se me olvidó, discúlpame… estoy un poco nervioso, por fin tendremos nuestras armaduras…
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
La idea de tener la armadura que la identificaba como una guerrera de Ares le parecía demasiado atractiva a la joven de los cabellos castaños. Tenía que admitir que estaba nerviosa por el hecho de ver su armadura por primera vez. El camino estaba oscuro y poco a poco los caballos empezaban a vacilar en su caminar y a detenerse cada dos por tres segundos, con algo de impaciencia, la mujer berseker dejó que su esposo detuviese su caballo y la bajase para cubrirla mientras le daba algunas indicaciones, porque al parecer el terreno en el que iba a pisar no era del todo seguro.
-Comprendo... Es natural que el templo de nuestro señor sea así, porque después de todo, el sitio tiene que ser tan terrible e inóspito como el mismo inframundo. Recuerda que aquí es el sitio donde los guerreros caídos por la mano del ejército de Ares, y pues el tormento empieza desde que llegas aquí.
Larissa observó fascinada como su esposo usaba su cosmos para encender una antorcha y así alumbrar el camino, al parecer su esposo también estaba al tanto del hecho de que pronto tendría que conocer su armadura, a ella también le gustaba la idea y estaba ansiosa por ello.
-Seguro no me separaré de tí. Lestat estaré contenta de presentarme a tu lado y quiero ya ver las armaduras que portaremos ante los demás. NO me importa cuán atrasados estemos, ya estoy deseando verles y estar a las órdenes de tu señor. No importa qué feo esté este sitio, pasaré todos los peligros habidos y por haber para estar en la presencia del señor de la guerra.- Larissa dijo esto muy contenta y caminó algo vacilante por la inestabilidad del terreno que se amenazaba con lanzarlos a un habismo de manera irremediable si pisaban mal.
-Comprendo... Es natural que el templo de nuestro señor sea así, porque después de todo, el sitio tiene que ser tan terrible e inóspito como el mismo inframundo. Recuerda que aquí es el sitio donde los guerreros caídos por la mano del ejército de Ares, y pues el tormento empieza desde que llegas aquí.
Larissa observó fascinada como su esposo usaba su cosmos para encender una antorcha y así alumbrar el camino, al parecer su esposo también estaba al tanto del hecho de que pronto tendría que conocer su armadura, a ella también le gustaba la idea y estaba ansiosa por ello.
-Seguro no me separaré de tí. Lestat estaré contenta de presentarme a tu lado y quiero ya ver las armaduras que portaremos ante los demás. NO me importa cuán atrasados estemos, ya estoy deseando verles y estar a las órdenes de tu señor. No importa qué feo esté este sitio, pasaré todos los peligros habidos y por haber para estar en la presencia del señor de la guerra.- Larissa dijo esto muy contenta y caminó algo vacilante por la inestabilidad del terreno que se amenazaba con lanzarlos a un habismo de manera irremediable si pisaban mal.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
El clima en ese lugar cambiaba bruscamente, y eso hacía que Lestat tuviera sentimientos de incertidumbre como desconfianza. El joven romano no perdía de vista a su esposa, temía que pasara algo en aquel lugar tan lúgubre. Su distracción era enorme que apuradamente encontraba sentido a las palabras de Larissa, las cuales simplemente contestaba afirmando positivamente con la cabeza y monótonos sonidos de sui voz.
De repente un aire brusco apagó la antorcha del joven guerrero neonato de Ares generando el jalar de la mujer a su costado… ya que presentía que esa actitud del céfiro no era nada normal. Mirando por doquier y apenas notando el panorama por la escasa luz lunar el joven notó que estaba simplemente demasiado nervioso. Sonriendo y acercándose a Larissa le susurró con suavidad:
-Perdón es que todo esto me es muy nuevo y no lo sé expresar correctamente amor. Por fin ante nuestro Dios estaremos, nuestras armaduras llegaran y serán parte de uno y todo esto a lado tuyo… pues la verdad es que me tiene muy excitado todo esto… aún así amor debemos de apresurarnos ya que debemos cuanto antes presentarnos ante Ares y así tener nuestra armadura que nos acredite como sus fieles guerreros.
Dicho eso Lestat tomó la mano de Larisa y de inmediato se encaminó hacia donde estaba la entrada del santuario de la guerra. Su rostro se tornaba serio sin emoción alguna, pero simplemente era apariencia para no demostrar debilidad ante los demás compañeros que tendría que lidiar con ellos cuando por fin fuera un guerrero digno de Ares.
De repente un aire brusco apagó la antorcha del joven guerrero neonato de Ares generando el jalar de la mujer a su costado… ya que presentía que esa actitud del céfiro no era nada normal. Mirando por doquier y apenas notando el panorama por la escasa luz lunar el joven notó que estaba simplemente demasiado nervioso. Sonriendo y acercándose a Larissa le susurró con suavidad:
-Perdón es que todo esto me es muy nuevo y no lo sé expresar correctamente amor. Por fin ante nuestro Dios estaremos, nuestras armaduras llegaran y serán parte de uno y todo esto a lado tuyo… pues la verdad es que me tiene muy excitado todo esto… aún así amor debemos de apresurarnos ya que debemos cuanto antes presentarnos ante Ares y así tener nuestra armadura que nos acredite como sus fieles guerreros.
Dicho eso Lestat tomó la mano de Larisa y de inmediato se encaminó hacia donde estaba la entrada del santuario de la guerra. Su rostro se tornaba serio sin emoción alguna, pero simplemente era apariencia para no demostrar debilidad ante los demás compañeros que tendría que lidiar con ellos cuando por fin fuera un guerrero digno de Ares.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
La joven de los cabellos castaños estaba sintiendo bastante incertidumbre ante la llegada a ese sito. Sabía que las cosas no iban a ser fáciles pero no podía ignorar el hecho de que el terreno de ese lugar era terrible y que el viento no era para nada tranquilizador; sin embargo ahora que sabía lo cerca que estaba de encontrarse en la presencia de su superior, sentía que no podía dejar que todo su esfuerzo fuese opacado por una ventisca y una oscuridad tonta ocasionada por la muerte de la llama de la antorcha con la cual su esposo trataba de alumbrar el camino.
Varias palabras salieron del a boca de Lestat, pero esta vez la mujer de los cabellos largos no se molestó en contestar si no era con monosílabos y movimientos de cabeza ya que estaba preocupada por todas las cosas que tendría que hacere de ahora en adelante y de lo mucho que tendría que esforzarce por lograr agradarle a su señor y que este la viese como una guerrera de verdad. Varios pasos fueron dados por la mujer con algo de inseguridad, pero poco a poco la timidiez y el vacilamiento fueron suplantados por la valentía, ya que la idea de la armadura estaba bastante fija en ella.
-Está bien querido. No importa cuánto miedo me de estar en este lugar, seguiré adelante pues me siento fuerte cuando recuerdo todos mis objetivos y te aseguro que no daré cuartel hasta no haber logrado desarrollorme completo como una guerrera de verdad. Quiero que tanto mi señor como tú se sientan orgullosos de mi.- Larissa dijo esto como si fuese una consigna y siguió su camino hacia el templo de la deidad de la guerra.
Varias palabras salieron del a boca de Lestat, pero esta vez la mujer de los cabellos largos no se molestó en contestar si no era con monosílabos y movimientos de cabeza ya que estaba preocupada por todas las cosas que tendría que hacere de ahora en adelante y de lo mucho que tendría que esforzarce por lograr agradarle a su señor y que este la viese como una guerrera de verdad. Varios pasos fueron dados por la mujer con algo de inseguridad, pero poco a poco la timidiez y el vacilamiento fueron suplantados por la valentía, ya que la idea de la armadura estaba bastante fija en ella.
