Camino a las Villas

por Sabii Mar Ago 03, 2010 5:57 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Luego de retirarme de los baños, en donde me habia encontrado con un joven de la alta sociedad, con el cual habiamos convenido vernos al dia siguiente, para que me ayudara a escalar posiciones sociales, y asi poder encontrar con mas facilidad a mis dos hermanos, que por el momento eran lo unico que me interesaba.
Ya era de noche, se me habia echo tarde caminando hacia la Villa, es que no podia dejar de pensar en lo ocurrido, me sentia muy feliz al saber que tendria una oportunidad, de parte de un gran señor.
Mientras caminaba, comenze a pensar en que traje me pondria para el dia de mañana, tendria que ser el mas sofisticado y hermoso, de seguro usaria mi vestido favorito, el cual era de un color lila con dos lineas echas con hilo de oro. Mientras pensaba en eso, tropece con una piedra y perdi el equilibrio, teniendo que sujetarme de un arbol. En ese momento estuve durante algunos minutos apreciando el paisaje, y aunque no se distinguia mucho, las estrellas iluminaban muy bien el lugar. Los campos eran abundantes, y tambien asi lo eran las flores, de las cuales habia una gran cantidad y de distintas especies.

-Que ganas de que mis hermanos vieran este hermoso paisaje junto a mi, me gustaria contarles tantas cosas. Y saber todo de ellos, espero se encuentren bien.

Suspire y segui caminando mas despacio, ya que al tropezarme me habia herido levemente el tobillo.

por Zarabia Miér Mayo 18, 2011 6:50 pm

La joven muchacha se acerco a mi en cuanto le dije que me gustaria ir con ella a eso mundo tan hermoso y que me hiciera prometer que me haria olvidar todo mi dolor. Cassie se me acerco, me sobrepasaba en altura, y me dio un caluroso abrazo en el que senti todo su alma llena de pasion y benevolencia, me inunde de esa sensacion y me agrado sentir algo tan agradable algo que nunca habia sentido desde la perdida de mi familia, me gusto.
Cassie cogio mi barbilla y la elevo hasta que nuestros ojos se miraran y con palabras dulces me prometio que desde aquel momento ya na da volveria a ser igual, entonces vi un pequeño resplandor emanar del cuerpo de Cassie, nos abrazamos y senti el calor de su cuerpo pero por encima de eso me llego la sensacion de algo mas intenso... QUE SERIA AQUELLO QUE SENTIA, ERA AL MISMO TIEMPO PODEROSO E INCLEMENTE
Senti como mi cuerpo se elevaba del suelo y como si algo o alguien me hiciera juntarme mas y mas al cuerpo de Cassie, la presion era soportable pero extraña para mi.
ENTONCES ES ASI COMO SE DESPLAZAN LOS DIOSES? COMO SERA ESE TEMPLO? SEGURO QUE ES TAN HERMOSO COMO EL MISMO OLIMPO...
Sumida en mis pensamientos... Desaparecimos...

por Gelum Jue Ago 04, 2011 9:15 pm

Capitulo II. ¿Arrepentimiento?

Todo había salido mal, desde el momento en que fye se estaba convirtiendo en algo que no era, no podía creer que el ya hubiese sido un dios, algo dentro, muy dentro de él, estaba convirtiéndolo en alguien no deseable, junto con sus demás soldados, que habían explotado casi todo aquel lugar, y por ello no era bueno quedarse más.

Solo sucedió, yo encaminado hacia la nada, había dado mi sentencia, quizás de muerte pero aun así no podía dejar de cuidar a mi hermana, ella lo había hecho antes conmigo y era ahora el tiempo de regresarle el favor. Aun era débil, pero con este poder podía cambiar todo, aun era escuálido, y mi armadura no me protegía del todo, y aun no cabía dentro de ella, pero aun así, tenía ya el espíritu de proteger a mi diosa pasara lo que pasara, ahí estaría junto con ella.

Camine hacia las escaleras, que a cada paso que daba, era como si nunca se terminaban, en verdad no quería irme, pero ya estaba tomada la decisión, por un momento dude, pero era más importante seguir adelante. Seguía en mi camino, mientras viejos recuerdos venían a mi mente, yo de niño jugueteando a los pies de Sophia, mientras que Fye solo observaba, desde niño había estado ahí, y ahora solo le gritaba en su cara, donde había quedado ese respeto que le tenía, en ese momento me odiaba a mí mismo, y aunque quisiera hacer todo bien, era ya tarde, habría fraccionado toda relación con el, hasta incluso me lo tenía advertido, sola la muerte me esperaría en su camino.

¡¡Porque,…porque!! Porque tuve que hacerlo, solo una ligera lágrima se asomaba ahora entre mis ojos, esta iba recorriendo toda mi mejilla derecha, hasta que mi mano pasó rápidamente en esta para borrar cualquier rastro. No debía llorar, no justo ahora cuando había presumido de mi hombría… Me desvanecí en el piso, cubierto ahora por ladrillos, estaba en una calzada, nadie estaba observando, y aun asi, me importaba muy poco….

