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Las calles del mercado
Recuerdo del primer mensaje :
Cubría mi rostro con la capucha para disimular un poco la mascara, simplemente no me acostumbraba a no usarla, tan solo en privado o frente a algunas personas no la utilizaba. Pero bueno tampoco era la idea llamar la atención, así que nada que unos harapos no hicieran pasar desapercibido.
-Tsk…hmhmhm – Contenía la risa, ya que la mascara haría ecos un poco extraños. Pero ver la reacción de la gente a nuestro alrededor cada vez que el estomago de Enya rugía de hambre era en verdad gracioso. Aunque mejor eran esas caras que ponía de ruego por llegar a las tiendas del mercado.
No fue mucho lo que habíamos caminado cuando comenzamos a ver algunos de los puestos ambulantes en el horizonte. Pero el calor y el sol hacían el camino mas extenuante, nos habíamos alejado un poco de la brisa que traía el río. Cada vez había más puestos, más grandes, con más variedades. Por instantes me detenía observando lo que exponían en alguno que otro pero suponía que el hambre de mi amiga ya la estaría hostigando mucho. – ¿Viste algo que le apetezca al ruidoso?- inquirí volteándome, pero me encontré hablando a la nada ya que Enya no estaba allí. Dirigí mi mirada unos metros mas adelante encontrando a mi compañera ya en un puesto. –Haha que impaciente.- musité mientras me acercaba a ella a ver que había encontrado.
-Tsk…hmhmhm – Contenía la risa, ya que la mascara haría ecos un poco extraños. Pero ver la reacción de la gente a nuestro alrededor cada vez que el estomago de Enya rugía de hambre era en verdad gracioso. Aunque mejor eran esas caras que ponía de ruego por llegar a las tiendas del mercado.
No fue mucho lo que habíamos caminado cuando comenzamos a ver algunos de los puestos ambulantes en el horizonte. Pero el calor y el sol hacían el camino mas extenuante, nos habíamos alejado un poco de la brisa que traía el río. Cada vez había más puestos, más grandes, con más variedades. Por instantes me detenía observando lo que exponían en alguno que otro pero suponía que el hambre de mi amiga ya la estaría hostigando mucho. – ¿Viste algo que le apetezca al ruidoso?- inquirí volteándome, pero me encontré hablando a la nada ya que Enya no estaba allí. Dirigí mi mirada unos metros mas adelante encontrando a mi compañera ya en un puesto. –Haha que impaciente.- musité mientras me acercaba a ella a ver que había encontrado.
Luna- Cantidad de envíos : 8
Re: Las calles del mercado
Lestat en silencio escuchó la respuesta de Larissa cosa que le hizo sonreír un poco pero era claro que estabas más que desilusionado al saber que se alejaría de su prometida, quien lo besaba con gran pasión y lo observaba de una manera que generaba el sonrojar del aquel militar.
El cochero llegaba y con ello las puestas de la carrosa se habrían. Como pudo Lestat la cargó y al llevó hasta aquel lugar donde adentrándose con ella el general sin regato alguno la comenzó a besar tanto de labios como de cuello y sus manos recorría su sensual silueta… acto seguido se despegaba de ella y al oído le susurra:
-Yo no podía morir amor pues el hecho es que no puedo estar sin ti eso generaría que luchara contra la muerta sólo para verte una vez mas… te amo mi vida y te prometo que muy pronto estere a tu merced para podernos casa.
El caballero romano dio media vuelta y con ello las riendas de su caballo tomó y con fuerza alzó su pierna derecha y se montó quedando por encima del lomo del animal. Su mirada lo decía todo: Triste se mantenía al saber que dejaría a su amada y que por obligación de su trabajo tenía que ir al senado. Rogaba a los Dioses que no fuera algo pesada la situación de Roma, pues si era una convocación para la guerra eso nublaría la posibilidad de esposarse en aquel día.
Cerrando sus ojos y bajando la mirada Lestat lentamente relamió sus labios probando aún la dulzona saliva de su dama… eso lo hizo despertar de su melancolía y alzando una vez más su faz y mirando el frente con gran gallardía exclamó rogando que su dama le escuchara:
-Amor mió si deseas puedes esperarme en las cercanías del senado, si me escuchas y lo quieres sabe donde yo estoy amor.
Dicho eso el caballero se veía más alentado por lo que golpeando los costados del cuadrúpedo se alejó dejando atrás la presencia de su dama.
El cochero llegaba y con ello las puestas de la carrosa se habrían. Como pudo Lestat la cargó y al llevó hasta aquel lugar donde adentrándose con ella el general sin regato alguno la comenzó a besar tanto de labios como de cuello y sus manos recorría su sensual silueta… acto seguido se despegaba de ella y al oído le susurra:
-Yo no podía morir amor pues el hecho es que no puedo estar sin ti eso generaría que luchara contra la muerta sólo para verte una vez mas… te amo mi vida y te prometo que muy pronto estere a tu merced para podernos casa.
El caballero romano dio media vuelta y con ello las riendas de su caballo tomó y con fuerza alzó su pierna derecha y se montó quedando por encima del lomo del animal. Su mirada lo decía todo: Triste se mantenía al saber que dejaría a su amada y que por obligación de su trabajo tenía que ir al senado. Rogaba a los Dioses que no fuera algo pesada la situación de Roma, pues si era una convocación para la guerra eso nublaría la posibilidad de esposarse en aquel día.
Cerrando sus ojos y bajando la mirada Lestat lentamente relamió sus labios probando aún la dulzona saliva de su dama… eso lo hizo despertar de su melancolía y alzando una vez más su faz y mirando el frente con gran gallardía exclamó rogando que su dama le escuchara:
-Amor mió si deseas puedes esperarme en las cercanías del senado, si me escuchas y lo quieres sabe donde yo estoy amor.
Dicho eso el caballero se veía más alentado por lo que golpeando los costados del cuadrúpedo se alejó dejando atrás la presencia de su dama.
Lestat- Reino : Olimpo
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Re: Las calles del mercado
Cada vez más el viento de aquel sendero se hacia más calido y es que en derredor comenzaban a alzarse unas cuantas tiendas domesticas, donde humanos se albergaban por cuestiones del ser mercaderes y no poder tener un lugar fijo para vivir. Cientos de antorchas alumbraban con tonalidades rojizas y anaranjadas el derredor del bosque donde en medio una plaza grande tenía: Era ese el mercado tan famoso de Roma.
Ya estando entre las calles del mercado Cassie tuvo que descender de la comodidad del su caballo, pues éste ya parecía estar demasiado cansado. Amarrándolo entre una fuente le dejó encargado con un niño al cual le pagó con una moneda de oro ordenando que lo peinara y le alimentara y que cuando ella llegara a tomarlo para irse más de esas monedas llegarían a sus manos.
Los pasos de la musa eran lentos pero sincrónicos con el danzar del viento. Sus caderas se contoneaban causando el tomar toda la atención por parte de los caballeros que yacían vagando por esos lugares. Mas para Cassie eso no lo tomaba en cuenta pues en su mente divagaba de cual seria el vestido perfecto para lucirlo frente a su amor Richard.
Pero su distracción fue cortada de tajo cuando sintió la presencia de ana persona que era familiar para ella. Su cosmos expedía la excitante sensación de la muerte y los gélidos sentimientos que en un corazón se pudieran albergar. Ésta surcaba una sonrisa sombría y como en transe comenzó a caminar entre la oleada de gente del mercado en busca de encontrar a ese ser que le incitaba de una manera tan provocativa que dicha mujer se frenetizaba sin poderlo ocultar.
Ya estando entre las calles del mercado Cassie tuvo que descender de la comodidad del su caballo, pues éste ya parecía estar demasiado cansado. Amarrándolo entre una fuente le dejó encargado con un niño al cual le pagó con una moneda de oro ordenando que lo peinara y le alimentara y que cuando ella llegara a tomarlo para irse más de esas monedas llegarían a sus manos.
Los pasos de la musa eran lentos pero sincrónicos con el danzar del viento. Sus caderas se contoneaban causando el tomar toda la atención por parte de los caballeros que yacían vagando por esos lugares. Mas para Cassie eso no lo tomaba en cuenta pues en su mente divagaba de cual seria el vestido perfecto para lucirlo frente a su amor Richard.
Pero su distracción fue cortada de tajo cuando sintió la presencia de ana persona que era familiar para ella. Su cosmos expedía la excitante sensación de la muerte y los gélidos sentimientos que en un corazón se pudieran albergar. Ésta surcaba una sonrisa sombría y como en transe comenzó a caminar entre la oleada de gente del mercado en busca de encontrar a ese ser que le incitaba de una manera tan provocativa que dicha mujer se frenetizaba sin poderlo ocultar.
Cassie- Amazona Dorada
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Re: Las calles del mercado
Los besos de Lestat hacían que Larissa se agitara, los labios de su prometido estaban recorriendo su cuello y ella le en cambio abrazaba a su querido prometido con una fuerza bastante grande como aferrándose a su futuro esposo no queriendo dejarlo irse. Las palabras de su amante estaban en su oído diciendo cosas lindas hacia ella, cosas que le pintaron una gran sonrisa en los labios a la joven mujer.
-Yo también deseo que sea el final del día para poder ser tu feliz esposa, porque no hay nada mas que desee en estos momentos, estoy feliz de poder estar contigo aunque ahora tengas estas obligaciones que te despeguen de mi lado por unos minutos, minutos en los que pensaré mucho en ti.
Larissa observó como llegaba el cochero y la forma en la que su amado se subía al carruaje, ya estaba todo listo para que el fuera ese senado donde seguro le dirían lo que ella más temía que le dijeran. No podía soportar la idea de saber que su querido príncipe, su amado general romano se estaba yendo a ese sitio donde sólo reinaba la confusión y las malas noticias; las palabras finales de su amante antes de alejarse, le dieron la pauta a Larissa de poder ir a esperarlo en las afueras del senado, de paso ella podría al fin saber si se casaría o no, aunque la amenaza de una guerra anunciaba con no poder casarse los dos como ella tanto deseaba.
