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Restos del coliseo de entrenamientos
Recuerdo del primer mensaje :
Corría con gran ímpetu, sin embargo era un sentimiento de determinación y ansiedad la que la guiaba, hasta su usual sonrisa volvía a dibujarse en su rostro. Estaba dispuesta a dejar las preocupaciones y los caprichos atrás, mas nunca olvidar pues eran el impulso de esa energía de querer crecer, volverse fuerte, nunca nadie más la subestimaría por ser una niña.
La inmensa y maltrecha estructura de un coliseo se abría paso frente a ella a pesar de que era prácticamente escombros seguía reconociéndose. Se preguntaba si el estado de aquel lugar había sido producto del espíritu de los guerreros al entrenar o el de una catástrofe de la guerra. Era algo muy diferente a Roma, al menos en ese preciso momento ese lugar estaba desolado algo que le agradaba mucho a la pequeña, supuso entonces que por un tiempo al menos ese podría ser no solo el lugar donde fortalecerse sino un refugio, aunque sus sentidos percibían que habría más de un lugar para asombrar y embobar su inestable y caprichosa forma de ser. Intento recordar ciertos momentos en los cuales sus ojos eran las puertas a su experiencia y diversión, las horas viendo a los gladiadores entrenar y el tiempo libre practicando acrobacias en los bosques.
Velocidad, agilidad y fuerza. Se pasó horas entrenando arduamente cada movimiento y golpe, si alguien hubiera estado allí para observar como una niña destrozaba prácticamente todo lo que confrontaba, se habría sin duda alguna sorprendido. El estruendo de las maderas y rocas quebrándose y el agitado ritmo de su respiración se elevaban al cielo y se expandían entre ecos por toda la infraestructura. Pensaba para si misma que aunque tuviese que costarle sangre, sudor y lagrimas lograría caminar el sendero que el destino le había presentado. Tener un propósito y una meta la motivaba, quería dar todo de sí y rogaba por no decepcionar a nadie más, menos aún a sí misma.
La inmensa y maltrecha estructura de un coliseo se abría paso frente a ella a pesar de que era prácticamente escombros seguía reconociéndose. Se preguntaba si el estado de aquel lugar había sido producto del espíritu de los guerreros al entrenar o el de una catástrofe de la guerra. Era algo muy diferente a Roma, al menos en ese preciso momento ese lugar estaba desolado algo que le agradaba mucho a la pequeña, supuso entonces que por un tiempo al menos ese podría ser no solo el lugar donde fortalecerse sino un refugio, aunque sus sentidos percibían que habría más de un lugar para asombrar y embobar su inestable y caprichosa forma de ser. Intento recordar ciertos momentos en los cuales sus ojos eran las puertas a su experiencia y diversión, las horas viendo a los gladiadores entrenar y el tiempo libre practicando acrobacias en los bosques.
Velocidad, agilidad y fuerza. Se pasó horas entrenando arduamente cada movimiento y golpe, si alguien hubiera estado allí para observar como una niña destrozaba prácticamente todo lo que confrontaba, se habría sin duda alguna sorprendido. El estruendo de las maderas y rocas quebrándose y el agitado ritmo de su respiración se elevaban al cielo y se expandían entre ecos por toda la infraestructura. Pensaba para si misma que aunque tuviese que costarle sangre, sudor y lagrimas lograría caminar el sendero que el destino le había presentado. Tener un propósito y una meta la motivaba, quería dar todo de sí y rogaba por no decepcionar a nadie más, menos aún a sí misma.
Sylvanas- Amazona Dorada
- Ataques :
AD - Eterno Resplandor (1850)
Defensa :
Fuerza de voluntad
Cantidad de envíos : 130
Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Se quedó mirando al Santo de Aries como si le extrañara su forma tonta de responder. Es decir, un verdadero hombre no habría dado una respuesta tan marica como esa; al menos no del lugar en el que venía. ¿Sería que los varones en el Santuario eran todos unos afeminados como ese tipo? Un comentario como el que hizo Night equivaldría a una golpiza. Aunque claro, eso si es que hablaba con un verdadero hombre. Se levantó para responderle de la mejor forma a su compañero, poniéndose delante de él y sonriendo cual gato Cheshire. –Mi nombre es Night.- Le dijo mientras examinaba al chico de pies a cabeza, como si localizara los puntos más vulnerables en él. Sin pensarlo dos veces cerró los ojos y le metió un puntapié a Arone en donde más le dolería no sólo a él, sino a cualquier individuo del sexo masculino. Aunque las Cloths brindaban una protección excepcional, un golpe certero en esa zona desprotegida sería tremendamente doloroso. Quería ver al pequeño renacuajo retorcerse por el sufrimiento.
Su atención estaba completamente sobre el Santo de Aries, apenas y había escuchado los balbuceos de Tauro o el atrevimiento de la amazona. Le eran indiferentes. Casi se sentía culpable por haber hecho algo como eso, siendo que no le dio oportunidad para defenderse debido a que fue muy rápido y lo tomó desprevenido en un ataque sorpresa, presentándose con una cara aparentemente amistosa. Luego de hacer eso sólo mencionó: Eres tan inútil… con esa actitud te van a comer vivo.- Sólo fue sincero. Ni aunque estuviera con compañeros depositaria tal confianza, después de todo eran soldados y no los mejores amigos. Para Night no había amigos, sólo aliados, que podían ser útiles o inútiles. Y Arone había demostrado ser un idiota. Hasta ahora el único que había demostrado ser interesante era Aspros, tenía una esencia que le provocaba cierta admiración. El problema es que no sabía exactamente qué causaba esa sensación, como si el peliazul no pudiera errar.
Revolvió un poco sus cabellos negros y luego miró al resto de tontos. Sí, eran tontos. No los conocía, pero proyectaban un aura de serlo. Posicionó sus manos en la cadera y escuchó un poco de la conversación a la que no estaba invitado, sólo fragmentos, pues lo que la basura dijera no era de su interés. Es que en serio, cuando llegó al Santuario imaginaba que encontraría fieros guerreros a su nivel. Quien se pusiera en el lugar de Night comprendería la gran decepción que sentía de estar rodeado de ineptos: pensaba que todos los soldados eran como Aspros, poderosos y de apariencia imponente, pero en cambio sólo estaban ahí un niño patético, un muro con piernas con más músculos que cerebro y una mocosa. ¿Se puede sentir la frustración como un dolor en el pecho? Pues Night la experimentaba así de primera mano.
Rió al escuchar las palabras del toro, no entendía a que diablos se refería con controlar la mente y por qué lo estaba mirando precisamente a él. En serio, estaba frustrado. MUY frustrado. -¿Qué me estás mirando? Grandísimo asno…Para que te lo sepas a mi nadie me controla.- Farfulló mientras retornaba la vista a Aspros.-Vámonos de aquí… Estoy muy decepcionado por lo que he visto hoy, demasiado, me da vergüenza portar esta armadura dorada desde el momento en el que pise este Coliseo.- Dijo mientra daba media vuelta, no sin antes aplaudir a la joven invidente por sus valientes palabras.- Felicitaciones niña, es claro que eres mucho mejor que tu maestrucho, bien por ti.- Admitió mientras aplaudía y una bella sonrisa maliciosa aparecía en sus labios. Aunque Night era un guerrero de corazón bondadoso también tenía un atisbo de maldad dentro de él, era muy claro.
Su atención estaba completamente sobre el Santo de Aries, apenas y había escuchado los balbuceos de Tauro o el atrevimiento de la amazona. Le eran indiferentes. Casi se sentía culpable por haber hecho algo como eso, siendo que no le dio oportunidad para defenderse debido a que fue muy rápido y lo tomó desprevenido en un ataque sorpresa, presentándose con una cara aparentemente amistosa. Luego de hacer eso sólo mencionó: Eres tan inútil… con esa actitud te van a comer vivo.- Sólo fue sincero. Ni aunque estuviera con compañeros depositaria tal confianza, después de todo eran soldados y no los mejores amigos. Para Night no había amigos, sólo aliados, que podían ser útiles o inútiles. Y Arone había demostrado ser un idiota. Hasta ahora el único que había demostrado ser interesante era Aspros, tenía una esencia que le provocaba cierta admiración. El problema es que no sabía exactamente qué causaba esa sensación, como si el peliazul no pudiera errar.
Revolvió un poco sus cabellos negros y luego miró al resto de tontos. Sí, eran tontos. No los conocía, pero proyectaban un aura de serlo. Posicionó sus manos en la cadera y escuchó un poco de la conversación a la que no estaba invitado, sólo fragmentos, pues lo que la basura dijera no era de su interés. Es que en serio, cuando llegó al Santuario imaginaba que encontraría fieros guerreros a su nivel. Quien se pusiera en el lugar de Night comprendería la gran decepción que sentía de estar rodeado de ineptos: pensaba que todos los soldados eran como Aspros, poderosos y de apariencia imponente, pero en cambio sólo estaban ahí un niño patético, un muro con piernas con más músculos que cerebro y una mocosa. ¿Se puede sentir la frustración como un dolor en el pecho? Pues Night la experimentaba así de primera mano.
Rió al escuchar las palabras del toro, no entendía a que diablos se refería con controlar la mente y por qué lo estaba mirando precisamente a él. En serio, estaba frustrado. MUY frustrado. -¿Qué me estás mirando? Grandísimo asno…Para que te lo sepas a mi nadie me controla.- Farfulló mientras retornaba la vista a Aspros.-Vámonos de aquí… Estoy muy decepcionado por lo que he visto hoy, demasiado, me da vergüenza portar esta armadura dorada desde el momento en el que pise este Coliseo.- Dijo mientra daba media vuelta, no sin antes aplaudir a la joven invidente por sus valientes palabras.- Felicitaciones niña, es claro que eres mucho mejor que tu maestrucho, bien por ti.- Admitió mientras aplaudía y una bella sonrisa maliciosa aparecía en sus labios. Aunque Night era un guerrero de corazón bondadoso también tenía un atisbo de maldad dentro de él, era muy claro.
Night- General Marino
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Burning Star Crusher (2550)
AD - Tempestad de los Jóvenes Águila (2650)
AM - Abyss Retrace (2850)
AM - Posesión Divina (2950)
AF - Carte Garde (3150)
Defensa :
Extra HandsDE - Blooming
Cantidad de envíos : 248
Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Mi mente se encontraba llena de dudas ya que mis primeras intenciones antes de saber sobre los caballeros y espectros era encontrar una forma de ayudar a los demás sin tener que usar la violencia o algo parecido pero también quería aprender a controlar aquellos poderes que se encontraba surgiendo en mi interior para que con el pudiera proteger a aquellos que me necesitaran…aun sabiendo que al hacer eso me estaría contradiciendo…sabiendo que al elegir el poder comenzaría a recorrer un camino cubierto por sangre, sangre que yo mismo tendría que derramar para poder salvar a aquellos que amaba y estimaba…por esa razón me encontraba tan confundido ya que deseaba que alguien me ayudara pero…como? si el único que sabía cómo me sentía era yo…ni siquiera guren quien había sido mi compañero y amigo hasta ahora.
Pero no solo era eso sino que también tenía dudas sobre mis propias interrogantes. Que demonios me estaría pasando en esos momentos para que me pudiera sentir de tal modo, a menos que…Estaba recordando que esta no era la primera vez que me sentía de tal modo ya que la última vez que me sentí tan confuso fue cuando comencé a dominar mi poder de ataque…que acaso estaba a punto de despertar otra técnica o de verdad serian simples dudas que me venían a la mente. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de capricornio quien se presento como Night pero no mostré expresión ya que me encontraba más ocupado pensando en mi razón de estar aquí pero.-Arone cuidado…-Susurro Guren a mi oído para que me diera cuenta de que mi supuesto “compañero” estaba a punto de darme un puntapié en la ingle.
Por suerte pude detenerlo antes de que me tocara pero al ver que me atacaba sin razón me molesto lo cual se noto en la expresión que tenia ya que cambio de amistosa a seria mientras que sin darme cuenta comenzaba a elevar mi cosmos el cual causo que la palma con la cual detuve su puntapié se comenzara a calentar bastante tanto que comenzó a calentar el metal que nos cubría a ambos.-Quizás te molesto mi respuesta pero tú has tenido la culpa ya que quien dice ese tipo de comentarios, te he respondido a ese cuestionamiento por educación pero si tanto te a molestado la respuesta…no hubiera sido mejor que te mantuvieras callado?...-Mi tono era serio además de que a causa de mi poder mis ojos tomaron una tonalidad rojiza. Notaba la forma en que géminis intentaba mostrarnos algo al usar su cosmos sobre nosotros pero a causa de las molestia que me estaba causando Night no le preste demasiada atención a las imágenes que mandaba a nuestra mente ya que me encontraba más concentrado en el presente en lugar de simples recuerdos del pasado.
A veces era algo impulsivo ya que me guiaba mas por lo que sentía que por mis pensamientos aunque a veces es diferente ya que si me siento triste o confundido me dejo llevar más por mis pensamientos que por mis emociones pero en este caso era obvio que me está dejando llevar por el enojo que sentía encontrar de capricornio.-Tengo esa actitud ya que no veía razón para ser frio con un futuro compañero pero al ver tu no lo tomaste a bien me doy cuenta de que no eres mejor que yo ya que aquellos que solo confían en sí mismos a veces son los primeros en caer…pero creo que de lo mismo ya que no te are cambiar de opinión.-Mis palabras eran frias y aunque tuviera unas enormes ganas de golpearlo me contuve ya que quisiera o no el seria mi compañero.-Y se supone que yo soy el niño entre ustedes ha?.-Comencé a bajar de las gradas con lentitud ya que no vía razón para continuar al lado de capricornio.
Guren que te parecieron los supuestos recuerdos de Aspros.-Pregunte ya que el pareció estar atento a lo que ocurrió.-No te sabría decir ya que…de alguna forma su ideología es correcta he incorrecta a la vez pero eso solo tu lo tienes que entender al igual que lo demás caballero que están ahora…-Suspire ya que no le había prestado atención a aquellas imágenes pero a lo que si le preste interés fueron a las palabras de Sylvanas ya que eran correctas en mi opinión además de que me habían ayudado a disipar las dudas que se comenzaron a anidar en mi mente de momento, después de bajar unos cuantos escalones por fin llegue a la arena y comencé a caminar a donde se encontraban Aldebarán y Sylvanas.-No veo razón para hablar ya que todo lo que se tenía que decir se ha dicho…además lo único que tengo que decir es que comparto la ideología del caballero y amazona de Tauro…-El tono que había usado era fuerte para que aquellos con lo que venía en un principio pudieran escuchar mi opinión, me coloque al lado de la joven para tan solo decir.-Gracias Syvanas…-Le susurre al oído con cariño y gratitud ya que me había ayudado bastante con sus palabras
Pero no solo era eso sino que también tenía dudas sobre mis propias interrogantes. Que demonios me estaría pasando en esos momentos para que me pudiera sentir de tal modo, a menos que…Estaba recordando que esta no era la primera vez que me sentía de tal modo ya que la última vez que me sentí tan confuso fue cuando comencé a dominar mi poder de ataque…que acaso estaba a punto de despertar otra técnica o de verdad serian simples dudas que me venían a la mente. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de capricornio quien se presento como Night pero no mostré expresión ya que me encontraba más ocupado pensando en mi razón de estar aquí pero.-Arone cuidado…-Susurro Guren a mi oído para que me diera cuenta de que mi supuesto “compañero” estaba a punto de darme un puntapié en la ingle.
Por suerte pude detenerlo antes de que me tocara pero al ver que me atacaba sin razón me molesto lo cual se noto en la expresión que tenia ya que cambio de amistosa a seria mientras que sin darme cuenta comenzaba a elevar mi cosmos el cual causo que la palma con la cual detuve su puntapié se comenzara a calentar bastante tanto que comenzó a calentar el metal que nos cubría a ambos.-Quizás te molesto mi respuesta pero tú has tenido la culpa ya que quien dice ese tipo de comentarios, te he respondido a ese cuestionamiento por educación pero si tanto te a molestado la respuesta…no hubiera sido mejor que te mantuvieras callado?...-Mi tono era serio además de que a causa de mi poder mis ojos tomaron una tonalidad rojiza. Notaba la forma en que géminis intentaba mostrarnos algo al usar su cosmos sobre nosotros pero a causa de las molestia que me estaba causando Night no le preste demasiada atención a las imágenes que mandaba a nuestra mente ya que me encontraba más concentrado en el presente en lugar de simples recuerdos del pasado.
A veces era algo impulsivo ya que me guiaba mas por lo que sentía que por mis pensamientos aunque a veces es diferente ya que si me siento triste o confundido me dejo llevar más por mis pensamientos que por mis emociones pero en este caso era obvio que me está dejando llevar por el enojo que sentía encontrar de capricornio.-Tengo esa actitud ya que no veía razón para ser frio con un futuro compañero pero al ver tu no lo tomaste a bien me doy cuenta de que no eres mejor que yo ya que aquellos que solo confían en sí mismos a veces son los primeros en caer…pero creo que de lo mismo ya que no te are cambiar de opinión.-Mis palabras eran frias y aunque tuviera unas enormes ganas de golpearlo me contuve ya que quisiera o no el seria mi compañero.-Y se supone que yo soy el niño entre ustedes ha?.-Comencé a bajar de las gradas con lentitud ya que no vía razón para continuar al lado de capricornio.
Guren que te parecieron los supuestos recuerdos de Aspros.-Pregunte ya que el pareció estar atento a lo que ocurrió.-No te sabría decir ya que…de alguna forma su ideología es correcta he incorrecta a la vez pero eso solo tu lo tienes que entender al igual que lo demás caballero que están ahora…-Suspire ya que no le había prestado atención a aquellas imágenes pero a lo que si le preste interés fueron a las palabras de Sylvanas ya que eran correctas en mi opinión además de que me habían ayudado a disipar las dudas que se comenzaron a anidar en mi mente de momento, después de bajar unos cuantos escalones por fin llegue a la arena y comencé a caminar a donde se encontraban Aldebarán y Sylvanas.-No veo razón para hablar ya que todo lo que se tenía que decir se ha dicho…además lo único que tengo que decir es que comparto la ideología del caballero y amazona de Tauro…-El tono que había usado era fuerte para que aquellos con lo que venía en un principio pudieran escuchar mi opinión, me coloque al lado de la joven para tan solo decir.-Gracias Syvanas…-Le susurre al oído con cariño y gratitud ya que me había ayudado bastante con sus palabras
Arone- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
Ataques :
AD - Fiamme di cuore (1950)
AD - Fuoco sacro stella (2050)
AM- Spiriti Fiammeggianti (2250)
AM- Cristallo Rosso (1350)
AM- Di Lava Esplosione (2650)*
Defensa :
Muralla de Cristal
Cantidad de envíos : 254
Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Y tal cual lo esperaba, aquellos sujetos habían demostrado ser unos completos inútiles. No, no solo unos inútiles, sino un montón de ignorantes que creían en unas virtudes pasadas e insensatas que en aquellos tiempos, eran irrelevantes. No comprendían, no captaban los puntos que quería exponer y en resumen, no valían nada, ni como peones, ni como corderos de sacrificio...eran puras basuras dispensables que no sabían que hacer con sus vidas, eran gusanos retorciéndose sobre sí mismos y creyéndose las mejores cosas del mundo...eran un cero a la izquierda, eran algo tácito, eran dispensables. Si desaparecían de la faz de la tierra, no cambiarían nada. Nada.