-Está bien querido. No importa cuánto miedo me de estar en este lugar, seguiré adelante pues me siento fuerte cuando recuerdo todos mis objetivos y te aseguro que no daré cuartel hasta no haber logrado desarrollorme completo como una guerrera de verdad. Quiero que tanto mi señor como tú se sientan orgullosos de mi.- Larissa dijo esto como si fuese una consigna y siguió su camino hacia el templo de la deidad de la guerra.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
-No temas, pues aquí estoy para ayudarte…
Dijo Lestat al escuchar las palabras de Larissa. El joven de cabellos rubios divisaba como aquella de la nada se tornaba demasiado confianza, parecía que por fin estaba adquiriendo confianza en aquel tétrico territorio, para quien portaba la escancia de Infernatil eso le era de demasiada ayuda, pues aquel también comenzaba a adquirir aquel valor de continuar y así no decepcionar a su esposa, porque ella estaba dispuesta a salir adelante en su cometido… y bueno, para el joven romano eso era lo menso que podía hacer.
Relamiendo sus labios Infernatil no despegaba la mirada del camino, no quería tropezar y arrastrar a Larisa en una dolorosa caída, por lo que se mostraba demasiado concentrado en cada paso que daba. De repente un pequeño escalofrió recorrió su medula espinal, generando que éste soltara la mano de Larissa y de inmediato alzara la vista. Lestat notaba la enorme puerta del templo de Ares. Una sonrisa de satisfacción se formó de inmediato en sus labios mezquinos, pues estaba a casi nada de estar en frente de su deidad. Tragando saliva y tomando la mano de nueva cuenta de su esposa, giró su rostro hacia donde estaba la dama y con una sonrisa dijo:
-Hemos llegado a vuestro hogar, ahora ayudadme a abrir la puerta y que comience nuestro destino corazón…
Dijo Lestat al escuchar las palabras de Larissa. El joven de cabellos rubios divisaba como aquella de la nada se tornaba demasiado confianza, parecía que por fin estaba adquiriendo confianza en aquel tétrico territorio, para quien portaba la escancia de Infernatil eso le era de demasiada ayuda, pues aquel también comenzaba a adquirir aquel valor de continuar y así no decepcionar a su esposa, porque ella estaba dispuesta a salir adelante en su cometido… y bueno, para el joven romano eso era lo menso que podía hacer.
Relamiendo sus labios Infernatil no despegaba la mirada del camino, no quería tropezar y arrastrar a Larisa en una dolorosa caída, por lo que se mostraba demasiado concentrado en cada paso que daba. De repente un pequeño escalofrió recorrió su medula espinal, generando que éste soltara la mano de Larissa y de inmediato alzara la vista. Lestat notaba la enorme puerta del templo de Ares. Una sonrisa de satisfacción se formó de inmediato en sus labios mezquinos, pues estaba a casi nada de estar en frente de su deidad. Tragando saliva y tomando la mano de nueva cuenta de su esposa, giró su rostro hacia donde estaba la dama y con una sonrisa dijo:
-Hemos llegado a vuestro hogar, ahora ayudadme a abrir la puerta y que comience nuestro destino corazón…
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
La berseker de Ares estaba bastante concentrada en llegar a su lugar de vivienda, ese nuevo sitio en el que iba a vivir le llamaba la atención de una manera bastante rara, pero realmente no había nada fuera de lugar en eso, puesto que su personalidad era así de entusiasta todos los días. Con el paso de los segundos el corazón de la joven esposa del general empezó a ponerse más y más ansioso, puesto que a lo lejos aún se sentía los vestigios del cosmos de aquel ser que le había dado el poder para poder llegar aquel sitio donde se encontraban en esos momentos.
-Claro que te ayudaré a abrirla, puesto que es justo que hagamos esto juntos, pero de ahora en adelante debemos tener en cuenta que no habrá momentos como los que tuvimos hasta ahora, ya estando con nuestros compañeros no podremos actuar tan cariñosamente como siempre, recuerda que no podemos vernos blandos.
La mujer de los cabellos castaños puso su mano derecha sobre la puerta y con algo de fuerza empujó la puerta para que esta se abriese, ya estaba con ganas de entrar a ese lugar junto al ex general de la milicia de Roma, estaba claro que deseaba tener su armadura junto a su compañero, ya quería llegar cerca los demás, quería ver el brillo rojo de su armadura de guerra, quería que su deidad los mandase ya a una pelea para probar sus habilidades, tenía muchos deseos de usar sus poderes y quería ya de una vez tener su nueva técnica para empezar a ascender poco a poco como una guerrera del ejército del señor de la guerra, quien ella pensaba tenía que reinar para siempre sobre la faz de la tierra.
-Vamos amor empuja con fuerza que ya quiero ver cómo es mi armadura de guerrera.
-Claro que te ayudaré a abrirla, puesto que es justo que hagamos esto juntos, pero de ahora en adelante debemos tener en cuenta que no habrá momentos como los que tuvimos hasta ahora, ya estando con nuestros compañeros no podremos actuar tan cariñosamente como siempre, recuerda que no podemos vernos blandos.
La mujer de los cabellos castaños puso su mano derecha sobre la puerta y con algo de fuerza empujó la puerta para que esta se abriese, ya estaba con ganas de entrar a ese lugar junto al ex general de la milicia de Roma, estaba claro que deseaba tener su armadura junto a su compañero, ya quería llegar cerca los demás, quería ver el brillo rojo de su armadura de guerra, quería que su deidad los mandase ya a una pelea para probar sus habilidades, tenía muchos deseos de usar sus poderes y quería ya de una vez tener su nueva técnica para empezar a ascender poco a poco como una guerrera del ejército del señor de la guerra, quien ella pensaba tenía que reinar para siempre sobre la faz de la tierra.
-Vamos amor empuja con fuerza que ya quiero ver cómo es mi armadura de guerrera.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
Bueno, me costara mucho non pode ser cariñoso contigo cada rato, pero exciten habitaciones y momento íntimos, no te preocupes amor entiendo, nuestros compañeros no deben de pensar que somos débiles, lo entiendo muy bien y no es necesario que me adviertas, créeme que en todo el camino vine pensando en eso… sólo no te preocupes.
Manos empujaron la puerta con fuerza para que esta pudiera darles paso ala entrada del enorme palacio de Ares. Al instante que Lestat ponía un pie en el piso de mármol de aquel lujoso lugar no pudo evitar hice de espalda y caer sentando. Su respiración se mostro agitada y es que apenas ponía un pie en su antigua casa una extraña sensación recorría su cuerpo, como también raras imágenes que le eran e verdad perturbadoras. Eran como si fueran reminiscencias de sus vidas anteriores, pasando en su mente de golpe… y era obvio que no podía resistir tanta presión.
Posando sus manso en su cabezas simplemente se limitó a suspirar mientras observaba las piernas de Larissa. Intranquilo y un poco pálido se levantó como pudo y flaqueando de sus piernas se encamino al quicio de la puerta para recargarse y así dirigirse a su acompañante:
-No me siento nada bien mujer… es como… es como… no lo sé ni explicar.
Dicho eso sólo cerró sus ojos y trato de elevar su cosmos para que dicha energía le diera el soporte de caminar a lado de Larissa. Sin pensar mucho se dirigió a su esposa y tomándola de la mano comenzó a adentrarse al edificio con una seriedad en su rostro. Sin siquiera veía la reacciones que podía tener en ene momento su mujer, estaba decidido presentarse ante los demás y así poder obtener su armadura como bersecker de Ares.
Manos empujaron la puerta con fuerza para que esta pudiera darles paso ala entrada del enorme palacio de Ares. Al instante que Lestat ponía un pie en el piso de mármol de aquel lujoso lugar no pudo evitar hice de espalda y caer sentando. Su respiración se mostro agitada y es que apenas ponía un pie en su antigua casa una extraña sensación recorría su cuerpo, como también raras imágenes que le eran e verdad perturbadoras. Eran como si fueran reminiscencias de sus vidas anteriores, pasando en su mente de golpe… y era obvio que no podía resistir tanta presión.
