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Calles...
Recuerdo del primer mensaje :
Una semana había transcurrido a la mar, eternos días en los que la mente de Lucy era una tormenta de pensamientos y sensaciones. Por fin quedaban ya tan sólo horas para su llegada a la tan esperada nación. La pelinegra se encontraba junto al barandal observando las tranquilas aguas extenderse hasta el horizonte. Resguardada del sol al que mucho cariño no tenía, bajo una capa campesina con capuchón. Su rostro estaba más pálido de lo usual, bajo sus ojos comenzaban a marcarse leves ojeras de noches sin poder coniliar el sueño. La travesía le habia dado tiempo para perderse en sus pensamientos, en los recuerdos de su pasado.
Helena… Vergilius… Dentro de ella crecía la nostalgia y al mismo tiempo…el rencor. Voy a enmendar tanto error. Penso para sí misma dejándose llevar por un instante por el deseo de venganza. Habría podido imaginar la sangre de sus enemigos manchando sus manos de no ser por que el grito de un marinero llamó su atención. El puerto del río Tiber ya estaba a plena vista, y había que prepararse para desembarcar.
Con tan sólo poner un pie en tierra pudo sentir el mareo de haber estado días sobre un barco, se sostuvo unos momentos de unas maderas de amarre para no perder el equilibrio. Estaba en los distritos, casi a las afueras de la ciudad Romana, y debía llegar al palacio del César. Era un largo camino y su cuerpo comenzaba a sentir al cansancio golpear con fuerza. Pero su mente decidida no podía aguardar ni un segundo, no quería perder tiempo, necesitaba encontrar a su sobrino. Asi que inhaló profundamente y comenzó a andar por las calles de aquel lugar. Su paso era lento, y levemente vacilante, contínuamente volteaba su rostro mirando hacia todos lados como si buscáse algo o alguien; tal vez como si tuviese miedo a ser vigilada. La brisa levantaba un poco el polvo, por lo que la capcuha era de gran utilidad, pero cada tanto asomaba un poco su rostro fuera de la proteccion para mirar a su alrededor o para preguntar direcciones.
Las calles de allí tenían un ritmo bastante acelerado. Los humildes trabajadores, las mujeres de los antros seguían con la mirada a tan extraña figura pisando esos lugares. Destacaba por sobre los caminantes aquella gracil figura fantasmal que bajo la protección de un harapo maltratado se extendían prendas dignas de la aristocrácia. Y tan sólo por instantes el viento soplaba alborotando sus largos y oscuros cabellos que dejaban de ensombrecer el misterio de su identidad, revelando un delicado y bello rostro.
Helena… Vergilius… Dentro de ella crecía la nostalgia y al mismo tiempo…el rencor. Voy a enmendar tanto error. Penso para sí misma dejándose llevar por un instante por el deseo de venganza. Habría podido imaginar la sangre de sus enemigos manchando sus manos de no ser por que el grito de un marinero llamó su atención. El puerto del río Tiber ya estaba a plena vista, y había que prepararse para desembarcar.
Con tan sólo poner un pie en tierra pudo sentir el mareo de haber estado días sobre un barco, se sostuvo unos momentos de unas maderas de amarre para no perder el equilibrio. Estaba en los distritos, casi a las afueras de la ciudad Romana, y debía llegar al palacio del César. Era un largo camino y su cuerpo comenzaba a sentir al cansancio golpear con fuerza. Pero su mente decidida no podía aguardar ni un segundo, no quería perder tiempo, necesitaba encontrar a su sobrino. Asi que inhaló profundamente y comenzó a andar por las calles de aquel lugar. Su paso era lento, y levemente vacilante, contínuamente volteaba su rostro mirando hacia todos lados como si buscáse algo o alguien; tal vez como si tuviese miedo a ser vigilada. La brisa levantaba un poco el polvo, por lo que la capcuha era de gran utilidad, pero cada tanto asomaba un poco su rostro fuera de la proteccion para mirar a su alrededor o para preguntar direcciones.
Las calles de allí tenían un ritmo bastante acelerado. Los humildes trabajadores, las mujeres de los antros seguían con la mirada a tan extraña figura pisando esos lugares. Destacaba por sobre los caminantes aquella gracil figura fantasmal que bajo la protección de un harapo maltratado se extendían prendas dignas de la aristocrácia. Y tan sólo por instantes el viento soplaba alborotando sus largos y oscuros cabellos que dejaban de ensombrecer el misterio de su identidad, revelando un delicado y bello rostro.
Lucy- Ataques :
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Re: Calles...
Me quedé parada en el mismo lugar que antes, viendo como el tornado creado con mi propio cosmos se llevaba todo consigo. Destrozaba el lugar y sus alrededores. Mi objetivo había sido mi propia casa, al menos en la que vivía cuando era un simple humana, ahora siendo un berseker no me importaba mucho que digamos. Volaba el polvo y los ladrillos, las piedras, maderas y cada material con el cual el edificio estaba construido. Para mi resultaba muy divertido presenciar eso.
El viento aumentaba su intensidad de manera considerable mientras que destruía el lugar. Podía controlarlo yo misma, con mi cosmos, siendo una de mis técnicas de ataque. No quedaba mucho de ese lugar y cada vez desaparecían las cosas en el aire, que se llenaba de polvo y tomaba un color grisáceo haciendo que la visibilidad en el lugar disminuyera considerablemente.
Por suerte no había nadie alrededor, sino ya hubiera acabado con la vida de más de uno y según veía, las pequeñas cabañas dentro del perímetro estaban vacías así que no tenía mucho que hacer, más que terminar pronto con mi trabajo para encargarme de destruir guerreros de Athena, quien aún no mostraba grandes señales de existencia.
El viento aumentaba su intensidad de manera considerable mientras que destruía el lugar. Podía controlarlo yo misma, con mi cosmos, siendo una de mis técnicas de ataque. No quedaba mucho de ese lugar y cada vez desaparecían las cosas en el aire, que se llenaba de polvo y tomaba un color grisáceo haciendo que la visibilidad en el lugar disminuyera considerablemente.
Por suerte no había nadie alrededor, sino ya hubiera acabado con la vida de más de uno y según veía, las pequeñas cabañas dentro del perímetro estaban vacías así que no tenía mucho que hacer, más que terminar pronto con mi trabajo para encargarme de destruir guerreros de Athena, quien aún no mostraba grandes señales de existencia.
Lady- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
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Re: Calles...
Así era Roma…
Caos constante y destrucción, tal y como aquel extraño ser la estaba convirtiendo ahora, ella era lo que buscaba, ella era mi destino. Ese cosmos tan perturbador y oscuro que sentí desde el santuario, se emanaba en menor cantidad alrededor de la joven de blancos cabellos. Avance unos pasos, notaba la maldad en su silueta, en esa extraña manera de actuar, avance un poco mientras que leía sus intenciones…
No eran buenas, estaba claro, podía percibir que conocía a esa mujer anteriormente pero no podía concentrarme bien en quien era… Mi armadura brillaba con intensidad mientras que a mí alrededor comenzó a aparecer el cosmos dorado en forma de llamas.
Las casas estaban siendo destruidas, todo a su paso parecía morir o ser aplastado por sus dulces manos. Algo malo había en ella pero no me imaginaba que… quizás ella pudiera decírmelo…
-Aquí me tienes si me deseas…-Murmure, suponiendo que destruía todo para encontrarse con algún rival de su altura- Dime mujer… ¿Quién eres y porque destruyes todo a tu paso con tanta euforia?
Caos constante y destrucción, tal y como aquel extraño ser la estaba convirtiendo ahora, ella era lo que buscaba, ella era mi destino. Ese cosmos tan perturbador y oscuro que sentí desde el santuario, se emanaba en menor cantidad alrededor de la joven de blancos cabellos. Avance unos pasos, notaba la maldad en su silueta, en esa extraña manera de actuar, avance un poco mientras que leía sus intenciones…
No eran buenas, estaba claro, podía percibir que conocía a esa mujer anteriormente pero no podía concentrarme bien en quien era… Mi armadura brillaba con intensidad mientras que a mí alrededor comenzó a aparecer el cosmos dorado en forma de llamas.
Las casas estaban siendo destruidas, todo a su paso parecía morir o ser aplastado por sus dulces manos. Algo malo había en ella pero no me imaginaba que… quizás ella pudiera decírmelo…
-Aquí me tienes si me deseas…-Murmure, suponiendo que destruía todo para encontrarse con algún rival de su altura- Dime mujer… ¿Quién eres y porque destruyes todo a tu paso con tanta euforia?
Leonard- Caballeros Dorados
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Re: Calles...
Enseguida logré sentir algo que me hizo alarmar por un momento. Una presencia en el lugar, y no suponía la esencia de un simple humano como cualquier otro. Era algo más… No pude evitar dar media vuelta en ese instante, al momento en que pude oír su voz. Cuando lo vi, pude reconocerlo quizás. Aunque no recordaba muy bien, pero se me hacía bastante familiar, y es que hacía un tiempo lo había visto en esos mismos distritos, cercanos al río tiber.
Fue el día en que desperté mis poderes de viento, al menos parte de mi ser se había fusionado con Tafariel. Podía recordarlo, aunque no con absoluta claridad. Había pasado mucho tiempo desde que me había topado con ese muchacho de cabellos rubios, y se me hacía bastante extraño verlo en esos distritos nuevamente, y más vistiendo una armadura dorada. Pero quizás había sentido mi presencia, pues mi cosmos estaba actuando en ese sitio.
