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-Cementerio Abandonado- En los límites del río
Recuerdo del primer mensaje :
Narración / Hablo / Pienso / Espíritu de la Muerte
Primer post de Maestría del elemento: Manipulación de la muerte y las almas-
_______________________________________________________
Seguimos caminando con Maka, largos caminos sin darnos cuenta, sin rumbo solo para pasar el tiempo. Pero llegamos a un lugar desconocido. A pesar de que todavía el sol se encontraba en el firmamento, aquel lugar comenzaba a verse muy oscuro. Había grandes árboles que no dejaban pasar la luz a través de sus espesas ramas y hojas, el lugar se veía triste y parecía inhabitado. Los edificios medio destruidos y abandonado de sus alrededores le daban un aspecto aun más tenebroso al lugar. A nuestro lado había una cerca de metal rodeando lo que parecía ser un cementerio, había lápidas de piedra por doquier.
-Dios... ¿donde nos hemos metido? ¿acaso esto es un...?- Pero algo interrumpió mis palabras. Había visto una figura desconocida que pasaba a mi lado y se metía entre la cerca de metal. -¿¡Que rayos fue eso!? Maka... creo que estoy alucinando...- Dije desesperada, estaba un poco asustada, pues el lugar no me agradaba además de que veía cosas que creía que eran ilusiones.
De pronto salí del lado de Maka, para asomarme a la cerca que rodeaba el cementerio, apoyando mis manos en el frío metal mientras inspeccionaba con mi mirada aterrorizada el interior del lugar, cada centímetro de aquel sitio tenebroso y triste. Una gota de sudor resbalaba por mi pálido rostro al fijar mi vista en aquel objetivo. -No... imposible... ¿Que es lo que estoy viendo?...- comenzaban a aparecer personas vestidas de negro atravesando el suelo, y elevados varios centímetros en el aire, hombres y mujeres, todos idénticos, pero ninguno de ellos mostraba su rostro, presentía algo en mi interior, una sensación de temor pero a la vez curiosidad por lo que se encontraba del otro lado de la cerca, tanto que había olvidado el hecho de que yo y mi amiga estabamos perdidas. De pronto comencé a escuchar una voz en mi interior, una voz que suponía solo yo escuchaba, y eso me asustaba aún más.
-Flori, ¿Que estás esperando mujer? Ven con nosotros, acércate a la muerte...-
-¿Que? no puede ser... seas quien seas me estás asustando.... creo que no son más que ilusiones-
-¿Eso crees? Entonces tendré que demostrarte que no es así...-
-¿Que?-
Si una persona me escuchara, creería que era una loca hablando sola.
De pronto sin que me de tiempo de hacer nada, vi una sombra que de dirigió rapidamente hacia mi, atravesando mi cuerpo, en ese momento para mi, se detvo el tiempo por un instante, asustandome. Desde allí senti algo cálido en mi rostro, por lo que pasé mi mano por mi mejilla, y cuando me detuve a observar, mi dedo estaba manchado de sangre, aquel ataque me había hecho un rasguño en el rostro.
-¡Por todos los dioses! ¿Que rayos...?- Me encontraba atónita, mis ojos color rubí estaban con un tono muerto, mirando fijo a la nada, sorprendida por aquel hecho, mientras aquella voz extraña se reía a carcajadas. De repente miré a Maka, mientras uno de aquellos espectros se acercaba. -No le harán daño a mi amiga...- uno de los fantasmas que allí se encontraban me tomó de los brazos y me lanzó al suelo, mientras todos los otros nos rodeaban y danzaban en circulos en derredor nuestro. -Maka por favor ten mucho cuidado... no te vayas de mi lado pase lo que pase, no se que es lo que pretenden estos sujetos extraños...-
-¿Que rayos pretenden con nosotras estos fantasmas, o lo que sean? No dejaré que le hagan daño a Maka ni a mí... no me meteré en nada de esto, no me agradan los espíritus- Pensaba mientras miraba a aquellos fantasmas. Lo que no sabía, es que esa voz extraña, la cual pertenecía al mismisimo fantasma de la muerte podía adivinar mis pensamientos podía saber cada cosa que pasaba por mi mente. Pero yo solo estaba preocupada de que no le hagan daño a mi amiga Maka ya que a mi manera de pensar, era yo quien la había metido en aquel lugar.
-Ha ¿no te agradan he? Eso ya lo veremos...-
-¿Que? ¿Quien eres?-
De pronto, desde el interior del cementerio veo aparecer a lo que parecía ser la misma muerte, la parca, con su calavera de rostro cubierta por aquella capa negra, y su hoz en brazos. Se acercaba levitando por los aires, sentía como con su mirada podía atravezar mi alma, mientras con mi rostro fijo lo miraba sin decir nada, entonces fue que volví a escuchar su voz.
-Soy el fantasma de la muerte, niña...-
-¿la...la... muerte?- Dije muy asustada, pero aun más sorprendida, porque en todos mis años en la servidumbre nunca me había pasado algo tan extraordinario como eso que estaba ocurriendo, no tenía idea en lo más mínimo que podía ver fantasmas, era algo increíble para mi, pero mi miedo era que aquellos espectros pudieran hacerle daño a Maka. En ese momento no sabía que hacer, solo pretendía que Maka se mantenga a mi lado para que no le pase nada malo.
Narración / Hablo / Pienso / Espíritu de la Muerte
Primer post de Maestría del elemento: Manipulación de la muerte y las almas-
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Seguimos caminando con Maka, largos caminos sin darnos cuenta, sin rumbo solo para pasar el tiempo. Pero llegamos a un lugar desconocido. A pesar de que todavía el sol se encontraba en el firmamento, aquel lugar comenzaba a verse muy oscuro. Había grandes árboles que no dejaban pasar la luz a través de sus espesas ramas y hojas, el lugar se veía triste y parecía inhabitado. Los edificios medio destruidos y abandonado de sus alrededores le daban un aspecto aun más tenebroso al lugar. A nuestro lado había una cerca de metal rodeando lo que parecía ser un cementerio, había lápidas de piedra por doquier.
-Dios... ¿donde nos hemos metido? ¿acaso esto es un...?- Pero algo interrumpió mis palabras. Había visto una figura desconocida que pasaba a mi lado y se metía entre la cerca de metal. -¿¡Que rayos fue eso!? Maka... creo que estoy alucinando...- Dije desesperada, estaba un poco asustada, pues el lugar no me agradaba además de que veía cosas que creía que eran ilusiones.
De pronto salí del lado de Maka, para asomarme a la cerca que rodeaba el cementerio, apoyando mis manos en el frío metal mientras inspeccionaba con mi mirada aterrorizada el interior del lugar, cada centímetro de aquel sitio tenebroso y triste. Una gota de sudor resbalaba por mi pálido rostro al fijar mi vista en aquel objetivo. -No... imposible... ¿Que es lo que estoy viendo?...- comenzaban a aparecer personas vestidas de negro atravesando el suelo, y elevados varios centímetros en el aire, hombres y mujeres, todos idénticos, pero ninguno de ellos mostraba su rostro, presentía algo en mi interior, una sensación de temor pero a la vez curiosidad por lo que se encontraba del otro lado de la cerca, tanto que había olvidado el hecho de que yo y mi amiga estabamos perdidas. De pronto comencé a escuchar una voz en mi interior, una voz que suponía solo yo escuchaba, y eso me asustaba aún más.
-Flori, ¿Que estás esperando mujer? Ven con nosotros, acércate a la muerte...-
-¿Que? no puede ser... seas quien seas me estás asustando.... creo que no son más que ilusiones-
-¿Eso crees? Entonces tendré que demostrarte que no es así...-
-¿Que?-
Si una persona me escuchara, creería que era una loca hablando sola.
De pronto sin que me de tiempo de hacer nada, vi una sombra que de dirigió rapidamente hacia mi, atravesando mi cuerpo, en ese momento para mi, se detvo el tiempo por un instante, asustandome. Desde allí senti algo cálido en mi rostro, por lo que pasé mi mano por mi mejilla, y cuando me detuve a observar, mi dedo estaba manchado de sangre, aquel ataque me había hecho un rasguño en el rostro.
-¡Por todos los dioses! ¿Que rayos...?- Me encontraba atónita, mis ojos color rubí estaban con un tono muerto, mirando fijo a la nada, sorprendida por aquel hecho, mientras aquella voz extraña se reía a carcajadas. De repente miré a Maka, mientras uno de aquellos espectros se acercaba. -No le harán daño a mi amiga...- uno de los fantasmas que allí se encontraban me tomó de los brazos y me lanzó al suelo, mientras todos los otros nos rodeaban y danzaban en circulos en derredor nuestro. -Maka por favor ten mucho cuidado... no te vayas de mi lado pase lo que pase, no se que es lo que pretenden estos sujetos extraños...-
-¿Que rayos pretenden con nosotras estos fantasmas, o lo que sean? No dejaré que le hagan daño a Maka ni a mí... no me meteré en nada de esto, no me agradan los espíritus- Pensaba mientras miraba a aquellos fantasmas. Lo que no sabía, es que esa voz extraña, la cual pertenecía al mismisimo fantasma de la muerte podía adivinar mis pensamientos podía saber cada cosa que pasaba por mi mente. Pero yo solo estaba preocupada de que no le hagan daño a mi amiga Maka ya que a mi manera de pensar, era yo quien la había metido en aquel lugar.
-Ha ¿no te agradan he? Eso ya lo veremos...-
-¿Que? ¿Quien eres?-
De pronto, desde el interior del cementerio veo aparecer a lo que parecía ser la misma muerte, la parca, con su calavera de rostro cubierta por aquella capa negra, y su hoz en brazos. Se acercaba levitando por los aires, sentía como con su mirada podía atravezar mi alma, mientras con mi rostro fijo lo miraba sin decir nada, entonces fue que volví a escuchar su voz.
-Soy el fantasma de la muerte, niña...-
-¿la...la... muerte?- Dije muy asustada, pero aun más sorprendida, porque en todos mis años en la servidumbre nunca me había pasado algo tan extraordinario como eso que estaba ocurriendo, no tenía idea en lo más mínimo que podía ver fantasmas, era algo increíble para mi, pero mi miedo era que aquellos espectros pudieran hacerle daño a Maka. En ese momento no sabía que hacer, solo pretendía que Maka se mantenga a mi lado para que no le pase nada malo.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Tercer post de maestría para ataque débil - Elemento: Viento
Estaba quieta en el lugar mientras el frío y fuerte viento corría por mi alrededor y levantaba polvillo y arrancaba las ramas de los pocos árboles que alrededor se encontraban, comenzaba a arrasar sin piedad con todo lo que en derredor de mi se encontraba. Cada vez más fuerte, estaba casi lista para crear mi próxima técnica pero algo ocurrió que hizo que me detenga, que mis acciones sean congeladas en ese mismo momento. Comenzaban a aparecer millones de Alice alrededor de aquel berseker que se encontraba frente a mí, todas las mujeres de rosados cabellos se expandían como si fuesen hormigas en aquel cementerio, eran muchas, imposibles de contar, todas ellas poseían un arma distinta, ya no era una simple daga que poseía una de ellas, sino espadas, lanzas, arcos de flechas y muchas armas más que al verlas verdaderamente aterrorizaban.
Las veía mientras que Bazir decía unas cuantas palabras que tal vez me hicieran reaccionar, quizás aquel diálogo me hacía pensar que debía superarme a mi misma para poder pertenecer a las filas de Ares, quería ser un berseker de verdad y poder dominar el cosmos como lo hacía el que en frente de mi se encontraba. Al ver a las millones de Alice frente a mi, acercándose poco a poco, miedo era el sentimiento que menos me invadía en ese momento, sino que sentía melancolía, recordaba los momentos cuando eramos pequeñas, antes de que nos separen. Mi vista paseaba por cada una de ellas, las miraba fijamente sin decir nada. Solo los recuerdos pasaban por mi mente, en ese momento mi cosmos se debilitó al desconcentrarme.