Maldita sea… volví a murmurar, mientras que alzaba mi brazo para darle un golpe al suelo, primero fue un golpe, después los demás, que fueron a impactar directo, pero entonces no me daba cuenta de mis actos, posiblemente me hubiera roto un hueso, pero en ese caso, mi cosmos comenzaba a hacerse presente, y a cada golpe se iba fraccionando la calle, hasta que llego a un punto, en que mi puño agrieto por varios metros la calle, se fracciono al instante… con ello pude descansar, había logrado relajarme, pero ahora me levante, con más fuerza, para comenzar a caminar fuera de ese lugar, ya estaba decidido todo, y por ahora solo viviría para mi diosa.

por Fye Dom Sep 18, 2011 7:36 pm

Las ruedas del carruaje comenzaron a girar al fin, los caballos ya estaban trotando, al principio con lentitud, pero poco a poco la marcha cada vez se iba incrementando, y ya era hora, por que no veia la hora de llegar al fin a Roma. Debia encontrar pronto el templo de Abel, para terminar de despertar tanto al dios de la corona solar como a todos sus guerreros.

Me encontraba de brazos cruzados, con los ojos cerrados, con la espada apoyada perfectamente en el asiento de dentro del carruaje. Queria hablar con Alexandra que se encontraba a mi lado, pero antes, habia algo que estaba sintiendo no muy lejos, y cada vez se acercaba mas.

Al fin ha llegado..

Rompi el silencio para referirme a que Paolo habia llegado, no lo habia visto, pero si podia sentirlo a nuestro lado. Si miraramos por la ventana del carruaje podriamos verlo cabalgando en un cabello blanco al lado nuestra. Estaba seguro de eso, que si nos marchabamos, el nos encontraria. Asi que lo habia conseguido por el momento, el seguir con nosotros.

Bien, ya estamos todos, aunque, espera ver tambien a Armand por aqui.

Abri mi ojo para mirar a Alexandra, gire un poco mi cuerpo para ponerme mas de frente hacia ella. Ella era la mujer que mas tiempo me habia cuidado desde que me hice al cargo de la villa, conocia perfectamente mis gusto y todo lo que tenia que hacer para complacerme.

Dime Alexandra, estas segura lo que estas haciendo, el camino que vas a recorrer es algo serio, tendras que luchar, quitarle la vida a otras personas, incluso que puede que morir.

por Helena Mar Sep 20, 2011 2:31 pm

Con todo el trabajo del mundo, la mujer de los cabellos rubios al fin pudo controlar la marcha de los caballos y ahora sì estaba en facultades de poderle contestar a Paolo acerca de la burla que èl le habìa hecho cuando dijo qeu su amiga iba a robarle el corazòn de su amor platònico. Habìa que admitir que esa chica tenìa muchos puntos a favor en relaciòn con Fye, pero era cierto tambièn que Helena no estaba con aquella deidad por la posibilidad de que este la amase y le correspondiese en su amor, sino que estaba con èl por el simple de hecho de que para eso habìa nacido, asì que la respuesta que ella tenìa para Paolo era bastante cortante y hasta cierto punto daba una especie de sermòn para quien insinuaese lo contrario.

-Pues la verdad... Creo yo que eso te tiene màs preocupado a tì que a mi... Estoy acostumbrada a las rivales mujeres, pero no sabìa que tambièn debìa preocuparme de que mi compañero sea tambìen mi rival... Cosa bastante interesante debo decir... Y tengo que aclarar de que no estoy aquì por riñas de amor ni nada por el estilo, estoy en este lugar por servir a amo. No sè porquè motivos lo hagas tù, pero te pido que no me compares contigo... Yo tengo objetivos que van màs allà de eso.

Una vez dicho esto la joven puso una mirada seria y siguiò controlando la marcha de sus caballos, puesto que no podìa darse el lujo de perder el tiempo en discusiones tontas con su compañero y entendìa que una distracciòn como las que estaba teniendo podìa significar el desbocamiento de los caballos y por consiguente daños en carruaje de su superior. Claro que pensaba que ese propòsito de llevarse bien con todos los que estuviesen en su bando estaba alejàndose con tales contestaciones, pero no podìa tolerar que se le dijera eso sin que ella dejase claro el asunto.

por Alexandra Miér Sep 21, 2011 9:39 pm

El carruaje habia comenzado a avanzar, esto daba inicio a la larga travesia que realizarian hasta Grecia. Esto en verdad de entusiasmaba demasiado a la rubia, pues no solo acompañaria en el viaje a su amo, si no que al fin podria ver su verdadera forma, es decir, su verdadero espiritu, su alama. Ademas de que podria demostrarle su fidelidad a su amo Fye y dios Abel, pues para eso era que estaba ahi.

La dama se encontraba a lado de su amo, tan solo observandolo y esperando a que le dijese algo, sabia que en el viaje conversarian, pero estaba algo nerviosa, no lo sabia, pero asi se sentia asi. Fue entonces cuando se percato la chica de que el caballo de Paolo aparecia al lado del carruaje y se diriguia a la parte de enfernte, tal parecia que lo habia predispuesto su amo, al arrancar el viaje, como si supiese que Paolo les seguiria enseguida.

Al escuchar el nombre de Armand, su vista bajo un poco, pues al que consideraba como su hermano, su unico apoyo, no se encontraba ahi, tenia fe Alexandra en que mas tarde estuviera tambien con ellos, pues sabia que el podria ser un caballero tambien, lo anhelaba su corazon. Pero dejo su melancolia y tristeza para otro momento, pues vio como abria su ojo su amo y se acomodaba para quedar frente a ella, eso le emociono y reconforto, no sabia como, pero su amo ejercia una gran importancia que estaba dispuesta a todo por complacerlo y al escuchar su pregunta, como solia hacerlo le sonrio y le contesto