– ¿Tú aquí? Sorprendente. Así que al final sí eres un caballero dorado, he? – hice una pausa, mostrando una sonrisa que a penas se hacía perceptible. – Quizás no me recuerdes, pero yo sé quien eres. Ha pasado mucho tiempo desde que te conocí jajaja. Pero eso ya no importa… ya no soy una humana y no hay tiempo para los recuerdos. –
– Te responderé. Soy el berseker Tafariel, la amante de los condenados. Y la verdad destruyo todo esto simplemente por placer. La destrucción es parte de mí y además, el aburrimiento ya estaba cansándome. Así que, supongo que es interesante ver a un Santo Ateniense por estos lados. –
Detuve un poco el correr del viento a mi alrededor, pero aún así, los restos de la construcción seguían revoloteando en el aire y caían al suelo, destruyéndose con mi poderoso cosmos.
– ¿Qué te trajo hasta aquí, he? Me imagino que no es una simple coincidencia. No te recomiendo que me desafíes... –
Fueron mis últimas palabras. La verdad sería interesante mostrar mi poder ante un caballero dorado de Athena. Me divertiría haciéndolo sufrir, pero aún no era el momento. Siempre es bueno un poco de plática. Después de todo, en ese momento el tiempo me sobraba.
Fue el día en que desperté mis poderes de viento, al menos parte de mi ser se había fusionado con Tafariel. Podía recordarlo, aunque no con absoluta claridad. Había pasado mucho tiempo desde que me había topado con ese muchacho de cabellos rubios, y se me hacía bastante extraño verlo en esos distritos nuevamente, y más vistiendo una armadura dorada. Pero quizás había sentido mi presencia, pues mi cosmos estaba actuando en ese sitio.
– ¿Tú aquí? Sorprendente. Así que al final sí eres un caballero dorado, he? – hice una pausa, mostrando una sonrisa que a penas se hacía perceptible. – Quizás no me recuerdes, pero yo sé quien eres. Ha pasado mucho tiempo desde que te conocí jajaja. Pero eso ya no importa… ya no soy una humana y no hay tiempo para los recuerdos. –
– Te responderé. Soy el berseker Tafariel, la amante de los condenados. Y la verdad destruyo todo esto simplemente por placer. La destrucción es parte de mí y además, el aburrimiento ya estaba cansándome. Así que, supongo que es interesante ver a un Santo Ateniense por estos lados. –
Detuve un poco el correr del viento a mi alrededor, pero aún así, los restos de la construcción seguían revoloteando en el aire y caían al suelo, destruyéndose con mi poderoso cosmos.
– ¿Qué te trajo hasta aquí, he? Me imagino que no es una simple coincidencia. No te recomiendo que me desafíes... –
Fueron mis últimas palabras. La verdad sería interesante mostrar mi poder ante un caballero dorado de Athena. Me divertiría haciéndolo sufrir, pero aún no era el momento. Siempre es bueno un poco de plática. Después de todo, en ese momento el tiempo me sobraba.
Lady- Berseker de Ares
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Re: Calles...
Me parecía haberla conocido y en efecto, era quien yo pensaba, su hermoso rostro confirmaba mis sospechas. Pero estaba cambiada, no era la misma muchacha despistada y confundida de aquel entonces, ya no emanaba esa inocencia de antes ahora lo único que su cuerpo drenaba era odio y destrucción junto a un apetito de muerte y sangre pocas veces visto y no me preocupaba eso viniendo de ella, lo que me preocupaba es que aquellos que debían de ser sus compañeros o incluso su líder deberían de tener el mismo apetito destructivo o quizás, peor.
Las palabras de la mujer parecían desafiar mi poder como si todo el tiempo estuviera buscando una batalla o un desafío, me provocaba constantemente para que reaccionara pero el santo de Virgo no se caracterizaba precisamente por caer en el juego psicológico de su rival, era yo quien dominaba ese juego, era algo totalmente fácil para el caballero mas cercano a los dioses. Sin embargo, mis poderes no se encontraban al máximo y el poder de aquella “berseker” parecía ser muy grande, por lo que una batalla sería arriesgado además de que aun no era tiempo para librar combates sin sentido, mis propósitos no eran esos…
-Recuerdo tu rostro y tu sonrisa, joven Lady… pero no recuerdo esa maldad dentro de ti a la que llamas Tafariel…
Mis ojos celestes miraban fijamente su rostro mientras que alrededor de mi cuerpo comenzaba a expandirse el resplandor dorado de mi cosmos que envolvía los escombros de la destrucción de Lady y los volvía a formar, reparando alguna de las cosas que destruyo. La cabellera comenzaba a flotar por encima de mis hombros y mis parpados lentamente se cerraron, el ambiente comenzó a cambiar, todo parecía difuminarse y un pequeño rayo de luz dorada cegó el momento…
Allí estaba ella, juntando agua con las manos y arrojándomela en el rostro, sonriendo, disfrutando del agua. El atardecer, las estrellas, muchas frases que pasaban rápidamente sin terminar, la silueta de ambos riendo frente al anochecer, muchas imágenes hermosas de aquel momento que habían pasado a orillas del rio tiber, sin embargo todo comenzaba a acelerarse y deformarse, muchos gritos y el color rojo parecía tomar el ambiente, nada era totalmente visible y con un grito final que decía “LADY!!!” que di en el momento en que la muchacha comenzó a despertar, la ilusión termino
Cayó en pedazos parecidos al cristal mientras que frente a la Berseker quede yo parado con mi cosmos encendido.
-Dime Tafariel, aun existe esa dulce muchacha que jugaba con el agua, o es que acaso los berseker asesinan a sus portadores. Dentro tuyo hay un punto débil o el odio y la maldad no dan lugar a la sensibilidad… Respóndeme…
Me quede en mi lugar concentrado, aguardando un poco, sin embargo mis dudas eran mas poderosas que mi paciencia.
-Hasta aquí me has traído tú y tu destrucción… ¿Para quién sirves y con que propósitos te opones a la diosa Athena?
Las palabras dichas por Buda me pasaban una y otra vez por la cabeza, palabras que dijo en aquel momento donde Lady desperto como Berseker y yo no me anime a destruirla...
“Le has perdonado la vida a alguien que en el futuro, quizás no tenga la misma compasión”
Las palabras de la mujer parecían desafiar mi poder como si todo el tiempo estuviera buscando una batalla o un desafío, me provocaba constantemente para que reaccionara pero el santo de Virgo no se caracterizaba precisamente por caer en el juego psicológico de su rival, era yo quien dominaba ese juego, era algo totalmente fácil para el caballero mas cercano a los dioses. Sin embargo, mis poderes no se encontraban al máximo y el poder de aquella “berseker” parecía ser muy grande, por lo que una batalla sería arriesgado además de que aun no era tiempo para librar combates sin sentido, mis propósitos no eran esos…
-Recuerdo tu rostro y tu sonrisa, joven Lady… pero no recuerdo esa maldad dentro de ti a la que llamas Tafariel…
Mis ojos celestes miraban fijamente su rostro mientras que alrededor de mi cuerpo comenzaba a expandirse el resplandor dorado de mi cosmos que envolvía los escombros de la destrucción de Lady y los volvía a formar, reparando alguna de las cosas que destruyo. La cabellera comenzaba a flotar por encima de mis hombros y mis parpados lentamente se cerraron, el ambiente comenzó a cambiar, todo parecía difuminarse y un pequeño rayo de luz dorada cegó el momento…
Allí estaba ella, juntando agua con las manos y arrojándomela en el rostro, sonriendo, disfrutando del agua. El atardecer, las estrellas, muchas frases que pasaban rápidamente sin terminar, la silueta de ambos riendo frente al anochecer, muchas imágenes hermosas de aquel momento que habían pasado a orillas del rio tiber, sin embargo todo comenzaba a acelerarse y deformarse, muchos gritos y el color rojo parecía tomar el ambiente, nada era totalmente visible y con un grito final que decía “LADY!!!” que di en el momento en que la muchacha comenzó a despertar, la ilusión termino
Cayó en pedazos parecidos al cristal mientras que frente a la Berseker quede yo parado con mi cosmos encendido.
-Dime Tafariel, aun existe esa dulce muchacha que jugaba con el agua, o es que acaso los berseker asesinan a sus portadores. Dentro tuyo hay un punto débil o el odio y la maldad no dan lugar a la sensibilidad… Respóndeme…
Me quede en mi lugar concentrado, aguardando un poco, sin embargo mis dudas eran mas poderosas que mi paciencia.
-Hasta aquí me has traído tú y tu destrucción… ¿Para quién sirves y con que propósitos te opones a la diosa Athena?
Las palabras dichas por Buda me pasaban una y otra vez por la cabeza, palabras que dijo en aquel momento donde Lady desperto como Berseker y yo no me anime a destruirla...
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Leonard- Caballeros Dorados
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Re: Calles...
Miraba fijamente al santo dorado, en mi rostro podía verse un gesto de odio y furia que siempre permanecían en mí, una seriedad oscura que no se iba. Pero de pronto, sus palabras me sorprendieron de sobremanera. No esperaba que me recordara de esa manera. El gesto en mi rostro cambió, mostrando algo de confusión y sorpresa al mismo tiempo.
Aquellos recuerdos de la vez en que nos habíamos topado en el bosque, y regresamos a los distritos cercanos al tiber… las risas, palabras que iban y venían… todo eso volvía a mi mente de una manera repentina. Todos esos recuerdos me invadían de repente y por alguna extraña razón me hacían dudar de lo que en verdad yo quería.
– A quién sirvo…. quién soy. –murmuré.
(– "Ares me trata de basura... pero soy una guerrera" –)
(– "¿Quién soy en verdad…?" –)
Me preguntaba aquello en mi mente. Estaba confundida en verdad. Tal vez sentía eso en mi interior, pero me era imposible reflexionar acerca del tema. Ahora que escuchaba esas preguntas por parte del chico, aquella idea comenzaba a darme vueltas en la cabeza y no me dejaba pensar. Y no me agradaba para nada… quería auto convencerme de que era una berseker y servía a Ares, la destrucción era lo mío, pero… ahora todo parecía ser diferente.
