Las calles del mercado

Recuerdo del primer mensaje :

Ya saliendo por la puerta de madera, ya aliviada del enorme peso que tenía de tantas monedas de oro que llevaba consigo, caminaba mas tranquila, sin el miedo a que le roben. Mirando en todas direcciones, buscando el carruaje que la había traído al banco, pues no estaba en donde lo había dejado la última vez. De pronto lo vio en la calle de en frente, y la mujer que lo había conducido estaba parada al lado del móvil, viendo hacia la entrada del local. Me sonreí al ver que no se había ido, sino sería algo irrespetuoso por parte de un esclavo, era lo que pasaba por mi mente de momento a momento cuando no la había visto donde quedó al momento de la llegada. Crucé hacia donde estaba el carruaje y me detuve frente a la mujer.

-He acabado mi trabajo, vamos de regreso a la villa, por favor.-

-Enseguida, señorita.-

No estaba acostumbrada a que me hablen pronunciando cortas frases pero supongo que los esclavos, todos ellos, hablan de esa manera hacia sus amos, supongo que será por miedo o algo así, quien sabe. Aún así no me importó mucho la respuesta de la mujer, no quería que Mauritius regrese y no me encuentre, puesto que me llevé a su esclava y no le dije a donde iba tampoco. No acostumbraba a hacer eso en mi casa, a mi padre siempre le dejaba una nota en un pergamino que decía a donde me iba o le avisaba en persona en caso de que se encuentre en casa. Me daba igual, ya quería llegar a la villa. Me subi en el vehículo y me apoyé sobre uno de los muros, mientras que sentía como las ruedas comenzaban a girar de regreso a la casa de Mauritius.

La luz del atardecer iluminaba las calles habitadas del mercado, donde la gente caminaba sin importarle los demás. A los alrededores había tiendas y negocios aunque no perecían estar bien cuidados, pero era sin duda, el lugar más habitado de toda Roma. Caminaba al lado de mi mejor amiga Maka, mientras nos reíamos y hablábamos de cosas que veíamos en aquellas calles. De pronto miré a la joven y me sonreí.

-Bien Maka, ¿recuerdas que te hablé de que algún día planeaba viajar en busca de mi hermano perdido?- Hice una pequeña pausa para así mirar al cielo por un momento. -Debo decirte que algo en mi me dice que él se encentra en Egipto... y no me voy a rendir hasta estar nuevamente a su lado... pero...- Hice una pausa, solté un pequeño suspiro y miré a Maka nuevamente -...ese lugar esta muy lejos de aquí... y no podría planificar un viaje yo sola hasta ese lugar, además, quien sabe los peligros que ha de haber allí, no me atrevería a ir sola...-

Me quedé pensando, sin decir nada más, en la posibilidad de viajar a Egipto en busca de Strife. Pensaba que tal vez sería una buena idea que Maka viaje a mi lado, pero no sabía si era lo correcto, y ella aceptaría o no, por lo que no dije nada por el momento, permanecí callada por un buen rato, mientras caminabamos mirando los articulos que había en cada tienda, esperando la posible respuesta de mi amiga a mis palabras.

Mientras caminaba sumida en mis pensamientos, escuché las palabras de mi amiga Maka, que rompían el silencio para contestar a lo que yo había propuesto anteriormente. Al parecer, por lo que oía de sus labios, le había interesado mucho lo del viaje a Egipto, entonces no tardé demasiado en contestarle, en principio con una pequeña pero notable sonrisa en mi pálido rostro.

-...pues pensaba en viajar lo más pronto posible, ya que mis ansias por encontrar a mi hermano Strife son insostenibles a mi manera de pensar.- Pero repentinamente mi rostro cambio a un semblante bastante serio, para concluir diciendo unas palabras. -...pero primero debo consultar a mi señora Samantha, ya que ella decide sobre mí, al ser mi jefa.-

Caminamos durante un tiempo más juntas, en la calles pobladas del mercado, hasta que de pronto una idea se interpuso en mi mente, aquella idea de un viaje a Egipto acompañada de mi amiga Maka, que incluiría viajar juntas en busca de mi hermano, asique me detuve por un instante mientras miraba a Maka a los ojos.

