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Calles...
Recuerdo del primer mensaje :
Una semana había transcurrido a la mar, eternos días en los que la mente de Lucy era una tormenta de pensamientos y sensaciones. Por fin quedaban ya tan sólo horas para su llegada a la tan esperada nación. La pelinegra se encontraba junto al barandal observando las tranquilas aguas extenderse hasta el horizonte. Resguardada del sol al que mucho cariño no tenía, bajo una capa campesina con capuchón. Su rostro estaba más pálido de lo usual, bajo sus ojos comenzaban a marcarse leves ojeras de noches sin poder coniliar el sueño. La travesía le habia dado tiempo para perderse en sus pensamientos, en los recuerdos de su pasado.
Helena… Vergilius… Dentro de ella crecía la nostalgia y al mismo tiempo…el rencor. Voy a enmendar tanto error. Penso para sí misma dejándose llevar por un instante por el deseo de venganza. Habría podido imaginar la sangre de sus enemigos manchando sus manos de no ser por que el grito de un marinero llamó su atención. El puerto del río Tiber ya estaba a plena vista, y había que prepararse para desembarcar.
Con tan sólo poner un pie en tierra pudo sentir el mareo de haber estado días sobre un barco, se sostuvo unos momentos de unas maderas de amarre para no perder el equilibrio. Estaba en los distritos, casi a las afueras de la ciudad Romana, y debía llegar al palacio del César. Era un largo camino y su cuerpo comenzaba a sentir al cansancio golpear con fuerza. Pero su mente decidida no podía aguardar ni un segundo, no quería perder tiempo, necesitaba encontrar a su sobrino. Asi que inhaló profundamente y comenzó a andar por las calles de aquel lugar. Su paso era lento, y levemente vacilante, contínuamente volteaba su rostro mirando hacia todos lados como si buscáse algo o alguien; tal vez como si tuviese miedo a ser vigilada. La brisa levantaba un poco el polvo, por lo que la capcuha era de gran utilidad, pero cada tanto asomaba un poco su rostro fuera de la proteccion para mirar a su alrededor o para preguntar direcciones.
Las calles de allí tenían un ritmo bastante acelerado. Los humildes trabajadores, las mujeres de los antros seguían con la mirada a tan extraña figura pisando esos lugares. Destacaba por sobre los caminantes aquella gracil figura fantasmal que bajo la protección de un harapo maltratado se extendían prendas dignas de la aristocrácia. Y tan sólo por instantes el viento soplaba alborotando sus largos y oscuros cabellos que dejaban de ensombrecer el misterio de su identidad, revelando un delicado y bello rostro.
Helena… Vergilius… Dentro de ella crecía la nostalgia y al mismo tiempo…el rencor. Voy a enmendar tanto error. Penso para sí misma dejándose llevar por un instante por el deseo de venganza. Habría podido imaginar la sangre de sus enemigos manchando sus manos de no ser por que el grito de un marinero llamó su atención. El puerto del río Tiber ya estaba a plena vista, y había que prepararse para desembarcar.
Con tan sólo poner un pie en tierra pudo sentir el mareo de haber estado días sobre un barco, se sostuvo unos momentos de unas maderas de amarre para no perder el equilibrio. Estaba en los distritos, casi a las afueras de la ciudad Romana, y debía llegar al palacio del César. Era un largo camino y su cuerpo comenzaba a sentir al cansancio golpear con fuerza. Pero su mente decidida no podía aguardar ni un segundo, no quería perder tiempo, necesitaba encontrar a su sobrino. Asi que inhaló profundamente y comenzó a andar por las calles de aquel lugar. Su paso era lento, y levemente vacilante, contínuamente volteaba su rostro mirando hacia todos lados como si buscáse algo o alguien; tal vez como si tuviese miedo a ser vigilada. La brisa levantaba un poco el polvo, por lo que la capcuha era de gran utilidad, pero cada tanto asomaba un poco su rostro fuera de la proteccion para mirar a su alrededor o para preguntar direcciones.
Las calles de allí tenían un ritmo bastante acelerado. Los humildes trabajadores, las mujeres de los antros seguían con la mirada a tan extraña figura pisando esos lugares. Destacaba por sobre los caminantes aquella gracil figura fantasmal que bajo la protección de un harapo maltratado se extendían prendas dignas de la aristocrácia. Y tan sólo por instantes el viento soplaba alborotando sus largos y oscuros cabellos que dejaban de ensombrecer el misterio de su identidad, revelando un delicado y bello rostro.
Lucy- Ataques :
AD - Serpent’s Embrace (500)
Defensa :
Fuego de la Agonía
Cantidad de envíos : 69
Re: Calles...
Habiendo dejado atrás a Gelum y a Ioros, Sophia continuo caminando sin saber dónde estaba. Su sentido de la orientación dejaba mucho que desear y de la forma en que estaba era realmente algo de segundo plano donde se encontraba. Cada paso que daba sentía que su corazón era apuñalado una y otra vez. Tanto tiempo esperando en silencio a Vergilius para nada… para estar una vez más sola en medio de la calle…
A su alrededor se veía como las prostitutas pasaban una al lado de la otra riendo, los perros vagabundos se encargaban de ladrar y hacer alboroto, dándole un aspecto asqueroso a ese lugar en el cual se había metido. Y aun así… parecía ni si quiera darse cuenta que ella, una pelirroja natural, alguien que ahí habría sido vista con desden por vinculársele a los bárbaros… no era bien vista. De hecho mas de un par de ojos se fijaban en su camino pensando que haría una niña como esa caminando sin nadie a su lado y cubierta en barro.
Sophia no los miraba, pero sentía sus mirada sobre sus hombros. Sentía la tensión de haberse adentrado por ese lugar por primera vez en su vida y no saber por donde salir. Estaba tan angustiada que pensó en pedir ayuda, pero no podía hacerlo. Cada paso que daba se daba cuenta que su existencia feliz era a causa del esfuerzo de personas como esas.
- ¡Fíjate por donde caminas puta! – Le gritó un soldado ebrio que venía saliendo de un prostíbulo y se tropezó con ella empujándola y haciéndola caer.
- Lo…lo siento… - Murmuró desde el piso con los ojos cerrados, pues temía que aquel hombre que venía de vuelta de la guerra y estaba ebrio la rebanara en dos por haberse interpuesto en su camino por andar con la mente en las nubes.
- ¡Ya déjala es sólo una niña grandísimo idiota! – Dijo otro de los soldados ebrios que iba saliendo con él primero que había levantado su puño para golpear a Sophia.
Estaba completamente desorientada y asustada. No sabía donde estaba, no sabía quien la podía dañar… no entendía como esas personas podían vivir así. ¿Era eso lo que enorgullecía a Roma? ¿Eran esas las personas por las cuales Vergilius había luchado?
- No… no puede ser que proteja esto… - Se dijo en voz baja mientras un nudo se formaba en su garganta. ¿Qué le estaba ocurriendo al mundo que lentamente parecía que todo se estaba yendo a la mierda? ¿Era la sed de conquista, la expansión, las ansias de más poder, de más grandeza? La pobreza, la humillación, la indignidad humana…¿Ese era el resultado del glorioso imperio Romano?
- Es algo bonita… ¿Cuánto cobras? – Preguntó el que la había empujado.
- ¿Cobrar? – Preguntó sin entender a que se refería cuando de pronto le cayó encima sobre que estaban hablando.
- ¿Me vas a decir que trabajas gratis? No sería nada mal pues estas cubierta en mierda. – Sophia bajó la mirada y vio que estaba aun cubierta con el barro… - Anda… vamos al callejón…- El hombre la tomó con brusquedad del brazo. Sophia intentó soltarse pero no podía.
- Por favor…suélteme… yo no soy… yo no hago esas cosas… - Suplicó Sophia mientras la arrastraba y el primer acompañante tan sólo reía.
A su alrededor se veía como las prostitutas pasaban una al lado de la otra riendo, los perros vagabundos se encargaban de ladrar y hacer alboroto, dándole un aspecto asqueroso a ese lugar en el cual se había metido. Y aun así… parecía ni si quiera darse cuenta que ella, una pelirroja natural, alguien que ahí habría sido vista con desden por vinculársele a los bárbaros… no era bien vista. De hecho mas de un par de ojos se fijaban en su camino pensando que haría una niña como esa caminando sin nadie a su lado y cubierta en barro.
Sophia no los miraba, pero sentía sus mirada sobre sus hombros. Sentía la tensión de haberse adentrado por ese lugar por primera vez en su vida y no saber por donde salir. Estaba tan angustiada que pensó en pedir ayuda, pero no podía hacerlo. Cada paso que daba se daba cuenta que su existencia feliz era a causa del esfuerzo de personas como esas.
- ¡Fíjate por donde caminas puta! – Le gritó un soldado ebrio que venía saliendo de un prostíbulo y se tropezó con ella empujándola y haciéndola caer.
- Lo…lo siento… - Murmuró desde el piso con los ojos cerrados, pues temía que aquel hombre que venía de vuelta de la guerra y estaba ebrio la rebanara en dos por haberse interpuesto en su camino por andar con la mente en las nubes.
- ¡Ya déjala es sólo una niña grandísimo idiota! – Dijo otro de los soldados ebrios que iba saliendo con él primero que había levantado su puño para golpear a Sophia.
Estaba completamente desorientada y asustada. No sabía donde estaba, no sabía quien la podía dañar… no entendía como esas personas podían vivir así. ¿Era eso lo que enorgullecía a Roma? ¿Eran esas las personas por las cuales Vergilius había luchado?
- No… no puede ser que proteja esto… - Se dijo en voz baja mientras un nudo se formaba en su garganta. ¿Qué le estaba ocurriendo al mundo que lentamente parecía que todo se estaba yendo a la mierda? ¿Era la sed de conquista, la expansión, las ansias de más poder, de más grandeza? La pobreza, la humillación, la indignidad humana…¿Ese era el resultado del glorioso imperio Romano?
- Es algo bonita… ¿Cuánto cobras? – Preguntó el que la había empujado.
- ¿Cobrar? – Preguntó sin entender a que se refería cuando de pronto le cayó encima sobre que estaban hablando.
- ¿Me vas a decir que trabajas gratis? No sería nada mal pues estas cubierta en mierda. – Sophia bajó la mirada y vio que estaba aun cubierta con el barro… - Anda… vamos al callejón…- El hombre la tomó con brusquedad del brazo. Sophia intentó soltarse pero no podía.
- Por favor…suélteme… yo no soy… yo no hago esas cosas… - Suplicó Sophia mientras la arrastraba y el primer acompañante tan sólo reía.
Sophia- Status :
Cantidad de envíos : 257
Re: Calles...
De pronto en mi ser el fuego que habia enmanado mi hermana comenzo tambien a hacer efecto, no podia creer pero algo en mi corazon comenzo a oprmirlo, parecia como si quisieran acabarlo con ello, mis ojos por algua extraña razon comenzaron a sentirse nublados, como si no fuera o el dueño de mis actos, parecia igual poseido, mi cuerpo no comenzaba a mis acciones, me tamblaban las manos, y dentro de mi se oia, dejame salir dejame salir.
Comenze a asustarme, pero debai de controlarme, alessa no podia verme en ese estado, podria decir que estaba loco, o que lo fingua porque solo queria estar con ella, asi que no dije nada, suavemente solo segui abrazandola y oia claramente sus cuestionamientos.
Alessa, ni importa si cayeras en el mas minimo desastre de porqueria que es una guerra, yo simpre estare a tu lado, lo demas me viene valiendo, tan solo ven.- dije mientras la comenzaba a levantarla poco a poco,.- vamos espero que ahora si no nos separemos pero a partir de ahora sera un poco distinto, dije mientras una mueca se dibujaba en mis labios.
