Camino a las Villas

por Sabii Mar Ago 03, 2010 5:57 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Luego de retirarme de los baños, en donde me habia encontrado con un joven de la alta sociedad, con el cual habiamos convenido vernos al dia siguiente, para que me ayudara a escalar posiciones sociales, y asi poder encontrar con mas facilidad a mis dos hermanos, que por el momento eran lo unico que me interesaba.
Ya era de noche, se me habia echo tarde caminando hacia la Villa, es que no podia dejar de pensar en lo ocurrido, me sentia muy feliz al saber que tendria una oportunidad, de parte de un gran señor.
Mientras caminaba, comenze a pensar en que traje me pondria para el dia de mañana, tendria que ser el mas sofisticado y hermoso, de seguro usaria mi vestido favorito, el cual era de un color lila con dos lineas echas con hilo de oro. Mientras pensaba en eso, tropece con una piedra y perdi el equilibrio, teniendo que sujetarme de un arbol. En ese momento estuve durante algunos minutos apreciando el paisaje, y aunque no se distinguia mucho, las estrellas iluminaban muy bien el lugar. Los campos eran abundantes, y tambien asi lo eran las flores, de las cuales habia una gran cantidad y de distintas especies.

-Que ganas de que mis hermanos vieran este hermoso paisaje junto a mi, me gustaria contarles tantas cosas. Y saber todo de ellos, espero se encuentren bien.

Suspire y segui caminando mas despacio, ya que al tropezarme me habia herido levemente el tobillo.

por Alessa0 Sáb Oct 30, 2010 8:50 pm

Y aquella expresión de ironía se transformó en una de ansiedad y excitación, aquella mente que yacía dormida por más de dos décadas, entre la oscuridad orgullosa, pero que en aquel medio día una mente más que se sumaría a la perturbación terrenal. Alessa en esa ocasión servía como un simple polo portador, pues su Phantasma Mentis era el que tomaba el papel como perfecto príncipe azul, pero no como los de los ridículos cuentos de infancia estúpida, pues tan solo eran tentáculos los que circundaban el cuerpo de la orgullosa mujer que aún no despertaba, la cual en trance andaba, esperando el perfecto beso funesto para que está abriera los ojos entre el mundo de los vivos y de los infringidos entes errabundos entre loa valles abrumados de Hades.

Y con un soplo de aquel aliento gélido que merodeaba con descaro entre la cúpula fabricada, Alessa se entrelazaba con la mente del orgullo aun no reencarnado en aquella época de antaño, cayendo entre una laguna de confusión, pues tan solo imágenes de la vida pasada de aquel espectro eran las que danzaba para así fastidiar la mente de aquella aun mortal jovenzuela.

Un Dragón, una espada, un mísero metal que no servía para nada, espíritus de ultratumba de magnitudes poderosas ridículamente encerrados en caparazones cristalizados, todo tan ridículo para Alessa, pues aquella prefería dormir que caminar… pero en aquel momento de directas situaciones, solo ella y nada más que ella… la estrella infernal de la Pereza, era la idónea para despertar a su futura hermana infernal.

Caminando aun con lentitud generando el resonar de sus pasos, con ecos estridentes entre la mente de aquella orgullosa, simplemente suspiro para quedar a un lado de aquella desconocida jovenzuela y admirad con ironía aquel patético animal, bajando su rostro el cual rápidamente era cubierto con el velo brumoso de aquel trastornado ambiente, relamió sus labios a diestra y siniestra, se carcajeó por efímeros minutas ara si convocar el perfecto ataque que rompería el sello del orgullo:

-Phantasma Mentis…

Y de la nada Alessa sucumbió en el suelo infértil de aquel mal recuerdo, sudando de dolor… pues lentamente los tentáculos crecían entre el ojo izquierdo, aquellas protuberancias delgadas lentamente crecía tomando la forma idónea para atacar mientras dejaban un rastro de sangre con su vaivén, con esfuerzo esta de levantaba poniéndose entre medio de la jovenzuelo y aquel dragó, sonriendo con perversión, jadeando esta señalaba hacia donde aquel monumental ser mitológico estaban, rápidamente esto tomaban una velocidad intangible, llegando en una fracción de segundo a su objetivo, surcando tal animal ostentoso con alas y atrapándolo entre su sádica caricia… para que tan solo Alessa alzara el cosmos y todo aquella energía se condujera entre las carnosidades del Phantasma Mentis… todo un alborotó de bruma y sotavento comenzó a surgir tras aquel choque de energía pues el dragón no se dejaba ser ultrajado por la perversión de aquel ataque… y de un parpadeo la nariz de Alessa comenzaba sangrar la presión era exagerada en aquel cuerpo delgado de dama, su agitar aumentaba como un desgastes de cosmos.

Sueño, dolor y corrupción, Alessa comenzaba a decaer, aquel sello era muy orgulloso para querer despertar, lentamente comenzaba a pestañar, sus tentáculos se adelgazaban perdiendo toda su fuerza, cayendo de rodillas, mientras su brazos subyugados se mecían, su corazón se detenía por meros segundos, abriéndole la posibilidad de poder recordar… imagen tras imagen, toda su vida se quería presentar ante ella en un soplo, pero no… en aquel momento su vida denígrate no era de importancia, ella estaba decidida a ser la dama de un pecado de una antigua era, la que despertaría a una de sus hermanas, levantándose alzando su poca cosmosenergía, ágilmente la proyectaba para así, como si fuese una piedra golpeando con un delgado vidrio culminara, todo un desaire asía arrojar a unos cuantos metros a Alessa, mientras un extraño ser se posaba abrazando a al jovenzuela que serviría como portadora de aquel suculento pecado… los tentáculos se destraban, generando que aquel abrumado ambiente se tiñera de escarlata…

Alessa perdía la conciencia y asía inconscientemente que la cúpula se diluyera, dejando a solas aquel pecado liberado frente a médiums que le portaría por un cómodo tempo.

por Astrid Sáb Oct 30, 2010 9:38 pm

La sensación era más que asfixiante, el dragón me abrazaba entre sus alas no solo para protegerme sino para exponer lo que ocultaba en su interior… el orgullo.

Me sentía agobiada.. inútil… los recuerdos de los que amaba en esta vida querían desvanecerse.. personas demasiado importantes para mí aunque nunca llegué a demostrárselos por siempre anteponer mis obligaciones antes de mostrarles si quiera algún rastro de afecto o aprecio, mi corazón se congeló arrepentido.

Atilius… Crystal..

Mi voz susurraba esos nombres levemente sin que ni la extraña, ni Ioros, ni nadie más alcanzara a oír el significado que podrían tener para alguien como yo. Un rugido por parte de la bestia era exhalada como el anunciamiento de la llegada de una nueva estrella, una luz platina me envolvía cristalizando mi cuerpo… me resistía.. me tenía que resistir…

El poder de esa mujer parecía ceder dejando que yo ganase la batalla pero no desistía, levantaba altiva su mirada para obtener una última respuesta invocando todo su poder, los tentáculos envolvieron el cuerpo de la bestia haciéndolo estallar en múltiples cristales.. liberando de su prisión a esa mujer de aspecto idéntico al mío… adoptaba la forma del quien la portaba.. el reflejo era su mejor amigo y compañero. Mi cuerpo era cubierto por la sangre, podía verse como se deleitaba la figura acercándose en suaves pasos mientras yacía en ese charco agotada.. mi reflejo extendía su mano para tocar justo en el centro de mi corazón, solo dedicaba una sonrisa aunque podía fijarme como su presencia era simplemente algo traslucido a la vista.

Dame un poco de más tiempo…

Ella negaba con la cabeza sin desvanecer esa sonrisa de sus labios, me encontraba desesperada, era hora de tomar la decisión, agachaba la cabeza resignada a que me dominara completamente pero solo se arrodillo dedicándome las últimas palabras..

Desde ahora seremos una… no dejaré que olvides absolutamente a nada… ni a nadie… pues al final serás tú las que los guíe hacia su propio destino.. recuerda que alguien nos espera..