-¿Que rayos es esto? ¿Por qué hay tantas?...- Las miraba a cada una, estaba comenzando a ponerme nerviosa, sin saber que hacer. -...no puedo... no puedo hacerle daño...- Decía en un tono de voz bastante bajo. En ese mismo instante aquellas mujeres que simulaban ser i hermana comenzaron a rodearme sin dejar espacio de escape. Decían cosas extrañas que me hacían entar en mis pensamientos, recordar el pasado, por momentos dudaba de seguir peleando o retirarme, hasta que de repente las nuevas palabras de Jabranth llegaban a mis oídos. Palabras que me molestaban bastante, no podía creer que él dijera eso. Ese diálogo me hizo recapacitar, me hizo saber que si quería ser una guerrera de verdad no tenía que aferrarme a mi pasado, me hizo despertar por fin. Entonces decidí que debía concentrarme nuevamente. Bajé mi rostro y cerré los ojos por un momento mientras que unos destellos rojizos me rodeaban acompañado de una gran ráfaga de viento que revoloteaba violentamente por los alrededores.
-Ya veo... esto es suficiente...- Dije para luego levantar mi vista y abrir los ojos para mirar a Jabranth. -No tengo corazón... en mi mente solo esta el deseo de luchar... provocar muerte, guerra... ya he dejado atrás el recuerdo de mi hermana... esté muerta o no, eso no me importa en lo absoluto, porque a partir de ahora... o mejor dicho desde que me he enterado de mi don otorgado por mi dios Ares me he vuelto una persona diferente... ahora solo pienso seguír a mi dios y a mis compañeros, sin importar las consecuencias...- Mis palabras sonaron frías y sin razón, parecía ser un monstruo a quien no le importaba ni siquiera su propia familia, pero era la mente de un berseker, el berseker Tafariel, la amante de los condenados que por fin estaba entendiendo la razón por la cual existía. -...por algo he abandonado a Alice, me di cuenta que ella nunca me ayudó... que si debo lograr algo lo tengo que hacer por mi misma...-
Luego de mis palabras una enorme ráfaga de viento comenzó a soplar en todo el lugar, era violenta y muy fuerte, tenía que aferrarme con fuerza al suelo sino la fuerza del viento me iba a llegar con ella. Era la hora de comenzar con mi trabajo, aquel viento fuerte no dejaba que las mujeres de cabellos rosas se acerquen a mi, su fuerza las alejaba demasiado, ahora era el momento. El aire comenzaba a cubrirse con destellos rojos que era parte de mi cosmos. De pronto se levantó una ráfaga más fuerte mientras que el cielo se cubría de nubes grises, como si una enorme tormenta se acercara. Pero era todo obra de mi energía que estaba preparada para lanzar un ataque. Entonces una ráfaga de viento pero con un tono rojo fuerte se dirigía hacia Bazir, cortando el aire, a toda velocidad, solo quería probar, no era todo mi poder, pero controlaba por fin el viento, un viento cortante que iba a atacar a Jabranth.
-Prepárate, por que esto es recién el comienzo... a ver que puedo hacer luego de esto.- Dije por último, el ataque se dirigía al berseker pero mi energía senguía aumentando, aun no era todo, solo una distracción para luego lanzar el verdadero ataque.
Estaba quieta en el lugar mientras el frío y fuerte viento corría por mi alrededor y levantaba polvillo y arrancaba las ramas de los pocos árboles que alrededor se encontraban, comenzaba a arrasar sin piedad con todo lo que en derredor de mi se encontraba. Cada vez más fuerte, estaba casi lista para crear mi próxima técnica pero algo ocurrió que hizo que me detenga, que mis acciones sean congeladas en ese mismo momento. Comenzaban a aparecer millones de Alice alrededor de aquel berseker que se encontraba frente a mí, todas las mujeres de rosados cabellos se expandían como si fuesen hormigas en aquel cementerio, eran muchas, imposibles de contar, todas ellas poseían un arma distinta, ya no era una simple daga que poseía una de ellas, sino espadas, lanzas, arcos de flechas y muchas armas más que al verlas verdaderamente aterrorizaban.
Las veía mientras que Bazir decía unas cuantas palabras que tal vez me hicieran reaccionar, quizás aquel diálogo me hacía pensar que debía superarme a mi misma para poder pertenecer a las filas de Ares, quería ser un berseker de verdad y poder dominar el cosmos como lo hacía el que en frente de mi se encontraba. Al ver a las millones de Alice frente a mi, acercándose poco a poco, miedo era el sentimiento que menos me invadía en ese momento, sino que sentía melancolía, recordaba los momentos cuando eramos pequeñas, antes de que nos separen. Mi vista paseaba por cada una de ellas, las miraba fijamente sin decir nada. Solo los recuerdos pasaban por mi mente, en ese momento mi cosmos se debilitó al desconcentrarme.
-¿Que rayos es esto? ¿Por qué hay tantas?...- Las miraba a cada una, estaba comenzando a ponerme nerviosa, sin saber que hacer. -...no puedo... no puedo hacerle daño...- Decía en un tono de voz bastante bajo. En ese mismo instante aquellas mujeres que simulaban ser i hermana comenzaron a rodearme sin dejar espacio de escape. Decían cosas extrañas que me hacían entar en mis pensamientos, recordar el pasado, por momentos dudaba de seguir peleando o retirarme, hasta que de repente las nuevas palabras de Jabranth llegaban a mis oídos. Palabras que me molestaban bastante, no podía creer que él dijera eso. Ese diálogo me hizo recapacitar, me hizo saber que si quería ser una guerrera de verdad no tenía que aferrarme a mi pasado, me hizo despertar por fin. Entonces decidí que debía concentrarme nuevamente. Bajé mi rostro y cerré los ojos por un momento mientras que unos destellos rojizos me rodeaban acompañado de una gran ráfaga de viento que revoloteaba violentamente por los alrededores.
-Ya veo... esto es suficiente...- Dije para luego levantar mi vista y abrir los ojos para mirar a Jabranth. -No tengo corazón... en mi mente solo esta el deseo de luchar... provocar muerte, guerra... ya he dejado atrás el recuerdo de mi hermana... esté muerta o no, eso no me importa en lo absoluto, porque a partir de ahora... o mejor dicho desde que me he enterado de mi don otorgado por mi dios Ares me he vuelto una persona diferente... ahora solo pienso seguír a mi dios y a mis compañeros, sin importar las consecuencias...- Mis palabras sonaron frías y sin razón, parecía ser un monstruo a quien no le importaba ni siquiera su propia familia, pero era la mente de un berseker, el berseker Tafariel, la amante de los condenados que por fin estaba entendiendo la razón por la cual existía. -...por algo he abandonado a Alice, me di cuenta que ella nunca me ayudó... que si debo lograr algo lo tengo que hacer por mi misma...-
Luego de mis palabras una enorme ráfaga de viento comenzó a soplar en todo el lugar, era violenta y muy fuerte, tenía que aferrarme con fuerza al suelo sino la fuerza del viento me iba a llegar con ella. Era la hora de comenzar con mi trabajo, aquel viento fuerte no dejaba que las mujeres de cabellos rosas se acerquen a mi, su fuerza las alejaba demasiado, ahora era el momento. El aire comenzaba a cubrirse con destellos rojos que era parte de mi cosmos. De pronto se levantó una ráfaga más fuerte mientras que el cielo se cubría de nubes grises, como si una enorme tormenta se acercara. Pero era todo obra de mi energía que estaba preparada para lanzar un ataque. Entonces una ráfaga de viento pero con un tono rojo fuerte se dirigía hacia Bazir, cortando el aire, a toda velocidad, solo quería probar, no era todo mi poder, pero controlaba por fin el viento, un viento cortante que iba a atacar a Jabranth.
-Prepárate, por que esto es recién el comienzo... a ver que puedo hacer luego de esto.- Dije por último, el ataque se dirigía al berseker pero mi energía senguía aumentando, aun no era todo, solo una distracción para luego lanzar el verdadero ataque.
Lady- Berseker de Ares
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
El olimpo solitario era algo que llamaba poco la atención de Madareth, aunque se había enseñado a deambular sola y no depender de nadie, solamente de Ares, se tornaba aburrido y monótono, los templos solitarios no le permitían conocer la "calidad" de los bersecks que habían renacido para servir al dios de la guerra, el contacto con Sarahissa no era nada que le extrañase, seguía igual de fría y vacía como siempre, al menos no había perdido su esencia por su lado humano y hasta había aprendido a suprimir aquella humanidad. Ahora era el momento de conocer al resto de los sirvientes de Ares, era bueno encontrarles juntos, al parecer Sarahissa no había perdido el tiempo y había ordenado ayudar con el despertar de cada berseck. En un cementerio a las afueras de la ciudad de Roma podía sentir la cosmoenergia de Bazir, el ilusionista y Tafariel la amante de los condenados, sus cosmos no eran la gran cosa, y al parecer nada de lo que la señora de la guerra le había impresionado.
Tafariel luchaba contra su lado humano mientras era victima de una serie de alucinaciones que Bazir, invocaba, pero al parecer no era suficiente para romper ese lazo, se hacia aburrido, jugar con el recuerdo de un familiar? era un juego de niños... al parecer Bazir estaba siendo muy blando con aquella mujer, lo que demostraba que aun tenia rastros de su humanidad a pesar de ser un berseck totalmente despierto, decepcionante.
El viento alrededor de la mujer se estaba alterando violentamente mientras el cielo se oscurecía dando la impresión de una fuerte tormenta, rompiendo aquella escena, el cosmos de Madareth se manifestaba sin contenerse, ella no necesitaba ocultarlo de sus enemigos ya que ni le importaban, si deseaban pelear contra ella que lo hicieran, no le temía a enfrentar a cualquier rival, ya fuese un dios o un propio berseck, mientras aquella mujer aparecía desde un costado del cementerio se sentía una aura pesada como si la gravedad alrededor de esta aumentase, el piso se desquebrajaba mientras daba cada paso, su rostro denotaba total seriedad y sus ojos tenían un leve brillo de demencia, sus largos cabellos rojizos caían por sus hombros y su rojiza armadura brillaba con la luz que emitía su poderoso cosmos, en sus manos empuñaba un par de extrañas espadas atadas por cadenas a sus manos, con tan solo verle un sentimiento de temor se apoderaba de los corazones de quien le mirase, mirando con una risa burlona a Bazir interrumpió en aquel lugar.
- Que curioso que creas dar el ejemplo de un berserker...con modales. Sin lugar a dudas que tus palabras son el buen reflejo de lo que representas... Bazir -
La mujer termino de pronunciar aquellas palabras mientras rápidamente su risa burlona era cortada por una seriedad extrema, sus palabras podía ser tomadas de dos formas, como una burla o una reprimenda, desde que había visto las reacciones de Bazir frente a los sentimientos de Tafariel le había producido una sensación de asco y repulsion, desde cuando un berseck se disculpaba por el mal causado, empezaba a tener conciencia respecto a lo que era bueno y malo? Aquellos instintos eran propios de un humano mas no de un berseck, Madareth no toleraria la duda y mucho menos en un campo de batalla, la duda es uno de los cuantos males que son capaces de llevar a la ruina de un ejercito, cuando el corazón duda, el cosmos duda, el deseo de ganar es tan débil como un castillo de naipes e indudablemente llevara a la derrota. Que decepcionante era encontrar a un berseck con dudas, en el campo de batalla solo seria carne de cañón. Luego miro a Tafariel, al parecer le era mas difícil arrancar su mentalidad humana a causa del recuerdo de su hermana mortal. La mujer observo fijamente a los ojos a Tafariel.