Aun no la podia olvidar tan facil tan solo esos labios habia echo que yo regresara, la abraze lentamente por la cintura mientras despacio me acercaba a sus labios, y comenze a besarlos, suavemente... unos segundos que parecian minutos tardaron para recuperar la pose, e ir a susurrarle al oido, perdona alessa por todo, te amo..
Comenze a asustarme, pero debai de controlarme, alessa no podia verme en ese estado, podria decir que estaba loco, o que lo fingua porque solo queria estar con ella, asi que no dije nada, suavemente solo segui abrazandola y oia claramente sus cuestionamientos.
Alessa, ni importa si cayeras en el mas minimo desastre de porqueria que es una guerra, yo simpre estare a tu lado, lo demas me viene valiendo, tan solo ven.- dije mientras la comenzaba a levantarla poco a poco,.- vamos espero que ahora si no nos separemos pero a partir de ahora sera un poco distinto, dije mientras una mueca se dibujaba en mis labios.
Aun no la podia olvidar tan facil tan solo esos labios habia echo que yo regresara, la abraze lentamente por la cintura mientras despacio me acercaba a sus labios, y comenze a besarlos, suavemente... unos segundos que parecian minutos tardaron para recuperar la pose, e ir a susurrarle al oido, perdona alessa por todo, te amo..
Jabranth- Status : MUERTO
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Azrael, marioneta sonora
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Re: Calles...
La joven Sophia había rechazado su oferta, con mucha labía diciendo que no quería manchar también su familía en la deshonra, a Ioros no le importaba eso, él era militar su honra podía bajar o ser manchada pero sabía que después de una campaña militar o algo de acción su status volvería a estar igual o incluso más arriba, incluso con su muerte en combate su honor quedaría limpio, peró aceptaría la decisión que había tomado su jove protegida, ell también pensó en su hermano Gelum, lo tranquilizo diciendo que volvería a la villa pero por su propio pie.
Mientras Gelum le pedía a Ioros que protegiera a su hermana una vez más, esta siguió su camino adentrandose en los barrios más bajeros de Roma, no tenía tiempo que perder, empezó a seguir los pasos que dejaba Sophia en el barro, pues allí las calles no estaba ni pavimentadas,y como era de esperar no tardo mucho a darse paso la tragedia, Sophia se topó con un par de legionarios borrachos, uno solo iba un poco feliz, peró el otro había sobrepasado ese nivell estaba beodo completo, había cogido a la chica y la arrastraba hacía un callejón, Ioros oía la voz de Sophia suplicando que la dejaran alegando que no era una prostítuta pero ese hombre no quería escucharla no tenía ningun interes en ello, Ioros acceleró el paso empujando con fuerza al hombre que reía bobamente, luego se avalanzó sobre el malhechor, hizo que soltara a la joven y de un puñetazo en la cara hizo que se cayera en el suelo, peró tocar a Sophia no tenía perdón para Ioros, así que se arrodilló a su lado, cogiendolo por el cuello con una mano y con el puño de la otra empezó a golpearle la cara hasta no dejar más que una massa sanguinolienta, el borracho intentaba librarse del agarro de Ioros pero al estar bebido su fuerza y coordinación no era la misma, su compañero no se atrevía ni a intervenir estaba con una estatúa como si de eso dependiera que no lo vieran, Ioros se estaba sobrepasando, peró estaba descargando toda su ira en ese hombre, intentar hacer daño a Sophia despúes de lo que había pasado no tenía perdón,él no podía perdonarle, quizá después de eso ella ya no lo vería de igual manera nunca había visto su lado salvaje y Ioros sintió miedo a su reacción.
Mientras Gelum le pedía a Ioros que protegiera a su hermana una vez más, esta siguió su camino adentrandose en los barrios más bajeros de Roma, no tenía tiempo que perder, empezó a seguir los pasos que dejaba Sophia en el barro, pues allí las calles no estaba ni pavimentadas,y como era de esperar no tardo mucho a darse paso la tragedia, Sophia se topó con un par de legionarios borrachos, uno solo iba un poco feliz, peró el otro había sobrepasado ese nivell estaba beodo completo, había cogido a la chica y la arrastraba hacía un callejón, Ioros oía la voz de Sophia suplicando que la dejaran alegando que no era una prostítuta pero ese hombre no quería escucharla no tenía ningun interes en ello, Ioros acceleró el paso empujando con fuerza al hombre que reía bobamente, luego se avalanzó sobre el malhechor, hizo que soltara a la joven y de un puñetazo en la cara hizo que se cayera en el suelo, peró tocar a Sophia no tenía perdón para Ioros, así que se arrodilló a su lado, cogiendolo por el cuello con una mano y con el puño de la otra empezó a golpearle la cara hasta no dejar más que una massa sanguinolienta, el borracho intentaba librarse del agarro de Ioros pero al estar bebido su fuerza y coordinación no era la misma, su compañero no se atrevía ni a intervenir estaba con una estatúa como si de eso dependiera que no lo vieran, Ioros se estaba sobrepasando, peró estaba descargando toda su ira en ese hombre, intentar hacer daño a Sophia despúes de lo que había pasado no tenía perdón,él no podía perdonarle, quizá después de eso ella ya no lo vería de igual manera nunca había visto su lado salvaje y Ioros sintió miedo a su reacción.
Ioros- Status :
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Defensa : Fuego del Corazón Puro
Cantidad de envíos : 172
Re: Calles...
A pesar de las suplicas de Sophia el legionario ebrio solo la empujaba del brazo casi arrastrándola a la fuerza contra un callejón. De inmediato pensó que era el fin… después de eso no habría vuelta atrás y su honra se habría perdido para siempre. Incluso pensó si la muerte no sería una salida más digna que lo que la esperaba. El segundo hombre aunque no participaba no hacía mucho para detener a su compañero. Pero fue en un instante, un segundo que su mirada se cruzó con la del otro sujeto, en que Sophia sintió que lograba ver lo que el otro sentía… más que nada miedo de meterse y salir él mismo perjudicado de esa situación. Vio en los ojos del compañero de aquel soldado arrepentimiento e incluso un poco de tristeza. Cuando ese momento acabó, el soldado que estaba parado sin hacer nada movió su brazo listo para hablar, cuando de pronto alguien lo sacó de su camino.
Ahí Sophia se percató que era Ioros el que venía a su auxilio y de inmediato suspiró aliviada. Un golpe secó hizo que el sujeto soltara su brazo a lo cual con algo de torpeza Sophia perdió el equilibrio y cayó al piso se rodillas rompiéndose el costado de su vestido.
- ¡Ioros! – Gritó al ver la forma en que reaccionaba el general que Vergilius había puesto a su cuidado. Con una de sus manos sujetaba al sujeto por su pecho y con la otra lo golpeaba repetidamente en el rostro. - ¡Ioros detente! – Le suplicó Sophia mientras observaba como perdía completamente el control. - … No es su culpa… esta ebrio…¡Detente Ioros!... – Sophia gateo hasta donde estaba rápidamente y puso su mano sobre el brazo del joven, intentando que se detuviera. – Esta ebrio… - Le susurró finalmente. – Esta ebrio Ioros… detente… no me ha hecho daño…
Los golpes se habían detenido e Ioros sólo soltó al sujeto con una expresión de desconcierto en su rostro. Parecía asustado de haber tenido un arrebato de esa manera. Las manos de Sophia temblaban mientras miraba el rostro del hombre al que había golpeado, aquel que había intentado tomar su virtud a la fuerza.
Lo miró sintiendo un gran dolor en el pecho, no por lo que había pasado, sino de verlo de ese estado. Un soldado que había defendido a Roma en el extranjero terminando en el suelo, con el rostro herido por culpa de otro soldado que había defendido a una dama. Se acercó a el e increíblemente comenzó a llorar en silencio y sostuvo su mano. A pesar de lo que había soportado ese día sin romperse, ver a un hombre de esa forma le partía el alma. Alguna razón debía haber para que hubiese reaccionado de esa forma con ella, a pesar de sus intenciones deshonrosas Sophia quería creer que había algo en ese hombre de bondad, alguna familia que lo estaba esperando, que había alguien en el mundo que lo extrañaría si no estuviese ahí. La mera idea de las personas que podrían sufrir por verlo con el rostro en ese estado la hacía llorar.
Apretó su mano, mirándolo con angustia cuando de pronto sintió a través de su cuerpo una especie de calor… un deseo tan fuerte nacía en su pecho por querer ver a ese sujeto bien nuevamente, que su cuerpo reaccionaba de una forma extraña. De un momento a otro la sangre en ese sujeto dejó de surgir y sus heridas lentamente se fueron cerrando.
Sophia lo soltó asustada. No entendía lo que acababa de pasar… pero era algo que nunca antes había pasado a su alrededor. El rostro del sujeto a pesar de estar cubierto en manchas de sangre estaba en perfecto estado. El hombre abrió los ojos sorprendido y la miró… no estaba asustado, tan sólo la miraba con respeto y asombro, entendiendo que lo que había sucedido ahí, no era algo que él ni ninguno de los presentes pudiera explicar.
- ¿Esta bien? - Le preguntó Sophia mirandolo aun con los ojos llenos de lágrimas.
- Yo... disculpa... yo... el alcohol... - Decía temblando, sin poder dejar de mirarla como si se tratara de la misma Concordia. - Por favor... disculpeme señorita. Disculpeme...
Sophia asintió dandole su perdon y le sonrió viendo que aquel sujeto estaba bien. Con la manga de su vestido limpió su rostro con cuidado de la sangre que había en el y al hacer, los presentes se pudieron asegurar que no habia una sola marca en su rostro... un milagro que al menos Ioros y Sophia, entenderían eventualmente en el futuro.
Lo seguro era que desde en ese momento hacia adelante, la vida de Sophia cambiaría drasticamente al darse cuenta que había más en ella de lo que el ojo alcanzaba a ver.
Ahí Sophia se percató que era Ioros el que venía a su auxilio y de inmediato suspiró aliviada. Un golpe secó hizo que el sujeto soltara su brazo a lo cual con algo de torpeza Sophia perdió el equilibrio y cayó al piso se rodillas rompiéndose el costado de su vestido.
- ¡Ioros! – Gritó al ver la forma en que reaccionaba el general que Vergilius había puesto a su cuidado. Con una de sus manos sujetaba al sujeto por su pecho y con la otra lo golpeaba repetidamente en el rostro. - ¡Ioros detente! – Le suplicó Sophia mientras observaba como perdía completamente el control. - … No es su culpa… esta ebrio…¡Detente Ioros!... – Sophia gateo hasta donde estaba rápidamente y puso su mano sobre el brazo del joven, intentando que se detuviera. – Esta ebrio… - Le susurró finalmente. – Esta ebrio Ioros… detente… no me ha hecho daño…
Los golpes se habían detenido e Ioros sólo soltó al sujeto con una expresión de desconcierto en su rostro. Parecía asustado de haber tenido un arrebato de esa manera. Las manos de Sophia temblaban mientras miraba el rostro del hombre al que había golpeado, aquel que había intentado tomar su virtud a la fuerza.
Lo miró sintiendo un gran dolor en el pecho, no por lo que había pasado, sino de verlo de ese estado. Un soldado que había defendido a Roma en el extranjero terminando en el suelo, con el rostro herido por culpa de otro soldado que había defendido a una dama. Se acercó a el e increíblemente comenzó a llorar en silencio y sostuvo su mano. A pesar de lo que había soportado ese día sin romperse, ver a un hombre de esa forma le partía el alma. Alguna razón debía haber para que hubiese reaccionado de esa forma con ella, a pesar de sus intenciones deshonrosas Sophia quería creer que había algo en ese hombre de bondad, alguna familia que lo estaba esperando, que había alguien en el mundo que lo extrañaría si no estuviese ahí. La mera idea de las personas que podrían sufrir por verlo con el rostro en ese estado la hacía llorar.