Su aura era destrozada por un torbellino de pétalos.. el perfume lo recordaba… eran lirios, estos me rodearon envolviendo mi cuerpo que al rozar con mi piel eran absorbidos, ahora recordaba todo con claridad pero eran solo vagos recuerdos pero sabía por fin quien era realmente.. yo era nada más que…

Deja de estar de inútil contra el suelo… -estaba frente a esa mujer, pero los papeles parecían cambiar, ahora yo era quien la reconocía.. mi mirada era de total dominio para ser solo conocidas.. aunque de seguro que incluso ella se percataría de mi presencia- desde ahora me seguirás… y cumplirás todo lo que te ordene si te opones me encargaré yo mismo de ti ahora… aunque no te conviene pues como ambas sabemos… puedo traer a nuestra diosa de regreso.. y hablando de ella… sé dónde está así que sígueme.

Volvía mi cuerpo hacia a Ioros, al fin que pudo arrebatarme esa sonrisa el tiempo no quiso que permaneciera más como una mortal sino que reencarnara como una estrella más en busca de lo que solo podía desear… mi propio poder.. no me detendría a despedirme o explicarle lo que acababa de pasar así que caminaba directo sin si quiera esperar a que se recuperara esa chica… ahora yo seguiría mi propio camino con o sin ayuda.

por Alessa0 Dom Oct 31, 2010 2:21 pm

Olor a Lirios era lo que ahora embriagaba aquel asqueroso ambiente de inmute belleza humana, Alessa, la estrella infernal de la pereza, yacía cómodamente tendida en el suelo, fijando su mirada temple entre las nubecillas que atrofiaban levemente los rayos solares, perro que al mismo tiempo se disipaban con el correr del céfiro; su aura era de paz irónica y su sonrisa reflejaba por fin una satisfacción espiritual, pues el orgullo una vez mas había descendido en aquel mundo terrenal.

Su tacto era el preciso para así hacer renacer a aquella divinidad que por coherencia las estrellas infernales debieran obedecer… Y el orgullo por fin muto su melodías perfecta tras abrir la boca, sus primeras palabras eran dirigidas a la perezosa mujer, por lo que tan solo escucho aquel parloteo hostil, culminando esta misma se adentro entre el sendero si ni siquiera esperar a que Alessa le respondiera ni se levantará, esto ocasionaba el mal humor de dicha mujer, suspirando y relamiendo sus labios simplemente acomodo sus prendas e hizo nacer un nuevo parche para así cubrir aquel ojo maldecido por los mundanos pecados…

Pasando de largo a aquel joven que expedía una repulsiva aurea dorada, típica de los ridículos guerreros atenienses, Alessa se adentraba con la misma melodía que generaba aquellos ecos provenientes del orgullo, suspirando simplemente decía sin importar una repuesta por parte de la jovenzuela:

-Simplemente te seguiré pues ere una hermana mas con al que comparto lasos de poder… pero una cosa te dijo mujer de orgullo estúpido… yo no sigo las malditas ordenes de nadie… eso si nunca traiciono…y espero que tui no lo hagas… se muy bien cual es mi papel en esta nueva guerra y si desperté como estrella infernal de los suburbios abismales de Hades seguiré así… sin embargo, si en ti veo algo que no me convenza, simplemente te matare… a mi nadie me ordena… recuérdalo bien ¿Acaso Perséfone ha renacido también? Me agrada ver su rostro una vez más…

Guardo silenció y le siguió sin decir mas, pues era muy claro, que el carácter de Alessa era de toda una rebeldía… y con aquella reencarnada chocaría.

por Ioros Lun Nov 01, 2010 3:45 pm

Ioros iba a ayudar a Astrid a montarse de nuevo al caballo para continuar con su camino, peró de forma repentina la yegua arrancó tirando a la chica que estaba en una posición de poca estabilidad, por suerte el joven general que estaba allí mismo la pudo cojer antes que golpeara el suelo, Astrid quedó entre los brazos de Ioros, y los dos miraron con la misma cara la actitud de los caballos, poco tiempo paso para dejarse ver que los incomodaba, una misteriosa chica que al descrubirse de su capa mostraba una extraña armadura negra, Ioros en todo el tiempo que luchaba nunca había visto nada parecído.

Astrid se deshizo de su abrazo y fue directa a encararse a la recién llegada, el aura plateada volvia a hacerse visible, los caballos relinchaban nerviosos, pero ya no pudieron aguantar más cuando la desconocida activo su cosmoenergia tambien, aún mucho más potente, a Ioros le costaba mantenerse por la presión que ejercia esta, Ioros no entendía nada veía a las dos chicas en un enfrontamiento mudo, ya le había costado aceptar todo lo que le había contado Astrid la noche anterior peró esto superaba todo eso, porque dos energias iguales se enfrontaban entre ellas, y no me creería que simplemente conversaban pues el cuerpo de la desconocida empezó a sangrar hasta el punto de caer al suelo.

Al cabo del rato parecía que su disputa hubiese acabado, Astrid parecía haber superado a la otra chica, ahora le hablaba con superioridad, diciendole que tenía un trabajo para ella y que sabía donde tenian que ir, la germana echó una mirada rápida a Ioros y se empezó a alejar dirección las villas, el chico no sabía que hacer pues parecía que sus planes habían cambiado repentinamente, la visita a Vergilius tendria que esperar, lo mejor que podía hacer ahora era seguirlas para ver que tramaban.

por Sheznarda Lun Nov 01, 2010 3:51 pm

Sexto post de la defensa: Especialización: Viento

La fantasma no pudo evitar pintar una sonrisa en su rostro cuando escuchó las palabras de la joven diciendo que en el próximo ataque iba a controlarla, eso le causaba bastante gracia, sin embargo no podía creer las cosas así no másm después de todo ella tendría que demostrar ser alguien digno de representarla.

Sheznarda por su parte sintió su corazón partirse al ver a su querido Jabranth derramar lágrimas de tristeza por ella, cosa que no le gustó mucho porque ella no estaba muerta, y le gustaba menos que la gente que ella quisera sufriera por su causa. Una vez que dejó de ver aquel cuadro decidió entonces empezar a moverse, ya entendía la mayoría de las cosas de su defensa, y un conocimiento nuevo estaba instalándose en su cabeza, solo que pesar de que fuera nuevo sentía como si siempre hubiera sabido cada una de esas cosas.

-Bueno Fantasma es hora de que nos pongamos serias- dijo la ladrona mientras corría hacia su enemiga haciendo dar vueltas su cadena de forma bastante amenazante; estaba avanzando a mucha velocidad y con eso poco a poco iba acortando la distancia entre ella y su enemiga; sin embargo cuando estaba ya a medio camino la fantasma lanzó la misma ráafaga con los fragmentos de su espada, pero con más fuerza, solo que estaba vez Sheznarda no fue sorprendida, sino que más bien se plantó de inmediato e hizo que la fuerza que estaba en su interior volviera a salir. Una vez que esta fuerza salió de ella la hizo aumentar de modo que ahora se vio la aparición de cinco tornados pequeños de color verde claro que se ubicaron frente a ella cambiado cada dos segundos de posició, cada tornado tenía una prolongación en forma de mano que daba origen a otra ráfaga de viento que apenas chocó con las cuchillas las partió en dos haciendo cada una de ellas cayeran a piso a sus pies, y las que chocaron contra los tornados fueron regresadasa a su creadora, quien por estar a una distancia no muy lejos las recibió de regreso.

-Bueno... Creo yo que ya está bien de tantas tonterías. En teoría yo te he ganado así que se un poco justa y sométete a mio voluntad fantasama de la diosa de la discordia... Eris.- La ladrona no entendía de donde salía aquel conocimiento, pero estaba feliz de poder usarlo para ganar, y antes de que su inspiración se terminara la joven ladrona dijo:

-No creo qeu quieras enfrentarte de nuevo a mi ventisca de hambruna.