- El comienzo?... yo no veo que hayas empezado... -
Tafariel luchaba contra su lado humano mientras era victima de una serie de alucinaciones que Bazir, invocaba, pero al parecer no era suficiente para romper ese lazo, se hacia aburrido, jugar con el recuerdo de un familiar? era un juego de niños... al parecer Bazir estaba siendo muy blando con aquella mujer, lo que demostraba que aun tenia rastros de su humanidad a pesar de ser un berseck totalmente despierto, decepcionante.
El viento alrededor de la mujer se estaba alterando violentamente mientras el cielo se oscurecía dando la impresión de una fuerte tormenta, rompiendo aquella escena, el cosmos de Madareth se manifestaba sin contenerse, ella no necesitaba ocultarlo de sus enemigos ya que ni le importaban, si deseaban pelear contra ella que lo hicieran, no le temía a enfrentar a cualquier rival, ya fuese un dios o un propio berseck, mientras aquella mujer aparecía desde un costado del cementerio se sentía una aura pesada como si la gravedad alrededor de esta aumentase, el piso se desquebrajaba mientras daba cada paso, su rostro denotaba total seriedad y sus ojos tenían un leve brillo de demencia, sus largos cabellos rojizos caían por sus hombros y su rojiza armadura brillaba con la luz que emitía su poderoso cosmos, en sus manos empuñaba un par de extrañas espadas atadas por cadenas a sus manos, con tan solo verle un sentimiento de temor se apoderaba de los corazones de quien le mirase, mirando con una risa burlona a Bazir interrumpió en aquel lugar.
- Que curioso que creas dar el ejemplo de un berserker...con modales. Sin lugar a dudas que tus palabras son el buen reflejo de lo que representas... Bazir -
La mujer termino de pronunciar aquellas palabras mientras rápidamente su risa burlona era cortada por una seriedad extrema, sus palabras podía ser tomadas de dos formas, como una burla o una reprimenda, desde que había visto las reacciones de Bazir frente a los sentimientos de Tafariel le había producido una sensación de asco y repulsion, desde cuando un berseck se disculpaba por el mal causado, empezaba a tener conciencia respecto a lo que era bueno y malo? Aquellos instintos eran propios de un humano mas no de un berseck, Madareth no toleraria la duda y mucho menos en un campo de batalla, la duda es uno de los cuantos males que son capaces de llevar a la ruina de un ejercito, cuando el corazón duda, el cosmos duda, el deseo de ganar es tan débil como un castillo de naipes e indudablemente llevara a la derrota. Que decepcionante era encontrar a un berseck con dudas, en el campo de batalla solo seria carne de cañón. Luego miro a Tafariel, al parecer le era mas difícil arrancar su mentalidad humana a causa del recuerdo de su hermana mortal. La mujer observo fijamente a los ojos a Tafariel.
- El comienzo?... yo no veo que hayas empezado... -
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Habia conseguido talvez mi objetivo, estaba ella ya atacandome con una rafaga completa, enviando primero todas las copias de los clones que habia hecho de su hermana hacia un lado, y lentamente ahora concentraba todo el aire en su ser, para luego lanzarla hacia mi, era solo un monton de colores que se andaba acercando hacia mi, de algun modo solo estaba viendo si habia mas reacciones de su parte, pero al contrario solo lanzaba por lanzar, pero ahora no habia mas que hacer, solo evitar ese ataque.
Comenze entonces a rasguer mi lira, pero algo raro estaba pasando, el rasgueo se imposibilitaba y las notas no sonaban, la eficiencia de mi defensa se estaba viendo corrompida por el efecto del aire sobre mi arpa, pero aun asi rasguee con mas fuerza, y acto seguido comenze a rasguear mas y mas, hasta que pude concentrar todo mi cosmos, y ahora solo me concentraba a mi lado Azrael, que rapidamente se posiciono enfrente de mi, para que con el libro de las verdades evitara el ataque, el cual concentro todo mi cosmos en este e hizo que la ventisca se fuea directo hacia otra dimension, sin dejar que me golpease.
De pronto un cosmos parecido a nosotros dos se hacia presente, era un cosmos rojizo, como el de un berserker que se hiba sintiendo mas y mas, asi que otro berserker estaba ahi y ya habia despertado, era algo sorprendente la curiosidad se me hizo bastante, mas cuando mire que se trataba de una chica, pero ahora ya despierta estaba convertida en Madareth, pero ahora solo miraba estaba bien, por lo menos a algo habia venido, asi que no sabia de que se tratara pero e fin, solo tenia que terminar todo aquello que habia comenzado, esperaba que Lady despertara completamente aquel ataque que estaba siendo tan violento.
Madareth, valla asi que has despertado, pense que te quedarias sumisa en los adentros de aquella mujer, y si, como dices, solo empezaba a ser suave con ella, pero veo que resulto un poco, pero ahora la estocada final.
Concentre todo mi cosmos, y una melodia se comenzo a sentir por todo el lugar, no solo era la melodia que afectaba todo el lugar, mis notas se vislumbraban en todo mi alrededor, mi cosmos comenzaba a hacerse presente, y con ello la musia explotaba con mas presencia, lentamente las ondas de la musica comenzo a llegar por todo el lugar, y con ello cada particula se hiba fragmentando por el poder de estas, como si se tratase de una onda de viento, esto comenzaba a ir directamente hacia lady, con ello, trataba de llegar a sus oidos para hacer que estallaran con mis notas, mi ataque consistia en esto principalmente.
Veamos que puedes hacer ahora lady.
6 post ataque debil Musica
Comenze entonces a rasguer mi lira, pero algo raro estaba pasando, el rasgueo se imposibilitaba y las notas no sonaban, la eficiencia de mi defensa se estaba viendo corrompida por el efecto del aire sobre mi arpa, pero aun asi rasguee con mas fuerza, y acto seguido comenze a rasguear mas y mas, hasta que pude concentrar todo mi cosmos, y ahora solo me concentraba a mi lado Azrael, que rapidamente se posiciono enfrente de mi, para que con el libro de las verdades evitara el ataque, el cual concentro todo mi cosmos en este e hizo que la ventisca se fuea directo hacia otra dimension, sin dejar que me golpease.
De pronto un cosmos parecido a nosotros dos se hacia presente, era un cosmos rojizo, como el de un berserker que se hiba sintiendo mas y mas, asi que otro berserker estaba ahi y ya habia despertado, era algo sorprendente la curiosidad se me hizo bastante, mas cuando mire que se trataba de una chica, pero ahora ya despierta estaba convertida en Madareth, pero ahora solo miraba estaba bien, por lo menos a algo habia venido, asi que no sabia de que se tratara pero e fin, solo tenia que terminar todo aquello que habia comenzado, esperaba que Lady despertara completamente aquel ataque que estaba siendo tan violento.
Madareth, valla asi que has despertado, pense que te quedarias sumisa en los adentros de aquella mujer, y si, como dices, solo empezaba a ser suave con ella, pero veo que resulto un poco, pero ahora la estocada final.
Concentre todo mi cosmos, y una melodia se comenzo a sentir por todo el lugar, no solo era la melodia que afectaba todo el lugar, mis notas se vislumbraban en todo mi alrededor, mi cosmos comenzaba a hacerse presente, y con ello la musia explotaba con mas presencia, lentamente las ondas de la musica comenzo a llegar por todo el lugar, y con ello cada particula se hiba fragmentando por el poder de estas, como si se tratase de una onda de viento, esto comenzaba a ir directamente hacia lady, con ello, trataba de llegar a sus oidos para hacer que estallaran con mis notas, mi ataque consistia en esto principalmente.
Veamos que puedes hacer ahora lady.
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Defensa :
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Cuarto y último post de maestría para ataque débil - Elemento: Viento
La ráfaga de viento que había enviado hacia Bazir no era demasiado fuerte pero por lo que veía dificultaba un poco los movimientos de la lira de Jabranth. Observaba con atención como rasgueaba las cuerdas de su instrumento musical, y las notas salían por los aires como antes, desviando mi ataque, aunque solo era el comienzo. Debía elevar mi cosmos al máximo, ya lo estaba logrando pero necesitaba más concentración. El viento a mi alrededor cada vez era más potente, casi incontrolable, podía arrancar ramas enteras de los árboles de los lados del cementerio, y el cielo ya estaba completamente cubierto de nubes grises, parecía que una enorme tormenta se acercaba, pero era todo obra de mi cosmos que comenzaba a despertar por completo. Pero antes de que pueda pasar algo más una mujer extraña de cabello rojizo apareció desde lejos y se acercó con pasos fuertes. Reconocía esa armadura, era evidente que era otro Berseker como nosotros, era Madareth, la señora de la guerra. Ella dirigió unas palabras hacia mí, su tono era bastante frío y las palabras sonaron a mis oídos como una burla. Me enfadé, la miré a los ojos antes de poder hacer algo y decidí contestar, aunque sabía que aún no había hecho nada útil, solo estaba jugando con las ráfagas sin progresar, pero algo me estaba saliendo, pronto iba a poder actuar como una verdadera berseker de Ares.
-Madareth.... que extraño verte por aquí, parece que también has despertado...- Dije con un tono de voz que sonaba bastante tranquilo. Pero no me importó demasiado la presencia del berseker recién llegado, ahora estaba lista para mi siguiente acción, al voltear mi rostro noté que Jabranth estaba rasgueando nuevamente las cuerdas de su Lyra, al parecer para crear un nuevo ataque. Eso fue lo que hizo, de pronto una especie de onda se dirigía hacia mi a una gran velocidad por lo que debía actuar como sea, hacer lo que fuera para defenderme de eso. Entonces cerré los ojos y puse mi mente en blanco para lograr concentrarme. Dije en una voz suave.
-Bien... es el momento... es la hora de acabar con esto... te demostraré que si puedo hacerlo...- De pronto una explosión de cosmos con destellos rojos se generó desde el aura que rodeaba mi cuerpo y el viento comenzaba a soplaz ferozmente por todo el sitio, en todas las direcciones, cruzándose las ráfagas y creando un extraño movimientos alrededor. Entonces seguido de eso comenzaban a caer fuertes rayos que rasgaban la tierra a nuestro alrededor. Entonces el vuelto comenzó a juntarse y desde el cielo comenzaba a formarse un enorme tornado que arrazaba con todo, se llevaba los árboles, parte de las tumbas, se veía muy tenebroso a la vista de cualquier humano, se hacía más y más fuerte y violento.
-Eso es... ahora...- Abrí los ojos de pronto y esturé mis manos, apuntando con las palmas hacia Jabranth y en ese instante el enorme tornado comenzó a moverse en dirección al berseker Bazir, iba directo en dirección contraria a la ráfaga que él había lanzado, iba a chocar con ella y si lograba detenerla su siguiente objetivo era el berseker. El enorme tornado arrasaba con todo a su paso, con el viento que se formaba era casi imposible mantenerse en pie.
La ráfaga de viento que había enviado hacia Bazir no era demasiado fuerte pero por lo que veía dificultaba un poco los movimientos de la lira de Jabranth. Observaba con atención como rasgueaba las cuerdas de su instrumento musical, y las notas salían por los aires como antes, desviando mi ataque, aunque solo era el comienzo. Debía elevar mi cosmos al máximo, ya lo estaba logrando pero necesitaba más concentración. El viento a mi alrededor cada vez era más potente, casi incontrolable, podía arrancar ramas enteras de los árboles de los lados del cementerio, y el cielo ya estaba completamente cubierto de nubes grises, parecía que una enorme tormenta se acercaba, pero era todo obra de mi cosmos que comenzaba a despertar por completo. Pero antes de que pueda pasar algo más una mujer extraña de cabello rojizo apareció desde lejos y se acercó con pasos fuertes. Reconocía esa armadura, era evidente que era otro Berseker como nosotros, era Madareth, la señora de la guerra. Ella dirigió unas palabras hacia mí, su tono era bastante frío y las palabras sonaron a mis oídos como una burla. Me enfadé, la miré a los ojos antes de poder hacer algo y decidí contestar, aunque sabía que aún no había hecho nada útil, solo estaba jugando con las ráfagas sin progresar, pero algo me estaba saliendo, pronto iba a poder actuar como una verdadera berseker de Ares.