Apretó su mano, mirándolo con angustia cuando de pronto sintió a través de su cuerpo una especie de calor… un deseo tan fuerte nacía en su pecho por querer ver a ese sujeto bien nuevamente, que su cuerpo reaccionaba de una forma extraña. De un momento a otro la sangre en ese sujeto dejó de surgir y sus heridas lentamente se fueron cerrando.
Sophia lo soltó asustada. No entendía lo que acababa de pasar… pero era algo que nunca antes había pasado a su alrededor. El rostro del sujeto a pesar de estar cubierto en manchas de sangre estaba en perfecto estado. El hombre abrió los ojos sorprendido y la miró… no estaba asustado, tan sólo la miraba con respeto y asombro, entendiendo que lo que había sucedido ahí, no era algo que él ni ninguno de los presentes pudiera explicar.
- ¿Esta bien? - Le preguntó Sophia mirandolo aun con los ojos llenos de lágrimas.
- Yo... disculpa... yo... el alcohol... - Decía temblando, sin poder dejar de mirarla como si se tratara de la misma Concordia. - Por favor... disculpeme señorita. Disculpeme...
Sophia asintió dandole su perdon y le sonrió viendo que aquel sujeto estaba bien. Con la manga de su vestido limpió su rostro con cuidado de la sangre que había en el y al hacer, los presentes se pudieron asegurar que no habia una sola marca en su rostro... un milagro que al menos Ioros y Sophia, entenderían eventualmente en el futuro.
Lo seguro era que desde en ese momento hacia adelante, la vida de Sophia cambiaría drasticamente al darse cuenta que había más en ella de lo que el ojo alcanzaba a ver.
Sophia- Status :
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Re: Calles...
Palabras dulzonas, besos caóticos y un leve dolor pues aquel hombre no denotó la daga que en el pecho Alessa albergaba, el abrazo sería algo tierno como signo de reconcilie, pero en aquella ocasión tan solo fue algo funesto, pues se enterró mas aquel objeto punzo cortante a tan lastimero órgano latiente. Aquella por instinto lo empuja y le mira con dolencia:
-No es que te repudie pero… (Bajando su mirada a su pecho) me enterraste mas la irónica daga (tomando su astil con la diestra, respira profundo y la jala al exterior de su ser aquel objeto dañino) Por lo menos el dolor se disipo…
Cayendo postrada en frente de aquel, la mujer recogía la daga escondiéndola e su vestimenta mientras fijaba la mirada en el firmamento:
-No sé lo que me pasa Jabranth, pero lo que siento aunque sea demasiado doloroso es tan excitante (rompiendo en una alocada risa), un frenesí de ocupar este maldito don me envuelve con gran desesperación (mirando por doquier) aun así tengo miedo de que pasara a futuro (suspirando)… Y de lo que me dijiste anteriormente eres demasiado amable, pero no dejare expuesto de nuevo mi corazón me lastimaste Jabranth, ahora en este momento no se que sentir hacia ti, pero tampoco quiero que te vayas de mi lado…
Lentamente se levanta caminando hacia el frente mientras admiraba la noche la cual le vio cambiar de repente:
-Sigamos Jabranth este lugar está infectado con mi aroma de agonía y sufrimiento… al rió....
Mirando que aquel accedía, Alessa camina sin decir nada mas, los minutos se volvieron tediosos, aquella contraía en leves ratos su rostro por el dolor que albergaba la herida de su pecho, que aunque fuese profunda no actuaba como tal… porque Alessa seguía viva…
-No es que te repudie pero… (Bajando su mirada a su pecho) me enterraste mas la irónica daga (tomando su astil con la diestra, respira profundo y la jala al exterior de su ser aquel objeto dañino) Por lo menos el dolor se disipo…
Cayendo postrada en frente de aquel, la mujer recogía la daga escondiéndola e su vestimenta mientras fijaba la mirada en el firmamento:
-No sé lo que me pasa Jabranth, pero lo que siento aunque sea demasiado doloroso es tan excitante (rompiendo en una alocada risa), un frenesí de ocupar este maldito don me envuelve con gran desesperación (mirando por doquier) aun así tengo miedo de que pasara a futuro (suspirando)… Y de lo que me dijiste anteriormente eres demasiado amable, pero no dejare expuesto de nuevo mi corazón me lastimaste Jabranth, ahora en este momento no se que sentir hacia ti, pero tampoco quiero que te vayas de mi lado…
Lentamente se levanta caminando hacia el frente mientras admiraba la noche la cual le vio cambiar de repente:
-Sigamos Jabranth este lugar está infectado con mi aroma de agonía y sufrimiento… al rió....
Mirando que aquel accedía, Alessa camina sin decir nada mas, los minutos se volvieron tediosos, aquella contraía en leves ratos su rostro por el dolor que albergaba la herida de su pecho, que aunque fuese profunda no actuaba como tal… porque Alessa seguía viva…
Alessa0- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
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Minions
DE - Vipera Electrum
Cantidad de envíos : 692
Re: Calles...
Le habia provocado un poco de daño a alessa, el cual la daga comenzaba a retirarla de su ser, con un poco de su sangre impregnada en ella, lentamente la limpio y la guardo, de alguna manera me sentia mal, aun asi decidi seguirla, me valia mas su cariño a andar de vagabundo por el lugar, suavemente comenze a verla, era extraño esa sensacion que estaba invadiendola, de alguna manera el pequeño rato que estaba con ella, tambien hizo que algo comenzara a despertar en mi, tal vez estando en el rio podria desaparecer un poco esos pensamientos, porque ahora estaba con ella y nada mas importaba.
La luna aun guiaba nuestros pasos dentro de esa oche tan fria y tan negra, tan solo podriamos decir que comenzaba un poco el ruido tipico del rio, su sonar, las pequeñas caidas del agua, solo se podia ver a la luna reflejada por todo el transcurso.
Veia de nuevo a alessa, ya no me tenia la misma confianza pero de alguna u otra manera la tenia cerca de mi, suavemente mi cabeza y cuerpo comenzaron a sentir de nueva cuenta la presencia que habia ocurrido apenas unos instantes...
Avanza alessa, ahorita te alcanzo fue lo unico que pude decir mientras podia, como pude me meti a unos matorrales antes de que ella pudiese verme, me arrodille, rompi lo poco de tela que aun tenia en mi pecho, y comenze a abrir la boca, y a agacharme como si quisiera besar el suelo, algo dentro de mi queria salir, tan solo podia crujir los dientes, que estaba pasando dentro de mi, que maldito ser queria poseer mi cuerpo, mi cabeza queria explotar y de poco en poco viejos recuerdos comenzaban a venir, una cara borrosa se hizo presente, pero solo pude denotar los ojos, eran los mismos a los mios, ahora... solo podia.... hacer, nada.
La luna aun guiaba nuestros pasos dentro de esa oche tan fria y tan negra, tan solo podriamos decir que comenzaba un poco el ruido tipico del rio, su sonar, las pequeñas caidas del agua, solo se podia ver a la luna reflejada por todo el transcurso.
Veia de nuevo a alessa, ya no me tenia la misma confianza pero de alguna u otra manera la tenia cerca de mi, suavemente mi cabeza y cuerpo comenzaron a sentir de nueva cuenta la presencia que habia ocurrido apenas unos instantes...
Avanza alessa, ahorita te alcanzo fue lo unico que pude decir mientras podia, como pude me meti a unos matorrales antes de que ella pudiese verme, me arrodille, rompi lo poco de tela que aun tenia en mi pecho, y comenze a abrir la boca, y a agacharme como si quisiera besar el suelo, algo dentro de mi queria salir, tan solo podia crujir los dientes, que estaba pasando dentro de mi, que maldito ser queria poseer mi cuerpo, mi cabeza queria explotar y de poco en poco viejos recuerdos comenzaban a venir, una cara borrosa se hizo presente, pero solo pude denotar los ojos, eran los mismos a los mios, ahora... solo podia.... hacer, nada.
Jabranth- Status : MUERTO
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Re: Calles...
Y por las calles tan conocidas pasó caminando Manigoldo. El sol estaba más arriba de medio día… tal vez las cuatro o cinco de la tarde. Intentaba no notar como los que habían muerto lo seguían. Hades maldecía su destino como siempre, pero ya que estaba sumido en dicha ruina, intentaba ignorar sus murmullos y lamentos al no saber que hacer ni donde estaban por tan deshonrosa muerte… caídos en una pocilga de mala muerte como lo era la Sobajera.
Cada paso que daba sólo pensaba en lo rico que ahora sería… ¿Una mujer manejando su fortuna? Ya vería esa mocosa que así no funcionaban las cosas en Roma y de ser como él pensaba aquella fortuna le pertenecería aun si tuviese que matar a Kardia para obtenerla, pues aunque portara las insignias de la doceava y se considerara a si mismo ahora un soldado, seguía siendo un ladrón. Sería su último gran robo y no tendría que recurrir a ello nunca más en su vida. Por fin se podría dar la vida que quisiera sin tener que recurrir a la matanza y a la guerra… y por último no tendría que verle la horrible cara al gordo maricón en su vida.
Aunque entre más lo pensaba, la idea de vivir una vida relajada y vagando aunque sonaba tentador, también tenía un lado negativo… no podría luchar. Amaba pelear, amaba la sangre, amaba la sensación en su estomago cada vez que enfrentaba a los enemigos de Roma. Aunque no tenía honor, tenía orgullo de guerrero o al menos ese sentimiento de querer seguir luchando.
Pensaba en ello cuando de pronto algo le llamó la atención de sobremanera. Una sensación en su estómago como si este se estuviera revolviendo… un calor en sus hombros que lo rodeaba. Por mero instinto, asi como podía observar a los muertos, movió su rostro hacia el lugar donde provenía aquella sensación calida. Era como la brisa del verano… aquella brisa que trae paz al corazón de cualquier guerrero. Y ahí, en medio de la pobreza, la mierda, los vagos y las putas… vio el rostro más puro que hubiese visto en su vida, a pesar de que estuviese cubierto en barro y lágrimas.
- Pero que mierda esta pasando…?... – Susurró mientras quedaba estatico observando a una joven de cabellera rojiza. - ¿Qué es esa luz que acompaña a esa mujer?
Manigoldo tuvo que taparse los ojos pues alrededor de aquella joven había un aura dorada… no entendió que pasaba que hasta los muertos que lo seguían permanecieron callados. ¿Qué era lo que rodeaba a aquella joven de pelo rojizo que lloraba? ¿Estaría muerta también? ¿Era una mensajera de los dioses que venía a buscar a los muertos? Pues sostenía la mano de un hombre moribundo… un hombre a quien le habían dado una paliza, uno de esos legionarios de la doceava que había visto antes en la Sobajera bebiendo más de la cuenta, los conocía de vista pero no era su amigo o algo así.
Quedó estático, casi hipnotizado… sentía una especie de melodía que acompañaba aquella luz dorada que ahora no sólo cubría a aquella joven, sino también al hombre herido. Dio un paso hacia ellos, y se acercó completamente concentrado en aquel acto… la forma en que aquella luz tibia y pacífica rodeaba el cuerpo de un hombre que estaba por morir por los golpes en su rostro deformado…
Un suspiro de asombro salió de su boca cuando se dio cuenta que aquella luz sanaba las heridas del hombre herido. No podía creer lo que sus ojos veían e incluso por un momento sintió miedo y tocó su espada, pues nunca había visto algo igual en su vida.
- ¿Ves a esa mujer? – Le preguntó al legionario de cabello celeste. Aun no estaba completamente convencido de lo que veía era algo que los demás también pudiesen ver y no quería hacer el ridículo.
Cada paso que daba sólo pensaba en lo rico que ahora sería… ¿Una mujer manejando su fortuna? Ya vería esa mocosa que así no funcionaban las cosas en Roma y de ser como él pensaba aquella fortuna le pertenecería aun si tuviese que matar a Kardia para obtenerla, pues aunque portara las insignias de la doceava y se considerara a si mismo ahora un soldado, seguía siendo un ladrón. Sería su último gran robo y no tendría que recurrir a ello nunca más en su vida. Por fin se podría dar la vida que quisiera sin tener que recurrir a la matanza y a la guerra… y por último no tendría que verle la horrible cara al gordo maricón en su vida.