-Claro que iré a esperarte querido... Así me entero si me puedo o no casar contigo el día de hoy o tengo que esperar que tu regreses de la guerra, espero poder casarnos ahora por lo menos antes de que puedas irte, no importa si no tenemos noche de bodas porque tengas que marcharte pronto, sólo quiero ser tu esposa al final del día.
Larissa dijo todo esto en voz baja y empezó a caminar con lentitud por las calles del mercado tomando rumbo hacia el senado, donde se decidiría el cumplimiento o incumplimiento de su más ferviente deseo, rogando a los dioses este le fuera concedido.
Larissa- Berseker de Ares
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Re: Las calles del mercado
Cassie se presentaba un poco perdida en tan ahogante aglomeración de seres mortales. Su rostro lo decía todo: un ligero asco tenia albergado en sus entrañas por tener a tan cerca seres diminutos que a su amo, amante y Dios deseaba con toda alma extinguir. Su mirada se desviaba hacia la derecha queriendo encontrar un callejo donde poder esconderse y liberarse del ruido pero solo oleadas de seres escuálidos podía divisar. Suspirando y bajando su mirada lentamente comenzó a caminar, su sentidos estaban pendiente a que no muy lejos del lugar unos cuantos cosmos amenazante y un poco excitante se derrochaban incitándole a buscarles y encararles, pero su tarea por aquella noche era otra por lo tanto resistió a sus deseos de cercene y siguió su andancia entre el mercado mortal de la supuesta Roma gloriosa. El viento jugaba entre sus cabellos trayendo consigo una vasta cantidad de aromas podredumbres, dulzones, espantosos perfumes corrientes y sudor, causando en Cassie en varias veces deseara vomitar su faceta era denigrante ya que su pálida piel se tornó ligeramente amarillenta pero todo por ponerse hermosa para su amado Richard aria tal sacrificio por lo que siguió caminando en las calles del mercado rumbo a la sección de telas y ropa.
Cassie- Amazona Dorada
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Re: Las calles del mercado
En aquel lugar donde solo se oían las voces de los mercaderes que ofrecían sus productos como locos, tratando de conseguir el pan de cada día, ahí se encontraba una mujer con cierto aire de guerrera, el aire comenzaba a agitarse y a elevarse, azotando a los lugareños, las cosas no quedaban en su lugar , toda la ropa que vendían ahí comenzó a salirse y volar por los aires, un pequeño temblor también se hacia presente, como producto de mi poder, el cielo se comenzaba a iluminar, y de esto salia un rayo de luz y de la nada, fue a impactarse contra una mujer, la que andaba vagando por ahí, ese mensaje lo había enviado el dios zeus, para aquella humana, aunque no era para hacerle daño, solo era un mensaje de mi parte, nadie lo sabria mas que ella.
Mensaje para Cassie, desde los cielos.
Mensaje para Cassie, desde los cielos.
- Spoiler:
- Tu bella mortal, que pareces ser de las guerreras de Apolo, a ti es a quien he estado esperando, creo que tienes relación con ese dios, por ello, quiero pedirte un favor, o mejor dicho ordenarte, sentirás un cosmos parecido a este, es de uno de los legionarios, he aquí tu encomienda, cuando veas pasar a un chico rubio, que responderá bajo el nombre de dahinten, entonces deberás llevarlo con los demás guerreros de la alianza, la que hacen apolo, afrodita y eris, esa sera tu encomienda, y si no lo hicieras entonces yo mismo te partiré en dos con uno de mis rayos.
Mauritius- Dios/a
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Re: Las calles del mercado
La dama se mantenía aferrada a divagar en su mente con respecto a donde ir para comprar tan hermosas telas, ya que la fiesta no tardaría en darse entre las paredes del Templo de su amo, amante y Dios Apolo. De repente esta fue jalada ala realidad ya que una serie de situaciones naturales alborotaban la muchedumbre por lo que el bullicio ensordecía un gran perímetro. De la nada una pesantes invadió sus pies y con ello se quedo estancada en medio de la plaza no sabia el por que sentía tan extrañas sensaciones pro debajo de la piel pero una melodía incitadora le obligo alzar la mirada y proyectarla al cielo, el cual se despejaba y con ello un ligero rayo dorado salía proyectado directo a Cassie.
Cerrando sus ojos y levemente temblando se hizo escuchar una voz omnipotente ordenando y a la vez amenazando, pero por desgracia para la musa parecía ser que era uno de los tanto Dioses secundarios que Eris tomaría para la alianza por lo que su deber y obligación era acatar tal orden… Por lo que apenas dejo de escucharse dicha voz entre sus pensamiento comenzó a busca con desesperación al joven que cumpliera con esa descripción ya que tiempo no tenia para ser la niñera de seres que no eran de importancia para la musa ya que había descendido al mundo mortal por comprar telas y ponerse bella para su amante no para buscar incógnitas que le hicieran perder el tiempo.
Lo que le extrañaba a Cassie es que si tanto Zeus buscaba con desesperación al joven podía a ver hecho lo mismo que hizo con ella… pero la mujer no quiso más indagar en eso y emprendió la búsqueda de aquel legionario de Zeus.
Cerrando sus ojos y levemente temblando se hizo escuchar una voz omnipotente ordenando y a la vez amenazando, pero por desgracia para la musa parecía ser que era uno de los tanto Dioses secundarios que Eris tomaría para la alianza por lo que su deber y obligación era acatar tal orden… Por lo que apenas dejo de escucharse dicha voz entre sus pensamiento comenzó a busca con desesperación al joven que cumpliera con esa descripción ya que tiempo no tenia para ser la niñera de seres que no eran de importancia para la musa ya que había descendido al mundo mortal por comprar telas y ponerse bella para su amante no para buscar incógnitas que le hicieran perder el tiempo.
Lo que le extrañaba a Cassie es que si tanto Zeus buscaba con desesperación al joven podía a ver hecho lo mismo que hizo con ella… pero la mujer no quiso más indagar en eso y emprendió la búsqueda de aquel legionario de Zeus.
Cassie- Amazona Dorada
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Re: Las calles del mercado
Dahinten comía tranquilamente en el área de comedores del extenso mercado Romano. Desde su asiento contemplaba la diversa multitud que se mezclaba, habían desde mercaderes, mendigos, soldados romanos, extranjeros, y algunas personas que parecían ser de la alta sociedad Romana, los había de todas las edades y de ambos sexos.
Mientras degustaba los manjares servidos para él, pudo notar varios cosmos, uno era del joven rubio al que Dahinten le había entregado la bolsa de dinero, otro era de su novia, y algunos cosmos desconocidos. De pronto, Dahinten pudo sentir un cosmos infinitamente más grande que los demás que se encontraban ahí, al mismo tiempo parecía como si un huracán se hubiera posado sobre el mercado pues las telas y demás objetos que se mostraban y vendían en aquel lugar salían volando en todas direcciones. La gente gritaba, los niños lloraban y tan repentinamente como todo aquello inició, concluyó.
Dahinten había reconocido al instante aquel cosmos, era el cosmos del Dios Zeus encarnado en el cuerpo del Senador Mauritius.
Rápidamente, Dahinten pagó por su comida, tomó sus cosas y comenzó a caminar por el mercado buscando a su Dios. Su gran estatura y tamaño le permitían observar por sobre todas las cabezas y abrirse paso facilmente por entre la multitud. Buscaba desesperadamente al senador Mauritius, pero por más que buscaba y buscaba no lo encontraba...pero Dahinten sabía que su misión era acudir lo más pronto posible a la presencia de su Dios, y eso debía hacer....
Mientras degustaba los manjares servidos para él, pudo notar varios cosmos, uno era del joven rubio al que Dahinten le había entregado la bolsa de dinero, otro era de su novia, y algunos cosmos desconocidos. De pronto, Dahinten pudo sentir un cosmos infinitamente más grande que los demás que se encontraban ahí, al mismo tiempo parecía como si un huracán se hubiera posado sobre el mercado pues las telas y demás objetos que se mostraban y vendían en aquel lugar salían volando en todas direcciones. La gente gritaba, los niños lloraban y tan repentinamente como todo aquello inició, concluyó.
Dahinten había reconocido al instante aquel cosmos, era el cosmos del Dios Zeus encarnado en el cuerpo del Senador Mauritius.
Rápidamente, Dahinten pagó por su comida, tomó sus cosas y comenzó a caminar por el mercado buscando a su Dios. Su gran estatura y tamaño le permitían observar por sobre todas las cabezas y abrirse paso facilmente por entre la multitud. Buscaba desesperadamente al senador Mauritius, pero por más que buscaba y buscaba no lo encontraba...pero Dahinten sabía que su misión era acudir lo más pronto posible a la presencia de su Dios, y eso debía hacer....
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Re: Las calles del mercado
La dama paso caminando aproximadamente una hora en medio de un torrente exagerado de gentuza que tan sólo servía para ser carne de cañón para las guerras y los Dioses. La musa y amante de Apolo comenzaba a desesperarse por una busca que se tornaba aburrida, alargada y tal vez pérdida de tiempo cuando de repente sus ojos se dirigieron y estancado a un extremo de la calle divisando una silueta corpulenta con las características expuestas por Zeus en cuestión de su guerrero agradeciendo en mente a los Dioses Cassie se cruzó de inmediato y se dirigió hacia el extraño, surcando así una sonrisa mientras sus manos hacían que se detuviera y con tranquilidad musitara:
-Hola caballero es claro que usted no me conoce ni yo a usted… pero Zeus me habló y me pidió que le buscara de inmediato y que fuera conmigo al palacio de las artes y las luces en el Olimpo ya que él y otros Dioses se reunirán en una importante fiesta por lo tanto la señora que ha organizado tal evento pidió claramente que cada allegado de Dios le acompañara… mi nombres es Cassie y soy la musa de Clío guerrera de Apolo por favor joven Dahinten no me niegue esta petición ya que Zeus me amenazó de muerte si no la cumplía.