-Oye Maka, ¿Te gustaría que viajemos juntas a Egipto? Comenzaríamos una aventura en tierras desconocidas solo tú y yo, juntas en busca de mi hermano Strife.- Luego hice una pequeña pausa para luego volver a introducir palabras a aquella conversación -Si aceptas entonces tendremos que ir haciendo los preparativos, ya que no quiero tardar mucho en comenzar el viaje... creo que habrá que pedir prestado un carruaje a la familia de Samantha, supongo que podré encargarme de eso...-

Entonces me quedé en silencio un momento esperando alguna respuesta positiva de parte de mi amiga, ya que era increíble para mi, que ella me acompañe en tan importante búsqueda, porque la consideraba mi mejor amiga y quería que ella esté siempre acompañándome en cada momento, igual que yo a ella.

Maka escuchaba las palabras de su amiga mientras seguían con el paseo por las calles de ese amplio e interminable mercado. Al oír lo que dijo sobre su señora samantha pensó que ella también debía informar a su señor Solomon. Seguían caminando por las calles más centrales cuando respondió a su amiga

Claro que me encantaría ir a Egipto y cuanto antes mejor, y así ver a tu hermano pronto – entonces hizo un breve paro de hablar y continuo tras un lapso de tiempo inferior a cuatro segundos – Pues yo también voy a tener que avisar a mi señor Solomon, espero que no me ponga ninguna pega – tras esto puso una leve cara de preocupación pero la cambio enseguida tras ver un vestido en una de las paradas del mercado, y se acerco a esta.

Tras un dialecto de maka con la señora vendedora, maka consiguió comprar el vestido por un precio no muy elevado , con el vestido ya en la mano maka miraba a su amiga y le decía – este vestido me lo llevo a Egipto – y sonreía mientras decía esa frase , haciendo referencia al vestido que acababa de adquirir.

Venía mirando a las calles del mercado, mientras escuchaba la respuesta de Maka, aceptando el viaje juntas a Egipto. Por mi parte me puse muy contenta por lo que mi rostro mostró una notable sonrisa y entonces dije:

-De acuerdo, entonces hay que avisarle a nuestros amos cuanto antes, aunque no se donde se encuentre Samantha.-

Fue entonces que en su rosto noté algo de preocupación pero vi que cambio su rostro al observar un vestido en una de las tiendas. Vi que se dirigía al interior de ésta por lo que la seguí, así compró el vestido, llevandolo en brazos para decir aquellas palabras, a las que con una sonrisa y cerrando mis ojos por un lapso muy corto de tiempo en muerta de amistad, contesté.

-Es muy bonito... sí que tienes buenos gustos Maka.- Al concluír de decir aquellas palabras, miré por un momento al cielo, ya estaba atardeciendo, no debimos darnos cuenta de que el tiempo había pasado tan rápido. -Será mejor que vayamos a la villa Adriana en busca de alguno de los patrones, debemos avisarles del viaje...- Entonces apoyé la mano en el hombro de mi amiga y di media vuelta para regresar a la villa. Pues estaba muy contenta por el viaje porque iba a ver a mi hermano por fin y eso era muy importante para mi, pues hacía ya muchos años que no lo veía y siempre pensaba en él.

Caminaba con el vestido en una bolsa mirando a flori y continuando con la conversación que estabamos estableciendo

Pues yo tampoco se donde esta solomon - maka se reia un poco - Bueno avisemosles rapido y vayamos cuanto antes allí

Maka se habia dado cuenta también que el tiempo habia pasado muy rápidamente, y que ya era muy tarde , debian darse prisa en volver a casa y en avisar a sus señores para partir rápido al viaje que les aguardaba.

Tienes razon , vallamos rapido , no tenemos tiempo que perder - tras decir esto maka acelero el paso junto con su amiga . Rumbo ambas se encaminaban hacia la villa Adriana , el viaje cada vez estaba mas cerca.

Yo sabía que antes de ir a los baños había dejado a samantha y sus acompañantes en este mismo lugar, en las calles del mercado, pero tras largo rato que caminamos por aquel lugar no encontramos a nadie conocido, ni siquiera a esa amiga, la mujer rubia que la acompañaba, quizás ya se habían marchado, quien sabe, pero ya no estaban en el lugar. Entonces miré nuevamente a Maka.