Aunque entre más lo pensaba, la idea de vivir una vida relajada y vagando aunque sonaba tentador, también tenía un lado negativo… no podría luchar. Amaba pelear, amaba la sangre, amaba la sensación en su estomago cada vez que enfrentaba a los enemigos de Roma. Aunque no tenía honor, tenía orgullo de guerrero o al menos ese sentimiento de querer seguir luchando.
Pensaba en ello cuando de pronto algo le llamó la atención de sobremanera. Una sensación en su estómago como si este se estuviera revolviendo… un calor en sus hombros que lo rodeaba. Por mero instinto, asi como podía observar a los muertos, movió su rostro hacia el lugar donde provenía aquella sensación calida. Era como la brisa del verano… aquella brisa que trae paz al corazón de cualquier guerrero. Y ahí, en medio de la pobreza, la mierda, los vagos y las putas… vio el rostro más puro que hubiese visto en su vida, a pesar de que estuviese cubierto en barro y lágrimas.
- Pero que mierda esta pasando…?... – Susurró mientras quedaba estatico observando a una joven de cabellera rojiza. - ¿Qué es esa luz que acompaña a esa mujer?
Manigoldo tuvo que taparse los ojos pues alrededor de aquella joven había un aura dorada… no entendió que pasaba que hasta los muertos que lo seguían permanecieron callados. ¿Qué era lo que rodeaba a aquella joven de pelo rojizo que lloraba? ¿Estaría muerta también? ¿Era una mensajera de los dioses que venía a buscar a los muertos? Pues sostenía la mano de un hombre moribundo… un hombre a quien le habían dado una paliza, uno de esos legionarios de la doceava que había visto antes en la Sobajera bebiendo más de la cuenta, los conocía de vista pero no era su amigo o algo así.
Quedó estático, casi hipnotizado… sentía una especie de melodía que acompañaba aquella luz dorada que ahora no sólo cubría a aquella joven, sino también al hombre herido. Dio un paso hacia ellos, y se acercó completamente concentrado en aquel acto… la forma en que aquella luz tibia y pacífica rodeaba el cuerpo de un hombre que estaba por morir por los golpes en su rostro deformado…
Un suspiro de asombro salió de su boca cuando se dio cuenta que aquella luz sanaba las heridas del hombre herido. No podía creer lo que sus ojos veían e incluso por un momento sintió miedo y tocó su espada, pues nunca había visto algo igual en su vida.
- ¿Ves a esa mujer? – Le preguntó al legionario de cabello celeste. Aun no estaba completamente convencido de lo que veía era algo que los demás también pudiesen ver y no quería hacer el ridículo.
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Re: Calles...
Sophia le rogaba que parara de golpear a ese pobre hombre, se le acercó gateando y lo intento tranquilizar agarrandole el brazo, Ioros se tranquilizo y se puso de pie poco a poco, necesitaba tomar aire, ella se quedo junto a ese hombre con la cara destrozada, Ioros no entendía como después de lo que le intento hacer aun ella podía mostrarle compasión.
Peró de repente algo extraordinario, algo que parecía de otro mundo, de las manos de Sophia empezó a emanar una especie de energia, algo que Ioros nunca había visto pero que sin embargo se sentía en el cuerpo trasmitía una paz, el joven estaba absorto con la escena, de un momento a otro el hombre había sanado sus heridas no solo físicas sinó su propia personalidad volvía a estar reparada, ya no estraba ebrio.
La misma Sophia precía sorprendida, de pronto Ioros se percató de que tenía a alguien más que parecía haber presenciado la escena, se trataba de un joven legionario, nunca lo había visto, este le pregunto si veía a la chica, vaya pregunta más estúpida pensó Ioros y le respondio:
-Como quieres que no la vea? no esta ni a dos metros de nosotros, peró creo que comprendo porque lo preguntas, yo tampoco nunca había visto nada parecido, no se como lo habra logrado hacer,ese hombre apenas hace un minuto esta moribundo, yo mismo casi lo mato a puñetazos -dijó Ioros mirandose los nudillos que tenía todo ensagrentados, Sophia cuantas sorpresas más vas a mostrarme hoy, has madurado desde que te vi por primera vez, primero contuvalentía al enfrentarte a tu hermano y ahora esto, quien eres en realidad?
Peró de repente algo extraordinario, algo que parecía de otro mundo, de las manos de Sophia empezó a emanar una especie de energia, algo que Ioros nunca había visto pero que sin embargo se sentía en el cuerpo trasmitía una paz, el joven estaba absorto con la escena, de un momento a otro el hombre había sanado sus heridas no solo físicas sinó su propia personalidad volvía a estar reparada, ya no estraba ebrio.
La misma Sophia precía sorprendida, de pronto Ioros se percató de que tenía a alguien más que parecía haber presenciado la escena, se trataba de un joven legionario, nunca lo había visto, este le pregunto si veía a la chica, vaya pregunta más estúpida pensó Ioros y le respondio:
-Como quieres que no la vea? no esta ni a dos metros de nosotros, peró creo que comprendo porque lo preguntas, yo tampoco nunca había visto nada parecido, no se como lo habra logrado hacer,ese hombre apenas hace un minuto esta moribundo, yo mismo casi lo mato a puñetazos -dijó Ioros mirandose los nudillos que tenía todo ensagrentados, Sophia cuantas sorpresas más vas a mostrarme hoy, has madurado desde que te vi por primera vez, primero contuvalentía al enfrentarte a tu hermano y ahora esto, quien eres en realidad?
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Re: Calles...
De pronto, el segundo hombre que estaba acompañando al legionario se paró al lado del que se encontraba caído y lo levantó de un brazo y se lo llevó arrastrando prácticamente lejos de ahí. Su rostro mostraba una mezcla entre asombro y miedo, alguien que no quería tener nada que ver con los rituales extraños que formaba parte Sophia. La joven miró sus manos sin entender lo que acababa de suceder. Era la primera vez en su vida que sus emociones se habían alterado hasta ese punto.
La otra vez había sido cuando Fye y Vergilius habían luchando, pero de eso ni si quiera pensaba. Aquella vez sintió esa misma calidez recorrer su cuerpo, pero se había quedado inmóvil, tan sólo observando estática lo que sucedía pues no había suficiente coraje en ella para entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Había visto sin hacer nada la forma en que ambos habían combatido y la manera en que Fye había perdido un ojo… sólo entonces logró calmar a Vergilius para que no tomara la vida de su hermano… de la misma forma que había conseguido calmar ahora a Ioros. Pero nunca hasta entonces pensó que tuviera un poder sobrenatural para conseguir ese tipo de cosas.
Quedaba su mirada absorta en el barro ensangrentado en donde había estado aquel hombre. Aun se veían en el ambiente algunas chispas de luz que se iban apagando. Llevó sus manos al rostro y se secó las lágrimas para ponerse de pie y darse cuenta que además de Ioros había otro joven más atrás de él mirándola con asombro. Pero no lo conocía y ya había tenido suficientes problemas con los legionarios que vestían como el por lo mismo, tan sólo miró a Ioros.
- Muchas gracias por ayudarme… - Apenas un murmullo era audible… caminó al lado de ambos y continuó su camino para salir de ahí.
No quería mas problemas, no quería ser una carga para nadie. La ruta continuaba y continuaba hasta que pudo ver en su camino el puente del río TIber que conducía a la ruta principal, el mismo lugar hacia donde debía salir para caminar hasta la villa. Seguramente caminaría todo el día y llegaría ahí bien entrada la noche, pero no le importaba… era parte de su deshonra hacerlo.
La otra vez había sido cuando Fye y Vergilius habían luchando, pero de eso ni si quiera pensaba. Aquella vez sintió esa misma calidez recorrer su cuerpo, pero se había quedado inmóvil, tan sólo observando estática lo que sucedía pues no había suficiente coraje en ella para entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Había visto sin hacer nada la forma en que ambos habían combatido y la manera en que Fye había perdido un ojo… sólo entonces logró calmar a Vergilius para que no tomara la vida de su hermano… de la misma forma que había conseguido calmar ahora a Ioros. Pero nunca hasta entonces pensó que tuviera un poder sobrenatural para conseguir ese tipo de cosas.
Quedaba su mirada absorta en el barro ensangrentado en donde había estado aquel hombre. Aun se veían en el ambiente algunas chispas de luz que se iban apagando. Llevó sus manos al rostro y se secó las lágrimas para ponerse de pie y darse cuenta que además de Ioros había otro joven más atrás de él mirándola con asombro. Pero no lo conocía y ya había tenido suficientes problemas con los legionarios que vestían como el por lo mismo, tan sólo miró a Ioros.
- Muchas gracias por ayudarme… - Apenas un murmullo era audible… caminó al lado de ambos y continuó su camino para salir de ahí.
No quería mas problemas, no quería ser una carga para nadie. La ruta continuaba y continuaba hasta que pudo ver en su camino el puente del río TIber que conducía a la ruta principal, el mismo lugar hacia donde debía salir para caminar hasta la villa. Seguramente caminaría todo el día y llegaría ahí bien entrada la noche, pero no le importaba… era parte de su deshonra hacerlo.
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Re: Calles...
- ¡Pues que se yo! Pensé que el alcohol finalmente me había atrofiado el cerebro. – Respondió Manigoldo al hombre que le había dicho con ese tono que como era posible no ver a esa joven. Más ambos coincidieron que era extraño por no decir sobrenatural lo que estaba pasando en ese lugar. – He peleado desde que tengo uso de razón y jamás en mi vida vi algo así.
Pero el espectáculo terminaba y el otro soldado de la doceava retiraba a su compañero con rapidez. Ya se imaginaba lo que seguramente había ocurrido, esos sujetos habían estado anteriormente en la Sobajera y se veían acompañados de una mujerzuela que había huido a penas comenzó la batalla, dejándolos a todos ellos sin mujer para pasar la noche… después de todo estaban ebrios y no habían estado con una mujer por tres año la gran parte de ellos, al menos no con una mujer sin utilizar la fuerza. Era así. Las legiones tomaban lo que les daba la gana por el camino y no había nada que hacerle, lo agravaba el hecho que al gordo de mierda ni si quiera le importara lo que hacían todos ellos. Manigoldo suspiró y se dirigió a Ioros nuevamente.
- Ya sabes como se ponen, tres años sin mujeres, acaba de haber una gran riña en la Sobajera… el alcohol… - No los estaba justificando realmente, pero eran todos de la doceava y a pesar de que a Manigoldo le daba igual su honor, le era importante la imagen que daba la Doceava al resto de las legiones. – Son de la doceava, aunque si te diriges a Breda a reportar este incidente dudo que te de mucha atención pues a él SI se le frió el cerebro con tanta mierda que fuma. Además ha encontrado un nuevo amante… un niño Germano, por lo cual le debe estar reventando el culo. Ya sabes como son las cosas… a las mujeres en general ese gordo de mierda del resulta repulsivo. – De pronto se dio cuenta que estaba hablando de esa forma en frente de una mujer, y a pesar de que en lo general poco aquello le importaba, esa mujer frente a él era distinta a cualquier otra que hubiese visto en su vida y se sintió bastante intimidado bajo su mirada inquisitora. – Perdón…perdón… no quise faltarte el respeto hablando así…
La joven miró a Ioros, le dio las gracias y siguió su camino. Manigoldo no tenía nada más que hacer ahí, pero no olvidaría ese rostro en mucho tiempo… pues a pesar de que podía ver a los muertos de vez en cuando, traer a un hombre desde la puerta de la muerte era un don que ningún ser humano debiera poseer.