Posando sus manso en su cabezas simplemente se limitó a suspirar mientras observaba las piernas de Larissa. Intranquilo y un poco pálido se levantó como pudo y flaqueando de sus piernas se encamino al quicio de la puerta para recargarse y así dirigirse a su acompañante:
-No me siento nada bien mujer… es como… es como… no lo sé ni explicar.
Dicho eso sólo cerró sus ojos y trato de elevar su cosmos para que dicha energía le diera el soporte de caminar a lado de Larissa. Sin pensar mucho se dirigió a su esposa y tomándola de la mano comenzó a adentrarse al edificio con una seriedad en su rostro. Sin siquiera veía la reacciones que podía tener en ene momento su mujer, estaba decidido presentarse ante los demás y así poder obtener su armadura como bersecker de Ares.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
La mujer del general exiliado había logrado abrir la puerta hacia el templo de Ares, pero para su sorpresa este estaba vacío, y una sensación horrible empezó a cernirse cobre ella cuando puso un pie dentro de aquel lugar. Su esposo tampoco parecía estar bien, y todo indicaba que ellos estaban pasando por lo mismo, my en sus adentros, la mujer se explicaba que eso sucedía por el hecho de no estar en ese lugar hace tanto tiempo y que eso a la larga provocaba ese sentimiento tan extraño; por otra parte tambíen estaba quedándole claro que esa era la sensación con la que vivían los bersekers y que tenía que acostumbrarse a ella de una vez por todas.
-¿Ante nuestros compañeros? ¿Esos imbéciles?- Anhilion estaba tomando un poco más de control sobre su parte humana y mostró su opinión ante aquella posibilidad de que los otros berseker la viesen con su armadura por primera vez- Yo creo que sólo debe ser ante nuestro señor... ¿Ellos qué autoridad tienen para ponerse a inspeccionarnos? ¿Quienes son para que nos presentemos ante ellos? ¿Acaso no les da el intelecto para que sientan la naturaleza de nuestro cosmos y determinen quienes somos?- La mujer dijo esto sin mostrar una soloa emoción en su voz, pues aunque como humana era muy emotiva, como una guerrera solía decir sus frases de manera hueca, sin un solo sentimiento que las respaldase o las llenase. Poco a poco, la sensación horrible que sentía en su interior empezó a desaparecer, o hacerse ínfima, quizá porque ya se estaba acostumbrando, o quizá porque simplemente había dejado aquel lugar, fuera lo que fuera la berseker había padado del tema, porque ya quería ver su armadura y ponérsela de una vez para luego guardarla en su caja. Por ahí le preocupó un poco su tardanza ante su amo el señor de la guerra; sin embargo poco a poco empezó a actuar más como una guerrera y con un razonamiento práctico llegó a la conclusión de que no tenía que darle más vueltas al tema y que lo único que quedaba era la resignación.
-Estas antorchas no alumbran para nada este lugar, y la presencia de Ares no está. Supongo que tendremos que buscar la manera de encontrar la armadura nosotros mismos, tal y como sucedía en las otras eras.- dijo Anhilio mientras caminaba al lado de su compañero Infernatil, tratando de observar con detenimiento ese lugar, como tratando de encontrar la manera de ver algo que se escondía ante sus ojos, algo que quizá podría ser determinante para la situación en la que ellos estaban actuando, pero no vio nada, lo que le hizo pensar que quizá tendría que seguir esperando un poco más.
-¿Ante nuestros compañeros? ¿Esos imbéciles?- Anhilion estaba tomando un poco más de control sobre su parte humana y mostró su opinión ante aquella posibilidad de que los otros berseker la viesen con su armadura por primera vez- Yo creo que sólo debe ser ante nuestro señor... ¿Ellos qué autoridad tienen para ponerse a inspeccionarnos? ¿Quienes son para que nos presentemos ante ellos? ¿Acaso no les da el intelecto para que sientan la naturaleza de nuestro cosmos y determinen quienes somos?- La mujer dijo esto sin mostrar una soloa emoción en su voz, pues aunque como humana era muy emotiva, como una guerrera solía decir sus frases de manera hueca, sin un solo sentimiento que las respaldase o las llenase. Poco a poco, la sensación horrible que sentía en su interior empezó a desaparecer, o hacerse ínfima, quizá porque ya se estaba acostumbrando, o quizá porque simplemente había dejado aquel lugar, fuera lo que fuera la berseker había padado del tema, porque ya quería ver su armadura y ponérsela de una vez para luego guardarla en su caja. Por ahí le preocupó un poco su tardanza ante su amo el señor de la guerra; sin embargo poco a poco empezó a actuar más como una guerrera y con un razonamiento práctico llegó a la conclusión de que no tenía que darle más vueltas al tema y que lo único que quedaba era la resignación.
-Estas antorchas no alumbran para nada este lugar, y la presencia de Ares no está. Supongo que tendremos que buscar la manera de encontrar la armadura nosotros mismos, tal y como sucedía en las otras eras.- dijo Anhilio mientras caminaba al lado de su compañero Infernatil, tratando de observar con detenimiento ese lugar, como tratando de encontrar la manera de ver algo que se escondía ante sus ojos, algo que quizá podría ser determinante para la situación en la que ellos estaban actuando, pero no vio nada, lo que le hizo pensar que quizá tendría que seguir esperando un poco más.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
La dolencia que se había presentado de manera impredecible en el cuerpo de Lestat hacía que no escuchara para nada a su acompañante. Tanto era el dolor que generaba una ceguera y sordera instantánea. Más que dolor un ardor comenzaba a cernir por todo su cuerpo mostrándose el joven demasiado desesperado, pero sin intención de hablar. El caballero de rubia melena veía por doquier, becando tal vez una fuente donde humectar su cuerpo. Enterraba de vez en cuando sus uñas en la piel de su abdomen, queriendo desgarrársela por la desesperación, aún así siendo un ser demasiado orgulloso trataba de no perder compostura en frente de su esposa, que tanto alegaba sin entender su mensaje.
De repente el joven se detenía dejando que la mujer diera sus pasos, sola sin acompañamiento, pues un escalofrío penetraba su medula espinal y eso generaba que el joven se quedara inerte mirando el techo adornado con cuanto lujo exagerado de aquella parte del templo de su deidad.
Rápidamente el joven comenzaba a elevar su cosmos, tal vez de una manera instintiva pues sus ojo se perdían en una tela blanca que indicaba tal vez un shock y sin mucho que hacer el joven apretó los dientes y con ello su cosmos se materializo en una flameante llamarada que le envolvía, tal vez el momento de que portara su armadura ya habíase llegado. De inmediato el joven comenzaba a extender sus brazos mientras ahogaba su garganta uno que otro gemido del dolor provocado por el tremendo calor que manaba las vivaces lenguas de fuego, no obstante siendo aún nuevo en ese tipo de agonía no pudo evitar y sin más gritaba desesperadamente el nombre de su esposa.
De inmediato un estruendo hizo que cimbrara el terreno de mármol y así por debajo de sus pies el suelo comenzara a desquebrajarse. Un hueco demasiado hondo se formó por debajo de los pies de Lestat y con ello una brisa espectral provocaba el extinguir de cuanta flama envolvía su ser.
Semidesnudo quedaba el joven que cargaba a Infernatl y tras un parpadeo… un segundo de oscuridad hacía que de inmediato una penetrante luz carmesí le cubriera formando así una especia de coraza sobre su cuerpo de tonalidades marrón brillante, que para Lestat pesaba más que otra armadura que había llevado en su época de general. El joven impresionado pro tal acción caía al suelo, agitado y reseco de la boca… la insolación que generaba su cuerpo era desesperante, pero para él era ya de acostumbrarse o perecer en el intento.