Amo, supongo que lo sabe que estoy mas que segura. Servirle es lo mejor que se hacer y si a usted lo complazco sirviendole y protegiendole, para mi seria un honor. No importa que tenga que hacer cosas que jamas he realizado, o morir, si usted lo ordena lo haré con gusto

por Invitado Miér Sep 28, 2011 6:08 pm

El camino a las villas pasaba por en medio del bosque al que Mac había llamado hogar, el camino era muy transitado, ya que era la entrada a las villas y aparte comunicaba con Grecia, sin embargó los comerciantes y viajeros tenían miedo de cruzar ese camino ya que era prácticamente un nido de ratas, si bien era cierto que Mac ya se había encargado de eliminar a algunos (y no con la intención de ayudar a los viajeros sino con la intención de robarles lo que habían robado ellos) el mismo se había convertido en un salteador de caminos, robando tanto mercancía como dinero e incluso algunas mujeres desprevenidas que había atacado y hombres que se resistían al asalto terminaban sus días en ese bosque finalmente habían agrandado las filas de victimas de Mac.
Una carreta se acercaba por el camino, y Mac al escucharlos relinchidos del caballo se preparo para el ataque, “ojala que sea un comerciante y traiga algo de comer” pensó Mac mientras subía de un solo salto a las ramas de un árbol y espero el momento justo para atacar. Cuando la carroza estuvo lo suficientemente cerca Mac salto justo en frente para bloquear el camino de esta –Si quieres vivir entrégame todo lo que traigas hay- , al sentir la poderosa cosmo energía del berserker el caballo se levanto sobre sus patas traseras y comenzó a relinchar como si quisiera ahuyentar a Mac y proteger a su amo, -Quien eres tu?- Pregunto el misterioso personaje mientras se levantaba de su asiento para poder ver a Mac, para acto seguido preguntar con toda serenidad –Y porque me has detenido-

por Helena Mar Oct 04, 2011 9:37 pm

Helena estaba feliz de estar llevando a su querido amo hacia el puerto en donde pronto tomarían el barco para ir a Grecia, porque después de todo el viaje tenía que ser llevado a cabo de inmediato de modo que las cosas para la llegada de su señor estuviesen de verdad listas. No había dudas de que Paolo la desconcentraba, es que con tanta tontería dicha por su parte, ella no dejaba de sentirse abrumada y más que todo no podía evitar molestarse por todo aquello.

Producto que aquellas distracciones que generaba Paolo cabalgando a su lado y aquel coraje que él había generado dentro de ella, la mujer de los cabellos rubios latigueó más a los caballos haciendo que estos corrieran con más rapidez y se desbocaran de manera irreversible. El susto que llenó el ser de la joven hizo que ella no pudiese hacer nada para poder detener aquella marcha frenética de aquellos animales. No había dudas de que por ese error ella terminase metida en líos con su amo y señor, puesto que este estaba dentro del carruaje y confiaba ciegamente en que ella iba guiarlo sano y salvo, cosa que no había pasado bajo ningún concepto.

-No puede ser... Estos caballos se desbocaron. El amo Fye va a decirme que me marche para siempre...¿Qué haré?- Helena pensaba esto mientras trataba en vano de controlar los caballos, pero se dio cuenta de que no podía hacerlo sola, por lo que en su último intento dijo a su compañero en voz alta y de muy mala gana:

-Paolo ayúdame si quieres que la vida de tu señor esté a salvo.- Ni bien Helena terminó de decir esto, los caballos relincharon fuerte y corrieron como locos hacia unos árboles haciendo que el carruaje chocase contra los mismos, de modo que este se volteó y Helena cayó al suelo viendo como los caballos corrían hacia los muelles que se veían un poco más lejos.

-Esto no es bueno... No llegamos y el carruaje acaba de romperse. El señor Fye me dirá cosas horribles.- Helena encogió sus piernas y ocultó la cabeza entre sus rodillas mientras pensaba que quizá no debió haber hecho un sorteo con su compañera, sino decirle a Alexandra que no sabía conducir carruaje y que lo mejor era que ella fuese adelante y que de paso la instruyese en esa actividad. Definitivamente ese no era el día de Helena, y al parecer tampoco había sido el de Fye, por lo que su miedo no hizo más que aumentar mientras esperaba la reacción de su amo y su compañera.

por Paolo Miér Oct 05, 2011 9:47 am

Paolo solamente escuchaba las palabras de su compañera mientras cabalgaba a su lado. EL joven que solo tenia en mente llevar a salvo a su amo hacia el puerto y luego acompañarlo a Grecia no decía nada, sentía el cálido viento que rosaba su cara y sus cabellos hasta que de pronto sintió aquello... un ajustar de los caballos que luego se desbocaron sin espera. Helena parecía no poder controlarlos y su cara se desencajaba, no parecía la calmada o furiosa Helena que Paolo había visto anteriormente. Paolo arrió fuertemente a su caballo y cuando estaba a punto de alcanzar el carruaje cuan este se dirigió a unos arboles y se choco contra estos.

El joven se acerco rápidamente y se bajo corriendo, se acerco a Helena. Helena... ¿estas bien?, se acerco a la joven que se encontraba ensimismada la tomo entre los brazos y la intento levantar, No soy tu rival, eso lo debes entender, no me gustan las riñas de amor y hacia el amo solo tengo apreciación por muchas cosas que hizo por mi, pero... Paolo tomo el rostro de Helena, solo hay un ser de estrenada belleza que me deslumbra, atrae, hace enfurecer y sus cabellos son de oro.