...sigh. lo único que dejó escapar Géminis ante la cháchara inútil de Tauro fue un suspiro indolente y desinteresado. No valía la pena hacerle notar su objetivo si su propio cráneo no era capaz de ingerir un poco de información, y eso que lo había intentado de la forma más eficaz e infalible que tenía a la mano…tal como dijo Night a su espalda, el tipo era un asno. Volteándose y retrayendo su cosmoenergía para pasar de Aldebarán y Sylvanas, hizo lo propio con Arone y dejó que aquel trío se reuniera en el centro de la arena mientras el los miraba por encima, acompañado de Night. Ahí fue que escuchó palabras sueltas de Aries, nada importante y totalmente desechable…pero lo que salió de la boca de la pequeña Amazona, sin embargo, fue lo que esperaba. Finalmente alguien había dado en el clavo. Esbozando una sonrisa sincera por primera vez desde hacía días, Aspros miró directamente a Sylvanas mientras descartaba de su mente al par de inútiles que tenía cerca de ella.
Hablas con sabiduría, pequeña Amazona. Acertaste y tan solo puedo estar de acuerdo contigo. concedió Géminis, mientras sus ojos se llenaban de una pequeña pero significativa chispa de…esperanza? Sí, tal vez. Sabes, creo que te haré caso, seguiré tu sugerencia…ten por seguro que encontraré ese control del cual carezco y así te demostraré que puedo superar mis sombras personales. declaró Aspros sin perder de vista a Sylvanas al tiempo que otro estruendo hacía temblar el Coliseo: otra abertura espacio-temporal se había abierto, haciendo que el umbral de la realidad desapareciera alrededor del Geminiano y de Capricornio, quien se encontraba a su espalda. Considéralo una promesa...créeme, encontraré la respuesta y ahí te la daré, y será la correcta. Finalizó Aspros, volteándose para dar varios pasos adelante y adentrarse en su técnica de Otra Dimensión.
Ah, sí. Sobre lo primero que mencionaste…no sabría contestarte. dijo de pronto el ex-senador, perdiendo su sonrisa y dejando que la mirada de su rostro perfilado se clavara en los ojos ciegos de Sylvanas, quien se encontraba mucho más allá. Tengo meses sin ver a mi “maldito gemelo” y Cambre fue destruida hasta los cimientos. le informó el peliazul con el tono más neutral y seco que pudo proferir, mostrando que aquella pequeña “travesura” de su lado ambicioso no le había calado nada bien. De hecho, la reprobaba en toda su extensión pero lo que hecho, hecho ya estaba…no podía cambiar el curso de la historia. Y como no puedo cambiar nada del pasado, supongo que te debo una disculpa…aunque a estas alturas no signifique nada para ti. Creo que esa es otra razón para demostrarte que puedo definirme a mi mismo…y para terminar, dos cosas- empezó Géminis, mientras la abertura dimensional empezaba a cerrarse, engulléndolo junto a Night. En poco tiempo empezarán a llegar más aspirantes a Santos…deberían prepararse para eso. Antes de que crean que es otra mentira más, les diré que mi misión ahora es encontrar a esos prospectos…y tranquilos, que no los “controlaré”, no es de mi interés tener un ejército de cadáveres vivientes, aunque eso me lleva al segundo punto… de pronto, la mirada de Aspros se afiló para clavarse tanto en Aldebarán como en Arone. Tauro, deberías aprender de tu compañera, tal como ha dicho Night has quedado como un asno descerebrado. Y Arone…eres un novato patético, esa actitud voluble y la dependencia en un conejo parlante solo te llevarán a la muerte…si quieres mejorar y ser realmente útil, dirígete al norte, más precisamente a Macedonia. Allí se encuentra uno de los sujetos que eventualmente se convertirá en un Santo de Athena, ve con él, indícale el camino y puede que descubras algo sobre ti mismo…y por supuesto, no te olvides de entrenar…luchar contra bandidos ignorantes no es prueba de ser un verdadero Santo de Oro. Tal vez si ambos pueden encargarse de darle las direcciones adecuadas a ese hombre y a los que están por llegar o incluso, a los que lo han hecho y no han siquiera notado, puede que incluso mejoren la condición de este lugar… concluyó Aspros, dejando sus sugerencias en el aire sin saber si las tomarían o las abandonarían, ya no dependía de él. Por mi parte, tengan la certeza de que cuando regrese, será con un avance. Adiós…Aldebarán, Amazona de Tauro y…Arone. Cuida esos lindos ojos, no se sabe cuando podrías perderlos. sin más, la abertura se cerró con un sonido de succión, dejando a los tres Santos de Oro totalmente solos…lo que hicieran a continuación, sería su total y absoluta responsabilidad. Ya Aspros había dado sus sugerencias y partido hacia su siguiente destino: la Capital del Imperio, Roma.
...sigh. lo único que dejó escapar Géminis ante la cháchara inútil de Tauro fue un suspiro indolente y desinteresado. No valía la pena hacerle notar su objetivo si su propio cráneo no era capaz de ingerir un poco de información, y eso que lo había intentado de la forma más eficaz e infalible que tenía a la mano…tal como dijo Night a su espalda, el tipo era un asno. Volteándose y retrayendo su cosmoenergía para pasar de Aldebarán y Sylvanas, hizo lo propio con Arone y dejó que aquel trío se reuniera en el centro de la arena mientras el los miraba por encima, acompañado de Night. Ahí fue que escuchó palabras sueltas de Aries, nada importante y totalmente desechable…pero lo que salió de la boca de la pequeña Amazona, sin embargo, fue lo que esperaba. Finalmente alguien había dado en el clavo. Esbozando una sonrisa sincera por primera vez desde hacía días, Aspros miró directamente a Sylvanas mientras descartaba de su mente al par de inútiles que tenía cerca de ella.
Hablas con sabiduría, pequeña Amazona. Acertaste y tan solo puedo estar de acuerdo contigo. concedió Géminis, mientras sus ojos se llenaban de una pequeña pero significativa chispa de…esperanza? Sí, tal vez. Sabes, creo que te haré caso, seguiré tu sugerencia…ten por seguro que encontraré ese control del cual carezco y así te demostraré que puedo superar mis sombras personales. declaró Aspros sin perder de vista a Sylvanas al tiempo que otro estruendo hacía temblar el Coliseo: otra abertura espacio-temporal se había abierto, haciendo que el umbral de la realidad desapareciera alrededor del Geminiano y de Capricornio, quien se encontraba a su espalda. Considéralo una promesa...créeme, encontraré la respuesta y ahí te la daré, y será la correcta. Finalizó Aspros, volteándose para dar varios pasos adelante y adentrarse en su técnica de Otra Dimensión.
Ah, sí. Sobre lo primero que mencionaste…no sabría contestarte. dijo de pronto el ex-senador, perdiendo su sonrisa y dejando que la mirada de su rostro perfilado se clavara en los ojos ciegos de Sylvanas, quien se encontraba mucho más allá. Tengo meses sin ver a mi “maldito gemelo” y Cambre fue destruida hasta los cimientos. le informó el peliazul con el tono más neutral y seco que pudo proferir, mostrando que aquella pequeña “travesura” de su lado ambicioso no le había calado nada bien. De hecho, la reprobaba en toda su extensión pero lo que hecho, hecho ya estaba…no podía cambiar el curso de la historia. Y como no puedo cambiar nada del pasado, supongo que te debo una disculpa…aunque a estas alturas no signifique nada para ti. Creo que esa es otra razón para demostrarte que puedo definirme a mi mismo…y para terminar, dos cosas- empezó Géminis, mientras la abertura dimensional empezaba a cerrarse, engulléndolo junto a Night. En poco tiempo empezarán a llegar más aspirantes a Santos…deberían prepararse para eso. Antes de que crean que es otra mentira más, les diré que mi misión ahora es encontrar a esos prospectos…y tranquilos, que no los “controlaré”, no es de mi interés tener un ejército de cadáveres vivientes, aunque eso me lleva al segundo punto… de pronto, la mirada de Aspros se afiló para clavarse tanto en Aldebarán como en Arone. Tauro, deberías aprender de tu compañera, tal como ha dicho Night has quedado como un asno descerebrado. Y Arone…eres un novato patético, esa actitud voluble y la dependencia en un conejo parlante solo te llevarán a la muerte…si quieres mejorar y ser realmente útil, dirígete al norte, más precisamente a Macedonia. Allí se encuentra uno de los sujetos que eventualmente se convertirá en un Santo de Athena, ve con él, indícale el camino y puede que descubras algo sobre ti mismo…y por supuesto, no te olvides de entrenar…luchar contra bandidos ignorantes no es prueba de ser un verdadero Santo de Oro. Tal vez si ambos pueden encargarse de darle las direcciones adecuadas a ese hombre y a los que están por llegar o incluso, a los que lo han hecho y no han siquiera notado, puede que incluso mejoren la condición de este lugar… concluyó Aspros, dejando sus sugerencias en el aire sin saber si las tomarían o las abandonarían, ya no dependía de él. Por mi parte, tengan la certeza de que cuando regrese, será con un avance. Adiós…Aldebarán, Amazona de Tauro y…Arone. Cuida esos lindos ojos, no se sabe cuando podrías perderlos. sin más, la abertura se cerró con un sonido de succión, dejando a los tres Santos de Oro totalmente solos…lo que hicieran a continuación, sería su total y absoluta responsabilidad. Ya Aspros había dado sus sugerencias y partido hacia su siguiente destino: la Capital del Imperio, Roma.
Aspros- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
El viento sopló calmo meciendo los cabellos y el ropaje que portaba Aldebarán, aquella tela bastante malgastada se hacía ondas por todo su cuerpo por lo maltrecha que estaba. Adoptó la clásica postura de siempre y sus prominentes brazos parecían ensancharse cada vez que tensaba sus músculos, mientras escuchaba hablar a Sylvanas. Era verdad todo lo que decía, pero quien había venido de mala gana eran ellos y si su lenguaje era la violencia, pues con violencia había que responderles. Las palabras de Night penetraron el oído del gigante causando una sonrisa irónica en su faz. – La marioneta ha hablado… disculpa que no te reciba de buena forma, es solo que tu titiritero no te ha presentado como se debe, discúlpame si estuve mal…
Masculló por lo bajo, pero muy audible aun para aquel que estaba detrás de Aspros. Cuando musitó lo demás y aplaudió, simplemente suspiró y observó a la pequeña de reojos, había hablado con tanta justicia que cualquiera diría que era la mismísima Athena. Miró a Night y con un tono seco musitó. – Si, soy un asno, pero debo valer mas que un títere y por mas que suene raro comparto tu opinión, esta niña podrá ser aun mas grandiosa de lo que soy yo que no valgo nada, pero me alegra que por lo menos tengas un razonamiento y tengas un poquito de mente para darte cuenta.
Puedes irte, disculpa haber herido tus sentimientos, es que no me doy con los bufones. Sin embargo, temo decir que me dejé llevar por la furia, no tendría que haber contestado así, gracias por recordármelo Syl… y gracias por haberme hecho que me tranquilizara y no asesinara a estos dos soldaditos de chapa porque estaría mal en nombre de Athena. – dijo observando a la pequeña que estaba a su lado.
Cuando habló Aspros lo escuchó, esta vez desde otro punto de vista, quería oír hablar al verdadero “jefe”. – Te equivocas Géminis, he hablado con la verdad. Es cierto sí, que me dejé llevar, pero con esos dotes de grandeza e incontrolable personalidad no puedes autonombrarte Patriarca y sé que estoy en lo correcto. Por lo pronto, los santos que lleguen estarán en buenas manos, es una promesa como guerrero…
Cuando el agujero dimensional estaba a punto de cerrarse, simplemente dejando ya casi no ver nada de Aspros ni de Night musitó bien alto. – Adiós Géminis y adiós muñequito o como te llames.
Musitó con ironía mientras se descruzaba de brazos suspirando. Observó con seriedad a la niña, había dado un verdadero discurso y, luego miró a Arone. – Lamento haber tenido que encontrarme con éstos tipos, realmente me dejé llevar pero comparto una sola cosa, el Santuario no se moverá solo… así que como oyeron debemos organizar un par de cosas y espero que estén preparados para recibir a los próximos guerreros.
Se dio la vuelta, observó el coliseo convertido en ruinas, aun más desastrosas de cuando él había arribado allí. Suspiró nuevamente, acomodó sus cabellos que estaban posados en su pecho para tirarlos hacia su espalda y caminar lentamente. – Pronto espero volver a verte y que me demuestres si vales tanto como hablas, Aspros.
Pensó el gigante mientras comenzó a caminar en silencio, estaba disgustado por la actitud del pelinegro que le había insultado y no le había respondido como se debía, ambos lo habían hecho, sin embargo se habían ido, bastante hombres eran para decir las cosas solamente cuando se iban, al menos eso pensaba Aldebarán.
Masculló por lo bajo, pero muy audible aun para aquel que estaba detrás de Aspros. Cuando musitó lo demás y aplaudió, simplemente suspiró y observó a la pequeña de reojos, había hablado con tanta justicia que cualquiera diría que era la mismísima Athena. Miró a Night y con un tono seco musitó. – Si, soy un asno, pero debo valer mas que un títere y por mas que suene raro comparto tu opinión, esta niña podrá ser aun mas grandiosa de lo que soy yo que no valgo nada, pero me alegra que por lo menos tengas un razonamiento y tengas un poquito de mente para darte cuenta.
Puedes irte, disculpa haber herido tus sentimientos, es que no me doy con los bufones. Sin embargo, temo decir que me dejé llevar por la furia, no tendría que haber contestado así, gracias por recordármelo Syl… y gracias por haberme hecho que me tranquilizara y no asesinara a estos dos soldaditos de chapa porque estaría mal en nombre de Athena. – dijo observando a la pequeña que estaba a su lado.
Cuando habló Aspros lo escuchó, esta vez desde otro punto de vista, quería oír hablar al verdadero “jefe”. – Te equivocas Géminis, he hablado con la verdad. Es cierto sí, que me dejé llevar, pero con esos dotes de grandeza e incontrolable personalidad no puedes autonombrarte Patriarca y sé que estoy en lo correcto. Por lo pronto, los santos que lleguen estarán en buenas manos, es una promesa como guerrero…
Cuando el agujero dimensional estaba a punto de cerrarse, simplemente dejando ya casi no ver nada de Aspros ni de Night musitó bien alto. – Adiós Géminis y adiós muñequito o como te llames.
Musitó con ironía mientras se descruzaba de brazos suspirando. Observó con seriedad a la niña, había dado un verdadero discurso y, luego miró a Arone. – Lamento haber tenido que encontrarme con éstos tipos, realmente me dejé llevar pero comparto una sola cosa, el Santuario no se moverá solo… así que como oyeron debemos organizar un par de cosas y espero que estén preparados para recibir a los próximos guerreros.
Se dio la vuelta, observó el coliseo convertido en ruinas, aun más desastrosas de cuando él había arribado allí. Suspiró nuevamente, acomodó sus cabellos que estaban posados en su pecho para tirarlos hacia su espalda y caminar lentamente. – Pronto espero volver a verte y que me demuestres si vales tanto como hablas, Aspros.
Pensó el gigante mientras comenzó a caminar en silencio, estaba disgustado por la actitud del pelinegro que le había insultado y no le había respondido como se debía, ambos lo habían hecho, sin embargo se habían ido, bastante hombres eran para decir las cosas solamente cuando se iban, al menos eso pensaba Aldebarán.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Había sido algo impulsivo, no estaba segura si mi mente tenía la capacidad para decir todo aquello que salió de mis labios, pero aun así, creía comprenderlo. Lo que mi pecho estaba expresando, una verdad en mi interior que hasta entonces desconocía. Y escuché la voz del geminiano, era diferente, no cargaba con ese sarcasmo ni esa amargura siniestra. Me serene al poder sentir esa faceta de su persona que tal vez era la razón por la cual estaba amparado por esa armadura. Y esperaba con ansias que ese hombre pudiese encontrar su verdad, y sobretodo el control. Que pudiese conocerse a si mismo y saber decidir el camino correcto.
Por un instante suspiré aliviada de que aquella situación no haya terminado en peores instancias, que habían podido ver mas allá de su orgullo o su impulso. No todos podían ver el mundo y los valores de este de la misma manera, no se puede a alguien imponer eso. Pero algo tan simple como unas palabras lograron quebrarlo todo. Mis cejas se arquearon y mis ojos se clavaron en donde se encontraba el único de los caballeros que aun le resultaba desconocido. Todo ese temple de serenidad, de calidez se esfumo en un santiamén. Sentí un furor recorrerme el cuerpo, y por un instante estuve a punto de salir corriendo a golpear a ese joven. Enterré mis dedos en la tierra, aforrándome a esta conteniendo ese impulso como si me hubiesen atado a mi posición. Exhale bruscamente, conteniéndome, cerré mis ojos sin poder encontrar ya esa luz que hasta hace un momento me apaciguaba el alma.
Quise hablar pero las palabras se arremolinaron en mi garganta, trabándose, tan solo dejando liberarse una tensión en mi respiración y el chasqueo de mis dientes al presionarse con rabia. ¡Pedazo de idiota descarado! ¿Cómo se atreve? Eso no es un caballero, esa “cosa” no puede ser digna de portar una armadura sagrada, no se la merece. Sabía que el mundo era ignorante, estúpido y cruel, pero pensaba que ese alejado y especial lugar era uno de los pocos donde la necedad no tenía lugar. Donde cada miembro que con orgullo construye y defiende los ideales de la paz y la esperanza, no podía imaginar el mismo caos que en las calles romanas. No quería verlo como un lugar como cualquier otro, no lo era, no lo seria.
Se marcharon y luego de escuchar las palabras de Alde sentí como si ese nudo se tornase más grande. Él estaba tratando de defender aquello en lo que creía y yo me interpuse y lo deje en ridículo. Pues no soy más que una niña, una novata que aun busca crecer y ser mejor. Y él que había sido el que me había abierto los ojos a ese camino, a esa luz. Él, mi guía, se refería hacia el mismo como algo inferior.