-Que extraño, antes de que me vaya, Samantha estaba aquí, pero ahora ni siquiera el carruaje se encuentra... quizas se hayan ido...- crucé un brazo por detrás del cuello de Maka y sonreí -Vá que más da... caminemos un rato más, por la noche regresemos a la villa, quizas ahí si los encontremos...- Y seguí caminando al lado de mi amiga, sin decir ni una palabra, pero pensando en la increíble aventura que pronto tendríamos en Egipto con Maka, y que por fin podría encontrar a mi querido hermano, que había marchado hace tiempo de mi lado. Eran cosas bellas que iban a pasar en mi vida por fin después de tantos años de solo servidumbre y esclavitud al lado de una millonaria familia de quien anhelaba siempre tener una vida como ellos.

Entramos en las calles del mercado, rodeado de tiendas y demás negocios, esta vez parecía haber menos gente que hace unas horas, es más, a decir verdad estab a casi desierto, solo unos pocos hombres y mujeres que vivían cerca del lugar o trabajaban allí, era más probable la segunda opción, pero eso era para mi, de muy poca importancia, ya que solo iba a aquel asqueroso lugar a comprar ropas, solo eso. Aunque yo había quedado dormida luego que tan largo viaje, además por algunos motivos había dormido muy poco aquella noche, y me había levantado muy temprano. Luego de unos minutos, me desperé sobresaltada al escuchar una voz muy fuerte, era aquel esclavo que me avisaba que ya habíamos llegado al destino, una tienda de ropas muy grande.

-¡Señorita Lady! Ya hemos llegado a destino...- Decía mientras detenía el carruaje a un lado. Entonces me levanté muy rápido, restregándome los ojos con la mano y tratando de orientarme, por fin recordé que estaba en busca de una buena bestimenta, entonces sin más salí del carruaje, y dije al esclavo que espere allí afuera, entré al local y me dediqué a ver cada uno de los vestidos que tenían allí, eran todos muy bonitos. Pero por fin me decidí por uno, uno largo, marrón claro muy bonito, lo tomé y me dirigí a hablar con el vendedor.

-Llevaré éste- Le dije, a lo que el asintió con la cabeza y me cobró el precio, no era muy costoso y eso me dio alivio, pues no quería gastar mucho del dinero de Mauritius. Entonces, luego me fui, sali y entre al caruaje, fue algo rápido, ordene al esclavo que volvieramos, y así avanzó el carruaje de regreso a la villa.

Despues de haber terminado de tomar aquel relajante baño en palacio sali de los baños con total tranquilidad viendo como los esclavos me veian con miedo cosa que me hacia sentir bien puesto que eso deseaba, quien me mirara con algo que no fuera miedo simplemente moriria por mi mano. Fui a mi habitacion y me puse un vestido de seda roja y una pequeña tiara en la frente dejando suelto mi cabello al tiempo que le ordenaba a los esclavos que prepararan un carruaje puesto que ese dia tenia ganas de salir, asi que me puse mis sandalias y unos brazaletes mas la espada de mi padre amarrada en mi cintura y me fui afuera de palacio para ver que el carruaje estaba preparado con mas de algun esclavo atemorizado por mi tranquila actitud cosa que me hacia feliz de algun modo. Entre en el carruaje y este partio casi enseguida hacia la enorme ciudad de Roma en si dirigiendose hacia los mercados de esta para poder ir a comprar lo que necesitaba en aquellos instantes lo cual en si eran nuevos vestidos y algunas joyas, obviamente yo sabia como identificar las joyas verdaderas de las falsas por lo cual si alguien se atrevia a intentar venderme algo falso le cortaria las manos y lo degollaria frente a todo el pueblo para que vieran que a una noble no se le puede engañar de ningun modo. Paso un rato antes de que el carruaje se detuviera a lo cual me baje de este viendo los puestos e identificandolos con la mirada atenta a posibles ladrones o aprovechadores.