Sorprendido se levantaba con una sonrisa de lado a lado viendo a su esposa y tan sólo diciendo:
-Pues creo que yo ya no debo de buscar, mi armadura ha legado por sí sola, tan brillante y perfecta… Infernatil remanse en esta era con el propósito de servir a mi Dios y proteger a mi ser querido que a lado está y estará en guerras… Mírame bien Larissa, desde hoy el nombre de Lestat queda encerrado tras este arsenal… ahora es tu momento esposa mía, vamos llama a tu fiel compañera de guerra.
De repente el joven se detenía dejando que la mujer diera sus pasos, sola sin acompañamiento, pues un escalofrío penetraba su medula espinal y eso generaba que el joven se quedara inerte mirando el techo adornado con cuanto lujo exagerado de aquella parte del templo de su deidad.
Rápidamente el joven comenzaba a elevar su cosmos, tal vez de una manera instintiva pues sus ojo se perdían en una tela blanca que indicaba tal vez un shock y sin mucho que hacer el joven apretó los dientes y con ello su cosmos se materializo en una flameante llamarada que le envolvía, tal vez el momento de que portara su armadura ya habíase llegado. De inmediato el joven comenzaba a extender sus brazos mientras ahogaba su garganta uno que otro gemido del dolor provocado por el tremendo calor que manaba las vivaces lenguas de fuego, no obstante siendo aún nuevo en ese tipo de agonía no pudo evitar y sin más gritaba desesperadamente el nombre de su esposa.
De inmediato un estruendo hizo que cimbrara el terreno de mármol y así por debajo de sus pies el suelo comenzara a desquebrajarse. Un hueco demasiado hondo se formó por debajo de los pies de Lestat y con ello una brisa espectral provocaba el extinguir de cuanta flama envolvía su ser.
Semidesnudo quedaba el joven que cargaba a Infernatl y tras un parpadeo… un segundo de oscuridad hacía que de inmediato una penetrante luz carmesí le cubriera formando así una especia de coraza sobre su cuerpo de tonalidades marrón brillante, que para Lestat pesaba más que otra armadura que había llevado en su época de general. El joven impresionado pro tal acción caía al suelo, agitado y reseco de la boca… la insolación que generaba su cuerpo era desesperante, pero para él era ya de acostumbrarse o perecer en el intento.
Sorprendido se levantaba con una sonrisa de lado a lado viendo a su esposa y tan sólo diciendo:
-Pues creo que yo ya no debo de buscar, mi armadura ha legado por sí sola, tan brillante y perfecta… Infernatil remanse en esta era con el propósito de servir a mi Dios y proteger a mi ser querido que a lado está y estará en guerras… Mírame bien Larissa, desde hoy el nombre de Lestat queda encerrado tras este arsenal… ahora es tu momento esposa mía, vamos llama a tu fiel compañera de guerra.
Post de adquisición de Armadura
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
-¿Queda encerrado?- Larissa observó a su esposo con detenimiento, estaba realmente sorprendia al ver cómo luego de tantas quejas y arañazos en su rostro, el hombre de los cabellos castaños al fin había obtenido su brillante armadura roja. Ella también quería tener una igual, pero sentía que para poder obtenerla tenía que hacer algo mejor, no quería que esta apareciera frente a ella así por así, sin que ella hiciera algo para poder obtenerla. El asunto de la sensación rara que había sentido antes la mujer de los cabellos castaños, había quedado atrás de una manera automática, tanto que ya hasta se sentía completamente bien en ese lugar.
-Comprendo de ahora en adelante vamos a dirigirnos el uno al otro con nuestros nombres de guerreros. De ahora en adelante seremos compañeros de guerra mi querido Infernatil. Me siento ogullosa de ello.- Larissa suspiró y se acercó a tocar la armadura de color rojo que cubría el cuerpo de su querido general y se separó mirando a los ojos Infernatil. Ahora le tocaba a ella y tenía que tratar de que ese momento fuese tan o más especial como el que había tenido su esposo al obtener la suya.
-Lestat yo obtendré mi armadura, pero para ello necesito que algo de privacidad, por lo tanto voy a pedirte que esperes afuera para poder dar paso a la obtención de mi atavío de guerra.- Una vez dicho esto Larissa dio un beso a su esposo en los labios y esperó pacientemente a que su amado saliera de aquel lugar y le diese un rato de soledad.
-Comprendo de ahora en adelante vamos a dirigirnos el uno al otro con nuestros nombres de guerreros. De ahora en adelante seremos compañeros de guerra mi querido Infernatil. Me siento ogullosa de ello.- Larissa suspiró y se acercó a tocar la armadura de color rojo que cubría el cuerpo de su querido general y se separó mirando a los ojos Infernatil. Ahora le tocaba a ella y tenía que tratar de que ese momento fuese tan o más especial como el que había tenido su esposo al obtener la suya.
-Lestat yo obtendré mi armadura, pero para ello necesito que algo de privacidad, por lo tanto voy a pedirte que esperes afuera para poder dar paso a la obtención de mi atavío de guerra.- Una vez dicho esto Larissa dio un beso a su esposo en los labios y esperó pacientemente a que su amado saliera de aquel lugar y le diese un rato de soledad.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
-¿Infernatil? Mmm… ´para mí sigues siendo mi esposa, será difícil quitar esa costumbre que tanto hice mía, pero si es lo que quieres pues así será mujer…
Dijo Lestat un tanto serio a lo que aquella mujer decía de una manera tan tranquila. A final de cuentas aquel guerrero no podía renegar el hecho de que Annihilon tenía toda la razón. Suspirando acomodaba sus cabellos y limpiaba el sudor que había derramado minutos atrás tras la adquisición de su armadura, de cierta forma el joven guerrero se sentía por fin completo… al final de cuenta se mostraría imponente ante sus demás guerrero y eso para él era sin duda un confort.
Tragó saliva el joven guerrero cuando aquella mujer se acercaba fascinada a tocar su armadura, siendo aquel un tanto ególatra con aquello el humor se disparaba de manera positiva, no obstante su cercanía no duro pues aquella se alejaba… Lestat no entendía el por qué lo hacía, pero tampoco cuestionaría.
La partición de aquella mujer extrañaba totalmente al joven guerrero, pero aquel sentimiento de rareza se disipaba cuando sus labios eran perfectamente humectados por la saliva de su querida esposa, por lo que posando una mano en la cabeza de Larissa y formando una sonrisa tranquila, el joven guerrero dijo:
-Sí es lo que quieres, pues me retiro...
Dicho eso el joven daba media vuelta saliendo de inmediato de aquel edificio, respetando con totalidad la privacidad que la joven mujer le pedía de esa manera tan dulce que tanto gustaba al general romano.
Dijo Lestat un tanto serio a lo que aquella mujer decía de una manera tan tranquila. A final de cuentas aquel guerrero no podía renegar el hecho de que Annihilon tenía toda la razón. Suspirando acomodaba sus cabellos y limpiaba el sudor que había derramado minutos atrás tras la adquisición de su armadura, de cierta forma el joven guerrero se sentía por fin completo… al final de cuenta se mostraría imponente ante sus demás guerrero y eso para él era sin duda un confort.
Tragó saliva el joven guerrero cuando aquella mujer se acercaba fascinada a tocar su armadura, siendo aquel un tanto ególatra con aquello el humor se disparaba de manera positiva, no obstante su cercanía no duro pues aquella se alejaba… Lestat no entendía el por qué lo hacía, pero tampoco cuestionaría.
La partición de aquella mujer extrañaba totalmente al joven guerrero, pero aquel sentimiento de rareza se disipaba cuando sus labios eran perfectamente humectados por la saliva de su querida esposa, por lo que posando una mano en la cabeza de Larissa y formando una sonrisa tranquila, el joven guerrero dijo:
-Sí es lo que quieres, pues me retiro...