“¡No!¡Basta! No soy más que nadie, ni menos…. Vuelve a ser niña, a sentir solo alegría….¡No! es falsa, eso no es alegría, es una mentira. El tiempo y el mundo no se detendrá, cerrando mis ojos solo huyo…estoy cansada de eso.” Mi mente se enturbiaba en aquellos pensamientos. De rodillas al suelo, mis manos lo rasgaban sintiendo la áspera y húmeda tierra hasta abrirse liberando la tensión que contenían. Suspire, aún tenía mucho por caminar era un largo trecho para llegar a encontrar la luz al final del camino, aún debía aprender y crecer. Escuché los pasos de Alde alejándose y sentí como si mi pecho se compungiera y desease llorar de la rabia.
-Alde…- Respire profundamente y lo llamé sin darme la vuelta, con un tono tan apagado y tenue que de no ser por el penetrante silencio no habría sido audible. Mi espalda se encorvaba inconcientemente como si desease estar en esa posición de pena, de pequeña. Con mi dedo índice rasgaba la tierra, moviéndola levemente.
-Lo siento…creo…que hable de mas…hice que te insultaran y se burlaran de ti.- el me había enseñado tanto mas que solo a luchar, que lo tratasen así me indignaba. Él sabía defenderse, era un hombre fuerte y valiente, con un inmenso corazón como para que simples palabras fuesen a hacer mucho. Pero me molestaba…
-La verdad es que ni siquiera se si lo que digo tiene valor…quise abalanzarme sobre ese gusano y darle una lección que no olvidara jamás…pero…-me pause agachando mas mi cabeza dejando que mi mentón reposara en el calido peto de la armadura. Pues lo que sentía tal vez no era adecuado para una guerrera y tal vez demostraba debilidad en ella pero era lo que su corazón anhelaba…paz. – Pero hasta que esta guerra verdaderamente comience…mientras el mundo no este en peligro…no deseo mas luchas. Menos aún las innecesarias…quiero apreciar los pocos momentos de paz y de vida que puedan quedarnos. Antes de volvernos peones de los dioses…quiero vivir plenamente y no tener que presenciar dolor ni violencia. –me puse de pie y me volteé hacia ambos, mi rostro estaba algo apagado, tal vez era el agobio, tal vez la consternación de tantos pensamientos y sentimientos que no llegaba a comprender por completo. Mis labios parecieron curvarse, tan ínfima sonrisa prácticamente invisible. Tal vez en ese momento no tuviese el ímpetu con el que solía actuar, pero tenía fe y confiaba en que más allá de todo, daría lo mejor de mí por lograr ser quien anhelaba. Retomé con lentitud el paso, siguiéndolos a lo que fuese a esperarnos, no pasaba por mi mente que podría yo hacer, pero de una cosa no tenía dudas. Lo intentaría…
Por un instante suspiré aliviada de que aquella situación no haya terminado en peores instancias, que habían podido ver mas allá de su orgullo o su impulso. No todos podían ver el mundo y los valores de este de la misma manera, no se puede a alguien imponer eso. Pero algo tan simple como unas palabras lograron quebrarlo todo. Mis cejas se arquearon y mis ojos se clavaron en donde se encontraba el único de los caballeros que aun le resultaba desconocido. Todo ese temple de serenidad, de calidez se esfumo en un santiamén. Sentí un furor recorrerme el cuerpo, y por un instante estuve a punto de salir corriendo a golpear a ese joven. Enterré mis dedos en la tierra, aforrándome a esta conteniendo ese impulso como si me hubiesen atado a mi posición. Exhale bruscamente, conteniéndome, cerré mis ojos sin poder encontrar ya esa luz que hasta hace un momento me apaciguaba el alma.
Quise hablar pero las palabras se arremolinaron en mi garganta, trabándose, tan solo dejando liberarse una tensión en mi respiración y el chasqueo de mis dientes al presionarse con rabia. ¡Pedazo de idiota descarado! ¿Cómo se atreve? Eso no es un caballero, esa “cosa” no puede ser digna de portar una armadura sagrada, no se la merece. Sabía que el mundo era ignorante, estúpido y cruel, pero pensaba que ese alejado y especial lugar era uno de los pocos donde la necedad no tenía lugar. Donde cada miembro que con orgullo construye y defiende los ideales de la paz y la esperanza, no podía imaginar el mismo caos que en las calles romanas. No quería verlo como un lugar como cualquier otro, no lo era, no lo seria.
Se marcharon y luego de escuchar las palabras de Alde sentí como si ese nudo se tornase más grande. Él estaba tratando de defender aquello en lo que creía y yo me interpuse y lo deje en ridículo. Pues no soy más que una niña, una novata que aun busca crecer y ser mejor. Y él que había sido el que me había abierto los ojos a ese camino, a esa luz. Él, mi guía, se refería hacia el mismo como algo inferior.
“¡No!¡Basta! No soy más que nadie, ni menos…. Vuelve a ser niña, a sentir solo alegría….¡No! es falsa, eso no es alegría, es una mentira. El tiempo y el mundo no se detendrá, cerrando mis ojos solo huyo…estoy cansada de eso.” Mi mente se enturbiaba en aquellos pensamientos. De rodillas al suelo, mis manos lo rasgaban sintiendo la áspera y húmeda tierra hasta abrirse liberando la tensión que contenían. Suspire, aún tenía mucho por caminar era un largo trecho para llegar a encontrar la luz al final del camino, aún debía aprender y crecer. Escuché los pasos de Alde alejándose y sentí como si mi pecho se compungiera y desease llorar de la rabia.
-Alde…- Respire profundamente y lo llamé sin darme la vuelta, con un tono tan apagado y tenue que de no ser por el penetrante silencio no habría sido audible. Mi espalda se encorvaba inconcientemente como si desease estar en esa posición de pena, de pequeña. Con mi dedo índice rasgaba la tierra, moviéndola levemente.
-Lo siento…creo…que hable de mas…hice que te insultaran y se burlaran de ti.- el me había enseñado tanto mas que solo a luchar, que lo tratasen así me indignaba. Él sabía defenderse, era un hombre fuerte y valiente, con un inmenso corazón como para que simples palabras fuesen a hacer mucho. Pero me molestaba…
-La verdad es que ni siquiera se si lo que digo tiene valor…quise abalanzarme sobre ese gusano y darle una lección que no olvidara jamás…pero…-me pause agachando mas mi cabeza dejando que mi mentón reposara en el calido peto de la armadura. Pues lo que sentía tal vez no era adecuado para una guerrera y tal vez demostraba debilidad en ella pero era lo que su corazón anhelaba…paz. – Pero hasta que esta guerra verdaderamente comience…mientras el mundo no este en peligro…no deseo mas luchas. Menos aún las innecesarias…quiero apreciar los pocos momentos de paz y de vida que puedan quedarnos. Antes de volvernos peones de los dioses…quiero vivir plenamente y no tener que presenciar dolor ni violencia. –me puse de pie y me volteé hacia ambos, mi rostro estaba algo apagado, tal vez era el agobio, tal vez la consternación de tantos pensamientos y sentimientos que no llegaba a comprender por completo. Mis labios parecieron curvarse, tan ínfima sonrisa prácticamente invisible. Tal vez en ese momento no tuviese el ímpetu con el que solía actuar, pero tenía fe y confiaba en que más allá de todo, daría lo mejor de mí por lograr ser quien anhelaba. Retomé con lentitud el paso, siguiéndolos a lo que fuese a esperarnos, no pasaba por mi mente que podría yo hacer, pero de una cosa no tenía dudas. Lo intentaría…
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Ya no me sentía tan intimidado por la presencia de aquellos santos que al parecer tenían un ideal completamente distinto al que teníamos los demás, ahora lo único que me provocaban era un ligero malestar ya que me molestaba su forma de hacer las cosas y no solo eso sino que también era la actitud que ambos tomaban uno era de una aparente superioridad casi absoluta mientras que el otro era una marioneta llena de oscuridad. No podía negar el hecho de que me sentía un tanto tenso ya que no me encontraba acostumbrado a tal desempeño de poder como el de Aspros, ya que aunque fuese el ser más oscuro entre nosotros debía de admitir que era poderoso.
Escuchaba el crujido que se escuchaba a causa de la técnica de Geminis la cual me llamaba bastante la atención pero notaba que era bastante destructiva ya que miraba de reojo la manera en que pedazos de la estructura era llevadas por el portal que había creado Aspros. Tense mis músculos al escuchar la forma en que se dirigía a mi ya que de alguna manera sabia que era verdad ya que era un novato siendo caballero por eso mis dudas acerca de ser uno dorado, porque una armadura tan poderosa me abría elegido si sigo siendo un niño que no sabe nada acerca de las batallas y que apenas está controlando el cosmos.-Macedonia?...-A quien podría encontrar ahi que me pudiera ayudar a descubrir algo sobre mi?, pero tenía razón sobre que no debía valerme solo en Guren ya que el no es el que peleara en un futuro cercano sino que yo, por lo tanto el que debía fortalecerse era yo.
Hasta luego…-Dije con una mirada seria y al mismo tiempo un tanto decepcionada.-Yo también estoy de acuerdo de que el Santuario no se moverá por si solo…seguiré por ahora la sugerencia que me dio Geminis…iré a buscar a aquel que se convertirá en un futuro santo ya que quizás nos sea de ayuda además de que ese viaje me servirá bastante ya que con el podre entrenar un poco mejor… -Di unos cuantos pasos hacia a tras ya que me quería dirigir a la salida pero antes de ello decidí dar la media vuelta para observar a los dos guardianes de Tauro.-Aspros de alguna manera tiene razón sobre mi ya que aun soy un novato en esto…pero no me rendiré tan fácil ante alguien como el…pero yo creo que el mejor para guiar al santuario y aquellos que se volverán guerreros…deberías de ser tu Aldebarán ya que eres el más sabio aquí pero no solo tu sino que también Sylvanas…ustedes me demostraron que no hay que rendiré ante nada ni nadie pero sobre todo me ayudaron a encontrar de nuevo el camino que ya había elegido con anterioridad…-Eso fueron mis últimas palabras antes de mostrar una sonrisa y darles la espalda.
Sentía una gran serenidad en mi interior ya que había encontrado de nuevo el camino que había sido iluminado por mi determinación, mis pasos resonaban en la arena mientras me comenzaba a alejar de Aldebaran y Sylvanas para dejarlos solo y para yo poder comenzar con mi viaje.
Escuchaba el crujido que se escuchaba a causa de la técnica de Geminis la cual me llamaba bastante la atención pero notaba que era bastante destructiva ya que miraba de reojo la manera en que pedazos de la estructura era llevadas por el portal que había creado Aspros. Tense mis músculos al escuchar la forma en que se dirigía a mi ya que de alguna manera sabia que era verdad ya que era un novato siendo caballero por eso mis dudas acerca de ser uno dorado, porque una armadura tan poderosa me abría elegido si sigo siendo un niño que no sabe nada acerca de las batallas y que apenas está controlando el cosmos.-Macedonia?...-A quien podría encontrar ahi que me pudiera ayudar a descubrir algo sobre mi?, pero tenía razón sobre que no debía valerme solo en Guren ya que el no es el que peleara en un futuro cercano sino que yo, por lo tanto el que debía fortalecerse era yo.
Hasta luego…-Dije con una mirada seria y al mismo tiempo un tanto decepcionada.-Yo también estoy de acuerdo de que el Santuario no se moverá por si solo…seguiré por ahora la sugerencia que me dio Geminis…iré a buscar a aquel que se convertirá en un futuro santo ya que quizás nos sea de ayuda además de que ese viaje me servirá bastante ya que con el podre entrenar un poco mejor… -Di unos cuantos pasos hacia a tras ya que me quería dirigir a la salida pero antes de ello decidí dar la media vuelta para observar a los dos guardianes de Tauro.-Aspros de alguna manera tiene razón sobre mi ya que aun soy un novato en esto…pero no me rendiré tan fácil ante alguien como el…pero yo creo que el mejor para guiar al santuario y aquellos que se volverán guerreros…deberías de ser tu Aldebarán ya que eres el más sabio aquí pero no solo tu sino que también Sylvanas…ustedes me demostraron que no hay que rendiré ante nada ni nadie pero sobre todo me ayudaron a encontrar de nuevo el camino que ya había elegido con anterioridad…-Eso fueron mis últimas palabras antes de mostrar una sonrisa y darles la espalda.
Sentía una gran serenidad en mi interior ya que había encontrado de nuevo el camino que había sido iluminado por mi determinación, mis pasos resonaban en la arena mientras me comenzaba a alejar de Aldebaran y Sylvanas para dejarlos solo y para yo poder comenzar con mi viaje.
Arone- Caballeros Dorados
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
El hombre de cabellos negros sólo desapareció en la oscuridad mientras seguía sonriendo como si hubiera algo de divertido. Pero en realidad sí que había algo de divertido en el asunto, las múltiples reacciones de los Santos dorados. Aunque sinceramente esperaba otro tipo de respuesta por parte del joven Arone, como un buen puñetazo o algunas ofensas para entrar en calor. Pero nada, no obtuvo nada y eso también lo decepcionaba. Sólo quería darle una breve lección a aquel muchacho que sin duda le iba a ayudar en la vida: nunca confíes en nadie, ni en tus compañeros, pues hasta ellos te pueden apuñalar por la espalda. Una enseñanza muy valiosa que aprendió de cierto hombre cuyo nombre no recordaba en ese momento. Reconocía que era completamente cierto que no se debía depositar la confianza, especialmente en desconocidos, sin importar el color de su armadura. Nunca pensó que encontraría tan buen entretenimiento en las filas de la Diosa sabia, todos esos sujetos no hacían nada más que hacerlo reventar en una risa histérica, impidiendo que su sonrisa socarrona se borrase de su rostro. Antes de entrar completamente en la puerta abierta por Aspros el muchacho dio una última hojeada a los rostros que pertenecían a los presentes, como si se los quisiera grabar en la memoria dado que sospechaba que no los iba a volver a ver en mucho tiempo. Al menos eso esperaba, le daban asco. Desconocía el tipo de lugar que iba a encontrar si daba un paso hacia adelante pero pensó “No tengo nada que perder”, se introdujo y se esfumó. No se quería ir sin antes intercambiar algunos comentarios más con el tipo musculoso pero, la verdad es que sólo sería perder tiempo que jamás iba a poder recuperar. Por el momento debía mantenerse bajo control y no dejar que pequeñas cosas como esos insignificantes seres los distrajeran de alcanzar su meta final. Todavía no sabía cuál era esa meta, pero esperaba descubrirla junto al Santo dorado de Géminis. Tenía buenos presentimientos estando con él. Ignorando completamente las palabras vanas de Tauro sobre ser algún tipo de marioneta o esclavo del peliazul.
[Cambio de escena]
Night- General Marino
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Caminando en el terreno pedregoso que llevaba desde el riachuelo ubicado a las afueras del Santuario al trayecto principal de losas de piedra recubiertas de polvo y suciedad de la entrada del recinto de Athena, Aspros se encontraba dirigiendo a una nueva recluta que respondía al nombre de Jezzara.
Los enormes y vastos escalones que ascendían poco a poco hasta un rellano en el que se encontraba una fuente con un obelisco volvían a aparecer en una bifurcación que bien llevaba hacia un camino en ascenso o a uno que descendía a lo que parecía ser un enorme cráter en la zona, que en realidad se trataba del enorme coliseo de entrenamiento cuyas gradas lograban aunar aquella ilusión. Bajando poco a poco por las escaleras del sitio y siendo seguido por la rubia, el peliazul finalmente se detuvo en el centro de toda la estructura para voltear y así encarar a la recluta que había conducido hasta allí.
Ahora sí, oficialmente has pisado el territorio principal del Santuario…de aquí no hay vuelta atrás. informó Aspros con tono serio, posando sus dos manos sobre la cintura. El otro camino que de seguro pudiste ver cuando llegamos a la bifurcación conduce directamente al corazón de todo el Santuario de Athena, conocido como las Doca Casas del Zodiaco o en su defecto, los Doce Templos de la Elíptica. señaló el Dorado mientras que su dedo apuntaba directamente a la lejana ladera de la montaña que se elevaba cada vez más y más. Al final se encuentra el Templo de Athena, que es el lugar más sagrado de todos. La misión principal de los Santos es impedir que cualquier fuerza invasora atraviese los Templos y llegue a pisar aquel lugar, ya que desde tiempos mitológicos es donde se ha salvaguardado la diosa de la guerra y la sabiduría. La primera línea de defensa está conformada por los Santos de Bronce y Plata…mientras que el anillo interior y la fuerza principal del ejército son los Caballeros Dorados. Ahora dime, o mejor muéstrame a que parte de nuestro ejército perteneces…en resumen, muéstrame la fuerza de tu cosmos.
Los enormes y vastos escalones que ascendían poco a poco hasta un rellano en el que se encontraba una fuente con un obelisco volvían a aparecer en una bifurcación que bien llevaba hacia un camino en ascenso o a uno que descendía a lo que parecía ser un enorme cráter en la zona, que en realidad se trataba del enorme coliseo de entrenamiento cuyas gradas lograban aunar aquella ilusión. Bajando poco a poco por las escaleras del sitio y siendo seguido por la rubia, el peliazul finalmente se detuvo en el centro de toda la estructura para voltear y así encarar a la recluta que había conducido hasta allí.
Ahora sí, oficialmente has pisado el territorio principal del Santuario…de aquí no hay vuelta atrás. informó Aspros con tono serio, posando sus dos manos sobre la cintura. El otro camino que de seguro pudiste ver cuando llegamos a la bifurcación conduce directamente al corazón de todo el Santuario de Athena, conocido como las Doca Casas del Zodiaco o en su defecto, los Doce Templos de la Elíptica. señaló el Dorado mientras que su dedo apuntaba directamente a la lejana ladera de la montaña que se elevaba cada vez más y más. Al final se encuentra el Templo de Athena, que es el lugar más sagrado de todos. La misión principal de los Santos es impedir que cualquier fuerza invasora atraviese los Templos y llegue a pisar aquel lugar, ya que desde tiempos mitológicos es donde se ha salvaguardado la diosa de la guerra y la sabiduría. La primera línea de defensa está conformada por los Santos de Bronce y Plata…mientras que el anillo interior y la fuerza principal del ejército son los Caballeros Dorados. Ahora dime, o mejor muéstrame a que parte de nuestro ejército perteneces…en resumen, muéstrame la fuerza de tu cosmos.
Aspros- Caballeros Dorados
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Post de Obtención de armadura Amazónica de Virgo.
Mientras caminaban hacia aquel sitio que el dorado me había mencionado, éste trataba de explicarme lo necesario que debía saber para el momento en que me convirtiera en una amazona protectora de Athena. Entre ello estaban las reglas que todo santo debía tener en cuenta en todo momento. Me pareció adecuado y estaba de acuerdo con todo eso, mientras terminaba la idea aquel hombre yo asentí con la cabeza.
-Entiendo...- pronuncié nada más luego de las primeras palabras del peliazul mientras ambos nos perdíamos entre los árboles directo hacia la zona principal del Santuario.