- Ponle ojo a esa mujer. – Dijo finalmente mientras le daba la espalda para continuar su camino. – Tarde o temprano, si no aprende a controlar eso que acaba de hacer, se terminará lastimando a si misma o peor aun, alguien podría lastimarla por intentar utilizar aquello. Una mujer que sana heridas graves en un pueblo belicoso, vale su peso en oro.
Y dejando esas palabras en el aire, se fue caminando. Había dicho aquello, pues sabía la carga de ver cosas y hacer cosas que las personas normales no podían, y… podía enloquecer a cualquiera. De hecho, muchas veces, Manigoldo pensaba que estaba demente por ver cosas que no todos veían.
Pero el espectáculo terminaba y el otro soldado de la doceava retiraba a su compañero con rapidez. Ya se imaginaba lo que seguramente había ocurrido, esos sujetos habían estado anteriormente en la Sobajera y se veían acompañados de una mujerzuela que había huido a penas comenzó la batalla, dejándolos a todos ellos sin mujer para pasar la noche… después de todo estaban ebrios y no habían estado con una mujer por tres año la gran parte de ellos, al menos no con una mujer sin utilizar la fuerza. Era así. Las legiones tomaban lo que les daba la gana por el camino y no había nada que hacerle, lo agravaba el hecho que al gordo de mierda ni si quiera le importara lo que hacían todos ellos. Manigoldo suspiró y se dirigió a Ioros nuevamente.
- Ya sabes como se ponen, tres años sin mujeres, acaba de haber una gran riña en la Sobajera… el alcohol… - No los estaba justificando realmente, pero eran todos de la doceava y a pesar de que a Manigoldo le daba igual su honor, le era importante la imagen que daba la Doceava al resto de las legiones. – Son de la doceava, aunque si te diriges a Breda a reportar este incidente dudo que te de mucha atención pues a él SI se le frió el cerebro con tanta mierda que fuma. Además ha encontrado un nuevo amante… un niño Germano, por lo cual le debe estar reventando el culo. Ya sabes como son las cosas… a las mujeres en general ese gordo de mierda del resulta repulsivo. – De pronto se dio cuenta que estaba hablando de esa forma en frente de una mujer, y a pesar de que en lo general poco aquello le importaba, esa mujer frente a él era distinta a cualquier otra que hubiese visto en su vida y se sintió bastante intimidado bajo su mirada inquisitora. – Perdón…perdón… no quise faltarte el respeto hablando así…
La joven miró a Ioros, le dio las gracias y siguió su camino. Manigoldo no tenía nada más que hacer ahí, pero no olvidaría ese rostro en mucho tiempo… pues a pesar de que podía ver a los muertos de vez en cuando, traer a un hombre desde la puerta de la muerte era un don que ningún ser humano debiera poseer.
- Ponle ojo a esa mujer. – Dijo finalmente mientras le daba la espalda para continuar su camino. – Tarde o temprano, si no aprende a controlar eso que acaba de hacer, se terminará lastimando a si misma o peor aun, alguien podría lastimarla por intentar utilizar aquello. Una mujer que sana heridas graves en un pueblo belicoso, vale su peso en oro.
Y dejando esas palabras en el aire, se fue caminando. Había dicho aquello, pues sabía la carga de ver cosas y hacer cosas que las personas normales no podían, y… podía enloquecer a cualquiera. De hecho, muchas veces, Manigoldo pensaba que estaba demente por ver cosas que no todos veían.
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Re: Calles...
Palabras de asombro de ese legionario, Ioros asintió en silencio, pues en su cabeza no dejaba de visualizar una y otra vez esa escena tan inédita, el soldado que había quedado fuera de a acción se apresuro a ayudar a llevarse a su compañero, en sus caras se reflejaban una especie de terror a algo que no comprendian, de repente el joven de su lado volvió a abrir la boca para excusarlos, por sus palabras Ioros había de entender que pertenecían a la misma unidad, hablo de su general de forma indignada y con palabras más que mal sonantes, peró al ver que Sophia escuchaba rápidamente se disculpo, peró ella sin perder tiempo dió las gracias a Ioros y girandose continuo andando hacía su destino.
Finalmente una recomanación por parte del legionario,la verdad no hubieran hecho falta esas palabras, Ioros tenía asumido desde hacía tiempo que debía proteger a esa muchacha costase lo que costase y siempre que tubiera tiempo disponible para ello, la verdad es que ahora que se tenían que separar siempre la tendría en mente.
Ioros sabía que lo más fácil seria seguir a Sophia, pero si tenían que llegar a la villa no iba a permitir que dañase sus pies pues era un camino largo, así que tomando una dirección distinta empezó a andar dirección al establo donde había amarrado su caballo por la mañana, finalmente a unos cuantos recodos encontró las caballerizas allí estaba su caballo y tras desatarlo se diriguió al mozo que estaba cepillando otro caballo y le dió algunas monedas diciendole:
-Has hecho un buen trabajo, no veía a mi caballo relucir de esta forma desde hacía un buen tiempo.Gracias.
Dando un leve salto Ioros montó encima del caballo y puso direción la salida de Roma, quizá había sido una mala idea ir por el caballo, a cada paso que daba había más gente en las calles y estorpecían su paso, perdía mucho tiempo pero Ioros se lo tomo con tranquilidad, sabía que si se alteraba sería capaz de atropellar a toda esa multitud, Ioros no sabía si habían pasado minutos o horas pero finalmente veía las puertas de la salida, pero ese dia no le era favorable, empezaba a llover y no cuatro gotas sino que parecía una lluvia intensa, y Sophia por allí sola así que dando un golpe con las riendas aceleró el paso del caballo dirección a las villas y esperaba encontrar a la chica pronto.
Finalmente una recomanación por parte del legionario,la verdad no hubieran hecho falta esas palabras, Ioros tenía asumido desde hacía tiempo que debía proteger a esa muchacha costase lo que costase y siempre que tubiera tiempo disponible para ello, la verdad es que ahora que se tenían que separar siempre la tendría en mente.
Ioros sabía que lo más fácil seria seguir a Sophia, pero si tenían que llegar a la villa no iba a permitir que dañase sus pies pues era un camino largo, así que tomando una dirección distinta empezó a andar dirección al establo donde había amarrado su caballo por la mañana, finalmente a unos cuantos recodos encontró las caballerizas allí estaba su caballo y tras desatarlo se diriguió al mozo que estaba cepillando otro caballo y le dió algunas monedas diciendole:
-Has hecho un buen trabajo, no veía a mi caballo relucir de esta forma desde hacía un buen tiempo.Gracias.
Dando un leve salto Ioros montó encima del caballo y puso direción la salida de Roma, quizá había sido una mala idea ir por el caballo, a cada paso que daba había más gente en las calles y estorpecían su paso, perdía mucho tiempo pero Ioros se lo tomo con tranquilidad, sabía que si se alteraba sería capaz de atropellar a toda esa multitud, Ioros no sabía si habían pasado minutos o horas pero finalmente veía las puertas de la salida, pero ese dia no le era favorable, empezaba a llover y no cuatro gotas sino que parecía una lluvia intensa, y Sophia por allí sola así que dando un golpe con las riendas aceleró el paso del caballo dirección a las villas y esperaba encontrar a la chica pronto.
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Re: Calles...
El caminar la llevó a los distritos bajos de Roma, las calles apestosas, la vida y la muerte convivían en aquel lugar de ruina y pecado, allí la única ley que importaba era la del más fuerte, eso lo pudo ver el día que llego a Roma, gente peleándose por mendrugos y basura solamente por tener algo en su estómago la decadencia de Roma se vivía en carne y hueso en aquel lugar, caminó entre ratas, basura y muertos, el corazón se le ablandó un poco y entregó algo de lo que había comprado con anterioridad y había guardado, a unos niños los cuales comenzaron a comer como si nunca lo hubiesen hecho, ese lugar la deprimía un poco no sabía como podía pasar eso mientras la gente con dinero se regocijaba de buena comida y la botaba si no le gustaba, esa gente no tenía corazón o no quería salir de su burbuja de cristal en la que vivían, no podía entender como eran tan ciegos a una realidad que tarde o temprano les podría pasar.
Sus pensamientos, cesaron para concentrarse en aquellas calles sentía tenuemente el rastro de cosmos de su diosa, al parecer había pasado algo, pero no parecía grave podía sentir la energía de Ioros el joven que conoció en el mercado en aquel lugar, su diosa se hallaba sana y salva por ahora, más eso no era razón para detenerse sino para seguir.
Sus pensamientos, cesaron para concentrarse en aquellas calles sentía tenuemente el rastro de cosmos de su diosa, al parecer había pasado algo, pero no parecía grave podía sentir la energía de Ioros el joven que conoció en el mercado en aquel lugar, su diosa se hallaba sana y salva por ahora, más eso no era razón para detenerse sino para seguir.
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Re: Calles...
Era muy diferente el sitio por el cual ahora Defteros caminaba, nada en comparación a las calles del mercado. Ahora, por aquellas estrechas y sucias calles mantenía una búsqueda por aquel que no había aceptado los designios de su padre luego de su muerte. De hecho no lo culpaba, le conocía un poco y entendía la posición a la que habían sido expuestos por sus deslices. Siendo Aspros el mayor, el sería el más benificiado con las posesiones en el testamento, pero habría cambiado con la noticia de un nuevo hermano, uno que ni él ni Defteros habían conocido.
¿Cuales serían ahora los planes de Aspros? ¿A que se debía su regreso luego de que él mismo hubiera caído en una especie de autoexilio? ¿Regresaría para reclamar lo que por derecho le correspondía? Algunas de esas preguntas podrían responderse si Defteros daba con su hermano gemelo. Pero por ahora no tenía plena noción de lo que estuviera haciendo. De hecho lo conocía poco, los dos en su niñez hacían poco por afianzar el lazo de sangre que los unía, pero lo poco que lo entendía sabía que actuaba como él de aislarse de los demás. Una mirada a ese santuario de soledad servía para encontrar el camino perdido, una búsqueda que muchos llegaban a emprender cuando se erraba en el mismo.
Muy pocas personas deambulaban por aquel mal sitio, parecía que todos andaban extraviados, pequeña coincidencia como su hermano. Era mejor de esa manera, no le convenía a Defteros llamar la atención en aquellos lugares, no por miedo pero si le retrasaría de sus objetivos. siguió de largo entre muchas callejuelas, la luz era débil pero alumbraba lo suficiente para esas instancias, de un momento a otro lograría hallar una pista. - Hmmm Aspros de localizarte en estos lugares, de verdad si que tienes habilidad para esfumarte.
¿Cuales serían ahora los planes de Aspros? ¿A que se debía su regreso luego de que él mismo hubiera caído en una especie de autoexilio? ¿Regresaría para reclamar lo que por derecho le correspondía? Algunas de esas preguntas podrían responderse si Defteros daba con su hermano gemelo. Pero por ahora no tenía plena noción de lo que estuviera haciendo. De hecho lo conocía poco, los dos en su niñez hacían poco por afianzar el lazo de sangre que los unía, pero lo poco que lo entendía sabía que actuaba como él de aislarse de los demás. Una mirada a ese santuario de soledad servía para encontrar el camino perdido, una búsqueda que muchos llegaban a emprender cuando se erraba en el mismo.
Muy pocas personas deambulaban por aquel mal sitio, parecía que todos andaban extraviados, pequeña coincidencia como su hermano. Era mejor de esa manera, no le convenía a Defteros llamar la atención en aquellos lugares, no por miedo pero si le retrasaría de sus objetivos. siguió de largo entre muchas callejuelas, la luz era débil pero alumbraba lo suficiente para esas instancias, de un momento a otro lograría hallar una pista. - Hmmm Aspros de localizarte en estos lugares, de verdad si que tienes habilidad para esfumarte.
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Re: Calles...
Volví a la ciudad con mucho cuidado de que ningun perro de la legión me viese, seguramente aquel bastardo del bosque habia ido por ahí cantando...inutil.