El cosmos de aquel guerrero y guardaespaldas de Fye se elevo de forma grandiosa y una armadura apareció frente a él, era la armadura de uno de los guerreros de Abel, al verla Paolo tubo una idea, Helena por una vez en tu vida quédate callada y déjame hablar a mi. Soltó suavemente a la joven y se acerco a la puerta del carruaje y lo abrió, Señor Fye, Alexandra, contéstenme,¿se encuentran bien?, luego de esas palabras el joven se quedo callado mirando el interior del carruaje esperando que le respondieran.

por Priscos Miér Oct 12, 2011 11:32 pm

Priscos Máximo Decimo Merodeo había salido de su hogar que se encontraba en la ciudad de Itaca una isla perteneciente a Grecia, debido a la influencia de sus familiares pero especialmente de su padre esta había conseguido un empleo muy bien remunerado como consejero espiritual en el senado del imperio romano, Había salido una semana antes de su Isla y había cruzado en balsa el mar mediterráneo para llegar a la provincia de Apulia para seguir su largo viaje en una carreta cargada de provisiones que le alcanzarían para lo largo del camino, cruzo Apulia y llego a Zamino otra provincia Romana que quedaba a tres días de viaje a Roma que cruzo mas rápido de lo que creía, Parecía que todo iba saliendo de maravilla ya que ningún percance lo había detenido hasta que llego al camino de las villas, era ya de noche y tanto el cómo su fiel caballo parecían estar agotados por el viaje que habían emprendido. Priscos sintió como una extrañan presencia maligna que lo asechaba, pero eso no iba hacer que se preocupara o al menos eso pensó para tranquilizarse cuando una sombra negra se postro frente a el deteniendo el andar de su caballo que de la sorpresa se había parado en dos patas y casi tiraba a Priscos de la carrosa, –Si quieres vivir entrégame todo lo que traigas hay- dijo el misterioso personaje -Quien eres tu?- pregunto priscos y al no obtener respuesta pregunto nuevamente –Y porque me has detenido? Que es lo que yo te he hecho para que me quieras asaltar-

por Invitado Miér Oct 12, 2011 11:52 pm

-Nada- contesto Mac pero dime que es lo que me impide hacerlo, a Mac no le importaba matar solo por matar y si el joven de la carreta se ponía de necio seguramente lo aria, El clima era algo tenso, el viento arrancaba las hojas que estaban pegadas al árbol y las mandaba contra aquellos dos jóvenes chocando contra estos de una forma tan suave, el frio era el menor de los problemas para el joven de la carreta pensó Mac pero había algo raro en aquel muchacho, parecía no estar asustado ni siquiera cuando le corto las riendas al caballo para que se fuera y dejara solo al muchacho sin oportunidad de escapar, y aumento más la sensación de rareza en Mac cuando noto que el caballo no se movía de su lugar sino al contrario se acerco mas a la carreta como si se sintiera protegido por el joven que era su amo.
El viento aumento más su intensidad y las hojas que habían resistido a la primera oleada que había sido muy leve cedieron sin oponer resistencia. Sin ninguna clase de aviso el misterioso joven soltó la rienda, que para ese entonces ya solo de sostenía de sus brazos y la dejo caer al suelo como si nada hubiera pasado, para acto seguido bajarse de su carreta, “Ya lo tengo” pensó Mac, pero por alguna extraña razón sentía algo raro en aquel joven, “Quizás ya lo he visto”, y se reprimió rápidamente al darse cuenta que eso era una tontería, nadie sentía esa extraña pero aterradora sensación al ver a alguna persona que ya había visto antes –Dime algo. Tú no eres de por aquí, verdad?-, pregunto Mac, pero al no obtener ninguna respuesta opto por repetir la misma pregunta, esperando esta vez obtener alguna respuesta.

por Priscos Jue Oct 13, 2011 9:33 pm

El misterioso joven le corto de alguna misteriosa forma las riendas con las que controlaba la dirección de su caballo que jalaba la carreta, Priscos se levanto de una forma tan tranquila para no incitar a la violencia a aquel misterioso personaje tal vez podía evitar un innecesario derramamiento de sangre pensó al recordar que traía una daga que le había obsequiado su padre antes de salir de su hogar para protegerse durante su viaje. Priscos soltó los pedazos de cuerda que aun tenía entre sus manos y se dispuso a bajarse del carruaje para intentar razonar con su atacante. –Dime algo. Tú no eres de por aquí, verdad?- Pregunto su atacante y priscos decidió no contestar mientras pensaba en alguna buena frase que le permitiera evitar aquella molesta situación que había llegado tan importunamente, volvió a hacer la misma pregunta, El viento estaba más fuerte de lo común arrancando las hojas que estaban solo unidas por un hilillo de su propia corteza.
-No, en realidad no soy de aquí, yo soy griego- dijo Priscos –Pero no es bueno buscar violencia, si me hubieras pedido amablemente tal vez te hubiera dado un poco de lo que traigo, dejame te cuento una historia.
El sol y el viento, para comprobar quién era más fuerte de los dos, se desafiaron para ver quién era capaz de quitar los vestidos al primero que pasara. El viento sopló con todas sus fuerzas pero cuanto más se esforzaba, el hombre se apretaba más a la ropa y además, al sentir frío, se echó por encima su abrigo. El sol no se esforzó demasiado: se limitó a lucir. El viajero, sudando, se quitó toda la ropa para correr a bañarse.- y complemento su historia con una moraleja.
-La persuasión es más eficaz que la violencia. -