No pasó mucho tiempo hasta que llegamos a aquel lugar, tomando las escaleras que descendían hasta una enorme estructura que se encontraba justo allí. El hombre se detuvo justo en el centro de aquella estructura entonces yo lo hice también. Comenzó a explicarme acerca de aquel lugar. Yo tenía algo de conocimiento. Durante mis viajes por el mundo y cuando estuve tanto tiempo perdida en Romahabía oído historias acerca de Santuario de Athena. No tenía realmente mucho conocimiento, pero con lo que había oído y aquello que el dorado me explicaba iba a alcanzar. Miraba fijamente hacia el camino en la montaña que iba en ascenso mientras el hombre lo señalaba. Me llamaba mucho la atención y cada vez más deseaba estar allí.
Pronto sin esperar mucho llegó la parte en que debía trabajar una vez más con la energía del cosmos, como lo había hecho unos minutos antes. Entonces dije en un tono de voz algo baja aunque podía oírse con claridad si se estaba cerca de mí. -De acuerdo, entonces aquí voy.- y enseguida me dejé caer al suelo. Solía elevar mi cosmos y pelear de esa manera, ya que no necesitaba mi cuerpo para ello, jugando con la mente de mi enemigo a la hora de un combate. Me senté y enseguida junté mis manos frente a mi pecho.
Al cerrar los ojos y concentrarme en aquella energía interior comenzó a rodear mi cuerpo un aura amarilla brillante que luego se estendió más. En ese mismo instante se sentía un furioso viento que hacía volar el polvo por los aires y enseguida se materializaron desde la nada unas especies de llamas doradas, con un tono más amarillo brillante, como mi aura y comenzaron a recorrer el lugar descontroladamente como si el viento las llevara. Era el poder de mi cosmosenergía que cada vez ganaba más poder y se encendía aún más rapido que la vez anterior. -Eso es...- me dije a mí misma. Aquella energía dorada podía sentirse incluso a lo lejos. Era una de las primeras veces que sentía tan intenso el poder de mi cosmos.
Taan pronto abrí los ojos vi a lo lejos una luz brillante, hacia la dirección en donde se encontraban aquellas doce Casas del Zodiaco. Pronto aquella brillante luz tomaba vuelo, era extraño. Se dirigía hacia la dirección donde yo y aquel santo dorado nos encontrábamos. Me sorprendí mucho. -¿Qué es eso...?- dije en un tono suave y confusa mientras aquel objeto volador se acercaba más y más. Cuando estuvo a pocos metros logró verse que se trataba de una dorada y bella armadura que tenía la forma de un ángel o algo así. Mis ojos se abrieron grandes, estaba sorprendida, apoyé mis manos en el suelo frente a mí, mi cosmos aún no se debilitaba y la misma energía cubría aquel brillante metal.
Era la armadura dorada de Virgo, aquella que era mi constelación protectora y la fuerza de mi cosmos. -Es una armadura dorada...- sorprendida me paré firme nuevamente mientras aquella armadura se posaba en la tierra. Parecía hacerse uno con mi cosmosy podía sentir esa energía. Fue ese cosmos que había logrado liberar, toda la energía en mi interior, aquello fue lo que había llamado a la armadura, que me había elegido como su portadora.
Hacía mucho tiempo había oído supuestas leyendas acerca de los guerreros y esas sorprendentes armaduras. Pero luego de haber entrenado y luchado tanto tiempo por conseguirlo, supe que aquello que decían no era más ni menos que la pura verdad. Y allí se encontraba frene a mís ojos, una de esas armaduras amazónicas. -Debió haberla atraído mi cosmos... o al menos eso creo...- murmuré mientras observaba como brillaba en frente al igual que esas aparentes llamas amarillas que rodeaban al metal tanto como a mí. No me movía del lugar, estaba ta sorprendida por eso que me había quedado como paralizada. Pensaba en todo lo que había logrado hasta ese justo momento. Me sentía orgullosa de eso y quería ser parte del ejército de Athena sea como sea. La fe que tenía no la iba a perder.
Mientras caminaban hacia aquel sitio que el dorado me había mencionado, éste trataba de explicarme lo necesario que debía saber para el momento en que me convirtiera en una amazona protectora de Athena. Entre ello estaban las reglas que todo santo debía tener en cuenta en todo momento. Me pareció adecuado y estaba de acuerdo con todo eso, mientras terminaba la idea aquel hombre yo asentí con la cabeza.
-Entiendo...- pronuncié nada más luego de las primeras palabras del peliazul mientras ambos nos perdíamos entre los árboles directo hacia la zona principal del Santuario.
No pasó mucho tiempo hasta que llegamos a aquel lugar, tomando las escaleras que descendían hasta una enorme estructura que se encontraba justo allí. El hombre se detuvo justo en el centro de aquella estructura entonces yo lo hice también. Comenzó a explicarme acerca de aquel lugar. Yo tenía algo de conocimiento. Durante mis viajes por el mundo y cuando estuve tanto tiempo perdida en Romahabía oído historias acerca de Santuario de Athena. No tenía realmente mucho conocimiento, pero con lo que había oído y aquello que el dorado me explicaba iba a alcanzar. Miraba fijamente hacia el camino en la montaña que iba en ascenso mientras el hombre lo señalaba. Me llamaba mucho la atención y cada vez más deseaba estar allí.
Pronto sin esperar mucho llegó la parte en que debía trabajar una vez más con la energía del cosmos, como lo había hecho unos minutos antes. Entonces dije en un tono de voz algo baja aunque podía oírse con claridad si se estaba cerca de mí. -De acuerdo, entonces aquí voy.- y enseguida me dejé caer al suelo. Solía elevar mi cosmos y pelear de esa manera, ya que no necesitaba mi cuerpo para ello, jugando con la mente de mi enemigo a la hora de un combate. Me senté y enseguida junté mis manos frente a mi pecho.
Al cerrar los ojos y concentrarme en aquella energía interior comenzó a rodear mi cuerpo un aura amarilla brillante que luego se estendió más. En ese mismo instante se sentía un furioso viento que hacía volar el polvo por los aires y enseguida se materializaron desde la nada unas especies de llamas doradas, con un tono más amarillo brillante, como mi aura y comenzaron a recorrer el lugar descontroladamente como si el viento las llevara. Era el poder de mi cosmosenergía que cada vez ganaba más poder y se encendía aún más rapido que la vez anterior. -Eso es...- me dije a mí misma. Aquella energía dorada podía sentirse incluso a lo lejos. Era una de las primeras veces que sentía tan intenso el poder de mi cosmos.
Taan pronto abrí los ojos vi a lo lejos una luz brillante, hacia la dirección en donde se encontraban aquellas doce Casas del Zodiaco. Pronto aquella brillante luz tomaba vuelo, era extraño. Se dirigía hacia la dirección donde yo y aquel santo dorado nos encontrábamos. Me sorprendí mucho. -¿Qué es eso...?- dije en un tono suave y confusa mientras aquel objeto volador se acercaba más y más. Cuando estuvo a pocos metros logró verse que se trataba de una dorada y bella armadura que tenía la forma de un ángel o algo así. Mis ojos se abrieron grandes, estaba sorprendida, apoyé mis manos en el suelo frente a mí, mi cosmos aún no se debilitaba y la misma energía cubría aquel brillante metal.
Era la armadura dorada de Virgo, aquella que era mi constelación protectora y la fuerza de mi cosmos. -Es una armadura dorada...- sorprendida me paré firme nuevamente mientras aquella armadura se posaba en la tierra. Parecía hacerse uno con mi cosmosy podía sentir esa energía. Fue ese cosmos que había logrado liberar, toda la energía en mi interior, aquello fue lo que había llamado a la armadura, que me había elegido como su portadora.
Hacía mucho tiempo había oído supuestas leyendas acerca de los guerreros y esas sorprendentes armaduras. Pero luego de haber entrenado y luchado tanto tiempo por conseguirlo, supe que aquello que decían no era más ni menos que la pura verdad. Y allí se encontraba frene a mís ojos, una de esas armaduras amazónicas. -Debió haberla atraído mi cosmos... o al menos eso creo...- murmuré mientras observaba como brillaba en frente al igual que esas aparentes llamas amarillas que rodeaban al metal tanto como a mí. No me movía del lugar, estaba ta sorprendida por eso que me había quedado como paralizada. Pensaba en todo lo que había logrado hasta ese justo momento. Me sentía orgullosa de eso y quería ser parte del ejército de Athena sea como sea. La fe que tenía no la iba a perder.
Jezzara- Reino : Santuario de Athena
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
1er Post Defensa Especial – Especialización
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Entonces está dicho y hecho…tu constelación guardiana es la de la Virgen, la Sexta en el recorrido celestial de la Elíptica. De ahora en adelante serás conocida como Jezzara, la Guardiana del Templo de Virgo. informó el gemelo de Cambre cruzándose de brazos mientras observaba como la armadura del ángel virginal brillaba frente a la egipcia cuales llamas solares en medio de la oscuridad. Con aquello se alistaba un nuevo soldado en el ejército de la diosa de la guerra y la sabiduría…y vaya que necesitaban más reclutas de valía que pudieran llenar todos los puestos vacíos en la armada. Si, no era el momento de quedarse brazos cruzados…y ahora que había otra amazona aparte de la chiquilla llamada Sylvanas, el trabajo se facilitaría bastante. Volviéndose para no observar el rostro de la representante de la Virgen, Aspros tan solo resopló con fuerza para hacerse notar e indicar que ahora comenzaba el trabajo duro.
Jezzara, supongo que ya sabrás que no todo serán juegos y quedarse en un solo sitio así que por tanto tengo tu primera tarea: necesito que sigas buscando a todos aquellos reclutas que se encuentran de camino hasta aquí y les des las indicaciones que te he impartido en el camino hacia acá…y si de paso los puedes ayudar a mejorar, te lo agradecería bastante. informó el gemelo de Cambre mientras daba unos pasos hacia delante en dirección a la salida del Coliseo, a través de la cual le tocaría subir para salir de nuevo a la bifurcación con la fuente del obelisco. Apuesto a que los puedes sentir desde aquí mismo, verdad? La armadura dorada aumentará tu percepción de manera extraordinaria pero no lo olvides, si dependes mucho de ella se volverá una carga y no podrás siquiera levantarte del suelo. le indicó el romano con un tono severo sin dejar de avanzar mientras que el mismo ponía a fluir su cosmos con calma. Desde los días en que había entrenado con Night se le había ocurrido una técnica que quería desarrollar…de hecho, no había sido sino hasta el momento en que hubo visto como Jezzara hubo obtenido su armadura al llamarla con su cosmos que había terminado de figurar como hacer para ejecutar aquella técnica con propiedad, incluso cuando un evento no tenía verdadera relación con el otro. Como fuera, ni Jezzara ni él tenían tiempo que perder así que con un movimiento de mano se despidió, no sin antes decirle en voz nuevamente severa: No olvides la máscara.
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Entonces está dicho y hecho…tu constelación guardiana es la de la Virgen, la Sexta en el recorrido celestial de la Elíptica. De ahora en adelante serás conocida como Jezzara, la Guardiana del Templo de Virgo. informó el gemelo de Cambre cruzándose de brazos mientras observaba como la armadura del ángel virginal brillaba frente a la egipcia cuales llamas solares en medio de la oscuridad. Con aquello se alistaba un nuevo soldado en el ejército de la diosa de la guerra y la sabiduría…y vaya que necesitaban más reclutas de valía que pudieran llenar todos los puestos vacíos en la armada. Si, no era el momento de quedarse brazos cruzados…y ahora que había otra amazona aparte de la chiquilla llamada Sylvanas, el trabajo se facilitaría bastante. Volviéndose para no observar el rostro de la representante de la Virgen, Aspros tan solo resopló con fuerza para hacerse notar e indicar que ahora comenzaba el trabajo duro.
Jezzara, supongo que ya sabrás que no todo serán juegos y quedarse en un solo sitio así que por tanto tengo tu primera tarea: necesito que sigas buscando a todos aquellos reclutas que se encuentran de camino hasta aquí y les des las indicaciones que te he impartido en el camino hacia acá…y si de paso los puedes ayudar a mejorar, te lo agradecería bastante. informó el gemelo de Cambre mientras daba unos pasos hacia delante en dirección a la salida del Coliseo, a través de la cual le tocaría subir para salir de nuevo a la bifurcación con la fuente del obelisco. Apuesto a que los puedes sentir desde aquí mismo, verdad? La armadura dorada aumentará tu percepción de manera extraordinaria pero no lo olvides, si dependes mucho de ella se volverá una carga y no podrás siquiera levantarte del suelo. le indicó el romano con un tono severo sin dejar de avanzar mientras que el mismo ponía a fluir su cosmos con calma. Desde los días en que había entrenado con Night se le había ocurrido una técnica que quería desarrollar…de hecho, no había sido sino hasta el momento en que hubo visto como Jezzara hubo obtenido su armadura al llamarla con su cosmos que había terminado de figurar como hacer para ejecutar aquella técnica con propiedad, incluso cuando un evento no tenía verdadera relación con el otro. Como fuera, ni Jezzara ni él tenían tiempo que perder así que con un movimiento de mano se despidió, no sin antes decirle en voz nuevamente severa: No olvides la máscara.
Aspros- Caballeros Dorados
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AD - Disrupción (4300)*
AM - Golpe Centrado (4500)*
AM - Sentencia (4600)*
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AF - Canción de la Muerte (4850)*
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Otra DimensiónDE - Niebla Cósmica
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Desde que aquella armadura dorada había tocado la tierra en aquel sitio, haciéndose una con mi cosmos, logré descubrir que me había elegido como su portadora y desde ese momento me convertí en la amazona dorada, protectora del templo de Virgo. Ya tenía muchas más responsabilidades y según decía aquel hombre de cabello azul ya nada sería tan fácil, no era un juego y tenía que comenzar con la primera misión de la cual me habló a continuación.
Escuché cada detalle de sus palabras sin bajar la vista, miraba a aquel hombre que se encontraba de espaldas a donde estaba yo. Era el momento de empezar con mi primera tarea, la cual consistía en recoger y guiar a los candidatos a Santos de Athena para así guiarlos en el camino al Santuario, en aquel trayecto tan importante que los llevaría oficialmente a formar parte de aquel ejército. Que desde el momento en que descubrían el poder del cosmos el camino comenzaba a ser mucho más fácil, como en mi caso.
-De acuerdo. De hecho... creo que sí puedo sentirlo desde aquí...- decía en un tono suave pero firme, sabía cual era mi trabajo y aunque alguna vez costada no iba a rendirme. Esta vez planeaba encontrar a aquellos candidatos y guiarlos hasta el Santuario, hacían falta más guerreros. -Bien, entonces lo haré.- dije a lo último mientras que aquel joven comenzaba a alejarse de aquel lugar. En ese momento sabía que tenía que comenzar con aquella tarea.
La dorada armadura que se encontraba frente a mí comenzó a brillar con mayor intensidad y enseguida empezó a separarse en distintas partes elevándose por los aires y cubriendo mi cuerpo por completo. Y por último aquella máscara que debían usar todas las amazonas quedó en mi mano derecha. La miré por unos instantes.
-Perfecto. Es hora de comenzar a tomarme las cosas más enserio.- pronuncié en un tono bastante bajo mientras miraba fijamente aquella pieza dorada. Finalmente la coloqué en mi rostro y no tardé mucho en emprender mi paso dejando atrás aquel coliseo nuevamente para ir en la búsqueda de aquellos guerreros.
Escuché cada detalle de sus palabras sin bajar la vista, miraba a aquel hombre que se encontraba de espaldas a donde estaba yo. Era el momento de empezar con mi primera tarea, la cual consistía en recoger y guiar a los candidatos a Santos de Athena para así guiarlos en el camino al Santuario, en aquel trayecto tan importante que los llevaría oficialmente a formar parte de aquel ejército. Que desde el momento en que descubrían el poder del cosmos el camino comenzaba a ser mucho más fácil, como en mi caso.
-De acuerdo. De hecho... creo que sí puedo sentirlo desde aquí...- decía en un tono suave pero firme, sabía cual era mi trabajo y aunque alguna vez costada no iba a rendirme. Esta vez planeaba encontrar a aquellos candidatos y guiarlos hasta el Santuario, hacían falta más guerreros. -Bien, entonces lo haré.- dije a lo último mientras que aquel joven comenzaba a alejarse de aquel lugar. En ese momento sabía que tenía que comenzar con aquella tarea.
La dorada armadura que se encontraba frente a mí comenzó a brillar con mayor intensidad y enseguida empezó a separarse en distintas partes elevándose por los aires y cubriendo mi cuerpo por completo. Y por último aquella máscara que debían usar todas las amazonas quedó en mi mano derecha. La miré por unos instantes.
-Perfecto. Es hora de comenzar a tomarme las cosas más enserio.- pronuncié en un tono bastante bajo mientras miraba fijamente aquella pieza dorada. Finalmente la coloqué en mi rostro y no tardé mucho en emprender mi paso dejando atrás aquel coliseo nuevamente para ir en la búsqueda de aquellos guerreros.
Jezzara- Reino : Santuario de Athena
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Después de una larga caminata por el bosque que se encontraba en los alrededores del Santuario, caminando por el mismo camino por donde anteriormente me había guiado el caballero dorado de géminis, poco a poco me acercaba nuevamente al centro de aquel coliseo donde podía verse a la lejanía aquel camino en ascenso en una colina donde se encontraban las doce casas zodiacales, que llevaban hasta el gran templo de la diosa Athena. Estaba ya en el territorio del santuario, a donde Aspros me había guiado anteriormente.
-Ya estamos en el territorio del Santuario… aquí es donde yo pude terminar de aclarar mis dudas. ¿Has estado antes aquí?- dije rompiendo el silencio que en ese momento reinaba entre ambas.
-Las personas que logran controlar el cosmos, son aquellos que están destinados a convertirse en guerreros. Puedo sentir que tu energía es idéntica a la de los guerreros de Athena, con los que he tratado y creo que tienes un excelente potencial.- Hice una pausa y me dediqué a observar a mi alrededor, para así dar media vuelta en dirección a la muchacha, para verla directo a los ojos.
-Sé que no lo debes entender muy bien, pero si sientes que reconoces este lugar, debe ser porque en verdad perteneces aquí, al Santuario de Athena. No necesitas de mucha lógica para comprenderlo todo. Sólo basta con la confianza y la fe, para aprender a dominar el cosmos y darte cuenta a donde perteneces. Después de eso… podrás saber cual es tu verdadera misión.- dije en el mismo tono serio de antes.
–Mi misión en este momento, es reunir a los aspirantes a santos de Athena y guiarlos a su verdadero destino. Te estoy diciendo esto porque veo esa energía que emana de tu cuerpo, y puedo saber que al igual que yo, no eres una mujer común y corriente. Tienes algo especial en tu ser.-
Detrás de mí máscara poseía un gesto de seriedad y a la vez serenidad. La presencia de esa chica emanaba una cálida y confortante energía al igual a la de los jóvenes con los que había tratado alguna vez. Como Edward, Aspros, y quizás Manigordo tenía cierta energía parecida a esa, aunque no era muy fuerte.