Dicho eso el joven daba media vuelta saliendo de inmediato de aquel edificio, respetando con totalidad la privacidad que la joven mujer le pedía de esa manera tan dulce que tanto gustaba al general romano.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
El hombre que acompañaba a Larissa al fin se marchó de aquel lugar dejando casi a oscuras a la mujer, al cerrar la puerta de aque salón en donde no había absolutamente nada. Con algo de preocupación al verse sola, la mujer de los cabellos castaños cerrós sus ojos y se concentró en escuchar los sonidos provenientes del lugar donde se encontraba. A lo lejos, la guerrera de las filas de Ares podía escuchar las crepitantes llamas de las pocas antorchas que en vano trataban de dar luz a esa oscura habitación, y pensaba en que aquel fuego que consumía el carbón de las antorchas, y que pronto estaría rodeando su cuerpo para ataviarla con su traje de guerra.
Mientras tenía sus ojos cerrados Larissa recordaba los momentos en que ella había luchado hombro con hombro en compañía de sus insidiosos colegas, bajo las órdenes de Ares. Recordaba con claridad el número de víctimas que había ganado para hades tiempos atrás, cuando su señor era aliado de esa deidad, y recordaba también toda la sangre vertida en honor a su deidad en cada guerra, en cada batalla, en cada enfrentamiento minúsculo en que su presencia se veía inmersa. Con bastante deleite, la mujer que llevaba en su interior el espíritu de Anhilion hizo remembranza de cada cántico de guerra dedicado a su deidad, por parte de los guerreros de todas las naciones que iban a dedicarse a una cruenta escaramuza, y recordó también las múltiples veces que se presentó ante los generales y estrategas de los grandes ejércitos junto a sus compañeros para pelear en favor del más fuerte y así dar la victoria al mismo, con la justa retribución de alabanzas y ofrendas a Ares por cada hombre muerto en batalla. Una vez más Anhilion los veía ahí. Todos esos otros guerreros de Ares que se pensaban mejores que todos los demás, todos aquellos orgullosos seres que pensaban que eran la divina pomada y que la hacían de menos. Todos esos tontos que no dejaban de criticar lo que hacía el otro y que estaban pendientes de culquier error para humillarlo sin piedad alguna.
-Si... Todos estos tontos... El único que vale la pena es Infernatil...- Musitó la joven en voz baja mientras elevaba su cosmos con fuerza, tenía bastantes deseos de demostrarles de una vez que ella no iba a ser objeto de sus burlas, se sentía bastante molesta cuando recordaba que tenía que estar con esos seres tan desagradables. No importaba que fueran sus compañeros y que Ares quizá podría no sentirse muy conforme con ello, pero Larissa había tomado la determinación de acabar con todos ellos donde se atreviesen a meterse con ella. Entendía que era una guerrera de Ares y que no iba a dejar que nadie se metiera en su camino, no importaba quién fuera, ella iba a cargárselo si le dificultaba las cosas.
-¿Ahora lo entiendes Larissa?- DIjo Anhilion dentro de la mujer del ex-general, mientras algo frente a la misma brillaba con una luz roja.
-Sí. Ahora lo entiendo. Soy una guerrera de Ares y tengo que demostrar lo que soy, no importa cuántos problemas me traiga ello. Soy una berseker y por lo tanto no me importa lo que digan los demás, pues sólo me interesa lo que diga mi señor.- Larissa repitió esto cinco veces y cada vez con una determinación mayor, logrando así que la armadura que estaba aguardando por ella, apreciera frente a ella junto con la presencia de unas llamas rojas que cubrieron los brazos, piernas y torso de la joven para ataviarla con su armadura roja. Al fin la joven guerrera tenía la armadura del berseker Anhilion. Al fin tenía su traje para la guerra.
-Ahora al fin tu y yo somos una...
Post de la armadura
Narración/ Anhilion
Mientras tenía sus ojos cerrados Larissa recordaba los momentos en que ella había luchado hombro con hombro en compañía de sus insidiosos colegas, bajo las órdenes de Ares. Recordaba con claridad el número de víctimas que había ganado para hades tiempos atrás, cuando su señor era aliado de esa deidad, y recordaba también toda la sangre vertida en honor a su deidad en cada guerra, en cada batalla, en cada enfrentamiento minúsculo en que su presencia se veía inmersa. Con bastante deleite, la mujer que llevaba en su interior el espíritu de Anhilion hizo remembranza de cada cántico de guerra dedicado a su deidad, por parte de los guerreros de todas las naciones que iban a dedicarse a una cruenta escaramuza, y recordó también las múltiples veces que se presentó ante los generales y estrategas de los grandes ejércitos junto a sus compañeros para pelear en favor del más fuerte y así dar la victoria al mismo, con la justa retribución de alabanzas y ofrendas a Ares por cada hombre muerto en batalla. Una vez más Anhilion los veía ahí. Todos esos otros guerreros de Ares que se pensaban mejores que todos los demás, todos aquellos orgullosos seres que pensaban que eran la divina pomada y que la hacían de menos. Todos esos tontos que no dejaban de criticar lo que hacía el otro y que estaban pendientes de culquier error para humillarlo sin piedad alguna.
-Si... Todos estos tontos... El único que vale la pena es Infernatil...- Musitó la joven en voz baja mientras elevaba su cosmos con fuerza, tenía bastantes deseos de demostrarles de una vez que ella no iba a ser objeto de sus burlas, se sentía bastante molesta cuando recordaba que tenía que estar con esos seres tan desagradables. No importaba que fueran sus compañeros y que Ares quizá podría no sentirse muy conforme con ello, pero Larissa había tomado la determinación de acabar con todos ellos donde se atreviesen a meterse con ella. Entendía que era una guerrera de Ares y que no iba a dejar que nadie se metiera en su camino, no importaba quién fuera, ella iba a cargárselo si le dificultaba las cosas.
-¿Ahora lo entiendes Larissa?- DIjo Anhilion dentro de la mujer del ex-general, mientras algo frente a la misma brillaba con una luz roja.
-Sí. Ahora lo entiendo. Soy una guerrera de Ares y tengo que demostrar lo que soy, no importa cuántos problemas me traiga ello. Soy una berseker y por lo tanto no me importa lo que digan los demás, pues sólo me interesa lo que diga mi señor.- Larissa repitió esto cinco veces y cada vez con una determinación mayor, logrando así que la armadura que estaba aguardando por ella, apreciera frente a ella junto con la presencia de unas llamas rojas que cubrieron los brazos, piernas y torso de la joven para ataviarla con su armadura roja. Al fin la joven guerrera tenía la armadura del berseker Anhilion. Al fin tenía su traje para la guerra.
-Ahora al fin tu y yo somos una...
Post de la armadura
Narración/ Anhilion
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
La portadora de anhilion estaba ataviada con su armadura roja y se sentía lista para presentarse ante sus compañeros y ante su amo. Sabía que de ahí en adelante las cosas no iban a ser sencillas y que no podía regresar atrás. Comprendía que quizá iba a ser vista por encima del hombro incluso por el más insignificante de sus compañeros, quienes sólo esperaban el momento en que ella fracasara para poder dedicarse a fastidiarla, y concluía que la vida en ese lugar iba a asemejarse a las torturas que se aplicaban a los prisioneros de la morada de su señor, pero ya nada de eso le daba miedo.
-Infernatil ya está todo listo. Ya tengo mi armadura y ya podemos ir a ver a nuestra deidad para mostrarle que seguimos fieles a su causa- dijo la mujer de los cabellos castaños mientras abría la puerta de aquel salón y se dejaba ver ante su esposo con la armadura de berseker que ahora la caracterizaba como una de ellos, como su compañera de batallas para toda la vida. No importaba cuánto le costara, ella iba a pertenecer ahí.
-No la he obtenido tan rápido como tú, pero al final ha sido mía. Espero no pienses que por tenerla tan tarde no doy la talla para poder usarla. Tengo muchas ganas de que todos la vean y quiero pelear de una vez contra cualquier santo para mostrarle la superioridad de Ares. ¡Es hora de que la tierra sucumba ante su poder!