La fantasma lejos de mostrarse molesta solo sonrió con resignación y desvaneciendo su presencia de aquel lugar dijo con un tono más amable:

-Bienvenida a mi mundo entonces, soy el fantasma el hambre, pero más que nada yo soy tu, y me da gusto que al fin lo hayas entendido.

Una vez que la fantasama terminó de decir esto Sheznarda vio todo oscuro y luego de unos segundos sintió una gota de agua caer en su frente, abrió los ojos y vio a Jabranth llorando por ella, la ladrona aún tenía mucho dolor localizado en varios puntos de su cuerpo, cosa que lo único que hizo fue levantar sus manos hasta el rostro de Jabranth abrir sus ojos y decirle:

-He regresado.

Narro/ fantasma del hambre/Sheznarda

por Jabranth Mar Nov 02, 2010 11:30 pm

Ligeramente, entre el llanto que mis ojos recorria veia distorsionadamente los ojos de Shez que comenzaban a abrirse de par en par, haciendo que con ello mi esperanza estuviese mas en alto, ligeramente pronuncio unas palabras que con gusto escuche, suavemente tome su cabeza para apoyarla con mi mano izquierda, y con mi mano derecha tome sus piernas por las rodillas, la alze un poco comenze a llevarme por algun pareje que estuviera cerca, no sabia que hacia, ni a donde ir, tan solo aquel lugar donde habia ido por una vez, cerca de los rios, ahi donde todo se perdia entre la nada, habiamos estado ahi hace horas, cuando me sentia muy mal, no tenia a donde mas llevarla, esta vez tenia todo nublado en mi ser, tan solo pensar que podria declinar su estado de salud, eso me ponia extremedamente nervioso.

Comenze a mirar por todos los puntos de las calles, no podia ver mucho por la oscuridad que se asomaba por todos los lares, solo pequeñas antorchas se veian, pero eran por los soldados que estaban vigilando, esto podria ser complicado, camine un poco hacia la oscuridad no queria que me vieran, pensarian que yo la quise matar, pero aun asi me importaba un poco, no se percataron de mi presencia, segui caminando, mi respiracion se hacia mas fuerte, y mi cuerpo igual se resentia de las heridas provocadas en la pelea, tome aire, tenia que llegar a como diera lugar, segui caminando, tratando de poder ver entre la oscuridad, la una ayudaba un poco, pero aveces se escondia entre las nubes como queriendo que yo me perdiera y no regresara.

Shez, aguanta un poco mas, tenemos que cuidarte, lavarte esas heridas no conozco otro lugar, perdoname, tendre que llevarte a una pequeña posada, es la unica que conozco que podran hacerlo.

por Paolo Miér Nov 03, 2010 12:21 pm

El viento soplaba en mi rostro y mi cabello ondeaba a mis espaldas, mientras con fuerza yo halaba las riendas de mi corcel para ganar mas velocidad, esta vez debo apresurarme, no debo demorarme ni un segundo, me repetía en la mente aquellas palabras, mientras mi vista se posaba al frente, sobre el camino d rocas que comunicaba a todas las villas entre si y a las villas con la majestuosa ciudad de Roma, mi deber era simple y concreto, tenia que ir a buscar a Ioros y a esa joven de nombre Astrid la cual ya se encontraba en los alrededores de la villa, pero, debía llegar primero a los mercados, debía saber si Gellum se había encontrado con Ioros y que había sucedido y llevar a aquel hombre ante el amo Fye. Los galopes de mi caballo, los golpes de las herraduras con las piedras se podía escuchar y en la casi soledad de aquellos parajes eco hacia, escuchándose mi andar a varios kilómetros a la redonda; el viento era calido y dulce, el dulce aroma de las flores y el néctar que crean s Elodia sentir en la brisa que tocaba mis labios rápidamente por mi velocidad, los parajes aunque fuese de solo un vistazo eran hermosos, árboles, pasto, animales, la flora y la fauna de los caminos eran sin igual, ya, debo concentrarme y será mejor que me apresure, luego de aquella reacción mental hale nuevamente y mas fuerte las riendas de mi caballo y apresure aun mas su galope, sin detenerme y dejando solo el eco de los pasos de mi corcel y una estera de polvo a mi andar.

por Richard Jue Nov 04, 2010 12:08 am

El carruaje continuaba su trayecto programado, a toda marcha nos dirigíamos hacia la villa Adriana, el sonido de las ruedas de la carreta chocando con el suelo de los caminos se podía escuchar y también el estremecer de los arboles que se movían con el viento que soplaba, nuestra velocidad era bastante, ya que debíamos llegar rápidamente a la villa, las palabras de Lydia escuche atentamente cuando salimos por fin de la villa Crisadia, sus palabras igual que antes, llenas de ira, agresividad y una gran altanería que siempre había mostrado, o por lo menos en algunas ocasiones, lagrimas surgían de mi ojos y recorrían todas mis mejillas hasta encontrarse en mi barbilla para caer en gotas a mis pies, de pronto el rostro de Lydia estaba frente al mío, los dos juntos y nuevamente palabras salieron de su boca, luego de las palabras de mi prima y al verla mirar por la ventana, con mi mano derecha limpie mis lagrimas y de pronto con la derecha dos bofetadas me di, no podía creer lo patético que era, me había permitido llorar, es preferible su odio a llorar, me repetía en la mente y luego con aun los ojos como cristalizados, una marca roja en cada mejilla y una mirada tétrica respondí.

Y acaso tu no has sido la que a ofrecido ser capaz de aliarse con Pluton para que el mismo cerberos surja de entre el averno y me lleve con sigo hasta lo mas profundo de los infiernos?, así que no vengas con eso de que yo amenace con hacer rodar tu cabeza ya que tu misma incluso antes ofreciste hacer rodar la mía todo con tal de apoyar a Samantha, di un respiro, Samantha si se siente sola es porque así lo a querido, ¿o acaso no estoy yo a su lado?, siempre he estado para apoyarla incondicionalmente, o por lo menos lo estaba hasta hoy, me ha apartado de su vida como cualquier esclavo o sirviente al cual despide, he sido olvidado por ella, o ¿se te olvida querida prima?, tu que eres tan intima de mi her.., interrumpí mis palabras y corregí, de Samantha, ¿lo que fue mi vida al ser excluido casi que por completo por toda la familia?, ser opacado desde mi niñez por Solomon, Vergilius y Octavius, mis primos aquellos que tuvieron casi la misma educación que yo, pero por el simple hecho de yo ser de un espíritu mas libre fui incluso exiliado por mi propio padre, y yo por eso no te reprocho a ti el no haber hecho nada o a Samantha el haberse quedado callado, di un profundo respiro para intentar calmarme y el habiente era envuelto por unos segundos por aquellos ruidos naturales que se podian esuchar y una gran tension se podia sentir facilmente dentro de la carroza.

Incluso te digo algo, Samantha incluso le dio el lado a mi padre cuando me hecho y eso nadie o casi nadie lo sabia, tu que mas que el trono o que Diva haya ocupado el puesto de tu difunta madre lo que sientes es odio por que tu padre, mi tío te hizo a un lado por ella, o ¿acaso me equivoco?, diem Lydia no son esas ganas de querer afecto y buscarlo haciéndote siempre la mas distinguida y la mas bella, solo banalidades al igual que Samantha, ustedes no pudieron haber pensado esta locura, tu que eres una princesa de Roma sabes al igual que yo que esa unión entre ellos es fácilmente revocada por Solomon ya que fue sin su consentimiento y desde la muerte de nuestro páter el asido esa figura en la familia así que esa unión no es legal, pero ¿no lo vieron antes verdad?, si solamente hubiesen aguardando un poco mas, todo seria de otra forma, per no siempre tienen que actuar como unas niñas malcriadas que no les gusta ver las consecuencias de sus actos.