En ese momento comencé a elevar mi cosmos hasta que aparecían destellos dorados a mi alrededor y rodeando un gran perímetro de aquel lugar. Mi cabello se elevaba en el aire con una energía invisible, pero que podía verse a través de aquellos destellos que cada vez eran más potentes. Pero esto no representaba ninguna amenaza para la muchacha de cabellos negros.
-¿Alguna vez has sentido deseos de luchar por algo que aprecias mucho sin importar a lo que te enfrentes? ¿Has sentido en algún momento, que una energía muy potente despertaba en tu interior, queriendo liberarse de una vez?- Preugnté aquello con algo de curiosidad, pero sabiendo que a mí me había pasado de esa manera. En algún momento de mi vida había sufrido mucho, y sentí deseos de proteger lo poco que me quedaba, despertando así mi cosmos hasta el punto máximo que pude.
Sólo esperaba su respuesta. Estaba tratando de guiar a aquella muchacha y aunque me costara tenía que lograrlo.
-Ya estamos en el territorio del Santuario… aquí es donde yo pude terminar de aclarar mis dudas. ¿Has estado antes aquí?- dije rompiendo el silencio que en ese momento reinaba entre ambas.
-Las personas que logran controlar el cosmos, son aquellos que están destinados a convertirse en guerreros. Puedo sentir que tu energía es idéntica a la de los guerreros de Athena, con los que he tratado y creo que tienes un excelente potencial.- Hice una pausa y me dediqué a observar a mi alrededor, para así dar media vuelta en dirección a la muchacha, para verla directo a los ojos.
-Sé que no lo debes entender muy bien, pero si sientes que reconoces este lugar, debe ser porque en verdad perteneces aquí, al Santuario de Athena. No necesitas de mucha lógica para comprenderlo todo. Sólo basta con la confianza y la fe, para aprender a dominar el cosmos y darte cuenta a donde perteneces. Después de eso… podrás saber cual es tu verdadera misión.- dije en el mismo tono serio de antes.
–Mi misión en este momento, es reunir a los aspirantes a santos de Athena y guiarlos a su verdadero destino. Te estoy diciendo esto porque veo esa energía que emana de tu cuerpo, y puedo saber que al igual que yo, no eres una mujer común y corriente. Tienes algo especial en tu ser.-
Detrás de mí máscara poseía un gesto de seriedad y a la vez serenidad. La presencia de esa chica emanaba una cálida y confortante energía al igual a la de los jóvenes con los que había tratado alguna vez. Como Edward, Aspros, y quizás Manigordo tenía cierta energía parecida a esa, aunque no era muy fuerte.
En ese momento comencé a elevar mi cosmos hasta que aparecían destellos dorados a mi alrededor y rodeando un gran perímetro de aquel lugar. Mi cabello se elevaba en el aire con una energía invisible, pero que podía verse a través de aquellos destellos que cada vez eran más potentes. Pero esto no representaba ninguna amenaza para la muchacha de cabellos negros.
-¿Alguna vez has sentido deseos de luchar por algo que aprecias mucho sin importar a lo que te enfrentes? ¿Has sentido en algún momento, que una energía muy potente despertaba en tu interior, queriendo liberarse de una vez?- Preugnté aquello con algo de curiosidad, pero sabiendo que a mí me había pasado de esa manera. En algún momento de mi vida había sufrido mucho, y sentí deseos de proteger lo poco que me quedaba, despertando así mi cosmos hasta el punto máximo que pude.
Sólo esperaba su respuesta. Estaba tratando de guiar a aquella muchacha y aunque me costara tenía que lograrlo.
Jezzara- Reino : Santuario de Athena
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Segui a aquella muchacha durante todo el trayecto mirando a mi alrededor el como el bosque iba desapareciendo de mi vista hasta volver a ser solo tierra llerma sin mucha vida dejando ver un simple desierto en el cual se podian visualizar un poco unas ruinas de lo que parecia haber sido un coliseo. apenas nos pusimos cerca de las ruinas Jezzara volvio a empezar a hablarme explicandome que nos encontrabamos ya en territorio del santuario a lo cual levante un poco mas la mirada viendo a lo lejos lo que parecian varios templos y una torre con un reloj con llamas mostrando diferentes simbolos que yo reconoci como los signos zodiacales, vi que ella explicaba muchas cosas al mismo tiempo que me iba mostrando el lugar y poniendose cada vez mas y mas seria a lo cual solo gire mi mirada aun viendo a mi alrededor sintiendome algo familiarizada con ese sitio. Cuando me hizo aquellas preguntas la mire algo confundida, normalmente esa clase de deseos no los habia tenido nunca eso debido a que solo vivia para servir a mi señora Selene y nada mas por lo cual la pregunta se me hacia algo extraña de oir mas decidi el contestarle lo antes posible.
- La verdad...nunca tuve ese deseo puesto que solo soy una sacerdotiza y una mujer como tal no tenia ni voz ni voto asi que supongo que esa clase de cosas serian algo imposibles para mi pero en este caso siento que debo luchar por algo aunque no estoy muy segura de que pero debo hacerlo... -viendola con algo de confusion pero sin dejar su postura seria-
- La verdad...nunca tuve ese deseo puesto que solo soy una sacerdotiza y una mujer como tal no tenia ni voz ni voto asi que supongo que esa clase de cosas serian algo imposibles para mi pero en este caso siento que debo luchar por algo aunque no estoy muy segura de que pero debo hacerlo... -viendola con algo de confusion pero sin dejar su postura seria-
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Veía a la muchacha algo confundida, quizás tratando de comprender aquello que le estaba explicando. Debía ser algo nuevo para ella el sentir aquella energía en su cuerpo y debía sentir algo extraño al acercarse al santuario, quizás se sentía familiarizada o algo por el estilo. Yo lo había sentido desde el principio, había viajado con Edward quien me enseñó muchas cosas acerca del cosmos y el defender la justicia. Probablemente las historias nuestras fueran muy distintas, pero el destino había decidido que ambas llegaramos al mismo lugar. Por algo debía ser, lo cierto era que sólo tenía algo para decirle a la chica, que quizás, fuera la manera más fácil de comprender lo que la rodeaba. Entonces decidí hablar.
-Escucha con atención, Rain.- le de dije con una voz suave, mientras la miraba. -Sólo tengo una cosa para decirte. Pero creo que eso te ayudará mucho más que mis palabras. Escucha... debes buscar en tu interior, en tu mente y en tu corazón... volver a despertar esa energía y concentrarte, pensar en todo lo que ronda por tu mente cuando estás en este lugar, el por qué te sienes familiarizada con el Santuario... sólo así encontrarás la respuesta, es la mejor forma.- añadí enseguida. Sabía que era la manera más correcta el que ella misma se encargara de sentirlo, que saber por qué el destino la había guiado hasta allá.
-Cierra los ojos y siente la energía que fluye en tu interior, ese cosmos, la fuerza que desde ahora en adelante regirá en tu cuerpo, aumentará y te ayudará en mucho. Despierta esa energía una vez más. Yo lo hice de esa manera y entonces compredí por qué mi destino estaba aquí.- Recordé que cuando Aspros me guió hasta aquel sitio, había elevado mi energía de una manera increíble que ni yo misma podía creer, y así fue que mi armadura llegó a mí. Ella me eligió.
-Escucha con atención, Rain.- le de dije con una voz suave, mientras la miraba. -Sólo tengo una cosa para decirte. Pero creo que eso te ayudará mucho más que mis palabras. Escucha... debes buscar en tu interior, en tu mente y en tu corazón... volver a despertar esa energía y concentrarte, pensar en todo lo que ronda por tu mente cuando estás en este lugar, el por qué te sienes familiarizada con el Santuario... sólo así encontrarás la respuesta, es la mejor forma.- añadí enseguida. Sabía que era la manera más correcta el que ella misma se encargara de sentirlo, que saber por qué el destino la había guiado hasta allá.
-Cierra los ojos y siente la energía que fluye en tu interior, ese cosmos, la fuerza que desde ahora en adelante regirá en tu cuerpo, aumentará y te ayudará en mucho. Despierta esa energía una vez más. Yo lo hice de esa manera y entonces compredí por qué mi destino estaba aquí.- Recordé que cuando Aspros me guió hasta aquel sitio, había elevado mi energía de una manera increíble que ni yo misma podía creer, y así fue que mi armadura llegó a mí. Ella me eligió.
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Desde que había encontrado a aquella muchacha pasó mucho tiempo, y ni siquiera me había percatado de eso. Podía sentir en las lejanías diferentes cosmoenergías que iban creciendo. Se trataba de guerreros del ejército de Athena que poco a poco encontraban su camino, el destino en sus vidas. Los que se convertían en Santos y luchaban por la justicia, y para defender los ideales de la diosa de la sabiduría y la guerra. Miré al cielo por un momento, ignorando durante algunos segundos la presencia de la muchacha de cabellos negros.
–Athena…– murmuré enseguida. Podía sentir una débil cosmoenergía que obviamente se trataba de la diosa, pero aún no mostraba su máximo esplendor. No faltaba mucho para que Athena despertara al mundo y tomara las riendas en la situación del Santuario. Poco faltaba para que la guerra diera comienzo verdaderamente y todos los Santos tuviéramos que actuar y proteger lo que nos pertenecía.
Miré a la joven Rain un momento.
–Rain, no tengo más que decirte, pero te aconsejo que pienses en mis palabras. Tú no eres una persona común como cualquiera, y pronto vas a descubrirlo. Ese poder que posees muy dentro de ti, podrás usarlo a tu beneficio… sólo dependerá de ti el camino que elijas. Yo elegí convertirme en un Santo de Athena… una guerrera. Mi deber y mi deseo… es defender la paz y la justicia, porque tengo un ideal… un destino que me guió hacia ese camino.–
Dejé de mirar a la muchacha, por un momento se vino el recuerdo de Selene a la mente. Me acordaba perfectamente cómo ella decidió salvarme, decirme que huyera de Egipto por mi propio bien. Pude sentir en ella una esencia que no era precisamente la de mi verdadera hermana, no era Selene, la oscuridad había invadido su corazón, pero por alguna razón decidió ponerme a salvo. Quizás algo de sentimientos habrían quedado en ella, pero no lo sabía. Esa era la principal razón por la cual me había convertido en un Santo de Athena, en una amazona dorada. El deseo por crecer para poder protegerla, para devolver la vida que una vez habíamos tenido, ese deseo me había hecho tan fuerte, la propia armadura dorada me eligió para ser representante de la constelación de Virgo, guardiana del sexto templo del Santuario de Athena.
–Hermana...– murmuré.
–“Juro que volveremos a vernos. Aunque ya no me reconozcas… voy a seguir luchando por ese ideal que he tenido siempre. Volveremos a ser… las hermanas que fuimos alguna vez. Lo prometo… lo prometo Selene.”– luego me dije aquello en mis pensamientos. Era lo que en mi corazón sentía. Sentía tristeza, rencor, culpa, odio, tantos sentimientos y sensaciones con respecto a lo ocurrido, que me culpaba a mí no haber sido valiente y recuperar a mi verdadera hermana, esa que me quería, la bondadosa.
–Ya es hora de irme. Espero volvamos a vernos…- comenté con amabilidad al mirar a la chica de cabellos negros nuevamente y me di media vuelta para alejarme de ese lugar.
–Dante… es hora de seguir nuestro camino, espero y me ayudes con lo que sigue, pequeño.– Al decir aquello, el pequeño animal de pelaje celeste saltaba desde la mochila que poseía en mis manos, se encontraba allí observando todo. Comenzó a seguirme por el suelo, moviendo alegremente su cola mientras me miraba de a momentos. Yo tenía que seguir con mi entrenamiento.
–Athena…– murmuré enseguida. Podía sentir una débil cosmoenergía que obviamente se trataba de la diosa, pero aún no mostraba su máximo esplendor. No faltaba mucho para que Athena despertara al mundo y tomara las riendas en la situación del Santuario. Poco faltaba para que la guerra diera comienzo verdaderamente y todos los Santos tuviéramos que actuar y proteger lo que nos pertenecía.
Miré a la joven Rain un momento.
–Rain, no tengo más que decirte, pero te aconsejo que pienses en mis palabras. Tú no eres una persona común como cualquiera, y pronto vas a descubrirlo. Ese poder que posees muy dentro de ti, podrás usarlo a tu beneficio… sólo dependerá de ti el camino que elijas. Yo elegí convertirme en un Santo de Athena… una guerrera. Mi deber y mi deseo… es defender la paz y la justicia, porque tengo un ideal… un destino que me guió hacia ese camino.–
Dejé de mirar a la muchacha, por un momento se vino el recuerdo de Selene a la mente. Me acordaba perfectamente cómo ella decidió salvarme, decirme que huyera de Egipto por mi propio bien. Pude sentir en ella una esencia que no era precisamente la de mi verdadera hermana, no era Selene, la oscuridad había invadido su corazón, pero por alguna razón decidió ponerme a salvo. Quizás algo de sentimientos habrían quedado en ella, pero no lo sabía. Esa era la principal razón por la cual me había convertido en un Santo de Athena, en una amazona dorada. El deseo por crecer para poder protegerla, para devolver la vida que una vez habíamos tenido, ese deseo me había hecho tan fuerte, la propia armadura dorada me eligió para ser representante de la constelación de Virgo, guardiana del sexto templo del Santuario de Athena.
–Hermana...– murmuré.
–“Juro que volveremos a vernos. Aunque ya no me reconozcas… voy a seguir luchando por ese ideal que he tenido siempre. Volveremos a ser… las hermanas que fuimos alguna vez. Lo prometo… lo prometo Selene.”– luego me dije aquello en mis pensamientos. Era lo que en mi corazón sentía. Sentía tristeza, rencor, culpa, odio, tantos sentimientos y sensaciones con respecto a lo ocurrido, que me culpaba a mí no haber sido valiente y recuperar a mi verdadera hermana, esa que me quería, la bondadosa.
–Ya es hora de irme. Espero volvamos a vernos…- comenté con amabilidad al mirar a la chica de cabellos negros nuevamente y me di media vuelta para alejarme de ese lugar.
–Dante… es hora de seguir nuestro camino, espero y me ayudes con lo que sigue, pequeño.– Al decir aquello, el pequeño animal de pelaje celeste saltaba desde la mochila que poseía en mis manos, se encontraba allí observando todo. Comenzó a seguirme por el suelo, moviendo alegremente su cola mientras me miraba de a momentos. Yo tenía que seguir con mi entrenamiento.
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
No mencionaría nada más de lo sucedido entre la última vez que me encontré con Aspros, lo que había realizado en esa zona resultaría demasiado para ellos que apenas incursionaban como guerreros de Athena, eso si es que decidían continuar después de todo esto.
Llegábamos a la zona de prácticas, algunos se encontraban entrenando como era debido puesto ya que se había convertido en parte de su rutina. Pasando de largo no miraba a esos hombres y mujeres que agotados seguían presionándose para elevar su nivel de pelea, volvía a recordar la vez que comencé mi camino justo en este sitio, recordando como mi hermana al menos me había enseñado lo básico, incluso mostrándome la habilidad de escuchar antes de atacar. Sujetando la pequeña bolsa que se ocultaba bajo la blusa holgada de mangas cortas extraía un par de guantes, si bien no estaba experimentada con la lucha seguramente mi intento de tener un combate de cuerpo a cuerpo sería inútil contra ese hombre que se hacía llamar general romano.
¿Alguna vez te has preguntado por qué percibes el mundo tan diferente a los demás?.. –dando la vuelta terminaba de colocar ambos guantes, abriendo y cerrando el puño. Miraba claramente al hombre que acompañado de su corcel se mantenía a lado de Sylvanas, volviendo a retomar mi bolso sacaba un lazo recogiendo mi cabello para que este no interfiriera… los minutos pasaban y no respondía a lo que me proponía pero el animal se colocaba nervioso tratando de retroceder.
General… -algo extraño se oprimió en mi corazón al pronunciar esa palabra, seguía en el fondo preocupada por esa persona. Mis ojos se perdieron en un instante tratando de percibir su energía, le prometí volverme más fuerte y trataría de hacerlo realidad.- tengo que entendido que alguien en su posición está experimentado en el combate de cuerpo a cuerpo, incluso en el combate de cualquier arma para terminar especializándose en dicho objeto.
Bien… pero estoy segura que eso no es el motivo verdadero por el que se encuentra en este sitio, debo de creer entonces que para llegar a este punto es para encontrar ciertas respuestas.. y entre ellas las razones por las que posee una habilidad en particular.
Seguramente debía de saber que trataba de insinuarle, encendiendo mi cosmos creaba una pequeña chispa de energía, la electricidad de cargaba viajando a través de la palma de mi mano.
Muéstreme de lo que es capaz de hacer o por el contrario… no podrá encontrar las respuestas que busca y yo seré su primer obstáculo. Y debe creer.. que esto es poco para lo que verdaderamente piensa hallar.
Llegábamos a la zona de prácticas, algunos se encontraban entrenando como era debido puesto ya que se había convertido en parte de su rutina. Pasando de largo no miraba a esos hombres y mujeres que agotados seguían presionándose para elevar su nivel de pelea, volvía a recordar la vez que comencé mi camino justo en este sitio, recordando como mi hermana al menos me había enseñado lo básico, incluso mostrándome la habilidad de escuchar antes de atacar. Sujetando la pequeña bolsa que se ocultaba bajo la blusa holgada de mangas cortas extraía un par de guantes, si bien no estaba experimentada con la lucha seguramente mi intento de tener un combate de cuerpo a cuerpo sería inútil contra ese hombre que se hacía llamar general romano.
¿Alguna vez te has preguntado por qué percibes el mundo tan diferente a los demás?.. –dando la vuelta terminaba de colocar ambos guantes, abriendo y cerrando el puño. Miraba claramente al hombre que acompañado de su corcel se mantenía a lado de Sylvanas, volviendo a retomar mi bolso sacaba un lazo recogiendo mi cabello para que este no interfiriera… los minutos pasaban y no respondía a lo que me proponía pero el animal se colocaba nervioso tratando de retroceder.
General… -algo extraño se oprimió en mi corazón al pronunciar esa palabra, seguía en el fondo preocupada por esa persona. Mis ojos se perdieron en un instante tratando de percibir su energía, le prometí volverme más fuerte y trataría de hacerlo realidad.- tengo que entendido que alguien en su posición está experimentado en el combate de cuerpo a cuerpo, incluso en el combate de cualquier arma para terminar especializándose en dicho objeto.
Bien… pero estoy segura que eso no es el motivo verdadero por el que se encuentra en este sitio, debo de creer entonces que para llegar a este punto es para encontrar ciertas respuestas.. y entre ellas las razones por las que posee una habilidad en particular.