-Infernatil ya está todo listo. Ya tengo mi armadura y ya podemos ir a ver a nuestra deidad para mostrarle que seguimos fieles a su causa- dijo la mujer de los cabellos castaños mientras abría la puerta de aquel salón y se dejaba ver ante su esposo con la armadura de berseker que ahora la caracterizaba como una de ellos, como su compañera de batallas para toda la vida. No importaba cuánto le costara, ella iba a pertenecer ahí.
-No la he obtenido tan rápido como tú, pero al final ha sido mía. Espero no pienses que por tenerla tan tarde no doy la talla para poder usarla. Tengo muchas ganas de que todos la vean y quiero pelear de una vez contra cualquier santo para mostrarle la superioridad de Ares. ¡Es hora de que la tierra sucumba ante su poder!
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
Larissa tenía su armadura, pero aún le faltaba algo más para ser guerrera de Ares, y sólo cuando observó con detenimiento a Infernatil, se dio cuenta de que antes de presentarse ante sus compañeros, tenía que conseguir el primer ataque de su lista, su primera ofensiva, y todo lo que esta conllevaba. De más estaba decir que el pedirle a Lestat que la ayudase con tal cosa era molestarle por gusto, ya que así como él había conseguido su armadura y su ataque solo, ella también tenía que hacerlo de la misma manera.
-Lestat olvidé lo más importante. Tengo que tener mi ataque débil para empezar la batalla. ¿Qué sacaría yo teniendo la armadura si no podría pelear? Sería una inútil si pretendiese entrar en las filas de Ares sin tener los elementos para enfrentar a mis enemigos, por lo que te voy a pedir que esperes aquí hasta que consigua mi ataque querido. No te preocupes, no va a sucederme nada, tú sabes que yo jamás perdería, ahora tengo motivos más fuertes que antes para seguir en la lucha.
Larissa dijo esto y le dio un beso a su esposo, luego regresó sobre sus pasos y entró abriendo la pesada puerta que apenas estaba ajustada. Le parecía casi increíble, que en sólo cuestión de segundos su fuerza se hubiese duplicado al portar su manto sagrado, a tal punto de poder abrir la puerta de aquel sitio sin la ayuda de su compañero. Quería demostrar que podía sola, quería forjar su carácter de manera que nada ni nadie pudiese afectar con sus comentarios sobre los atrasos que tenía, o por haberse quedado atrás cuando su señor estaba en otro lado necesitando su ayuda.
Nuevamente el salón donde antes estuvo se presentó ante los ojos de Larissa, y una vez más, la oscuridad apenas alumbrada por antorchas de ese lugar envolvió a la joven, quien lejos de asustarse por tal cosa, sólo se dedicó a elevar su cosmos. Quería conseguir la manera manifestar su técnica, y no tenía deseos de demorarse demasiado.
-¿Quién anda ahí?- Larissa miró a todos lados forzando su vista para intentar identificar una fugura en ese lugar- Más vale que te presentes en este momento!- La berseker siguió mirando a todos lados y su vista se detuvo en la silueta de un ser hecho totalmente de llamas que lentamente se dirigía a ella.
-¿Qué es esto?- Larissa retrocedió mientras pensaba en la manera de enfrentrarse a ese ser que a pesar de ir lento ya estaba acercándose demasiado a ella.- Esto no me gusta... Mi defensa no va a ayudarme ahora, y quiero que esta cosa retroceda.- La respiración de Larissa se alteró sus ojos se pusieron rojos mientras varias gotas de sudor caían de su frente. -¡Quiero destruilo!
Larissa dijo esto con los ojos cerrados y emitió un canto fúnebre, que dio paso a una onda expansiva que levantó las rocas y creó una gran cantidad de gusanos rojos, gusanos de sangre que se dirigieron a aquel enemigo de la berseker y que iban congelando todo lo que estaba en su camino.
-Lestat olvidé lo más importante. Tengo que tener mi ataque débil para empezar la batalla. ¿Qué sacaría yo teniendo la armadura si no podría pelear? Sería una inútil si pretendiese entrar en las filas de Ares sin tener los elementos para enfrentar a mis enemigos, por lo que te voy a pedir que esperes aquí hasta que consigua mi ataque querido. No te preocupes, no va a sucederme nada, tú sabes que yo jamás perdería, ahora tengo motivos más fuertes que antes para seguir en la lucha.
Larissa dijo esto y le dio un beso a su esposo, luego regresó sobre sus pasos y entró abriendo la pesada puerta que apenas estaba ajustada. Le parecía casi increíble, que en sólo cuestión de segundos su fuerza se hubiese duplicado al portar su manto sagrado, a tal punto de poder abrir la puerta de aquel sitio sin la ayuda de su compañero. Quería demostrar que podía sola, quería forjar su carácter de manera que nada ni nadie pudiese afectar con sus comentarios sobre los atrasos que tenía, o por haberse quedado atrás cuando su señor estaba en otro lado necesitando su ayuda.
Nuevamente el salón donde antes estuvo se presentó ante los ojos de Larissa, y una vez más, la oscuridad apenas alumbrada por antorchas de ese lugar envolvió a la joven, quien lejos de asustarse por tal cosa, sólo se dedicó a elevar su cosmos. Quería conseguir la manera manifestar su técnica, y no tenía deseos de demorarse demasiado.
-¿Quién anda ahí?- Larissa miró a todos lados forzando su vista para intentar identificar una fugura en ese lugar- Más vale que te presentes en este momento!- La berseker siguió mirando a todos lados y su vista se detuvo en la silueta de un ser hecho totalmente de llamas que lentamente se dirigía a ella.
-¿Qué es esto?- Larissa retrocedió mientras pensaba en la manera de enfrentrarse a ese ser que a pesar de ir lento ya estaba acercándose demasiado a ella.- Esto no me gusta... Mi defensa no va a ayudarme ahora, y quiero que esta cosa retroceda.- La respiración de Larissa se alteró sus ojos se pusieron rojos mientras varias gotas de sudor caían de su frente. -¡Quiero destruilo!
Larissa dijo esto con los ojos cerrados y emitió un canto fúnebre, que dio paso a una onda expansiva que levantó las rocas y creó una gran cantidad de gusanos rojos, gusanos de sangre que se dirigieron a aquel enemigo de la berseker y que iban congelando todo lo que estaba en su camino.
Prime post del ataque débil maestría en elemento sonido.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
No era por ser grosería por parte de aquel guerrero de Ares, pero apenas salía de la entrada adornada del templo de Ares, buscó cuanto antes un reposo y cruzándose de brazos dormido se quedo. Lestat estaba demasiado cansado, por lo que su sueño pesado fue. Tanto era su pereza que se hundió en los más profundos rincones de su mente, haciendo una que otra vez recuento de su vida.
Su cuerpo había descansado lo suficiente, pero por ello el tiempo se había pasado como agua corriendo entre los valles. Abriendo sus ojos y dando uno que otro parpadeo para disipar su vista acuoso notaba que no muy lejos de donde él permanecía acostado su esposa trataba de hacer maravillas con su cosmos.
-Ammm ¿Qué tratas de hacer esta vez mujer? Veo que ya tenéis vuestra armadura ¿Y ahora que tenéis en mente? Contadme… antes que nada debes de disculparme; he estado demasiado cansado… por una u otra cosa, pero ya estoy en mis cinco sentidos… y por ello a tus órdenes me pongo…
Dicho eso el caballero se levantó y sacudiendo su armadura por la parte trasera comenzó a caminar suavemente en dirección de donde Larissa estaba. Su mirada se posaba sobre el rostro de Larissa, dando un aspecto de seriedad, pero la verdad era que aquel joven romano pensaba cuanto tiempo se había perdido en sus sueños y qué tantas cosas habían pasado tras su ausencia…
Su cuerpo había descansado lo suficiente, pero por ello el tiempo se había pasado como agua corriendo entre los valles. Abriendo sus ojos y dando uno que otro parpadeo para disipar su vista acuoso notaba que no muy lejos de donde él permanecía acostado su esposa trataba de hacer maravillas con su cosmos.