Roma a veces era encantadora...nah...es un asco...lo mires por donde lo mires...podria ir a esconderme en los barrios mas desprotegidos y cutres de la ciudad...pero nooo...esos lameculos ''que sirven a Roma'' estaban hasta allí...y si estaban por allí es que a parte de a Roma estaban sirviendo a su entrepierna los muy asquerosos...joder! Que un legionario no deberia hacer según que cosas...vah todos son unos inutiles...Roma jamas les recordará inclsuso si han muerto en el campo de batalla.
Caminaba por las calles con cuidado de no pisar ningun excremento canino (o humano...ya que algunos eran de un tamaño bastante considerable...siii...tenian que ser humanos...un perro no podria soltar eso ni en un millon de años o...tal vez...nah...es imposible..supongo) cuando alguien se dirigió a mi: -Tuuu~~ inutil! ¿Qué haces ahí mirando esa mierda de burro?...yo tambien tengo hambre...pero no me la voy a comer...tengo dignidad aún sabes...jajajajaj Mierda. Si...eso era aquello...y la situación tambien era una mierda...joder...¿cuanto tiempo llevaba mirando aquella mierda?...todos me miraban...y lo peor...encima era de buroo...ni de perro ni de humano...que verguenza. Me sonrojé y me aclaré la voz al ver que todos se reian de mi para tratar de solucionar la situación.-Ejem ejem!! Naaah..esque vereis...he oido que una burra se ha comido una bolsa con monedas de oro y va cagandolas por ahí...antes vi un chico que sacó cinco de una sola mierda.-No puede ser!!-La madre que me parió! Todos los que estaban allí riendose se callaron de repente y se lanzaron encima de la mierda, dandose golpes y esparciendo la mierda por todas partes. Despues de un ratito de diversión simplemente dije con una sonrisa de oreja a oreja : -Broma. Levanté la mano y les dí la espalda, dejando oir un poco mi risa , despues de dar unos cuantos pasos me giré para ver la cara de tontos que se les habia quedado y me reí mucho mas fuerte, luego , seguí caminando felizmente , aun riendo.
Roma a veces era encantadora...nah...es un asco...lo mires por donde lo mires...podria ir a esconderme en los barrios mas desprotegidos y cutres de la ciudad...pero nooo...esos lameculos ''que sirven a Roma'' estaban hasta allí...y si estaban por allí es que a parte de a Roma estaban sirviendo a su entrepierna los muy asquerosos...joder! Que un legionario no deberia hacer según que cosas...vah todos son unos inutiles...Roma jamas les recordará inclsuso si han muerto en el campo de batalla.
Caminaba por las calles con cuidado de no pisar ningun excremento canino (o humano...ya que algunos eran de un tamaño bastante considerable...siii...tenian que ser humanos...un perro no podria soltar eso ni en un millon de años o...tal vez...nah...es imposible..supongo) cuando alguien se dirigió a mi: -Tuuu~~ inutil! ¿Qué haces ahí mirando esa mierda de burro?...yo tambien tengo hambre...pero no me la voy a comer...tengo dignidad aún sabes...jajajajaj Mierda. Si...eso era aquello...y la situación tambien era una mierda...joder...¿cuanto tiempo llevaba mirando aquella mierda?...todos me miraban...y lo peor...encima era de buroo...ni de perro ni de humano...que verguenza. Me sonrojé y me aclaré la voz al ver que todos se reian de mi para tratar de solucionar la situación.-Ejem ejem!! Naaah..esque vereis...he oido que una burra se ha comido una bolsa con monedas de oro y va cagandolas por ahí...antes vi un chico que sacó cinco de una sola mierda.-No puede ser!!-La madre que me parió! Todos los que estaban allí riendose se callaron de repente y se lanzaron encima de la mierda, dandose golpes y esparciendo la mierda por todas partes. Despues de un ratito de diversión simplemente dije con una sonrisa de oreja a oreja : -Broma. Levanté la mano y les dí la espalda, dejando oir un poco mi risa , despues de dar unos cuantos pasos me giré para ver la cara de tontos que se les habia quedado y me reí mucho mas fuerte, luego , seguí caminando felizmente , aun riendo.
Gintoki- Cantidad de envíos : 9
Re: Calles...
El camino se alargaba una vez mas y los arboles desaparecían entre la neblina que se generaba por tan gélido ambiente nocturno, haciendo imposible el ver mas allá de un metro hacia el frente, Alessa que hace algunos minutos había dejado atrás la fetidez del cementerio, levemente presentía que estaba perdida entre aquella solida cuadra, pero después de unos minutos de caminar sin detenerse, una ráfaga de viento se formo en derredor haciendo dispersar la bruma de aquel lugar, dejando expuestos los edificios corroídos por el tiempo, que caracterizaban las calles abandonadas del distrito del Tiber, rascando sus cejas levemente aquella fruncía su ceño para tan solo susurrarse:
-Menos mal que estoy entre estas calles, por leve segundo pesen que por mi distracción entre el divagar del ¿Qué hacer? me había perdido y quien sabe a dónde diablos avía llegado (agachando la cabeza)… Bueno pues buscar donde mierda dormir hoy.
Alessa sacudió el leve polvo que entreverado en su hombros estaban, de ahí alzando ambos brazos hacia su cabeza sujetó sus larga melena para así hacer un hostil chongo y continuar su camino, mientras jugueteaba como niña pequeña entre las charcas aun yacentes en aquel pedregal, suspirando y riéndose sola como una desquiciada, o tal vez… solo tal vez porque por fin estaba algo contente ¿el por qué? No era de su interés , así estuvo por varios minutos hasta llegar inconscientemente estar frente a su antiguo hogar *la sobajera* ladeando la boca un poco, rasco su cabeza y se paso derecho donde un callejos estaba, sentándose en una orilla y mirando hacia la entrada, pensando que hacer ahora que estaba por aquellos lares, mientras lentamente pestañaba hasta por fin cerro su ojo derecho, pues el izquierdo cegado con el parche aun estaba, para tan solo quedarse dormida por varios minutos…
-Menos mal que estoy entre estas calles, por leve segundo pesen que por mi distracción entre el divagar del ¿Qué hacer? me había perdido y quien sabe a dónde diablos avía llegado (agachando la cabeza)… Bueno pues buscar donde mierda dormir hoy.
Alessa sacudió el leve polvo que entreverado en su hombros estaban, de ahí alzando ambos brazos hacia su cabeza sujetó sus larga melena para así hacer un hostil chongo y continuar su camino, mientras jugueteaba como niña pequeña entre las charcas aun yacentes en aquel pedregal, suspirando y riéndose sola como una desquiciada, o tal vez… solo tal vez porque por fin estaba algo contente ¿el por qué? No era de su interés , así estuvo por varios minutos hasta llegar inconscientemente estar frente a su antiguo hogar *la sobajera* ladeando la boca un poco, rasco su cabeza y se paso derecho donde un callejos estaba, sentándose en una orilla y mirando hacia la entrada, pensando que hacer ahora que estaba por aquellos lares, mientras lentamente pestañaba hasta por fin cerro su ojo derecho, pues el izquierdo cegado con el parche aun estaba, para tan solo quedarse dormida por varios minutos…
Alessa0- Dama del Pecado
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Re: Calles...
Narración// Pensamientos de Cassie
Por fin la noche renacía entre aquel cielo crepuscular, la brisa cambiaba drásticamente, mientras el sereno nocturno escarchaba aquellas calles de mala muerte, Cassie tenia miedo per no lo demostraba, pues nunca había estado en ese tipos de parajes denigrante, ahí la luz de los ojos humanos inyectaban desesperación, lujuria y humillación.
-¡Por los dioses!… ¿donde me vine a meter sin conciencia de las represarías? (Cassie se refutaba en pensamiento por tan ahogante miedo)…
Siguió caminando mientras su cuerpo escasamente cubierto por el vestido blanquecino temblaba descontroladamente, su mirada se tornaba algo desesperante pues miraba por doquier, para así no ser sorprendida por algún ebrio que quisiera violar. Los minutos pasaban y aquella sin darse cuenta se adentraba más y más a las pelambras de las calles.
Su distracción fue tan grande que al dar giro su rostro para mirar el camino frontal un asqueroso viejo yacía obstruyéndole el paso, aquella chocaba con su seboso cuerpo, contrayendo sus rostro y aguantando las ganas de gritar de miedo, tan solo sentía una mano que comenzaba a aprisionar su pecho derecho, Cassie comenzaba a respirar desesperadamente y como acto de instinto alzaba su brazo derecho, para así, moverlo con fuerza y plantarle una cachetada al rostro de aquel libidinoso ser, para tan solo salir corriendo despavoridamente de aquella escena vergonzosa.
Cassie no tardo mucho en darse cuenta que detrás de ella el maldito le seguía, esta por brevedad giraba su rostro hacia la dirección de hombre para si medir la distancia y ver si era conveniente aumentar su trotar, sin darse cuenta del camino que era lo primordial, aquella dio el giro por fin y su mirada por instinto hizo aumentar le obstáculo que frente a ella se dibujaba a unos cuantos centímetros, Cassie comenzó a desbalacearse y culmino tropezándose con aquel fierro pesado, sucumbiendo en un charco y golpeándose bruscamente la cien derecha con una piedra, aturdiéndose para tan solo culmina inconscientemente en medio de aquellas calles.
-¡Por los dioses!… ¿donde me vine a meter sin conciencia de las represarías? (Cassie se refutaba en pensamiento por tan ahogante miedo)…
Siguió caminando mientras su cuerpo escasamente cubierto por el vestido blanquecino temblaba descontroladamente, su mirada se tornaba algo desesperante pues miraba por doquier, para así no ser sorprendida por algún ebrio que quisiera violar. Los minutos pasaban y aquella sin darse cuenta se adentraba más y más a las pelambras de las calles.
Su distracción fue tan grande que al dar giro su rostro para mirar el camino frontal un asqueroso viejo yacía obstruyéndole el paso, aquella chocaba con su seboso cuerpo, contrayendo sus rostro y aguantando las ganas de gritar de miedo, tan solo sentía una mano que comenzaba a aprisionar su pecho derecho, Cassie comenzaba a respirar desesperadamente y como acto de instinto alzaba su brazo derecho, para así, moverlo con fuerza y plantarle una cachetada al rostro de aquel libidinoso ser, para tan solo salir corriendo despavoridamente de aquella escena vergonzosa.
Cassie no tardo mucho en darse cuenta que detrás de ella el maldito le seguía, esta por brevedad giraba su rostro hacia la dirección de hombre para si medir la distancia y ver si era conveniente aumentar su trotar, sin darse cuenta del camino que era lo primordial, aquella dio el giro por fin y su mirada por instinto hizo aumentar le obstáculo que frente a ella se dibujaba a unos cuantos centímetros, Cassie comenzó a desbalacearse y culmino tropezándose con aquel fierro pesado, sucumbiendo en un charco y golpeándose bruscamente la cien derecha con una piedra, aturdiéndose para tan solo culmina inconscientemente en medio de aquellas calles.
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Re: Calles...
La mirada de Archer se había fijado en Manigoldo mientras abandonaba a la emperatriz de Roma. Ni si quiera le pidió que lo acompáñese, fue como si solo con la mirada le dijera que hiciera lo que quisiera. De seguro ya sabría con “detalles” la forma en que Breda había muerto. El tema no le molestaba a Manigoldo pues… después de todo… haber caído en ese tipo de disputas por el honor de la doceava le parecía justificable.
Salió del palacio así sin seguir a Archer, si se le necesitaba se le mandaría a llamar de seguro. Por el momento tenía otras cosas en mente y una de ellas era llegar a su hermoso hogar. De Kardia no se veía ni el polvo. Pero así era Kardia, iba y venía y siempre llegaba cuando menos se lo esperaban todos. Ese era su encanto.