Seguramente debía de saber que trataba de insinuarle, encendiendo mi cosmos creaba una pequeña chispa de energía, la electricidad de cargaba viajando a través de la palma de mi mano.
Muéstreme de lo que es capaz de hacer o por el contrario… no podrá encontrar las respuestas que busca y yo seré su primer obstáculo. Y debe creer.. que esto es poco para lo que verdaderamente piensa hallar.
Seiren- Amazona Dorada
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AD - Pluma de Luz (1650)
AM - Flecha Fantasma (1750)
AM - Destello (750)
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Anillos de voltaje
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
1º post de 4 para el 2º Ataque Débil
La zona que hacían llamar coliseo, era un terreno lleno de ruinas, con pilares medio derruidos, sin duda ese lugar era antiguo y había sido afectado por el paso del tiempo más allá de cualquier disputa o entrenamiento que se hubiera realizado allí. Ese par de chicas habían mencionado la escasedad de guerreros pero ya en ese sitio había varias parejas peleando, se podían distinguir claramente las doncellas de los hombres, su rostro era cubierto por esas máscaras mas todos llevaban protecciones. Seguían andando y Ioros que iba por detrás de Seiren veía como sus manos tramaban algo pues se escondían de sus lados, finalmente cuando se giró pudo confirmar que se preparaba para algo de acción, unos guantes recubrían sus manos y su pelo era recogido por una cinta que había sacado quien sabe de donde pues no llevaba ninguna bolsa a la vista. Habían llegado a su destino y estarían rato allí, así que el romano decidió dar un respiro a su fiel caballo pero antes sacó sus espadas de las fundas y las lanzó clavándolas al suelo y después azuzó al animal que se fue corriendo en busca de pasto del que alimentarse, todo seguido iba a responder a esa chica:
-Verás, paso a paso, pregunta a pregunta, para empezar no me gusta degradar o inferiorizar a los demás, cada uno tiene su aporte por lo que simplemente pensé que era porque ya desde joven buscaba los mas mínimos detalles que me ayudaran en mis decisiones seguro que los demás también se darían cuenta de ciertas cosas si se fijaran –haciendo una pausa para continuar con la serie de respuestas – falso, la gran mayoría de oficiales de alto rango en Roma han sido nombrados por su estatus social a excepción de algunos cuantos hombres de cualidades excepcionales que se lo han merecido, por mi parte soy de los primeros con la pequeña diferencia de que no soy del tipo de hombre que se queda atrás, he combatido al lado de mis hombres sufriendo y soportando lo mismo con ellos, y respecto a las armas, un militar aprende a luchar con su armamento básico o utiliza armas con algún significado sentimental ….. pero no es una especialización es una decisión.
Pero fijándome mejor veía como la mano de Seiren empezaba a chispear, pequeños haces de electricidad surgían para volver a desaparecer.
-Ahora si hablamos de lo mismo…. – ese tema si le interesaba más, esa energía misteriosa que ya había visto aparecer en distintos individuos contando a la señorita Sophia, Ioros alzaba su puño intentando concentrar su energía allí, había realizado esa acción ya muchas veces pero siempre expandiendo gran poder, hacer una simple demostración se le había mucho mas difícil pero finalmente su puño era envuelto en llamas mostrando su habilidad- que es lo que sigue?
La zona que hacían llamar coliseo, era un terreno lleno de ruinas, con pilares medio derruidos, sin duda ese lugar era antiguo y había sido afectado por el paso del tiempo más allá de cualquier disputa o entrenamiento que se hubiera realizado allí. Ese par de chicas habían mencionado la escasedad de guerreros pero ya en ese sitio había varias parejas peleando, se podían distinguir claramente las doncellas de los hombres, su rostro era cubierto por esas máscaras mas todos llevaban protecciones. Seguían andando y Ioros que iba por detrás de Seiren veía como sus manos tramaban algo pues se escondían de sus lados, finalmente cuando se giró pudo confirmar que se preparaba para algo de acción, unos guantes recubrían sus manos y su pelo era recogido por una cinta que había sacado quien sabe de donde pues no llevaba ninguna bolsa a la vista. Habían llegado a su destino y estarían rato allí, así que el romano decidió dar un respiro a su fiel caballo pero antes sacó sus espadas de las fundas y las lanzó clavándolas al suelo y después azuzó al animal que se fue corriendo en busca de pasto del que alimentarse, todo seguido iba a responder a esa chica:
-Verás, paso a paso, pregunta a pregunta, para empezar no me gusta degradar o inferiorizar a los demás, cada uno tiene su aporte por lo que simplemente pensé que era porque ya desde joven buscaba los mas mínimos detalles que me ayudaran en mis decisiones seguro que los demás también se darían cuenta de ciertas cosas si se fijaran –haciendo una pausa para continuar con la serie de respuestas – falso, la gran mayoría de oficiales de alto rango en Roma han sido nombrados por su estatus social a excepción de algunos cuantos hombres de cualidades excepcionales que se lo han merecido, por mi parte soy de los primeros con la pequeña diferencia de que no soy del tipo de hombre que se queda atrás, he combatido al lado de mis hombres sufriendo y soportando lo mismo con ellos, y respecto a las armas, un militar aprende a luchar con su armamento básico o utiliza armas con algún significado sentimental ….. pero no es una especialización es una decisión.
Pero fijándome mejor veía como la mano de Seiren empezaba a chispear, pequeños haces de electricidad surgían para volver a desaparecer.
-Ahora si hablamos de lo mismo…. – ese tema si le interesaba más, esa energía misteriosa que ya había visto aparecer en distintos individuos contando a la señorita Sophia, Ioros alzaba su puño intentando concentrar su energía allí, había realizado esa acción ya muchas veces pero siempre expandiendo gran poder, hacer una simple demostración se le había mucho mas difícil pero finalmente su puño era envuelto en llamas mostrando su habilidad- que es lo que sigue?
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Había escuchado todo lo que me podía decir ese hombre, si bien en ningún momento quise hacerlo inferior entonces lo haría ver como tal. Una pequeña tensión en mi cuerpo se produjo debido al poco calentamiento que tuve antes de despertar mi cosmos, caminando lentamente observaba el resplandor que desprendía de su mano, las llamas parecía envolverlo para bailar continuamente.
Error, si todos fuéramos capaces de ver lo que existe a nuestro alrededor.. ya sea consciente o inconscientemente estaríamos acabados. Lo menciono porque yo no crecí rodeada bajo la tutela de nadie para especializarme en lo que hago ahora, mucho menos fui ayudada bajo una alta posición social y obtener lo que poseo.
Provengo de Egipto, hija de un pescador… que consecuentemente fue esclavizada y para finalizar durante todo ese camino… terminar justamente en este sitio. –aquella parte de la historia nadie la sabía y aun así escondía varias cosas que no deseaba revelarle a ellos y no porque fuera algo personal sino porque ya después de todo el entrenamiento que recibía no me consideraba a la altura de nadie como amazona debido a mi inexperiencia en el combate.
Las dos espadas se incrustaban en la tierra marcando el límite entre nosotros, volviendo apretar mi mano liberaba una onda de energía mucho más amenazante que la anterior.
Y quiero que sepa algo General, no me interesan los demás.. me interesa usted. Que los demás vean o no me tiene sin cuidado, me importa más lo que usted puede lograr hacer y con respecto a su pregunta tendrá que atacarme. -envolviéndome con esa energía aprovechaba la habilidad que poseía de mi velocidad quedando en un parpadeo detrás de ese hombre, mi mano sesgaba en un golpe certero para liberar mi ataque por lo que ese lazo de energía rodearía su cuello electrocutándolo si no reaccionaba.
Error, si todos fuéramos capaces de ver lo que existe a nuestro alrededor.. ya sea consciente o inconscientemente estaríamos acabados. Lo menciono porque yo no crecí rodeada bajo la tutela de nadie para especializarme en lo que hago ahora, mucho menos fui ayudada bajo una alta posición social y obtener lo que poseo.
Provengo de Egipto, hija de un pescador… que consecuentemente fue esclavizada y para finalizar durante todo ese camino… terminar justamente en este sitio. –aquella parte de la historia nadie la sabía y aun así escondía varias cosas que no deseaba revelarle a ellos y no porque fuera algo personal sino porque ya después de todo el entrenamiento que recibía no me consideraba a la altura de nadie como amazona debido a mi inexperiencia en el combate.
Las dos espadas se incrustaban en la tierra marcando el límite entre nosotros, volviendo apretar mi mano liberaba una onda de energía mucho más amenazante que la anterior.
Y quiero que sepa algo General, no me interesan los demás.. me interesa usted. Que los demás vean o no me tiene sin cuidado, me importa más lo que usted puede lograr hacer y con respecto a su pregunta tendrá que atacarme. -envolviéndome con esa energía aprovechaba la habilidad que poseía de mi velocidad quedando en un parpadeo detrás de ese hombre, mi mano sesgaba en un golpe certero para liberar mi ataque por lo que ese lazo de energía rodearía su cuello electrocutándolo si no reaccionaba.
Seiren- Amazona Dorada
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Los seguí a un paso tranquilo, manteniendo el silencio mientras guiábamos al joven hacia el coliseo. La reacción de Seiren había sido clara, ambas podíamos comprender que incluso juntas, había situaciones que nos separaban. No podía dejar de quererla, o de anhelar su compañía, pero aunque me doliese debía aceptar que nuestros rumbos eran paralelos, como guerreras debíamos tomar una responsabilidad seria y fría, y ningún afecto podía interponerse a nuestra voluntad. Solo rogaba, o al menos en el fondo de mi ser quería creer que al menos albergaba la esperanza de estar en su mente o en su corazón, y que formase parte de su vida, pero tal vez solo podía soñar, como lo hice toda la vida.
El sol azotaba el poblado con un brillo intenso, pero cada brisa que me acariciaba las mejillas se sentía como un respiro helado. Incluso con el bullicio, a mi me parecía que aquel día estaba hundido en un silencio incomodo y algo triste. El polvo molestándome en la nariz con su olor a tierra y sudor, el jadear de guerreros o aprendices poniendo su esfuerzo me alertaba de que estábamos a las puertas de aquellas maltrechas estructuras. Suspire por lo bajo, preguntándome por momentos si aquello que mi hermana planeaba fuese a funcionar. Retrocedí un poco, alejándome de ellos para sentarme en las primeras gradas. Quería concentrarme en sentirlos y percibir sus movimientos, como si los observase, deseaba “ver” los frutos de sus intentos sin interponerme..al menos no mientras no fuese necesario.
Palabra iba y venía, pero no era precisamente a sus discursos a lo que prestaba atención. Sabía perfectamente que ningún ser era igual al otro, tratar de cambiar su forma de pensar o de ver era algo muy difícil, y el oído no era el mejor vehiculo, o tal vez si, pero solo para quien supiese escuchar mas allá de lo simple. Mis sentidos se concentraban en muchas cosas, e intentaba a toda costa mantenerme concentrada para no permitir a mi mente volver a perturbarme con sus dilemas. Tan solo estuve allí estática, con los pies y las manos en el suelo para no perderme ninguna vibración que provocara el movimiento de sus cuerpos. Pero solo parecían buscar demostrar levemente una pizca amenazante de poder.
Busque entre mis ropajes la mascara metálica, la había guardado para devolvérsela a Seiren cuando la olvidó, pero no quería que ocultara su rostro, no cuando podía sentir en ella esa bondad que seguro se plasmaba en sus ojos, aunque no pudiese admirar su mirada, imaginaba unos orbes llenos de arrojo y serenidad. La imaginaba como a mamá. Tuve en mis manos la placa fría de metal, rozando con mis dedos el contorno que le daba forma de rostro. Al mismo tiempo comencé a recordar mi despertar, estar allí en el centro de incontables batallas rememoraba como Alde me dio el susto de mi vida, y asimismo logró que en mi desesperación pudiese darme cuenta de todo lo que no percibía estando conciente. Volví a centrarme en Ioros y Seiren, si había una forma de enseñar por medio de la violencia, era el conocer el límite propio, sobrepasarlo y aprender de ello. Pero solo era una suposición, una idea. Por ahora dejaría que todo tomase su curso, pero quería dar algo de mi parte y quería intentar lo que creía útil. Si intervenía o no dependería de cómo evolucionara ese encuentro.
"¿Qué es lo que quieres lograr hermana?"
El sol azotaba el poblado con un brillo intenso, pero cada brisa que me acariciaba las mejillas se sentía como un respiro helado. Incluso con el bullicio, a mi me parecía que aquel día estaba hundido en un silencio incomodo y algo triste. El polvo molestándome en la nariz con su olor a tierra y sudor, el jadear de guerreros o aprendices poniendo su esfuerzo me alertaba de que estábamos a las puertas de aquellas maltrechas estructuras. Suspire por lo bajo, preguntándome por momentos si aquello que mi hermana planeaba fuese a funcionar. Retrocedí un poco, alejándome de ellos para sentarme en las primeras gradas. Quería concentrarme en sentirlos y percibir sus movimientos, como si los observase, deseaba “ver” los frutos de sus intentos sin interponerme..al menos no mientras no fuese necesario.
Palabra iba y venía, pero no era precisamente a sus discursos a lo que prestaba atención. Sabía perfectamente que ningún ser era igual al otro, tratar de cambiar su forma de pensar o de ver era algo muy difícil, y el oído no era el mejor vehiculo, o tal vez si, pero solo para quien supiese escuchar mas allá de lo simple. Mis sentidos se concentraban en muchas cosas, e intentaba a toda costa mantenerme concentrada para no permitir a mi mente volver a perturbarme con sus dilemas. Tan solo estuve allí estática, con los pies y las manos en el suelo para no perderme ninguna vibración que provocara el movimiento de sus cuerpos. Pero solo parecían buscar demostrar levemente una pizca amenazante de poder.
Busque entre mis ropajes la mascara metálica, la había guardado para devolvérsela a Seiren cuando la olvidó, pero no quería que ocultara su rostro, no cuando podía sentir en ella esa bondad que seguro se plasmaba en sus ojos, aunque no pudiese admirar su mirada, imaginaba unos orbes llenos de arrojo y serenidad. La imaginaba como a mamá. Tuve en mis manos la placa fría de metal, rozando con mis dedos el contorno que le daba forma de rostro. Al mismo tiempo comencé a recordar mi despertar, estar allí en el centro de incontables batallas rememoraba como Alde me dio el susto de mi vida, y asimismo logró que en mi desesperación pudiese darme cuenta de todo lo que no percibía estando conciente. Volví a centrarme en Ioros y Seiren, si había una forma de enseñar por medio de la violencia, era el conocer el límite propio, sobrepasarlo y aprender de ello. Pero solo era una suposición, una idea. Por ahora dejaría que todo tomase su curso, pero quería dar algo de mi parte y quería intentar lo que creía útil. Si intervenía o no dependería de cómo evolucionara ese encuentro.
"¿Qué es lo que quieres lograr hermana?"
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
2 post de 4 para el 2º AD
El hombre demostraba ante ella lo que era capaz de hacer y manipular, más sus palabras frías parecían resaltar en la forma de que era él a quien le interesaba, de reojo podía contemplar como Sylvanas había tomado asiento en las gradas que rodeaban esa pista de entrenamiento, no muy lejos de ellos prestando atención. Sin comprenderlo del todo bien observaba a la que ahora se convertía en su oponente, tenía que prepararse para cualquier reacción. Manteniendo su energía estable en su puño, su vista perdió por un instante a su “instructora”, la siguiente vez que notó su presencia ella se había transportaba detrás de él desprendiendo de su mano una fuente de energía eléctrica.
Su primer pensamiento fue el preguntarse en cómo se había dirigido con tanta rapidez a su actual posición, el romano nunca había visto moverse a esa velocidad a una mujer, incluso muchos de los atletas mas competentes no superarían esa marca, más al notar como el rayo intentaba rodear su cuello no trató de moverse para no ser alcanzado pues por el corto espacio de tiempo no le daría tiempo a evadir el ataque, aunque esta vez la joven había estado cerca Ioros contaba con un as bajo su manga. La debilidad de ese ataque es que tenia que estrechar la corriente alrededor de su garganta para ser peligroso, tenía pocos segundos para reaccionar, aumentando rápidamente el nivel de su cosmos, este empezó a bordear el cuerpo del caballero brillando con intensidad, mientras el fuego que mantenía encendido en el puño empezaba a extenderse siguiendo la silueta encendiendo la energía que desprendía el cosmos y cubriendo todo el cuerpo con una fina capa ígnea. Era una técnica arriesgada pues si ese fuego se mantenía por mucho rato cerca de su piel por mucho control que tuviera sobre el elemento acabaría sufriendo sus propios efectos, pero tampoco le gustaba la idea de sentir una corriente que afectaría no solo su cuerpo sino también su sistema nervioso. Así que haciendo uso de su bajo nivel de control de cosmos el ahora aprendiz de caballero hizo expandirse el aura de fuego destruyendo el frágil lazo de electricidad y haciendo apartar a su creadora de su cercanía.
El hombre demostraba ante ella lo que era capaz de hacer y manipular, más sus palabras frías parecían resaltar en la forma de que era él a quien le interesaba, de reojo podía contemplar como Sylvanas había tomado asiento en las gradas que rodeaban esa pista de entrenamiento, no muy lejos de ellos prestando atención. Sin comprenderlo del todo bien observaba a la que ahora se convertía en su oponente, tenía que prepararse para cualquier reacción. Manteniendo su energía estable en su puño, su vista perdió por un instante a su “instructora”, la siguiente vez que notó su presencia ella se había transportaba detrás de él desprendiendo de su mano una fuente de energía eléctrica.
Su primer pensamiento fue el preguntarse en cómo se había dirigido con tanta rapidez a su actual posición, el romano nunca había visto moverse a esa velocidad a una mujer, incluso muchos de los atletas mas competentes no superarían esa marca, más al notar como el rayo intentaba rodear su cuello no trató de moverse para no ser alcanzado pues por el corto espacio de tiempo no le daría tiempo a evadir el ataque, aunque esta vez la joven había estado cerca Ioros contaba con un as bajo su manga. La debilidad de ese ataque es que tenia que estrechar la corriente alrededor de su garganta para ser peligroso, tenía pocos segundos para reaccionar, aumentando rápidamente el nivel de su cosmos, este empezó a bordear el cuerpo del caballero brillando con intensidad, mientras el fuego que mantenía encendido en el puño empezaba a extenderse siguiendo la silueta encendiendo la energía que desprendía el cosmos y cubriendo todo el cuerpo con una fina capa ígnea. Era una técnica arriesgada pues si ese fuego se mantenía por mucho rato cerca de su piel por mucho control que tuviera sobre el elemento acabaría sufriendo sus propios efectos, pero tampoco le gustaba la idea de sentir una corriente que afectaría no solo su cuerpo sino también su sistema nervioso. Así que haciendo uso de su bajo nivel de control de cosmos el ahora aprendiz de caballero hizo expandirse el aura de fuego destruyendo el frágil lazo de electricidad y haciendo apartar a su creadora de su cercanía.