-Madareth.... que extraño verte por aquí, parece que también has despertado...- Dije con un tono de voz que sonaba bastante tranquilo. Pero no me importó demasiado la presencia del berseker recién llegado, ahora estaba lista para mi siguiente acción, al voltear mi rostro noté que Jabranth estaba rasgueando nuevamente las cuerdas de su Lyra, al parecer para crear un nuevo ataque. Eso fue lo que hizo, de pronto una especie de onda se dirigía hacia mi a una gran velocidad por lo que debía actuar como sea, hacer lo que fuera para defenderme de eso. Entonces cerré los ojos y puse mi mente en blanco para lograr concentrarme. Dije en una voz suave.
-Bien... es el momento... es la hora de acabar con esto... te demostraré que si puedo hacerlo...- De pronto una explosión de cosmos con destellos rojos se generó desde el aura que rodeaba mi cuerpo y el viento comenzaba a soplaz ferozmente por todo el sitio, en todas las direcciones, cruzándose las ráfagas y creando un extraño movimientos alrededor. Entonces seguido de eso comenzaban a caer fuertes rayos que rasgaban la tierra a nuestro alrededor. Entonces el vuelto comenzó a juntarse y desde el cielo comenzaba a formarse un enorme tornado que arrazaba con todo, se llevaba los árboles, parte de las tumbas, se veía muy tenebroso a la vista de cualquier humano, se hacía más y más fuerte y violento.
-Eso es... ahora...- Abrí los ojos de pronto y esturé mis manos, apuntando con las palmas hacia Jabranth y en ese instante el enorme tornado comenzó a moverse en dirección al berseker Bazir, iba directo en dirección contraria a la ráfaga que él había lanzado, iba a chocar con ella y si lograba detenerla su siguiente objetivo era el berseker. El enorme tornado arrasaba con todo a su paso, con el viento que se formaba era casi imposible mantenerse en pie.
Lady- Berseker de Ares
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Habia lanzado ya mi poder y con ello la respuesta de la berserker no se hacia esperar, de alguna u otra forma comenzo a elevar su cosmos, para enviar en forma de defensa su viento que impacto de nueva cuenta con mis ondas del sonido, aunque no sabia porque ese viento comenzaba a ser as fuerte que las notas, mi cosmos era superior, pero entonces vi una simple falla que podia hacere falta en los demas momentos de mi vida, las notas desaparecian con el viento y con ello era imposible que este impactase en mi enemigo, asi lo veia y con ello podia tener un poco mas de precaucion en los demas momentos de pelea, pero en ese momento solo necesitaba a Azrael, que de nueva cuenta se posiciono enfrente de mi para con ello comenzar a enviar el ataque de lady hacia alguna otra dimension para que no lograse atacarme.
Me alegra que ya lo hallas logrado lady, por fin aunque tarde has logrado el acometido por el cual fuiste despertada, ahora no se que decirte, creo que todo esta dicho yo me marcho regresare a buscar a Leviatan para decirle que ya has despertado tu poder, te dejo en manos de Madareth...
Comenze a caminar entre la oscuridad que estaba siendose presente, como pude me acerque a mada, solo para visualizarla por un momento, y dar una pequeña risa burlona, dar unos cuantos pasos a su redonda y marcharme.
Me alegra que ya lo hallas logrado lady, por fin aunque tarde has logrado el acometido por el cual fuiste despertada, ahora no se que decirte, creo que todo esta dicho yo me marcho regresare a buscar a Leviatan para decirle que ya has despertado tu poder, te dejo en manos de Madareth...
Comenze a caminar entre la oscuridad que estaba siendose presente, como pude me acerque a mada, solo para visualizarla por un momento, y dar una pequeña risa burlona, dar unos cuantos pasos a su redonda y marcharme.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Madareth observo sin emocion aquel espectaculo, supuestamente Tafariel habia sido capaz de dominar aquella humanidad y demostro su poder ante Bazir y ante ella, de todas formas no era suficiente para la Señora de la guerra, lo sentia, si de verdad aquel berseck habia despertado su deseo de batalla debia presentarse por la lealtad a Ares no por los sentimientos que estupidas ilusiones de un ser querido causaban en el. Mientras aquel viento seguia resoplando la pelorroja cerro sus ojos aquel espectaculo se tornaba un tonto aburrido asi que empezo a concentrarse esperando encontrar algun cosmos interesante en Roma, Madareth tenia una facilidad para manejar el cosmos y sentirlo, ya fuese de simples mortales, guerreros o..... DIOSES!
Aunque no demostro ninguna expresion en su rostro, su respiracion se volvio mas rapida mientras en su mente se vislumbraba solo un nombre, que conveniente, estaba en Roma, podia sentirlo como el leve aroma de una rosa en medio de un desierto, era unico e irrepetible, solo pertenecia a una persona.... y este era su dios, pero aun no era el momento de actuar, debia despejar las dudas sobre quien era el realmente, asi como preparar a sus compañeros en batalla, Madareth sabia quienes valian realmente la pena y quienes serian los primeros sacrificados, asi que intento contenerse, abrio los ojos nuevamente para denotar que Tafariel habia terminado y Bazir se marchaba al olimpo, no sin antes mostrar una sonrisa burlona.
- Espero que esa sonrisa, sea por lo cortes que fue con ella y no para disimular lo debil que se vio ante aquella brisa primaveral -
Lo volteo a mirar con un gesto ironico y triunfal, Bazir se mostro de cierto modo "debil" ante aquella mujer sufriendo, desde cuando un sirviente de Ares se disculpaba por el daño causado? si esa era la calidad del actual ejercito de Ares, deberian aliarse con Athena, y defender la justicia y la moral... nausas le provocaba aquella idea, un berseck parecido a un santo atheniense? Bajo y patetico. Pero ahora debia encargarse de otro asuntos, miro a Tafariel de arriba a abajo como si le examinara minusiosamente, respiro profundamente mientras su intimidante cosmos empezaba a aumentar mas y mas mientras la tierra a su alrededor se desquebrajaba y el polvo empezaba a crear una figura, con cabellos rosados, piel blanca, unos ojos llenos de vida y sonriente, aquella niña parecia no entender que sucedia en aquel lugar, y tan pronto vio a Madareth sintio completo panico, la señora de la guerra la tomo del cuello, aquella chiquilla forzejeaba y pedia que le dejaran en paz.
- Con que has despertado Tafariel?, la sangre de un berseck ahora recorre tus venas incendiando esa sed de sangre, de impartir terror y destrozar cada rincon de la tierra? Realmente deseas servir a tu señor ...... Ares? -
Las ultimas palabras de Madareth sonaron a una provocacion con su compañera, el tono de su voz era hipnotizante y lento, como si disfrutara cada palabra mientras era enunciada, mientras aquella niña vio a Tafariel, mostro un rostro de felicidad mientras una calidez absoluta desbordaba de su ser, intento salir corriendo ante ella pero se vio apresada por el brazo de Madareth.
- Hermana.... HERMANA!!!!! -
- Estas siendo honesta, Tafariel? O acaso ese deseo de lucha esta inspirado, por el amor que posees por esta humana -
Madareth desenvaino una de sus espadas del caos la cual paso cerca del rostro de aquella niña, mientras se veia gustosa disfrutando de aquella escena esperando la respuesta de la mujer que tenia al frente.
Aunque no demostro ninguna expresion en su rostro, su respiracion se volvio mas rapida mientras en su mente se vislumbraba solo un nombre, que conveniente, estaba en Roma, podia sentirlo como el leve aroma de una rosa en medio de un desierto, era unico e irrepetible, solo pertenecia a una persona.... y este era su dios, pero aun no era el momento de actuar, debia despejar las dudas sobre quien era el realmente, asi como preparar a sus compañeros en batalla, Madareth sabia quienes valian realmente la pena y quienes serian los primeros sacrificados, asi que intento contenerse, abrio los ojos nuevamente para denotar que Tafariel habia terminado y Bazir se marchaba al olimpo, no sin antes mostrar una sonrisa burlona.
- Espero que esa sonrisa, sea por lo cortes que fue con ella y no para disimular lo debil que se vio ante aquella brisa primaveral -
Lo volteo a mirar con un gesto ironico y triunfal, Bazir se mostro de cierto modo "debil" ante aquella mujer sufriendo, desde cuando un sirviente de Ares se disculpaba por el daño causado? si esa era la calidad del actual ejercito de Ares, deberian aliarse con Athena, y defender la justicia y la moral... nausas le provocaba aquella idea, un berseck parecido a un santo atheniense? Bajo y patetico. Pero ahora debia encargarse de otro asuntos, miro a Tafariel de arriba a abajo como si le examinara minusiosamente, respiro profundamente mientras su intimidante cosmos empezaba a aumentar mas y mas mientras la tierra a su alrededor se desquebrajaba y el polvo empezaba a crear una figura, con cabellos rosados, piel blanca, unos ojos llenos de vida y sonriente, aquella niña parecia no entender que sucedia en aquel lugar, y tan pronto vio a Madareth sintio completo panico, la señora de la guerra la tomo del cuello, aquella chiquilla forzejeaba y pedia que le dejaran en paz.
- Con que has despertado Tafariel?, la sangre de un berseck ahora recorre tus venas incendiando esa sed de sangre, de impartir terror y destrozar cada rincon de la tierra? Realmente deseas servir a tu señor ...... Ares? -
Las ultimas palabras de Madareth sonaron a una provocacion con su compañera, el tono de su voz era hipnotizante y lento, como si disfrutara cada palabra mientras era enunciada, mientras aquella niña vio a Tafariel, mostro un rostro de felicidad mientras una calidez absoluta desbordaba de su ser, intento salir corriendo ante ella pero se vio apresada por el brazo de Madareth.
- Hermana.... HERMANA!!!!! -
- Estas siendo honesta, Tafariel? O acaso ese deseo de lucha esta inspirado, por el amor que posees por esta humana -
Madareth desenvaino una de sus espadas del caos la cual paso cerca del rostro de aquella niña, mientras se veia gustosa disfrutando de aquella escena esperando la respuesta de la mujer que tenia al frente.
Ada- Berseker de Ares
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
El ataque que había creado hace muy poco tiempo que iba contra Bazir, aunque logrí desaparecer sus notas musicales al instante fue enviado a otra dimensión para que no hiciera más daño ni golpee al berseker. Solo me sonrei de una forma burlona, sabía que ese ataque sería efectivo si lo usase contra otro enemigo. No dije nada al respecto, dejé que el chico se exprese, diciendo aquellas palabras satisfactorias que me causaban tranquilidad, ya había acabado pero aun no todo, ahora que Bazir se marchaba solo quedaba junto a Madareth, que a mi parecer era una persona fría y calculadora, una mujer malvada, la digna personalidad de un berseker de Ares. El viento seguía rondando en el ambiente, aun mi cosmos nos había desaparecido, tenía más para dar si ella pretendía algo conmigo entonces estaría lista.