- Cuanto cuesta este collar? -dice viendo a una vendedora ya anciana la cual tenia un puesto de joyeria variada y en si veia un collar precioso con forma de luna-

- Solo 10 monedas su alteza -dice la anciana mujer antes de que Nia le dejara la cantidad especificada en sus manos y la anciana mujer le diera el collar en una hermosa caja de terciopelo azul- muchisimas gracias su alteza

- No es nada...veamos ahora -dice viendo los diferentes puestos buscando el proximo en el que compraria-

Mientras me dedicaba a comprar algunos accesorios escuchaba las tantas y locas ofertas que daba cada vendedor en su puesto para intentar el llamar mi atencion a lo cual solo suspiraba aburrida viendo todo para encontrar alguna cosa de mi agrado. Durante el tiempo que estuve en el mercado hacia comprado unos cuantos collares nuevos, anillos y pulseras ademas de vestidos de hermosas telas oscuras debido a que nunca me gustaron los colores vivos como la estupida de mi melliza. Camine de puesto en puesto verificando cada cosa que vendian, poniendo ojo critico en aquellos que vendian joyas falsas o cosas que no valieran su precio en oro como era comun de ver, ademas de eso me encargaba de ser yo misma que les cortaba las manos por intentar engañarme con algo de falsa procedencia y los mandaba a degollar para deleite propio despues de todo el sufrimiento y el dolor eran cosas que adoraba bastante. En un momento vi que habia mas alboroto del acostumbrado eso debido a que unos esclavos habian llegado con el sello de la emperatriz y estos habian chocado no solo con la gente sino tambien con los diferentes puestos mas decidi no tomarles importancia, seguramente Diva nuevamente estaba buscando algun nuevo articulo lo cual no era de sorprenderme. Mas en ese instante un esclavo se puso rapidamente frente a mi mostrando el sello de Diva dandome el mensaje a lo cual solo suspire llamando a algunos soldados para que se pusieran cerca de mi.

- No se quien seas ni me importa me diste un mensaje valioso mas que nada porque temes por tu vida no es asi? -viendo que el esclavo levantaba la vista con miedo- y como e de suponer piensas que tu vida esta a salvo solo porque lograste darme el mensaje a tiempo no? de verdad ustedes los esclavos son seres insignificantes y credulos lamento romper tus estupidas esperanzas pero que hayas logrado el darme el mensaje no significa nada aqui...guardias llevenlo a una celda y despues matenlo -dice tranquilamente a lo cual los guardias solo se acercan al esclavo el cual seguia bastante asustado y se lo empiezan a llevar- bien sera mejor que vaya a ver que quiere ahora -dice mientras se va hacia su carruaje el cual apenas subir no tarda nada en partir-

Caminaba aún por el mercado buscando algo que comer, miraba en un lugar y en otro , pero no habia mas que asquerosas verduras sin sabor, para eso mejor comer piedras...queria comprar algo de carne y luego asarla en el bosque...se me caia la baba solo de pensarlo.

Estaba bastante distraido pensando en mi futura comilona (si es que encontraba algo digno de comerse) cuando oí algo que llamó la atención. Un tipo estaba presumiendo sobre la primera vez que lo herian. No pude evitar fijarme en él. Odio a ese tipo de personas, prefiero a gente algo mas humilde...pero su forma de hablar...era igual a la de mis amigos...si, era igual de estupido que ellos, otro imbecil dispuesto a morir por Roma.

-Que esta es la primera vez que te hieren? Pues algo me dice que de pequeño te heriste la cabeza, Oi! Le miraba estando a su lado, clavandole la mirada. Los comentarios que hizo aquel tipo me habian echo recordar todo mi pasado...como mis compañeros murieron por Roma, como me quedé solo por culpa de ese estupido imperio.-En serio, alguien que habla tan bien de esta ciudad no puede estar bien de la cabeza, este sitio apesta, no importa lo mucho que ames esta ciudad o este imperio maldito, despues de que te maten en el campo de batalla no serás mas que un puñado de huesos. Vosotros, cuando hablais de luchar por Roma os volveis orgullosos...hasta el punto de volveros necios, no sois mas que unos pobres inocentes bailando al son de un emperador que no es capaz de aceptar que un imperio tiene limites. Yo en vuestro lugar...bailaria al son de mis propios sueños, aunque tenga que estar revolcandome en el barro, prefiero vivir a mi manera, siguiendo mis propias normas, sin que mi vida dependa de que al imbecil del emperador se le antoje conquistar algun pais...en serio...me das asco...me da asco que desperdicies toda esa fuerza...en esta gran mierda.