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Cerraba mis ojos a medida que el tiempo pasaba, tratando de sentir, de descifrar lo que esos dos pensaban y sentían. Mi atención recaía en su interior, sus esencias, mas que en cualquier movimiento que pudiesen estar implementando. Pero no podía comprenderlos, no le veía el sentido a las reacciones que tenían sus cuerpos, no podía entrar en sus mentes. Solo veía duda, un enfrentamiento sin sentido, solo por medir poder…
“¿Como planean encontrar así un sentido por el cual pelear?”...Sentía que debía intervenir porque sino era solo una fuerza bruta sin sentido y sin moral, era dañarse simplemente por el hecho de poder hacerlo. Me preocupaba que no comprendieran la gravedad de lo que se avecinaba, el apocalipsis que presagiaban las voces de las estrellas.
“Ayúdame a permitirles ver, Alde” De alguna forma quería creer que mi maestro estaría siempre en una parte de mí, que se encontraba viéndome crecer como guerrera y que el tiempo y la distancia no me lo habían quitado por completo. Tomé entre mis manos la mascara de metal, colocándola vagamente en mi rostro, me quedaba algo suelta pero se sostenía de todas formas. Comencé a encender mi cosmos intentando sentir y emanar una energía turbia y hostil, recordando el día que se desató mi furia provocándome la ceguera. Buscaba sentirlo una vez mas y plasmarlo a nuestro alrededor. Que sus ojos se centraran en mi y me tornara al menos por el momento en su enemiga.
-Que ridículo…- musité con un tono tan intenso como burlón, mientras una leve risa juguetona resonaba metálicamente por la mascara, como aquella de una niña maliciosa regocijándose de una travesura. Me puse de pie y empecé a caminar hacia ambos con lentitud, cerrando mis ojos con fuerza para que esa aura a mi alrededor por mas dorada se sintiera como una presión sofocante, que su luz llegara a quemar a quien se acercara.
A ver, a ver…Que pasaría si les dijera…- me tronaba los dedos mientras continuaba avanzando. - …que su valor y su fuerza no es ni un grano de arena... Defenderse no les será suficiente... Atáquenme con toda su potencia y no duden ni un segundo, o no tendrán la oportunidad. – espeté primero tornando mi atención en el joven, dejando pie a que fuese uno por uno, pues Seiren también tendría que enfrentarme si no comprendía, al verme, lo que intentaba demostrar. Y me carcomía la idea de tener que pelear contra ella, no me creía capaz. Una y otra vez pedí en mi interior que pudiesen abrir sus ojos. No quería herirlos y no deseaba convertirme en la imagen de sus odios, pero había comprendido al despertar que es mas fácil ver la verdad y encontrarte a si mismo cuando estas al limite de todo. Di la espalda a mi hermana quedando uno a uno contra Ioros.
-Te vale la vida en ello. – finalicé incitándolo con el dedo índice mientras reía, tan falsa y convincente que no podía creer que me saliese actuar así. Mis manos y mi corazón se endurecían, metalizándome que esa era la manera, confiaba en que les revelarían sus respuestas así como fue para mí.
Off: Lamento el retraso. bueno intervengo de manera puramente narrada para que puedas seguir con el desarrollo de tu ataque. si quieres luego arreglamos si deseas o se arregla algun tipo de manipulacion o algo por el estilo.
“¿Como planean encontrar así un sentido por el cual pelear?”...Sentía que debía intervenir porque sino era solo una fuerza bruta sin sentido y sin moral, era dañarse simplemente por el hecho de poder hacerlo. Me preocupaba que no comprendieran la gravedad de lo que se avecinaba, el apocalipsis que presagiaban las voces de las estrellas.
“Ayúdame a permitirles ver, Alde” De alguna forma quería creer que mi maestro estaría siempre en una parte de mí, que se encontraba viéndome crecer como guerrera y que el tiempo y la distancia no me lo habían quitado por completo. Tomé entre mis manos la mascara de metal, colocándola vagamente en mi rostro, me quedaba algo suelta pero se sostenía de todas formas. Comencé a encender mi cosmos intentando sentir y emanar una energía turbia y hostil, recordando el día que se desató mi furia provocándome la ceguera. Buscaba sentirlo una vez mas y plasmarlo a nuestro alrededor. Que sus ojos se centraran en mi y me tornara al menos por el momento en su enemiga.
-Que ridículo…- musité con un tono tan intenso como burlón, mientras una leve risa juguetona resonaba metálicamente por la mascara, como aquella de una niña maliciosa regocijándose de una travesura. Me puse de pie y empecé a caminar hacia ambos con lentitud, cerrando mis ojos con fuerza para que esa aura a mi alrededor por mas dorada se sintiera como una presión sofocante, que su luz llegara a quemar a quien se acercara.
A ver, a ver…Que pasaría si les dijera…- me tronaba los dedos mientras continuaba avanzando. - …que su valor y su fuerza no es ni un grano de arena... Defenderse no les será suficiente... Atáquenme con toda su potencia y no duden ni un segundo, o no tendrán la oportunidad. – espeté primero tornando mi atención en el joven, dejando pie a que fuese uno por uno, pues Seiren también tendría que enfrentarme si no comprendía, al verme, lo que intentaba demostrar. Y me carcomía la idea de tener que pelear contra ella, no me creía capaz. Una y otra vez pedí en mi interior que pudiesen abrir sus ojos. No quería herirlos y no deseaba convertirme en la imagen de sus odios, pero había comprendido al despertar que es mas fácil ver la verdad y encontrarte a si mismo cuando estas al limite de todo. Di la espalda a mi hermana quedando uno a uno contra Ioros.
-Te vale la vida en ello. – finalicé incitándolo con el dedo índice mientras reía, tan falsa y convincente que no podía creer que me saliese actuar así. Mis manos y mi corazón se endurecían, metalizándome que esa era la manera, confiaba en que les revelarían sus respuestas así como fue para mí.
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Off: Lamento el retraso. bueno intervengo de manera puramente narrada para que puedas seguir con el desarrollo de tu ataque. si quieres luego arreglamos si deseas o se arregla algun tipo de manipulacion o algo por el estilo.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
3 Post de 4 para el 2º Ataque Débil.
Parecía que el joven había conseguido librarse del peligroso ataque de la amazona, pero la cosa no había terminado, mientras ambos combatientes actuaban parecía que una tercera persona presente también se uniría a ellos, esa chica de estatura baja se acercaba ahora con paso firme hacia ellos, su rostro había sido cubierto por una máscara dorada, aunque solo fuera un complemento daba un aire de seriedad, no… mejor dicho incluso podía llegar a infundir algo de temor, pues observar a un enemigo y que no puedas interpretar y utilizar sus emociones es una desventaja en combate, por mucho aplomo que tenga un luchador siempre hay pequeños gestos que le delatan, ahora le habían privado a Ioros de esa ventaja.
El romano no podía evitar ser desafiado por Sylvanas, incluso si hubiera dicho que no, esta ya había tomado posición entre Seiren y él, su risa resonaba debajo del metal mientras esperaba ahí de pie, a Ioros no le gustaba que le interrumpieran un combate, no había terminado con su primera entrenadora, pero suponía que en esas tierras debería acatar los deseos u órdenes, al fin y al cabo él era el visitante y por ahora no tenia ni voz ni voto.
Empezaría el nuevo altercado, Ioros iba deslizando sus pies por la piedra del coliseo, poco a poco su cuerpo iba moviéndose buscando una buena posición en la cual poder reaccionar.
- Supongo… que debo atacarte con seriedad no es cierto? No te valdrán unos simples golpes comunes que ni te harían sudar.
El chico elevaba su cosmos tanto como podía para realizar su ataque, pero la propia energía que desprendía esa chiquilla parecía apagar la suya, no podía alcanzarla en poder era demasiado fuerte por el momento, así que concentrando todo el cosmos en sus puños los encendió, dos bolas de fuego emergieron para poco después ser impulsadas hacía su entrenadora – no me falles ahora Flaming Rose…. Muestra al menos que soy digno de ser entrenado- .
Empezaba a sudar… el aliento faltaba en sus pulmones haciendo que su torso se moviera agitado observando los acontecimientos de los siguientes segundos.
Parecía que el joven había conseguido librarse del peligroso ataque de la amazona, pero la cosa no había terminado, mientras ambos combatientes actuaban parecía que una tercera persona presente también se uniría a ellos, esa chica de estatura baja se acercaba ahora con paso firme hacia ellos, su rostro había sido cubierto por una máscara dorada, aunque solo fuera un complemento daba un aire de seriedad, no… mejor dicho incluso podía llegar a infundir algo de temor, pues observar a un enemigo y que no puedas interpretar y utilizar sus emociones es una desventaja en combate, por mucho aplomo que tenga un luchador siempre hay pequeños gestos que le delatan, ahora le habían privado a Ioros de esa ventaja.
El romano no podía evitar ser desafiado por Sylvanas, incluso si hubiera dicho que no, esta ya había tomado posición entre Seiren y él, su risa resonaba debajo del metal mientras esperaba ahí de pie, a Ioros no le gustaba que le interrumpieran un combate, no había terminado con su primera entrenadora, pero suponía que en esas tierras debería acatar los deseos u órdenes, al fin y al cabo él era el visitante y por ahora no tenia ni voz ni voto.
Empezaría el nuevo altercado, Ioros iba deslizando sus pies por la piedra del coliseo, poco a poco su cuerpo iba moviéndose buscando una buena posición en la cual poder reaccionar.
- Supongo… que debo atacarte con seriedad no es cierto? No te valdrán unos simples golpes comunes que ni te harían sudar.
El chico elevaba su cosmos tanto como podía para realizar su ataque, pero la propia energía que desprendía esa chiquilla parecía apagar la suya, no podía alcanzarla en poder era demasiado fuerte por el momento, así que concentrando todo el cosmos en sus puños los encendió, dos bolas de fuego emergieron para poco después ser impulsadas hacía su entrenadora – no me falles ahora Flaming Rose…. Muestra al menos que soy digno de ser entrenado- .
Empezaba a sudar… el aliento faltaba en sus pulmones haciendo que su torso se moviera agitado observando los acontecimientos de los siguientes segundos.
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
Cerraba mis ojos buscando perderme en el silencio para no escuchar mi mente. Dejando que el cosmos corriera por mi cuerpo quemándome hasta el alma. En mi intento por volverme aquello que él podría odiar, comencé a sentir en mi interior una ola de sentimientos reprimidos, liberándose en una fiera tempestad. Sentía mínimamente el calor que emanaba el joven intentando hacer valer su poder, el suelo vibrando por el temblor que se generaba en su cuerpo ante el semejante esfuerzo. Podía escuchar el silbido de su agitada respiración acoplándose al viento que acariciaba el suelo. Lo intentaba…pero no lo suficiente. Cuando te vale la vida, el límite no alcanza.
Llevé rápidamente mi torso hacia el suelo, clavando mis puños casi por completo en la tierra seca. Elevaba mi poder, lo encendía aún más, sintiendo como me ardían los ojos de la intensa y sofocante luz que me envolvía y tornaba las blancas escleras e iris sin pupilas de mis ojos en un dorado homogéneo y resplandeciente. El suelo bajo mis pies comenzó a estremecerse a medida que buscaba elevar mis brazos, resquebrajando la tierra y levantando rápidamente una sólida pared interponiéndose entre ambos. Los escombros levitaban a mi alrededor mientras escuchaba el chispear y el calor de las bolas de fuego impactando del otro lado y magullando levemente esa fortaleza.
-HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA- reí con gracia y malicia, comenzando a sentir su fuerza y su cinismo como si fuesen reales y me salieran del corazón. En un instante extendí en un impulso mis brazos haciendo volar esa pared hacia Ioros, mandándolo a volar hasta que impactó contra la pared del coliseo siendo asimismo aplastado por la barricada de tierra. El crujido de la pared y la tierra rompiéndose en tan fuerte impacto me dio un escalofrío, pero no le di importancia, ya ni siquiera seguía mis instintos. Corrí como un animal al acecho hasta llegar a la pila de piedra que había quedado y tomé por los cabellos al chico herido, obligándolo a mirar fijamente a la mascara metálica de la cual resonaba como ecos mi voz, acercándolo a la presión de la ira de mi cosmos.
-¡¿Ese es todo tu potencial o es que no has entendido bien?! He pasado mi vida entera escuchando a gente como tú, ingenuas ratas ¡Ahora me escucharas a mi! Te mueres y todo lo que queda perecerá tan solo un poco después. La oscuridad lo arrasará todo como polvo y no habrá mas que muerte ¡Te vale la vida idiota! ¿Escuchaste cuando te lo dije? ¿Quieres que te mate?- le grité a la cara con esa voz distorsionada por el metal, con ira y locura en mis palabras. Con una fuerza inimaginable para mi cuerpo lo puse de pie, casi arrojándolo al aire. Comencé a moverme a la velocidad de un pestañar, golpeando en cada movimiento los puntos vitales y nerviosos de su cuerpo, con mis puños ardiendo en un fulgor de cosmoenergía. Podía escuchar sus quejidos y oler el aroma de la sangre manchando el suelo. Y aún así el seguía retorciéndose por continuar y yo seguía golpeándolo sin piedad alguna, sin matarlo ni noquearlo, tan solo llevándolo dolorosamente a su limite.
-Ya estabas muerto antes de que te pusiera un dedo encima; no tienes cuerpo, mente o alma que vele por ti. ¡En este momento YO soy lo que se interpone entre tú y la muerte!- deje de sentirme observada y escuche los arañazos de sus manos al intentar aferrarse a la tierra, como poniendo atención a alguien mas. Supe que Seiren no era ya capaz de observarme así, que aunque en ese momento su deber era detenerme, su cuerpo y su mente no le respondían al shock y no la culpaba. Estaba mostrándoles lo que debían ver…un monstruo sin humanidad ni misericordia. Cerré mi puño con fuerza conteniendo también todo el dolor que me corroía el pecho y di un fuerte golpe a su pecho tumbándolo al suelo, pisándolo y acercando nuevamente mi rostro cubierto contra el suyo.
-¡SOY TODO LO QUE TE QUEDA!...Si te rindes morirás, ella morirá y todos sufrirán hasta el final y si te resistes será igual…solo acabándome puedes hacer algo…¡¿Lo entiendes o debo escoltarte hasta el inframundo para mostrártelo?!...Si no vas a matar…muérete.- musité con frialdad y una pizca de crueldad que jamás podría haber imaginado, no era yo…ya no era yo. Tomé el hacha del cinturón elevándolo al cielo, listo para un golpe final.
“Defiéndete…por favor defiéndete…Atácame”
-¡ATÁCAME!- se libero de mis labios aquel chillido mientras del arma una luz enceguecedora reinó en todo el coliseo. Lagrimas comenzaron a recorrerme las mejillas, deslizándose bajo la mascara, inspiré hondo rogando que ese fuese el momento de una verdad y no el de una tragedia. Bajé con fuerza el hacha pero algo la detuvo, y pude dejar de contener el aire al no sentir el sonido del acero cortando carne, ni sentir sangre salpicándome el rostro.
-Ioros…-
OFF: Advertencia: No haga esto en su casa ni en sus posts, la manipulación no esta permitida a menos que este arreglado previamente con el otro roler y sea una forma segura de diversión (?) En otras palabras, manipulación preacordada y aceptada para ambos personajes, Ioros y Seiren.
Llevé rápidamente mi torso hacia el suelo, clavando mis puños casi por completo en la tierra seca. Elevaba mi poder, lo encendía aún más, sintiendo como me ardían los ojos de la intensa y sofocante luz que me envolvía y tornaba las blancas escleras e iris sin pupilas de mis ojos en un dorado homogéneo y resplandeciente. El suelo bajo mis pies comenzó a estremecerse a medida que buscaba elevar mis brazos, resquebrajando la tierra y levantando rápidamente una sólida pared interponiéndose entre ambos. Los escombros levitaban a mi alrededor mientras escuchaba el chispear y el calor de las bolas de fuego impactando del otro lado y magullando levemente esa fortaleza.
-HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA- reí con gracia y malicia, comenzando a sentir su fuerza y su cinismo como si fuesen reales y me salieran del corazón. En un instante extendí en un impulso mis brazos haciendo volar esa pared hacia Ioros, mandándolo a volar hasta que impactó contra la pared del coliseo siendo asimismo aplastado por la barricada de tierra. El crujido de la pared y la tierra rompiéndose en tan fuerte impacto me dio un escalofrío, pero no le di importancia, ya ni siquiera seguía mis instintos. Corrí como un animal al acecho hasta llegar a la pila de piedra que había quedado y tomé por los cabellos al chico herido, obligándolo a mirar fijamente a la mascara metálica de la cual resonaba como ecos mi voz, acercándolo a la presión de la ira de mi cosmos.
-¡¿Ese es todo tu potencial o es que no has entendido bien?! He pasado mi vida entera escuchando a gente como tú, ingenuas ratas ¡Ahora me escucharas a mi! Te mueres y todo lo que queda perecerá tan solo un poco después. La oscuridad lo arrasará todo como polvo y no habrá mas que muerte ¡Te vale la vida idiota! ¿Escuchaste cuando te lo dije? ¿Quieres que te mate?- le grité a la cara con esa voz distorsionada por el metal, con ira y locura en mis palabras. Con una fuerza inimaginable para mi cuerpo lo puse de pie, casi arrojándolo al aire. Comencé a moverme a la velocidad de un pestañar, golpeando en cada movimiento los puntos vitales y nerviosos de su cuerpo, con mis puños ardiendo en un fulgor de cosmoenergía. Podía escuchar sus quejidos y oler el aroma de la sangre manchando el suelo. Y aún así el seguía retorciéndose por continuar y yo seguía golpeándolo sin piedad alguna, sin matarlo ni noquearlo, tan solo llevándolo dolorosamente a su limite.
-Ya estabas muerto antes de que te pusiera un dedo encima; no tienes cuerpo, mente o alma que vele por ti. ¡En este momento YO soy lo que se interpone entre tú y la muerte!- deje de sentirme observada y escuche los arañazos de sus manos al intentar aferrarse a la tierra, como poniendo atención a alguien mas. Supe que Seiren no era ya capaz de observarme así, que aunque en ese momento su deber era detenerme, su cuerpo y su mente no le respondían al shock y no la culpaba. Estaba mostrándoles lo que debían ver…un monstruo sin humanidad ni misericordia. Cerré mi puño con fuerza conteniendo también todo el dolor que me corroía el pecho y di un fuerte golpe a su pecho tumbándolo al suelo, pisándolo y acercando nuevamente mi rostro cubierto contra el suyo.