-Ammm ¿Qué tratas de hacer esta vez mujer? Veo que ya tenéis vuestra armadura ¿Y ahora que tenéis en mente? Contadme… antes que nada debes de disculparme; he estado demasiado cansado… por una u otra cosa, pero ya estoy en mis cinco sentidos… y por ello a tus órdenes me pongo…
Dicho eso el caballero se levantó y sacudiendo su armadura por la parte trasera comenzó a caminar suavemente en dirección de donde Larissa estaba. Su mirada se posaba sobre el rostro de Larissa, dando un aspecto de seriedad, pero la verdad era que aquel joven romano pensaba cuanto tiempo se había perdido en sus sueños y qué tantas cosas habían pasado tras su ausencia…
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
Larissa estuvo a punto de atacar a aquel ser que se habia presentado ante ella de manera súbita, pero una energía bastante familir hizo que su ataque se viese detenido y que la cosa flamente que era su contrincante desapareciera de inmediato. Quería hacer un ataque muy bueno, pero sabía que no podía hacerlo a menos que pelease contra alguien a quien quería superar, por lo que apenas su esposo apareció frente a ella, la mujer de los cabellos castaños detuvo su cosmos y su canto para poder contestarle a su marido quien se disculpaba con ella y le preguntaba acerca de las cosas que habían pasado durante su letargo.
-BUeno mi amor mientras tu descansabas yo obtuve mi armadura y luego de eso decidí empezar con mi ataque porque despúes de todo no se puede empezar a batallar sin tener una buena ofensiva- La bersejer ibservó sus gusanos en el piso y pensó que la técnica le estaba quedando bastante desagradable, pero como eso era lo único que había pensado podía salir de su canto maléfico, no se sentía con opciones a quejarse.
-Espero pueda obener mi ataque pronto, pero quieres te diga la verdad así sin ser mentirosa? Creo que lo mejor es que trate de entrenar con alguien no sé...- Larissa se acercó a Lestat y le dijo al oído- Alguien lo suficientemente fuerte que domine mi espíritu guerrero.- Una vez dicho esto la berseker se separó de su esposo y tomó distancia. Quizá era cierto que estaba siendo descortés al meterlo así de una a pelear contra ella, pero por ocmo iban las cosas, la chica sentía que era importantísimo que ambos peleasen una vez más, ella en serio quería poder preparar su técnica para proceder a pelear en batallas, quería dejar en alto el nombre de su señor en el campo de batalla.
-Epero te guste esto. Mi técnica se llama gusanos de sangre y no se retiran hasta hacerte daño mi querido esposo- Larissa terminó de decir esto y emitió su canto lúgubre para dar paso a otra mayor cantidad de gusanos que salieron a gran velocidad contra su interlocutor. Esto no era lo único que hacía su canto, pero Larissa quería guardarse lo mejor para el final, por lo que lo que más se notaba ahora del ataque de la chica de los cabellos castaños eran esos asquerosos bichos que se dirigían a infernatil.
-BUeno mi amor mientras tu descansabas yo obtuve mi armadura y luego de eso decidí empezar con mi ataque porque despúes de todo no se puede empezar a batallar sin tener una buena ofensiva- La bersejer ibservó sus gusanos en el piso y pensó que la técnica le estaba quedando bastante desagradable, pero como eso era lo único que había pensado podía salir de su canto maléfico, no se sentía con opciones a quejarse.
-Espero pueda obener mi ataque pronto, pero quieres te diga la verdad así sin ser mentirosa? Creo que lo mejor es que trate de entrenar con alguien no sé...- Larissa se acercó a Lestat y le dijo al oído- Alguien lo suficientemente fuerte que domine mi espíritu guerrero.- Una vez dicho esto la berseker se separó de su esposo y tomó distancia. Quizá era cierto que estaba siendo descortés al meterlo así de una a pelear contra ella, pero por ocmo iban las cosas, la chica sentía que era importantísimo que ambos peleasen una vez más, ella en serio quería poder preparar su técnica para proceder a pelear en batallas, quería dejar en alto el nombre de su señor en el campo de batalla.
-Epero te guste esto. Mi técnica se llama gusanos de sangre y no se retiran hasta hacerte daño mi querido esposo- Larissa terminó de decir esto y emitió su canto lúgubre para dar paso a otra mayor cantidad de gusanos que salieron a gran velocidad contra su interlocutor. Esto no era lo único que hacía su canto, pero Larissa quería guardarse lo mejor para el final, por lo que lo que más se notaba ahora del ataque de la chica de los cabellos castaños eran esos asquerosos bichos que se dirigían a infernatil.
Segundo post del ataque debil maestría en elemento sonido.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
La mujer de los cabellos castaños estaba otra vez esperando la respuesta de su amado, como si de pronto pensara que necesitaba la aprobación del mismo para poder seguir con lo que estaba haciendo, pero como al final Lestat no se movía para nada, decidió aumentar su cosmos y de una vez por todas lograr que su ataque fuese mostrado de una manera rápida y fatal. Como el hecho de los gusanitos era una cosa un poco inútil, la joven pensó que podía ponerles una especie de secreción asquerosa que hiciera que el organismo de su contrincante colapsara. Y fue así que la joven hizo que con una sola elevación de su cosmos, los gusanos empezaran a emanar una sustancia vaporosa bastante pestilente y muy venenosa. Estaba con todos los deseos de hacer que su amado sintese deseos de defenderse a toda costa.
-Está bien como efecto, pero aún necesito algo más, no sólo deben hacer eso. Además que avanzar de frente no es algo que sea muy interesante, debe haber algo más fuerte que se me pueda ocurrir.- Larissa cerró otra vez sus ojos y empezó a cantar otra vez con su voz melodiosa. Estaba segura que el ser berseker y cantar, no era algo que se llevase de la mano, pero dado el caso de que ella no era capaz de concebir un ataque sin su canto lúgubre y deprimente, hacía que ella cantase para poder atacar. Siendo mujer era bastante raro que ella utilizara algo tan feo como lombrices para tacar, pero es que algo dentro de ella la llamaba a hacer aquello. Aquel berseker que antes tenía una forma horrible y que hacía todo lo que ares le dijes sólo por el gusto de matar. En efecto, Larissa estaba haciéndole un homenaje a su antigua forma. Aquella forma en la que a ese berseker se lo veía acompañado de parásitos que se alimentaban de su sudor; cosa bastante asquerosa, pero que a la mujer de los cabellos castaños no le desagradaba tanto recordar.
-Necesisto que estas cosas hagan algo más que sólo moverse con lentitud y emanar este veneno. Tiene que moverse más rápido, yo debo aprender a controlar la manera de que no liberen tanto que me hace daño.- dijo larissa mientras tapapaba su nariz, ya que al ser la primera vez que estaba en contacto con aquella sustancia, su organismo aún no se había acostumbrado. Larissa se dio cuenta de que aún le faltaba algo más, por lo que detuvo su ataque un momento. Necesitaba hacerlo bien, no importaba cúanto le costase aquello.
Tercer post del ataque débil maestría en elemento sonido
-Está bien como efecto, pero aún necesito algo más, no sólo deben hacer eso. Además que avanzar de frente no es algo que sea muy interesante, debe haber algo más fuerte que se me pueda ocurrir.- Larissa cerró otra vez sus ojos y empezó a cantar otra vez con su voz melodiosa. Estaba segura que el ser berseker y cantar, no era algo que se llevase de la mano, pero dado el caso de que ella no era capaz de concebir un ataque sin su canto lúgubre y deprimente, hacía que ella cantase para poder atacar. Siendo mujer era bastante raro que ella utilizara algo tan feo como lombrices para tacar, pero es que algo dentro de ella la llamaba a hacer aquello. Aquel berseker que antes tenía una forma horrible y que hacía todo lo que ares le dijes sólo por el gusto de matar. En efecto, Larissa estaba haciéndole un homenaje a su antigua forma. Aquella forma en la que a ese berseker se lo veía acompañado de parásitos que se alimentaban de su sudor; cosa bastante asquerosa, pero que a la mujer de los cabellos castaños no le desagradaba tanto recordar.