Recorde las palabras que Lydia me habia dicho anteriormente, sus ultimas palabras, las movia en mi mennte para darle uns respuesta a mi prima, que hasta hoy estaria burlandoce de mi, por otro lado, eso que afirmas de que debíamos protegerlas o debían sentirse ustedes protegidas por nosotros es hasta cierto punto Lydia, porque no podemos ser ciegos solo por sus caprichos, además ¿enserio crees que Samantha estar protegida con Alucard? Ja nosotros tenemos incluso mas poder que Alucard y eso lo sabes mejor que nadie, además tu no me puedes odiar porque tenemos un vinculo de sangre y afecto, yo no te puedo odiar tampoco pero no dejare pasar tus faltas de respeto, ¿me entendiste?, luego de aquel largo reproche calle, mi mirada se mantenía en Lydia luego me acerque a ella y tome su rostro un poco, lo tome suavemente y lo dirigí hacia mi posición, mírame cuando hablo, dije para luego acomodarme y callar a esperas de una reacción.

por Lydia Jue Nov 04, 2010 11:25 am

Lydia escuchó el sermón de su primo mientras iba en el carruaje que ella calificaba era el vehículo que la llevaría a su ruina, aunque por ahí sabía que de pronto Solomon no iba a estar en la villa por causa de su partida a Roma, eso estaba más que dicho; sin embargo aún quedaban sus hermanos y Diva. Aunque lograra pasar por sus hermanos Diva seguro la fastidiaría mucho, es más! Podía jurar que la situación en la que estaba envuelta le vendría como anillo al dedo a Diva para tratar de mandarla lejos del palacio.

-Tú no digas nada, ya que tú eres el que primero me habló de esa forma tan grosera y me ha prácticamente lacerado el brazo con el único fin de llevarme casi arrastra a la villa. Y con qué fin? Eso no te iba a devolver a tu hermana. No creas que no me di cuenta, bien molesto estabas solo porque la fuia ver? Acaso tenía que pedirte permiso para ello? No soy un perro que dejas con un bozal en la casa y que de paso debe quedarse callado.

Lydia guardó silencio y cerró los ojos, el viento pasó por los cabellos de la princesa e hizo que estos ondearan desprendiendo el suave olor a sándalo que tenían ellos, el sermón de su primo cada vez más le parecía hipócrita, absurdo y traído de los cabellos, el no tenía nada que reprocharle, era un senador y por tanto su autoridad ante ella, era absolutamente nada; además de eso las cosas que decía acerca de su pasado no tenían nada que ver con ella puesto que si su padre lo había exiliado por portarse bien no había sido, además que ella no podía hacer nada puesto que su padre le había adevertido ya que no se metiera en esos asuntos o saldría mal parada definitivamente. Pero ya estuvo demasiado bueno, el no era su padre para sermonearla de esa manera, y ninguna autoridad tenía para exigirle que le mirara cuando el hablaba, o más bien gesticulara palabras sin sentido, cuando su primo tomó su rotro Lydia sintió una ira enorme recorrer su cuerpo y con guesto frío y un tanto burdo apartó la mano de su primo de su hermoso rostro, que ella consideraba el no tenía el derecho de tocar.

-No te atrevas a mancillarme de esa manera nunca más- Lydia volvió a mirar a la ventana sentía una ira dentro de ella como si fuera una onda expansiva que no terminaba de avanzar, su labio inferior temblaba ligeramente y su respiración estaba agitada, poco a poco se volvía irregular.- Además aquello que me dices tu de que te exiliaron, culpa mía no era, yo traté de que mi padre no dejara que te fueras pero el me dijo que no me metiera, culpa mía no es.

Recordando las cosas que le había dicho su primo acerca de no dejarle pasar sus faltas, cosa que a ella le importaba un comino, porque el era el que estaba diciéndole toda clase de improperios e insultos, así que en teoría era el quiene estaba faltándole al respeto, cosa que le molestaba bastante; en primer lugar ella era una princesa y el un senador, cosa que si de faltar el respeto se trataba Richard estaba desubicado y era hora de que ella lo pusiera en su lugar, si no hacía eso ahora, en cualquier momento el comenzaría a pensar que podía tranquilamente decirle cuanta estupidez quisiera y ella debía bajar la cabeza y callarse.

-Tu no me digas nada de faltas de respeto, porque yo soy una princesa y tú un senador, y si yo te digo que te calles, tú literalmente tienes que hacerlo, si no me pongo ante tí con esa autoridad es por el cariño que te tengo y que tu claramente quieres matar con tus ofensas. Cierto es que no puedo odiarte para nada, pero te aseguro que cada una de mis sentencias te las haría sufrir si tuviera el poder para hacerlo aunque luego me arrepintiera mil veces.

La princesa de ROma terminó de decir cada una de esas cosas y volvió a pensar en la posibilidad de que su primo Solomon estuviera en la villa, no sabía bien que iba a decir Richard presa de su ira contra ella, ni como eso iba a repercutir en su vida, pero si ya estaba metida en un enfrentamiento como ese, no tenía más remedio que seguir adelante y no mostrar debilidad que la que había mostrado llorando en ese momento; y más que todo bajo ningún concepto podía demostrar miedo hacia su primo, por mucho que el pudiera hundirla, porque sabía algo: Si el la hundía, ella se lo llevaba también.

por Richard Jue Nov 04, 2010 11:11 pm

El camino hacia la villa Adriana continuaba y dentro del carruaje n silencio incomodo nos rodeo por unos segundos para luego nuevamente ser interrumpido por las fuertes palabras de mi prima, Lydia parecía estar igual de furiosa que yo y no se quedaba callada, no dejaba ninguna de mis acusaciones y afirmaciones sin respuesta por parte suya, solo la observaba y escuchaba cada una de sus palabras, se notaba que estaba furiosa, aquel rencor que en aquellos momentos me profesaba sentía que era tan grande y profundo como aquel cariño que anteriormente había expresado, los minutos pasaban y los gestes de Lydia acompañaban sus palabras, palabras hirientes, palabras fuertes que desencadenaba en mi contra.

Yo inicie con aquellas palabras en alta voz porque no podía soportar como tu y Samantha se pasaban mi autoridad por el... por el suelo, acaso no me pusieron de payaso al no avisarme y ya hasta mi empleados sabían y tu, que yo te hacia dentro de la villa descansando, estabas en aquel lugar, y no, no eres un perro al cual debo ponerle un bozal y debe estar tras mis pazos, pero parece que necesitas uno, tu estas en mi Villa, bueno la de mi hermano y mia, pero aun así estas bajo nuestro cuidado, eres la princesa de Roma tienes que tener tus precauciones, respire profundamente para luego continuar.

mi mano ya se encontraba sobre mis piernas ya que mi prima la había quitado de su rostro, yo no te culpo de mi exiliación Lydia, al contrario, el haber sido exiliado me ayudo mucho, pero ese no es el tema y por favor no agás melodramas y sobreactuaciones que no te quedan, no te he mancillado, simplemente toque tu rostro y te hale duro estando en la villa de aquel hombre que ha terminado de corromper la mente de Samantha, con el único fin de que vinieras con migo y no te quedaras mas allí, una pausa breve hizo que nuevamente un silencio desagradable se adueñase del interior del carruaje, la tención era evidente entre nosotros.

¿Te llenas de orgullo y tu pecho se alza al decir que eres la princesa de Roma no?, pero dime ¿te comportas como tal?, a mi parecer no, muchas veces te tomas atribuciones que no te pertenecen y crees que por ser la princesa puedes exigirnos lo que sea, pues con migo te equivocaste Lydia, si tu me mandas a callar mas hablare y si me matas pues en las noches regresare para atormentarte con mi presencia desde las profundas fauces del infierno hasta llevarte con migo, mis palabras eran fuertes, contundentes, llenas de ira aquella mirada fría y seria aun estaba en mi rostro, te recuerdo, soy un senador, no soy de ese patético grupo que tanto detesto, ese es mi hermano que se alaba al decir que posición social tiene y el poder de ser un senador, bahh esas son banalidades que a mi la verdad me parecen mas que estiércol de animales, y tu, puedes ser muy princesa pero estos asuntos son de familia y eres una mas, en estos casos eres solamente mi prima, que yo te recuerde el comportamiento real que debes tener es otra cosa, pero tu poder político no sirve contra mí nunca y en este caso, en mi posición no me interesa, te deberia arrancar la lengua y los ojos en este instante como castigo y darse lo a los perros de la villa para que los deboracen.