por Invitado Vie Oct 14, 2011 7:36 pm

Mac quiso morderse como quien se siente frustrado por no causar el efecto deseado y se resigno a soportar el aburrido discurso del joven carretonero que por más que hubiera querido evitarlo no pudo, pero en fin una vez terminado su discurso que fue breve Mac opto por seguirle la corriente para ver hasta donde llegaba. Mac no había tenido la oportunidad de ver bien al carretonero hasta que este se bajo de su carreta, era un joven quizás mayor que él pero no por mucho y parecía de un aspecto inteligente, quizás la persona más inteligente con la que había tenido la oportunidad de tener una conversación ya que los anteriores solo se preocupaban por suplicar por sus vidas.
-Valla que bonita historia, jajajaja- dijo Mac con un gran aire de sarcasmos, que al parecer no le había afectado al carretonero – Pero no me la creo, yo no tendría la paciencia para estar esperando convencerte para que me dieras de lo que traes, mas fácil es robarte y luego tal vez matarte, si creo que eso sería lo mejor- Mac estaba perdiendo casi por completo el interés de matar al carretonero, así que decidió mejor marcharse, ya habría tiempo después de conseguir algo de comer, -Esta bien- Dijo Mac y se dio media vuelta, el suave viento le pego directamente en el rostro habiendo aun más fresca la noche de lo que ya era, voltio nuevamente a mirar hacia el carretonero y soltó una leve sonrisa y de un salto se perdió entre la maleza para después echar a correr, no por miedo sino porque aquel misterioso joven ya no tenía ninguna relevancia para el
Y era mejor buscar una presa en algún otro lugar, donde hubiera variedad de donde escoger.

por Fye Dom Oct 16, 2011 8:10 pm

Esperaba la respuesta de Alexandra, la cual fue muy favorable, pero tenia que tener claro, que esos tres que venian conmigo, nunca habian sido guerreros, nunca habian estado en una batalla real, cerca de la muerte, no tendria la sensacion que yo tuve cuando luche a muerte con Vergilius, ahi si que pense, que mi vida acabaria. Pero se veia decidida, mas debia esperar a que llegara el momento en que se pusieran ellos mismos a prueba.

De pronto el carruaje empezo cada vez a ir mas deprisa, aquello estaba siendo muy extraño, esa velocidad no era normal, el carruaje empezo a dar botes, como si se estuviera adentrando en un suelo que no era apropiado, hasta que de pronto senti un fuerte golpe....

Minutos mas tardes, todo estaba oscuro dentro del carruaje, y la luz entro cuando la puerta fue abierta por Paolo, dentro estaba Fye agarrando por el hombro a Alexandra y protegiendola del techo que carruaje que se habia hundido y casi los aplasta, con su mano habia conseguido detener el techo, con una fuerza sobrehumana.

Que demonios a ha pasado?

Dijo a Paolo muy seriamente, mientras soltaba a Alexandra la cual se aseguro que no tuviera ninguna herida, la habia protegido por que sino, lo mas probable, es que hubiera muerto en ese momento, y despues de las palabras que ella dijo, no podia permitir que no cumpliera con sus palabras.

por Priscos Lun Oct 17, 2011 6:23 pm

Una vez que ese agresivo personaje se retiro del camino priscos se sintió aliviado de no haber tenido La mala suerte de ser despojado de sus pertenencias que traía en la carreta. Se acerco a su caballo para acariciarle por el lomo y el cuello para tranquilizarlo y después recupero los trozos de lo que había sido su rienda y la amarro al otro trozo que aun permanecía amarrado en el bozal de aquel caballo negro, termino rápidamente de hacer los nudos y se dirigió de nuevo al asiento para ponerse en marcha y llegar a un lugar donde dormir, puesto que estaba a punto de anochecer y no quería encontrarse con otra persona como la que recién había conocido, asique subió su pie derecho y apoyándose con su mano izquierda sobre uno de los maderos que formaban aquella carreta hizo fuerza para subir su cuerpo nuevamente y luego sentarse.
Tuvo que recargarse un poco sobre sus rodillas para alcanzar la rienda y con una sola palabra nuevamente reanudo su camino pero esta vez tendría que tener más cuidado y ser tan fuerte como el poderoso Heracles, Mientras seguía su camino paso por su mente que su viaje había sido una pequeña gran hazaña como la emprendida por Odiseo, claro el no había enfrentado a los Ciclopes, ni alguna otra clase de monstruo mítico, pero su viaje si había sido agotador, como era posible que una persona de su clase viajara en una carreta de ese tipo, cuando el merecía viajar en una carrosa tapada, con asientos cómodos y con su propio chofer, el amaba a su caballo , pero e incluso gustaba de montarlo pero no por un tiempo tan prolongado como lo había sido ya aquel viaje

por Helena Jue Oct 20, 2011 4:41 pm

Helena palideció ante el escenario que veìa frente a ella. Comprendìa que estaba en un lìo al ver còmo habìan quedado los caballos y el carruaje con su señor dentro. Pensaba lo peor acerca del estado de su compañera y ya escuchaba por encima de su hombro la burla de su compañero Paolo; o por lo menos eso era lo que ella suponìa iba a escuchar, porque lejos de eso lo ùnico que escuchò fueuna gran cantidad de palabras amables que desconcertaron a la mujer.

Con algo de miedo se puso de pie mientras miraba a su alrededor como si estuviese perdida, estaba esperando el momento en que Abel saliera de aquel vehìculo furibundo hasta màs no poder para lanzarse contra ella y acabar con su vida de una vez, o por lo menos torturarla hasta que suplicase perdòn.

Pronto la voz de aquel hombre que era el dueño de la vida de esa amazona apareciò afuera del carruaje llevando consigo a su compañera, quien al parece rno habìa sufrido ni un tipo de rasguño al estar protegida con el poder de su superior. - Por lo menos ellos estàn bien...- `Pensò la mujer de los cabellos rubios mientras observaba a su compañero quien hablarìa por ella. Personalmente ella pensaba que no era bueno que alguien como su compañero encarase y enfrentase las cosas que ella había ocasionado, por lo que estaba planeando dejarlo hacer lo que quisiera, hasta que las cosas se pusieran feas; sólo cuanod ella viese que el podría salir mal parado en todo ese asunto, ella intervendría de forma que su compañero no se enojase por no seguir el plan.