– ¡Soy un berseker, maldita sea! – exclamé con fuerza haciendo estallar mi cosmos en una enorme explosión de energía, aunque inofensiva; no le hizo daño a nada alrededor. – Soy un berseker… y sirvo a Ares… –
Las últimas palabras las mencioné en un tono más débil aunque estaba algo confundida, casi sin pensarlo mientras mi cosmos disminuía de repente.
– Athena no me interesa… en lo absoluto. La destrucción es mi deber… seguir las órdenes de mi señor. Soy su propiedad… –decía mirándolo fijamente.– No puedo hacer nada que Ares no me ordene hacer… estoy aquí con un solo propósito y tengo que cumplirlo.
Así era como me definía. Creía ser una simple arma para el dios de la guerra, nada más que eso. Tenía que seguir sus órdenes sin importar nada. Aunque ciertamente, algo en mí despertó… esa debilidad que eran los sentimientos humanos. Algo que hacía tiempo no experimentaba, pero intentaba negarlo. No iba a darle la razón a ese caballero dorado.
(– "Soy un berseker… soy un simple objeto que debe hacer la voluntad del señor de la guerra… ¿Eso es lo que en verdad soy?" –).
Aquel sujeto que estaba frente a mí me hacía dudar de mí misma, aunque supiera que sólo tenía que servir Ares. Tal vez sí tenía una debilidad ¿Qué me ocurría? ¿Acaso mis verdaderos pensamientos, lo que sentía en verdad, comenzaba a atormentarme en mi mente? ¿Acaso era un simple objeto sin voluntad propia? ¿O también tenía una parte humana capaz de pensar? Esas eran mis dudas en realidad. Una parte de mí quería convencerme de eso, pero por otro lado, quería creerle al chico.
– No te interpongas en mi camino… Leonard. Dije bajando el rostro para mirar al suelo y suspiré.
(– "No quiero tener que pelear contigo inútilmente." –) pensé.
– No quiero tener que pelear contigo inútilmente. – repetí en voz alta, con un tono de voz algo bajo, algo indecisa. Ahora hablaba un poco más tranquila que antes. Trataba de pensar en lo que estaba haciendo. ¿Acaso era lo correcto? Permanecí con el rostro bajo, sin mirar al muchacho. Sentía su cosmos en el ambiente, ese resplandor dorado, pero no me interesaba, no estaba prestando atención. Más bien me encontraba con la guardia baja.
Aquellos recuerdos de la vez en que nos habíamos topado en el bosque, y regresamos a los distritos cercanos al tiber… las risas, palabras que iban y venían… todo eso volvía a mi mente de una manera repentina. Todos esos recuerdos me invadían de repente y por alguna extraña razón me hacían dudar de lo que en verdad yo quería.
– A quién sirvo…. quién soy. –murmuré.
(– "Ares me trata de basura... pero soy una guerrera" –)
(– "¿Quién soy en verdad…?" –)
Me preguntaba aquello en mi mente. Estaba confundida en verdad. Tal vez sentía eso en mi interior, pero me era imposible reflexionar acerca del tema. Ahora que escuchaba esas preguntas por parte del chico, aquella idea comenzaba a darme vueltas en la cabeza y no me dejaba pensar. Y no me agradaba para nada… quería auto convencerme de que era una berseker y servía a Ares, la destrucción era lo mío, pero… ahora todo parecía ser diferente.
– ¡Soy un berseker, maldita sea! – exclamé con fuerza haciendo estallar mi cosmos en una enorme explosión de energía, aunque inofensiva; no le hizo daño a nada alrededor. – Soy un berseker… y sirvo a Ares… –
Las últimas palabras las mencioné en un tono más débil aunque estaba algo confundida, casi sin pensarlo mientras mi cosmos disminuía de repente.
– Athena no me interesa… en lo absoluto. La destrucción es mi deber… seguir las órdenes de mi señor. Soy su propiedad… –decía mirándolo fijamente.– No puedo hacer nada que Ares no me ordene hacer… estoy aquí con un solo propósito y tengo que cumplirlo.
Así era como me definía. Creía ser una simple arma para el dios de la guerra, nada más que eso. Tenía que seguir sus órdenes sin importar nada. Aunque ciertamente, algo en mí despertó… esa debilidad que eran los sentimientos humanos. Algo que hacía tiempo no experimentaba, pero intentaba negarlo. No iba a darle la razón a ese caballero dorado.
(– "Soy un berseker… soy un simple objeto que debe hacer la voluntad del señor de la guerra… ¿Eso es lo que en verdad soy?" –).
Aquel sujeto que estaba frente a mí me hacía dudar de mí misma, aunque supiera que sólo tenía que servir Ares. Tal vez sí tenía una debilidad ¿Qué me ocurría? ¿Acaso mis verdaderos pensamientos, lo que sentía en verdad, comenzaba a atormentarme en mi mente? ¿Acaso era un simple objeto sin voluntad propia? ¿O también tenía una parte humana capaz de pensar? Esas eran mis dudas en realidad. Una parte de mí quería convencerme de eso, pero por otro lado, quería creerle al chico.
– No te interpongas en mi camino… Leonard. Dije bajando el rostro para mirar al suelo y suspiré.
(– "No quiero tener que pelear contigo inútilmente." –) pensé.
– No quiero tener que pelear contigo inútilmente. – repetí en voz alta, con un tono de voz algo bajo, algo indecisa. Ahora hablaba un poco más tranquila que antes. Trataba de pensar en lo que estaba haciendo. ¿Acaso era lo correcto? Permanecí con el rostro bajo, sin mirar al muchacho. Sentía su cosmos en el ambiente, ese resplandor dorado, pero no me interesaba, no estaba prestando atención. Más bien me encontraba con la guardia baja.
Lady- Berseker de Ares
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Re: Calles...
Una pequeña explosión de energía mientras que intentaba afirmar lo que era no significaba nada para el medio ambiente, pero para mí significaba muchísimo. Era justo la clase de reacción que esperaba por parte de la muchacha. Desde hacia tiempo notaba esas energías oscuras en el ambiente, esa maldad esparcida en diferentes almas a lo largo de todo el planeta. Ahora sabia sus nombres… bersekers, guerreros de Ares. Sin embargo, también notaba algo distinto en esta mujer, a diferencia de los demás viles seres, ella se cuestionaba su poder y su estadía, se cuestionaba lo que era y a quien servía, se cuestionaba todo.
Ares, dios de la guerra sangrienta, parecía no tratar bien a sus guerreros porque por lo que mencionaba Lady debía cumplir exactamente lo que su dios le pedía y no podía hacer excepciones, de lo contrario quien sabe que horrendo castigo pudiera llevar a cabo el líder de estos siniestros seres.
¿Su propiedad?... –Dije mientras que sonreía, la mujer se encontraba con la mirada baja hacia tiempo- ¿Desde cuando una guerrera habilidosa como tu, deja que su cuerpo y voluntad sirvan a alguien que no los valora?
Ares no valoraba el esfuerzo ni el poder que sus guerreros tenían, para el eran simples herramientas de destrucción y no tenían otro propósito mas que ello, destruir y servir. Sin embargo, Lady era la excepción. Ella conservaba aun sus sentimientos humanos en su interior y sabía que no era malo tenerlos allí, aunque se cuestionaba siempre por ello.
Me acerque lentamente hacia la joven mientras que mi cosmos descendía por completo, ambos estábamos con la guardia baja, debido a que al parecer, no habria combate. El rostro agachado de la mujer lentamente fue subido por mi dedo, hasta que pude fijar mi mirada en la inmensidad de sus ojos. Seguía teniendo una bella mirada, a pesar de todo…
Eres más que eso Lady… eres mucho más… Y lo sabes… ¿Por qué debes de ser una esclava? –Murmure- Así como destruyes puedes evitar que destruyan y te aseguro que será mas placentero para ti…
Una pausa de silencio cortó el ambiente. Mientras que mi mirada seguía fija, con mis dedos acariciaba lentamente su mentón.
¿Acaso me dirás que no extrañas jugar con el agua, sin tener que imaginar esa playa en llamas?
Ares, dios de la guerra sangrienta, parecía no tratar bien a sus guerreros porque por lo que mencionaba Lady debía cumplir exactamente lo que su dios le pedía y no podía hacer excepciones, de lo contrario quien sabe que horrendo castigo pudiera llevar a cabo el líder de estos siniestros seres.
¿Su propiedad?... –Dije mientras que sonreía, la mujer se encontraba con la mirada baja hacia tiempo- ¿Desde cuando una guerrera habilidosa como tu, deja que su cuerpo y voluntad sirvan a alguien que no los valora?
Ares no valoraba el esfuerzo ni el poder que sus guerreros tenían, para el eran simples herramientas de destrucción y no tenían otro propósito mas que ello, destruir y servir. Sin embargo, Lady era la excepción. Ella conservaba aun sus sentimientos humanos en su interior y sabía que no era malo tenerlos allí, aunque se cuestionaba siempre por ello.
Me acerque lentamente hacia la joven mientras que mi cosmos descendía por completo, ambos estábamos con la guardia baja, debido a que al parecer, no habria combate. El rostro agachado de la mujer lentamente fue subido por mi dedo, hasta que pude fijar mi mirada en la inmensidad de sus ojos. Seguía teniendo una bella mirada, a pesar de todo…
Eres más que eso Lady… eres mucho más… Y lo sabes… ¿Por qué debes de ser una esclava? –Murmure- Así como destruyes puedes evitar que destruyan y te aseguro que será mas placentero para ti…
Una pausa de silencio cortó el ambiente. Mientras que mi mirada seguía fija, con mis dedos acariciaba lentamente su mentón.
¿Acaso me dirás que no extrañas jugar con el agua, sin tener que imaginar esa playa en llamas?