Guardando silencio Cassie surco una sonrisa y con ello se quedó esperando con tranquilidad la respuesta del seguidor de aquel maldito Dios que osaba con descaro amenazarla. El tiempo corría y ya estaba por culminar su recreativa ene l mundo mortal pro lo que le urgía saber la respuesta del legionario para asi partir hacia el Olimpo al palacio de su amado Dios Apolo.
-Hola caballero es claro que usted no me conoce ni yo a usted… pero Zeus me habló y me pidió que le buscara de inmediato y que fuera conmigo al palacio de las artes y las luces en el Olimpo ya que él y otros Dioses se reunirán en una importante fiesta por lo tanto la señora que ha organizado tal evento pidió claramente que cada allegado de Dios le acompañara… mi nombres es Cassie y soy la musa de Clío guerrera de Apolo por favor joven Dahinten no me niegue esta petición ya que Zeus me amenazó de muerte si no la cumplía.
Guardando silencio Cassie surco una sonrisa y con ello se quedó esperando con tranquilidad la respuesta del seguidor de aquel maldito Dios que osaba con descaro amenazarla. El tiempo corría y ya estaba por culminar su recreativa ene l mundo mortal pro lo que le urgía saber la respuesta del legionario para asi partir hacia el Olimpo al palacio de su amado Dios Apolo.
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Re: Las calles del mercado
Dahinten buscaba entre la creciente multitud al senador Mauritius, pero no lo veía por ningun lado, además ya no sentía el cosmos de su Dios por ningun lado.
De pronto, una joven mujer de lindo rostro surcado por una abundante cabellera roja se le acercó. Le habló a Dahinten y le dijo que el gran Zeus le había encargado buscarla, y que tanto ella como Dahinten debían partir inmediatamente a la fiesta que organizaba la señora de la muchacha.
Dahinten no comprendía mucho de lo que Cassie decía, las preguntas se agolpaban en su cabeza, pero decidió hacer caso. Si el gran Zeus lo había llamado, debía acudir en ese mismo instante a su presencia.
-Claro que iré señorita Cassie. Si mi señor me llama debo acudir a su presencia inmediatamente, además acabo de percibir su cosmos...imagino que fue cuando habló con usted...-
A Dahinten la parecía extraño que el Dios Zeus no hubiera hablando con él, pero no se detuvo a pensar mucho en eso, rápidamente Dahinten se acercó a un niño y le dijo:
-Chico, necesito que me hagas un favor. Esta noche se celebrará una boda aquí cerca...necesito que entregues este paquete dijo colocando en las temblororas manos del niño el presente que había comprado para la pareja que se uniría en matrimonio esa noche -ten estas monedas, espero que puedas cumplir con esta misión, confio en ti-. Dahinten notaba el miedo y el respeto que inspiraba, por tanto estaba seguro que su encargo sería cumplido.
Se acercó a Cassie nuevamente y le dijo:
-Bien, estoy listo....vamos...-
Dahinten no sabía como llegar al Olimpo, pero confiaba en que Cassie lo ayudaría, además el gran Zeus la había amenazado de muerte y negarse ante el Dios de Dioses era una muerte segura..
De pronto, una joven mujer de lindo rostro surcado por una abundante cabellera roja se le acercó. Le habló a Dahinten y le dijo que el gran Zeus le había encargado buscarla, y que tanto ella como Dahinten debían partir inmediatamente a la fiesta que organizaba la señora de la muchacha.
Dahinten no comprendía mucho de lo que Cassie decía, las preguntas se agolpaban en su cabeza, pero decidió hacer caso. Si el gran Zeus lo había llamado, debía acudir en ese mismo instante a su presencia.
-Claro que iré señorita Cassie. Si mi señor me llama debo acudir a su presencia inmediatamente, además acabo de percibir su cosmos...imagino que fue cuando habló con usted...-
A Dahinten la parecía extraño que el Dios Zeus no hubiera hablando con él, pero no se detuvo a pensar mucho en eso, rápidamente Dahinten se acercó a un niño y le dijo:
-Chico, necesito que me hagas un favor. Esta noche se celebrará una boda aquí cerca...necesito que entregues este paquete dijo colocando en las temblororas manos del niño el presente que había comprado para la pareja que se uniría en matrimonio esa noche -ten estas monedas, espero que puedas cumplir con esta misión, confio en ti-. Dahinten notaba el miedo y el respeto que inspiraba, por tanto estaba seguro que su encargo sería cumplido.
Se acercó a Cassie nuevamente y le dijo:
-Bien, estoy listo....vamos...-
Dahinten no sabía como llegar al Olimpo, pero confiaba en que Cassie lo ayudaría, además el gran Zeus la había amenazado de muerte y negarse ante el Dios de Dioses era una muerte segura..
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Re: Las calles del mercado
La encomienda del gran Zeus había sido cumplida a la perfección ya que había encontrado al joven que requería el dios de los rayos y además éste accedía con gran facilidad sin refutar ni mucho menso cuestionar. Por lo que hacia que la musa suspirara de alivio mientras soltaba la tención de su delgados hombros. El joven rubio y fornido se alejaba por unos cuantos minutos de su seno recurriendo a un niño y entregando un paquete, tal parecía que se trataba de un obsequio de una boda que se llevaría no muy lejos de aquella enorme plaza. Después éste regresaba y con una sonrisa tierna se dirigía a Cassie quien con humildad le contestaba el gesto mientras tomaba aire y así hablaba con gran firmeza:
-Creo que es más que seguro que usted no sabe como traspasar las barreras divinas para poder estar en el gran Olimpo… mi tierra desde algunos ayeres. No se preocupe estando usted conmigo nada debe de alterarlo ahora me disculpara pero tengo que ir a hacer un deber por mi cuenta le pido con gran humildad que me espere en los caminos hacia las distintas villas mortales de esta nación yo en media hora llegare con un enrome caballo pardo para así comenzar el viaje, por favor que no pase de la media hora no podemos atrasarnos más con esto… estaré esperándole, recuerde media hora desde que parta yo… con su permiso mi señor.
Dicho eso la musa dio una reverencia y se encaminó en perderse entre la turba mortal, rumbo a las tiendas de telas finas con el fin de comprar unos cuantos metros para así hacerse un vestido apropiado con respecto a la fiesta de los Dioses Aliados.
Ya había transcurrido diez minutos desde que había dejado al joven legionario en el punto de su encuentro, cuando por fin pudo divisar las tiendas apropiadas para lo que ella buscaba. Llegando sin aire al primer establecimiento visto pro sus ojos la mujer cómo loca comenzó a buscar las telas apropiadas hasta por fin ayarles. Pagándolas y si ni siquiera agradecérselo salió rumbo a la fuente donde había encargado su caballo tomándole de las riendas esta s montó y comenzó su travesía de regreso al camino rumbo alas villas esperando encontrar al joven para así poder partir lo más pronto posible de aquel mundo mortal.
Off rol: te espero en los caminos rumbo alas villas para irnos al templo de Apolo n.n
-Creo que es más que seguro que usted no sabe como traspasar las barreras divinas para poder estar en el gran Olimpo… mi tierra desde algunos ayeres. No se preocupe estando usted conmigo nada debe de alterarlo ahora me disculpara pero tengo que ir a hacer un deber por mi cuenta le pido con gran humildad que me espere en los caminos hacia las distintas villas mortales de esta nación yo en media hora llegare con un enrome caballo pardo para así comenzar el viaje, por favor que no pase de la media hora no podemos atrasarnos más con esto… estaré esperándole, recuerde media hora desde que parta yo… con su permiso mi señor.
Dicho eso la musa dio una reverencia y se encaminó en perderse entre la turba mortal, rumbo a las tiendas de telas finas con el fin de comprar unos cuantos metros para así hacerse un vestido apropiado con respecto a la fiesta de los Dioses Aliados.
Ya había transcurrido diez minutos desde que había dejado al joven legionario en el punto de su encuentro, cuando por fin pudo divisar las tiendas apropiadas para lo que ella buscaba. Llegando sin aire al primer establecimiento visto pro sus ojos la mujer cómo loca comenzó a buscar las telas apropiadas hasta por fin ayarles. Pagándolas y si ni siquiera agradecérselo salió rumbo a la fuente donde había encargado su caballo tomándole de las riendas esta s montó y comenzó su travesía de regreso al camino rumbo alas villas esperando encontrar al joven para así poder partir lo más pronto posible de aquel mundo mortal.
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Re: Las calles del mercado
Michiru caminaba de manera despacio con la mirada baja realmente regresar a roma le provocaba melancolía ya que recordaba a Carlos, No podía sacarlo de su mente recordarlo la hacia sentir impotente y presionaba sus puños con furia. Continuaba caminando con la mirada baja y emitiendo ligeros suspiros
- En fin creo que lo mejor será dejar de pensar en el y buscar algún entretenimiento -
Continuo caminando con normalidad pero no podía sacar esos recuerdos de su cabeza, sus manos comenzaron a temblar
- Ya basta ... solo me estoy causando daño -
Michiru se detuvo por un momento, se encontraba cansada de su larga caminata y busco un lugar donde descansar, Afortunadamente encontró una saliente de un muro donde se sentó a descansar un momento, pasaron varios minutos cuando michiru se encontraba estable nuevamente y se dispuso a seguir observando cada rincón del mercado o al menos hasta que se cansara otra vez, se puso de pie y continuo su camino.