El camino a las villas continuaba y ya en el aire se sentía el aroma a flores y frutos de la villa, sin embargo aun estaba lejos, mis ojos se posaron firmemente sobre Lydia, ya había sido bastante patético el haber soltado lagrimas, debía mostrar mi inquebrantable posición y darle a conocer que no me echaría para atrás aunque eso significase tener que estar del lado de mi hermano, Solomon.

por Paolo Vie Nov 05, 2010 12:59 am

Aquellos parajes eran ya muy bien conocidos por mi persona, un camino largo, cubierto de piedras y arena y aa su costados arboles verdes que ya sus hojas se estaban tintando de otros tonos, verdes prados y un roció que duraba casi toda la mañana, mientras avanzaba a toda velocidad el viento soplaba y en el traía el aroma a flores frescas y una cálido sabor dulce que nuevamente rosaba mis labios, con mi lengua saboreaba el rededor de mi boca y luego la cerraba otra vez, mi cabello azulado se ondeaba hacia mis espaldas y aquel corcel blanco sobre el cual estaba montado galopaba a gran velocidad, jia jia, decía mientras golpeaba levemente con mis pies al animal y halaba sus riendas, sosteniéndolas de forma normal, el eco de las herraduras en el suelo se podía escuchar en todo el rededor, voltee la mirada, démonos prisa, nuevamente gire mi rostro hacia el frente, visualizando una carrosa, era la carrosa de uno de los familiares del rey, sin embargo, la esquive y continúe mi trayecto, el camine era largo y el sol era ocultado a veces por las blancas nubes que parecían algodón y se movían lentamente tapando aquel astro que iluminaba aquellos caminos, y todos los prados a sus alrededores, luego de unos kilómetros pude observar una cabellera azulada golpee con fuerza aquel animal que me transportaba y de inmediato apresuro su paso, ese es el señor Ioros, dije y en poco tiempo quede al lado del señor Ioros intente igualar su velocidad y me dirigí luego a su frente para hacer que se detuviese, disculpe señor Ioros soy Paolo sirvo en la Villa Vallis Mellitus y usted es solicitado en dicho lugar, dije mientras lo miraba fijo, con seriedad pero sin falta de respeto ni osadía en mis gestos, mientras esperaba una respuesta y la llegada a unos segundos de mis compañeros.

por Lydia Vie Nov 05, 2010 12:17 pm

El sonido de los cascos de los caballos anunciaba ya la cercanía de Villa Adriana, cada vez el paso era más lento, como si la prisa que se necesitara para recorrer una gran distancia ya no fuera necesaria, ¡y como no! Si de lejos podía verse la villa alumbrada con la luz de las antorchas, antorchas que de buena gana le hubiera lanzado en la cara a su primo para que se callara de una maldita vez.- Si fuera por mí ya te hubiera reventado la boca puño limpio.

Cada sermón que daba su primo hacía que ella se sintiera a punto de explotar, como siempre el tenía el más grande y fino conocimiento para sacarla literalmente de casillas, y es que ¿De cuando acá el tenía autoridad sobre ella? ¿Porqué tendría ella que rendirle cuentas a el? y lo más imporante aún ¿No había sido el que empezó a meter los títulos que ostentaban sin que los mismos tuvieran algo que ver? Ahora si estaba molestándose bastante; ni siquiera Diva con toda sus ganas de fastidiarla había hecho que ella se sintiera tan hastiada. Cuando el terminó de hablar posó sus ojos sobre ella en un tonto teatro para darle a entender que era implacable, sin embargo ya había enfrentado esas miradas no sólo por parte de el, sino por parte de sus hermanos y otras personas y francamente le importaban un pepino.

Lo que más le molestó fue aquello de reprocharle los melodramas, como si el no hubiera hecho ya bastante teatro con todo lo que había hecho y dicho, y es que precisamente ella empezó su teatro para estar a tono con esa situación, porque bien sabía Richard a Lydia le gustaba bastante competir para ver quien grita más, y su contendor favorito era el.
El viento pasó otra vez secando ya por completo las lágrimas de una molesta princesa que luego de dar un suspiro y frotarse los ojos con furia dijo otra vez en un tono más envenado aún:

-Si hablamos de melodramas tú ya iniciaste uno para tu información, y no está de más decir sólo por pura acotación, que el que ha metido los títulos políticos eres tú, yo sólo seguí la línea de lo que decías querido primito. SI no me culpas de tu exilio porqué entonces lo traes a este asunto? Que estabas en la villa creyendo que yo estaría durmiendo? ¿Acaso no me conoces? Si salí no fue por molestarte ni por pasar encima de la autoridad que debo aclararte no tienes encima de mí.

Una vez que dijo esto Lydia se cruzó de brazos y puso una mirada pensativa, se dio cuenta que con haber dicho eso estaba dando a paso a denotar que ella había salido no para felicitar a su prima, si no por algún otro asunto en especial, además aún no habían llegado a la parte en donde ella había llegado a la villa sin saber que Samantha se había casado, eso era algo que tenía que dejar en claro, pero sin dar a notar a su primo que ella nunca se fue a visitar a su prima de una vez, sino que se fue a matar a un jabalí y a vagar por las praderas cuando escuchó los rumores que ella mismo fue a confirmar.

-Además yo no sabía que Samantha se había casado hasta que me lo dijo, y fue sólo porque la vi feliz que la felicité , porque la quiero y si ella está feliz así, yo no soy quien para juzgarla ni quitarle su felicidad ¿Crees que estoy de acuerdo a que ella esté atada toda su vida a un hombre? Eso debe ser un suplicio, si ya no más llevo veinte minutos contigo y quiero aventarte del carruaje para que te revientes contra el piso ¡Y me da igual si después de muerto regresas a busarme! El gusto de que te hice callar para siempre no me lo quita nadie!

La princesa de Roma sabía claramente que todo esto que estaba diciendo era pura mentira, ella no quería matarlo tanto así, pero de que le estaba sacando su peor lado, eso sí era cierto; incluso desde niños, cuando jugaban y Richard no estaba de acuerdo con que ella ganara algún juego, porque decía que era injusto o estaba haciendo trampas, empezaban peleas con amenazas parecidas alas de ese momento.

Descansando en tu villa? Claro! Uno puede descansar cuando cierra los ojos y sólo ve el rostro del hombre que le atormenta porque su corazón no le pertenece. Ah no pero lo más lindo para poder dormir es el que recuerdes que tu padre está lejos, que se ha olvidado de tí, no pues eso es lo mejor para poder descansar!-

Los sonidos de los cascos de los caballos, poco a poco se hicieron más pausados, al parecer ya estaban más cerca que antes de Villa Adriana, y su encaramiento con Solomon, quien ella suponía y más bien rogaba que no estuviera en ese lugar; estaba ahora más cerca, más inminente e inevitable, sin embargo esto no aplacó a la princesa, quien por último decidió decir ante las acusaciones de su primo lo siguiente:

-Tú no puedes reprocharme nada, porque tu comportamiento tampoco es el de un senador, y para toda cosa sales corriendo tras tu hermano, para luego decir que no necesitas de el o que lo odias, por lo menos yo digo las verdades en la cara de la gente, tú solo te aprovechas del momento más critico para hacer leña del árbol caído con tus acusaciones. Que es un asunto de familia? ¿Que soy una más? Perfecto! Entonces simplemente tú eres mi primo, y no tienes ninguna autoridad sobre mí, así que yo no puse tu autoridad por los suelos porque esta no existe! Sólo te digo una cosa primo, yo te quiero muchísimo pero si me enojo me da igual todo y tú a mí NO ME VAS A PASAR POR ENCIMA!