Leonard- Caballeros Dorados
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Re: Calles...
Escuchaba las palabras de aquel muchacho, aunque a la vez, permanecía perdida entre mis pensamientos, preguntándome qué era lo que me estaba ocurriendo, si hasta hacía un momento me dedicaba a destruir sin piedad cada parte de ese distrito lleno de basura y pobreza. Ahora estaba confundida y no sabía que hacer. Por un momento los sentimientos humanos parecían invadirme y no me permitían proseguir con mis deberes como berseker.
Estaba tan distraída entre mis pensamientos que no me di cuenta cuando Leonard se acercó a mí, levantando mi rostro para verme a los ojos. Noté como su cosmos disminuía. Parecía demasiado confiado con lo que hacía, sin embargo yo tampoco me creía capaz de hacerle daño en ese momento. Ni siquiera yo misma sabía qué hacer.
Podía ser que recordara mis tiempos como humana y quisiese volver a vivir esos días, pero no podía negar que mi parte de berseker no me permitía fallar. Tenía que seguir las órdenes de mi señor Ares y no me estaba permitido fallarle por nada del mundo, sino terribles consecuencias me esperarían.
Fue ese el momento justo que en mi mente se presentó la voz de Ares, perdiéndome y por un momento ignorando la presencia del caballero dorado. El cosmos del señor de la guerra podía sentirse… se expandía desde Britania hacia donde los bersekers se encontraban.
“Berserkers, es hora de actuar. Sus órdenes son simples dado que nuestra meta es simple: arrasen con todo. Maten la mayor cantidad de personas que encuentren a su paso y no dejen sobrevivientes…quien tenga piedad de aquí en adelante puede despedirse de su cabeza. Pueblos, villas y asentamientos, todos deben caer. Presentémosle un paraje sin igual a nuestros enemigos los Santos de Athena, presentémosles el genocidio de lo que tanto “protegen” con sus ridículos esfuerzos…
Denme un espectáculo como ningún otro y aumenten el conteo de atrocidades cometidas por nosotros, los demonios de la guerra.”
No podía negarme… sino el peor de los castigos iba a esperarme. La guerra daba comienzo y los seguidores de Ares tenían empezar a actuar.
Entiende Leonard, tengo que hacer mi trabajo. –baje la vista y cerré los ojos por un momento, dando un par de pasos hacia atrás.– Aunque quisiera cambiarlo, mi destino está escrito y no puedo escapar de él. Soy un berseker.
No quería recordar aquellos tiempos de humano. Eso me desconcentraba y no me permitía actuar como debía. Era sólo la presencia de aquel muchacho la que simplemente atraía esos pensamientos a mi cabeza. Era alguien un tanto especial para mí, al menos para la humana que todavía estaba en mi ser. Fueron buenos momentos los que había pasado aquella tarde junto al chico, momentos que acabaron por separarnos, y tomamos distintos caminos.
Te dije que no te entrometas en mi camino. No quiero volver a verte. –dije en un tono algo débil.– No quiero… pelear contigo, entiende. Tú me perdonaste la vida una vez…
No quería traicionarlo, a pesar de pertenecer a bandos diferentes. Sabía que el mundo desde ese momento estaba en juego. Yo iba a hacer mi deber, iba a destruir todo a mi paso, cada ciudad, cada vida en el mundo, y no deseaba que Leonard estuviera entre ellos. Al menos yo no iba a atacarlo. No a él. La humana en mí me lo decía. Tenía que alejarme de una vez por todas.
Tienes que saberlo. –Susurré, mientras me acercaba a él.– La guerra ya ha dado inicio. No puedo estar aquí mucho tiempo más.
Quizás le estaba dando demasiada información a alguien que ni siquiera era mi aliado, al contrario, era mi enemigo. Pero por algo no pude callar. Sentía que al menos tenía que advertírselo. Entonces pasé a su lado y me quedé parada mirando hacia el frente, de espaldas al santo dorado. Comenzaba a sentirse como mi cosmos iba reapareciendo en el ambiente seguido de un ligero viento cálido que generaba mi propia energía mientras fijaba mi vista en el cielo.
Ya era tiempo de comenzar con todo lo planeado. Era el momento de la conquista. Los bersekers teníamos que actuar y no se podía esperar mucho más. Sólo esperaba que aquel muchacho no intentara detenerme. Pues al estar en su presencia, algo en especial me detenía y me hacía confundir. Lo mejor era que me alejara y me concentrara en mi deber.
Estaba tan distraída entre mis pensamientos que no me di cuenta cuando Leonard se acercó a mí, levantando mi rostro para verme a los ojos. Noté como su cosmos disminuía. Parecía demasiado confiado con lo que hacía, sin embargo yo tampoco me creía capaz de hacerle daño en ese momento. Ni siquiera yo misma sabía qué hacer.
Podía ser que recordara mis tiempos como humana y quisiese volver a vivir esos días, pero no podía negar que mi parte de berseker no me permitía fallar. Tenía que seguir las órdenes de mi señor Ares y no me estaba permitido fallarle por nada del mundo, sino terribles consecuencias me esperarían.
Fue ese el momento justo que en mi mente se presentó la voz de Ares, perdiéndome y por un momento ignorando la presencia del caballero dorado. El cosmos del señor de la guerra podía sentirse… se expandía desde Britania hacia donde los bersekers se encontraban.
“Berserkers, es hora de actuar. Sus órdenes son simples dado que nuestra meta es simple: arrasen con todo. Maten la mayor cantidad de personas que encuentren a su paso y no dejen sobrevivientes…quien tenga piedad de aquí en adelante puede despedirse de su cabeza. Pueblos, villas y asentamientos, todos deben caer. Presentémosle un paraje sin igual a nuestros enemigos los Santos de Athena, presentémosles el genocidio de lo que tanto “protegen” con sus ridículos esfuerzos…
Denme un espectáculo como ningún otro y aumenten el conteo de atrocidades cometidas por nosotros, los demonios de la guerra.”
No podía negarme… sino el peor de los castigos iba a esperarme. La guerra daba comienzo y los seguidores de Ares tenían empezar a actuar.
Entiende Leonard, tengo que hacer mi trabajo. –baje la vista y cerré los ojos por un momento, dando un par de pasos hacia atrás.– Aunque quisiera cambiarlo, mi destino está escrito y no puedo escapar de él. Soy un berseker.
No quería recordar aquellos tiempos de humano. Eso me desconcentraba y no me permitía actuar como debía. Era sólo la presencia de aquel muchacho la que simplemente atraía esos pensamientos a mi cabeza. Era alguien un tanto especial para mí, al menos para la humana que todavía estaba en mi ser. Fueron buenos momentos los que había pasado aquella tarde junto al chico, momentos que acabaron por separarnos, y tomamos distintos caminos.
Te dije que no te entrometas en mi camino. No quiero volver a verte. –dije en un tono algo débil.– No quiero… pelear contigo, entiende. Tú me perdonaste la vida una vez…
No quería traicionarlo, a pesar de pertenecer a bandos diferentes. Sabía que el mundo desde ese momento estaba en juego. Yo iba a hacer mi deber, iba a destruir todo a mi paso, cada ciudad, cada vida en el mundo, y no deseaba que Leonard estuviera entre ellos. Al menos yo no iba a atacarlo. No a él. La humana en mí me lo decía. Tenía que alejarme de una vez por todas.
Tienes que saberlo. –Susurré, mientras me acercaba a él.– La guerra ya ha dado inicio. No puedo estar aquí mucho tiempo más.
Quizás le estaba dando demasiada información a alguien que ni siquiera era mi aliado, al contrario, era mi enemigo. Pero por algo no pude callar. Sentía que al menos tenía que advertírselo. Entonces pasé a su lado y me quedé parada mirando hacia el frente, de espaldas al santo dorado. Comenzaba a sentirse como mi cosmos iba reapareciendo en el ambiente seguido de un ligero viento cálido que generaba mi propia energía mientras fijaba mi vista en el cielo.
Ya era tiempo de comenzar con todo lo planeado. Era el momento de la conquista. Los bersekers teníamos que actuar y no se podía esperar mucho más. Sólo esperaba que aquel muchacho no intentara detenerme. Pues al estar en su presencia, algo en especial me detenía y me hacía confundir. Lo mejor era que me alejara y me concentrara en mi deber.
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Re: Calles...
Me mantenía en el mismo lugar, de espaldas al santo dorado, ignorando por completo su presencia. Tenía los ojos cerrados y un gesto de seriedad pero a la vez algo de confusión. No podía voltearme a verlo, sino mi voluntad estaría e juego y mi mente aún más confusa. Ese chico causaba algo extraño en mí, podía decirse que en su presencia, los sentimientos humanos ocultos en mí empezaban a mostrarse. Eso no me agradaba mucho, pero me afectaba.
Estaba concentrada en lo que ocurría alrededor, y de pronto algo me sorprendió cuando el cosmos de Apocalypse desapareció de la faz de la tierra. Ya no estaba más en ningún lado. ¿Acaso se había atrevido a pelear contra uno de los santos de Athena, desobedeciendo las palabras de Ares? No lo sabía con exactitud, pero era una probabilidad, claro está.
Un berseker menos, es una lástima. –murmuré entre dientes manteniéndome con los ojos cerrados concentrada en mis pensamientos. Esperaba que Leonard se fuera de ese lugar para que yo pudiese continuar sin ningún problema mi misión como berseker. Pero si tenía que quedarme a pelear o algo parecido, iba a enfrentarme a él aunque me costara demasiado.
Fue entonces que miré al oscuro cielo una vez más, tratando de sentir el cosmos de mis compañeros alrededor ¿Qué pasaba con los bersekers últimamente? Algo extraño estaba ocurriendo y no era bueno para el ejército. Sentía como el cosmos de Madareth también desaparecía de repente. Otro más había sido sellado sin explicación. ¿Qué rayos era lo que pasaba? Tenía que actuar cuanto antes.