-Necesisto que estas cosas hagan algo más que sólo moverse con lentitud y emanar este veneno. Tiene que moverse más rápido, yo debo aprender a controlar la manera de que no liberen tanto que me hace daño.- dijo larissa mientras tapapaba su nariz, ya que al ser la primera vez que estaba en contacto con aquella sustancia, su organismo aún no se había acostumbrado. Larissa se dio cuenta de que aún le faltaba algo más, por lo que detuvo su ataque un momento. Necesitaba hacerlo bien, no importaba cúanto le costase aquello.
Tercer post del ataque débil maestría en elemento sonido
Última edición por Larissa el Miér Ene 18, 2012 10:52 am, editado 3 veces
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Entrada al Templo
Alzando la mirada Lestat se percataba de todo movimiento por parte de su joven esposa. El cosmos que manaba de su ser era impresionante, además aquella forma de emplearlo para tan extraño ataque le resultaba en verdad interesante. Y es que una mujer emplear aquellas imágenes en verdad grotesca con respecto a los babosos gusanos, generaba miedo y asco a la vez.
Algo susurró la joven romana, pero fue lo suficiente precavida para que el general no le escuchase. Simplemente movía los labios. Ladeando el rostro para ver mejor las artimañas de la mujer, Lestat simplemente observaba en silencio el proceso del ataque de Larissa.
El canto por parte de la joven mujer era algo extraño… una rara combinación por parte de un guerrero de Ares, pero Lestat pensaba que no era quién para mostrarle su tal vez falta de imaginación. Comprendía que cada quien tenía su forma de vivir, de entrenar y atacar… por ello simplemente siguió observando.
Lestat se percataba de la forma en que aquellos gusanos soltaban una sustancia viscosa… tal vez veneno. Además el aroma que expedían tras su vaivén en dicho piso le era un poco incomodo. Olía espantoso, pero él estaba acostumbrado a ese tipo de maltratos… siendo un antiguo guerrero romano que había pasado por momento en verdad asqueroso, eso no le movía en lo absoluto.
Despertando de su distracción el joven romano decidió que ayudaría en lo más que pudiera a su joven esposa. Elevando su cosmos y haciendo que su armadura marrón brillase con gran intensidad dijo:
-Comencemos el entrenamiento… ¿No crees que ya es mucho tiempo perdido? Disculpa mi distracción, había pasado mucho desde que dormir plácidamente, pero vale no es el momento de platicar… Veamos Larissa esta vez con que me impresionaras… juguemos una vez más.
Algo susurró la joven romana, pero fue lo suficiente precavida para que el general no le escuchase. Simplemente movía los labios. Ladeando el rostro para ver mejor las artimañas de la mujer, Lestat simplemente observaba en silencio el proceso del ataque de Larissa.
El canto por parte de la joven mujer era algo extraño… una rara combinación por parte de un guerrero de Ares, pero Lestat pensaba que no era quién para mostrarle su tal vez falta de imaginación. Comprendía que cada quien tenía su forma de vivir, de entrenar y atacar… por ello simplemente siguió observando.
Lestat se percataba de la forma en que aquellos gusanos soltaban una sustancia viscosa… tal vez veneno. Además el aroma que expedían tras su vaivén en dicho piso le era un poco incomodo. Olía espantoso, pero él estaba acostumbrado a ese tipo de maltratos… siendo un antiguo guerrero romano que había pasado por momento en verdad asqueroso, eso no le movía en lo absoluto.
Despertando de su distracción el joven romano decidió que ayudaría en lo más que pudiera a su joven esposa. Elevando su cosmos y haciendo que su armadura marrón brillase con gran intensidad dijo:
-Comencemos el entrenamiento… ¿No crees que ya es mucho tiempo perdido? Disculpa mi distracción, había pasado mucho desde que dormir plácidamente, pero vale no es el momento de platicar… Veamos Larissa esta vez con que me impresionaras… juguemos una vez más.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Entrada al Templo
Ante la respuesta del hombre que ahora guardaba el espíritu de Infernatil, la mujer de los cabellos castaños decidió aumentar más la magnitud de sus efectos. Ya su cuerpo se había acostumbrado a aquel veneno que salía del ser de aquellos rastreros bichos, por lo que ahora éstos empezaron a emanar más vapores y venenosos mientras aumentaban su velocidad de una manera increíble, pues no sólo estaban moviéndose hacia Lestat, sino que en un segundo, una pequeña cantidad de éstos se puso detrás del guerrero y empezó a emanar otra vez su veneno, de modo que Lestat estaba rodeado por ellos, pero eso no era todo, porque a la joven ya se le estaba empezando a ocurrir algo más horrible y asqueroso para su ataque, pero que tenía que admitir, parecía poder funcionar de manera efectiva.
-Bien querido. Es hora de que te pepares para algo un poco diferente.- Larissa elevó su cosmos y temrinó la canalización de su canto. Ahora los gusanos tomaron más velocidad para dirirse hacia su esposo y la tierra empezó a temblar bajo los pies del mismo. Algo estaba debajo de la tierra moviéndose y retorciéndose con violencia. Era algo horrible sediento de sangre y carne humana, algo que luchaba por salir a la superficie para con su veneno y su forma horrible aterrorizar al enemigo de una forma espeluznante.
-Es hora de que conozcas a la más lindas de mis mascotas.- Dijo Larissa mientras observaba cómo la tierra se levantaba y daba paso a un gusano gigante de color negro con rojo que apareció a pocos centímetros de donde estaba su marido. Larissa estaba conciente de que el gusano no solo no era algo interesante, pero sí lo que despedía de su cuerpo; pues aquel insecto tenía un hedor peor al de los otros gusanos y que podría provocar en el enemigo no sólo el reflejo nauseoso, sino también un descenso brusco de la presión arterial.
-Lestat querido aún hay más de donde salieron ellos. Espero no te disguste tenerlos cerca, porque ellos están ansiosos por conocerte. .- Una vez que Larissa dijo esto, los gusanos que estaban detrás de Lestat se reagruparon y adquirieron un birllo rojo, luego de varios segundos se juntaro y dejaron de briilar dando forma de otro gusano gigante que se colocó frenta al primero que apareció, de modo que ahora Lestat estaba entre esas dos bestias que se movieron dispuestas a atacarlo al mismo tiempo.
Cuarto post del ataque débil elemento sonido.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Entrada del Templo
» Entrada al templo del carnero
» Entrada [Templo de la Discordia]
» Entrada al Templo de las Desgracias
» Entrada al templo del Toro
» Entrada al templo del carnero
» Entrada [Templo de la Discordia]
» Entrada al Templo de las Desgracias
» Entrada al templo del Toro
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Nov 18, 2024 2:26 pm por Nathaniel
» Magical Hope {Afiliación élite}
Miér Jul 17, 2019 2:41 am por Invitado
» Hantā no Odessei {Afiliación Elite}
Mar Jul 16, 2019 9:20 pm por Invitado
» Busquedas de Rol
Lun Jul 08, 2019 7:11 pm por MapyCozo
» Ficha de Entrenamiento de Alderion De tauro
Jue Jul 04, 2019 12:31 pm por Alderion
» Ficha de entrenamiento de Virgil Juez de Griffo
Miér Jul 03, 2019 1:23 pm por Sasha
» Petición Caballeros de Athena
Miér Jul 03, 2019 1:16 pm por Sasha
» [Reino de Poseidón - Alta] La Manzana Dorada
Dom Jun 30, 2019 10:24 pm por Boreas