Había pasado alrededor de 2 o 3 semanas sin mujer alguna, por lo cual apenas estuvo libre el único lugar que vino a su mente de donde quería estar era la SOBAJERA! Se preguntó que tan feliz estaría Aglaya de verlo pues su ultima visita había terminado hasta con muerto… algo nada positivo para el negocio. Pero mucho de sus mierdas estaban en el cuarto que arrendaba en la Sobajera.
Caminar por el tiber le daba buenos recuerdos, sobre todo ver a los niños pequeños cubiertos en mierda y con sus estómagos inflados. Era algo así como… ver a su hermano y a si mismo cuando eran niños. Aun así, jamás les daba monedas cuando se lo pedían, pues pensaba que lo mejor para ellos era morir de hambre o afrontar el estado en que estaban, reunir fuerza y pelear por sus vidas.
Salió del palacio así sin seguir a Archer, si se le necesitaba se le mandaría a llamar de seguro. Por el momento tenía otras cosas en mente y una de ellas era llegar a su hermoso hogar. De Kardia no se veía ni el polvo. Pero así era Kardia, iba y venía y siempre llegaba cuando menos se lo esperaban todos. Ese era su encanto.
Había pasado alrededor de 2 o 3 semanas sin mujer alguna, por lo cual apenas estuvo libre el único lugar que vino a su mente de donde quería estar era la SOBAJERA! Se preguntó que tan feliz estaría Aglaya de verlo pues su ultima visita había terminado hasta con muerto… algo nada positivo para el negocio. Pero mucho de sus mierdas estaban en el cuarto que arrendaba en la Sobajera.
Caminar por el tiber le daba buenos recuerdos, sobre todo ver a los niños pequeños cubiertos en mierda y con sus estómagos inflados. Era algo así como… ver a su hermano y a si mismo cuando eran niños. Aun así, jamás les daba monedas cuando se lo pedían, pues pensaba que lo mejor para ellos era morir de hambre o afrontar el estado en que estaban, reunir fuerza y pelear por sus vidas.
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Re: Calles...
Ese había sido el último lugar en que la había visto. Aun vistiendo su ropaje de Legionario nadie se atrevería a molestarlo, pero aun así sentía las miradas sobre él… sobre todo porque estaba ebrio y poco se podía mantener en pie. El lugar estaba lleno de vagabundos y prostitutas que se le acercaban sonrientes para ofrecerle sus servicios. Manigoldo las empujaba sacándolas de su camino. Quedó parado justo en medio del barro, de la mugre, de la pobreza de esas calles, en el mismo lugar en donde había observado a la joven de cabellera roja sanar las heridas de ese hombre salvando su alma de la condenación eterna de Plutón.
- ¿Se ríe de mi la fortuna? – Se preguntó a si mismo con burla, pues no recordaba cual había sido la circunstancia en que la había hallado ese día. Recordaba a un hombre con las insignias de la legión del General Vergilius que parecía estar con la joven… recordaba a dos legionarios de la doceava, uno de ellos había sido gravemente golpeado… y los enormes ojos verdes de esa niña. - ¿Sería una prostituta?
Lo dudaba. Si así hubiese sido la conocería pues era hermosa, su piel a pesar de estar cubierta en barro ese día se podía notar blanca y suave, su cabello rojo y largo la harían inconfundible y muy comentada en caso de ella haber sido una prostituta. Esa mujer de largo cabello rojo… debía encontrarla a como de lugar pues ella podía salvarlo del destino de las almas… no le temía a morir, pero quería ir al Hades al morir y no tener que esperar. De pronto sintió un escalofrío… y miró sobre su hombre y observó que había una decena de almas mirándolo infelizmente. Manigoldo suspiró… desde que había llegado de Britania que no las veía. Entre ellas… vio a Archer. Levantó una ceja sorprendido de que también ese hombre hubiese caído en las garras de la muerte… lo que significaba que la doceava legión nuevamente estaba sin general.
- ¡Manigoldo! ¡Manigoldo! – Escuchó que gritaban – Te hemos buscado por todas partes. Archer ha…
- Muerto. – Dijo sin pestañar aun mirando el alma del hombre.
- Sí…¿Cómo lo sabes? – Preguntó uno de los hombres de la doceava.
- Digamos que tengo cierta intuición para estas cosas…
Ambos comenzaron a caminar en dirección en donde toda la doceava legión se reunía. La búsqueda de esa mujer se tendría que postergar para otro día.
- ¿Se ríe de mi la fortuna? – Se preguntó a si mismo con burla, pues no recordaba cual había sido la circunstancia en que la había hallado ese día. Recordaba a un hombre con las insignias de la legión del General Vergilius que parecía estar con la joven… recordaba a dos legionarios de la doceava, uno de ellos había sido gravemente golpeado… y los enormes ojos verdes de esa niña. - ¿Sería una prostituta?
Lo dudaba. Si así hubiese sido la conocería pues era hermosa, su piel a pesar de estar cubierta en barro ese día se podía notar blanca y suave, su cabello rojo y largo la harían inconfundible y muy comentada en caso de ella haber sido una prostituta. Esa mujer de largo cabello rojo… debía encontrarla a como de lugar pues ella podía salvarlo del destino de las almas… no le temía a morir, pero quería ir al Hades al morir y no tener que esperar. De pronto sintió un escalofrío… y miró sobre su hombre y observó que había una decena de almas mirándolo infelizmente. Manigoldo suspiró… desde que había llegado de Britania que no las veía. Entre ellas… vio a Archer. Levantó una ceja sorprendido de que también ese hombre hubiese caído en las garras de la muerte… lo que significaba que la doceava legión nuevamente estaba sin general.
- ¡Manigoldo! ¡Manigoldo! – Escuchó que gritaban – Te hemos buscado por todas partes. Archer ha…
- Muerto. – Dijo sin pestañar aun mirando el alma del hombre.
- Sí…¿Cómo lo sabes? – Preguntó uno de los hombres de la doceava.
- Digamos que tengo cierta intuición para estas cosas…
Ambos comenzaron a caminar en dirección en donde toda la doceava legión se reunía. La búsqueda de esa mujer se tendría que postergar para otro día.
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Re: Calles...
La silueta del joven Aspros despertaba la curiosidad de los pobres de la zona quienes no veian muy a menudo a alguien tan "contento", no, para esa gente tal cosa era solo encontrada en los sueños, pero no para él, se encontraba saciado en varios aspectos, extrañamente alegre, conforme con lo que había sucedido en las instalaciones de la casona incendiada, pero no era por el encuentro con su hermano, claro que no, tampoco por haberle ganado, eso ya lo daba por hecho, era por las riquezas que logro encontrar en una de las habitaciones de la planta superior, no podia dejar de pensar en que aquel viejo anciano le hubiera dejado a proposito semejante fortuna.
Pero lo más importante es que recupere algo de lo que se me quito, pero esto no es suficiente...para eso sera mejor ir a la propia Roma.
La sensación de que alguien le veia desde lejos le interrumpio de repente, vio a los lados para finalmente dar media vuelta para divisar a quien osaba seguirle, más no existia ningun sospechoso, debía ser imaginación suya, aunque luego de lo sucedido, lo mejor era caminar deprisa y no perder más el paso de las horas y llegar a la ciudad a la brevedad.
Mauritius algun día me pagaras por todo lo que me hicistes, sin duda alguna celebrare cuando vea tu cabeza rodar, y se que lo haras tarde o temprano pasara.
Pero lo más importante es que recupere algo de lo que se me quito, pero esto no es suficiente...para eso sera mejor ir a la propia Roma.
La sensación de que alguien le veia desde lejos le interrumpio de repente, vio a los lados para finalmente dar media vuelta para divisar a quien osaba seguirle, más no existia ningun sospechoso, debía ser imaginación suya, aunque luego de lo sucedido, lo mejor era caminar deprisa y no perder más el paso de las horas y llegar a la ciudad a la brevedad.
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Re: Calles...
Lentamente la playa y la arena quedaban atrás al ir caminando con lentitud sin apuro alguno, no tenía mucho que hacer en la taberna la cual prácticamente se dirigía sola estuviese allí o no, estrujé mi cabello el cual aún se encontraba mojado y goteaba dejando un ligero rastro oscuro en la tierra, mire a los alrededores algunas casas precarias, graneros y demás se podían ver de cierta forma espectral gracias a la Luna que iluminaba todo en aquella noche. No se si pasaron horas o minutos hasta comenzar a caminar por empedrado dando indicios de que me encontraba ya cerca de Roma y de sus tumultuosas calles, lentamente la luz del sol se filtraba entre el manto oscuro de la noche dando paso al amanecer de tonos anaranjados, las calles aún vacías a no ser por algunos guardias que hacían sus usuales patrullajes y algunos locales nocturnos que en aquel momento estaban cerrando, sacando a los borrachos a la calle.
- Esta es la ciudad del pecado - dije en voz baja ya que en aquel sector bajo lo que más había eran burdeles y tabernas, que eran frecuentemente visitadas por Senadores y Legionarios aunque no lo quisieran admitir por miedo a manchar su reputación, aunque ya se encontrase manchada por lo putos que eran, reí ante esto siempre hay alguien peor que otro ya conocía bien eso y sabía como aprovecharme para sacar ganancia, el dinero y el poder era lo que más deseaba en aquellos momentos.
- Esta es la ciudad del pecado - dije en voz baja ya que en aquel sector bajo lo que más había eran burdeles y tabernas, que eran frecuentemente visitadas por Senadores y Legionarios aunque no lo quisieran admitir por miedo a manchar su reputación, aunque ya se encontrase manchada por lo putos que eran, reí ante esto siempre hay alguien peor que otro ya conocía bien eso y sabía como aprovecharme para sacar ganancia, el dinero y el poder era lo que más deseaba en aquellos momentos.
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Re: Calles...
El dinero y poder llenaban mi mente de ideas avariciosas y absurdas relacionadas con obtención de monedas, aunque con el caminar si veía alguna presa desprevenida me aprovechaba de su escasa lucidez producto del alcohol, examinaba bien sus ropas si era del sector no le robaba en cambio si era legionario o senador allí era capaz de robarles, los legionarios muchas veces de sus campañas traían grandes cantidades de objetos producto de los saqueos que hacían a aldeas pequeñas y luego lucraban con las personas esclavizándolas los senadores recibían gran parte del dinero mal habido así que la moral con ello no iba y menos conmigo ellos eran peores que las ratas del Tiber así que siempre que podía les robaba un extra como me gustaba decirle un bono por mis servicios.
- Ojala fuera más fácil sacarles dinero – dije esto refiriéndome a que a veces daban pelea, pero un buen par de golpes servían para aturdirlos y dejarlos tirados sin nada excepto algo que les cubriera sus partes privadas, y quien los mandaba a venir a este lugar teniendo todo ese dinero para tener concubinas preferían las putas del distrito del Tiber, quien podía entender a los idiotas que nacen teniéndolo todo y quieren lo más bajo, gracias a ese tipo de personas el negocio prosperaba y era el más famoso de Roma sin si quiera haberlo deseado, debía de ir a la Sobajera a contar lo ganado y dormir algo el día estaba en su plenitud mañanera y pronto el bullicio de las personas harían imposible el descanso.
- Ojala fuera más fácil sacarles dinero – dije esto refiriéndome a que a veces daban pelea, pero un buen par de golpes servían para aturdirlos y dejarlos tirados sin nada excepto algo que les cubriera sus partes privadas, y quien los mandaba a venir a este lugar teniendo todo ese dinero para tener concubinas preferían las putas del distrito del Tiber, quien podía entender a los idiotas que nacen teniéndolo todo y quieren lo más bajo, gracias a ese tipo de personas el negocio prosperaba y era el más famoso de Roma sin si quiera haberlo deseado, debía de ir a la Sobajera a contar lo ganado y dormir algo el día estaba en su plenitud mañanera y pronto el bullicio de las personas harían imposible el descanso.
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Re: Calles...