Es decepcionante ver como estos idiotas se dejan vencer y desaparecen así como así. Son unos inútiles, debería empezar a trabajar enserio en vez de estar haciendo idioteces en la ciudad. Destruir es por ahora mi deber, nada más que eso.
Estaba concentrada en lo que ocurría alrededor, y de pronto algo me sorprendió cuando el cosmos de Apocalypse desapareció de la faz de la tierra. Ya no estaba más en ningún lado. ¿Acaso se había atrevido a pelear contra uno de los santos de Athena, desobedeciendo las palabras de Ares? No lo sabía con exactitud, pero era una probabilidad, claro está.
Un berseker menos, es una lástima. –murmuré entre dientes manteniéndome con los ojos cerrados concentrada en mis pensamientos. Esperaba que Leonard se fuera de ese lugar para que yo pudiese continuar sin ningún problema mi misión como berseker. Pero si tenía que quedarme a pelear o algo parecido, iba a enfrentarme a él aunque me costara demasiado.
Fue entonces que miré al oscuro cielo una vez más, tratando de sentir el cosmos de mis compañeros alrededor ¿Qué pasaba con los bersekers últimamente? Algo extraño estaba ocurriendo y no era bueno para el ejército. Sentía como el cosmos de Madareth también desaparecía de repente. Otro más había sido sellado sin explicación. ¿Qué rayos era lo que pasaba? Tenía que actuar cuanto antes.
Es decepcionante ver como estos idiotas se dejan vencer y desaparecen así como así. Son unos inútiles, debería empezar a trabajar enserio en vez de estar haciendo idioteces en la ciudad. Destruir es por ahora mi deber, nada más que eso.
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Re: Calles...
Los guerreros de Ares seguían desapareciendo así como si nada, algo estaba pasando... ¿Tal vez un exterminador de bersekers? Sonaba ridículo sí, pero algo estaba ocurriendo ¿Acaso destruir todo a su paso les había costado la existencia o era que simplemente, al fin de cuentas, se trataba de seres patéticos? No podía ser posible que en tan poco tiempo la presencia de tres "compañeros" hubiera simplemente desaparecido, me costaba creerlo pero según parecía, era así.
Yo era una de las pocas que quedaba con vida, o en todo caso, que seguía siendo un berseker; Útil o no, –como fuera que lo pensara Ares– estaba y eso era completamente indiscutible. Pero no estaba decidida del todo, en mi cabeza había dudas, tal vez humanas, pero las había quizás desde el momento que me topé nuevamente con Leonard. En momentos, pensaba si en verdad debía seguir con aquello de la destrucción o si merecía volver a mi vida humana y completar mis verdaderas metas.
("Pero ya no hay vuelta atrás") –Me decía en mi mente pensando en todo lo que había pasado hasta llegar a donde estaba. Arruiné muchas vidas, incluso la mía propia y no había sentido remordimientos ni culpa hasta este momento.
Tengo que marcharme. –Murmuré.
A pesar de todo, seguía mi instinto de destrucción, mi lado berseker a pesar de que yo misma no pensaba de esa manera al menos por el momento, pero me quería auto convencer de que se trataba de mi trabajo y si no lo hacía, quizás recibiría un castigo peor que la muerte. La idea de verme sufriendo eternamente no era de mi agrado, por eso mismo ahora tenía que actuar, callarme y actuar, sólo eso.
Comencé a caminar con el frío viento siguiéndome, parte de mi energía activa en el ambiente, mi cosmos mostrándose con parte de su esplendor. Era hora de marcharse; tal vez rastrear la presencia de Ares y presentarme ante él. Ya iba a decidirlo.
Yo era una de las pocas que quedaba con vida, o en todo caso, que seguía siendo un berseker; Útil o no, –como fuera que lo pensara Ares– estaba y eso era completamente indiscutible. Pero no estaba decidida del todo, en mi cabeza había dudas, tal vez humanas, pero las había quizás desde el momento que me topé nuevamente con Leonard. En momentos, pensaba si en verdad debía seguir con aquello de la destrucción o si merecía volver a mi vida humana y completar mis verdaderas metas.
("Pero ya no hay vuelta atrás") –Me decía en mi mente pensando en todo lo que había pasado hasta llegar a donde estaba. Arruiné muchas vidas, incluso la mía propia y no había sentido remordimientos ni culpa hasta este momento.
Tengo que marcharme. –Murmuré.
A pesar de todo, seguía mi instinto de destrucción, mi lado berseker a pesar de que yo misma no pensaba de esa manera al menos por el momento, pero me quería auto convencer de que se trataba de mi trabajo y si no lo hacía, quizás recibiría un castigo peor que la muerte. La idea de verme sufriendo eternamente no era de mi agrado, por eso mismo ahora tenía que actuar, callarme y actuar, sólo eso.
Comencé a caminar con el frío viento siguiéndome, parte de mi energía activa en el ambiente, mi cosmos mostrándose con parte de su esplendor. Era hora de marcharse; tal vez rastrear la presencia de Ares y presentarme ante él. Ya iba a decidirlo.
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Re: Calles...
Comencé a caminar por las calles alejándome tanto de mi antiguo hogar como del caballero dorado con quién antes me encontraba platicando. Ya tenía que dejar todo eso atrás y encargarme de cumplir con mi deber, la destrucción y búsqueda de Ares ya que la mayoría de los bersekers habían desaparecido de la faz de la tierra. Fue en ese momento, cuando me di cuenta que el cosmos de Ares también se esfumaba de la nada, como si hubiera desaparecido sin dejar rastros. Provenía desde Britania, antes, pero como si nada desapareció enseguida.
¿Qué rayos ocurre ahora? ¿Acaso Ares oculta su presencia? Me pregunto cuál será el motivo o qué puede estar pasando en este momento. –Me dije a mí misma con un suspiro seguido de aquellas palabras. No estaba de ánimos para averiguar lo que pasaba pero el estado del templo de la guerra comenzaba a decepcionarme, siendo de todo se acababa a gran velocidad y de la nada como si alguien estuviera tras todo este desastre.
A decir verdad estaba perdida y no tenía deseos de hacer nada más allá de la destrucción, ni siquiera confiaba del todo en las decisiones de mi propio dios, pero qué se le iba a hacer, tenía que realizar todo al pie de la letra, tal y como él lo decía sino iba a esperarme un castigo de los peores.
("¿Qué se supone que debo hacer ahora?") –Me preguntaba en mis pensamientos un tanto confundida, una y otra vez si encontrar un motivo a mi existencia y creyéndome un fracaso aún cuando trataba de seguir mi instinto de berseker.– ("¿Quién soy? ¿Tafariel en verdad?")
Suspiré de fastidio al mismo tiempo que bajaba mi cabeza, mirando al suelo mientras caminaba de una manera lenta y confusa. Mis pasos me guiaban, pero yo no sabía a dónde debía dirigirme. Solamente podía decirse que me dedicaba a "pasear" por aquellos distritos cercanos al río porque era mi antiguo hogar y algo tenía que me atraía. Ya hacía bastante tiempo que no salía de ese sitio y es que nada más tenía para hacer. Las ordenes de Ares eran demasiado claras y yo instintivamente las realizaba, pero casi sin ser consciente de eso, es más, sin siquiera estar conforme, pero lo hacía.
¿Qué rayos ocurre ahora? ¿Acaso Ares oculta su presencia? Me pregunto cuál será el motivo o qué puede estar pasando en este momento. –Me dije a mí misma con un suspiro seguido de aquellas palabras. No estaba de ánimos para averiguar lo que pasaba pero el estado del templo de la guerra comenzaba a decepcionarme, siendo de todo se acababa a gran velocidad y de la nada como si alguien estuviera tras todo este desastre.
A decir verdad estaba perdida y no tenía deseos de hacer nada más allá de la destrucción, ni siquiera confiaba del todo en las decisiones de mi propio dios, pero qué se le iba a hacer, tenía que realizar todo al pie de la letra, tal y como él lo decía sino iba a esperarme un castigo de los peores.
("¿Qué se supone que debo hacer ahora?") –Me preguntaba en mis pensamientos un tanto confundida, una y otra vez si encontrar un motivo a mi existencia y creyéndome un fracaso aún cuando trataba de seguir mi instinto de berseker.– ("¿Quién soy? ¿Tafariel en verdad?")
Suspiré de fastidio al mismo tiempo que bajaba mi cabeza, mirando al suelo mientras caminaba de una manera lenta y confusa. Mis pasos me guiaban, pero yo no sabía a dónde debía dirigirme. Solamente podía decirse que me dedicaba a "pasear" por aquellos distritos cercanos al río porque era mi antiguo hogar y algo tenía que me atraía. Ya hacía bastante tiempo que no salía de ese sitio y es que nada más tenía para hacer. Las ordenes de Ares eran demasiado claras y yo instintivamente las realizaba, pero casi sin ser consciente de eso, es más, sin siquiera estar conforme, pero lo hacía.
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Re: Calles...
La mujer de blanquecinos cabellos, aún mostrando su ardiente cosmos que se representaba como una roja y potente aura alrededor de su cuerpo, había caminado largos kilómetros por las calles de los distritos, a orillas del Tiber, sin prestar atención a nada ni a nadie. Todo le daba lo mismo y lo único que le importaba en ese momento era recibir otra orden de Ares, pues ya no se trataba de la misma humana frágil y miedosa que antes había sido; su alma se fusionó con el Berseker Tafariel. Ahora sólo el caos y la destrucción le importaban.
Su próximo destino era el Olimpo mismo, el Templo de la Guerra, su hogar verdadero en aquellos tiempos; donde recuperaría sus fuerzas y se alistaría para la llegada del dios Ares.