La princesa terminó su sermón pero ahora estaba más concentrada en otra cosa, ahora más que nunca estaba teniendo una hermosa visión, una de esas tan divinas, tan embelezadoras que sólo con imaginarla ya se sentía de mejor humor y con menos ganas de matar a su primo, porque ya había hecho esto en aquella visión tan bella; pero como su primo no parecía dar su brazo a torcer ella decidió no abstraerse, ya que necesitaba escuchar y masticar cada palabra para luego contestarle y hacérselas tragar de una buena vez. Hablaba de arreglar las cosas, pero no se daba cuenta su primo de que todo lo que estaba haciendo era alejar más a su hermana y terminar por meterse en una pelea con ella, quien no tenía deseos imperiosos de ponerse a discutir con él, a diferencia de el, quien de la nada comenzó a atacarla con palabras crueles e hirientes.

-No creas que por ser mujer tengo obligación de obedecerte, porque si es eso lo que piensas estás mal ubicado, y de paso estás pisando un terreno que no es apto para tu caminar. Sólo te digo algo para que no juzgues sin saber nada. De haberme enterado dentro de la villa que Samantha estaba casada yo te hubiera ido a buscar para contártelo, pero sucede que yo estaba en las praderas, no te diré porqué, ya que tu asunto no es, pero estando allá... ¿Para qué iba a ir corriendo a molestarte si podía ir donde Samantha a hablar con ella de un asunto en el que tú jamás me podrás orientar?

Narro/ Lydia/ Pensamientos de Lydia

por Solomon Vie Nov 05, 2010 3:43 pm

La soledad, si aquel sentimiento que amarga el corazón humano desde los inicios de su evolución, aquella sensación se expandía a cada minuto por el cuerpo, mente y espíritu de Solomon, quien no alcanzaba a comprender como una extraña línea de sucesos lo pudo haber llevado al punto por el cual actualmente se hallaba, sin salida conocida, entre la espada y la pared.

Cabalgaba a ciegas, como aquel muerto que vio hacía un día, sin rumbo fijo y con la mirada muerta, no parecía estar vivo, pero tenía una consigna que seguir, tal vez aquello le hacía permanecer en la tierra aun y no haber perdido la cabalidad en el camino. El sol se sentía abrasador y el viento incomodo, nada gustaba al senador quien seguía avanzando, rápido o lento llegaría algún día a su destino, villa Adriana, como desearía que todo fuera un sueño y lograr despertar aquella mañana donde aun seguía recostado sobre su sillón en una de las recamaras del senado.

Pero la realidad misma era ficción, al menos para él los limites de lo real e irreal se acortaban, traspasaban y regresaban a su sitio constantemente. Aquellos ojos celestes celestiales no percibían la presencia de su hermano Richard, ni de Lydia, los cuales seguramente yacían próximos a su hogar por algún otro de los caminos que iban interconectando aquel manojo de villas romanas. Pero Solomon ya no pensaba en los pleitos infantiles con su hermano, ni en la estadía de su prima, ni siquiera en Diva o quien fingía serla, ahora su única meta era dejar todo listo para su arribo a Egipto, pronto llegaría…

por Ioros Sáb Nov 06, 2010 5:26 pm

Las dos chicas se alejaban juntas, por así decirlo aunque Astrid mostraba una actitud muy superior a la que parecía su compañera, conocía el poder de la princesa germana peró al ver el gran poder de esa misteriosa chica. Ioros empezó a dudar de que tramaran algo bueno, además que el camino que seguían sólo llevaba a pocos puntos, o otras villas o a la mismisima ciudad de Roma, estaba claro que no iban allí pues hablaron de buscar una chica o eso parecío oir al general. otra cosa tambien estaba clara.... Astrid ya no necesitaba de su caballo, así que Ioros se dirigió hacia la yegua y con una palmada hizo que se fuera hacia su villa, pues esta debía reconocer el camino de vuelta pues los caballos eran animales listos, entonces se dirigió hacia el suyo y se montó en el con bastante dificultad, en ese momento se daba cuenta de la resistencia que había perdido esos 3 años sin combatir y sufrir heridas y lesiones.

Una vez encima del caballo se dispuso a ponerse de camino de nuevo, pero no había cabalgado mucho que oyó detrás suyo otro galope a toda velocidad, para sorpresa de Ioros este se detuvo delante suyo haciendo que tuviera que aflojar la marcha para no chocar, lo primero que le paso por la cabeza fue echar un par de gritos a ese muchacho, peró fijandose bien se dió cuenta que era Paolo uno de los sirvientes de la Villa Mellitus.. Que querías que vas a tal velocidad¿este no demoró mucho en responder su pregunta informandole que su amo Fye lo hacía llamar urgentemente, que querrá ahora ese hombre... una vez que logra quitarme de su vista y ahora me hace llamar?¡.

-Bien Paolo, iré enseguida en tal caso en estos momentos me iba a dirigir allí pues tengo un mal presentimiento, si no te importa me avanzaré pues parece que estes esperando a alguien, por tus fugaces miradas hacía atrás.

por Roy1 Dom Nov 07, 2010 1:29 am

Ya había anochecido en la gran Roma.Roy junto con su acompañante y nueva empleada Mizore caminaban por un sendero que conducía hacías las villas,directamente para ser exacto a la villa familiar de Roy.Mientras continuaban su camino,Roy entablo conversación con la joven ex esclava,hablando sobre su familia y algunos sirvientes que le conocían y querían desde pequeño,entre ellos el mayordomo el cual era el mas anciano entre la servidumbre,llamado Albert.Roy contaba cosas de su infancia junto a Neliel a Mizore,exceptuando los datos personales de esta,como por ejemplo la forma en la que llego a ser parte de la familia.

A su vez,Mizore contaba parte de su infancia también junto a sus hermanos y sus padres,cuando todo para ella era aun feliz y no tenía preocupaciones por nada mas que por saber como divertirse ese día.

Roy observaba a Mizore,notando que esta ya mostraba señales de cansancio y notaba una peculiar mirada en sus ojos,tal vez tristeza o tal vez miedo,esto Roy no logro notarlo.Cuando el joven iba a preguntarle a Mizore si algo le ocurría,noto que ya no les faltaba mucho para llegar.

Ya no falta mucho,por favor soporta un poco mas.-Dijo Roy a Mizore,la cual cada vez se notaba aun mas cansada y aun continuaba con aquella mirada,y esto a Roy le preocupaba en cierta forma,tal vez sería mejor que descansara apenas ellos llegaran a la villa,ya mañana tendría tiempo de presentarla al resto de la servidumbre.

por Enya Dom Nov 07, 2010 1:34 am

Tras haber desaparecido de las calles de los distritos del Tiber, la lemuriana apareció en lo que era un camino en el cual días antes había transitado bajo la lluvia, el día en el que un cosmos gélido despertaba el camino se dirigía a distintas villas de las zonas acaudaladas de Roma, pero ella no había venido a hacer turismo ni a distraerse como comúnmente hacía venía a buscar al joven que conoció en la feria llamado Ioros ya que sin darse cuenta aquel joven había superado todas sus expectativas y podría ser un gran aliado, pero debía de acercarse a él miró en ambas direcciones del camino y lo vio junto a un joven conversando con Ioros, se iba a acercar pero algo le llamó la atención dos cosmos oscuros encontraban demasiado cerca de la Villa en donde vive la señorita Sophia, Enya se quedó indecisa unos segundos mirando a los jóvenes específicamente a Ioros, lo más prudente sería pedir ayuda en aquel momento e ir con el joven, porque el ir sola significaría ir en desventaja y no ser una ayuda sino una carga para la situación.
- Señor Ioros – dijo en voz alta mientras se acercaba a él tenía que ir con el joven a como de lugar, Sophia se encontraba en peligro con ambos cosmos acechando cerca – eto - dijo sin saber que verdaderamente decir así que opto por algo que no haría normalmente - le puedo acompañar se que posiblemente algo malo pasará luego si quiere le explico todo – sonrió tras haber enviado aquel mensaje telepático ya que no le quedaba de otra.

por Richard Lun Nov 08, 2010 11:28 am

Los galopes de los equinos que halaban nuestro carruaje se hacían cada vez mas lentos y luz de antorchas se adentraban por las ventanas hasta el interior de aquel transporte terrestre e iluminaban aquel lugar, las palabras de Lydia nuevamente eran fuertes en respuesta a mis afirmaciones, como desde aquella época de infancia nunca se quedaba callada y siempre tenia respuesta alguna y de igual tono a mis palabras, lograba sacarme de mis casillas mas de una vez y como nunca nadie lo veía, solo ella se ponía de igual así como en aquellos momentos lo hacia, solo aguarde en silencio, escuchando todas y cada una de sus palabras contando cada segundo que me llenaba de ira para darle una repuesta en vez de tomara por los cabellos y arrojarla de aquel carruaje andando, hasta que por fin termino, la mire fijo, aun mas ira se podía divisare en mi rostro y los ojos enrojecidos los tenia hasta ese momento, los dientes me crujían, debería destrozarte ahora mismo.