Se había puesto en marca y solo había dado unos cuantos pasos cuando encontró un mercado de mascotas, Michiru sonrío y se dirigió a ese lugar
- En fin creo que lo mejor será dejar de pensar en el y buscar algún entretenimiento -
Continuo caminando con normalidad pero no podía sacar esos recuerdos de su cabeza, sus manos comenzaron a temblar
- Ya basta ... solo me estoy causando daño -
Michiru se detuvo por un momento, se encontraba cansada de su larga caminata y busco un lugar donde descansar, Afortunadamente encontró una saliente de un muro donde se sentó a descansar un momento, pasaron varios minutos cuando michiru se encontraba estable nuevamente y se dispuso a seguir observando cada rincón del mercado o al menos hasta que se cansara otra vez, se puso de pie y continuo su camino.
Se había puesto en marca y solo había dado unos cuantos pasos cuando encontró un mercado de mascotas, Michiru sonrío y se dirigió a ese lugar
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Re: Las calles del mercado
El joven llego otra vez a las calles del mercado, con su mirada en el cielo pensando, en donde estaría athena y quien era athena a la diosa que desidia proteger y ser uno de sus caballeros. Su mirada no se despejaba de los cielos mientras respiraba suavemente, unas brisas del anochecer chocaban contra la ropa y el cabello del joven, cerrando sus ojos y al compas del viento se movía su cablero y ropa, una sonrisa salió de su rostro pensando en que pronto llegaría el día que regresara a ver a su madre con su armadura de bronce del gran fénix ya puesta.
Cuando será ese día pronto me tocara el entrenamiento para poder convertirme en un santo de bronce.
Su miraba aun no baja del cielo mientras seria pensando en eso no dejo de caminar hasta perderse de la vista de todos aquellos que estaban en esas calles.
Cuando será ese día pronto me tocara el entrenamiento para poder convertirme en un santo de bronce.
Su miraba aun no baja del cielo mientras seria pensando en eso no dejo de caminar hasta perderse de la vista de todos aquellos que estaban en esas calles.
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Re: Las calles del mercado
Ganymede sentía la suave textura de la bolsa que le habían obsequiado. Pasar la mano por los laterales de la mochila era una sensación que comenzaba a gustarle. Al percatarse de que era un día, excelente, de clima cálido y cielo despejado, decidió ir al bosque. Curiosear por el mercado era entretenido, pero siempre había sido un hombre que prefería las bondades de la naturaleza. Sabía que era un largo camino y que quizá se le iba a hacer de noche, pero si se apuraba podría llegar antes de que la noche llegara. Todavía era bastante temprano, no habían transcurrido más de unas horas desde que salió a caballo de la villa. Cuando comprara provisiones retomaría a su corcel, el cual había dejado al cuidado de unos niños a cambio de unas cuantas monedas de oro. Así mataba dos pájaros de un tiro: les daba sustento a esos pobres niños y se aseguraba de que el caballo estuviera vigilado.
Se acercó a uno de los tantos puestos que había distribuidos a los largo del mercado, uno en el que vendían alimentos como frutas y vegetales. Compró algunas cosas y luego se dirigió a otro puesto, buscando qué más le haría falta en su pequeña excursión. Con otro vendedor obtuvo una cantimplora, algo que le iba a hacer falta después. Cargaba con todo en su nueva bolsa.-Creo que con esto es más que suficiente para mí.- Terminado de abastecerse, Ganymede comenzó a caminar hacia el lugar en el que había dejado a los chicos con su caballo. Bostezó, estaba algo cansado por tener que soportar todo el ajetreo del mercado, pero cuando estuviera en el bosque a solas se iba a olvidar de todo ese alboroto. Echó parte de su melena rubia hacia atrás para que no le molestara, agudizando la vista para ver entre esa densa multitud. Por un segundo olvidó el lugar en el que se separó del caballo. Por suerte lo recordó unos minutos más tarde.
Se acercó a uno de los tantos puestos que había distribuidos a los largo del mercado, uno en el que vendían alimentos como frutas y vegetales. Compró algunas cosas y luego se dirigió a otro puesto, buscando qué más le haría falta en su pequeña excursión. Con otro vendedor obtuvo una cantimplora, algo que le iba a hacer falta después. Cargaba con todo en su nueva bolsa.-Creo que con esto es más que suficiente para mí.- Terminado de abastecerse, Ganymede comenzó a caminar hacia el lugar en el que había dejado a los chicos con su caballo. Bostezó, estaba algo cansado por tener que soportar todo el ajetreo del mercado, pero cuando estuviera en el bosque a solas se iba a olvidar de todo ese alboroto. Echó parte de su melena rubia hacia atrás para que no le molestara, agudizando la vista para ver entre esa densa multitud. Por un segundo olvidó el lugar en el que se separó del caballo. Por suerte lo recordó unos minutos más tarde.
Ganymede- Cantidad de envíos : 20
Re: Las calles del mercado
Mis pies andaban libremente con cada paso dado colocándome en medio de la muchedumbre del mercado, con ello salí de mis recuerdos y pensamientos, y me concentré en esquivar a la gente evitando pisotones, empujones y hasta manotazos, así era el mercado en Roma el alboroto constante es lo más común, la gente andando rápido para no perder el tiempo en las compras para sus señores o sus propias casas, no podía entender el porque la gente de aquel lugar era tan acelerada no se iban a morir por andar más lento, dirigí mi mirada al cielo algo despreocupada seguí dando pasos hasta nuevamente sumergirme en mis pensamientos. A pesar de que me escapaba de mis maestros con cierta facilidad, estos no demostraban interés real en atraparme así que lentamente deje de hacer las escapadas clásicas y simplemente no iba, claro hasta que llego un nuevo maestro el cual primeramente solicito saber quienes eran los "novatos" que le tocaba entrenar, vio a quienes se encontraban en el lugar y quienes no, pregunto por eso y allí fui cuando uno de los hombres le dijo que me escapaba de las clases desde hace más de un año no había estado presente en ese tiempo por mi edad e inmadurez pensaba para que ir si no deseo entrenar, aunque por ese pensamiento me tocó una reprimenda de las buenas. Seguí caminando hasta dejar atrás aquella sección del mercado.
Enya- Amazona Dorada
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Re: Las calles del mercado
La joven de cabellos turquesas camino por las calles con el estuche de su instrumento musican en la espalda una vez mas mientras emitió un enorme suspiro es realmente aburrido estar sola, divagas por todos lados pero no tiene mucha ciencia si no estas acompañada, sino tienes con quien reír y llorar sería un buen momento para estar con Carlos ahora mismo Suspiro nuevamente pero tengo que hacerme a la idea de que ya no se encuentra en este mundo, ahora esta gozando en los campos eliseos o al menos eso espero.. nunca fue un hombre malo, pero los dioses son realmente severos la joven camino con mirada triste en el transcurso del camino mientras pensaba no es momento de pensar en ello Michiru tienes que concentrarte en ir al santuario de Athena y demostrarle a Aspros que fuiste capas de llegar hacía haya sola, un ligero viento meneo sus cabellos llevándose docenas de hojas de árboles con el, La joven de cabellos turquesas se recogió el cabello que sobresalía en su rostro miro hacía el cielo con sus manos entrelazadas, Espérame Athena
Michiru- Amazona Dorada
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Re: Las calles del mercado
En los callejones de del gran
mercado de roma, el viento soplaba, suavemente, mientras un hombre con un
caminar lento, y sin nada de preocupación enzima, que parecía que estuviera
volando, ya que sus pasos parecían no tener pesos, iba con sus ojos cerrados,
caminando entre la multitud mientras los rayos del sol lo iluminaban y el
viento le hacía sentir que aun estaba presenten en la tierra. Su respiración era tan calmada, y tranquila
que se podía percibir su tranquilidad, la música del ambiente era como una
droga para él lo ponía aun más calmado, y lo hacía desprenderse de su cuerpo
por unos segundos, pero recordando que no estaba en su cuarto en su casa, se devolvía
automáticamente a su cuerpo.
Qué bien que todos se encuentren
tan tranquilo y en un ambiente hace provoca quedarse aquí creo que implementare
la música en la villa, para relajarnos todos, mientras me convierto en un
caballero de athena, seguiré buscando mi paz, cuando ya sea un caballero ya
tengo que haber encontrado mi paz.
Caminando con su rostro siempre
en alto, pero sus ojos cerrado seguía su camino como si nada, pensando en cómo
mejorar el ambiente de la villa, y entrenándose en cuerpo y alma, para ser un
caballero de oro, a servicio de athena. Los rayos del sol lo seguían a donde
iba, esto lo ponía muy feliz, ya que era como si su alma, estuviera brillando a
través de los rayos del sol.
mercado de roma, el viento soplaba, suavemente, mientras un hombre con un
caminar lento, y sin nada de preocupación enzima, que parecía que estuviera
volando, ya que sus pasos parecían no tener pesos, iba con sus ojos cerrados,
caminando entre la multitud mientras los rayos del sol lo iluminaban y el
viento le hacía sentir que aun estaba presenten en la tierra. Su respiración era tan calmada, y tranquila
que se podía percibir su tranquilidad, la música del ambiente era como una
droga para él lo ponía aun más calmado, y lo hacía desprenderse de su cuerpo
por unos segundos, pero recordando que no estaba en su cuarto en su casa, se devolvía
automáticamente a su cuerpo.
Qué bien que todos se encuentren
tan tranquilo y en un ambiente hace provoca quedarse aquí creo que implementare
la música en la villa, para relajarnos todos, mientras me convierto en un
caballero de athena, seguiré buscando mi paz, cuando ya sea un caballero ya
tengo que haber encontrado mi paz.