El berseker Bazir desaparecía entre las sombras no sin antes mostrar una sontisa burlona hacia su compañera pelirroja. No le di mucha importancia a ello, a decir verdad no me importaba en lo absoluto lo que hicieran los demás, ahora solo me interesaba la guerra, derramar la sangre enemiga y solo había un motivo, era el que me llevaría a servir al lado de Ares, el dios de la guerra. Ya mi actitud amable y cariñosa que siempre mostraba estaba siendo opacada y dominada en parte por la segunda personalidad que solo adoptaba cuando me hacían enfurecer pero lograba controlarla, me convería en una persona a la que los demás no le importan en lo absoluto, quien actúa sola y usa la violencia para arreglar los problemas. Eso iba a demostrarlo a continuacón, justo cuando aquella mujer de cabellos rojos tomó por el cuello a mi supuesta hermana, que parecía asustada, tratando de zafarse del berseker. Madareth mensionó unas cuantas palabras, las que escuché con atención, no necesitaba pensar una respuesta para ello, ya tenía las palabras correctas en mente. Cuando vi que la amenazaba con una de sus espadas sonreí al mismo tiempo que me cruzaba de brazos.
-Haz lo que te apetezca con ella... ya no me interesa...- No estaba interesada en salvarle la vida a aquella mujer, me mostraba fría y sin sentimientos, como creía que debía ser, sino el poder nunca iba a llegar a su punto máximo. -Realmente si deseo servir a mi señor Ares... y este poder que he despertado lo hice por mis propios motivos que no tienen nada que ver con esa mujer...- Oía los gritos desesperados de la mujer de cabellos rosas pero no causaban sentimiento alguno en mí, a decir verdad esa mujer nunca me importó mucho y menos en este momento que estaba tan cerca de convertirme en un verdadero berseker. Madareth acercó su arma al rostro de la joven. Abrí los ojos en ese momento, mi mirada directa a los ojos de la mujer pelirroja, mis ojos escarlata brillaban de una forma extraña.
-Vamos, ¿Crees que servirá de algo si la matas? ¿o algo cambiará si le quitas la vida? Yo no lo creo...Si de verdad quieres comprovar algo en mi no lo hagas a travéz de terceros... no sirve de nada y menos con un berseker... y tú ya deberías saberlo...- Decía con un tono frío e ignorante de alguna forma provocando a aquella mujer. Los destellos rojos comenzaban a danzar en el viento en torno a mi cuerpo, estaba lista para cualquier cosa. -¿Y bien? ¿Ahora que piensas hacer Madareth?- Era mi última pregunta, ahora esperaba la próxima acción de mi compañera berseker.
El berseker Bazir desaparecía entre las sombras no sin antes mostrar una sontisa burlona hacia su compañera pelirroja. No le di mucha importancia a ello, a decir verdad no me importaba en lo absoluto lo que hicieran los demás, ahora solo me interesaba la guerra, derramar la sangre enemiga y solo había un motivo, era el que me llevaría a servir al lado de Ares, el dios de la guerra. Ya mi actitud amable y cariñosa que siempre mostraba estaba siendo opacada y dominada en parte por la segunda personalidad que solo adoptaba cuando me hacían enfurecer pero lograba controlarla, me convería en una persona a la que los demás no le importan en lo absoluto, quien actúa sola y usa la violencia para arreglar los problemas. Eso iba a demostrarlo a continuacón, justo cuando aquella mujer de cabellos rojos tomó por el cuello a mi supuesta hermana, que parecía asustada, tratando de zafarse del berseker. Madareth mensionó unas cuantas palabras, las que escuché con atención, no necesitaba pensar una respuesta para ello, ya tenía las palabras correctas en mente. Cuando vi que la amenazaba con una de sus espadas sonreí al mismo tiempo que me cruzaba de brazos.
-Haz lo que te apetezca con ella... ya no me interesa...- No estaba interesada en salvarle la vida a aquella mujer, me mostraba fría y sin sentimientos, como creía que debía ser, sino el poder nunca iba a llegar a su punto máximo. -Realmente si deseo servir a mi señor Ares... y este poder que he despertado lo hice por mis propios motivos que no tienen nada que ver con esa mujer...- Oía los gritos desesperados de la mujer de cabellos rosas pero no causaban sentimiento alguno en mí, a decir verdad esa mujer nunca me importó mucho y menos en este momento que estaba tan cerca de convertirme en un verdadero berseker. Madareth acercó su arma al rostro de la joven. Abrí los ojos en ese momento, mi mirada directa a los ojos de la mujer pelirroja, mis ojos escarlata brillaban de una forma extraña.
-Vamos, ¿Crees que servirá de algo si la matas? ¿o algo cambiará si le quitas la vida? Yo no lo creo...Si de verdad quieres comprovar algo en mi no lo hagas a travéz de terceros... no sirve de nada y menos con un berseker... y tú ya deberías saberlo...- Decía con un tono frío e ignorante de alguna forma provocando a aquella mujer. Los destellos rojos comenzaban a danzar en el viento en torno a mi cuerpo, estaba lista para cualquier cosa. -¿Y bien? ¿Ahora que piensas hacer Madareth?- Era mi última pregunta, ahora esperaba la próxima acción de mi compañera berseker.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Madareth sonrió complacida ante las palabras de Tafariel, eso esperaba de cada uno de los esbirros de Ares, lealtad absoluta y un enorme deseo de destrucción alimentado por el placer de servir a su dios, sentimientos fundamentados en el amor o el recuerdo de personas importantes solo llevarían a desempeñarse pobremente en el campo de batalla, la pelirroja tiro a un lado aquella imagen de la chica de rosados cabellos mientras esta se desvanecía con el viento que Tafariel habían invocado, envaino sus espadas y se cruzo de brazos, cerros sus ojos y suspiro profundamente.
-Ahora que nosotros los siervos de Ares estamos despertando, también debemos empezar a buscar a nuestro dios, he podido sentir su cosmos, el cual es como la leve luz de una vela, aun así he podido sentirlo y sé que se encuentra aquí, en Roma, pero deseo obtener más información sobre el ser humano a quien tomo nuestro dios como su reencarnación, los hijos del emperador, alguna vez tu yo mortal tuvo contacto con ellos? O con la persona que se hace proclamar la emperatriz del imperio? –
Abrió lentamente sus ojos mientras su expresión seria cambio, al igual que su cosmos, este se mostraba totalmente agresivo y la ira se apoderaba de su ser, el piso a su alrededor empezó a desquebrajarse mientras sus cabellos revoloteaban violentamente.
-No permitiré que pase lo mismo de la pasada guerra santa, la patética humanidad de Ares se apodero de él, siendo una basura de dios, una burla de amo de la guerra, esta vez evitare que pase lo mismo, y si fallo, me encargare de matar a Ares antes de que volvamos a experimentar tal vergüenza –
Miro sin ningún temor a Tafariel mientras le comentaba sus planes, bien podía reaccionar de dos formas, entender ese orgullo que dominaba a los bersecks y que los hacía superiores a los guerreros de los otros dioses, orgullo que no permitía ninguna falta, ningún miedo, ninguna debilidad hasta por parte de su mismo dios, o bien acabar con Madareth en ese momento, como fuera la Señora de la Guerra tenía el coraje para referirse así de su dios, ya que estaba decepcionada de él y tomar el despertar de Ares como un asunto personal solo le serviría para calmar esas incontenibles ganas de rescatar el honor del ejercito de Ares pisoteando su humanidad y devolviéndole su verdadero ser: el mas sanguinario de todos los dioses del Panteón griego.
-Ahora que nosotros los siervos de Ares estamos despertando, también debemos empezar a buscar a nuestro dios, he podido sentir su cosmos, el cual es como la leve luz de una vela, aun así he podido sentirlo y sé que se encuentra aquí, en Roma, pero deseo obtener más información sobre el ser humano a quien tomo nuestro dios como su reencarnación, los hijos del emperador, alguna vez tu yo mortal tuvo contacto con ellos? O con la persona que se hace proclamar la emperatriz del imperio? –
Abrió lentamente sus ojos mientras su expresión seria cambio, al igual que su cosmos, este se mostraba totalmente agresivo y la ira se apoderaba de su ser, el piso a su alrededor empezó a desquebrajarse mientras sus cabellos revoloteaban violentamente.
-No permitiré que pase lo mismo de la pasada guerra santa, la patética humanidad de Ares se apodero de él, siendo una basura de dios, una burla de amo de la guerra, esta vez evitare que pase lo mismo, y si fallo, me encargare de matar a Ares antes de que volvamos a experimentar tal vergüenza –
Miro sin ningún temor a Tafariel mientras le comentaba sus planes, bien podía reaccionar de dos formas, entender ese orgullo que dominaba a los bersecks y que los hacía superiores a los guerreros de los otros dioses, orgullo que no permitía ninguna falta, ningún miedo, ninguna debilidad hasta por parte de su mismo dios, o bien acabar con Madareth en ese momento, como fuera la Señora de la Guerra tenía el coraje para referirse así de su dios, ya que estaba decepcionada de él y tomar el despertar de Ares como un asunto personal solo le serviría para calmar esas incontenibles ganas de rescatar el honor del ejercito de Ares pisoteando su humanidad y devolviéndole su verdadero ser: el mas sanguinario de todos los dioses del Panteón griego.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Madareth no hizo nada con la mujer que estaba atrapada en sus brazos, tan solo se deshizo de ella lanzándola a un lado, entonces la mujer de cabellos rosados se esfumó con la briza de viento que aún corría por el lugar. Pronto guardó su arma y se mostró relajada por un momento mientras comenzaba a hablar de la existencia de Ares en Roma, podía ella sentir un leve rastro de su débil cosmos y se encontraba allí, pero necesitaba, según ella, más información acerca de la persona que sería el recipiente del espíritu del dios de la guerra. En ese mismo momento mi mente se dirigió a otro sitio, sin escuchar muy bien las siguientes palabras, recordaba aquellos sueños que tenía cada vez que dormía, aquel hombre de nombre Octavius que invadía mi mente, no podía dejar de pensar en él, pero nunca le presté realmente mucha atención a eso. Pero algo me llamaba la atención, y era aquello que al final veía en mi sueño, aquel hombre triunfante en un imperio con una imponente armadura junto a sus guerreros, y fue entonces que creí comprender el por qué de esos extraños sueños, o quizás visiones.
Pero cuando volví a escuchar la voz de mi compañera volví al mundo real, por así decirlo, notaba que elevaba su cosmos demasiado, se notaba tensa y furiosa, comenzaba a hablar de una manera bastante desagradable refiriéndose a Ares, desde mi punto de vista no me agradaba mucho esa actitud. Por lo que decidí intervenir con unas fuertes palabras en un tono bastante elevado, mientras el viento que aún revoloteaba por los alrededores se hacía más intenso en una pelea de cosmos. Mi ceño fruncido y mis ojos fijos en la mirada de Madareth demostraban furia y descontento.
-¡Madareth! No te lo permitiré una vez más.... no puedes hablar de esa manera refiriéndote a tu propio dios... maldita sea... !! Será mejor que te calmes un poco porque no volveré a permitir esa actitud...- Hice una pausa y señalé con mi dedo índice justamente el dirección de aquella berseker -...Te asesinaría con mis propias manos... para que te quede claro... por más que seas la señora de la guerra no puedes hacer lo que quieras y cuando quieras... aquí hay límites, y te sugiero que no los sobrepases...- Luego me calmé un poco, alejé mi mano de ella y miré un momento al suelo. El viento se calmó, apagué un poco mi cosmos luego de esas palabras, me había enfurecido de verdad pero no era el momento de pelear y menos con uno de mis compañeros de reino.
Entonces volví a mirar a los ojos a aquella pelirroja joven. Luego de un largo suspiro decidí comenzar a hablar ahora más relajada. -Esta vez no pasará nada de lo que dices... buscaremos juntas a ese sujeto que tiene dentro al espíritu de Ares... y nos encargaremos de que despierte y se de cuenta de todo...-
-Escucha... no tengo idea de donde pueda estar ese sujeto que porta el espíritu de Ares pero tengo algo importante que decirte, podría servir de algo, pues conozco algo de información... algo que ha estado invadiendo mi mente desde hace mucho tiempo y nunca supe de que se trataba, hoy me doy cuenta de todo...- Hice una pequeña pausa para tomar aire y comenzar con mi historia, creía que podía servir de algo, o por lo menos iba a intentar, no perdía nada con contarlo. -Hace tiempo, cada vez que duermo sueño con un hombre... que reina triunfante frente a un gran imperio junto a sus seguidores, portando una imponente armadura... llevando un escudo y un arma en sus manos... sembrando el caos y la guerra en el mundo... no quiero equivocarme pero eso me tiene inquieta, llegué a pensar que se trataba del mismo Ares... no puedo dejar de pensar en eso.... quizas sea un visión, quien sabe...- Luego miré al cielo por un instante -Su nombre es Octavius...- Pronuncié por último. Para mirar nuevamente a Madareth, esperando una reacción al menos.