-Esto no va a terminar bien... ¿Por qué no habré sido más cuidadosa con todo esto?- Dijo en voz baja la joven mientras miraba de reojo a su amo, quien no lucía para nada contento.

por Paolo Vie Oct 21, 2011 1:42 pm

Paolo se mantenía tranquilo, sereno, no podía salirse de su sitio y mucho menos para lo que le diría a su amo en cuanto este saliera del interior del carruaje. Por fin Paolo los pudo ver entre la luz que se colaba por las grietas que tenia en carruaje, ambos estaban bien, tanto Fye como Alexandra paresia estar sanos y balsos, pero cuando su amo salio no se veía nada tranquilo o feliz y era de esperarse. El joven guerrero miro a los ojos a su señor, escucho su duda y se arrodillo mirando a los suelos verdes de aquel lugar y luego de reojo observo la armadura que estaba a unos metros de él.

Mi señor discúlpeme, fue mi culpa, cuando veníamos, sentí una gran sensación y me concentre tanto que mis energías llamaron a la fuente de dicho sentir, la armadura de Mercurio.. mi armadura según parece y esto ahuyento a los caballos que terminaron desbocandoce, lo siento señor. Paolo asumía toda la culpa, el porque.. era un misterio, un secreto ademas podía soportar mas cualquier castigo impuesto por el amo.

Paolo volvió a agachar su rostro hacia el suelo, estaba disputo a soportar cualquier reproche, recriminación o golpe por parte de su amo, pues aquel accidente le hubiese podido costra la vida, pero para eso estaba Paolo, para servir a su señor, a su dios sin reproche y aceptar cualquier castigo que este dictaminara como propio. El viento cálido soplo y se encontraba en él una leve sensación salina, seguro el puerto no estaba lejos, sin embargo, aquel inconveniente los había atrasado y aun mas se atrasarían si Paolo era castigado en ese momento.

por Helena Lun Oct 31, 2011 4:22 pm

La joven de los cabellos rubios observó a su compañero mentir descaradamente frente a ella. Cierto era que ahora la armadura de Paolo estaba cerca de ellos, pero aún así el que el se hechase la culpa por aquellos sucesos era bastante incómodo puesto que fue ella quien perdió el control de su caballo. Fye como siempre estaba en su actitud reflexiva, puesto que estaba segura Helena, el necesitaba saber la verdad de los sucesos. Con la misma frialdad que mostraba durante las cacerías, la amazona de Abel avanzó unos pasos más, puesto que tenía que ver el momento justo para intervenir y desmentir a su amigo; es que no tenía deseos de que lo castigasen por su culpa, así que por mucho que este se lo hubiese pedido, si su amo planeaba castigarle duramente por aquel accidente, ella hablaría sin pensarlo dos veces.

-No puedo quedarme mirando cómo Paolo se hecha la culpa sobre los hombros... Sé que él me lo ha pedido. Debo quedarme callada mientras él arregla ese asunto; sin embargo no puedo dejar de pensar que eso es peor que traicionar mi palabra... ¿Qué clase de compañera sería si permito que se le castigue por algo que no hizo? - Helena pensaba esto mientras miraba de reojo a Fye, puesto que le gustaba mucho ese hombre y aunque estuviese molesto su figura le parecía en extremo tentadora y hermosa. Un suspiro poco sonoro y casi imperceptible salió de los labios de la amazona, quien ya sentía algo de impaciencia ante la espera por la respuesta de su amo, quien parecía estar pensándoselo demasiado antes de dar una respuesta, cosa que la empezaba a inquietar.

por Invitado Mar Nov 01, 2011 12:03 pm

Mac acababa de bajar del monte del Olimpo de donde se encontraba, después de haber despertado de su extendido sueño tras tantos intentos de renacer en cuerpos totalmente inútiles hasta que encontró el indicado.
Se encontraba nuevamente en el lugar que ya había considerado su hogar y ese lugar era el bosque que se encontraba justo por donde pasaba el camino que llegaba a las villas esperando alguna nueva idea para divertirse, llego al claro en el que siempre se quedaba desde el día que llego a Roma y decidió sentarse un poco para pensar cuál sería su siguiente movimiento “Parece que la próxima guerra santa ya está cerca , el señor Ares ya despertó por completo, eso indica que pronto gozaremos de gloriosas matanzas”, después de haber pensado eso se puso en pie y se llevo una mano a la cabeza como si quisiera rascarla a pesar de traer puesto el casco –primero necesito quitarme la armadura mientras no esté en combate, tratare de no llamar la atención- El ropaje sagrado de Apocalypce se separo del cuerpo de Mac y se volvió a armar sobre la roca en la cual Mac se encontraba sentado anteriormente, -Bien ya esta- dijo Mac para complementar después –Ahora ve al templo de las desgracias a descansar, cuando te requiera yo te llamare- dijo dirigiéndose a su armadura a lo cual esta reacciono elevándose por los cielos y desapareciendo de ese lugar, -Muy bien será mejor que me dirija a las villas para ver qué es lo que encuentro-, el camino estaba bastante cerca de ese lugar así que Mac no tardo en llegar a el y se dirijo hacia las villas

por Solomon Mar Nov 01, 2011 8:19 pm

Allí iba él, cruzando las escarchadas colinas que rodeaban a Roma, parecía un animal al movilizarse sobre sus pies y manos siempre manteniendo los ojos de color sangre directo al frente; ni rocas, ni animales fieros le detenian.