Caminando con su rostro siempre
en alto, pero sus ojos cerrado seguía su camino como si nada, pensando en cómo
mejorar el ambiente de la villa, y entrenándose en cuerpo y alma, para ser un
caballero de oro, a servicio de athena. Los rayos del sol lo seguían a donde
iba, esto lo ponía muy feliz, ya que era como si su alma, estuviera brillando a
través de los rayos del sol.
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Re: Las calles del mercado
Mis impulsos y la adrenalina guiaban mis pasos, no había tardado mucho en dejar aquel hotel que sin percatarme mucho en que condiciones estaba, aún seguía aturdida, podía ver mis brazos parecía como si la sangre no fluyera por ellos, con cada paso miraba las palmas de mis manos, una quemada la otra ensangrentada, por momentos temblaba no sabía si era un efecto óptico o en realidad lo estaba haciendo.
Sacudí las manos intentando de cierta manera recobrar o hacer que la sangre circulara por sus venas. El paso era apresurado, caminé y caminé dejando trás de mi casas, locales y lotes valdíos, no me percataba que Roma ya no era Roma, mis pies eran autónomos y seguían su camino, no me detenía por ni para nada. No sé cuanto llevaba ya caminado pero de pronto mis piernas comenzaron a temblar tuve que detenerme o simplemte perdería el equilibrio y caería de rodillas contra el sucio suelo romano, sin dar esperas comencé a toser, el sabor amargo de mi garganta aumentaba produciendome a nueva cuenta nauseas, me sostuve de lo primero que tuve cerca, cerré mis ojos, podía sentir como la bilis intentaba subir para nuevamente querer salir, respiré profundo, seguía temblando, no entendía que pasaba pero debía por alguna extraña razón encontrarme con el Sendor Solomón.
Continué sosteniendome de aquel muro semiderrumbado, respirando hondo y conteniendo las ganas de vomitar, pasé mi mano por mi frente, ésta estaba sudorosa, en aquel instante im mano ardío, por primera vez sentí el dolor, un dolor posterior a la quemadura que llevaba en ella. Abruptamente comencé a sentir como me quedaba sin aire, sentía como si alguien apretara de mi cuello con la seria intención de asfixiarme, ridículamente quedandome sin oxigeno comencé a reir mientras mi vista se tornaba borrosa, soltando mis brazos del apoyo y dejandome llevar por aquella fuerza invisible, entregandome a ella, de pronto todo se tornó gris, sin dejar de sentir aquella fuerza opresora abrí mis ojos, aquel paraje grisaceo poco a poco se iba despejando, desde lo lejos podía ver una construcción erecta en medio de un gran campo verde, una estructura blanca y en lo alto una arma clavada que desgarraba aquella hermos estructura en una brecha que se extendía hasta llegar a su base. Sin dejar de ver alguien me habló, apretando más mi cuello, era una mujer, su voz era dulce pero en el tras fondo con toques de maldad, sus palabras no eran muchas, tan solo susurraba: - Tu poder ha hecho de Asgard ... NA ... DA ... la misma nada que ahora mismo eres tú ... Ambrose Casale.
Ella comenzó a reir mientras sentía que de mis ojos comenzaban a salir lágrimas, llevé mis manos a mi cuello apretandolas allí, rápidamente me giré buscando aquella fuerza que me ahogaba, con la visión borrosa por efecto de mis lágrimas y la falta de aire las estiré, llevandolas a un imaginario cuello apretando posteriormente, súbitamente la presión poco a poco cesaba y la mujer comenzó a reír, al inicio una risa traviesa para luego convertirse en una carcajada endemoniada, sin saber porque comencé al unísono a carcajearme junto con la mujer, la misma carcajada, el mismo sonido, el mismo terror y al mismo tiempo las dos dijimos: - Tú y yo... somos inseparables ... Solomon
- HAHAHAHAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA
Las lágrimas caían mientras despertaba de mi letargo, cayendo al suelo mientras tosía, recuperando el aliento.
Mirando al cielo mientras se dibujaba una espeluznante sonrisa me decía: - Quién demonios es ud. Senador Solomon
Sacudí las manos intentando de cierta manera recobrar o hacer que la sangre circulara por sus venas. El paso era apresurado, caminé y caminé dejando trás de mi casas, locales y lotes valdíos, no me percataba que Roma ya no era Roma, mis pies eran autónomos y seguían su camino, no me detenía por ni para nada. No sé cuanto llevaba ya caminado pero de pronto mis piernas comenzaron a temblar tuve que detenerme o simplemte perdería el equilibrio y caería de rodillas contra el sucio suelo romano, sin dar esperas comencé a toser, el sabor amargo de mi garganta aumentaba produciendome a nueva cuenta nauseas, me sostuve de lo primero que tuve cerca, cerré mis ojos, podía sentir como la bilis intentaba subir para nuevamente querer salir, respiré profundo, seguía temblando, no entendía que pasaba pero debía por alguna extraña razón encontrarme con el Sendor Solomón.
Continué sosteniendome de aquel muro semiderrumbado, respirando hondo y conteniendo las ganas de vomitar, pasé mi mano por mi frente, ésta estaba sudorosa, en aquel instante im mano ardío, por primera vez sentí el dolor, un dolor posterior a la quemadura que llevaba en ella. Abruptamente comencé a sentir como me quedaba sin aire, sentía como si alguien apretara de mi cuello con la seria intención de asfixiarme, ridículamente quedandome sin oxigeno comencé a reir mientras mi vista se tornaba borrosa, soltando mis brazos del apoyo y dejandome llevar por aquella fuerza invisible, entregandome a ella, de pronto todo se tornó gris, sin dejar de sentir aquella fuerza opresora abrí mis ojos, aquel paraje grisaceo poco a poco se iba despejando, desde lo lejos podía ver una construcción erecta en medio de un gran campo verde, una estructura blanca y en lo alto una arma clavada que desgarraba aquella hermos estructura en una brecha que se extendía hasta llegar a su base. Sin dejar de ver alguien me habló, apretando más mi cuello, era una mujer, su voz era dulce pero en el tras fondo con toques de maldad, sus palabras no eran muchas, tan solo susurraba: - Tu poder ha hecho de Asgard ... NA ... DA ... la misma nada que ahora mismo eres tú ... Ambrose Casale.
Ella comenzó a reir mientras sentía que de mis ojos comenzaban a salir lágrimas, llevé mis manos a mi cuello apretandolas allí, rápidamente me giré buscando aquella fuerza que me ahogaba, con la visión borrosa por efecto de mis lágrimas y la falta de aire las estiré, llevandolas a un imaginario cuello apretando posteriormente, súbitamente la presión poco a poco cesaba y la mujer comenzó a reír, al inicio una risa traviesa para luego convertirse en una carcajada endemoniada, sin saber porque comencé al unísono a carcajearme junto con la mujer, la misma carcajada, el mismo sonido, el mismo terror y al mismo tiempo las dos dijimos: - Tú y yo... somos inseparables ... Solomon
- HAHAHAHAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA
Las lágrimas caían mientras despertaba de mi letargo, cayendo al suelo mientras tosía, recuperando el aliento.
Mirando al cielo mientras se dibujaba una espeluznante sonrisa me decía: - Quién demonios es ud. Senador Solomon
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Re: Las calles del mercado
Permanecí sentada con los ojos mirando al cielo y sonriendo sutilmente, un par de minutos después agaché la cabeza pensando y reflexionando sobre todo lo que estaba o bien había ocurrido, poco sentido tenía, al parecer es como si hubiesen pasado semanas desde que me adentré en la ciudad capital pero para mi tan solo parecía que hubiesen pasado unos cuantos días.
Continué inmóvil, si pudiese verme podría suponerse que sería un cuerpo más sin vida tirado en un esquina, recostado en una estructura que no le quedaba mucho en pie, con mis brazos extendidos, con las palmas en dirección al sol, sucias, desgarradas y ensangrentadas, mis ropas arapientas y encochinadas, respiraba bajo como si me estuviese quedando sin aire comencé a repetirme mentalmente: - Qué queda de Ambrose Casale .... qué queda de la mujer que tendría y pondría a Roma a sus pies .... dónde maldita sea está el Demonio que lo devora todo!!!!!.
Comencé a respirar más intensamente como si con ello recuperara el aliento, resoplaba mientras murmuraba lo que mi mente se estaba preguntando, hasta hacerlo audible, hasta hacerlo gritable y un ultimo pensamiento que golpeaba con fuerza mi cerebro y salía por mi boca dije: - Quién demonios me hizo esto!!!!!
Resoplé un par de minutos más de pronto escuché unas pisadas, algo o alguien se acercaba y había pisado al parecer vidrio, traté de no moverme mucho, controlé la respiración hasta hacerla imperceptible, lentamente volteé mi mano izquierda moviendo mis dedos suavemente para tomar algo que pudiera usar como arma, toqué un par de cosas que no parecieran causar miedo ni siquiera a un estúpido conejo, las pisadas se tornaban más sutiles como si quisieran actuar sorpresivamente, rápidamente sentí que me respiraban cerca a la mejilla, tomé lo primero que mis dedos tocaron más próximo, al parecer una piedra, en el momento en que me disponía a golpear a lo que tenía al lado escuché un jadeo, enojada lancé la piedra en el momento en que gritaba: - Tan solo es un maldito perro!!!. Levantando el brazo derecho golpeé el animal haciendo que el infeliz produciera lamentos de dolor, abrí mis ojos y el bastardo animal seguía ahí, lo miré con furia y esbocé:
- No te pegué tan fuerte estúpido animal, ni siquiera tengo las suficientes fuerzas para levantarme y tu lloras por esa caricia.... sé un hombre y compórtate!!!
Seguí mirándolo de pronto una voz: - Ambrose .... Ambrose ... Ambrose.... miré a todos lados buscando de donde o de quien provenía el pronunciamente de mi nombre, el perro seguía allí ahora era él el que me miraba, a nueva cuenta la voz: - Ambrose, mi querida y amada Ambrose .... qué ha pasado con la que se hacía llamar la agonía de Roma?