Pero cuando volví a escuchar la voz de mi compañera volví al mundo real, por así decirlo, notaba que elevaba su cosmos demasiado, se notaba tensa y furiosa, comenzaba a hablar de una manera bastante desagradable refiriéndose a Ares, desde mi punto de vista no me agradaba mucho esa actitud. Por lo que decidí intervenir con unas fuertes palabras en un tono bastante elevado, mientras el viento que aún revoloteaba por los alrededores se hacía más intenso en una pelea de cosmos. Mi ceño fruncido y mis ojos fijos en la mirada de Madareth demostraban furia y descontento.
-¡Madareth! No te lo permitiré una vez más.... no puedes hablar de esa manera refiriéndote a tu propio dios... maldita sea... !! Será mejor que te calmes un poco porque no volveré a permitir esa actitud...- Hice una pausa y señalé con mi dedo índice justamente el dirección de aquella berseker -...Te asesinaría con mis propias manos... para que te quede claro... por más que seas la señora de la guerra no puedes hacer lo que quieras y cuando quieras... aquí hay límites, y te sugiero que no los sobrepases...- Luego me calmé un poco, alejé mi mano de ella y miré un momento al suelo. El viento se calmó, apagué un poco mi cosmos luego de esas palabras, me había enfurecido de verdad pero no era el momento de pelear y menos con uno de mis compañeros de reino.
Entonces volví a mirar a los ojos a aquella pelirroja joven. Luego de un largo suspiro decidí comenzar a hablar ahora más relajada. -Esta vez no pasará nada de lo que dices... buscaremos juntas a ese sujeto que tiene dentro al espíritu de Ares... y nos encargaremos de que despierte y se de cuenta de todo...-
-Escucha... no tengo idea de donde pueda estar ese sujeto que porta el espíritu de Ares pero tengo algo importante que decirte, podría servir de algo, pues conozco algo de información... algo que ha estado invadiendo mi mente desde hace mucho tiempo y nunca supe de que se trataba, hoy me doy cuenta de todo...- Hice una pequeña pausa para tomar aire y comenzar con mi historia, creía que podía servir de algo, o por lo menos iba a intentar, no perdía nada con contarlo. -Hace tiempo, cada vez que duermo sueño con un hombre... que reina triunfante frente a un gran imperio junto a sus seguidores, portando una imponente armadura... llevando un escudo y un arma en sus manos... sembrando el caos y la guerra en el mundo... no quiero equivocarme pero eso me tiene inquieta, llegué a pensar que se trataba del mismo Ares... no puedo dejar de pensar en eso.... quizas sea un visión, quien sabe...- Luego miré al cielo por un instante -Su nombre es Octavius...- Pronuncié por último. Para mirar nuevamente a Madareth, esperando una reacción al menos.
Lady- Berseker de Ares
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Podría considerarse el berseck mas testarudo de los sirvientes de Ares, tal vez el más estúpido, que no era capaz de medir sus palabras, frente a sus propios compañeros o hasta refiriéndose de su dios, pero lo que en realidad Madareth demostraba era ese espíritu de guerrero que siempre le había caracterizado, esa fiera amante de la guerra que nada ni nadie podía detener, porque podrían pasar miles de cosas, pero su espíritu de lucha ni su carácter serian menguados, apretó fuertemente sus dientes y mostro sus colmillos a Tafariel dándole a conocer que no tenía miedo a sus palabras, a veces el miedo ayudaba a evitar ciertas situaciones pero Madareth nunca lo había conocido por lo que no tenía algo que detuviera a su intempestivo espíritu. Pasaron unos segundos mientras aquel poder seguía desatándose mas y mas, pero finalmente la bestia interior se calmo mientras su cosmos se apagaba, el viento a su alrededor dejo de mostrarse temeroso ante ella y se calmo, sin embargo continuo con esa mirada llena de ira y su rostro serio.
- Octavius? – con que ese era el nombre de la reencarnación de Ares, estaba tan cerca y a la vez tan lejos, Madareth miro al cielo al mismo tiempo que Tafariel lo hacía, sentía que estaba muy cerca de la meta, bueno realmente no pero ya sabía a dónde debía llegar ahora faltaba el cómo. Cerró los ojos y se concentro mientras sentía aquellas presencias que iluminaban a Roma como velas, unas eran apenas una leve luz en cambio otras empezaban a brillar intensamente, sabía que no estaban solas y habían mas guerreros presentes en aquella ciudad. Aunque había una presencia conocida que le inquietaba, sabía que era un berseck, algo no le agradaba por parte de ese cosmos, la traición podría tocarle si no era capaz de enderezar su camino.
- No solo Octavius se encuentra en este lugar, uno de nuestros compañeros se encuentra relativamente cerca a el y por lo que puedo sentir esta despertando su verdadero ser, y hay varias presencias que me inquietan también- Madareth sonrió irónicamente mientras empezó a reir de una forma inquietante hasta terminar en una carcajada, paso su mano sobre su rostro moviendo sus cabellos hacia atrás y despejándolo, sus palabras sonarian a una proposicion a Tafariel – más bien, es divertida, no solo nosotras estamos en búsqueda de nuestro dios, escorias atenienses también lo hacen -
- Octavius? – con que ese era el nombre de la reencarnación de Ares, estaba tan cerca y a la vez tan lejos, Madareth miro al cielo al mismo tiempo que Tafariel lo hacía, sentía que estaba muy cerca de la meta, bueno realmente no pero ya sabía a dónde debía llegar ahora faltaba el cómo. Cerró los ojos y se concentro mientras sentía aquellas presencias que iluminaban a Roma como velas, unas eran apenas una leve luz en cambio otras empezaban a brillar intensamente, sabía que no estaban solas y habían mas guerreros presentes en aquella ciudad. Aunque había una presencia conocida que le inquietaba, sabía que era un berseck, algo no le agradaba por parte de ese cosmos, la traición podría tocarle si no era capaz de enderezar su camino.
- No solo Octavius se encuentra en este lugar, uno de nuestros compañeros se encuentra relativamente cerca a el y por lo que puedo sentir esta despertando su verdadero ser, y hay varias presencias que me inquietan también- Madareth sonrió irónicamente mientras empezó a reir de una forma inquietante hasta terminar en una carcajada, paso su mano sobre su rostro moviendo sus cabellos hacia atrás y despejándolo, sus palabras sonarian a una proposicion a Tafariel – más bien, es divertida, no solo nosotras estamos en búsqueda de nuestro dios, escorias atenienses también lo hacen -
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Ante mis primeras palabra, cuando la regañé, Madareth me mostró una expresión que demostraba no temer ante mi diálogo, sabía que ella se mostraba como una berseker terca y que le gustaba hacer de las suyas, sin importar a quien ofendiera pero tenía en cuenta que eso no iba a cambiar en ella por nada, por más que la obligue, era su personalidad así y debía aceptarlo, después de todo era mi compañera, por lo que decidí no comentar nada al respecto pues ya le había dicho lo que pensaba de su actitud, no había más que agregar. Pero pronto nombró nuevamente a Octavius. Se hizo luego un pequeño silencio en el cual miró también al cielo, concentrada no sabía lo que pretendía. Pero pronto dirigió unas palabras hacia mí.
Muy bien sabía yo a lo que ella se refería, después de todo podía sentir también la leve presencia de otros seres que estaban cerca de aquel hombre que era la reencarnación del dios de la guerra. Si ciertamente no eran todos cosmos amigables, había enemigos también, si podía sentirlo, como bien mencionaba Madareh podía sentir la presencia de esos repugnantes santos Athenienses que estaban detrás de Ares tal y como nosotras, era algo que me llenaba de odio, tenía deseos de acabar con ellos uno por uno sin piedad, después de todo era uno de los pocos motivos por los cuales existía en este mundo. Mientras ella hablaba yo apreté con fuerza mi puño que estaba a un lado de mi cuerpo y al mismo tiempo fruncí en ceño con un gesto de seriedad. Para luego de unos segundos cambiar ese gesto y mostrar una siniestra sonrisa mientras miraba a mi compañera y decidí contestar.
-Lo se... puedo sentirlo también... ¿Que te parece si comenzamos ya mismo? vamos a divertirnos, podemos encargarnos de encontrar a Ares antes que esos repugnantes seres...- Tenía ganas que comenzar con la acción, quería divertirme un poco y qué mejor forma de comenzar con una misión en busca de nuestro dios y de paso quien dice, tal vez encontrábamos algún dorado y nos divertimos un poco. Entonces pasé por al lado de Madareth para salir de aquel oscuro y siniestro cementerio y dirigirme hacia otro sitio, esperaba que ella me acompañe, por lo que me detuve y giré mi rostro viéndola por sobre mi hombro esperando su siguiente acción. -vamos ¿Que dices?... esto será divertido.- Decía seguido de una siniestra sonrisa esperando la decisión de mi compañera.
Muy bien sabía yo a lo que ella se refería, después de todo podía sentir también la leve presencia de otros seres que estaban cerca de aquel hombre que era la reencarnación del dios de la guerra. Si ciertamente no eran todos cosmos amigables, había enemigos también, si podía sentirlo, como bien mencionaba Madareh podía sentir la presencia de esos repugnantes santos Athenienses que estaban detrás de Ares tal y como nosotras, era algo que me llenaba de odio, tenía deseos de acabar con ellos uno por uno sin piedad, después de todo era uno de los pocos motivos por los cuales existía en este mundo. Mientras ella hablaba yo apreté con fuerza mi puño que estaba a un lado de mi cuerpo y al mismo tiempo fruncí en ceño con un gesto de seriedad. Para luego de unos segundos cambiar ese gesto y mostrar una siniestra sonrisa mientras miraba a mi compañera y decidí contestar.
-Lo se... puedo sentirlo también... ¿Que te parece si comenzamos ya mismo? vamos a divertirnos, podemos encargarnos de encontrar a Ares antes que esos repugnantes seres...- Tenía ganas que comenzar con la acción, quería divertirme un poco y qué mejor forma de comenzar con una misión en busca de nuestro dios y de paso quien dice, tal vez encontrábamos algún dorado y nos divertimos un poco. Entonces pasé por al lado de Madareth para salir de aquel oscuro y siniestro cementerio y dirigirme hacia otro sitio, esperaba que ella me acompañe, por lo que me detuve y giré mi rostro viéndola por sobre mi hombro esperando su siguiente acción. -vamos ¿Que dices?... esto será divertido.- Decía seguido de una siniestra sonrisa esperando la decisión de mi compañera.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
No había caminado mucho Alessa desde el centro del rio Tiber y aunque tenía la habilidad de transportar por el viento su cuerpo destrozándolo en partículas, no quiso hacer tal alarde de cosmos. Una porque desde niña siempre le había encantado caminar largas distancias con un simple propósito: Ver los distintos panoramas que le rodeaban; pero en ése caso había un segundo agente. La dama del pecado se había percatado que no nada más ella estaba ahí como agente de un Dios. Existían más seres que poseían habilidades asombrosas y eso lo reducía Alessa con el simple hecho de sentir sus cosmosenergía por lo que caminar estaba más que bien para ésa dama.