Gintoki soltó estas ultimas palabras con rabia...con rabia pues recordó como todos y cada unos de sus amigos murieron por Roma, ahora el unico que parecia recordarlos era él. Sus amigos habian muerto por necios. Estaba cansado de ver tantos necios.

Se dió la vuelta para dar la espalda a este joven y seguir buscando algo que comer, pero antes se paró para volverse un momento , miró al chico una vez mas y le dijo con ironia: -Salve Roma.

Había cada tipo de persona en este mundo, desde personas que eran adictas a la guerra, como Steven, hasta personas que parecían haber recibido un trauma desde chicos y terminan odiándola…Como el muchacho que acababa de pasar, hablando como un gran sabio y diciendo puras estupideces. Steven pensó que quizás estaba bajo la influencia del alcohol o alguna sustancia que afectaba su cerebro, por lo que por momentos pensó no contestarle, pero igual las ganas de contestar fueron mayores a su voluntad y término diciéndole cosas a los gritos, para asegurarse que lo escuchara.

-Yo no desperdicio mi vida, yo se emplearla. Arriesgando mi vida por Roma he aprendido que al hacerlo no solo he estado protegiendo a gente honrada y a toda una población…Sino que también a idiotas como tu, que porque les pasa algo en el campo de batalla culpan a la nación, porque es la única que no puede hacerles nada. Ademas, esto me ha hecho ganar mas dinero de lo que tu harias en toda tu vida...Revolcandote en el barro. –Dijo con un tono de furia, no era el único sujeto que había enfrentado que culpaba a Roma por sus males, aunque no supiera que era lo que le había pasado a aquel muchacho y estaba seguro que venia por ese lado su enojo con Roma, aunque no quería entrar en detalles puesto que no le interesaba lo suficiente.- He estado en un campo de concentración con un muchacho que insultaba Roma porque su amigo había muerto en batalla…Pero para mala suerte del tipo, también estuve con su amigo en el campo de batalla. Su amigo murió porque creía en eso de “soy el héroe y puedo matar a todos”, en una carrera hacia las filas enemigas una flecha dio en su brazo y este cayo al suelo, ante la risa de todo el imperio. Roma no tiene la culpa de las caídas, sino los mismos soldados…Que van a la lucha sin siquiera saber nada sobre ella.

Una vez que termino de gritar hacia aquel hombre, se dio cuenta que todos estaban mirándolo con atención, sus gritos habían alertado a todos e incluso muchos de los que no sabían que Steven era guerrero, ahora se habían enterado. Pero no decían nada acerca de sus comentarios, después de todo el otro muchacho era quien ofendió a Roma y Steven solo lo puso en su lugar. Luego de esto volteo para mirar al chico con el que estaba hablando anteriormente y dijo con palabras sutiles.

-Dime entonces… ¿Qué haces por aquí?

Gintoki aclaró sus dudas acerca de la estupidez de aquel hombre en cuanto le oyó hablar.-Dices que no desperdicias tu vida, como si hicieras algo honrado...y resulta que solo te preocupas del dinero... Gintoki se llevó la mano a la boca y se rió de forma algo descarada, como un niño.-Supongo que eso debe ser ''el orgullo de Roma'' Jajajaj!!! Se dió la vuelta para seguir riendose y buscar algo que comer, pero el mercado estaba echo un asco, no veia nada bueno, solo payasos que le hacian reir mucho, simplemente se alejó de la zona y dejó allí a aquel sujeto con esa estupidez al parecer caracteristica suya ,pronto salió del mercado, no obstante durante el camino se entretuvo bastante recordando aquellas parrafadas que al final resultaron ser sólo los intentos fallidos de autoconvencimiento que soltó un tacaño , probablemente sería consciente de que no tenia nada mas que su absurdo e infundado orgullo, así que Gintoki, sintiendo lastima por el no le dijo nada mas, ya que sabia que ese hombre solo trataba de alejarse de la realidad, a pesar de hablar de dinero no debía tener el suficiente como para comprarse algo de beber y olvidar, así qu epor eso recurría a las mentiras.

-Pobre diablo.

Dijo Gintoki echandole un ultimo vistazo a las calles del mercado, negando con la cabeza con cierta pena, luego entró en un estrecho callejón y siguió buscando por otras partes de la ciudad algun lugar donde comprar buena carne.