-¡SOY TODO LO QUE TE QUEDA!...Si te rindes morirás, ella morirá y todos sufrirán hasta el final y si te resistes será igual…solo acabándome puedes hacer algo…¡¿Lo entiendes o debo escoltarte hasta el inframundo para mostrártelo?!...Si no vas a matar…muérete.- musité con frialdad y una pizca de crueldad que jamás podría haber imaginado, no era yo…ya no era yo. Tomé el hacha del cinturón elevándolo al cielo, listo para un golpe final.
“Defiéndete…por favor defiéndete…Atácame”
-¡ATÁCAME!- se libero de mis labios aquel chillido mientras del arma una luz enceguecedora reinó en todo el coliseo. Lagrimas comenzaron a recorrerme las mejillas, deslizándose bajo la mascara, inspiré hondo rogando que ese fuese el momento de una verdad y no el de una tragedia. Bajé con fuerza el hacha pero algo la detuvo, y pude dejar de contener el aire al no sentir el sonido del acero cortando carne, ni sentir sangre salpicándome el rostro.
-Ioros…-
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OFF: Advertencia: No haga esto en su casa ni en sus posts, la manipulación no esta permitida a menos que este arreglado previamente con el otro roler y sea una forma segura de diversión (?) En otras palabras, manipulación preacordada y aceptada para ambos personajes, Ioros y Seiren.
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
4 Post de 4 para el 2º Ataque Débil.
Simplemente aumentó su energía como cuando cargo la flaming rose con la única finalidad de proteger a esa persona que respondía con la resonancia de su cosmos. Pero la situación que se presentaba era totalmente diferente dado que al saber que no se encontraba en peligro y solo podría tratarse de un entrenamiento nunca llegó a creer en la posibilidad de que su propia vida estaría expuesta a la muerte.
El resultado no fue lo que esperaba cuando sus flamas solo generaron una poderosa explosión descubriendo con algo de decepción a la chiquilla sana y salva por la pared de roca que interpuso como medida de protección. Retrocediendo un par de pasos apoyándose en una nueva postura de defensa afrontaría cualquier prueba que esa niña le diera, su cuerpo solo reaccionaba a medida tratando de decirle desesperadamente que existían formas infinitas de manipular su poder pero aún no era capaz de hallar la respuesta, estaba literalmente bajo presión. Más lo que pasaría a continuación estaba fuera del alcance del romano, la transformación que percibía por parte de esa niña era de tal magnitud que se trataba prácticamente de otra persona sumamente diferente. La violencia con la que se manifestaba y con la que parecía disfrutar de la batalla consternó al guerrero pues al ser superado en una velocidad inhumana era lanzado golpe tras golpe para derribarlo contra el suelo.
Su mirada traspasaba en ese fulgor dorado descubriendo como las gotas carmesíes caían tras su mentón hasta el rostro de Ioros, inexplicablemente pudo percibir en un ínfimo instante esa sensación de súplica cuando le pedía que la atacara con todas sus fuerzas. El arma que traspasaba el doble de su altura mostraba el filo con el que descendía ferozmente para cortarlo, en un vano intento de colocar su brazo para proteger su cosmos respondía en aquel intento de ayudarlo desatando una energía que se expandía por todo el Coliseo. Aquella onda arrasaba con todo a su paso aumentando la temperatura cuando de aquel instante el romano golpeaba con su puño la hoja del arma de esa niña impulsándola lejos de su alcance y apartarla lo más lejos posible. Cubierto de aquel cosmos su cuerpo se incendiaba retándola para que avanzara controlando el calor del cuerpo de cada ser vivo en el ambiente envenenando su sistema sofocándolo.
Heat Poison.. –muscitaba el guerrero determinadamente dándose cuenta que su cuerpo era un mero conductor de ese calor que podría expulsar a su antojo y conveniencia.
Simplemente aumentó su energía como cuando cargo la flaming rose con la única finalidad de proteger a esa persona que respondía con la resonancia de su cosmos. Pero la situación que se presentaba era totalmente diferente dado que al saber que no se encontraba en peligro y solo podría tratarse de un entrenamiento nunca llegó a creer en la posibilidad de que su propia vida estaría expuesta a la muerte.
El resultado no fue lo que esperaba cuando sus flamas solo generaron una poderosa explosión descubriendo con algo de decepción a la chiquilla sana y salva por la pared de roca que interpuso como medida de protección. Retrocediendo un par de pasos apoyándose en una nueva postura de defensa afrontaría cualquier prueba que esa niña le diera, su cuerpo solo reaccionaba a medida tratando de decirle desesperadamente que existían formas infinitas de manipular su poder pero aún no era capaz de hallar la respuesta, estaba literalmente bajo presión. Más lo que pasaría a continuación estaba fuera del alcance del romano, la transformación que percibía por parte de esa niña era de tal magnitud que se trataba prácticamente de otra persona sumamente diferente. La violencia con la que se manifestaba y con la que parecía disfrutar de la batalla consternó al guerrero pues al ser superado en una velocidad inhumana era lanzado golpe tras golpe para derribarlo contra el suelo.
Su mirada traspasaba en ese fulgor dorado descubriendo como las gotas carmesíes caían tras su mentón hasta el rostro de Ioros, inexplicablemente pudo percibir en un ínfimo instante esa sensación de súplica cuando le pedía que la atacara con todas sus fuerzas. El arma que traspasaba el doble de su altura mostraba el filo con el que descendía ferozmente para cortarlo, en un vano intento de colocar su brazo para proteger su cosmos respondía en aquel intento de ayudarlo desatando una energía que se expandía por todo el Coliseo. Aquella onda arrasaba con todo a su paso aumentando la temperatura cuando de aquel instante el romano golpeaba con su puño la hoja del arma de esa niña impulsándola lejos de su alcance y apartarla lo más lejos posible. Cubierto de aquel cosmos su cuerpo se incendiaba retándola para que avanzara controlando el calor del cuerpo de cada ser vivo en el ambiente envenenando su sistema sofocándolo.
Heat Poison.. –muscitaba el guerrero determinadamente dándose cuenta que su cuerpo era un mero conductor de ese calor que podría expulsar a su antojo y conveniencia.
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Re: Restos del coliseo de entrenamientos
- SYLVANAS -
De pronto un dolor intenso se plasmó en mi pecho, como si mi corazón se desgarrase desde su interior y un fuego creciera envolviendo mi cuerpo. El aire se esfumó de mis pulmones, emitía quejidos ahogados buscando desesperadamente una bocanada de aire. Todo mi cuerpo se había detenido y lentamente los sentidos que me quedaban se desvanecían. Tan solo el dolor permanecía, un sufrimiento intolerable haciéndome de a poco irme agazapando y retorciéndome hasta estar de rodillas, con los hombros casi al nivel del suelo. Chillé de dolor a medida que me perdía en ese furor que me consumía. La mascara caía de mi rostro reflejando la agonía en mi expresión, toda la pena. El intenso resplandor de mis orbes se apagaba volviendo a dejar ver mis ojos ciegos derramando ríos de lágrimas y sangre. El cosmos que me rodeaba se había vuelto tan turbio que comenzaba a oscurecerse y en mi cuerpo aparecían marcas negras que rápidamente se extendían como grietas, me estaba corrompiendo en mi vano intento por lograr algo.
Y de pronto una punzada en mi pecho, dos mejor dicho. Elevé mis manos temblorosas para encontrarme con dos cuernos metálicos. Me percaté recién en ese momento que el calor de la armadura ya no acunaba mi cuerpo, sino que se incrustaba en mi pecho atormentándome con la tristeza y el rechazo que emanaba. ¿Por qué había fallado así? Solo quería ser alguien, hacer lo correcto. ¿Cuando es que había dejado de ver la línea entre la fuerza de la voluntad y un poder corrupto y violento? Sentía la oscuridad avanzando por mi cuerpo y la luz de la armadura buscando sobrepasarla, pero al fin y al cabo ambos eran el mismo final para mí. Ambos se apoderaban de mi ser y me drenaban la vida en un intento por controlarme. Pero como podía defenderme, incluso en nuestros momentos más oscuros el poder en nuestro interior no debía sobrepasar nuestra conciencia, pero yo me deje llevar saboreando la gloria y la furia en mis venas, olvidando aquello por lo cual estaba ofreciendo mi vida.
El color y la vivacidad de mi ser desaparecía lentamente al tiempo que las marcas terminaban de completar mi pequeño y menudo cuerpo. Hubo un tiempo en el cual habría aceptado el abrazo de la muerte felizmente, pero ahora…
“¡No!¡No, espera!” Fue lo único que pude gritar en mi interior antes de dar un último respiro y perderme en una bruma inconsistente. No importaba cuanto resistiera o me negara, ya no quedaba nada. Abrí mis ojos y pude ver, como si despertara de una pesadilla podía admirar frente a mí un inmenso prado hermoso pero desolado. Donde el viento acariciaba delicadamente el rostro silbando una armonía sedante y melancólica. Sin ser capaz de comprender observé a mi alrededor, a mi derecha se encontraba mi madre observándome con una calida sonrisa y esa expresión débil pero serena que recordaba de sus últimos momentos. Una brisa alborotó el vestido de gasa que llevaba puesto, dándole el aire de una ninfa, y ese viento materializo en mis oídos mis pensamientos, mis recuerdos al ver esa expresión en su rostro.
“Mamá…Mamá...Despierta…No te vayas.”
“Mi hija” Recordaba su voz, la sentía susurrando en mi oído…tan frágil. Lloraba y llevaba mis manos a mi cabeza, tapaba mis orejas pero seguía escuchándome.
“Estoy aquí…Voy a cuidar de ti…por favor no me dejes.”
Liberé un grito desgarrador que hizo temblar el suelo del mismo limbo. Me volteé con brusquedad tan solo para que mis ojos se ensancharan al ver a mi izquierda a Seiren, o una imagen de ella. Tenía la misma expresión que mi madre, pero aún mas triste.
-Nooooooo – grité para tan solo ver como ambas figuras desaparecían y quedaba sola en la inmensidad de esa nada.
-Envíame de regreso...¡Déjame ir!- chillaba hacia el cielo como esperando que algo pudiese mostrarme una señal, o comprendiera el desespero de mi pedido. Silencio, solo eso…- ¡Respóndeme! – Todo el dolor y pesar se tornó en furia, en rabia pura al destino, a los dioses.
-Tanta gente ha muerto en vano o ha asesinado por ustedes ¿y cuando les trajo eso algo a cambio? Nada…Nada…Han ganado…Nos han condenado a todos.- Volví a sentir el sofoque y el dolor arrasándome el cuerpo, como si el poder me estuviese consumiendo nuevamente pero ya no me importaba nada. – ¡¿Y ahora se atreven a decir que mi tiempo ha llegado?! Me aprisionan en una guerra que no nos pertenece, me encaminan hacia un sendero incierto ¡¿y eligen este momento para tomar mi vida, para destruirme?! Desperdician las vidas que necesitan pues es la humanidad la que porta las armaduras con las que se pelea y vela por ustedes. No dejare que me maten, no lo merezco, ¡no les pertenece mi vida!-
Cuando espeté al cielo grisáceo esas últimas palabras como de un golpe volví a sentir. Podía tomar con firmeza el suave metal que se bañaba de mi sangre al estar clavado en mí. Levantaba la cabeza que había caído inerte dejándome postrada en la armadura, y me arranqué a mi misma de ella liberándome. El toro dorado se desvaneció dejando una tenue estela de luz. Ya no era parte de mí, había tomado riendas de mi destino, era libre…
Caí abatida al suelo, sintiendo la tierra en mi rostro y en mi piel, me di vuelta para sentir el sol aunque no fuese capaz de verlo. Estaba mas débil que nunca, pero estaba viva y me aferraría a eso. Lo mínimo que mis sentidos podían percibir en ese momento fue el leve vibrar de los pasos de alguien ligero, sabía que eran de Seiren.
-Hermana…- musite tenuemente, queriendo que fuese ella quien estaba allí prácticamente a mi lado. – Perdóname…Yo…No puedo seguir, no puedo pelear y no quiero matar. Prefiero vivir para apreciar el tiempo que quede, vivir cada instante para poder aceptar lo que sea del porvenir.- Intenté ponerme de pié, con lentitud y tambaleante pude acercarme y abrazar su cintura. – Te quiero…no dejaré de ser tu hermana, ni de esperarte… Así que vive por favor.- le dije sollozando mientras sin darle tiempo a que se percatara dejaba la pulsera de cascabeles en su muñeca, donde pertenecía y en quien debían cuidar. La solté, y seguí caminando, pasando de largo por su lado, arrastrándome prácticamente por continuar. No sabía a donde iría, si seguiría vagando sola pero no me quedaría a ver como seguía perdiendo a todo el que quería pues ese dolor ya marcaba mi vida y jamás se iría.
***
~ SEIREN ~
Al haber avanzado en todo lo posible para presionarlo aquel hombre se apartaba con una agilidad mostrando ante mí un poder que podría simplemente alcanzar a manipular si lo deseaba pero lo que nadie contaría es que el fuego era uno de los peores miedos que guardaba mi corazón con desesperación. La intensidad de las llamas me obligaba a retroceder lo más que podía.. tal parecía que esa intranquilidad me dominaría por mucho que trataba de combatirla. El recuerdo de ver la destrucción que provocaron en Egipto y terminar por ser testigo de cómo todo se consumía para envolverse en cenizas me hacía reaccionar lento.
Más estando estática esos segundos no contaba con la intervención precisamente de mi hermana, llamando nuestra atención se colocaba firme sobre las rocas. No la dejaría ver a través de mi mirada.. no debía de darse cuenta de lo que me sucedió en ese lapso de duda al no enfrentármele por completo, mis manos se apretaban a mis costados dejando que el cabello se interpusiera en mi mirada, el terror de experimentar la regresión de un recuerdo era demasiado aunque trataría de aparentarlo hasta el final. Retrocediendo un paso hacia atrás dejaría que ella se encargara de la situación para seguir entrenando a Ioros.
Manteniéndome firme de lejos me daba la oportunidad de conocer las habilidades que poseía Sylvanas, debía admitir que la fuerza que poseía era impresionante para una niña de su edad.
Aunque.. –estaba levemente de acuerdo con la presión que le dejaba no me agradaba la sensación con la que su cosmos despedía de una forma “agresiva”. Ladeando mi rostro me preocupaba cuando el romano lanzaba un ataque con la que una rosa envuelta en llamas trataba de cubrir a mi hermana.. mi corazón latió angustiado tratando de volver y protegerla hasta que ella misma utilizando su poder colocaba un muro de piedra con la que solo generaba una inmensa explosión. Anteponiendo mi brazo izquierdo trataba de cubrirme para darme cuenta como…- ¡¡SYLVANAS!!.
En el momento que la llegue a reconocer como parte de mi familia nunca fui capaz de dirigirme hacia a ella por su nombre. Todo se estaba saliendo de control, no podía creer lo que sus labios estaban profiriendo en esos instantes, el rencor que ocultaba en su interior tomaba forma cuando avanzando rápidamente sujetaba al romano en múltiples golpes que solo yo únicamente alcanzaba a seguir. Mi cuerpo se negaba a responder.. ¿acaso le estaba temiendo a Sylvanas?
Muévete... –perpleja daba un paso mínimo intentando alcanzarlos, muchas veces no dudaría en lanzarme a proteger a las personas que amaba pero.. ¿qué sucedería si te tenías que enfrentar a alguien que apreciabas?. Con melancolía miraba como yo misma no detendría a Sylvanas, rogando en mi interior que ese hombre tuviera la voluntad suficiente de atacarla… de detenerla costara lo que costara.
El tiempo se detuvo, una nube de polvo transformaba la silueta de ambos combatientes en meras sombras. Un calor se generaba en el ambiente sofocándome, arrebatando mis energías para caer jadeando a lo que mi cosmos respondía envolviéndome para protegerme. No tengo certeza de lo que sucedió entre ambos.. solamente sabía que quedaba fuera de todo por el temor de un recuerdo y de un aprecio. El silencio se tornaba en los alrededores del Coliseo, pocos aspirantes a armadura se proponían a acercarse para investigar qué había sucedido.
Caminando entre los escombros esperaba que ninguno de los dos hubiera salido herido, una extraña sensación de ansiedad me invadía para no descubrir lo que mi miedo delataba. Avanzando un poco más se hallaban ambos en condiciones pésimas al haberse presionado hasta el límite, la posición que daba ahora el general miraba perspicaz hacia lo que parecía…
Lentamente me aproximaba para notar como se encontraba en el suelo, estaba reprimiendo incluso yo misma la forma en como actuó y que de la cual deseaba reprenderla por todo. No podía apartar mi vista.. la angustia que me provocaba fue tal que solo dejaría que terminara aceptando aquel gesto con el que me abrazaba. Un tintineo se escapaba entre el murmullo del viento… no me despedía..
Perdón... –inclinando el rostro hallaba en mi muñeca el brazalete de mi madre. Todo este tiempo la respuesta la había hallado pero por egoísmo no quise admitir que este era mi camino. Gracias... mamá.
Aún faltaba poco para que Sylvanas recorriera su camino pero yo al menos volvía a lado de Ioros mirándole con una pequeña sonrisa.
Siempre he admirado a personas como tú... siempre quise convertirme en alguien como ustedes.. Ioros necesito que hagas algo por mí. –era lo más correcto que podía hacer así que descubriendo mi collar lo retiraba tomando sus manos- Esto fue un obsequio del General Edward… estoy segura que regresará a este sitio.. después de todo es su deber hacerlo. Sabes puede que en una parte las palabras de Sylvanas si tengan razón… pero solo tienen razón para las personas que han perdido esa esperanza.
Yo la perdí cuando me arrebataron todo lo que amaba… y estoy segura que tú también estas aquí para recuperar algo que anhela tu corazón. La guerra que hemos estado presenciando no se compara con lo que veremos aunque lo único que si podría lamentar es dejar esa responsabilidad a ustedes que me han enseñado tanto.. –abrazando sus manos con las mías le obligaba a cerrarlas para que protegiera el último recuerdo de aquel hombre que me había salvado- Yo ya encontré lo que estoy buscando... así que hazle llegar esto al General para que lo sepa.. estoy segura que entenderá.
Cuídate Ioros.
Al desprenderme de ese objeto me sentía más tranquila.. alcanzando a Sylvanas la abrazaba murmurando a su oído que todo lo que necesitaba era ella y nada más, que no debía avergonzarse por las decisiones que tomaba, que me perdonara por haberla hecho esperar más de la cuenta. No regresaríamos a Egipto pero si iríamos a un lugar donde estuviéramos solo nosotras dos mientras tanto tomando su mano había algo que dejaba ir… mi cosmos.
También te agradezco por protegerme… Athena.
___________________________
OFF: Aclaro que el primer post que menciona el título de Sylvanas fue un documento que me mando ella pidiendome el favor de que al menos pudiera dar una conclusión con su personaje... ya si alguien más toma la ficha tendrá que aclarar como vuelve tomando el personaje desde este final.
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