Divisando no muy lejos la entrada zarrienta del cementerio desacorde a las tradiciones romanas aquella suspiró y con ello aumentó la vellosidad en sus pasos. Llegando dicho lugar la mujer empujó los barandales y así sin tanto tapuje se adentró al campo santo. Las lapidas parecían abandonadas por los familiares, ya que permanecían sucias, llenas de moho y una que otra desquebrajada. A mitad del camino que tomaba siempre Alessa para ir a donde permanecía los supuestos restos de su familia encontró lo que en esos momentos más deseaba: un trapo viejo.
Alessa se agachó y tomó dicho trapo oscuro, todo roído pero tenia lo necesario para cubrir su armadura. Sí, por partes se podía distinguir el metal pero apenas y se notaba. Cruzándose de brazos y torciendo levemente la boca, Alessa se dirigió de inmediato hacia las tumbas de sus padres. Cuando llegó lo único que hizo fue sentarse y quitarse el parche que yacía cubriendo su orbe izquierdo.
Tragando saliva la mujer repaso sobre la lapida su mano para quitar una que otra enredadera que distorsionaba los nombres de sus padres… Cabizbaja suspiró y no dijo nada. Sabía muy bien cual había sido su tarea en ése mundo cuando mortal era, la cual tenia encomienda de cuidar a Barbará cosa que nunca hizo…
Después de lamentarse en silencio como una niña débil y sin propósitos de superación Alessa se levanto, alzo la mirada hacia aquel sombrío cielo y de inmediato se dirigió a la salida pues era momento de visitar a la familia viva…
Divisando no muy lejos la entrada zarrienta del cementerio desacorde a las tradiciones romanas aquella suspiró y con ello aumentó la vellosidad en sus pasos. Llegando dicho lugar la mujer empujó los barandales y así sin tanto tapuje se adentró al campo santo. Las lapidas parecían abandonadas por los familiares, ya que permanecían sucias, llenas de moho y una que otra desquebrajada. A mitad del camino que tomaba siempre Alessa para ir a donde permanecía los supuestos restos de su familia encontró lo que en esos momentos más deseaba: un trapo viejo.
Alessa se agachó y tomó dicho trapo oscuro, todo roído pero tenia lo necesario para cubrir su armadura. Sí, por partes se podía distinguir el metal pero apenas y se notaba. Cruzándose de brazos y torciendo levemente la boca, Alessa se dirigió de inmediato hacia las tumbas de sus padres. Cuando llegó lo único que hizo fue sentarse y quitarse el parche que yacía cubriendo su orbe izquierdo.
Tragando saliva la mujer repaso sobre la lapida su mano para quitar una que otra enredadera que distorsionaba los nombres de sus padres… Cabizbaja suspiró y no dijo nada. Sabía muy bien cual había sido su tarea en ése mundo cuando mortal era, la cual tenia encomienda de cuidar a Barbará cosa que nunca hizo…
Después de lamentarse en silencio como una niña débil y sin propósitos de superación Alessa se levanto, alzo la mirada hacia aquel sombrío cielo y de inmediato se dirigió a la salida pues era momento de visitar a la familia viva…
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Post de abandono de armadura
Fantasma de la Muerte
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Por fin estaba de vuelta en ese lugar, el cementerio donde mis poderes despertaron, donde descubrí que podía controlar las almas, que tenía el poder absoluto… o casi… sobre la muerte en todos sus aspectos. Estaba anocheciendo y podía verse ya levantándose la bruma típica de un lugar así, como lo es un cementerio, dándole al sitio un toque de terror evidente y así como lo parecía, las almas de aquellos que allí descansaban empezaron a salir hacia el exterior, rondando el lugar. Podía ver ese –para mí– asombroso espectáculo a través de las rejas negras de metal que cubrían la entrada al cementerio, aquellas recubiertas por enredaderas que habían quedado como la última vez que las vi. La puerta estaba abierta ya bastante oxidada por lo que no sería difícil el acceso.
Ya iba siendo tiempo de que dejara atrás todo aquello que tenía que ver con el templo de la discordia; Eris, los fantasmas, los mismos dioses aliados y toda esa porquería que sólo estaba siendo una carga para mí, sintiéndome responsable de lo que allí pasaba pues sentía que a nadie más le interesaba. Estaba tan cansada de ser la principal responsable de todo y la mano derecha de Eris, teniendo que resolver los conflictos que se daban aún cuando ella no se encontraba pues no volvería y de eso era consciente. Por ello estaba dispuesta a ir en busca de otro destino. La armadura del fantasma de la muerte era el único lazo que me quedaba con ellos, pues en sentimientos y lealtad ya no me basaba… ya no más.
Sin mucho esperar me adentré en el lugar, caminando entre vegetación y los pocos árboles que había allí, las lápidas y escombros que adornaban ese ya abandonado hogar de las almas. Éstas mismas empezaban a seguirme a medida que avanzaba y me adentraba más y más en el lugar sagrado, en medio de las lápidas resquebrajadas y descuidadas. Ya era tiempo de acabar con todo lo que significaba para mí una carga innecesaria y no me echaría atrás; de hecho… ya no había vuelta atrás con esa decisión de mi parte.
Me detuve en el centro, el lugar estaba abandonado y ya nadie se pasaba por allí, era de noche y el silencio se imponía ante todo. Se trataba del lugar ideal para el ritual que estaba dispuesta a encaminar. Por lo que cerré los ojos enseguida, concentrándome en todo lo que me rodeaba; podía sentir el aire frío y la húmeda niebla en mis brazos y piernas descubiertos casi por completo, y en mi rostro que permanecía inerte sin mostrar gesto de sentimiento ni emoción alguna.
No es nada fácil deshacerme de algo que me ha acompañado toda mi vida. –Comenté al mismo tiempo que abría mis ojos, fijándolos frente a mí, aunque no en un punto específico.– Pero mi destino no se encuentra aferrado a eso… ya no. Pertenezco a otro sitio, otra es mi misión.
Mi cosmos comenzaba a arder con gran intensidad en ese minuto, rodeándome en forma de llamaradas negras y un aura oscura que se expandía en todo el perímetro de ese cementerio. Acto seguido frente a mí se hizo presente con una fuerte explosión de energía, la armadura de la muerte, aquella que siempre había portado pero que en ese momento no llevaba conmigo. Había salido de los jardines del templo de la discordia, donde la había depositado antes de marcharme.
Hoy es el día en que todo esto se acaba para mí. Hoy buscaré otro camino y me desharé de todo lazo que me une en este momento a Eris y su divina protección; ya nada de eso me importa. Soy un alma sin rumbo que desde este instante cobrará un sentido en su vida. Para eso vivo, para tener una misión constate y no vagar por el mundo… no soy una más… merezco mucho más que esto y lo demostraré.
Hice una pausa y me acerqué lentamente a mi armadura, arrodillándome frente a ella. Levanté una mano que se cubrió de energía oscura rodeándose de llamas provocadas por mi propio cosmos y posé esa mano en el metal.
Es la última vez que mi cuerpo tendrá contacto con este precioso y fuerte metal. Desde hoy ya no eres de mi propiedad, aunque no olvidaré quién fui cuando me pertenecías. El fantasma de la muerte… el guerrero más poderoso y decidido entre las filas de la discordia. Noté que la envidia de mis “hermanos”, sobre todo Sheznarda… era demasiado evidente, pero ni ellos ni nadie podrá conmigo, ninguno de los que alguna vez fueron “aliados” me alcanzará.
Retiré mi mano de la armadura y me puse de pie nuevamente. – Vuelve a donde verdaderamente perteneces… vuelve y mantente en el templo de la discordia, sellada, sin dios… a la espera.
En ese instante las llamas negras rodearon a la armadura que se desvaneció en menos de un segundo desapareciendo por completo de ese cementerio, su presencia ya no estaba y ella no me pertenecía desde ese instante, habiéndome librado de todo lazo que nos unía.
Le demostraré al mundo quien soy en realidad.
Sin mucho más, me di media vuelta y empecé a caminar hasta la salida de ese lugar. Ahora mi tarea radicaba en averiguar de qué se trataba aquello que involucraba a Vergilius y el señor de los muertos, porque lo que pasó en ese bosque no fue una ilusión, y el poder que me había estado mostrando lo que fuera que tratara de despertar en ese chico, fue demasiado evidente. Algo trataba de decirme.
Ya iba siendo tiempo de que dejara atrás todo aquello que tenía que ver con el templo de la discordia; Eris, los fantasmas, los mismos dioses aliados y toda esa porquería que sólo estaba siendo una carga para mí, sintiéndome responsable de lo que allí pasaba pues sentía que a nadie más le interesaba. Estaba tan cansada de ser la principal responsable de todo y la mano derecha de Eris, teniendo que resolver los conflictos que se daban aún cuando ella no se encontraba pues no volvería y de eso era consciente. Por ello estaba dispuesta a ir en busca de otro destino. La armadura del fantasma de la muerte era el único lazo que me quedaba con ellos, pues en sentimientos y lealtad ya no me basaba… ya no más.
Sin mucho esperar me adentré en el lugar, caminando entre vegetación y los pocos árboles que había allí, las lápidas y escombros que adornaban ese ya abandonado hogar de las almas. Éstas mismas empezaban a seguirme a medida que avanzaba y me adentraba más y más en el lugar sagrado, en medio de las lápidas resquebrajadas y descuidadas. Ya era tiempo de acabar con todo lo que significaba para mí una carga innecesaria y no me echaría atrás; de hecho… ya no había vuelta atrás con esa decisión de mi parte.
Me detuve en el centro, el lugar estaba abandonado y ya nadie se pasaba por allí, era de noche y el silencio se imponía ante todo. Se trataba del lugar ideal para el ritual que estaba dispuesta a encaminar. Por lo que cerré los ojos enseguida, concentrándome en todo lo que me rodeaba; podía sentir el aire frío y la húmeda niebla en mis brazos y piernas descubiertos casi por completo, y en mi rostro que permanecía inerte sin mostrar gesto de sentimiento ni emoción alguna.
No es nada fácil deshacerme de algo que me ha acompañado toda mi vida. –Comenté al mismo tiempo que abría mis ojos, fijándolos frente a mí, aunque no en un punto específico.– Pero mi destino no se encuentra aferrado a eso… ya no. Pertenezco a otro sitio, otra es mi misión.
Mi cosmos comenzaba a arder con gran intensidad en ese minuto, rodeándome en forma de llamaradas negras y un aura oscura que se expandía en todo el perímetro de ese cementerio. Acto seguido frente a mí se hizo presente con una fuerte explosión de energía, la armadura de la muerte, aquella que siempre había portado pero que en ese momento no llevaba conmigo. Había salido de los jardines del templo de la discordia, donde la había depositado antes de marcharme.
Hoy es el día en que todo esto se acaba para mí. Hoy buscaré otro camino y me desharé de todo lazo que me une en este momento a Eris y su divina protección; ya nada de eso me importa. Soy un alma sin rumbo que desde este instante cobrará un sentido en su vida. Para eso vivo, para tener una misión constate y no vagar por el mundo… no soy una más… merezco mucho más que esto y lo demostraré.
Hice una pausa y me acerqué lentamente a mi armadura, arrodillándome frente a ella. Levanté una mano que se cubrió de energía oscura rodeándose de llamas provocadas por mi propio cosmos y posé esa mano en el metal.
Es la última vez que mi cuerpo tendrá contacto con este precioso y fuerte metal. Desde hoy ya no eres de mi propiedad, aunque no olvidaré quién fui cuando me pertenecías. El fantasma de la muerte… el guerrero más poderoso y decidido entre las filas de la discordia. Noté que la envidia de mis “hermanos”, sobre todo Sheznarda… era demasiado evidente, pero ni ellos ni nadie podrá conmigo, ninguno de los que alguna vez fueron “aliados” me alcanzará.