Alessa corría con facetas desquiciantes, los arbustos azotaban con desde cortando la delgada piel de su cara, mas sin embargo no prestaba ni un mínimo para preocuparse, pues estaba mas atenta de escapar de un pasado… De la nada todo el paraje cambiaba, pues se alzaban raquíticas construcciones romanas, todas opacas, viejas y unas tantas olvidadas, esta se detenía abruptamente y jalaba costosamente una enorme cantidad de aire, inflando sus pulmones hasta el tope y un poco mas; se llevó ambas manos al rostro y calló hincada abruptamente, dando paso el comienzo de un nuevo lloriqueo por penas viejas.
Por suerte para la estrella celeste, el lugar parecía ser la parte olvidada del distrito, eso hizo más fácil que Alessa se desahogara a todo pulmón. Un cosmos color verdoso le ciño por completo generando el ultrajar del suelo alrededor de su silueta, separo sus manos, alzo el rostro hacia el cielo y gritor desgarradoramente:
-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… No (negándolo en susurro y moviendo su rostro de lado a lado) No de nuevo… No, por favor… ¡Maldito Hades! Te di mis recuerdos (contrayendo sus rostro por su llorar) Te di lo mas oscuro de mi, aplaste mi orgullo pues tu me prometiste que lo olvidaría, que ya no dolería, que habría un confortante vacio (Jalando aire con la nariz) si yo te di mi alma… ¿Por qué no lo prometiste? Es mas ¿Por qué no estas aquí? Maldita mierda debilucha… haaaaa…
Alessa siguió llorando mientras subyugaba su espíritu, bajando la guardia, los minutos pasaban y tan solo se escuchaba su sollozar que se acoplaba a la perfección con el habla de la brisa. Reposo sus manos en sus rodillas laceradas tras el brusco golpe, aumento aun mas el cosmos verdoso y abrió su ojo derecho, su vista era borrosa pro lo que con la diestra arranco el parche y costosamente dejo expuesto el orbe izquierdo, rojizo era y se movía desquiciantemente de lado a lado sin poder controlarle, mas no importaba, pues dicha dama estaba sumida en el tormento de reminiscencias oscuras.
-¿Qué debo de hacer?
Fue lo único que dijo, pues se levanto como en un trance, trono su cuello, primero giro su rostro a la derecha, después a la izquierda y por ultimo le estableció en su lugar. La brisa le arremolinaba los largos cabellos, mas no entorpecía su andancia, dio pasos contados hacia el frente y desnudo su egida endemoniada, ciño su frente y surco una sonrisa macabra, y aquel cosmos que envolvía en un manto su figura de la nada se desvaneció, pero algo extraño pasaba, pues e relieve que siempre se mantenía inerte, en aquella ocasión mística, abrió los ojos y lanzo un terrible proyector de cosmos hacia un edificio, mas no le hizo nada.
Alessa dio un paso hacia atrás y despertó del transe, mirando hacia los lados, su gesto de asombre decía todo, no había nada de lo que había pasado y hecho, agitada puso en su lugar la egida, giro su cuerpo y comenzó a correr en dirección al rio, que no muy lejos se dejaba expuesto con el correr del caudal.
Pero lo que no sabía Alessa, es que ese rayo verdoso había provocado algo sorprendente al edificio afectado…
Por suerte para la estrella celeste, el lugar parecía ser la parte olvidada del distrito, eso hizo más fácil que Alessa se desahogara a todo pulmón. Un cosmos color verdoso le ciño por completo generando el ultrajar del suelo alrededor de su silueta, separo sus manos, alzo el rostro hacia el cielo y gritor desgarradoramente:
-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… No (negándolo en susurro y moviendo su rostro de lado a lado) No de nuevo… No, por favor… ¡Maldito Hades! Te di mis recuerdos (contrayendo sus rostro por su llorar) Te di lo mas oscuro de mi, aplaste mi orgullo pues tu me prometiste que lo olvidaría, que ya no dolería, que habría un confortante vacio (Jalando aire con la nariz) si yo te di mi alma… ¿Por qué no lo prometiste? Es mas ¿Por qué no estas aquí? Maldita mierda debilucha… haaaaa…
Alessa siguió llorando mientras subyugaba su espíritu, bajando la guardia, los minutos pasaban y tan solo se escuchaba su sollozar que se acoplaba a la perfección con el habla de la brisa. Reposo sus manos en sus rodillas laceradas tras el brusco golpe, aumento aun mas el cosmos verdoso y abrió su ojo derecho, su vista era borrosa pro lo que con la diestra arranco el parche y costosamente dejo expuesto el orbe izquierdo, rojizo era y se movía desquiciantemente de lado a lado sin poder controlarle, mas no importaba, pues dicha dama estaba sumida en el tormento de reminiscencias oscuras.
-¿Qué debo de hacer?
Fue lo único que dijo, pues se levanto como en un trance, trono su cuello, primero giro su rostro a la derecha, después a la izquierda y por ultimo le estableció en su lugar. La brisa le arremolinaba los largos cabellos, mas no entorpecía su andancia, dio pasos contados hacia el frente y desnudo su egida endemoniada, ciño su frente y surco una sonrisa macabra, y aquel cosmos que envolvía en un manto su figura de la nada se desvaneció, pero algo extraño pasaba, pues e relieve que siempre se mantenía inerte, en aquella ocasión mística, abrió los ojos y lanzo un terrible proyector de cosmos hacia un edificio, mas no le hizo nada.
Alessa dio un paso hacia atrás y despertó del transe, mirando hacia los lados, su gesto de asombre decía todo, no había nada de lo que había pasado y hecho, agitada puso en su lugar la egida, giro su cuerpo y comenzó a correr en dirección al rio, que no muy lejos se dejaba expuesto con el correr del caudal.
Pero lo que no sabía Alessa, es que ese rayo verdoso había provocado algo sorprendente al edificio afectado…
Segundo Post de seis con respecto al tema del segundo ataque medio
Elemento: Manipulación del tiempo.
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Re: Calles...
El hombre de ropajes negros pasaba entre las calles observando asi los pequeños puestos de las personas las cuales eran solo mujeres bien vestidas, las mujeres solo se veian en la entrada de sus casas, este siguo su camino directo y las muejres extrañadas se les quedaban viendo ya que llevaba un ramo de flores en la mano y estaba completamente cubierto de ropa negra las cuales ocultaban su rostro y cuerpo, el hombre se detubo en una de las puerta junto a una de las mujeres ya que habia olvidado curiosamente le camino el cual debia tomar por todo el tiempo que habia pasado sin volver a ese lugar, se quito la capucha y dandole una leve sonrisa le dijo.
-Disculpa pero tengo mucho tiempo sin pasar por estos lugares, podrias decirme donde queda el cementerio ya eh olvidado donde queda jeje-
La mujer aun intrigado solo responde mientras señalaba la direccion y comenzo a darle unas direccion las cuales decian derecha izquierda en tal pasillo y en ese lugar encontraria el cementerio al cual queria ir, dejo de verla y levantu su capucha nuevamente ocultando su rostro y siguio caminando tomando las indicaciones que le habia dado aquella mujer, en eso comenzo a perderse en la oscuridad de estos pasillos cruzando a un lado a la derecha y en otra esquina a la izquierda.
-Disculpa pero tengo mucho tiempo sin pasar por estos lugares, podrias decirme donde queda el cementerio ya eh olvidado donde queda jeje-
La mujer aun intrigado solo responde mientras señalaba la direccion y comenzo a darle unas direccion las cuales decian derecha izquierda en tal pasillo y en ese lugar encontraria el cementerio al cual queria ir, dejo de verla y levantu su capucha nuevamente ocultando su rostro y siguio caminando tomando las indicaciones que le habia dado aquella mujer, en eso comenzo a perderse en la oscuridad de estos pasillos cruzando a un lado a la derecha y en otra esquina a la izquierda.
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Re: Calles...
Talos habia descansado un par de horas en el palacio no mas, lo suficiente para recuperar las energias perdidas en el viaje, aquella habitacion en el palacio era algo que extrañaba hace tantos años el general, en medio de la guerra las comodidades eran algo que no era igualado a la vida que llevaba la aristocracia en Roma, luego de tomar un baño, mandar a que limpiasen su armadura y comiese, Talos se fue del palacio ignorando los llamados de los esclavos quienes le recordaban que por orden de la emperatriz no podia salir de aquel lugar.
En su mente retumbaban las palabras de Diva, donde le amenazaba si le contaba de la fatal noticia a alguien mas, pero si octavius ya lo sabia, solo eran palabras vacias que se podian llevar el viento, ahora debia actuar por si mismo y de acuerdo a la situacion ver a quien de los posibles sucesores le juraria su lealtad para no terminar perdiendo lo que habia forjado por estupideces como la lealtad.
Antes de irse del palacio pregunto por el paradero de Vergilius, quien aun se encontraba a los limites del imperio, si no estaba alli era por que no lo sabia, las cosas no estaban para nada claras, aunque Octavius fuese el hijo mayor su ausencia hubiese causado que el emperador cambiase su testamento y el verdadero sucesor fuese Virgilius, por lo tanto debia actuar en todos los campos para estar seguro que sus intereses no serian alterados.
Talos estaba en una de las calles de Roma, cerca a una plaza con una fuente, en los limites de los barrios de los Aristocratas y los barrios marginados, esperaba a dos personas para emprender el viaje en busca de Virgilius, el tiempo apremia y no podia perder ni un minuto en la carrera del nuevo emperador del Imperio
En su mente retumbaban las palabras de Diva, donde le amenazaba si le contaba de la fatal noticia a alguien mas, pero si octavius ya lo sabia, solo eran palabras vacias que se podian llevar el viento, ahora debia actuar por si mismo y de acuerdo a la situacion ver a quien de los posibles sucesores le juraria su lealtad para no terminar perdiendo lo que habia forjado por estupideces como la lealtad.
Antes de irse del palacio pregunto por el paradero de Vergilius, quien aun se encontraba a los limites del imperio, si no estaba alli era por que no lo sabia, las cosas no estaban para nada claras, aunque Octavius fuese el hijo mayor su ausencia hubiese causado que el emperador cambiase su testamento y el verdadero sucesor fuese Virgilius, por lo tanto debia actuar en todos los campos para estar seguro que sus intereses no serian alterados.
Talos estaba en una de las calles de Roma, cerca a una plaza con una fuente, en los limites de los barrios de los Aristocratas y los barrios marginados, esperaba a dos personas para emprender el viaje en busca de Virgilius, el tiempo apremia y no podia perder ni un minuto en la carrera del nuevo emperador del Imperio
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Re: Calles...
Una sombra se pasaba entre las calles nuevamente era el camino de regreso del hombre de las ropas negras, este se encontraba buscando un lugar en el cual debai encontrarse con un hombre dle cual le habia informado que lo ivan a contratar no le especificaron bien el trabajo asi que dedujoq ue era un trabajo de asesinato por lo que sacando su mano de las mangas trato de revisar sus armas en sus brazos para verificar que estaban en perfecto estado y nada saldria mal, en eso logro ver a un hombre de cabello plateado tal y como le habian descrito, se acerco a el entre las sombras asi posandose detras de el para decirle con u tono divertido.
-Bien tu debes de ser quien quiere comprar mis servicios... bien a quien quieres que mate no importa el lugar ni quien sea, claro almenos que sea yo seria una estupides pero ya lo han intentado-
Dicho aquello se quito la capucha mostrando asi su rostro y dibujandosele una pequeña sonrisa en el rostro para luego guardar el cuchillo el cual habia desenbainado para verificar sie staban en b uen estado.
-Bien tu debes de ser quien quiere comprar mis servicios... bien a quien quieres que mate no importa el lugar ni quien sea, claro almenos que sea yo seria una estupides pero ya lo han intentado-
Dicho aquello se quito la capucha mostrando asi su rostro y dibujandosele una pequeña sonrisa en el rostro para luego guardar el cuchillo el cual habia desenbainado para verificar sie staban en b uen estado.
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