Lentamente comencé a agacharme para tomar de nuevo una piedra, estando encuclillas me quedé así, el perro me rodeó, oliéndome en cada paso que me hacía, mis ojos se tornaron maliciosos, una sonrisa diabólica, permanecí baja mientras el perro seguía haciendo sus estúpidas acciones, de nuevo la voz y esta vez ya sabía de quien se trataba: - Mi amada Ambrose, eres menos que un despojo humano ... y tantos planes que tenía para ti mi néctar de Dioses....
Apoyé los puños de mis manos en el suelo, aún sosteniendo en una de mis manos la piedra, con una risa divertida pero sin llegar ser completamente perceptible dije: - Ssssssssssshhhhhhh .... cállate!!!!
- Ambrose .... Dónde han quedado los planes de tomar lo que por derecho nos corresponde?....
- Te he dicho qué te calleeeeeeees!!!!!! ....
- Ambrose ... Ambrose ... te recuerdo que sin mi no eres nada .... tu sin mi er....
No dejé terminar la frase en el momento en que comencé a carcajearme de las últimas palabras dichas por aquella voz "misteriosa"
- HAHAHAHAHHAHA no no no no .... HAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHA .... dejame recordarte algo ..... Tú sin mi no eres nada ...... Klaudius ..... eres un asqueroso invento que ahora no tiene .... uso .... lo entiendes? HAHAHAHAHAHHAHAHAAHAAHHAAHHA
El silencio se hizo presente, el maldito animal no se cansaba de darme vueltas, levanté la piedra y le pegué con fuerza en la cabeza de la pequeña e indefensa bestia, una vez más hasta que el pobre cayó al suelo, quizas inconsciente tal vez muerto, un golpe más y la sangre salpicó, de pronto la voz volvía a pronunciarse: - Tú y yo somos ..... inseparables .... tú y yo somos .... uno .... mi amada Ambrose.
Completamente iracunda comencé a golpear una y otra vez la cabeza del perro, aplastandola más y más contra el piso, su sangre ya caía en mi rostro y mientras lo hacía gritaba, me decía: - Yo soy solo YO!!!! .... Yo soy Ambrose Casale .... la agonía del Imperio, el sufrimiento de Roma!!!!!!
Me quedé mirando lo que quedaba de aquel perro, con la mano levantada, con la piedra llena de sangre, pelos y demás porquería, me enfurecí conmigo misma, lancé la piedra y dijé mientras me ponía de pie: - JA! y ahora mato perros romanos .... es la sangre de ROMA no la de un puerco animal la que debe bañar mis manos ....
Levantándome y caminando sin un rumbo fijo.
Continué inmóvil, si pudiese verme podría suponerse que sería un cuerpo más sin vida tirado en un esquina, recostado en una estructura que no le quedaba mucho en pie, con mis brazos extendidos, con las palmas en dirección al sol, sucias, desgarradas y ensangrentadas, mis ropas arapientas y encochinadas, respiraba bajo como si me estuviese quedando sin aire comencé a repetirme mentalmente: - Qué queda de Ambrose Casale .... qué queda de la mujer que tendría y pondría a Roma a sus pies .... dónde maldita sea está el Demonio que lo devora todo!!!!!.
Comencé a respirar más intensamente como si con ello recuperara el aliento, resoplaba mientras murmuraba lo que mi mente se estaba preguntando, hasta hacerlo audible, hasta hacerlo gritable y un ultimo pensamiento que golpeaba con fuerza mi cerebro y salía por mi boca dije: - Quién demonios me hizo esto!!!!!
Resoplé un par de minutos más de pronto escuché unas pisadas, algo o alguien se acercaba y había pisado al parecer vidrio, traté de no moverme mucho, controlé la respiración hasta hacerla imperceptible, lentamente volteé mi mano izquierda moviendo mis dedos suavemente para tomar algo que pudiera usar como arma, toqué un par de cosas que no parecieran causar miedo ni siquiera a un estúpido conejo, las pisadas se tornaban más sutiles como si quisieran actuar sorpresivamente, rápidamente sentí que me respiraban cerca a la mejilla, tomé lo primero que mis dedos tocaron más próximo, al parecer una piedra, en el momento en que me disponía a golpear a lo que tenía al lado escuché un jadeo, enojada lancé la piedra en el momento en que gritaba: - Tan solo es un maldito perro!!!. Levantando el brazo derecho golpeé el animal haciendo que el infeliz produciera lamentos de dolor, abrí mis ojos y el bastardo animal seguía ahí, lo miré con furia y esbocé:
- No te pegué tan fuerte estúpido animal, ni siquiera tengo las suficientes fuerzas para levantarme y tu lloras por esa caricia.... sé un hombre y compórtate!!!
Seguí mirándolo de pronto una voz: - Ambrose .... Ambrose ... Ambrose.... miré a todos lados buscando de donde o de quien provenía el pronunciamente de mi nombre, el perro seguía allí ahora era él el que me miraba, a nueva cuenta la voz: - Ambrose, mi querida y amada Ambrose .... qué ha pasado con la que se hacía llamar la agonía de Roma?
Lentamente comencé a agacharme para tomar de nuevo una piedra, estando encuclillas me quedé así, el perro me rodeó, oliéndome en cada paso que me hacía, mis ojos se tornaron maliciosos, una sonrisa diabólica, permanecí baja mientras el perro seguía haciendo sus estúpidas acciones, de nuevo la voz y esta vez ya sabía de quien se trataba: - Mi amada Ambrose, eres menos que un despojo humano ... y tantos planes que tenía para ti mi néctar de Dioses....
Apoyé los puños de mis manos en el suelo, aún sosteniendo en una de mis manos la piedra, con una risa divertida pero sin llegar ser completamente perceptible dije: - Ssssssssssshhhhhhh .... cállate!!!!
- Ambrose .... Dónde han quedado los planes de tomar lo que por derecho nos corresponde?....
- Te he dicho qué te calleeeeeeees!!!!!! ....
- Ambrose ... Ambrose ... te recuerdo que sin mi no eres nada .... tu sin mi er....
No dejé terminar la frase en el momento en que comencé a carcajearme de las últimas palabras dichas por aquella voz "misteriosa"
- HAHAHAHAHHAHA no no no no .... HAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHA .... dejame recordarte algo ..... Tú sin mi no eres nada ...... Klaudius ..... eres un asqueroso invento que ahora no tiene .... uso .... lo entiendes? HAHAHAHAHAHHAHAHAAHAAHHAAHHA
El silencio se hizo presente, el maldito animal no se cansaba de darme vueltas, levanté la piedra y le pegué con fuerza en la cabeza de la pequeña e indefensa bestia, una vez más hasta que el pobre cayó al suelo, quizas inconsciente tal vez muerto, un golpe más y la sangre salpicó, de pronto la voz volvía a pronunciarse: - Tú y yo somos ..... inseparables .... tú y yo somos .... uno .... mi amada Ambrose.
Completamente iracunda comencé a golpear una y otra vez la cabeza del perro, aplastandola más y más contra el piso, su sangre ya caía en mi rostro y mientras lo hacía gritaba, me decía: - Yo soy solo YO!!!! .... Yo soy Ambrose Casale .... la agonía del Imperio, el sufrimiento de Roma!!!!!!
Me quedé mirando lo que quedaba de aquel perro, con la mano levantada, con la piedra llena de sangre, pelos y demás porquería, me enfurecí conmigo misma, lancé la piedra y dijé mientras me ponía de pie: - JA! y ahora mato perros romanos .... es la sangre de ROMA no la de un puerco animal la que debe bañar mis manos ....
Levantándome y caminando sin un rumbo fijo.
Ambrose- Dios/a
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Re: Las calles del mercado
Pensamientos (Dark Archer)
-------------------------------------------------
Por entre aquellas callejuelas solitarias hacía nuevamente su aparición el ahora conocido por no tener nombre. Llevaba cubierto su cuerpo por el mismo manto perlado que había aparecido en su resurrección. La parte superior de su rostro yacía protegida por la sombra que su inusual vestimenta le proveía.
El sol bajaba su intensidad a medida que las dos de la tarde daban. Un extraño ventarral había bajado la temperatura en los suficientes grados para hacer del día algo agradable para todo poblador romano. Mujeres con niños salían por el buen clima permitiéndose olvidar el largo tramo de sucesos funestos venidos en la ciudad. Solomon intuía la dirección de aquella masa, no existía dudas luego de oír uno que otro coro helénico en honor de los dioses.
Dark Archer mostraba una amarga sonrisa al darse cuenta de la realmente patética actuación de los hombres, sólo mascotas que pese a ser afrentados por sus dueños le siguen moviendo tan gentilmente la cola. Pero aquel ser conocía algo que ellos no...algo en verdad importante.
Me es difícil creer que este hombre no conociera la verdadera naturaleza de sus hermanos. Sus energías son inconmensurables, aun estando tan lejos como lo están...Eris, diosa de la discordia ha muerto, siendo sólo dormida por otro dios, quien quiera sea por parte de Richard.
Su rostro desencajado marcaba un abrupta pausa en su meditación. Algo sucedía en aquel muy lejano sitio en el cual habían luchado los hermanos del senador. Sus pasos fueron cortados dejando que su silueta recta quedase a merced del viento que sacudía sus ropas con estrepitosa fuerza.
Richard desapareció. Increíble.
Se mostro alterado al sentir aquella esencia que habría asesinado a la deidad que custodiaba el alma de su hermano. No sabía el porqué pero aquello que acabo con la vida de Richard sin duda guardaba una gran filiación con la propia divinidad que Solomon retenía en su interior. De inmediato sus puños se cerraron mientras su gesto se volvía más pétreo e inflexible. Podía ser que Zeus o Hades también hallan despertado en esta era?