Retiré mi mano de la armadura y me puse de pie nuevamente. – Vuelve a donde verdaderamente perteneces… vuelve y mantente en el templo de la discordia, sellada, sin dios… a la espera.
En ese instante las llamas negras rodearon a la armadura que se desvaneció en menos de un segundo desapareciendo por completo de ese cementerio, su presencia ya no estaba y ella no me pertenecía desde ese instante, habiéndome librado de todo lazo que nos unía.
Le demostraré al mundo quien soy en realidad.
Sin mucho más, me di media vuelta y empecé a caminar hasta la salida de ese lugar. Ahora mi tarea radicaba en averiguar de qué se trataba aquello que involucraba a Vergilius y el señor de los muertos, porque lo que pasó en ese bosque no fue una ilusión, y el poder que me había estado mostrando lo que fuera que tratara de despertar en ese chico, fue demasiado evidente. Algo trataba de decirme.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
No tenía mucho que hacer más que arrastrarme aburrida por las mugrosas calles de los distritos bajos del Tiber, donde yo como humana había crecido y me había criado hasta cierto día que para mí todo cambió por completo. Las ordenes de Ares habían sido claramente destruir, nada más que eso, pero pronto su presencia se borró por completo de la faz de la tierra, seguida por unos cuantos bersekers más. Estaba segura que la mayoría de ellos no volverían a aparecer hasta la próxima era, pero yo seguía en pie y tenía que hallar la forma de encontrar a mi señor aunque a estas alturas me pareciera imposible.
Me pregunto si debería seguir con todo esto… –Me decía en mi mente.
Obviamente estaba más confundida que otras veces, y sumado al encuentro con ese caballero dorado que me confundía más, comenzaba a sentir que no era un elemento indispensable para el ejército de Ares, es más, hasta dudaba si en verdad era alguien útil como guerrera.
¿Debería terminar con todo esto?
Mi mente era un enredo, ya no sabía qué dirección tomar y cada vez más rápido los bersekers desaparecían sin motivo alguno. Eso causaba que mis motivos para dejar todo aquello se afianzaran más... aunque por otro lado, de alguna manera, sentía que no debía abandonar a Ares, más que nada por una obligación que me presionaba. Me decía a mí misma que no podía dejar aquello que se me había impuesto por obra del destino mismo. Tenía que seguir ese camino, no podía abandonar mi misión...
No me atrevo a hacerlo...
...No puedo abandonar esto...
Ya entrando a un cementerio, ese en el que alguna vez había estado anteriormente, me adentré sin importarme mucho. El silencio en ese lugar era bello, era especial para quedarme y reflexionar acerca de mí misma y mis pensamientos que a veces resultaban ser estúpidos. Era como si dos personalidades en mí quisieran seguir caminos distintos y ahora era cuando más lo demostraban, en una constante lucha.
Me senté en el pasto, recostándome contra una de las tantas lápidas abandonadas para así cerrar los ojos. Suspiré cansada y me crucé de brazos, pensando una y otra vez qué decisión debería tomar.
Me pregunto si debería seguir con todo esto… –Me decía en mi mente.
Obviamente estaba más confundida que otras veces, y sumado al encuentro con ese caballero dorado que me confundía más, comenzaba a sentir que no era un elemento indispensable para el ejército de Ares, es más, hasta dudaba si en verdad era alguien útil como guerrera.
¿Debería terminar con todo esto?
Mi mente era un enredo, ya no sabía qué dirección tomar y cada vez más rápido los bersekers desaparecían sin motivo alguno. Eso causaba que mis motivos para dejar todo aquello se afianzaran más... aunque por otro lado, de alguna manera, sentía que no debía abandonar a Ares, más que nada por una obligación que me presionaba. Me decía a mí misma que no podía dejar aquello que se me había impuesto por obra del destino mismo. Tenía que seguir ese camino, no podía abandonar mi misión...
No me atrevo a hacerlo...
...No puedo abandonar esto...
Ya entrando a un cementerio, ese en el que alguna vez había estado anteriormente, me adentré sin importarme mucho. El silencio en ese lugar era bello, era especial para quedarme y reflexionar acerca de mí misma y mis pensamientos que a veces resultaban ser estúpidos. Era como si dos personalidades en mí quisieran seguir caminos distintos y ahora era cuando más lo demostraban, en una constante lucha.
Me senté en el pasto, recostándome contra una de las tantas lápidas abandonadas para así cerrar los ojos. Suspiré cansada y me crucé de brazos, pensando una y otra vez qué decisión debería tomar.
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Re: -Cementerio Abandonado- En los límites del río
Mantuve mis ojos cerrados durante un tiempo considerable mientras que relajada, permanecía recostada con mi espalda apoyada en aquella lúgubre lápida. De un momento al otro, miles de pensamientos confusos y situaciones por las cuales había pasado, invadían mi – en ese momento – frágil mente. No sabía qué hacer y estaba confundida. Mi parte humana y bondadosa estaba dominando en ese momento por culpa de un caballero dorado ¿Cómo podía ser de esa manera? Lo cierto era que el Berseker impasible dentro de mí estaba a punto de estallar. No encontraba la manera de que recuperara una vez más aquella esencia maligna y ansiosa por la destrucción, esa que antes había tomado el control de mi cuerpo.
Fue así que de repente y sin aviso, una extraña imagen se presentó en mi mente. Parecía ser un sueño o una ilusión dentro de mi cabeza. Un campo de tierra desierto y repleto de cadáveres humanos. Yo misma en medio de ese sitio me encontraba portando mi armadura carmesí, con mi poderosa espada plateada en una mano y el amuleto del demonio presionado en la otra. Mi cuerpo, así como mi armadura también, bañados en sangre. En mi rostro una sonrisa sombría y llena de malicia. ¿Era yo esa mujer?... no, no era yo. Se trataba del berseker que habitaba en mí tomando control sobre mis actos humanos.
Mi vista se expandió por los alrededores en aquel sueño, pude divisar a los demás bersekers pero aún más. Se trataba del mismo sueño que había tenido hacía tiempo, ese que no me dejaba en paz. Podía ver a – ahora reconocido como Ares – ese hombre irguiéndose triunfante entre una catástrofe espectacular de sangre y fuego. Él se mostraba vencedor en medio de un caos de muerte y terror, portando aquella imponente armadura, acompañado de sus fieles guerreros. Ahora me daba cuenta que aquel sueño que me atormentaba no era más que una visión del futuro. Yo formaba parte del ejército de Bersekers y no podía negarlo.
Fue entonces que una voz fuerte e imponente empezó a resonar en mi mente sin que pudiera detenerla.
Despierta...
… Despierta, mujer...
Acepta tu destino y deja ya de dar vueltas en círculos. Eres un guerrero a quien sólo debería importarle la guerra y la destrucción. ¿Por qué vivir sufriendo como humano en vez de entregar tu vida en nombre de tu Señor?
Déjame unificar mi alma con tu cuerpo y así convertirte en un ser invencible, en un Berseker como lo que deberías ser. La guerra pronto dará comienzo y debes ser parte de ella...
Alrededor de mi cuerpo quieto e inmutable se elevaba un potente viento que me rodeaba por completo, así como un aura roja y potente de la cual emanaba un calor inmenso que incluso era capaz de quemar mi piel.
Fue tras una enorme explosión de cosmos que mis ojos se abrieron súbitamente, destellando un rojo furioso, mostrando que mi alma claramente ya no me pertenecía. Parecía poseída por alguna clase de espíritu y era cierto, ya no era Lady ni Tafariel, sino una combinación de ambos. Mis sentimientos humanos habían desaparecido por completo convirtiéndome en un soldado esclavo de la guerra.
Ahora somos uno solo... –Sentencié con seriedad y un toque de malicia. Mi voz no sonaba igual que antes, ya no era una humana. –Definitivamente y hasta la muerte.
¡POR ARES... EXISTO! -Exclamé con decisión, levantándome de repente del suelo. La necesidad de destrucción volvía a mí como si fuera el hambre mismo. Era algo necesario para que viviera, sin ello no podía completarme.
Mi cosmos estalló una vez más en una potente y ardiente ráfaga de viento. Esto causó algunos estragos en aquel cementerio, pero no demasiados. Pronto iba a comenzar con lo mío. Lo siguiente era continuar con mi deber como Berseker y así condenar cada alma humana al sufrimiento eterno. ¿Qué mejor castigo que el sufrimiento mismo?
Mis ojos rojizos y furiosos ahora miraban al cielo nublado y oscuro, me preparaba para marchar de ese sitio.
Fue así que de repente y sin aviso, una extraña imagen se presentó en mi mente. Parecía ser un sueño o una ilusión dentro de mi cabeza. Un campo de tierra desierto y repleto de cadáveres humanos. Yo misma en medio de ese sitio me encontraba portando mi armadura carmesí, con mi poderosa espada plateada en una mano y el amuleto del demonio presionado en la otra. Mi cuerpo, así como mi armadura también, bañados en sangre. En mi rostro una sonrisa sombría y llena de malicia. ¿Era yo esa mujer?... no, no era yo. Se trataba del berseker que habitaba en mí tomando control sobre mis actos humanos.
Mi vista se expandió por los alrededores en aquel sueño, pude divisar a los demás bersekers pero aún más. Se trataba del mismo sueño que había tenido hacía tiempo, ese que no me dejaba en paz. Podía ver a – ahora reconocido como Ares – ese hombre irguiéndose triunfante entre una catástrofe espectacular de sangre y fuego. Él se mostraba vencedor en medio de un caos de muerte y terror, portando aquella imponente armadura, acompañado de sus fieles guerreros. Ahora me daba cuenta que aquel sueño que me atormentaba no era más que una visión del futuro. Yo formaba parte del ejército de Bersekers y no podía negarlo.
Fue entonces que una voz fuerte e imponente empezó a resonar en mi mente sin que pudiera detenerla.
Despierta...
… Despierta, mujer...
Acepta tu destino y deja ya de dar vueltas en círculos. Eres un guerrero a quien sólo debería importarle la guerra y la destrucción. ¿Por qué vivir sufriendo como humano en vez de entregar tu vida en nombre de tu Señor?
Déjame unificar mi alma con tu cuerpo y así convertirte en un ser invencible, en un Berseker como lo que deberías ser. La guerra pronto dará comienzo y debes ser parte de ella...
Alrededor de mi cuerpo quieto e inmutable se elevaba un potente viento que me rodeaba por completo, así como un aura roja y potente de la cual emanaba un calor inmenso que incluso era capaz de quemar mi piel.
Fue tras una enorme explosión de cosmos que mis ojos se abrieron súbitamente, destellando un rojo furioso, mostrando que mi alma claramente ya no me pertenecía. Parecía poseída por alguna clase de espíritu y era cierto, ya no era Lady ni Tafariel, sino una combinación de ambos. Mis sentimientos humanos habían desaparecido por completo convirtiéndome en un soldado esclavo de la guerra.
Ahora somos uno solo... –Sentencié con seriedad y un toque de malicia. Mi voz no sonaba igual que antes, ya no era una humana. –Definitivamente y hasta la muerte.
¡POR ARES... EXISTO! -Exclamé con decisión, levantándome de repente del suelo. La necesidad de destrucción volvía a mí como si fuera el hambre mismo. Era algo necesario para que viviera, sin ello no podía completarme.
Mi cosmos estalló una vez más en una potente y ardiente ráfaga de viento. Esto causó algunos estragos en aquel cementerio, pero no demasiados. Pronto iba a comenzar con lo mío. Lo siguiente era continuar con mi deber como Berseker y así condenar cada alma humana al sufrimiento eterno. ¿Qué mejor castigo que el sufrimiento mismo?
Mis ojos rojizos y furiosos ahora miraban al cielo nublado y oscuro, me preparaba para marchar de ese sitio.
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Lun Nov 18, 2024 2:26 pm por Nathaniel
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