Aquellos momentos eran extraños, ya que en nuestras constantes riñas terminaba yo colocando algo frente a mi o mis propias manos para evitar tolos los objetos que Lydia me lanzara, esta era una lucha verbal, esta vez no estaba pasando a mayores, pues recordaba con claridad que nuestras luchas duraban un día entero, en la ultima con una silla que me había arrojado logro partirme la cabeza, sin embargo, nuestras reconciliaciones eran mas rápidas y menos estruendosas. La mire y de inmediato respondí a sus frases.

Sabes bien que tus excusas no serán validas ante mi, no me importa las razones que te llevaron a estar en aquella villa de perdición, lo importante es lo qui hiciste, es cierto no es de mi incumbencia que hacías por los alrededores y por eso no te preguntare, sin embrago, no pretendo que seas un animal que tenga que estar amarrado ni mucho menos seguir cada uno de mis pasos, pero si por lo menos informar a donde vas, no pedir permiso, solo informar ya que estas en mi villa y bajo mi responsabilidad prima y eso lo sabes bien, además, si me lanzas de esta carroza te aseguro que te halaría y caerías con migo, pues no me iré solo al inframundo. Tome un respiro profundo para continuar, recordaba con claridad cada una de sus palabras y me llene de una furia inmensa, levante mi mano derecha en posición de golpear a Lydia, NO BUELVAS A DECIR QUE YO LUEGO DE HACER O DECIR COSAS ME ESCUDO EN SOLOMON, ¿me escuchaste?, sabes que eso no es asi, aquel hombre, mi hermano, prácticamente mi Peter, a sido la persona debajo de cuya sombra he estado toda mi vida y me recuerda aquel hombre que solo fue un progenitor, así que no vuelvas a decir eso, o no me importara mancillar aquella belleza tuya que todos sabemos que posees y de la cual estas tan orgullosa.

Di un suspiro, aun mas hondo que el anterior y baje mi mano, los caballos se frenaron dando a entender que ya habíamos llegado a la villa Adriana, bueno ya esta... bajemos, espero Solomon este qui, debo hablar con el y no, no boy a ponerle quejas tuyas, nuestras discusiones en nada el incumben a él, luego de decir aquellas palabras me baje del carruaje, ayude a bajar a la princesa, le dije al cochero y continúe mi camino hacia dentro de la villa.

por Paolo Lun Nov 08, 2010 12:42 pm

El viento calido soplaba en mi contra levando mis cabellos hacia a tras y ondeándolos, una nube de polvo ligero estaba sobre el camino, sin embargo, no podía divisar a mis compañeros, pero no podía atrasarme un segundo mas, daba pequeños vistazos hacia mi espalda para ver si aparecía, sin embargo, eran fallidos, no había ni rastro de ellos y mi encargo era urgente, escuche atento las palabras del Señor Ioros, quien rápidamente respondió a mi presencia y el motivo por el cual estaba frente a El, di un suave respiro y le respondí inmediatamente.

Señor Ioros lo que sucede es que tras mío vienen unos compañeros, sin embargo, me han enviado por usted y lo escoltare hasta la Villa Vallis Mellitus, mi encargo es mas urgente, ellos seguro nos alcanzaran ya sea en el camino o ya estando en la Villa, por favor prosigamos, luego de decir aquello di leves golpes a mi corcel para que empezara con un leve cabalgar mostrándole al Señor Ioros que si lo escoltaría, además debía recoger a esa joven de nombre Astrid, el camino es corto ya desde aquí y debemos apresurarnos, no debo hacer esperar mucho al Señor Fye, aquellos eran mis pensamientos mientras esperaba la respuesta de Ioros.

por Ioros Lun Nov 08, 2010 3:35 pm

-Bien Paolo si tu deseo es acompañarme no te negaré hacerlo- el joven ponía en marcha su caballo, sin duda la misión que le había encomendado Fye parecía seria o urgente de verdad.

Ioros iba a seguirle, peró se dió cuenta que había una chica que había aparecido en el camino como de la nada llamandole por su nombre, con un "señor" delante, la gente no sabía lo viejo que hacía sentirle eso, simplemente no se había fijado en su presencia, peró después de las cosas raras que había visto ya no le extrañaria nada. La cara de la jovencita le resultaba muy familiar, en realidad le parecía que la había conocido en el mercado cuando se encontro tambien con Argol,ella seguía acercandose y Ioros como mero acto de respeto tambíen acercaba su caballo.

-Tu eras...dejame recordar.... Enya verdad?-le decía mirandola desde encima del caballo, la chica parecia querer decirle algo pero indecisa, el chico esperaba que empezar a soltar su lengua, de repente una voz femenina se dejó oir en su cabeza,sabía que lo hacía ella peró su rostro solo permanecía sonriente, Ioros tenía que pensar algo para explicar a Paolo sobre el motivo de su nueva compañia:

-Veo que perdiste a tu compañera de viaje... ahora me dirijia a una villa cercana pero si quieres luego te llevo a Roma para que preguntes por alli sobre tu compañera, haace poco que despedi a mi otro caballo, así que tendras que subirte conmigo a no ser que quieras correr durante un largo tramo-dijo mientras le extendia el brazo para que se subiera-eso si por favor si te agarras a mi con cuidado ando algo maltrecho-bajando un poco la voz- algo que ya te contare mas adelante si se da la ocasión.

-Paolo nos podemos ir...

por Enya Mar Nov 09, 2010 1:02 am

El haber enviado aquel mensaje telepático que quizá desconcertaría al joven era la única opción de la lemuriana para no despertar sospecha, pero el riesgo era que el joven creyera que estaba loco o algo al oír la voz de una mujer en su mente, sin embargo la sonrisa de la joven no desaparecía de su rostro ya que aún tenía la esperanza de que Ioros le ayudase. El joven al oírla diciendo el nombre de él se quedo mirándola como si tratase de recordar de quien se trataba, ella le recordaba muy bien porque lo vio en el mercado y sintió en él un cosmos puro similar al de Leonard y otros que pudiesen ser caballeros de Athena, el sonido de la voz de Ioros la sacó de sus pequeñas cavilaciones al parecer había recordado quien era ella, Enya solamente atinó a sonreír tontamente mientras escuchaba todo lo que decía.
- Muchas gracias joven Ioros, con gusto iré con usted - tomó la mano extendida del joven y subió al caballo, escuchando algo referente a que se encontraba algo maltrecho - tendré cuidado no se preocupe - tras acomodarse con cuidado de no dañar al joven, solamente esperaba el momento de la partida para ver que ojala el presentimiento que tenía no se hiciera realidad, en su interior se encontraba angustiada porque algo malo le sucediese a Sophia si bien aunque fuese la reencarnación de Athena en ella veía algo único y especial que solamente encontraba en la familia.