Aquel disco de plata parecía encantarlo dejando su conciencia en estado de sueño permanente, tal vez podría entender al día siguiente todo lo que vendría como una simple pesadilla. El aullido de los canes salvajes parecían sólo alentarle en su busqueda; su corazón seguía agitada y su boca sediente.

Pronto llegaría a un pequeña villa, perteneciente a una rama casi extinta de la casta de un viejo diputado muerto aquella noche de fuego en que el senado ardio. Solomon se detenía al oir pequeños cantos humanos venideros del gigantesco jardin cubierto por cientos de vid.

Era una doncella, tendría apenas catorceaños de edad, en la flor de su juventud. Parecía haberse levantado para deleitarse con la esplendida luz magica de la noche. Para su mala fortuna, un hombre con alma de bestia le veía atentamente desde los matorrales. Como un lobo salía de su escondite y a todo velocidad iria tras el cuello de la muchacha, la asfixia fulminante acabaría casi de inmediatio con la bella vida lista para florecer, ni tiempo dandole para gritar dejaba caer su blanca piel sobre la tierra humeda, pronto la sangre iria chorreando fomando un charco. Sobre aquella delicada figura estaría un hombre más parecido a un lobo delitandose con los borbotones de sangre que seguían saliendo interminablemente del cuello de la obcisa para luego comerse las partes más carnosas de su cuerpo.

El asesinato sería sin testigos, nadie supondria tamaña muerte de una esplendida jovencita, no luego del cumulo de tanta mala suerte.

Luego de haber saciado su sed, el predador se retiraria, poco antes de que la luna fuera ocultada por las nubes.

por Paolo Vie Nov 04, 2011 6:25 pm

La cálida brisa se tronaba fría como el castigo que podría recibir el joven Paolo quien permanecía hincado, con un brazo en su rodilla derecha y la mano izquierda empuñada y apoyada en los suelos verdes de aquel lugar. Su cosmos era pacifico, tranquilo casi que no se podía ni sentir pues estaba en una posición completa de tranquilidad y sus pensó, a la expectativa de la reacción que tendría su señor Fye luego de las palabras que había mencionado, sin embargo había algo que intranquilizaba su mente... Helena, sabia muy bien que era poco probable que la amazona se quedase callada, pero por el bien de los dos era mejor que ya no dijese nada y acatara lo que el joven le había pedido unos minutos atrás.

Paolo alcanzo a desviar un poco su mirada y se dio cuenta la postura de la joven de cabellos dorados quien a pesar de estar en una situación algo fuerte o delicada seguía teniendo ese rostro... un rostro de amor, de pasión, sin duda era transparente y se podía ver lo que sentía por Fye, o por lo menos para el joven Guerrero al servicio de Abel/Fye era evidente a simple vista. Sin darle mucha mas vueltas a las aptitudes que tomaba Helena ante la presencia del señor Fye, Paolo tomo un respiro y se atrevió a dirigir unas palabras a su señor.

Señor Fye, disculpe si le ofendo pero... ¿que piensa hacer?, le he dicho lo que a sucedido y espero su respuesta o sus acciones mi señor. Paolo lo decía mientras miraba de reojo a su señor y luego volvió a bajar su mirada hacia los verdes pastos esperando la reacción de su señor tanto a su primera como segunda intervención.

por Solomon Sáb Nov 05, 2011 9:17 pm

Ya habían pasado varias horas de su salida de palacio. Su semblante nunca se había mostrado más orgulloso, como no podría serlo si inspeccionaba gratamente las reconstrucciones en las diversas areás de la ciudad. Su paso por el coliseo y el mercado habúan sido breves no llevando juntos la mitad del tiempo transcurrido en el senado. Parecía haber puesto mucho enfasis en su completa reedificación.

Los pobladores lograron apreciarlo y saludarle con efusiva alegria pese a la congoja que aun guardaba la ciudad por lo sucedido apenas dos días atras. Pero aquella tristeza era apaciguada con la felicidad traida por la constante fluidez de obras en Roma, siendo pocas veces vista tanta actividad, la reconstrucción parecía ir viento en popa como si fuera magía.

El emperador siempre iba en un coche acompañado de su sequito de soldados y una que otra gente notable, absolutamente todos montados a caballo. Para el mediodía yacía satisfecho de su logro olivandose por completo del homicidio que habría cometido de ser cierto su sueño. Su rostro frio y esteril sin embargo no lo demostraba ni sutilmente.

Señor...preparamos para el regreso a palacio.

No general, iremos a Villa Adriana. Sólo diga a los arquitectos regresar a proseguir con sus labores.

El jefe de la pequeña milicia de inmediato dio media vuelta para dar las indicaciones respectivas a sus soldados. Así fue que rapidamente el grupo dirigido por el caballo monitor del general pusieron marcha hacía la villa. Los verdes campos aun emitian aquella misma vida que en el alma del emperador faltaba. Todo parecía ir en orden.

por Raider Sáb Nov 05, 2011 9:43 pm

Lo más inteligente luego de lo ocurrido en la Villa tanto con Sagitario como con el pequeño que se encontraba dando vueltas, era alejarse para luego seguir sus pasos. En ese lugar, con dos hombres que tenían un cosmo considerable, habría sido dificil enfrentarse.

Sarahissa no temía a una muerte por desventaja numerica, pero no era su decisión morir o no. Su orden era llevar el cuerpo de Sagitario para adornar los salones de la guerra con su sangre, y así se haría.