Si es así...
Respondiendose a sí mismo a la pregunta que aun no florecía por completo en su mente.
No. Aquello no importa. Los humanos triunfaremos, mi corazón lo presiente. Nada puede destruir mis planes. Menos aun al tener a una de ellos a mi merced. Poseidón...no, el no...mientras aquel siga donde debe estar...maldito.
La oscuridad proyectada por su cuerpo en el árido suelo tomaba la apariencia de un arco con el medio cuerpo de un hombre naciendo de su parte superior.
Todo estará bien...mientras aquel siga durmiendo.
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Por entre aquellas callejuelas solitarias hacía nuevamente su aparición el ahora conocido por no tener nombre. Llevaba cubierto su cuerpo por el mismo manto perlado que había aparecido en su resurrección. La parte superior de su rostro yacía protegida por la sombra que su inusual vestimenta le proveía.
El sol bajaba su intensidad a medida que las dos de la tarde daban. Un extraño ventarral había bajado la temperatura en los suficientes grados para hacer del día algo agradable para todo poblador romano. Mujeres con niños salían por el buen clima permitiéndose olvidar el largo tramo de sucesos funestos venidos en la ciudad. Solomon intuía la dirección de aquella masa, no existía dudas luego de oír uno que otro coro helénico en honor de los dioses.
Dark Archer mostraba una amarga sonrisa al darse cuenta de la realmente patética actuación de los hombres, sólo mascotas que pese a ser afrentados por sus dueños le siguen moviendo tan gentilmente la cola. Pero aquel ser conocía algo que ellos no...algo en verdad importante.
Me es difícil creer que este hombre no conociera la verdadera naturaleza de sus hermanos. Sus energías son inconmensurables, aun estando tan lejos como lo están...Eris, diosa de la discordia ha muerto, siendo sólo dormida por otro dios, quien quiera sea por parte de Richard.
Su rostro desencajado marcaba un abrupta pausa en su meditación. Algo sucedía en aquel muy lejano sitio en el cual habían luchado los hermanos del senador. Sus pasos fueron cortados dejando que su silueta recta quedase a merced del viento que sacudía sus ropas con estrepitosa fuerza.
Richard desapareció. Increíble.
Se mostro alterado al sentir aquella esencia que habría asesinado a la deidad que custodiaba el alma de su hermano. No sabía el porqué pero aquello que acabo con la vida de Richard sin duda guardaba una gran filiación con la propia divinidad que Solomon retenía en su interior. De inmediato sus puños se cerraron mientras su gesto se volvía más pétreo e inflexible. Podía ser que Zeus o Hades también hallan despertado en esta era?
Si es así...
Respondiendose a sí mismo a la pregunta que aun no florecía por completo en su mente.
No. Aquello no importa. Los humanos triunfaremos, mi corazón lo presiente. Nada puede destruir mis planes. Menos aun al tener a una de ellos a mi merced. Poseidón...no, el no...mientras aquel siga donde debe estar...maldito.
La oscuridad proyectada por su cuerpo en el árido suelo tomaba la apariencia de un arco con el medio cuerpo de un hombre naciendo de su parte superior.
Todo estará bien...mientras aquel siga durmiendo.
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Re: Las calles del mercado
Mac se encontraba caminando por las transitadas calles del mercado, que ya se había vuelto su lugar favorito donde podía estar, robar, matar y hacer todo tipo de maldades. Siempre con su rostro libre de expresiones sentimentales, sin embargo nadie savia de sus verdaderas intensiones, cualquiera que lo viese pensaría que es como cualquier otra persona.
Voltio la mirada hacia su lado derecho y vio como una persona de edad avanzada era despojada de sus pertenencias de una manera muy salvaje por otros dos tipos mas jóvenes, “sin duda es un buen lugar para vivir” pensó Mac mientras seguía en su camino, Aquellos dos rateros huyeron corriendo después de haber apuñalado al viejo, al parecer lo que le habían robado eran unas monedas de oro, -Viejo tonto, este no es un lugar para cargar tanto dinero- dijo Mac, “amenos que seas un centurión o tengas tu escolta”.
Mac se apresuro a seguir a los ladrones, el dinero le serviría a él. No tardo en alcanzarlos, y menos en matarlos, Recogió el morral con el oro y después se retiro.
Voltio la mirada hacia su lado derecho y vio como una persona de edad avanzada era despojada de sus pertenencias de una manera muy salvaje por otros dos tipos mas jóvenes, “sin duda es un buen lugar para vivir” pensó Mac mientras seguía en su camino, Aquellos dos rateros huyeron corriendo después de haber apuñalado al viejo, al parecer lo que le habían robado eran unas monedas de oro, -Viejo tonto, este no es un lugar para cargar tanto dinero- dijo Mac, “amenos que seas un centurión o tengas tu escolta”.
Mac se apresuro a seguir a los ladrones, el dinero le serviría a él. No tardo en alcanzarlos, y menos en matarlos, Recogió el morral con el oro y después se retiro.
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Re: Las calles del mercado
Mac se encontraba como de costumbre en uno de sus lugares favoritos, viendo como las personas compraban y vendían, miro hacia la derecha y vio a una señora comprando carne, luego hacia la izquierda y vio a dos personas discutiendo, al parecer eran amigos, pero uno había engañado al otro para poner un negocio, y cuando lo habían logrado el primero se adueño de todo, pero después unos maleantes la destruyeron toda su mercancía. y ese era el motivo de su discusión, Cosa que le recordó un antiguo relato que alguna vez escucho de los labios de su padre cuando era niño, que decía de la siguiente forma……………………………………..
Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad. Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol.
Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regocijaron con un banquete.
Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños;
¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela ? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su ahora enemiga.
Más no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo unos individuos sacrificando un xoloescuintle; cayó el águila sobre ella y se llevó una visera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.
Cosa que llevo a deducir a Mac la Siguiente moraleja. Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.
Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad. Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol.
Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regocijaron con un banquete.
Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños;
¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela ? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su ahora enemiga.
Más no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo unos individuos sacrificando un xoloescuintle; cayó el águila sobre ella y se llevó una visera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.
Cosa que llevo a deducir a Mac la Siguiente moraleja. Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.
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Re: Las calles del mercado
-Tienda… tienda… tienda… tienda…- repetía fastidiado una y otra vez mientras caminaba por las calles que rodeaban al mercado, mirando hacia los lados. Entraba en la zona donde había mayor cantidad de tiendas y personas comprando o esperando en el exterior, mirando a todo aquel que se les cruzara por delante, incluyéndome. Y yo que no estaba de muy buen humor, les devolvía una mirada completamente diferente: insultándolos con mis ojos, por así decirlo. O al menos eso debían sentir al verme. -¿Qué mierda hago aquí?-
Me percaté de que seguía perdiendo el tiempo inútilmente, pero qué se le iba a hacer, no tenía más que hacer por el momento y estaba perdido de todo el mundo. Nadie sabía de mí en ese momento porque me había quedado escondido por ahí sin moverme. Pero a mí ni me importaba, la cuestión era que nada tenía que hacer allá en Roma en ese momento y estaba pensando seriamente –o algo como eso– en buscar un destino que no tuviera tanta mierda. Ir a otro lugar… a un sitio que aún no hubiera explorado.
-Debería cambiar esta mierda. Pero… ¿A dónde voy a ir? O mejor… ¿Qué mierda voy a hacer?- me dije en voz baja mientras miraba al frente, pero con mi mirada perdida en la nada. –Primero un caballo… después lo demás.-
Sí, necesitaba un animal en el que transportarme ya que mis piernas me estaban matando de tanto caminar como un estúpido. No sabía a dónde mierda iba a conseguir un caballo decente; ganas de buscar faltaban, oro para comprar uno, no me alcanzaba ni pensarlo. Entonces… ¿Cómo lo iba a hacer? Alguna manera iba a encontrar. Pero pronto, un golpe me despertó de mis estúpidos pensamientos y me detuve enseguida. Bajé la vista y vi a un muchacho bastante joven, de piel clara y cabello rubio, más bien parecía una niña; tenía una pinta de afeminado que por poco y me reía, pero no lo hice, aunque debo admitirlo que estuve cerca.
-Oye tú, fíjate por donde caminas!- gritó el muchacho con una voz graciosa.
-No me obligues a hablar, niñita, no estoy de humor y si quisiera decirte algo, créeme que te dejaría llorando.- tenía ganas de golpear a alguien y ese niño se veía justo en el blanco de una buena patada allí en el suelo, pero no quería soportar después cuando se queje y se ponga a llorar como un bebé.
-No golpeo a las mujeres, linda, así que no te preocupes. Me largo de aquí- dije en un tono irónico al mismo tiempo que mostraba una sonrisa maliciosa. No estaba de más decir alguna de otra ridiculez sin que pudiera contestarme aquel chico. Decidí quitar la vista de él para hacerme a un lado y seguir con mi camino esquivando al muchacho. Y como me lo suponía la gente mirándome con desprecio, y los que ayudaban al muchacho, hablando de mí a mis espaldas. ¡Rayos! Cuando estaba de mal humor no quedaba bien con nadie y terminaba causando problemas en algún lado. Desde mi llegada a Roma, seguramente ninguno de los que había visto, querrían volverme a encontrar por ahí. Porque… todos se habían molestado con mi actitud. Nadie que no estuviera acostumbrado a tratar conmigo, podría soportar mi temperamento. Y ciertamente, no muchas personas lo estaban; pero sí había los que obligadamente quizás, podrían llegar a aguantar mi insolencia.