Fue allí mismo que se detuvo, en una calle extensa desde todos los ángulos. Era un sitio bastante tranquilo dentro de lo que significaban los distritos bajos del tiber. Solamente había uno que otro mendigo que paseaba deteniendo a los que transitaban los la arenosa calle, quienes ignoraban a cualquiera que les hablase allí; además unos cuantos borrachos cantando o discutiendo idioteces en medio del camino, pero era poco comparado a lo que Lady acostumbraba ver. Ahora desconocía todo lo que alguna vez había apreciado.
Su cosmos estalló en una enorme explosión carmesí nuevamente, junto con una fuerte ráfaga de viento que se llevó consigo algunos obstáculos, sin mencionar que también hizo volar algunos metros a los humanos que allí estaban. Unos alcanzaron a agarrarse de postes o columnas, sin embargo otros calleron al suelo o se elevaron varios metros chocando con los muros.
¡Estúpidos incompetentes! –Exclamó a los aires con un tono de voz demasiado elevado, refiriéndose a los mismos Bersekers, sus supuestos compañeros de batalla.
La mayoría de ellos habían sido sellados de manera estúpida, por imprudentes y débiles, y los pocos que quedaban parecían no estar haciendo mucho. El cosmos que uno parecía sentirse en la Tierra, pero poco era lo que se notaba de él. También había energías Berseker provenientes del Olimpo; esos debían ser los nuevos, los cuales Tafariel no había visto antes... o al menos no conoció los avatares humanos de ellos en la era actual. Que por cierto, tampoco demostraban gran potencia como bersekers. Su cosmos era opacado por algo más.
Aggg... no puede ser. ¿Qué mierda les está pasando a los malditos Bersekers en esta era? ¿Acaso se acobardaron? No solía ser de esta manera, maldita sea. –Refunfuñaba la amante de los condenados que claramente, ya no actuaba como su avatar humano, sino que había dominado como guerrero de Ares y a tiempo para cuando el desenlace de la historia estaba a poco de desarrollarse.
El viento empezó a girar en torno al cuerpo del Berseker amante de los condenados y tras cubrise de una capa de cosmos rojo intenso, se dejó ver vestida con su armadura brillante y tan oscura como la sangre. Fue entonces que sus alas se estendieron a los lados del cuerpo de la mujer y con un impulso y la ayuda de su control total sobre el viento, Tafariel se elevó en los aires rodeada de una fuerte aura roja. Iba camino al Olimpo.
Su próximo destino era el Olimpo mismo, el Templo de la Guerra, su hogar verdadero en aquellos tiempos; donde recuperaría sus fuerzas y se alistaría para la llegada del dios Ares.
Fue allí mismo que se detuvo, en una calle extensa desde todos los ángulos. Era un sitio bastante tranquilo dentro de lo que significaban los distritos bajos del tiber. Solamente había uno que otro mendigo que paseaba deteniendo a los que transitaban los la arenosa calle, quienes ignoraban a cualquiera que les hablase allí; además unos cuantos borrachos cantando o discutiendo idioteces en medio del camino, pero era poco comparado a lo que Lady acostumbraba ver. Ahora desconocía todo lo que alguna vez había apreciado.
Su cosmos estalló en una enorme explosión carmesí nuevamente, junto con una fuerte ráfaga de viento que se llevó consigo algunos obstáculos, sin mencionar que también hizo volar algunos metros a los humanos que allí estaban. Unos alcanzaron a agarrarse de postes o columnas, sin embargo otros calleron al suelo o se elevaron varios metros chocando con los muros.
¡Estúpidos incompetentes! –Exclamó a los aires con un tono de voz demasiado elevado, refiriéndose a los mismos Bersekers, sus supuestos compañeros de batalla.
La mayoría de ellos habían sido sellados de manera estúpida, por imprudentes y débiles, y los pocos que quedaban parecían no estar haciendo mucho. El cosmos que uno parecía sentirse en la Tierra, pero poco era lo que se notaba de él. También había energías Berseker provenientes del Olimpo; esos debían ser los nuevos, los cuales Tafariel no había visto antes... o al menos no conoció los avatares humanos de ellos en la era actual. Que por cierto, tampoco demostraban gran potencia como bersekers. Su cosmos era opacado por algo más.
Aggg... no puede ser. ¿Qué mierda les está pasando a los malditos Bersekers en esta era? ¿Acaso se acobardaron? No solía ser de esta manera, maldita sea. –Refunfuñaba la amante de los condenados que claramente, ya no actuaba como su avatar humano, sino que había dominado como guerrero de Ares y a tiempo para cuando el desenlace de la historia estaba a poco de desarrollarse.
El viento empezó a girar en torno al cuerpo del Berseker amante de los condenados y tras cubrise de una capa de cosmos rojo intenso, se dejó ver vestida con su armadura brillante y tan oscura como la sangre. Fue entonces que sus alas se estendieron a los lados del cuerpo de la mujer y con un impulso y la ayuda de su control total sobre el viento, Tafariel se elevó en los aires rodeada de una fuerte aura roja. Iba camino al Olimpo.
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Re: Calles...
Un hermoso día, el sol brillante y radiante, las aves volando en lo más alto del firmamento y las brisas aunque frías suaves y pasables, un cielo despejado y azul totalmente, con unas que otra nueves, debajo de este hermoso firmamento caminaba una caballo de athena, con sus ojos cerrados y con una sonrisa de lado, con un paso suave y tranquilo entre la multitud de gente que avía en esa región el tibe. Su espada ajustada al cinturón de su pantalón su cabello, revuelto porque no lo avía peinado en un largo tiempo, y su rostro con su típica expresión, caminando esquivando a la multitudes de gente en dirección a roma. Luego de varios minutos caminando abrió sus ojos observando que la mayoría de personas que lo rodeaban eran niños, y la mayoría al parecer vivía tranquila, acariciando su cabello suspiro a ver lo que le faltaba por caminar.
Valla tengo hambre.
Dijo en voz baja mientras continuaba su camino con su mirada al frente, rascándose un poco su cuello que le picaba, observaba como el tiempo pasaba y los niños comenzaban a meterse en su casa, las brisas cada vez eran más frías, y el cielo estaba más nublado, y justamente a su lado estaba un árbol milenario de mangos, acercándose debajo de árbol, para observar que en el fondo avía una casita hasta la cual llego tocando la puerta con suavidad y tranquilidad salió una señora y muy amablemente le pregunto si podía coger una frutas, esta accedió y le permitió a que lo hiciera, sonriendo se dio la vuelta hacia donde estaba el árbol. Caminando lentamente llego hasta la parte de abajo del árbol y con su espada corto varias frutas, tomando los mangos en su mano y guardando uno en su bolcillo, sonrió y cerro sus ojos mientras al parecer la noche comenzaba a caer donde él estaba, se fue saliendo de aquel callejón en dirección a roma.
Valla tengo hambre.
Dijo en voz baja mientras continuaba su camino con su mirada al frente, rascándose un poco su cuello que le picaba, observaba como el tiempo pasaba y los niños comenzaban a meterse en su casa, las brisas cada vez eran más frías, y el cielo estaba más nublado, y justamente a su lado estaba un árbol milenario de mangos, acercándose debajo de árbol, para observar que en el fondo avía una casita hasta la cual llego tocando la puerta con suavidad y tranquilidad salió una señora y muy amablemente le pregunto si podía coger una frutas, esta accedió y le permitió a que lo hiciera, sonriendo se dio la vuelta hacia donde estaba el árbol. Caminando lentamente llego hasta la parte de abajo del árbol y con su espada corto varias frutas, tomando los mangos en su mano y guardando uno en su bolcillo, sonrió y cerro sus ojos mientras al parecer la noche comenzaba a caer donde él estaba, se fue saliendo de aquel callejón en dirección a roma.
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Re: Calles...
El ocaso ya caía en ese nefasto lugar, dejando a la vista el hermoso manto estelar propio de la noche, su sutil pero a la vez desordenada formación las hacia relucir por igual sin importar que unas brillaran más que otras. –ven Helena- Dijo Priscos que como siempre caminaba más adelante que su distraída sirvienta, -Siéntate aquí a mi lado-, dijo –Ves aquellas siete estrellas,………. Las que brillan sobre las demás-, a lo que Helena solo contesto asintiendo mientras las señalaba, -Hay una historia en torno a ellas, te la contare- dijo mientras la miraba fijamente, -y la leyenda dice asi. "Y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro. Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego; Y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas. Y tenía en su diestra siete estrellas: y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Y cuando yo le vi, caí como muerto á sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas: yo soy el primero y el último; Y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos. Y tengo las llaves del infierno y de la muerte. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas: El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de los siete templos; y los siete candeleros que has visto, son los siete Templos. Escribe al ángel del templo de Hades: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas: Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia; y que tú no puedes sufrir los malos, y has probado á los que se dicen ser sirvientes, y no lo son, y los has hallado mentirosos; Y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto á ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los Nicolaítas; los cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á los templos. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de los Dioses."-, Helena permanecía atenta mientras escuchaba las sabias palabras de su amo. Aquella extraña sensación de somnolencia nuevamente empezaba a invadir a Priscos.
off
Aviso a la administración que mi siguiente post sera en el mukai, nuevamente en forma de sueño. Si la administración esta en descuerdo que me avise por favor antes de que eliminen mi post para cambiarlo de lugar, gracias y saludos.
off
Aviso a la administración que mi siguiente post sera en el mukai, nuevamente en forma de sueño. Si la administración esta en descuerdo que me avise por favor antes de que eliminen mi post para cambiarlo de lugar, gracias y saludos.
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Re: Calles...