Decidió que la mejor estrategia entonces, sería esperar que salieran a la tura principal. Era el unico lugar por el cual podrían salir, ya que era cierto el dicho, todos los caminos salen de Roma. Tenían que volver a Roma para poder tomar algun camino a su destino, por lo cual, esperaría en los alrededores.

Se encontraba sentada en el tronco de un árbol caído, cuando de pronto escuchó pasos fuertes. Estaban lejanos, pero venían haciendo ruido a proposito.

<< Los hombres... nunca entienden que el ruido no intimida, sino que delata. >>

Sentada aún en el tronco, no vio necesidad de esconderse. Tenía su violín sobre las piernas y sólo observó mientras un gran grupo de soldados escortaba a un palaquín, en el cual seguramente estaba viajando alguien importante. Sarahissa no podía saberlo.... pero de pronto, el cosmo que sintió, esa pequeña escencia de la persona que iba sentada dentro del palaquín... ya la había sentido antes.

<< Poseidón... el asesino de Hellgorak. >>

Su compañero de entrenamiento había sido estupido y descuidado. Pero no había lugar en el mundo en donde la gloriosa cosmoenergía de ese ser de los mares no se hubiese sentido. Y ahora, aunque era levísimo, Latrivan volvía a sentirlo. Se le erizó la piel, pensando, que tal vez... ese sujeto pudiese sentirla, por lo cual aunque se había encargado desde su descenso a la tierra de ocultar de su cosmoenergía, se preocupó tanto, que incluso dejó de respirar con la esperanza de que pasara de largo. Despues de todo... Ares no la había autorizado para tratar con él, y no sabia si Poseidón estaba resentido con su señor despues del descuidado de Hellgorak.

por Solomon Dom Nov 06, 2011 10:53 am

Ese olor...

Menciono Solomon de forma tan natural que no sorprendería a nadie si le escuchase, cualquiera daría por hecho que se estaría refiriendo a la fragancia típica de las viñas. Pero el semblante frio de Solomon no demostraba agrado, para nada, todo lo contrario, yacía meditabundo e indeciso al sentir aquella sutil pestilencia.

Era el mismo olor que habían desplegado Hellgorack y Diva en su batalla o mucho antes en el senado. Era el acompañante de la guerra, el hedor del deseo de sangre. Sólo aquellos guerreros de Ares podrían ser las únicas criaturas vivientes con tal característica, para él le resultaba inconfundible pero de quien podría tratarse...

Mandando a llamar por medio de un centurión al jinete que piloteaba la diligencia le murmuro apenas las instrucciones que debía seguir. Algo atónito en un principio el general obedeció volviéndose a una distancia más próxima al palaquín. No transcurrió mucho tiempo para toparse en el camino con una extraña mujer cargando un objeto nunca antes visto, el color de su piel y cabellera la marcaban como extranjera, obviamente para el general era aquella doncella la que su emperador había advertido.

Sin miramientos avanzó al lado de su señor para informarle sobre la señorita.

Es una mujer, lleva un extraño color de melena y un artefacto desconocido en manos; al parecer es muy hermosa.

Lo último vino con algo de maña, tal vez creyendo las intenciones que todo hombre tendría al tener la buena suerte de encontrarse con tan bello regalo. Sin embargo Solomon permanecía impávido, imaginándose que podría hacer uno de esos guerreros a la deriva.

El palaquín transcurría normalmente cuando Solomon dio la señal al general de detener a la aparentemente inocente damisela.

Alto!!!

Marcó militarmente el líder del sequito haciendo de todos como buenos soldados detenerse en el acto. Dejando apenas a unos dos metros de distancia a la doncella del palaquin por el cual Solomon asomaba su careta de hierro.

¿Quién eres extranjera?

Pregunto complacientemente el general al constatar la belleza exótica de la mujer intentando adelantarse a las supuestas intenciones del emperador. No necesitaba acreditar más, su vestimenta sencillamente lo revelaba como figura de gran autoridad en Roma, aquello sería simple de saber para cualquiera.

por Raider Dom Nov 06, 2011 6:19 pm

Escondió sus manos tras de su espalda cuando se dio cuenta que un soldado se acercaba a ella. Fuera lo que fuera que portaba en sus manos ya estaba oculto y escondido. El violín aún permanecía en su regazo mientras esperaba que se acercara ese sujeto.

<< Lo sabe. Por eso ha detenido el palaquín. Lo sabe. >>

Su misión no nada tenía que ver con el dios del mar. Aún así, los otros bersekers habían levantado sus puños contra él, por lo cual, Latrivan no pudo evitar pensar que pasara lo que pasara, ella era una enemiga a los ojos de ese hombre dentro del palaquín. O tal vez, su cosmo lo sintiese tan insignificante que ni si quiera se molestara en bajarse personalmente del palaquín para hablarle. De cualquier forma, cuando el soldado preguntó el nombre de Latrivan, ella lo miró con frialdad. Pasaron algunos segundos, en absoluto silencio, mientras los soldados atras de el se movían de un lado a otro haciendo sonar el metal que portaban. Latrivan permanecía inmovil, silenciosa.

<< Podría huir, podría volver al Olimpo y esperar que Sagitario se aleje de Athena para matarlo. Pero... no puedo volver al Olimpo sin el cuerpo de ese hombre. Mi señor nunca me lo perdonaría y no podría vivir con tal deshonra. >>

Sus ojos bajaron a su regazo, miró el violín. No dijo nada. No tenía por qué responderle a un mero soldado.

por **Dados** Dom Nov 06, 2011 6:19 pm

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