Me percaté de que seguía perdiendo el tiempo inútilmente, pero qué se le iba a hacer, no tenía más que hacer por el momento y estaba perdido de todo el mundo. Nadie sabía de mí en ese momento porque me había quedado escondido por ahí sin moverme. Pero a mí ni me importaba, la cuestión era que nada tenía que hacer allá en Roma en ese momento y estaba pensando seriamente –o algo como eso– en buscar un destino que no tuviera tanta mierda. Ir a otro lugar… a un sitio que aún no hubiera explorado.
-Debería cambiar esta mierda. Pero… ¿A dónde voy a ir? O mejor… ¿Qué mierda voy a hacer?- me dije en voz baja mientras miraba al frente, pero con mi mirada perdida en la nada. –Primero un caballo… después lo demás.-
Sí, necesitaba un animal en el que transportarme ya que mis piernas me estaban matando de tanto caminar como un estúpido. No sabía a dónde mierda iba a conseguir un caballo decente; ganas de buscar faltaban, oro para comprar uno, no me alcanzaba ni pensarlo. Entonces… ¿Cómo lo iba a hacer? Alguna manera iba a encontrar. Pero pronto, un golpe me despertó de mis estúpidos pensamientos y me detuve enseguida. Bajé la vista y vi a un muchacho bastante joven, de piel clara y cabello rubio, más bien parecía una niña; tenía una pinta de afeminado que por poco y me reía, pero no lo hice, aunque debo admitirlo que estuve cerca.
-Oye tú, fíjate por donde caminas!- gritó el muchacho con una voz graciosa.
-No me obligues a hablar, niñita, no estoy de humor y si quisiera decirte algo, créeme que te dejaría llorando.- tenía ganas de golpear a alguien y ese niño se veía justo en el blanco de una buena patada allí en el suelo, pero no quería soportar después cuando se queje y se ponga a llorar como un bebé.
-No golpeo a las mujeres, linda, así que no te preocupes. Me largo de aquí- dije en un tono irónico al mismo tiempo que mostraba una sonrisa maliciosa. No estaba de más decir alguna de otra ridiculez sin que pudiera contestarme aquel chico. Decidí quitar la vista de él para hacerme a un lado y seguir con mi camino esquivando al muchacho. Y como me lo suponía la gente mirándome con desprecio, y los que ayudaban al muchacho, hablando de mí a mis espaldas. ¡Rayos! Cuando estaba de mal humor no quedaba bien con nadie y terminaba causando problemas en algún lado. Desde mi llegada a Roma, seguramente ninguno de los que había visto, querrían volverme a encontrar por ahí. Porque… todos se habían molestado con mi actitud. Nadie que no estuviera acostumbrado a tratar conmigo, podría soportar mi temperamento. Y ciertamente, no muchas personas lo estaban; pero sí había los que obligadamente quizás, podrían llegar a aguantar mi insolencia.
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Re: Las calles del mercado
Mercaderes. Clientela. Toda la misma mierda. Se repetia siempre en aquella parte de Roma. Mis recuerdos aun estaban escritos entre cada calle de esa ciudad. Habia caminado por ellas durante tanto tiempo que aunque tuviera ahora mis nuevos poderes podia tener memoria. Poco a poco me entremezcle entre la gente. Al parecer nadie me reconocia, y tampoco me importaba. No queria que las legiones romanas estuviesen preguntando por mi. Que me cuestionaran el porque de mi ausencia. Aunque claro siempre estarian los lambiscones que estarian de acuerdo en ejecutarme, o simplemente hacerme a un lado.
Pero eso era lo que buscaba, libertad de hacer lo que quisiera. Inlcuso justo ahora podria acabar con todas estas personas y mandarlas directo hacia los infiernos. Pero la presencia solo de mi cosmos alarmaria a cualquier otro guerrero que estuviese ahi, y eso no era muy conveniente y mas tratandose de hades.
Me imaginaba a cada pecador. Las prostitutas, los avariciosos, los mentirosos. Sin duda todos ellos tendrian una muy buena estadia en cada rincon del inframundo. Al fin y al cabo de eso se trataba de jusgarles. Segui caminando, unos cuantos soldados por aqui, otro por alla, casi estaban regados por toda la plazuela.
Bien creo que tendre que ocultar mi rostro. Musite, y sin mas, aproveche el gentio para robarme una sabana, y la porte como capucha, ocultando asi mi rostro mientras seguia caminando por esos lares. Recuerdos de mi humanidad que solamente debieron ser borradas, pero que ahora regresaban, solo para aturdir un poco mas mi mente.
Pero eso era lo que buscaba, libertad de hacer lo que quisiera. Inlcuso justo ahora podria acabar con todas estas personas y mandarlas directo hacia los infiernos. Pero la presencia solo de mi cosmos alarmaria a cualquier otro guerrero que estuviese ahi, y eso no era muy conveniente y mas tratandose de hades.
Me imaginaba a cada pecador. Las prostitutas, los avariciosos, los mentirosos. Sin duda todos ellos tendrian una muy buena estadia en cada rincon del inframundo. Al fin y al cabo de eso se trataba de jusgarles. Segui caminando, unos cuantos soldados por aqui, otro por alla, casi estaban regados por toda la plazuela.
Bien creo que tendre que ocultar mi rostro. Musite, y sin mas, aproveche el gentio para robarme una sabana, y la porte como capucha, ocultando asi mi rostro mientras seguia caminando por esos lares. Recuerdos de mi humanidad que solamente debieron ser borradas, pero que ahora regresaban, solo para aturdir un poco mas mi mente.
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Re: Las calles del mercado
Hablar
Chrystalle caminaba calmadamente entre la multitud de gente que se congregaba en el mercado, unos venían de compras para llevar lo necesario y otros que vendían lo que tenían para ganar algo extra. El ambiente era tranquilo pero muy ruidoso para poder pensar, ella miro de un lado a otro no hace mucho ella había llegado aquí para ver como eran las cosas y comprobar ciertos asuntos. A pesar de ser romana de padre, ella nunca había venido antes y no seria así si ella no estuviera solo como lo esta ahora.
Aun sin inmutarse y manteniendo esa postura fría que había adoptado después de aquel suceso, Chrystalle sintió reconocer el calor de lo que era vivir en paz y tranquilidad. En ese instante noto que había varios soldados y recordó a su padre y las cosas que había obtenido en base a engaños y muertes pero que podía hacer ahora simplemente nada, incluso ella era una romana.
Siguió su trayecto esquivando a una que otra persona que se cruzaba en su camino y aveces golpeando a otras sin la intención, solo quería alejarse de esos sujetos, cuando choco con una persona que caminaba por ahí.
-Disculpe-
Fue lo único que salio de mis labios, a pesar de todo aun no olvidaba los modales que mi madre me enseño y al avanzar unos cuantos pasos mas sentí algo proveniente de el, le mire fijamente pero ese manto impedía mostrar quien era aquella persona.
Aun sin inmutarse y manteniendo esa postura fría que había adoptado después de aquel suceso, Chrystalle sintió reconocer el calor de lo que era vivir en paz y tranquilidad. En ese instante noto que había varios soldados y recordó a su padre y las cosas que había obtenido en base a engaños y muertes pero que podía hacer ahora simplemente nada, incluso ella era una romana.
Siguió su trayecto esquivando a una que otra persona que se cruzaba en su camino y aveces golpeando a otras sin la intención, solo quería alejarse de esos sujetos, cuando choco con una persona que caminaba por ahí.
-Disculpe-
Fue lo único que salio de mis labios, a pesar de todo aun no olvidaba los modales que mi madre me enseño y al avanzar unos cuantos pasos mas sentí algo proveniente de el, le mire fijamente pero ese manto impedía mostrar quien era aquella persona.
OFF: Espero no interrumpir algo planeado
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Re: Las calles del mercado
Pasaba el tiempo mientras las colas de vendedores no se hacia esperar. De poco en poco la cola se hacia interminable. Como si cada uno de ellos buscara hasta el ultimo centavo por querer vender. Ofertas y demandas. Gritos. Y unas cuantas riñas de lado a lado. Mientras veia como seguia todo sin novedad por aquellos lares, parecia como si alguien estuviera siguiendome. O solo era mi imaginacion. Pero la sola presencia de aquel ente me molestaba de mas. Di media vuelta para ver de quien se trataba. Pero parecia que se perdia entre la multitud. Di media vuelta y tope con una joven. Pero no le tome mucha importancia. Parecia mas que nada una simple campesina.
Pidio disculpas como debio haber sido desde el principio. Y parecia que queria descifrar algo de mi. Aparte la vista de ella y simplemente me aleje de ahi. Estaba retardado para lo primordial. O al menos eso pensaba. No habia movimientos aun por parte de Hades y mientras estuviera en Roma, queria ver que haria Ares. Los guerreros de este se estaban moviendo poco a poco. Aunque en realidad, algunos cosmos se perdian en su totalidad. Peleas innecesarias hacian que cayeran como moscas.
Bueno, creo que sera mejor gastar mis ansias locas con alguna puta... Musite mientras seguia caminando. Habia escuchado de una cantina o algo asi por el estilo, quedaba lejos de ahi. Pero sin duda el vino y demas mujeres podrian hacer mucho mas ameno el momento.
Pidio disculpas como debio haber sido desde el principio. Y parecia que queria descifrar algo de mi. Aparte la vista de ella y simplemente me aleje de ahi. Estaba retardado para lo primordial. O al menos eso pensaba. No habia movimientos aun por parte de Hades y mientras estuviera en Roma, queria ver que haria Ares. Los guerreros de este se estaban moviendo poco a poco. Aunque en realidad, algunos cosmos se perdian en su totalidad. Peleas innecesarias hacian que cayeran como moscas.
Bueno, creo que sera mejor gastar mis ansias locas con alguna puta... Musite mientras seguia caminando. Habia escuchado de una cantina o algo asi por el estilo, quedaba lejos de ahi. Pero sin duda el vino y demas mujeres podrian hacer mucho mas ameno el momento.
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