Se expresaba de manera extraña, se confundía sola y refunfuñaba a los cuatro vientos cosas que solo ella entendía, sin lugar a dudas Lady ya no era la misma que había conocido. El mal que sentía en su interior era más fuerte que cualquier pasado ya que no era solo el hecho de que Ares controlara su mente, sino que a ella le encantaba que eso pasara. Le gustaba servir al dios de la guerra por más que se tuviera que poner en ese puesto de lacayo sin sentido, ella era mucho más que eso, pero se conformaba con lo que recibía.
Seguía confundida, insultaba y revoloteaba sin sentido, era una imagen espantosa para alguien que la había conocido como persona y que había llegado a palpar la pureza que había en su alma, quizás los bersekers de Ares buscaban las almas más puras para poseerlas y hacer que se sometan al poder del dios de la guerra sangrienta. Pasara lo que pasara, ya no había vuelta atrás para la joven, estaba destinada a sufrir las consecuencias de servir a un dios al cual no le importaba si moría o lo que hiciera, solo le importaba que peleara a su favor.
Algo me saco de mí pensar, en el santuario había un aire extraño… Parecía ser que muchos guerreros se habían reunido, incluido un cosmos muy puro que no podía identificar pero que ya me imaginaba que significaba…
"-Athena… ¿Athena ha despertado?"
Mi obligación no era salvar almas en pena, era condenarlas. Hice una excepción con Lady pero no funciono, había firmado su propio destino con sangre sucia de Ares. Comencé a correr alejándome de aquel lugar con dirección al santuario, era hora de quedarme donde tenía que estar… El templo de la Virgen.
Seguía confundida, insultaba y revoloteaba sin sentido, era una imagen espantosa para alguien que la había conocido como persona y que había llegado a palpar la pureza que había en su alma, quizás los bersekers de Ares buscaban las almas más puras para poseerlas y hacer que se sometan al poder del dios de la guerra sangrienta. Pasara lo que pasara, ya no había vuelta atrás para la joven, estaba destinada a sufrir las consecuencias de servir a un dios al cual no le importaba si moría o lo que hiciera, solo le importaba que peleara a su favor.
Algo me saco de mí pensar, en el santuario había un aire extraño… Parecía ser que muchos guerreros se habían reunido, incluido un cosmos muy puro que no podía identificar pero que ya me imaginaba que significaba…
"-Athena… ¿Athena ha despertado?"
Mi obligación no era salvar almas en pena, era condenarlas. Hice una excepción con Lady pero no funciono, había firmado su propio destino con sangre sucia de Ares. Comencé a correr alejándome de aquel lugar con dirección al santuario, era hora de quedarme donde tenía que estar… El templo de la Virgen.
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Re: Calles...
La vision de aquella feliz pareja de jovenes al salir de la biblioteca habia destrozado por un momento el corazon de Anily, en aquellos momentos tenia un autoestima demasiado pésimo a decir verdad.
Aquella empezo a caminar tratando de divagar la mente pero no podia aquello le habia recordado a quien ella consideraba su gran amor, a esos momentos que ella consideraba maravillosos y al ultimo al cual le consiera como el dia mas terrible de su vida.
Caminando sin casi darse cuenta llego a los distritos del Tiber, no estaba asustada por lo que se decia que eran lugares peligrosos, ni siquiera pensaba en eso.
Por un momento analizo la situación y decidio cambiar su forma de actuar dejando de ocultar varias cosas de si misma, entre ellas sus dos tesoros, asi pues, con un delicado movimiento se coloca su tocado de flor en el cabello y se ciñe en la cintura su cadena dorada, y continua su caminar a un lugar mas tranquilo para descansar.
Aquella empezo a caminar tratando de divagar la mente pero no podia aquello le habia recordado a quien ella consideraba su gran amor, a esos momentos que ella consideraba maravillosos y al ultimo al cual le consiera como el dia mas terrible de su vida.
Caminando sin casi darse cuenta llego a los distritos del Tiber, no estaba asustada por lo que se decia que eran lugares peligrosos, ni siquiera pensaba en eso.
Por un momento analizo la situación y decidio cambiar su forma de actuar dejando de ocultar varias cosas de si misma, entre ellas sus dos tesoros, asi pues, con un delicado movimiento se coloca su tocado de flor en el cabello y se ciñe en la cintura su cadena dorada, y continua su caminar a un lugar mas tranquilo para descansar.
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Calles...
Ya avían pasado varias horas desde que ancheru salió de la mansión de su abuelo, no sabía como pero avía llegado al peligroso tiber, su caballero ya estaba cansado por tanta distancia recorrida a un paso bastante acelerado, suspirando el joven ancheru alzo la mirada al cielo pensando en que su abuelo lo estaba viendo desde ese lugar momentos después bajo su mirada y rio un poco también pensando que podría verlo desde haya abajo puesto que su abuelo tenía una armadura negra y eso no era bueno, montado en su caballo y este a un paso lento observaban ambos todo a su alrededor las personas con miradas siniestras que trataban de intimidar al joven que solo sonreía de medio lado, tiempo después el joven ancheru diviso a pocos metros de él, a una joven muy fina y bella que le llamo la atención al aún muy joven y poco experimentado ancheru d]que hermosa es debo conocerla] moviendo las riendas del caballo para que este aumentara su velocidad solo logro que este se alzara en dos patas relinchando haciendo que ancheru callera y chocara su cabeza contra el suelo mientras el caballo volvía a ponerse en cuatro patas y de cierta forma relinchaba pero en un tono burlón ante su amo, que permanecía en el suelo con sus rodillas doblas y su espada incrustándose en su propia espalda, sentándose y sobándose su cabeza con un ojo cerrado el otro abierto y una expresión de burla Asia sí mismo, riéndose un poco de él , y poniéndose de pie mirando fijamente a su caballo, no le quedo de otra que seguir sonriendo tomando por las riendas a su cabello y caminando al lado del mismo, hasta llegar de frente a la joven con una gran sonrisa y sus ojos cerrados algo nervioso decía {Buenas señorita soy ancheru un placer} dijo estirando su mano derecha esperando que la joven estrechara su mano y le digiera también su nombre.
Ancheru- Cantidad de envíos : 10
Re: Calles...
Por un momento Anily se detubo un poco para acomodarse sus cabellos y que su tocado quedara en una zona adecuada, estaba algo absorta pues no queria que este quedara mal, si algo era de admirarle a la joven era su dedicación por lucir adecuadamente.
De la nada escucha unos pasos que se dirigen hacia ella y simplemente dirige su mirada aunque algo seria, asi ve que se trata de un joven de cabellos dorados caminando a lado de su corcel.
La dama termina de acomodarse sus cabellos y escucha el saludo de aquel, pero le sorprende un poco tanta amabilidad de aquel extraño y más en un lugar tan peligroso como las calles del Tíber.
Dudo un poco para estrechar la mano de aquel, pero por un momento sintió otra revelacion, o lo que parecia ser una, a diferencia de las anteriores esta era muy corta, solo pudo persivir como una energia parecida a la suya con lo que le otorgo confianza a la chica.
-El placer es mio, mi nombre es Anily
Asi, la joven estrecho su mano, y le sonrio un poco.
-¿de donde eres?- pregunta curiosamente.
Mientras espera respuesta fija su mirada en el caballo, un bello animal de buena salud notablemente.
De la nada escucha unos pasos que se dirigen hacia ella y simplemente dirige su mirada aunque algo seria, asi ve que se trata de un joven de cabellos dorados caminando a lado de su corcel.
La dama termina de acomodarse sus cabellos y escucha el saludo de aquel, pero le sorprende un poco tanta amabilidad de aquel extraño y más en un lugar tan peligroso como las calles del Tíber.
Dudo un poco para estrechar la mano de aquel, pero por un momento sintió otra revelacion, o lo que parecia ser una, a diferencia de las anteriores esta era muy corta, solo pudo persivir como una energia parecida a la suya con lo que le otorgo confianza a la chica.
-El placer es mio, mi nombre es Anily
Asi, la joven estrecho su mano, y le sonrio un poco.
-¿de donde eres?- pregunta curiosamente.
Mientras espera respuesta fija su mirada en el caballo, un bello animal de buena salud notablemente.
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Calles...
Ancheru seguía sonriendo con sus ojos cerrado y su mano estirada esperando que la joven le estrechara la mano, algo que jamás avía sentido, en ese mismo momento sintió una energía que salía del cuerpo de la joven pero esta energía le gustaba a ancheru asi que sonrió mucho más, y cuando la joven estrecho su mano y le hablo apenado quedo congelado esperaba eso pero no estaba preparado su caballo relincho nuevamente con cierto tono de burla, haciendo que el joven ancheru abría sus ojos mostrando sus ojos azulados y grandes que observaban al caballo y que en cuestiones de segundos observaron directamente los ojos de la joven que noto mucho más arreglada de lo que avía visto antes y con un tono de amistad le respondió a sus preguntas { Vengo de roma de la villa Bracho y usted señorita} ancheru siguió sonriendo mientras pasaba un tiempo y le dijo {Ah donde se dirige yo la puedo llevar con mucho gusto y proteger también con mucho gusto } sentía que debía acompañar a la joven y cuidarla pero algo en el fondo le decía que ella se sabía cuidar sola pero su caballerosidad iba por delante siempre.
Ancheru- Cantidad de envíos : 10
Re: Calles...
Anily no acostumbraba a tratar con extraños y por eso estaba algo apenada por "tanta amabilidad" de parte de aquel chico, pero no queria ser descortez.
Tambien soy de Roma.
La joven le sonrio amablemente y respondio sin titubear.
no tengo rumbo fijo, ni siquiera se exactamente donde voy solo siento dentro de mi........ Que tengo que alejarme de Roma .
Aquellas palabras las dijo en tono algo triste pues no entendia completamente lo que le pasaba, pues era como si estubiese descubriendo su vida pasada pero tambien tenia el presentimiento que aquel joven le era familiar en algo.