por Paolo Mar Nov 09, 2010 8:21 am

Un leve viento soplaba y mi cabello se ondeaba, el dulce aroma a flores envolvía aquellos parajes y los pasos de mi corcel eran lentos, incluso si alguien corría podía aventajarme, pero solo mientras esperaba al señor Ioros, de pronto, sus palabras escuche, aceptaba mi custodia y de pronto apareció una dama, una belleza diferente y sin igual que se dirigió hacia el señor Ioros, me mantuve lejos, no podía escuchar nada, ni tampoco deseaba hacerlo, solo los veía allí luego vi sus labios moverse, era obvio que se conocían, pero aun ami me mantenía fuera de mi aquella joven te sin igual hermosura, por los dioses, parece un ángel, si fuese aquel ángel que trae con sigo la muerte con gusto la aceptaría en este instante, luego de unos instantes reaccione y escuche las palabras del señor Ioros, vi que el señor le extendió su mano y esta la acepto montándose en su caballo, si señor, ya podemos irnos, en cuanto lleguemos a los alrededores recojo de inmediato a una joven que el señor Fye también necesita y no abra mas demora, debo llevarlos a los dos, luego de decir aquellas palabras golpee con los pies al caballo y este comenzó su marcha a gran velocidad, espero no sea mucho prisa, dije mientras volteaba y continuaba mi camino en espera a que el señor Ioros me siguiese.

por Ioros Miér Nov 10, 2010 3:13 pm

Finalmente Enya decidió aceptar la invitación de Ioros y con un grácil movimiento subió a lomos del caballo quedando detrás del romano, empezó a mover el caballo dirigiendose de nuevo hacía Paolo que había estado esperando a una distancia respetuosa para que Ioros y Enya pudieran conversar a solas.Ioros observaba al joven sirviente estaba totalmente absorto con su nueva compañera de corto viaje:

-Paolo....... cuando dejes de babear, nos podemos poner en camino, pensaba que andabas con prisas.tambien escucho que tenía que recoger a cierta joven por el camino, peró tal y como le dijo anteriormente tanto él como la chica de pelo rosado tenían un mal presentimiento hacía cierta dirección así que se lo dejo bien claro al sirviente:

-Bien me parece bien tu encargo, continuaremos juntos el camino, peró no pienso esperarte en cuando tengas que pararte, cuando termines tu faena ya intentaras alcazarnos-girando la cabeza hacia su compañera- Enya....cojete fuerte pues no iremos despacio ya vamos con retraso...

Así que Ioros tras dar un golpe de riendas y un leve grito para acarrear el caballo puso dirección a la villa Mellitus, para confirmar lo peor y si fuera así proteger de nuevo a la joven Sophia, pues no toleraria que le pasara nada a esa alegre jovencita, el aire agitaba los largos cabellos del soldado, este esperaba que no molestaran demasiado a su paquete y ni siquiera se fijaba en la persona que había ido en su encuentro pues se daba cuenta que como más cerca estaban más oscuridad se notaba en el ambiente.

por Paolo Miér Nov 10, 2010 6:48 pm

el viento soplaba y con rapidez las palabras del señor Ioros no se hicieron esperar, sus palabras eran firmes, precisas y al grano, evite sonrojo ante las palabras dichas por el señor al ver mi reacción de asombro al ver a aquella joven de hermosura incomparable en aquellos lugares, la forma de su rostro, una sensualidad que no caia en lujuria era lo que me mantenía distraído, pero no duro mucho ya que las palabras de aquel hombre me habían hecho reaccionar. mi camino continuaba y en pocos segundos ambos me rebasaron, golpee con los pies a mi corcel, arre, arre, y aquel animal aligero su andar tan rápido que fue cuestión de segundos en alcanzar a aquellos que me acompañaban, señor Ioros me adelantare un poco para recoger a aquella joven que le dije y así llegar justo a tiempo con usted y la señorita que lo acompaña, luego de decir aquellas palabras hale las riendas que tenia entre mis manos y aquel corcel avanzo sin demora por aquellos caminos, dejando detrás mino solo una nube de polvo claro color café, el viento contra mi cara y el tiempo con contra de todo mi ser, pasaban los minutos y luego de un rato pude divisar la entrada de la villa, al entrar a una de las jóvenes que siempre esta por hay le pregunte: has visto a la joven de blanca tez, cabellos dorados que estaba hace no mucho por estos lares, si, se encuentra ya dentro de la villa, gracias, dije y sin demora di vuelta a mi corcel y sali a los caminos a esperar unos metros atras al señor Ioros y a su acompañante para guiarlos hacia el salon principal de la Villa

por Enya Miér Nov 10, 2010 11:00 pm

Se afirmo con delicadeza del torso del joven esperando a que este partiese, la voz del otro joven se hizo presente la cual Enya escuchó pacientemente ya que en parte tenía algo de relación con ella y a donde debía de ir porque al parecer era un trabajador de la villa, la lemuriana no se dio cuenta de que era observada por Paolo hasta que Ioros le menciono que dejara de babear, la joven lo miró curiosa un momento hasta que se dio cuenta del porque y bajo la cabeza ocultando el sonrojo que tenía en aquel momento, Ioros siguió hablando para luego decirle algo a Enya ella le miró y asintió con la cabeza, el golpe de las riendas hizo que se afirmara con un poco más de fuerza dejando la delicadeza del agarre atrás, el viento producto de la velocidad del caballo mecía sus largos cabellos rosa los cuales parecía que flotaban miro a los alrededores sin soltarse, la gente trabajando con tranquilidad la tierra sin saber que la aparente tranquilidad podría desaparecer de un momento a otro "Ojala la paz durase para siempre" pensó para si misma viendo la felicidad en el rostro de los niños que correteaban entre ellos jugando sin inmutarse de los problemas que tienen los adultos, la inocencia de la niñez una cosa única en aquel momento de la vida y que desaparecería al crecer cuando se dieran cuenta que nada era fácil ni gratis y que todo requería esfuerzo y trabajo, esos eran los pensamientos de la joven al mirar los alrededores.

por Samantha Jue Nov 11, 2010 5:19 pm

El viento que generaba tal velocidad del trotar, arremolinaba con desdén entre los cabellos cortos de la dama, aquella aun vestía elegantemente su ropajes de bodas, pero por la desesperación de saber y matar aquella duda, había olvidado por completo Samantha tomar alguna capucha, para así poder protegerse de su salud, sin embargo no le emporo, el frio podía ser contenido ente sus venas, pero la duda aquella duda embriagadora, nunca, la dama era demasiado impaciente, por lo que había decidido cortar las noches de bodas para poder apaciguar su malestar espiritual.

Ya ente el sendero que daba paso a las diferentes villas Samantha estaba, deteniendo el caballo por mero segundos, girando su rostro hacía la dirección donde estaba situada la Villa Crisadia, ladeando su cara y formando un gesto de dolor, aquella en silencio y a solas lloraba, pues su espíritu y corazón gritaba que regresara y así pasara sus últimos momentos con su amado, pero su parte lógica y traviesa, decía que fuera de una vez por todas a su antigua villa y defendiera su unión con Alucard de una vez por todas, haciendo callar la boca de su hermano mayor y la de mellizo, que lq había traicionado y ofendido, al grado de que Samantha se hizo prometer en silencio cobrase por tal situación, con la sangre de su hermano Richard.

Y cerrando sus ojos de nuevo hacia mover el caballo hacia la dirección donde estaba la Villa Adriana, ignorando los costados, aquellos que llenos de orquídeas estaba, pues no era momento de admirad tales bellezas, por una vez en su vida Samantha estaba decidida al terminal tal suplicio de la manera mas cruda y firme; mirando hacia el frente percataba que los pilastras de su antiguo hogar se levantaba no muy lejos esta hizo que dicho animal monumental acelerada el paso, para así, no perder mas el tiempo y llegar a su destino: Estar frente a frente con su hermano Solomon; mas sin embargo su corazón estaba algo resentido, gritando estridentemente por lo menos un beso de aquellos exquisito labios, un abrazo, una caricia… o un si se puede de parte de su marido… pero solo mutismo era lo que le acariciaba.

por Contenido patrocinado

Camino a las Villas

Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas

Re: Camino a las Villas