Tambien soy de Roma.
La joven le sonrio amablemente y respondio sin titubear.
no tengo rumbo fijo, ni siquiera se exactamente donde voy solo siento dentro de mi........ Que tengo que alejarme de Roma .
Aquellas palabras las dijo en tono algo triste pues no entendia completamente lo que le pasaba, pues era como si estubiese descubriendo su vida pasada pero tambien tenia el presentimiento que aquel joven le era familiar en algo.
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Calles...
Ancheru sonreía mostrando su blanca encía, aun algo nervioso escucha a la joven mientras con su mano derecha tocaba la piel de su gran corcel abrió sus ojos y le respondió a la joven {Yo también estoy saliendo de roma en busca de mi destino ven móntate en mi caballo} le dijo sonriendo mientras su corazón latía emocionado y gotas de sudor salían de su frente y de la palma de sus manos su gran caballero no se movía y esperaba que la joven se montara y luego ancheru para ambos salir de ese lugar, su espada parecía estar excitada con la joven al parecer le detectaba una energía que a la espada le gusta pero no absorbía, la respiración de ancheru era notoria puesto estaba nervioso era su primer encuentro con una chica y quería que todo saliera bien. Suaves brisas movían el cabello de ancheru mientras sus ojos miraban fijamente a los de la joven parecía estarce enamorando de la joven o posiblemente la consideraba como una amiga a pesar de no conocerla, estiro su mano izquierda hacia la joven esperando que ella tomara su mano para subirla en su caballo y retirarse de roma.
Ancheru- Cantidad de envíos : 10
Re: Calles...
La respuesta del muchacho fue algo que a Anily le sorprendio, ¿acaso aquel recien conocido podria de alguna manera ayudarle descubrir quien era en realidad?.
Esta era una pregunta sin respuesta, mas sin embargo Anily parecia no molestarse con la presencia del joven.
Como con algo de titubeo le dio su mano y le sonrio a Ancheru, pero aquella sonriza era sincera, demostrando que si acewptaba ir con aquel, delicadamente la dama monta en el caballo del joven y espera sin dejar de mirar al muchacho
Esta era una pregunta sin respuesta, mas sin embargo Anily parecia no molestarse con la presencia del joven.
Como con algo de titubeo le dio su mano y le sonrio a Ancheru, pero aquella sonriza era sincera, demostrando que si acewptaba ir con aquel, delicadamente la dama monta en el caballo del joven y espera sin dejar de mirar al muchacho
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Calles...
Ancheru sonríe correspondió la sonrisa de analy y con mucha cortesía y educación la ayudo a subirse en su caballo, luego de terminar de ayudar a analy él se subió poniendo en la parte de atrás de analy protegiéndola de que no se callera en el camino, acomodando su espada con su mano derecha mientras que con la izquierda tomaba una de las riendas del caballero le decía a en el oído {estas cómoda} le pregunto con una voz amistosa y juvenil mientras seguía sonriendo y tomaba las dos riendas del caballo dejando a la joven en el medio de sus brazo y con un movimiento en la riendas del caballo este mismo comenzó galopar de una manera elegante pero rápida, en dirección del horizonte que el suponía que era la salida de roma pero no paso mucho tiempo para volverle a pregunta con un tono más preocupado {Eh en qué dirección vamos } echándose a reír un poco luego de terminar de hablar cabalgando los dos en el caballo sin un rumbo fijo.
Ancheru- Cantidad de envíos : 10
Re: Calles...
La joven estaba algo nerviosa por tantos tratos del joven y por eso su rostro sonrojaba, pero por un momento se entristecio por el recuerdo de su ex-prometido, por aquel infame que se vurlo de ella engañando sus sentimientos.
si estoy comoda
Respondio por la pregunta del joven aunque con un tono triste, empezando la marcha en el caballo Anily tubo una revelacion.
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La misma joven de sus sueños, era ella misma estba en un corcel negro adornado con oro, una sirvienta le interrumpio para decirle de una visita, un hombre vestido de armadura oscura, la dama no podia verle el rostro pero estaba feliz de verle
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La joven desperto de la vision cuando el muchacho le pregunto, y en ese momento Anily sintio que tal vez no era casualidad el toparse con el porque tal vez en otra vida ellos ya se conocian
al norte
dijo la joven con un tono mas animado
si estoy comoda
Respondio por la pregunta del joven aunque con un tono triste, empezando la marcha en el caballo Anily tubo una revelacion.
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La misma joven de sus sueños, era ella misma estba en un corcel negro adornado con oro, una sirvienta le interrumpio para decirle de una visita, un hombre vestido de armadura oscura, la dama no podia verle el rostro pero estaba feliz de verle
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La joven desperto de la vision cuando el muchacho le pregunto, y en ese momento Anily sintio que tal vez no era casualidad el toparse con el porque tal vez en otra vida ellos ya se conocian
al norte
dijo la joven con un tono mas animado
Última edición por Anily el Jue Mayo 10, 2012 9:52 am, editado 5 veces
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Calles...
Para cuando Priscos despertó de sus inexplicable e inoportunos sueños Helena ya estaba a su lado esperándolo, como si esta fuera un perro al que le gusta ver como duerme su amo, -¿Helena?- dijo un tanto exaltado, -¿Qué es lo que ha pasado?.............. lo último que recuerdo es que te vi caer al suelo, ¿Te encuentras bien?-, pregunto el joven griego mientras se agarraba la cabeza y se la sobaba como si esta hubiera recibido un gran golpe en ella, Helena, quien se encontraba sentada a su lado, solo respondió asintiendo mientras agarraba sus pies descalzos y los miraba con aquella despistada y tenebrosa mirada, pero a la vez torpe mirada que la caracterizaba, -Vámonos de este lugar antes de que algo nos vuelva a pasar- dijo mientras se ponía de pie y miraba las estrellas, -Cuéntame mas sobre esas estrellas- dijo Helena sin moverse de aquel lugar esperando que Priscos le contara mas, -Sera en otra ocasión- respondió El griego mientras extendía su mano derecha en forma caballerosa para ayudar a levantarse a Helena, Helena tomo su mano y con su ayuda se puso de pie, para después seguir a Priscos como siempre lo hacía.
OFF espero no interrumpir su rol, yo sigo mi camino
OFF espero no interrumpir su rol, yo sigo mi camino
Priscos- Dios/a
- Reino : Inframundo
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Re: Calles...
La noche reinaba por fin el inmenso cielo. Había pasado ya dos horas desde que había dejado atrás a la caravana de aquellos gitanos. Antes de separar nuestros caminos una anciana con amabilidad me había regalado una fruta, aquella que sin preocupación de modales iba comiendo entre las oscuras calles de aquel distrito maloliente.
El lugar estaba totalmente desértico, como si una terrible peste hubiera aniquilado a la gente de aquella zona de Roma sin dejar rastro alguno. No me importaba en lo absoluto, mejor para mí. Pero cuando humana era mi vida había sido siempre rondar por esos lares, y pues, los conocía a la perfección por lo que sí de cierta manera me intrigaba qué había pasado ahí.
Caminaba mesuradamente entre la callejuela pedregosa, a lo lejos escuchaba uno que otro murmuro. Eso hizo que me tranquilizara un poco. Aunque era una mujer que prefería estar sola, no me agradaba para nada el silencio… pues eso indicaba el avecindar de algo malo.
Mi objetivo era visitar el abandonado cementerio del Tiber, ahí estaban las lapidas de los que supuestamente habían sido los padres que tanto a mi hermana como a mí, nos habían dejado entre la porquería de aquel lugar. No tenía en lo absoluto rencor por seres que nunca había conocido. De cierta manera los resteaba y les daba las gracias, pues sino me hubieran abandonado al frio destino, no me hubiera convertido en la mujer que era en esos momentos.
Seguí caminando con tranquilidad. Limpiaba mi boca del néctar jugoso de la fruta que había deglutido y sin tanta menea de mi parte continué mi camino tranquilamente. Esa noche nadie iba a ser cercenado por el filo de mis espadas o destrozado por mí cosmos… sólo iba de paso como un viajero sin rumbo, sin deseos de dejar rastro en cada esquina donde se paraba a descansar. Esa noche era tranquila y así perdularia.
El lugar estaba totalmente desértico, como si una terrible peste hubiera aniquilado a la gente de aquella zona de Roma sin dejar rastro alguno. No me importaba en lo absoluto, mejor para mí. Pero cuando humana era mi vida había sido siempre rondar por esos lares, y pues, los conocía a la perfección por lo que sí de cierta manera me intrigaba qué había pasado ahí.
Caminaba mesuradamente entre la callejuela pedregosa, a lo lejos escuchaba uno que otro murmuro. Eso hizo que me tranquilizara un poco. Aunque era una mujer que prefería estar sola, no me agradaba para nada el silencio… pues eso indicaba el avecindar de algo malo.
Mi objetivo era visitar el abandonado cementerio del Tiber, ahí estaban las lapidas de los que supuestamente habían sido los padres que tanto a mi hermana como a mí, nos habían dejado entre la porquería de aquel lugar. No tenía en lo absoluto rencor por seres que nunca había conocido. De cierta manera los resteaba y les daba las gracias, pues sino me hubieran abandonado al frio destino, no me hubiera convertido en la mujer que era en esos momentos.
Seguí caminando con tranquilidad. Limpiaba mi boca del néctar jugoso de la fruta que había deglutido y sin tanta menea de mi parte continué mi camino tranquilamente. Esa noche nadie iba a ser cercenado por el filo de mis espadas o destrozado por mí cosmos… sólo iba de paso como un viajero sin rumbo, sin deseos de dejar rastro en cada esquina donde se paraba a descansar. Esa noche era tranquila y así perdularia.
Alessa0- Dama del Pecado
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